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Micropigmentación

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La micropigmentación, es una especialidad enmarcada en el campo de
la estética cuyo fin es el de embellecer, corregir o mejorar determinados rasgos
de la anatomía corporal, tanto masculina como femenina.
El tratamiento consiste en la implantación de pigmentos a nivel epidérmico o
superficial para dotar de color y forma a diversas partes del cuerpo, siendo las
más habituales en el caso de las mujeres: ojos, labios, cejas y pecho.[1] En los
últimos años, cada vez se recurre más a la micropigmentación como tratamiento
correctivo para disimular imperfecciones como cicatrices, o bien, para camuflar
enfermedades que provocan la pérdida de pigmentación en la piel, como puede
suceder en el caso del vitíligo o despigmentación de la piel. Ésta forma de
maquillaje ha sido también una gran ayuda para personas con enfermedades o
tratamientos por los que se le cae el pelo. Se considera una técnica de maquillaje
permanente.

Tratamiento de micropigmentación de ojos.

La Sociedad de Profesionales en Delineado Permanente de los Estados Unidos


(SPCP) ha establecido que la micropigmentación es de hecho un tatuaje,
incluyendo la técnica de microblading[2]. La duración de la micropigmentación
puede variar, en función de la habilidad del artista para realizar una correcta
implantación, de la calidad del pigmento y del propio sistema inmunológico de la
persona.
El primer paso de un trabajo de micropigmentación consiste en la llamada prueba
de la alergia, en donde se evalúa si el paciente será apto para que se le realice un
tratamiento de micropigmentación.
Con objeto de adaptar el diseño al máximo posible a los rasgos corporales y
fisionómicos del paciente, es fundamental realizar una prueba de visagismo [3] o
diseño previo. En esta etapa, la técnico realiza un esbozo sobre el resultado final
del trabajo (en plantillas, máscaras, cabezas de maniquí, o en el propio paciente).
Esto permite que el paciente tenga unas expectativas reales sobre los efectos de
la micropigmentación en su caso particular. Lo ideal en la fase de diseño, es que
exista el mayor "feedback" posible entre el profesional y el paciente, con un
diálogo fluido en el que se intercambien opiniones que permitan personalizar el
tratamiento de micropigmentación al máximo.
Una vez acordado el diseño con el paciente, se procede a la realización del
tratamiento de micropigmentación. Durante el mismo, el paciente puede notar
sensaciones incómodas, especialmente si el trabajo es realizado en zonas
sensibles, como por ejemplo, los ojos.

Por último, después de haber transcurrido unas semanas tras el tratamiento, se


debe emplazar al paciente a una sesión de revisión o reconocimiento, en donde se
pueda evaluar si es necesario realizar un retoque sobre el trabajo inicial (lo cual
sucede en cerca del 90% de los tratamientos), y en caso afirmativo, se realizará
dicho retoque con el mayor nivel de detalle posible.[4]
CicatrizaciónEditar

Semana 1: En los primeros días se produce una intensidad de color y puede


experimentarse una leve inflamación en las primeras horas después del
tratamiento.

Semana 2: Se observa una reducción drástica en el color ya que la piel genera una
micro-costra que se cae y hace que el color no se vea.

Semana 3: Reparación total de la piel, el color sube

Semana 4: La piel termina el proceso de cicatrización y se hace el retoque para


reforzar el color.

Es importante saber que el color del primer día de tratamiento bajara hasta un
40% de intensidad al cicatrizar

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