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-Recuerda -dijo la voz-. Recuerda que siempre eres amado. Siempre estás protegido.

Nunca
estás solo. Tú también eres un ser de luz, de sabiduría y de amor. Y nunca serás olvidado. Nunca
se te ignorará. No eres tu cuerpo, no eres tu cerebro, ni siquiera eres tu mente. Eres espíri tu. Lo
único que debes hacer es conseguir que tu memoria vuelva a despertar, a recordar. El espíri tu no
tiene límites, ni los límites del cuerpo físico ni los del intelecto o la mente...
»A medida que la energía vibratoria del espíritu va disminuyendo para que pueda vivir expe-
riencias en ambientes más densos como vuestro plano tridimensional, el espíritu se va cristalizan-
do y se va transformando en cuerpos cada vez más densos. El nivel de mayor densidad equivale al
estado físico. En este estado, el ritmo vibratorio es el más lento, y el tiempo transcurre muy rápido,
porque está en relación inversamente proporcional al ritmo de la vibración. Conforme éste
aumenta, el tiempo transcurre más despacio. Esto explica por qué resulta difícil escoger el cuerpo
apropiado y el momento oportuno para regresar al estado físico: se debe a la irregularidad del
tiempo. Hay muchos niveles de conciencia y diferentes estados vibratorios. Pero no es primordial
que conozcáis todos los niveles.
»El primer nivel de los siete existentes es el más importante. Es fundamental que experimentéis
el primer plano en lugar de teorizar sobre los planos superiores. A la postre tendréis que
experimentarlos todos... Tu tarea es la de enseñar basándote en la experiencia. Selecciona todo lo
que es creencia y fe y transfórmalo en experiencia para que el aprendizaje sea completo, porque la
experiencia trasciende la creencia. Enséñales a experimentar. Acaba con sus miedos. Debes
enseñarles a amar y a ayudarse mutuamente. Esto implica el libre albedrío de los demás. Pero
trata de llegar a ello con amor. Extiéndeles una mano con compasión, para ayudarles. Esto es lo
que debéis hacer en vuestro plano.
»Los humanos siempre piensan que son los únicos seres del universo. Esto no es cierto. Hay
muchos mundos y muchas dimensiones; muchas, muchas más almas que recipientes físicos.
Además, el alma puede separarse en dos partes si lo desea y vivir más de una experiencia al
mismo tiempo. Esto es posible, pero se requiere un nivel de crecimiento que muchos todavía no
han alcanzado. Al final, veréis que sólo hay un alma, como una pirámide, y que toda experiencia se
comparte simultáneamente. Pero por ahora, no es así.
»Cuando mires a los ojos a otra persona, a cualquiera, y veas tu propia alma reflejada, entonces
sabrás que has alcanzado otro nivel de conciencia. En este sentido la reencarnación no existe,
porque todas las vidas y todas las experiencias son simultáneas. Pero, en el mundo tridimensional,
la reencarnación es tan real como el tiempo, las montañas o los océanos. Es una energía como
cualquier otra y su realidad depende de la energía de quien la percibe. Mientras una persona
perciba los cuerpos físicos y los objetos materiales, la reencarnación será real para ella. La energía
se compone de luz, amor y conocimiento. Aplicar con amor este conocimiento conduce a la
sabiduría... Actualmente existe una gran falta de sabiduría en vuestro plano.

«Todo es amor... todo es amor. Con el amor llega la comprensión. Con la comprensión llega la
paciencia. Y entonces el tiempo se detiene. Y todo es ahora.»

-El amor es la respuesta primordial. No es una abstracción, sino una energía real, o una gama de
energías, que tú mismo puedes crear y conservar dentro de tu ser. Se trata simplemente de amar.
Estás empezando a alcanzar a Dios dentro de ti. Siente el amor, y exprésalo

»El amor hace que el miedo se desvanezca. No puedes sentir ningún temor si sientes amor.
Como todo es energía y el amor abarca todas las energías, todo es amor. Ésta es la clave de la na -
turaleza de Dios.
»Cuando amas y no tienes miedo, eres capaz de perdonar. Puedes perdonar a los demás
y también perdonarte a ti mismo. Así empiezas a ver las cosas desde la perspectiva apropiada. El
sentimiento de culpabilidad y la rabia son reflejos del mismo temor. La culpa es una rabia sutil que
diriges hacia dentro. Perdonando disuelves la culpa y la ira, que son sentimientos innecesarios,
emociones nocivas. Perdona. Es un acto de amor.
»El orgullo es un obstáculo para el perdón, una manifestación del ego, que es el yo falso y
transitorio. Tú no eres tu cuerpo, ni tu cerebro, ni tu ego. Eres más poderoso que todos ellos.
Necesitas que tu ego sobreviva en el mundo tridimensional, pero sólo la parte que procesa in-
formación. El resto, el orgullo, la arrogancia, la desconfianza, el miedo, son sentimientos totalmente
innecesarios. Estos aspectos del ego te alejan de la sabiduría, de la felicidad y de Dios. Has de
trascender el ego y encontrar tu verdadero yo, que es permanente, la parte más profunda de ti, tu
parte sabia, llena de amor, la que te proporciona confianza y te da felicidad.
»Lo que creéis que es la realidad es una ilusión, y viceversa. La realidad es el reconocimiento de
vuestra inmortalidad, divinidad y eternidad. La ilusión es vuestro mundo tridimensional y transitorio.
Esta inversión de los términos es perjudicial para vosotros. Ansiáis la ilusión de la seguridad en
lugar de desear la seguridad de la sabiduría y el amor. Anheláis ser aceptados cuando, en realidad,
nunca podéis ser rechazados. El ego crea espejismos y encubre la verdad. Debéis disolverlo y
dejar que la verdad salga a la luz.
»Con el amor y la comprensión llega la perspectiva de la paciencia infinita. ¿De qué sirve tener
prisa? De todas maneras, aunque tú no lo veas así, el tiempo no existe. Cuando no vives en el
presente y te dejas absorber por el pasado Q te preocupas por el futuro, te apenas y te afliges a ti
mismo. El tiempo también es una ilusión. Incluso en el mundo tridimensional, el futuro es sólo un
sistema de probabilidades. Entonces, ¿por qué te preocupas?
. El amor es la terapia fundamental. Los terapeutas, los maestros y los gurús pueden ayudarte,
pero sólo durante un tiempo limitado. El camino verdadero es la introspección, y tarde o temprano
deberás recorrerlo sin ayuda de nadie. Aunque, en realidad, nunca estás solo.
»Los pensamientos crean la ilusión de la división y la diferencia. El ego la perpetúa y esta ilusión
conduce al miedo, la angustia y un profundo sufrimiento, que a su vez, producen rabia y violencia.
¿Cómo puede haber paz en el mundo cuando predominan estas caóticas emociones? Hay que
desenmarañadas, volver al origen del problema, a los pensamientos, a los viejos pensamientos.
Dejad de preocuparos y emplead vuestra sabiduría intuitiva para sentir el amor otra vez. Meditad.
Sed conscientes de que todo está entrelazado y relacionado entre sí. Concentraos en la unidad, no
en las diferencias. Fijaos en vuestro yo verdadero. Contemplad a Dios.
»La relación que mantienes contigo mismo es similar a la que mantienes con los demás. Has vi-
vido en muchas épocas y en distintos cuerpos. Por consiguiente, pregúntale a tu yo actual por qué
tiene tanto miedo. ¿Por qué te asusta correr riesgos razonables? ¿Acaso te preocupa tu repu tación
o lo que los demás piensen de ti? Estos miedos te condicionan desde la infancia o incluso desde
antes.
»Hazte estas preguntas: ¿Qué tengo que perder? ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? ¿Quiero
vivir el resto de mi vida en estas condiciones? Comparado con la muerte, ¿esto es tan arriesgado?
»Cuando te angustias, te sientes perdido dentro del ego, sin límites que te protejan. Se despierta
en ti un vago recuerdo de falta de amor, una herida en tu amor propio, una pérdida de paciencia y
de serenidad. Recuerda que nunca estás solo.
Muchos de mis pacientes reconocen a sus seres queridos así, sin más. Cuando recuerdan sus
vidas pasadas, miran a los ojos de su alma gemela y saben quién es. Sea en el cielo o en la tierra,
perciben una vibración o una energía característica de sus seres amados. Vislumbran la
personalidad más profunda que hay en su interior, y surge de ellos un conocimiento interno, que
proviene del corazón. Se produce una conexión. Puesto que los ojos del corazón son los primeros
que ven, las palabras no pueden transmitir por sí solas la seguridad del reconocimiento del alma.
No existe duda ni confusión. Aunque él cuerpo sea posiblemente muy diferente del actual, el alma
es la misma y se reconoce. Este reconocimiento es completo y queda fuera de toda duda.
Algunas veces el reconocimiento del alma puede tener lugar en la mente antes que en el co -
razón. Este tipo de reconocimiento suele producirse con bebés o niños pequeños que muestran
unas peculiaridades físicas o comportamientos muy concretos; pronuncian una palabra o una frase
e instantáneamente se reconoce en ellos a un padre, una madre o un abuelo queridos. Pueden
tener una cicatriz o marca de nacimiento idéntica a la de nuestro ser querido, o quizá nos cogen de
la mano o nos miran de la misma manera. El caso es que nosotros los reconocemos.
«¿ Me cogerías de la mano si te viera en el cielo? ¿Me ayudarías a ponerme de pie si te viera en
el cielo?»
En el cielo, un lugar que no requiere del cuerpo físico, el reconocimiento del alma puede pro-
ducirse a través de un conocimiento interior: una percepción de la energía, la luz o la vibración es-
pecífica del ser amado. Las sientes en el corazón. Se trata de una sabiduría intuitiva y profunda, y
entonces reconocemos a nuestros seres queridos de un modo completo e inmediato. Incluso pue-
den ayudamos

El conocimiento nos acerca a Dios, y después podemos descansar. Más tarde, regresamos para
enseñar y ayudar a los demás.»
El conocimiento sólo puede penetrar en las mentes abiertas.

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