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rechazar los cuidados en caso de cáncer, ya que es una enfermedad que conduce a una
decadencia lenta y progresiva de las fuerzas físicas, afecta a diferentes órganos vitales,
modifica la personalidad y produce debilitamiento intelectual, todo lo cual desemboca en
la muerte.
Ahora bien, existe un medio muy sencillo de hacerse cargo: abstenerse de consumir
bebidas alcohólicas.
BEBER
Ese camino de la libertad no es fácil, ya que el paciente debe hacer frente a todas las
frustraciones sin recurrir al ALIVIO inmediato que le aportaba el alcohol. Debe aprender a
vivir día a día para encontrar sentido a lo que está realizando, aumentando su tolerancia a
la frustración y desarrollando su capacidad de razonamiento y de dialogo para sustituir
por palabras y sus antiguos comportamientos. Es normal que no lo consiga a la primera: es
esencial que sepa aceptar sus re-alcoholizaciones y el hecho de que estas resulten
desalentadoras para el paciente y su familia. No obstante, debemos admitir que tomar de
nuevo alcohol quizá́ sea el menor de los males para un paciente que siente un sufrimiento
intolerable en esos momentos. Es pues esencial, no condenarlo a ese comportamiento,
sino intentar ver la parte sana de su personalidad, enmascarada tras las dificultades, y
acoger su sufrimiento sin dejarse seducir por él, porque quizá́ lo que busca es permiso
para seguir con sus alcoholizaciones cuando, de nuevo o todavía, esté bajo la influencia de
la dependencia psíquica. Frente a estos comportamientos, tanto el entorno del paciente
como los cuidadores pueden encontrarse frente a la paradoja de tener que reconocer el
sufrimiento del paciente tal y como se presenta en ese momento, y al mismo tiempo
mantenerse firmes sobre la conducta a adoptar, que es siempre el camino hacia la
abstinencia.
La vergüenza es un ESCOLLO que hay que considerar: es un gran obstáculo que impide que
el enfermo se encargue de si ́ mismo; es difícil para él reconocerse como dependiente del
alcohol; Como media, la enfermedad evoluciona a lo largo de 15 años antes de ser
detectada por un médico. Los pacientes y sus familias tienen mucha esperanza en “la cura
de desintoxicación”, ahora bien, no tiene nada de “mágico”. La vergüenza afecta tanto al
paciente como a su familia; es necesario aprender a vivir con esta enfermedad como con
cualquier otra enfermedad crónica. El antídoto contra la vergüenza es la palabra: es
necesario que el paciente precise su vivencia personal, incluso lo peor que hace, luego
hablarlo en el marco de una relación terapéutica, individual o de grupo. Esto requiere
valor: es una invitación a afrontar el problema movilizando los recursos positivos. Pero se
pretende huir de la vergüenza callando, y ese silencio es mortal ya que incita a la
repetición del repliegue sobre si ́ mismo y reactiva la alcoholización.
La palabra es, por otra parte, un medio terapéutico esencial. Gracias a la palabra, el
paciente toma conciencia de su problema, haciendo que la negación vaya RECULANDO
progresivamente. El paciente debe movilizar su voluntad de cambio: si LO que quiere es
entrar EN una nueva vida, en una nueva vida sin alcohol, no puede continuar repitiendo
sus alcoholizaciones pretendiendo “beneficiarse” de sus efectos sobre su psiquismo. En
ese camino, deberá́ hacer frente a una cierta soledad, viviendo frente a si ́ mismo. En
algunos momentos, encontrar las palabras que describan su vivencia supondrá́ un trabajo
ENCARNIZADO, especialmente cuando se sienta mal. Pero ES un trabajo que comporta
también la alegría de descubrir y encontrar sensaciones positivas y nuevas capacidades
insospechadas, que podrá́ desarrollar en su vida cotidiana concreta.
BEBER
Si ́…….el paciente puede siempre volver a beber, es libre… pero, ¿qué ganará con ello, qué
perderá́? Si se hace esta pregunta, está invitado a dialogar consigo mismo, considerando
los pros y los contras, para elegir a continuación la que LE PAREZCA mejor solución. En
ciertos momentos, este dialogo es un verdadero combate, sobre todo en las etapas de
DECEPCIÓN o FRAGILIDAD. Los pacientes salen REFORZADOS DE ESAS PRUEBAS CUANDO
DECIDEN ELEGIR SU NUEVA VIDA EN LUGAR DE ELEGIR LO FÁCIL, es decir, el alcohol. Es
de ese modo como el descubrimiento de su conciencia profunda supone UN gran apoyo. A
diferencia de la parte SOCIALIZADA de la conciencia, que pretende obligar al paciente a
actuar según la voluntad de los otros, la conciencia profunda lo introduce en el
DISCERNIMIENTO de la que será́ la mejor solución para él, invitándolo a no hacerse daño,
ensenándolo a caminar con paciencia pero intentando siempre dar un paso adelante.
Poco a poco, el paciente aprende a caminar siendo fiel a su conciencia profunda,
CONCEDIÉNDOSE el derecho de no ser “perfecto”, sino FALIBLE a veces, y continuar
avanzando por el largo camino de su propia liberación.
BEBER
Cariños