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SEDUCCIÓN GENERALIZADA (TEORÍA DE LA-)

Artículo escrito por Jean LAPLANCHE para:

MIJOLLA, Alain de —director—. Dictionnaire International de Psychanalyse.


Calmann-Lévy, Paris, 2002. pp.1554-1555.

Traducido por Mauricio FERNANDEZ —25 agosto 2005—.


Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia)

La teoría de la seducción restringida es elaborada por Freud en los años 1895-1897,


luego abandonada. Ella da cuenta de la génesis del inconsciente psicopatológico a
partir de un mecanismo complejo que pone en juego dos tiempos: una escena de
seducción del niño por un adulto, luego la reactivación "a posteriori " de esta escena.

Bajo el nombre de « teoría de la seducción generalizada », Jean Laplanche propuso


extender la teoría de la seducción freudiana a la génesis del inconsciente en general y
extender sus bases (primacía del mensaje enigmático del otro; teoría de la represión
como fracaso parcial de una traducción de este mensaje).

Se ha dicho y repetido sin cesar que Freud abandonó su primera teoría de las neurosis
e informó de esto a Wilhelm Fliess en su carta del 21 de septiembre de 1897. Las
resurgencias y los retoños de esta teoría son sin embargo frecuentes en su obra. Pero
posiblemente lo más asombroso, es que sobre esta teoría recayeron prohibición y
desconocimiento hasta 1964 (Laplanche J., Pontalis J.B ., 1964). Posteriormente,
cuando comenzó a suscitar un nuevo interés, éste no se puso en el funcionamiento tan
complejo descrito por Freud, sino en las anécdotas de atentados sexuales evidentes y
en la cuestión de saber si Freud había evitado, "reprimido", la realidad para refugiarse
en la hipótesis de una producción pura y simple de la fantasía (Masson J.M ., 1984).

La teoría de la seducción en Freud se sitúa únicamente en el dominio de las


psiconeurosis. Hasta podemos sospechar que Freud postula la existencia de un
inconsciente sólo entre los neuróticos, y que alimenta la esperanza de que la cura
finalmente pueda eliminar el inconsciente.

Su teoría quiere explicar la génesis del inconsciente por la represión, en el niño, de


reminiscencias de escenas sexuales vividas generalmente bajo la influencia de un
adulto. Ella pone en juego tres registros complementarios. El aspecto temporal de la
seducción es vinculado a la noción de a posteriori, la que subsistirá en el subsiguiente
pensamiento freudiano. Postula que nada se inscribe en el inconsciente humano, si no
es en la interrelación de por lo menos de dos acontecimientos separados uno del otro
por un tiempo de mutación; la cual permite reaccionar al recuerdo de la primera
experiencia de modo diferente que a la experiencia vivida. Dejado en espera, el primer
recuerdo se vuelve patógeno y traumatizante por su reviviscencia en el momento de
una segunda escena, que entra en resonancia asociativa con la primera.

El aspecto tópico pone en juego la teoría de un Yo en formación. Éste se acoraza


contra los ataques externos, pero no lo hace del lado interior. Entonces lo que lo ataca
en un segundo tiempo, no es un acontecimiento sino un recuerdo, contra el cual se
encuentra desarmado y contra el que no puede reaccionar sino por la represión.

Por último, un aspecto lingüístico de la teoría se halla esbozado, por la comparación


que Freud establece entre la barrera que separa los dos tiempos del trauma psíquico, y
una traducción o un defecto parcial de traducción (carta a Fliess del 6 de diciembre de
1896).

Vemos cuán insuficiente es una opinión que reduce la teoría de la seducción a la


afirmación simplista de que la seducción del niño por el adulto es generadora de
trastornos psíquicos. La primera teoría de Freud se teje, de manera apretada, con las
experiencias clínicas de este período.

Freud procedió, a finales del 1897, a una crítica sistemática de su teoría, que lo llevó a
abandonarla y a atribuir a los histéricos sus "fantasías de seducción", y a referir estas
últimas, en resumidas cuentas, a un determinismo filogenético.

La crítica de una teoría, su "falsificación", puede conducir a varias salidas. Ya sea a la


desestimación de ésta, o bien a su modificación parcial, o bien a un reexamem de sus
fundamentos. Una tal revisión de los fundamentos es lo que Jean Laplanche se propuso
con su " teoría de la seducción generalizada ». Por una parte, el inconsciente no podía
ser considerado solamente como patológico. Él hace parte de la condición humana. En
esta medida, no podemos reprochar a una teoría y a una práctica que no se permita
eliminarlo. Por otra parte, la relación adulto-niño debe ser considerada más allá de las
particularidades psicopatológicas que revelan a veces en tal relación un abuso sexual
pereverso; de modo general existe entre el chico y el adulto una esencial disimetría, que
halla su causa en el hecho de que en el adulto se ha constituido un inconsciente sexual
y que su modo de dirigirse al niño, en gestos o en palabras, está necesariamente
infiltrado por ese inconsciente. Por último, la teoría de la seducción generalizada
plantea poner en primer plano algunos elementos poco presentes en el pensamiento de
Freud: por una parte, la noción de mensaje, por otra parte, la prioridad del otro adulto en
el mensaje que recibe el niño, y finalmente, la noción de "traducción" que permite dar a
la represión un modelo menos mecanicista que el puro juego de fuerzas que es
propuesto en el pensamiento psicoanalítico clásico.

Bibliografía
Freud, S. (1896c) La etiología de la histeria
Freud, S. (1887-1902) Cartas a Fliess
Laplanche, J. (1987) Nuevos fundamentos para el psicoanálisis
Laplanche, J. & Pontalis, J.B. (1964) "Fantasía originaria, fantasías de los orígenes,
orígenes de la fantasía".

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