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Se restringe el alcance de las comparaciones y así se gana especificidad. Gran trabajo recopilando
evidencia empírica al hacer análisis comparado, y se puede recurrir a que es valido a nivel general
la conclusión y no por país particular (por si alguno critica el trabajo de uno). Entender que
indicador no es igual a realidad. Que la operacionalización de por ej. la izquierda, es de difícil
mesura. Cuestionar fialidad de la fuente de datos estadísticos para el estudio. Conclusión, empezó
con unidades de análisis globales y ahora es más regionalizado y resaltando la relevancia del
contexto. Incluso avanzando hacia lo mas detalloso, al haber técnicas que permiten cuantificar
variables cuali, y tener enorme cantidad de casos a testear.
¿Por qué comparar? Es un método de control de nuestras generalizaciones, pero también para
explicar, comprender, interpretar. En EEUU comparativista es el que estudia otro país, otro
sistema ajeno al americano, no al que compara entre países. Se busca comparar una cosa con la
otra para controlar lo que pasa, y se da por sobreentendido que no genera leyes, sino cuasileyes
con la lógica si pasa X e Y, entonces pasa A [-------- generalización provista de poder explicativo que
expresa una regularidad. Comparar sirve para controlar una cuasiley. “Las democracias son
sistemas propensos con el libre mercado” (¡se controla esta hipótesis comparando!) Debe haber
algo en común entre lo que se compara para ser factible.
Resumen Política Comparada – Cátedra Galván, Sardou, Fernández – Programa 2016
Bruno Caputo – Tomás Cueto
¿Qué es comparable? Entre iguales o totalmente distintas no tiene sentido comparar, pero si entre
distintos que compartan algunas características y otros que no compartan. Se puede clasificar en
clases mutuamente excluyentes, a menor cantidad de clases, más heterogénea la clase, a mayor
cantidad de clases, más homogéneo internamente. (ej. Dividir países entre 2 clases: monarquia y
democracia, hace compartir países como Venezuela y Suiza en una, si hacemos más clases, cada
una tendría mayor homogeneidad). Perro-Gato: Son errores que se cometen al comparar, hay 4:
Ej: Utiliza el término coaliciones a EEUU cuando el origen del termino es de un sistema
parlamentario.
2. Clasificación incorrecta: las barreras de las categorías no están bien plasmadas. Excluye
bajo 1 solo criterio. genera que se hagan clasificaciones dentro de esa definición y este
todo como una ramificación de errores.
3. Gradualismo: No hay puntos de división/corte, éstos son arbitrarios. Es cuando hay
dificultad para establecer los parámetros de análisis.
Ej: mas allá de ciertos indicadores, el término democracia puede ser muy abarcativo. Nosotros
establecemos los puntos de división entre democracia y autoritarismo.
4. Alargamiento de conceptos: forzar una interpretación para adaptarse a una cosa. Cuando
un concepto tan general, puede caer en falacia cuando es utilizado.
EJ: ideología.
¿Cómo comparar? 2 formas: por casos similares con alguna diferencia (la variable a analizar) o
casos diferentes con alguna similitud. Lo que comparten son variables que se presuponen que no
mutan (variables que no influyen y son iguales). entender que nada es determinístico y se busca la
probabilidad con cuasi-leyes. Con la lógica del Si… entonces… entendiendo desp del Si las
condiciones para que después del entonces se ponga la cuasi ley. A mas condiciones, menos
generalizable la cuasi ley.
Estudio de caso: utilizado para generar una hipótesis o testear una teoría general. Con esta
denominación, es similar al método comparado. Un solo caso no alcanza para confirmar una
generalización, ni para refutarla, aunque pueda reforzarla o debilitarla.
el control de hipótesis, pero mas fuerte contra el estudio de caso. Según Lijphart es el método
adecuado para investigaciones con escasos recursos. El comparado es típico de tener muchas
variables y bajo N de casos. En cuanto al gran numero de variables, podemos tomar casos
comparables donde hay muchas variables que no son centrales para el análisis, teniéndolas bajo
control; o difieren algunas variables centrales, y se centra la investigación en eso. Tambien pueden
reducirse las variables combinándolas entre si, o haciendo una teoría que justifique enfocarse en
pocas variables para explicar tal hipótesis. FALTA
Características de una democracia: Formular y manifestar preferencias, y recibir igual trato por
parte del gobierno en la ponderación de las preferencias (dentro de esto: libertad de asociación,
de voto, de expresión, etc.)
Cómo hablar de transiciones a democracias. Primero conceptualiza los regímenes, según dos
variables: Representación (por participación) y Liberalización (por debate público). El máximo nivel
debería ser democracia, pero lo ve como un utópico, por lo que lo más parecido es una poliarquía.
En extremo de Representación pero 0 de liberalización encuentra Hegemonías representativas. En
extremo de liberalización pero 0 de Representación encuentra Oligarquia Competitiva. En 0 de
ambos, Hegemonía Cerrada. En el medio esta la mayoría de casos, pero no se nombra cada uno
por sus especificas particularidades que haría miles de clasificaciones. Si a cual se acerca más.
Su estudio pondera más la variable debate público para clasificar los casos. Más cercano a la
poliarquía, más hay que considerar las preferencias de los grupos e individuos para gobernar. Para
el gobierno, trae nuevas posibles conflictos, y su posible destitución del cargo. A más profundo el
conflicto entre gobierno y oposición, más posible que se le niegue al otro la participación efectiva
del ejercicio del poder político. Al subir el precio de la represión sobre el de la tolerancia, más
competitivo un régimen. A mas caro suprimir la opo, más la tolerará.
Se daba por hecho inmutable ciertas características de la poliarquía, como el debate público o
el voto, por lo que las duras criticas que se vio sometido por ej el parlamentarismo italiano por
Croce o Mosca, y viendo con buenos ojos el naciente fascismo se explica. Pero después se dieron
cuenta que no eran atributos inembargables, y empezaron a apoyar las poliarquías. La
participación a cargos públicos, su ampliación, hace participar a representantes de distintas clases
anteriormente no representadas. Al incluir grupos, cambian los discursos, ideologias, propuestas
de los políticos para atraer a esos grupos y tener mayor apoyo, y además aparecen más cantidad
de partidos. En los regimenes no poliárquicos, se suelen generar coacciones hacia la población
(que pueden esclavizar o asesinar) para obtener resultados precisos. En cambio, en las poliarquías
se requiere de consenso y quizá es más dificultoso obtener un resultado esperado por el gobierno.
Seguridad mutua entre gobierno y oposición para regirse bajo poliarquía y no buscar cambio de
régimen.
Esta evolución pasiva del 1.A y 2.A da mayor estabilidad hacia la poliarquía al traspasarse la
legitimidad de manera pacífica de una elite a otra.
En conclusión, al no haber legitimidad para la 1.C (conquistar y liberar) o 2.B al no haber más
colonias, queda más que nada posible la evolución y la 1. B., o sea evolución o revolución. Las
poliarquías estables en general son aquellas que nacen de un proceso largo de evolución y no
por el derrocamiento revolucionario. La duración de la instauración de una poliarquía puede
afianzarse y acortarse con un sistema de seguridad mutua.
representativas por individuos (y no las masas). Los individuos no actúan directamente en defensa
de sus intereses, sino que la delegan. La mayoría de los intereses están representados de manera
coercitiva y monopólica (esto es así porque la institución puede coercionar sancionando a los
individuos o subgrupos que promuevan su propio interés a expensas del interés colectivo)
La democracia no está integrada por individuos que actúan libremente, sino por organizaciones
colectivas capaces de coercionar a aquellos cuyos intereses representan. Es un sistema de
resultados abiertos regulados o incertidumbre organizada, no se sabe quién ganará, pero si que
pasa si ganas o si pierdes. La incertidumbre, la posibilidad de ganar, es lo que incentiva a los
distintos partidos al juego político de la competencia. La democracia es un sistema de acción
estratégica descentralizada, al ser ineludiblemente local. La sumatoria de esas acciones
descentralizadas da el resultado nacional. La democracia representativa es gobernada por
producto de negociaciones entre dirigentes de las fuerzas políticas, más que una absoluta
deliberación universal de los votantes, por lo que uno vota las opciones que se pre-arreglan antes
de la elección. El papel de las elecciones, pasa a ser de ratificar esos acuerdos o no. La
democratización consiste en someter todos los intereses a la competencia, en la
institucionalización de la incertidumbre. Es transferir el poder de un grupo de personas a un grupo
de normas.
Estudia la relación entre crecimiento económico y régimen político con dos preguntas:
El estudio toma 135 países, evitando los mayores productores de petróleo, entre 1950 y
1990/1999. Primero conceptualiza democracia como un régimen electoralista, donde quien
gobierna se define por las elecciones. La dictadura sería lo que no tiene elecciones. Idea general de
que país pobre=dictadura y país rico=democracia. De los 135 paises, lo que sucedió fue lo
siguiente: 44 fueron dictaduras, 34 fueron democracia, 39 tuvieron 1 transición: 2 de demo a
dicta, 27 de dictadura a democracia. 12 tuvieron 2 transiciones, 5 tuvieron 3 transiciones, 5
tuvieron 4, 3 tuvieron 5, 2 tuvieron 6 y Argentina tuvo 8.
La democracia es mas probable de nacer en países de mediano ingreso, mientras que las
dictaduras en países de bajo ingreso. En los de alto ingreso, la democracia. Pero la mejora
económica no alimenta la democracia. Por ejemplo, si una dictadura mejora económicamente el
país, es poco probable que una democracia la reemplace.
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La sobrevivencia de una democracia ante situaciones críticas estaría correlacionada por el nivel de
desarrollo del país, mesurado por el ingreso per cápita. A mayor ingreso per cápita, mayor la
duración de una democracia. El nivel de educación también sube la posibilidad de que una
democracia sobreviva. Más distribución del ingreso también significa más probabilidad de que una
democracia sobreviva en una crisis. En una democracia, mientras ninguna fuerza domine
políticamente al Estado, es más propensa a sobrevivir. La incidencia de la religión en la durabilidad
no está muy clara, se decía que el protestantismo era clave (según Weber) y el Islam,
confusionismo y catolicismo eran antidemocráticos, pero en los datos los países con mayoría
católica son propensos a ser democráticos. No influye si fue colonia, sea parlamentarismo o
presidencialismo, pero lo vital para el autor, la economía. Al haber riqueza, en las democracias hay
mas que perder que en las dictaduras, por lo que acatar las reglas de la democracia es una forma
de rechazar el riesgo de perderlo todo, mientras que en las dictaduras al estar casi todos en la
miseria, vale la pena el riesgo de derrocar al gobierno. Sostiene que hay una especie de límite en el
ingreso per cápita, el cual si se reduce, es propenso que la democracia entre en crisis y surjan
grupos antidemocráticos. La posibilidad de ganar a futuro hace que un partido respete las
elecciones, pero incluso si sabe que jamás ganaría, tendría mucho que perder si va en contra del
sistema democrático, por lo que acepta su destino. Pero la distribución electoral genera incentivos
para los perdedores, al poder tener cierta cuota de poder. La teoría no es que la democracia nace
por desarrollo económico, sino que al haber desarrollo económico, son más propensas a
sobrevivir. Cómo aparece la democracia tiene múltiples causas, pero cómo se mantiene, es
primordialmente por el ingreso per cápita y por instituciones políticas.
Países pobres con democracia, tienden a subir mucho el consumo sin importar la inversión, lo que
evita que crezca allí la economía. Clases bajas copan sindicatos y partidos laboristas, presionando
su agenda y evitando así la inversión al ser primordial el consumo inmediato. En dictaduras puede
haber mayor crecimiento productivo de un sector (al no haber derechos ni trabas contra la
voluntad del régimen) pero la eficiencia es mayor en las democracias, el uso de los factores
racionalmente. La tasa de crecimiento es similar en ambos regímenes. Pero al final tienen similar
inversión, no cambia por el régimen según estudio, pero si crece más rápido la clase laboral en las
dictaduras. Hay más productividad de los factores en las democracias, pero la elasticidad del
capital es más alta en las dictaduras, y la elasticidad laboral es más alta en las democracias. Las
democracias se benefician más de técnicas de progreso, y son más efectivas laboralmente, pero
las dictaduras usan más eficientemente el stock de capital fijo. Pero la diferencia está en lo per
cápita. En la dictadura, en 35 años se duplica el ingreso per cápita, y en las democracias en 28
años. La clase obrera en las dictaduras se explota y se usa más ineficientemente, se les paga
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menos y crece más rápido que en la democracia, lo que aumenta la brecha de ingreso per cápita
entre dictadura y democracia. Hay mayores conflictos en las democracias (huelgas, cambio de
líderes, etc.) pero no cambian al crecimiento; en cambio en las dictaduras, un conflicto cambia
fuertemente las expectativas (protestas es señal de dictadura que pierde legitimidad y asi caen
expectativas de estabilidad, en democracia es señal de libre discurso, no siempre es golpista como
en las dictaduras la protesta). El mismo fenómeno político tiene distintos significados según el
régimen, por lo que los actores económicos reaccionan distinto.
El crecimiento poblacional es mayor en las dictaduras. Hay mayor tasa de mortalidad de todo tipo
en las dictaduras que en las democracias (y tiene mayor expectativa de vida), pero la tasa de
nacimientos en las dictaduras es mucho más superior.
Conclusión
Hay diferencia entre los tipos de autoritarismos, por lo que la transición hacia la democracia tiene
distintas explicaciones en cada uno. Clasifica al autoritarismo en:
La mayoría de los regímenes autoritarios son construidos por golpes militares, o la eliminación de
la competencia por un partido que va ganando las elecciones (chavismo). Una vez que un régimen
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militar o partido único toma el poder, en los primeros meses se ve como luchan por el poder
figuras prominentes, hasta que una se impone y domina, si éste encima domina el grupo y no deja
que la influencia de sus cercanos crezca, se etiqueta como régimen personalista. Incluso en golpes,
los militares pueden generar arreglos institucionales para evitar personalismos y que sea
consultada la cúpula militar en las decisiones. En general se busca un líder que no sea carismático
y sea propenso a respetar las instituciones, con el fin de que no sea un régimen personalista. Pero
no siempre funciona, obviamente. La clasificación de estos autoritarismos se basa en el control
sobre el poder y la influencia, más que en criterios institucionales formales.
La diferencia principal entre militar/partido único y personalismo, es que en el primero hay algún
grupo con influencia en las decisiones y eligen al sucesor. Pocos regímenes militares se mantienen
así y no mutan en personalismos (Brasil 1964-1985; Salvador 1948-1984). En general arrancan
como militares, hasta que se consolida el poder de un solo militar y empieza a marginalizar el
poder de otros oficiales. Serian personalismos aunque el líder sea militar (Ej Trujillo en dominicana
1930-1961), como extremos pasos de militar a personalismo, y otros caen en grises como con
Pinochet, donde los militares mantenían cierta influencia independiente de poder. De partido
único el PRI, partidos leninistas en el este de Europa, etc.
El régimen militar no es igual a los otros dos, ya que prima su interés corporativo más que la
búsqueda de mantenerse en el poder. Hay regímenes militares que incentiva la riqueza en la
carrera militar, pero en general las masas militares quieren quedarse en sus cuarteles. El incentivo
para sumarse a un golpe es porque su institución está en peligro, o para defender sus intereses
como corporación, la defensa de la integridad territorial y la integridad nacional. Buscan
autonomía del control civil, armamento actualizado, y algunos pocos buscan gobernar. Su mayor
terror es una guerra civil, por lo que su mayor preocupación es unirse si se unen muchos a un
golpe.
Graficado en la teoría de los juegos como el dilema del prisionero, hay dos posturas y dos grupos
en los militares ante un golpe: facción mayoritaria y minoritaria; intervenir o quedarse en el
cuartel.
Ambos deben cooperar en el golpe o mantenerse en el cuartel para no salir perjudicado uno.
Cuando hay amplio consenso de hacer golpe, y el sistema político lo hace permisible, se hace
mucha consulta entre oficiales y se busca total consenso, haciéndose acuerdos para rotarse en el
poder (Brasil 1964; Argentina 1976). Incluso si la minoría lo mantiene en secreto, y logra tomar
instituciones estratégicas (palacio presidencial, medios, etc) puede generar el apoyo de la mayoría
militar (es la estrategia más común).
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En el partido único, los cuadros políticos buscan estar en el poder para: hacer política pública, para
tener poder, o para tener acceso a enriquecimiento ilícito. Misma teoría del juego, pero con
facción mayoritaria del líder y minoritarias rivales. Todos tienen beneficios al ser del partido, pero
quizá pierden influencia en las políticas públicas. El partido único tiene una lógica de incluir más
que de excluir, solo se sale uno si una situación exógena sube los costos y baja beneficios de la
cooperación entre ellos.
En los personalismos, los intereses del círculo íntimo del líder son más fluidos y difíciles de
identificar que los del partido único o los militares. En general pertenecen a su círculo de amistad,
familiares o aliados. Se pueden generar facciones rivales, pero en tiempos comunes es más común
apoyar al líder. En general sus seguidores viven del Estado, por lo que sus opciones de una
transición son escasas, es preferible hundirse con el régimen de caer. Estar en contra del líder en
general es sufrir de pobreza, encarcelación, exilio, asesinato, etc. Excluir a la minoría es
beneficiosa para la mayoría, y se gana dinero en más cantidad al no incluir a tantos como el
partido único. Ser menos robando evita que se destruya demasiado la economía, y asi que el
régimen sobreviva. A pesar de estas diferencias, la lógica es parecida a la del partido único:
ninguna facción dejaría voluntariamente el gobierno (como si el militar al alcanzarse la “paz
interior” o la seguridad de su corporación).
Si la división de la cúpula militar se ve inminente, muchos volverían a sus cuarteles. Para los
militares, hay vida después de conducir el Estado, incluso manteniendo su status, o aumentando
su salario por gobiernos de transición temerosos de la corporación militar. En contraste, los
partidos únicos y personalismos también compiten, pero los beneficios de cooperar son enormes
para seguir el apoyo al gobierno. Hay conflictos, pero a excepción de hechos extraordinarios, los
cuadros quieren mantenerse en el poder. Durante luchas por el liderazgo, los cuadros esperan a
ver quien gana, y apoyar. Así, la lucha por el liderazgo en el partido único, no resulta generalmente
en una transición como pasa en el régimen militar. En orden de duración: militar, personalista y
partido único.
Hay 3 características que hacen que el personalismo sea más débil que el partido único:
El partido único atrae a más ciudadanos, al controlar las oportunidades laborales, educativas, y de
los marginados al poder darles alguna oportunidad de vivir mejor (campesinos, clases bajas). Sin
variables exógenas, son más propensos a tener menor oposición que los otros regímenes. Su
institución permite sumar a más gente, sin disputarse su dominancia en el sistema político. Suelen
abrir canales para que la oposición participe en elecciones libres, pero les ponen trabas para que
nunca lleguen al poder. Al haber problemas, el militar se divide, el personalismo se cierra en su
circulo, y el partido trata de incluir al que critica, por lo que un derrocamiento violento es más
propenso en un personalismo. Los típicos finales del personalismo, que no son comunes a los dos
otros, son: golpe, insurgencia, asesinato, manifestaciones populares o invasiones.
Las crisis económicas amenazan a todo régimen, incluso el democrático. Pero ésta variable es más
fuerte en los militares, al traer divisiones internas rápidamente. El que más aguanta las crisis es el
partido único. Las transiciones más ordenadas las dan los militares, negociando con el gobierno
que viene amnistías o algunos beneficios para ellos. Los pactos son pocos comunes en general
igual, al no haber mucha tradición democrática en estos países para mantenerlos. Las transiciones
del personalismo son caóticas y pocos casos terminan en democracias duraderas. Pero estas
negociaciones pierden fuerza una vez que dejan el poder, y pocas veces tienen capacidad de
hacerlas efectivas al dejar el poder (los militares si tienen poder de alzarse ante incumplimiento, y
los partido único/personalismo si tienen apoyo popular para respaldar sus victorias en la
negociación de la transición). Por mas que busquen excluir algunos grupos, una vez que la
democracia se instaura, pueden cambiar las reglas y quitar eso que se negocio con los autoritarios.
Una variable exógena (external shocks) que erosiona el poder de los autoritarismos como una
crisis económica que provenga de afuera, lo cual limite la capacidad de repartir beneficios
económicos a sus seguidores, y debilite su capacidad de coercionar a los que se les opongan. Ej:
crisis del petróleo, de la deuda, etc. Liberalización impuesta por FMI por ej hace que se pierdan
muchos chanchuyos que se tenían con empresas estatales, y así se pierde apoyo al régimen.
Presion externa y reformas que cortan beneficios de cuadros del régimen lo debilitaron. Otros
caen por la caída de la Union soviética que los ayudaban militar y económicamente a subsistir. El
más estable en conclusión, el partido único. El militar busca negociar la transición; el personalismo
a muerte hasta ser derrocado o muerte del líder; el partido único, como el militar, tienen vida al
haber cambio de régimen, y prefieren democracia a otro tipo de régimen (militar o personalista).
Al pasar a una democracia, el partido sigue existiendo y siendo fuerte en general (Mexico).
Muchos partidos únicos solo dan algunos beneficios a la oposición, para satisfacer a la presión
internacional, sin dejar el control gubernamental o los recursos.
líder, o un grupo, que ejerza el poder dentro de los límites formalmente mal definidos, pero
previsibles (Definición por Linz).
La coalición es más amplia mientras más incluya, y más chica si una ideología la domina. El líder es
clave, sirve de mediador entre las ramas de la coalición, privilegia algunos intereses sobre otros, y
subordina al poder otros intereses, manteniéndolos ligados a su estrategia (por fidelidad personal,
promesas, coerción, etc). La coalición es dominante por sus recursos coercitivos, de influencia,
status, y es dominante ante todo en la instauración del régimen. La coalición puede modificarse en
el transcurso de su existencia, subiendo el poder de algunos grupos y excluyéndose otros. Algunos
autoritarismos se basan en la ideología como legitimación del régimen y lograr conciliar diferentes
intereses. Pueden ser valores como la patria, el orden, etc. En totalitarios es mucho más elaborada
la ideología. La institucionalización que genera el autoritarismo se puede ver en por ejemplo un
partido único, sindicatos verticales, representaciones corporativas, sistemas electorales
particulares, y demás órganos.
Mediante las 5 variables mencionadas sobre autoritarismo, se pueden generar varios modelos de
regímenes no democráticos. Los polos opuestos serian el autoritarismo perfecto (acentuado
pluralismo con actores relevantes; ausencia de ideologías y casi inexistencia de justificación del
régimen; falta de movilización y participación; escasa estructuración distintiva del régimen) El polo
opuesto sería el totalitarismo (y todo lo demás contrario, con partido único dominante). En el
autoritarismo hay cierto lugar para la oposición, por ser un pluralismo, aunque al final sean
reprimidos, a diferencia del totalitarismo que está totalmente prohibida. Ejercen el poder de
manera discrecional, a diferencia de las democracias. Se destaca el personalismo del líder, su
carisma, o de un pequeño grupo que dirige al Estado. La coalición dominante abarca actores
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institucionales (militares, burocracia, etc) y/o políticos (partidos, sindicatos) y/o socio-económicos
(terratenientes, industriales, etc). La vinculación entre el líder y ellos es importante. Puede que no
tenga ideología, pero existen algunos valores que sostienen al régimen, pueden ser tradicionales o
modernos. La ideología y la coalición dominante le darán contenido y sentido a la participación
inducida (movilizaciones), controlada o limitada (caso más frecuente en autoritarismos).
Subtipos de autoritarismos:
Regímenes militares: La corporación militar, los altos grados, dominan este régimen. Nace de un
golpe de Estado o una intervención más sencilla sin tanto uso de fuerza. En cuanto a lo ideológico,
apelan al interés nacional, seguridad, orden, o a ser racionales con tecnócratas para para la
corrupción, el despilfarro, etc. En general, no se busca la movilización de las masas, se las prefiere
despolitizadas. Lo “novedoso” del régimen son las juntas, órganos de consultas de los altos grados,
para gobernar. En general no existe un líder militar en posición preeminente a los demás oficiales.
De ser el caso, sería una tiranía militar: una vez que logra dominar al ejército y gobernar
personalmente, se pasa a un personalismo. El ejército se convierte en la principal estructura de
poder, pero se desprofesionaliza, reclutándose por base personalista o afinidad tribal. Otro
subtipo es una oligarquía militar, un grupo de militares involucrados en el golpe y en el gobierno
posterior, y varían en 3 subtipos dependiendo la penetración que tengan en el Estado: Militares
moderadores, guardianes y gobernantes. En el Moderador, tienen un poder de veto, son un
grupo de presión poderoso con capacidad de destituir al gobierno. Mantienen el status quo y el
orden, y en general se deriva en alguno de los otros 2. El Moderador configura un régimen cívico-
militar. El Guardian (o pretoriano) es cuando controlan el gobierno ocupando los roles decisionales
más importantes. Los Gobernantes existen cuando los militares penetran en toda la burocracia, la
economía, etc. Tienen objetivos más profundos que el anterior, y hay mayor represión y hay más
posibilidad de que persistan estos regímenes. Se intenta la creación de un partido de masas, pero
en general se falla. Si lo logran, se transforma en un régimen de ejercito-partido.
¿Por qué intervienen los militares? Por debilidad institucional del régimen previo al golpe,
intervienen los militares al ser la corporación más fuerte (por armas), su comunicación, espíritu de
cuerpo, disciplina jerárquica y organizada. En general sucede en situaciones de crisis política, baja
legitimidad del gobierno, politización de las clases bajas, amenaza a los intereses de las clases
medias, crisis económica, desorden, violencia, etc. Las movilizaciones agilizan el golpe. Pueden
intervenir para que no se reduzcan sus intereses corporativos (recortes presupuestarios en
Defensa), pero una vez que están en el gobierno, actúan como cualquier otro régimen, teniendo
los problemas del régimen y no bregando solo por su corporación. Otros motivos corporativos:
evitar excesiva intromisión civil a su adiestramiento, programas, etc.; y evitar el surgimiento de
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fuerzas paramilitares que les disputen el monopolio de la violencia. Otro motivo es defender
intereses de clase por el origen de los militares (pueden ser clase media o baja en algunos países,
incluso de alguna etnia especifica).
marxismo estos regímenes y la principal estructura civil es el partido único, aunque en algunos se
permite una débil oposición. Tienen cierta estabilidad superior a los otros subtipos.
Régimen nacionalista de movilización: nacen en las luchas de independencia dirigida por una elite
local, frecuentemente con un líder carismático, que usan el partido como vehículo de una
movilización desde abajo, que se inicia previa independencia y luego se institucionaliza como base
del régimen. Los militares aceptan su rol secundario ante la elite nacionalista civil. Con el paso de
los años el partido puede volverse una maquina burocrática-clientelar en el cual el nacionalismo
pierde su esencia y se va transformando en un socialismo de características ambiguas. No siempre
se mantiene luego el poder de movilización, y el régimen tiene gran articulación con estructuras
políticas nacionales y locales, sea partidario o no. La mayoría de los casos son africanos, con la
ideología del humanismo africano como centro ideológico. La burocracia va adquiriendo con el
tiempo mayor relevancia en el proceso de políticas públicas.
Régimen comunista de movilización: propio de Europa del este y Asia. Se encuentra con un
partido único con gran capacidad de control sobre la sociedad, en un contexto socioeconómico
desarrollado. Hay una superposición entre partido y Estado, y no es un monismo puro
políticamente, sino seria totalitarismo. La complejidad social y otros aspectos como étnicos y
económicos hacen que otros grupos tengan algún papel en el régimen, aparte del partido, como
los sectores burocráticos, el ejército, industriales, etc. Los militares en este régimen a veces se
confunden entre su papel de militares y de partidarios, y son los garantes del régimen, aunque
pueden imponer cambios de haber crisis profundas. La ideología legitimadora es el marxismo-
leninismo. Las estructuras en la sociedad (sindicatos, partidos, etc.) son fuertemente penetrados
por lo político-partidario. Lo que diferencia a este régimen del totalitarismo es la existencia de
algún grado de pluralismo limitado, una ideología menos dominante y menor movilización. Sin
embargo, es muy parecido al totalitarismo, siendo post-totalitario según Linz y Stepan.
Régimen fascista de movilización: Se aplica solo a la Italia de Mussolini pero al ser el primer
ejemplo de régimen de masas no democrático, que influyo por varias décadas a muchas naciones,
es objeto de estudio. El actor principal es el líder carismático ligado a un partido de tendencias
totalitarias, que preexiste a la instauración del régimen, y su principal instaurador. Reciben amplio
apoyo para su instauración, pero se van autonomizando de ellos (estos son la Iglesia, la
monarquía, el ejército, terratenientes, industriales, etc.) La presencia y el papel de estos grupos,
como la Iglesia, hace que sea un pluralismo limitado, diferenciándolo del totalitarismo. Hay gran
movilización de las clases bajas. Esto explica el apoyo de otros grupos (por el poder que conlleva
tener el apoyo de las clases bajas), sumado a la ideología, la cual es primordialmente nacionalista,
incluso pan-nacionalista, que explica su política externa. Quiere ser una respuesta de masas, en
contraposición del comunismo y el liberalismo. Supremacía del Estado, disciplina, orden,
autoridad, son su bandera. No es coherente la ideología a las políticas públicas que se llevan a
cabo, con alta movilización, puede generarles problemas, incluso que se descontrole y sea
espontanea las movilizaciones.
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Otro régimen de movilización es el iraní de Khomeini, que es de alta movilización, pero con la
diferencia de la primacía de la religión musulmana y genera “afiliados-creyentes”. Genera un
orden monístico, ideología compleja y alta movilización.
Totalitarismo
Características: Monismo (ausencia de pluralismo) caracterizado por el partido único que integra y
articula a toda la sociedad civil; y subordinación de todos los otros actores (iglesia, militares,
burocracia, etc.). Posee una ideología articulada y definida, destinada a legitimar y mantener al
régimen, y dar contenido a las movilizaciones y las políticas; alta movilización continua, sostenida
por la ideología y por organizaciones partidarias y sindicales; un pequeño grupo o líder en la
cúpula del partido; limites no previsibles al poder del líder y a la amenaza de sus sanciones. La
ideología es una transformadora total de la realidad social. Es un sistema de represión del terror,
donde la mínima sospecha de oposición es fuertemente reprimida.
Tradicionales
Casos como Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos, son regímenes basados en el poder
personal del soberano, atado a su relación con sus colaboradores de miedo y recompensas. Las
decisiones del soberano no están limitadas por normas, ni deben ser justificadas ideológicamente.
El poder es usado para fines privados, es un régimen patrimonialista. La policía y el ejército juegan
un rol clave, y carece de partido, ideología o movilización. Es un ámbito dominado por las elites y
las instituciones tradicionales.
Conclusión
Regímenes como los militares en América latina o comunistas en Europa del este parecen poco
probables que vuelvan a aparecer, pero sí los personalistas, en especial e. África, donde la
democracia todavía no está muy instaurada. Los regímenes de movilización de base religiosa
continuarán siendo alternativas contra un occidente que dista de sus propios valores con su
democracia. En realidad, todos tienen una chance, menos el fascista según el autor. Incluso formas
de pseudo democracia, que poseen algunos aspectos formales de la democracia como
constituciones, elecciones, partidos, pero sin garantías reales de que funcionen.
Democracia con adjetivos. Post ola democratizadora hay una proliferación de regímenes que no
encasillan exactamente como democracia. Se busca evitar el estiramiento conceptual de la palabra
democracia, adjetivándola para hacerla más acorde a cada caso nacional (creación de muchos
subtipos de democracia). La adjetivación destaca el mayor atributo que tiene ese subtipo, según
cada autor que lo crea. Validez conceptual está en juego con la adjetivación de la democracia. Se
toma una definición procedimental, con atributos mínimos para hacer un criterio viable de
democracia:
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Utiliza a Sartori para lidiar con el problema del estiramiento conceptual generando una escala de
generalidad la cual demuestra una relación inversa entre el número de atributos definitorios y la
cantidad de casos (A más atributos, menos casos). La diferenciación conceptual se puede lograr a
medida que se va descendiendo de esta escala, proveyendo más atributos, menos casos, pero con
distinciones más finas muy útiles para todo investigador. En el concepto de democracia, de los que
cumplen la definición procedimental anteriormente descripta, puede subdividirse en subtipos
clásicos, tales como democracia parlamentaria, democracia presidencialista, etc. Todas estas son
democracias plenas, pero se diferencian entre si con claridad para su análisis. Siempre está el
riesgo del estiramiento conceptual, y el uso de estos subtipos, es siempre dentro de lo que se
define democracia procedimental. Si utilizamos estos subtipos para gobiernos autoritarios (ej
democracia pretoriana, democracia autoritaria) ya caemos en el estiramiento conceptual, por lo
que es vital, además de los tipos de democracia (los clásicos), hablar de grados de democracia.
Puede subirse la generalidad y en vez de decir que es democracia, decirle régimen, menos
especifico pero se evita equivocarse. Pero esto resulta muy general, por lo que se lo adjetiva como
en subtipos: régimen civil, régimen competitivo, régimen electoral, etc. Esto evita el estiramiento
conceptual, pero también provoca una perdida de la diferenciación conceptual. Por ello, ambos
tienen sus pro y sus contras (subir o bajar en la escala de generalidad).
Otra estrategia: precisar la definición, agregarle atributos. Eleva las condiciones, pero a raíz de un
contexto de avance de las democracias que lo naturalizan (ejemplo: control civil de las fuerzas
armadas, o control del congreso sobre presidente, como nuevos “mínimos” para ser democracia).
Así, se excluyen países que eran democráticos como el Perú de Fujimori, el Brasil de Collor,
Argentina de Menem, etc. El riesgo es que altera todo el campo semántico del estudio de las
democracias, caducando subtipos clásicos, generando malas categorizaciones al ser distinta la
definición de base entre autores anteriores a esta redefinición.
• Utilizar categorías residuales, sin diferenciarse mucho como son dentro de esa categoría.
• Además, se los considera como en vías de democratización a estos regímenes, cuando
muchos casos se quedan en ese tipo de régimen híbrido, o incluso avanza más hacia un
autoritarismo. No pensarlos como regímenes de transición, sino describirlos tal como son.
Entonces, autoritarismo sobrevive si: la 1 es fuerte, 2 y 3 débil. Pero la 3 fuerte hace que tengan
menos violación de derechos, o no uso excesivo de violencia contra la oposición. En caso de débil
3, depende del 1 y 2. Si es 3 débil, 1 fuerte, o 2 débil, este régimen sobrevive a crisis. Pero si 1
débil, y 2 fuerte, tienden a caer los gobiernos en crisis. Si 1 es débil, y hay competencia por eso, en
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general no se democratiza, sino que se cambia de cúpula. Algunos factores que ayudan a la
estabilidad democrática, también ayudan a la estabilidad autoritaria (efectividad del Estado,
partidos fuertes, cohesión de la elite, etc.).
Por lo tanto, este régimen es el cual las instituciones democráticas existen y son ampliamente
vistas como la primera vía de ganar y mantener poder, pero los gobernantes violan las reglas
democráticas a tal grado de que el régimen no puede ser etiquetado como democrático (Fujimori,
Putin, etc.). No es democrático al no completar alguno de los requisitos mínimos:
1) Ejecutivo y legislativo son elegidos por elecciones que son abiertas, libres y justas
2) Casi todos los adultos tienen derecho al voto
3) Libertades políticas y civiles son ampliamente protegidas
4) Las autoridades elegidas no son controladas por líderes militares o del clero.
Por lo tanto, al violar alguno de ellos, hace asimétrica la competencia entre gobernantes y la
oposición. Los gobernantes usualmente abusan de los recursos estatales, restringen a los medios,
manipulan resultados electorales, y los periodistas y opositores son frecuentemente vigilados,
hostigados, e incluso ocasionalmente exiliados, arrestados o reprimidos. Pero no es un régimen
totalmente cerrado. Hay posibilidades de que la oposición gane, tiene más derechos que un
autoritarismo simple, las elecciones son a grandes rasgos competitivas, y se limita la competencia
con sobornos, chantajes, persecución impositiva, uso de la justicia, para “legalmente” acosar a la
oposición.
Luego de la caída de la URSS, toman fuerza estos regímenes, al eliminar los incentivos para
regímenes totalmente autoritarios al faltar la ayuda militar y económica de la URSS o de Estados
Unidos (al no haber peligro de comunismo, ya no se bancan a las dictaduras). Pero al ser un
mundo hegemónico de Estados Unidos, no se toleran muchos regímenes muy represivos. Estos
estados autoritarios están acosados por: presión de otros Estados (sanciones, intervenciones
militares), condicionamientos explícitos (membresía de la Unión Europea por ej), y la actividad de
distintas ONG’s. Occidente ayuda a estos regímenes si no son tan duros. Mientras no violen
fuertemente los derechos humanos o roben las elecciones muy obviamente, son propensos a
mantenerse en el poder. Buscan limitar la capacidad de la oposición con el chantaje y sobornos
que antes se mencionó, sin llegar a generar masivas protestas o repudio internacional. Pero la
unión de líderes autocráticos e instituciones democráticas produce inevitablemente una fuente de
inestabilidad. Al haber estas instituciones, medios, justicia semi independiente, por allí la opo
puede presionar, y los gobernantes tienen 2 opciones: o reprimen abiertamente, encarcelando
opositores, cancelando elecciones, etc, lo cual es costoso al tener legitimidad domestica e
internacional esos canales de competencia, o; dejar que los oponentes compitan, con el riesgo de
perder el poder (para los gobernantes). Si viola las reglas democráticas, tiene un costo de
aislamiento internacional y conflicto doméstico, o respetarlas y perder el poder.
Para el autor, la mitad de los casos de crisis terminan en democratización. Sostiene que, por
naturaleza, los gobernantes buscan mantenerse en el poder, y pueden usar medidas extra-legales
para lograrlo (fraude, represión).
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Luego aplica esto en varios casos. La crisis del gobierno la toma como un periodo en que la lucha
opositora fuerza al gobierno a violar reglas democráticas y correr un serio riesgo de perder el
poder. Las 3 posibilidades son: sobrevive el gobierno y sigue el régimen (Kenya, Malasia, Rusia y
Zimbabwe); Se va el gobierno, pero sin democratizarse (Albania, Armenia, Ucrania, Zambia); y cae
el gobierno y se democratiza (México, Nicaragua, Perú y Serbia). En el primero tenían débiles lazos
con occidente, y tenían o elite cohesionada, o oposición débil. En el segundo, baja capacidad del
gobierno, bajos lazos con occidente. En el tercero tenían alta cohesión de la elite y alto lazo con
occidente.
Conclusión: el lazo con occidente es clave para cambio de gobierno o de régimen. Débil elite y bajo
lazo de occidente, pero fuerte opo, puede generar cambios (ahí cambia por debilidad interna del
gobierno, no por influencia externa). Es más fuerte el enlace que el apalancamiento en cuanto a la
influencia de occidente para explicar la democratización.
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Capítulo 1
Democracia como gobierno del pueblo, ideal de que todas las decisiones estén en perfecto
acuerdo con la voluntad de todos sus ciudadanos. Al ser un utópico, se utiliza la definición de
poliarquía de Dahl, el cual sostiene que debe haber 8 características para la democracia
representativa:
El tema del texto se centra en las variedades con que las instituciones, formales e informales, y las
prácticas son utilizadas para traducir las opciones del ciudadano en políticas de gobierno. Para ello,
presenta dos modelos opuestos de democracia: El mayoritario (o modelo Westminster) y el de
consenso. Ambos modelos difieren en 8 magnitudes. El análisis sugiere que la democracia
mayoritaria es apropiada para sociedades homogéneas, mientras que la de consenso es más
apropiada para sociedades plurales.
Modelo Westminster
gabinete al poder destituir a sus miembros, pero en realidad la relación se invierte al estar
constituido por líderes del partido mayoritario en la Cámara de los Comunes.
3) Bicameralismo asimétrico: Existe la Cámara de los Lores, de carácter hereditario, pero casi
todo el poder esta en la Cámara de los Comunes, al solo poder los primeros retrasar
legislación. Una versión más pura del modelo sería con un unicameralismo, porque una
sola cámara, dominada por un partido mayoritario y un gabinete monocolor sería una
manifestación más perfecta de dominio de la mayoría.
4) Bipartidismo: Hay otros partidos, pero no son lo suficientemente grandes como para
resultar vencedores. El grueso de los escaños es del partido Laborista y el partido
Conservador.
5) Sistema de partidos unidimensional: la principal preferencia políticamente significativa
que divide a los británicos y a sus principales partidos es el desacuerdo sobre política
socioeconómica, etiquetando a los partidos en el espectro izquierda-derecha. Hay otras
diferencias, pero no tienen gran incidencia en la composición de las cámaras (religiosas,
regionales).
6) Sistema electoral de mayoría relativa: Distritos uninominales donde el que gana se lleva
todos los cargos.
7) Gobierno unitario y centralizado: Los gobiernos locales cumplen funciones, pero son fruto
del gobierno central y sus poderes no están garantizados constitucionalmente. Este
sistema no deja áreas que excluyan a la mayoría parlamentaria y el gabinete (como en el
federalismo).
8) Constitución no escrita y soberanía parlamentaria: Costumbre y plena soberanía del
parlamento para legislar, sin frenos formales para su poder.
9) Democracia exclusivamente representativa: Parlamento actúa en representación del
pueblo y no hay lugar para elementos de democracia directa como el referéndum.
1) Hubo gabinetes monocolores un 60% de las veces entre 1918 y 1980, con coaliciones de 2
o más partidos y gabinetes de minoría.
2) Puede que la cámara no apruebe propuestas del gabinete, y este no cae, sino
expresamente cuando hay voto de censura (no hay por lo tanto, fusión entre legislativo y
ejecutivo en este sentido)
3) La cámara de los Lores de mentalidad conservadora, tiende a frenar más proyectos de los
gabinetes Laboristas, y estos proponen abolir esa cámara.
4) Caída de apoyo a los 2 partidos hacia un 75% en 1974, obteniendo los liberales un 19%.
Se desgasta un poco el bipartidismo
5) No es exactamente homogénea la sociedad británica: Escocia, Gales e Irlanda del Norte
aportan gran diversidad en actitudes y preferencias políticas, por lo que además de votar
por lo socioeconómico, también por cuestiones étnicas y religiosas (Irlanda).
6) Aumento de críticas al sistema uninominal, por los resultados irracionales que genera
ocasionalmente: [ej: elecciones 1974 Partido Laborista obtuvo 319 escaños sobre 635 con
el 39,3%, mientras que los liberales ganaron 13 con el 18,6%]. Los liberales promueven el
principio de proporcionalidad, pero los laboristas y conservadores se oponen.
7) Entre 1921 hasta 1972, la República de Irlanda se hizo independiente y se gobernaba con
autonomía, por lo que muy unitaria no era Gran Bretaña en esa época, sumado al
movimiento Escoces y Gales por más autonomía que esta creciendo.
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El modelo aplicado a Nueva Zelanda es más cercano al modelo mayoritario que el británico. Según
los puntos:
Capítulo 2
Entiende a la democracia como modelo que no excluye, donde todos los que se ven afectados por
una decisión deben tener la oportunidad de participar en la toma de esta decisión, directamente o
por sus representantes. La exclusión de la minoría se ve mitigada si mayorias y minorías se
alternan en el gobierno, o porque la sociedad es tan homogénea, que la diferencia de las políticas
entre los partidos es pequeña, por lo que uno u el otro hace políticas semejantes. En sociedades
menos homogéneas estas 2 condiciones para mitigar la exclusión de la minoría no funcionan. Por
lo tanto, incluir a los grupos para evitar injusticias de la mayoría. Como el modelo anterior, este
posee 8 elementos con ejemplos de Suiza y Bélgica:
Este modelo busca moderar la regla de la mayoría. Tanto en este, como en el modelo mayoritario,
son modelos de democracia representativa, y los referéndums son más excepción que regla.
Capítulo 3
Capítulo 4
Teorías de coalición
Para gobiernos parlamentarios. ¿Se puede predecir qué gabinete se formará si conocemos las
fuerzas de los distintos partidos del parlamento? En general, si un partido tiene mayoría de
escaños, naturalmente formaría un gabinete monocolor. Pero pueden hacer coalición con más
partidos aunque la tengan, como hicieron los Conservadores en la segunda guerra mundial con
Churchill. Sobre una categorización de partidos que van de izquierda a derecha, habiendo 3 se
centro, 2 más cercanos a cada extremo( A B C D E ), hay varias teorías sobre conformación de
coaliciones: 1) Coaliciones estrictamente ganadoras (principio del tamaño); 2) Coaliciones de
mínimo tamaño; 3) Coaliciones con menor número de partidos (propuesta de pacto); 4)
Coaliciones de mínima heterogeneidad; 5) Coaliciones ganadoras mínimamente afines.
La teoría más acertada sería la de coaliciones mayoritariamente afines según 2 autores del texto.
Las teorías que mejor funcionan son las basadas en las preferencias políticas de los partidos.
Las 3 primeras son teorías “ciegas” a la política de los partidos, y tienen errores ya que no toman
en cuenta las políticas y explican a las coaliciones como meras agrupaciones de partidos para
optimizar poder. No solo se busca llegar al poder, sino también promover cierta política. También
sucede que un partido forme parte de una coalición sin ser parte del gabinete, siendo partidos de
apoyo. Puede que quiera estar alejado de la coalición, con el fin de entrar al gabinete en una
próxima elección. La presunción de generar coaliciones mayoritarias lo más reducidas posibles se
limitan con el “efecto de información”: En las negociaciones para formar un gabinete puede haber
incertidumbre a propósito de lo leal que pueda ser el gabinete propuesto, por lo que sumar otros
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partidos es un seguro contra defecciones y garantía para seguir siendo mayoría. Otra situación es
aportar más que una mayoría, como 2/3, con el fin de generar cambios profundos. Incluso existen
gabinetes mayoritarios sin apoyo de la mayoría del parlamento, al tener ayuda de partidos de
apoyo, y de que la otra parte del parlamento le de su voto de confianza y apoye su política.
Las teorías que tienen en cuenta las cuestiones de política partidaria también tienen sus
debilidades:
De ser un partido antisistema, puede evitarse sumárselo, como sostendría la coalición afín
estrictamente mayoritaria.
Tipos de gabinetes en resultados empíricos: 59% fueron estricta mayoría; 25% gabinetes
sobredimensionados (con partidos innecesarios en la coalición) y; 17% de gabinetes minoritarios.
El primero es más normal en el modelo de Westminster, con sociedades homogéneas. Los
gabinetes de coalición sobredimensionada son más propensos en el modelo de consenso y para
sociedades plurales. Los gabinetes minoritarios pueden ser casi mayoritarios que gobiernan con
partidos de apoyo, o el apoyo de coaliciones cambiantes.
Capítulo 5
prescrito, y no puede ser removido con tanta facilidad como en el parlamentarismo por el
legislativo. La legitimidad del parlamentarismo la da el legislativo, y en el presidencialismo el voto
popular (directa o indirectamente). Ante estas diferencias, se genera un cuadro con 4 tipos de
regímenes posibles según 2 variables:
1) Fusión de poder también significa que el ejecutivo pueda ser parte del legislativo,
como el caso del parlamentarismo, pero no del presidencialismo.
2) En el parlamentarismo el primer ministro puede disolver al parlamento y convocar
elecciones, al igual que el parlamento puede destituir al primer ministro. Pero eso no
sucede en el presidencialismo.
3) En el parlamentarismo tienen ejecutivos separados, uno simbólico y ceremonial, como
el rey, y un primer ministro cabeza del gobierno. En el presidencialismo, todo se
unifica en 1 persona.
4) En el presidencialismo 1 ostenta el poder, mientras que en el parlamentarismo es el
primer ministro y el gabinete, como cuerpo colectivo. (excepción Suiza con 7
presidentes).
Existen 3 tipos de relaciones entre los 3 poderes: Predominio del Ejecutivo, del Legislativo, y un
equilibrio. En el presidencialismo hay mayor fuerza del legislativo, que genera muchas más normas
que el parlamento. Los gabinetes de estricta mayoría han recibido un sólido apoyo de sus
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partidarios en el Parlamento, mientras que gabinetes con holgada mayoría se han encontrado con
que su grupo se vuelve más revoltoso. Esto se explica porque rebelarse contra un gabinete de
mayoría ajustada es peligroso al poder causar su derrota y caída, en comparación con una de
holgada mayoría. Por lo que habrá mayor independencia en el parlamento de haber mayorías
holgadas.
Afirma hipótesis de que: los gabinetes de estricta mayoría tienen una vida más larga que los
sobredimensionados; y que los de estricta mayoría, de 1 solo partido, duran más que los de
coalición.
En cuanto a la primer característica del modelo de consenso, Suiza es el que más se ajusta, ya que
Estados Unidos concentra todo el ejecutivo en una mano. Suiza o Uruguay (de 1952 a 1967) son
casos de presidencias colegiadas, que consensualmente comparten el poder.
La existencia de monarquías en la mitad de los casos tomados tiene un sentido. Su ventaja es que
es el jefe de Estado, símbolo de imparcialidad y apolítico que une. Esta en ventaja frente a
sociedades plurales, al no ser elegido por ninguna subsociedad. Pero también pueden generar
divisiones, como Leopoldo de Bélgica durante la segunda guerra mundial. Ellos no están
desprovistos completamente de poder, en general mantienen la prerrogativa de nombrar al
primer ministro. No es vital cuando ya se decidió quien será, pero en caso de muerte súbita del
primer ministro, dimisión o falta de acuerdo para elegir a uno, el monarca genera una influencia
sobre la elección del primer ministro que no puede ser dejada de lado.
Por otro lado, en el presidencialismo el ejecutivo es elegido directamente por el pueblo y este
presidente elige a su gabinete, por un periodo de tiempo determinado. Además de ser jefe del
ejecutivo, es cabeza simbólica del Estado y solo puede ser depuesto por juicio político u otra
elección. Al haber separación de poderes, puede haber una relación de cooperación o de conflicto.
El presidente en general reclama total legitimidad democrática, sosteniéndose en su forma
plebiscitaria de elección o atributos personales. Este último también es utilizado por primer
ministros para legitimar su gobierno. Puede existir un legislativo opositor en el presidencialismo, y
coexistir por un largo periodo, mientras que en el parlamentarismo significaría un cambio de
gabinete. Hay doble legitimidad en el presidencialismo, al estar elegidos por voto el legislativo y el
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ejecutivo, no habiendo más legitimidad de uno sobre otro. La existencia de partidos en sociedades
ideológica y socialmente polarizadas, genera mayores conflictos en los presidencialismos. La
rigidez del mandato presidencial, se puede contraponer con hechos económicos, sociales y
políticos que requieran mayor flexibilidad como el parlamentarismo. Por ej la duración del
mandato amolda a todos los actores, generando situaciones de baja legitimidad popular como el
caso de muerte o destitución del presidente, asumiendo un vice o miembro del legislativo de otro
partido, con escasa legitimidad popular. El presidencialismo personaliza el poder. Se busca la
legitimidad popular de un ejecutivo estable, capaz de oponerse a intereses individuales del
congreso, pero sobre la base partidaria, con clientelismo regional. Por lo que no representa la
variedad de intereses, sino los de un gran grupo. Se busca limitar al presidente, como la limitación
de la reelección, dejar ciertas designaciones para el Congreso, impeachment, atribuciones del
Poder Judicial, etc. Se busca darle predictibilidad y fortaleza al ejecutivo, sin dejar de
sospechárselo por su tendencia a sobrepasar su rol. Pero ante hechos inesperados, sean muerte
del presidente o serios errores de juicio, ante situaciones cambiantes, hacen al presidencialismo
menos predecible y más débil que el parlamentarismo.
En el presidencialismo hay un “ganador único”, mientras que en el parlamentarismo, por más que
haya un solo partido que gane la mayoría, se buscará el apoyo de otros partidos para seguir en el
poder, haciendo participar a más partidos en el gabinete. La enorme legitimidad que se le otorga
al presidente, le genera un sentido de poder y misión que puede contrastar con la pluralidad
limitada que lo eligió. En instauraciones de democracias presidencialistas en circunstancias
difíciles, los lideres buscan acuerdos para no darle a un solo partido la legitimidad absoluta y
apartar a otros partidos: en Venezuela y Colombia (pacto de punto fijo y concordancia) buscaron
prevenir las implicancias de la suma cero del presidencialismo. Este concepto de suma cero se
entiende por el hecho de que en lo que dura el mandato presidencial, un partido gobierna y otros
esperan sin posibilidad de obtener el poder ejecutivo hasta que termine el mandato. El presidente
puede ganar y sentirse legitimido popularmente, pero la realidad es que puede triunfar con un
acotado margen sobre el segundo. Pero para eludir esto hay mecanismos como segunda vuelta o
ganar con un % alto sin necesidad de segunda vuelta. Esto puede generar unas elecciones
polarizadas, con inclusión de partidos extremistas, con tal de sumar la mayor cantidad de votos.
Aunque esto se refuta si es una sociedad que tienda ideológicamente al centro, restando más que
sumando el apoyo de partidos extremistas. En el momento de elecciones post régimen autoritario,
la incertidumbre del peso de los extremos puede generar incentivos para introducirlos en
coaliciones, pero de apartarlos, viendo que el electorado prefiere el centro, y evitando polarizar la
elección, el centro puede triunfar.
sistema. La posición institucional del presidente genera que la gente que lo apoye lo ve con más
poder del que tiene, o debe tener. Esto puede generar resentimiento popular contra la oposición
como meros obstáculos de la voluntad popular. El presidente al poder elegir y remover a
discreción su gabinete, no genera ministros fuertes, como si en el parlamentarismo al ser
miembros del parlamento y necesitar acuerdo para elegirlos, y volviendo al parlamento al ser
destituidos, continuando con un espacio de poder hacia el primer ministro.
La legitimidad dual del presidencialismo genera que no se pueda saber quien representa en
principio la voluntad del pueblo. El congreso por naturaleza tiene pluralidad de intereses
representados, incluso asimétricamente como en el Senado. Por naturaleza, el presidente puede
confrontar otros partidos que representan otros intereses, al estar en contra de los de la mayoría.
Fruto de esta doble legitimidad, es entendible que aparezcan formulaciones ideológicas para
legitimar el componente presidencial del sistema y deslegitimar a la oposición, generando un
grave conflicto político y social.
gana uno, gobierna uno, y el otro se resigna por 4 años, mientras que en el parlamentarismo,
ganador y otros partidos, comparten el ejecutivo. Una de las características del parlamentarismo
es que incentiva a las negociaciones y los pactos, mientras que en el presidencialismo se dificulta
el cambio de coaliciones sin generar crisis en el gobierno. En el presidencialismo, los pactos se
legitiman por elecciones y se pueden revisar recién para la próxima elección.
En cuanto al federalismo, existe en ambos sistemas, y ninguno de los dos es más apto que el otro
para el federalismo.
La relación entre presidentes y militares es directa, como lo era anteriormente entre monarca y
fuerzas armadas. En casos a sido peligrosa para la democracia, mientras que en otros ha sido
favorable para la estabilidad. Ha existido tendencias a elegirse presidentes a generales. La
titulación de jefe de las FFAA del presidente no significa que esté más capacitado que los militares
de más alto rango, subordinados al ministro de Defensa. Ante graves crisis, los militares pueden
querer destituirlo, por la falta de flexibilidad del sistema en comparación con el parlamentarismo.
Las instituciones crean incentivos y trabas para los actores políticos y ayudan o estorban a los
regímenes democráticos. El sistema de gobierno es el tipo de institución más importante,
habiendo presidencialismo, semi-presidencialismo, parlamentarismo o algún hibrido. Esto es
especialmente importante de elegir en la transición hacia la democracia. Una vez ya instaurado un
sistema, raramente se modifican. Según Linz, el presidencialismo inherentemente es más débil
que el parlamentarismo para sustentar a la democracia. Pero este texto trata sobre el sistema
presidencialista con multipartidismo. Sostiene que la democracia es inestable con
multipartidismo. Solo 3 de 31 democracias estables son presidencialistas. Alguna de las
debilidades del presidencialismo: rigidez del mandato, parálisis ejecutivo/legislativo, y gran
probabilidad de cabeza de gobierno con limitada experiencia administrativa y de partido. Esto
lleva a 3 cuestiones: por qué esta combinación no genera democracia estable, por qué el
multipartidismo exacerba los problemas del presidencialismo, y por qué el presidencialismo colma
las dificultades creadas por el multipartidismo. Genera más inmovilismo ejecutivo/legislativo que
el parlamentarismo o el presidencialismo bipartidista. El presidencialismo no tiene mecanismos
para lograr mayorías legislativas, por lo que la combinación con multipartidismo complica
construir una coalición interpartidista. En contraste, el parlamentarismo con multipartidismo
funciona al elegir los distintos partidos al gabinete y responsables de darle apoyo al gobierno,
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mientras que en el presidencialismo el presidente elije a su gabinete y los partidos están menos
comprometidos con el gobierno (por la propia lógica de división legislativo/ejecutivo). Los
legisladores de partidos que tienen algún cargo ministerial no necesariamente apoyan al gobierno
(en el presidencialismo). Por último, en el presidencialismo hay más incentivos para romper la
coalición.
Por lo tanto, propone superar a Linz, diciendo que no es el presidencialismo el problema, sino la
combinación con multipartidismo.
Definiciones de temas claves: democracia: elecciones limpias, libres y competitivas para cargos
ejecutivos y legislativos; oportunidad de alternancia en el poder; sufragio universal; garantía para
libertades civiles.
Presidencialismo: Presidente cabeza de gobierno elegido popularmente; elegido por periodo fijo
con excepción de juicio político.
Para definir estabilidad democrática, se la mide por su longevidad. Una de las cargas más
importantes para impedir la estabilidad democrática es su dificultad de tratar grandes crisis, al ser
menos flexibles, y deponer al presidente fácilmente implica la caída del sistema. Dimite en general
por falta de apoyo del legislativo, pero no es un medio institucional, sino personal el de renunciar.
A menudo, al renunciar se acrecienta la crisis porque al vice le falta legitimidad, no viene
transferida del presidente. Muchos casos, el golpe parece ser el único medio competente ante un
presidente incompetente o impopular.
El parlamentarismo tiene cambios frecuentes de gabinete y gobierno, lo que lo torna flexible ante
situaciones de inestabilidad. En cambio, el calendario electoral le da rigidez al sistema, enemiga de
la estabilidad ante situaciones críticas. Incluso si el presidente es exitoso, y tiene gran popularidad
y apoyo de actores sociales y políticos, la rigidez hace que se pierda ese actor al concluir el
mandato. La doble legitimidad que da elecciones separadas entre ejecutivo y legislativo, genera
que se puedan bloquear entre ellos, sin haber vías democráticas para resolver ese bloqueo. El
criterio de la elección popular del presidente, da lugar a outsiders con poca experiencia. Se
pueden crear partidos para presentarse un candidato con buena imagen, manteniendo escaso
vinculo con su partido. Esto se agrava si el sistema de partidos es débil.
Separación de poderes y rigidez del mandato = ruina del presidencialismo ante crisis.
Los presidentes ante esta limitación de su acción tienden a recurrir a reformas constitucionales, o
sobrepasarla. Constantemente se busca incentivar a legisladores con el fin de obtener apoyo para
políticas concretas, siendo constantes regateos la política entre ambos poderes. Si hay gobierno
ineficaz, pujantes problemas sociales y económicos, movilización de la oposición por grandes
actores, surgen incentivos para lideres autoritarios para hacer un golpe. Sumado a la gran
responsabilidad del presidente, tienen dificultades para implementar sus programas. Las crisis
económicas hacen que el presidente se cierre, excluyendo al legislativo, y así se justificaban
golpes, por la ineficaz presidencia y un congreso inexistente.
Conclusión
Se critica a los presidencialismos como no viables, y al parlamentarismo como viable, pero hay que
tener en cuenta que los presidencialismos están mayoritariamente en america latina, por lo que
hay contextos socioeconómicos y culturales que pueden afectar a la estabilidad, mientras que los
parlamentarismos se encuentran en Europa o ex colonias europeas. Hay 2 caracteristicas del
presidencialismo que le dan fortaleza: los poderes constitucionales (DNU, veto, etc) y partidarios
(capacidad de modelar el sistema de partidos, ante la posición del presidente. Por ej en mexico es
el líder indisputado del partido mayoritario, y en el otro Brasil que no alcanza la mayoría su
partido). La interacción entre poderes constitucionales y partidarios dan forma a la relación entre
el ejecutivo y el legislativo, y determina la capacidad del presidente en transformar en políticas un
programa legislativo. Para haber democracia: elecciones, alternancia, sufragio universal y
garantías civiles. El presidente es popularmente elegido por un mandato fijo.
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Según el índice del Freedom House, se analiza el nivel de democracia de los países por sus
derechos políticos y civiles, siendo 1 el más democrático y 7 el menos. Categoriza a los países con
números de 3 a 1 como países sin interrupciones democráticas, y el resto con interrupciones.
Luego divide en 3 criterios: nivel de ingreso, tamaño poblacional y herencia colonial británica.
Fuerte correlación entre herencia colonial británica y democracia, como entre alto nivel de ingreso
y democracia. Hay zonas donde la democracia en sí tiene problemas para instaurarse (Africa,
America latina) mientras que en otro es más sencillo (por nivel económico, tradición monárquica
constitucional, etc). Parlamentarismo mayormente en Europa y ex colonias británicas.
Luego hace criticas al presidencialismo que son mencionadas en Linz, el anterior texto de
Mainwaring, por lo que es redundante (mandato fijo, doble legitimidad, inmovilismo, etc.).
En cuanto a las ventajas: da mayor opción al elector, al poder elegirá uno para el ejecutivo y otros
para el legislativo, a diferencia del parlamentarismo; mayor accountability electoral al poder
ratificarse directamente al presidente (en el parlamentarismo los propios legisladores eligen al
ejecutivo) y por medio de reelección (lo cual se limita cuando no se puede más de 1 reelección
esta accountability, aunque sirve para castigar o beneficiar al partido del presidente). En el
parlamentarismo no esta claro quien gobierna, porque uno puede votar a X partido, queriendo
excluir a Y, y termina Y formando coalición de gobierno con X. Esto se denomina “identificabilidad”
(Strom), operacionalizado en 1 cuando se sabe a donde va el voto y 0 cuando no se sabe. En
parlamentarismos con multipartidismos fragmentados no se sabe bien si el voto de uno es
probable de que sirva para generar un ejecutivo de su preferencia, mientras que en el
presidencialismo en general hay menos presidenciables muy representativos, e incluso existe el
balotaje, lo cual cristaliza mucho más hacia donde va el voto de uno. La independencia del
legislativo es sana para lograr consensos en presidencialismos sin alta fragmentación partidaria,
además de funcionar como pesos y contrapesos. El presidencialismo escucha más a las minorías, a
diferencia del parlamentarismo donde la coalición de gobierno, además de respetar a rajatabla al
primer ministro por miedo a una crisis de gobierno, excluyen a los partidos que no la conforman al
no poder generar bloqueos a su gobierno. El mandato fijo da previsibilidad, y eleva el umbral de la
remoción del jefe del ejecutivo a diferencia del parlamentarismo (mayoría extraordinaria para
impeachment). El principio de “el ganador se lleva todo” es más acorde para el parlamentarismo,
en países de ingreso medio y bajo donde un partido mayoritario, que tiene más poder por el
régimen electoral (sistema uninominal), gobierna a discreción sin tener en cuenta a los demás
partidos al tener el poder ejecutivo y legislativo para él mismo.
pueden ser refutados por el congreso. Los decretos son ley antes de que pueda reaccionar el
congreso; pueden generar los presidentes muchos decretos, generando dificultades para que el
congreso pueda reaccionar y parar sus efectos y; actuar en políticas que les sean indiferentes a los
legisladores como, lo que les da lo mismo mantener el status quo o el cambio. Los decretos
excluyen a los de situaciones de emergencia que suspenden garantías constitucionales por
condiciones de catástrofe o caos. En cuanto a la iniciativa legislativa es exclusiva del presidente
para ciertas áreas (militar, reparticiones burocráticas, etc). Este poder es otra forma de poder
reactivo, ya que al no querer un cambio en ese ámbito, mantiene el status quo sin proponer nada,
y el congreso nada puede legislar de esa materia (al ser materia exclusiva del ejecutivo). Por lo
tanto, un presidente potencialmente dominante es aquel que es proactivo, teniendo capacidad de
generar decretos y vetos fuertes. Uno proactivo es el posee decreto y veto débil; uno reactivo es
el que posee veto fuerte; y uno potencialmente marginal es el que ni veto posee.
Estudia al presidencialismo según los siguientes conceptos: tipo de gobierno; combinación político
institucional; estabilidad democrática. Recolecta información empírica de 71 gobiernos de 1978 a
2007 de 12 paises. No estudia gobiernos post impeachment o electos por el congreso ni de
gobiernos que cierran el congreso.
La combinación político institucional es la interaccion de las reglas del juego institucional con las
estructuras partidarias. Por lo tanto, en america latina hay presidencialismos, pero varia el sistema
de partidos.
gobierna y otro partido que es oposición y espera a la alternancia del ejecutivo); c) pluralismo
moderado (no mas de 5 partidos relevantes con baja polarización ideologica); d) pluralismo
polarizado (+ de 5 partidos relevantes y con alta polarización ideologica). En cuanto a los partidos
que categoriza como relevantes, deben cumplir dos características: tener potencialo de formar
coaliciones (es decir que sea útil para el armado de coaliciones de gobierno) y; que tenga potencial
para presionar. Sartori sostiene igual que esto fue hecho para gobiernos parlamentarios, por lo
que aparece el método de taagepera y laakso el “numero efectivo de partidos” o NEP. Este
consiste en un índice de 0 y 1, donde 0 expresa que todos los legisladores pertenecen al mismo
partido, y 1 que cada legislador representa a su propio partido. Cuanto mas cerca de 0 se acerca el
índice, menor fragmentación del sistema hay. Estos números dependiendo el sistema de partidos
seria: para sistema bipartidista seria entre 1.7 y 2.4; multipartidismo moderado entre 2.5 y 3.9; y
multipartidismo extremo de 4 en adelante. El 70% de los casos son multipartidismo, de los cuales
el 31% es moderado y 40% extremo. Igualmente en el tiempo van pasando a otra categoría, no es
rigido.
Colombia, Costa Rica y Paraguay son ejemplos de bipartidismo (en su momento); y Argentina,
Uruguay y Mexico son multipartidismo moderado; mientras que Brasil, Chile y Ecuador
representan al multipartidismo extremo.
Hay una fuerte correlacion negativa entre el contingente legislativo del presidente y el nivel de
fragmentación del sistema de partidos (a mayor fragmentación, medido por el NEP, menor el
contingente legislativo del presidente, medido por el porcentaje de bancas que controla su
partido). O sea, en escala de sistema de partidos que tienen mayor apoyo legislativo (un 45% de
las bancas) al presidente seria: bipartidismo > multipartidismo moderado > multipartidismo
extremo. Igualmente hay una diferencia entre la situación legislativa de los presidentes a) al
momento de ganar la elección y; b) su situación al momento de iniciar el mandato, aumentando
en los 3 modelos su coalición de gobierno legislativo en el b). Esto igualmente cambia
dependiendo de las bancas del presidente. Si tiene mayoría, en b) ni se gasta en generar coalición,
al no necesitar compartir el gobierno para poder gobernar. Pero en los casos de presidencias
minoritarias, a mayor fragmentación partidaria, aumenta la necesidad de formar una coalición,
pero se hace inviable en casos como el multipartidismo extremo.
Las negociaciones además de horizontal entre el mismo partido, hay verticales entre presidente y
lideres de los partidos representados en el congreso. Esa relación post electoral está condicionada
por 2 factores: a) incentivos básicos de todo partido político como la búsqueda de cargos, de
políticas y de votos. B) la urgencia presidencial de alcanzar la mayoría legislativa. La combinación
de ambos positivamente da resultado la formación de un gobierno con mayoría legislativa y que
satisfaga a los partidos que ingresan al gobierno.
Conclusión
debilita al Poder Legislativo. El numero efectivo de partidos, la proporción de escaños que tiene el
partido del presidente, la proximidad ideológica entre los partidos; son variables que afectan a la
relación entre ejecutivo y legislativo. Estudia las coaliciones electorales, no lo que sucede post
elección, cuando muchos ya abandonan la coalición del gobierno. A mayor numero de bancas del
partido presidencial en el legislativo, menor el número efectivo de partidos. Las normas electorales
influyen altamente en el número efectivo de partidos. De haber elecciones presidenciales y
legislativas en simultaneo siempre, el sistema tiende a reducir la cantidad de los partidos, mientras
que si son separadas, tiende a haber 3 o más partidos. El sistema proporcional tiende a generar
más de 2 partidos. Con umbral minimo, se reduce la cantidad. Presidentes elegidos por mayoría
simple, en elecciones simultaneas con las legislativas, tienen más posibilidades de tener
mayorías que los presidentes elegidos bajo otras formas. Las mayorías presidenciales son menos
frecuentes en elecciones no simultaneas o simultanea pero con segunda vuelta. Esto mismo se
aplica para la capacidad de veto en el primero y la baja capacidad de veto en el segundo.
Igualmente con el caso del veto, no requiere tener siempre mayoría, ya que para rechazar un veto
se requiere de mayorias extraordinarias del legislativo. Los partidos en sistemas sin listas
partidarias pueden tener una diversidad interna mayor. Las listas partidarias generan incentivos
para establecer nuevos partidos, llevando votos con un nombre conocido hacia una lista, y
obtener más poder al ser el que atrae votos uno, sobre los demás miembros de la lista.
Conclusiones
El presidencialismo se estudia más en relación con dos aspectos clave del sistema partidario. El
primer aspecto es el número de partidos, o el grado de fragmentación del sistema de partidos.
Con un sistema partidario altamente fragmentado, o un gran número de partidos, los presidentes
probablemente estén en una situación de clara minoría en el parlamento. La disciplina partidaria o
su ausencia afecta el funcionamiento del presidencialismo. Con una débil disciplina partidaria, las
negociaciones de los presidentes con los legisladores individuales y/o los líderes partidarios
regionales se convierten en algo crucial; con partidos altamente disciplinados, los presidentes
pueden negociar primordialmente con los líderes partidarios nacionales.
Se tratada de un régimen proclive a suscitar conflictos entre presidente y Congreso, poco flexible
frente a las crisis y capaz de generar situaciones de parálisis institucional, factores todos en
condiciones de afectar seriamente la estabilidad democrática.
2 gobierno a consideración: Raúl Alfonsín (1983-1989) y Carlos Menem (1989-1995). Ninguno con
mayoría absoluta.
1. Poderes Legislativos del Pte : Veto, veto parcial, decreto y temas exclusivos de legislación.
2. Poderes partidarios del Pte. (Apoyo parlamentario y disciplina partidaria).
Según Mark Jones, el nivel de disciplina partidaria en Argentina es alto en los casos de Alfonsín y
Menem.
Pero Mustapic dice que no debe basarse en el indicador de voto nominal (votar con tu nombre),
porque son las únicas que el legislador debe cuidar su disciplina. Además la votación nominal no
registra la existencia previa de posiciones diferentes entre el presidente y los legisladores.
Además, los partidos políticos eligen a los precandidatos, que además se diferencian en cada
distrito por su forma de elección por su carta orgánica.
Los Partidos le dan un montón de autonomía a los que arman la lista en cada uno de los 24
distritos.
Y particularmente, en Argentina, los partidos no permiten que el Pte sea también el Pte del
Partido.
Otro factor que complica el poder de disciplina de los partidos en el Presidente es la Ley de Lemas
en algunas provincias (Santa Cruz, Misiones, Formosa)
1. Constitucional
2. Partidaria
3. Electoral
El TRIUNFO ELECTORAL es el principal factor de cohesión partidaria.
Disciplina partidaria: habilidad de los partidos para lograr que sus miembros voten del mismo
modo en el parlamento.
a. Selectivos (de caract. Individual) : Se pueden medir si son legales. Ej: cargos, creación de
comisiones, cargos partidarios/ autoridades de bloque.
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b. Colectivos (de caract. General) : el costo de no obedecer a tu bloque. Ej: Familia Peronista
o no. Pero oscilar entre el Peronismo y no peronismo no es relevante hoy en día.
Aprobación de leyes:
Conclusión
MUSTAPIC, A.M. 1997. “El Papel del Congreso en América Latina”, Revista Contribuciones,
14, Año IV.
EEUU
Pensado como sistema de frenos y contrapesos. Los poderes deben estar equilibrados.
La forma de organizarse con la toma de decisiones es por RAZONABILIDAD (quién tiene la razón).
El legislador representa a un distrito uninominal. Para entrar necesitan plata (que la sacan de las
comisiones donde hay mucho lobby).
América Latina
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PL es como una escribanía, porque solo legitima los actos del presidente. Pero en verdad toma
parte en la agenda, y puede rechazar los proyectos del PE.
- Débiles frente al PE
EL proceso de autogobierno buscaron que sea legítimo y reconocido. La necesidad por la cual se
creó el congreso en A-L no fue por frenos y contrapesos, sino para agilizar el gobierno. Y además
es una entidad de CONTROL.
• Distribución de las atribuciones legislativas de los presidentes: veto, veto parcial, decreto,
temas exclusivos de legislación. Ej: Argentina, Chile y Ecuador.
Otras: prioridad en la agenda, tratamiento de urgencia, delegación legislativa, poderes de
emergencia, etc.
Hay 3 métodos que tienen el PE para sancionar leyes en el caso de rechazado un PDL por el PL:
¿Por qué motivo una legislatura pasaría de una actitud parroquial a otra mas orientada por
consideraciones nacionales?
• Por ambiciones políticas de los legisladores: aspiran a agarrar lo que puedan y salir
corriendo. Los legisladores con un bajo índice de reelección son particularmente sensibles
a los presidentes que controlan los recursos que dichos legisladores necesitan para forrar
su bolsillo, mejorar sus persectivas políticas futuras o retribuir a quienes lo han
patrocinado. Los lesgisladores que vislumbran para sí una carrera legislativa mas
prolongada les preocuparán también los resultados de las medidas propuestas por el
gobierno.
• Ideología partidaria: los partidos de ideología fuerte serán menos venales que una
heterogénea coalición de políticos en busca de fama, poder y fortuna.
Estrategias Presidenciales:
- Negociar / COALICIONAL
- Retribuir / NACIONAL
- Dictaminar / DOMINANTE
Estrategias Legislativas:
- Rechazo / RECALCITRANTE
- Negociación / NEGOCIADORA
- Aceptación / SUBORDINADA
Combinaciones:
a. PE Imperial / PL Recalcitrante
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PL no aprueba nada.
Ej: De la Rua
b. PE Coalicional / PL Negociadora
PL pretende participar en la discusión de la toma de decisiones, pretende participar en las politicas
públicas.
Ej: Brasil, al ser muchos los representantes, el Pte está obligado a negociar con varios partidos.
Ej: Resolución 125 del Campo. Se había hecho peticiones aunque no se haya aceptado.
d. PE Dominante / PL Subordinada
Se da en el caso Argentino cuando la mayoría de ambas Cámaras es del mismo partido que el Pte.
El congreso arg no incentiva a los legisladores a profundizar sus técnicas y carreras allí, y son
elegidos más por el partido y gobernador que por los votos. Esto debilita la institucionalización del
congreso. No tienen un papel protagónico en la policy making. Es un sistema centrado en el
partido, a diferencia del congreso norteamericano. El legislador en Argentina está proedio 1
periodo en el congreso, pertenece a varias comisiones y no es clave en el proceso de crear la
política, sino que juega como un “veto player”. Tampoco es un gran controlador del ejecutivo, y la
negociación política sucede fuera del congreso.
Los diputados son nominados por sus partidos por: arreglo con la elite, elegidos en asamblea o
primaria directa. Indistintamente del método, el líder provincial del partido (puede ser el
gobernador, intendentes opositores de ciudades importantes, entre otros) influye mucho, seguido
en menor medida por el líder nacional del partido y otros de alto rango. Al dominar los jefes de
partidos en cada provincia la asignación de las listas locales para diputados nacionales, el
legislador debe buscar una buena relación con su líder local. Este líder busca mantener su poder y
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maximizarlo y llega a rotar a candidatos populares por la provincia, sea en cargos ejecutivos o no,
para que no sea superado su poder. Incluso con candidatos menos conocidos pueden garantizar
una banca, por el propio sistema electoral, al utilizar listas cerradas y repartir las boletas que
quieren que se voten. En este contexto, el legislador no tiene incentivos de trabajar duro para
aumentar su visibilidad hacia los votantes, ni de mejorar la calidad de sus proyectos, al poder ser
marginado con facilidad. Por otro lado, la calidad técnica de legislar no está relacionado con la
visibilidad, ni para su nominación. La organización legislativa refleja los incentivos electorales
encarados por sus miembros. Suelen entrar a comisiones para obtener beneficios y/o recursos
adicionales, además de para quedar bien con el líder provincial. En los hechos, desde 1983, hay
baja reelección de diputados del PJ y la UCR. Llegan al congreso luego de una fuerte carrera
habiendo tenido otros cargos con el partido. La correlación seria: a más relación con el partido,
más carrera como legislador. La gran mayoría vienen de un cargo ejecutivo, o partidario, o como
legislador provincial.
El sistema de comisiones Enel congreso no incentiva a los legisladores en lo individual electoral, ya
que estos luego van a ser votadas en el plenario, y el crédito se lo llevan los partidos que lo
votaron, sin contemplarse el labor de la comisión. Incluso se puede saltear a la comisión con los
2/3. Cada 2 años, al renovarse la cámara en partes, se reparten las comisiones por el presidente de
la cámara en proporción al % de asientos de cada partido. Entre el presidente de la cámara y de
los partidos, se deciden los cargos de presidente, vice, secretario, etc, de cada comisión. Cada
comisión tiene entre 15 y 25 miembros y cada legislador está en 3 comisiones promedio.
Los legisladores no sustituyen 1 comisión por otra, sino que se agregan a otras nuevas. Eso genera
que cada vez se especialicen menos ya que el tiempo y el esfuerzo son limitados para el legislador.
La poca duración en el congreso, sumada a múltiples comisiones que participan, hacen que los
incentivos a especializarse bajen. En EEUU eligen comisión para especializarse y aumentar sus
chances a ser reelegido. En Argentina importa el apoyo del líder del partido local. El votante no
elige por la comisión que participa el legislador, y estos últimos eligen la comisión por preferencia
personal. Estudiando 13 comisiones, genera el siguiente análisis: variable dependiente es si
participa o no en “x” comisión. Las independientes buscan las causas de estar o no: n° de
comisiones que está; tamaño del partido en el congreso; años en la cámara; n° de comisiones que
hay; alineación con el gobernador (si gobierna uno de su partido, suben las chances de estar en
comisiones); su base profesional (profesión afin a la temática de la comisión, sube chances); e
intereses regionales (si es del norte, comisión sobre “Plan Belgrano” le interesará). Los que llevan
más años en la cámara suelen ser partes de las comisiones importantes (“appropiations” y asuntos
externos). Se anhela ser presidente de comisión para obtener recursos (empleados, caja). En
resumen, de lo más posible a lo menos: antigüedad en la comisión, ser del partido mayoritario y
antigüedad en la cámara/alineación con el gobierno de su provincia (ambas por igual).
Conclusión
El comportamiento del legislador y su organización institucional están afectados por las reglas
electorales. Esto crea un legislador amateur en su técnica, profesional en lo político y de transición
en el congreso. Pocos incentivos para profundizar su rol en el congreso. Posee baja calidad en las
comisiones, al estar en muchas y transitoriamente. Esto es también consecuencia de la elección
centrada en el partido.
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Cuenta con recursos institucionales y fiscales suficientes para formar y mantener coaliciones de
gobierno y avanzar la agenda presidencial a discreción. Estos recursos permiten al Presidente:
RECURSO DE GOBIERNO
o INSTITUCIONALES
• Gabinete: PE puede nombrarlos y removerlos de manera unilateral y exclusiva.
Pueden ser del mismo partido, de diferente partido o independiente. Le permite
concentrar el poder de manera que el ejecutivo aparezca como un órgano
unipersonal. Puede establecer la estructura del gabinete definiendo la naturaleza
de sus carteras, es decir, que esta capacitado para determinar por su cuenta el
número de ministerios, así como sus atribuciones. Colocan en las manos de
presidente el control de la estructura burocrática del Estado.
Esto le permite:
Necesita la legitimación de los Ministros mediante su firma, pero igualmente puede removerlos.
Construyen coaliciones de gobierno utilizando los cargos ministeriales como forma de "pagar" el
apoyo legislativo por parte de los partidos que forman la coalición.
o Poder de Veto: Permite al ejecutivo evitar que el Congreso realice cambios no deseados al
status quo. Pueden ser
- Parciales : implementar provisiones que acercan el output legislativo a esas
preferencias.
- Totales : puede bloquear leyes que alejan el output legislativo de sus preferencias.
Su veto es fuerte porque necesita una mayoría calificada para que el Congreso pueda insistir con la
ley sancionada.
PE debe juntar una mayoría provisoria para que no sea rechazado. Tienen 1 año para rechazarlos.
Los DNU permanecen vigentes a menos que ambas cámaras del Congreso lo rechacen de manera
explícita. Cuando el Congreso lo rechaza, lo hace mediante una resolución que el Pte no puede
vetar.
1. Entre 1853 y 1989 se emitieron 25, de los cuales 10 fueron dicatdos por Alfonsín.
Fueron una herramienta para- Constitucional y escasamente utilizada.
oPARTIDARIOS
• Nombrar un jefe de bloque
• Vicepresidencia
• Armado de listas
Son premios y castigos a los partidarios entregando cargos.
Ej:
- Menem tenía n PJ muy cohesionado con algunos personajes importantes: Rodriguez Saa,
Kirchner y Menem.
o FISCALES
Son transferencias intergubernamentales que funcionan como recurso.
• Monto
• Distribución geográfica
• Timing
• Pago
• Asignación específica.
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CONCLUSION
Importa:
• Congreso disciplinado
• Cohesión del partido
• Contexto socio-económico (cuanto $ tiene)
Si están alineadas estas condiciones, el PE es muy poderoso, pero no siempre se da.
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Post 70 se democratiza y liberaliza America latina. Se descentraliza para achicar al Estado Naciona
y esto revivió intereses territoriales de actores políticos y sociales. Se entiende a la política a través
del territorio como a las relaciones subnacionales y con distintos niveles de gobierno.
Existe una dual representación de intereses en el federalismo: por un lado la afiliación partidaria;
por otro la afiliación territorial. Pueden necesitar recursos para su provincia, pero su afiliación
partidaria tiraría para recursos nacionales en otra jurisdicción, habiendo una clara contradicción.
Los efectos de la descentralización neoliberal y la centralidad de los intereses territoriales en
sistemas federales, son ejes del texto. Leiras estudia los efectos de la descentralización
administrativa y fiscal sobre el tipo y grado de nacionalización de los sistemas de partidos. Primero
distingue entre nacionalización horizontal, o grado de homogeneidad de los resultados electorales
entre distritos subnacionales, y la nacionalización vertical, o grado de congruencia o integración
existente entre los partidos y los resultados electorales de las arenas nacionales y subnacionales.
Asi, distingue 4 tipos de sistema de partidos: nacionalizados (alto grado de nacionalización, tanto
horizontal como vertical); dispersos (ambas nacionalizaciones son bajas); federalizados (sistemas
con alta nacionalización vertical y baja nacionalización horizontal) y; segmentados (alta
nacionalización horizontal y baja vertical). Leiras compara los niveles de descentralización fiscal y
administrativa y los índices de nacionalización horizontal partidaria en: Argentina, Brasil, Bolivia,
Colombia y México y encuentra que la descentralización fiscal y administrativa pueden conducir a
una desnacionalización horizontal del sistema de partidos, pero institucionalmente condicionado.
En Argentina, la desnacionalización horizontal se produce si hay descentralización de recursos y de
autoridad dy existen incentivos políticos para reducir las estrategias partidarias nacionales (como
la devaluación de la etiqueta partidaria nacional). Tal es el caso de San Luis.
Según Suarez Cao, en un país federal, las reformas electorales en provincias, que confieren mayor
autonomía electoral a los sistemas de partidos provinciales, tuvieron desnacionalización del
sistema nacional de partidos. Hay una gran disparidad territorial de los sistemas electorales en
Argentina.
En el nivel municipal, tomando el caso de Córdoba, encuentran que hay una distribución sesgada
de los recursos invisibles (financieros), que se direccionan en mayor medida a municipios aliados al
gobernador, pero no hay sesgo distributivo en los recursos visibles (infraestructura edilicia).
Conclusión
Otra postura sostiene la fortaleza de los politicos nacionales sobre los intereses locales.
Presidencialismo fuerte: capacidad del ejecutivo xa dominar otras ramas del gob nacional.
Las instituciones federales fuertes le dan a los gob de las provincias 1 considerable autoridad en
materia de pol publicas, recursos fiscales e independencia electoral de su contraparte nacional. La
autoridad sobre las politicas, combinada con los recursos fiscales, le dan a los politicos locales la
capacidad de establecer las agendas pol locales y de recompensar a sus electores aparte de los
lideres nac. Las elecciones locales, la autoridad sobre las politicas y los recursos fiscales se combinan
xa darle a los politicos locales 1 peso imp en la determinacion de los resultados electorales locales
y nacionales. La ausencia de cualquiera de esos ingredientes debilita la capacidad de los politicos
locales de decidir los asuntos pol o cultivar apoyo aparte de los lideres nac. Los politicos locales
deben depender de los gob nac en cuanto a recursos electorales, fiscales o de pol publicas. De los 4
sist federales de Am Latina, solo Argentina y Brasil clasifican como fuertemente federales. Mexico y
Venezuela han carecido de autonomia electoral, fiscal o sobre pol publicas xa construir el apoyo de
los votantes locales independientemente de los lideres nac.
Cuando los lideres nac tienen acceso a los recursos suficientes xa construir el apoyo local, la
coexistencia de inst presidenciales y federales fuertes puede funcionar en beneficio de los lideres
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tanto nacionales como locales. Cuando los presidentes constitucionalmente fuertes no pueden
ofrecer beneficios a los politicos o los gob locales, ambas inst chocan. Los lideres nac son incapaces
de cultivar el apoyo de los politicos provinciales, lo q lleva a su deteriorio pol.
Las provincias de Arg disfrutan de mucha autonomia pol, judicial, fiscal y en materia de pol
publicas del gob nac, y sus gobiernos son los responsables de realizar las elecciones xa los puestos
nac. Gracias al sist pol y electoral fuertemente federalizado de Arg, el destino de los pol nac
dependen de la capacidad de los lideres regionales del partido xa cultivar apoyo xa sus partidos en
las urnas.
Las constituciones arg de 1853 y 1994 reservan poderes significativos a los gob de las provincias.
Tienen el derecho de adoptar sus constituciones propias y de establecer gob representativos, los
cuales consisten en gobernadores y legislaturas electas y en 1 poder judicial designado localmente.
Esto ha producido 1 variedad de sist electorales de las provincias. Al poder judicial se le da el control
de las areas q no estan reservadas xa los tribunales nac. Los gobiernos de las provincias tb son
responsables de supervisar las elecciones xa los puestos nac.
A los gob de provincia se les da la autoridad de elaborar pol en varias areas no reservadas xa las
autoridades nac, asi como de retener el derecho de imponer y recaudar impuestos. Las burocracias
nombradas en la prov administran las iniciativas de politicas locales y a menudo controlan la
implementacion de las pol nacionales. Los gob provinciales pueden promover la industria, la
migracion, la construccion de ferrocarriles y canales, la colonizacion de tierras, el establecimiento
de industrias nuevas, la importacion de capital y la explotacion de rios. Tambien son capaces de
contraer prestamos y emitir bonos y de crear sus propias empresas de servicios publicos, ind y
bancos. Las autoridades de las prov son responsables de crear y financiar los gob municipales.
Las prov funcionan como los principales distritos electorales de Arg y los politicos q aspiran a los
puestos nac y provinciales deben hacer de la provincia su principal punto de referencia. Los lideres
prov controlan la composicion y el orden de las planillas usadas xa elegir representantes xa la camara
nac de diputados. Los lideres pol provinciales pueden moldear la carrera y el destino electoral de
sus representantes ante el congreso nac, con lo cual les dan 1 poder significatico sobre sus
delegaciones en el congreso y posiciones respecto a la pol nac. Gracias a este control, los presidentes
regularmente buscan el apoyo de los gobernadores y los lideres pol locales xa politicas de gran
escala o impopulares, especialmente aquellas q requieren el apoyo del congreso.
Las elites pol provinciales desempeñan 1 papel central en la eleccion de los presidentes de la
nacion. Entre 1853 y 1994 el ejecutivo era elegido a traves de 1 colegio electoral. Los lideres prov
controlaban el orden y la composicion de las planillas de los electores de las prov, asi como los votos
finales de sus delegados, lo q les daba 1 influencia imp sobre los resultados electorales nac.
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Hoy los aspirantes a la presidencia buscan el apoyo de los gobernadores de las provincias y de
los lideres locales del partido xa ganar las nominaciones internas del partido, asi como durante las
subsecuentes campañas electorales. Las elites de las provincias controlan las organizaciones locales
del partido y las convierten en aliados imp durante las contiendas presidenciales.
El papel de los lideres pol de las provincias en la eleccion de los gobiernos locales y nacional les
ha permitido convertirse en actores destacados en la pol nacional sin siquiera haber llegado a 1
oficina publica + alla de las fronteras de la provincia.
Puesto q la competencia electoral nacional y de las provincias ocurre en las urnas provinciales,
los partidos nacionales se organizan de acuerdo con lineas federales.
El papel tradicional de las ramas provinciales del partido ha significado q la politica nac sea la
agregacion de sistemas locales de partido, lo cual ha hecho casi inexistentes a los partidos
verdaderamente nacionales!!! Los sist locales de partido operan independientemente de los
nacionales. Gracias al papel de los partidos provinciales en la pol de Arg, el pair esta salpicado de
numerosos partidos regionales y de provincia.
El impotante papel de las ramas locales del partido y los partidos provinciales en la pol nacional.
Cuando las elecciones xa gobernadores de las provincias en Arg se realizan concurrentemente con
elecciones xa la camara nac de diputados, las contiendas en las provincias tiene 1 fuerte impacto
negativo sobre el nivel de multipartidismo en el niver nac. Las elecciones nac no concurrentes con
las provincias producen niveles + elevados de multipartidismo en el congreso. Los candidatos a
puestos nac mejoran sus oportunidades cuando los lideres pol locales apoyan sus campañas
Aca la autora muestra como las politicas eco proteccionistas y las transferencias fiscales han
extendido a los gobiernos de las provincias a lo largo del s XX. El hecho de q la elaboracion de las
politicas y la distribucion de los beneficios en Arg haya estado organizada en torno de las economias
de las provincias y no de los principales sectores insdustriales y agricolas del pais, da fe de la
importante influencia de los politicos locales sobre la politica y el gob nacional.
Durante el sXIX, la importancia de los gobernadores provinciales xa la estabilidad del joven sist
federal exigio q los lideres nacionales usaran la elaboracion de la politica economica xa ganarse el
apoyo entre electores tan diversos como la oligarquia ganadera pampeana y las elites de provincia
del interior. Las pol eco liberales fomentaron el crecimiento de las exportaciones pampeanas,
mientras q las politicas proteccionistas, los subsidios, los trabajos clientelares y los favores pol se
extendieron hacia las provincias del interior.
A principios del sXX, con el fin de proteger sus intereses y garantizar la estabilidad del nuevo
orden federal, se alcanzo 1 negociacion informal entre los presidentes y las elites de las provincias
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Aunq solo representaba cerca del 30% de la poblacion total, la creciente sobrerrepresentacion
de las provinciales del interior en el congreso nacional hizo imperativo q los lideres nacionales
trataran de congraciarse el favor de las elites de las provincias del interior. Las elites del interior
usaban la ayuda del Estado xa entregar beneficios a los votantes y asi votos xa los partidos y politicos
q favorecian.
El sistema inicial de la ley de coparticipacion era ventajoso xa el gobierno federal. Entre 1935 y
1945, aunq la division primaria federacion-provincias favorecia al gobierno federal, la secundaria, la
distribucion entre provincias, favorecia al interior menos prospero.
Las tendencias cada vez + redistributivas de los encargados de elaborar la politica nacional
reflejan crecientes esfuerzos x entregar beneficios a las provincias q no podian seguirle el paso a las
+ prosperas. La importancia de mantener el apoyo pol de todos los lideres provinciales significo q,
en lugar de penalizar a las provincias pampeanas en prosperas con mayores fondos xa el interior,
los lideres nacionales decidieron aumentar los recursos absolutos transferidos a los gobiernos de
las provincias incluyendo nuevos impuestos en el sistema y renegociando la distribucion primaria a
favor de los gobiernos locales. Si bien los fondos destinados a los gobiernos del interior han
aumentado espectacularmente con el paso del tiempo, las transferencias a las provincias
pampeanas tb se ha incrementado.
Frondizi aprobo 1 ley xa cambiar la distribucion primaria de fondos entre los gobiernos federales
y de las provincias, agregar varias provincias del interior al sist y cambiar la formula q asigna los
fondos entre las provincias. La parte q se destinaba a los gobiernos de las provincias aumento 8%.
Las modificaciones a la distribucion secundaria favorecieron al interior + pobre y escasamente
poblado donde se encontraban la mayoria de los gobiernos neoperonistas y sus votantes.
Las reformas aprobadas en 1998 concedieron la mayor proporcion de recursos a los gobiernos
de las provincias en la historia de Arg, pues llego a representar 57%. Aunq la participacion de las
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prov cayo 49,1% en 1992, los fondos absolutos transferidos a los gobiernos de las provincias
aumentaros. Aunq las transferencias de la coparticipacion de impuestos aumentaron en terminos
absolutos a lo largo de los años, los mayores incrementaron ocurrieron en los 90. la coparticipacion
ha favorecido sistematicamente a los gob del interior!!!
Las transferencias fiscales le permiten a los politicos de las provincias recompensar a los
activistas y a los agentes pol leales al partido y asi cultivas el apoyo xa si mismos y los partidos q
favorecen en las elecciones nac. Los gobernadores tienen mucha discrecion sobre como gastar las
transferencias fiscales. Los fondos de la coparticipacion, los susidios ATN y los pagos de derechos no
estan etiquetados, asi posibilita a los gobernadores usar ese dinero de acuerdo con la agenda pol
local. Los gobernadores puede dirigir esos recursos hacia proyectos e individuos favorecidos!!!
Gracias a las transferencias, los gob de las prov han podido aumentar el empleo en el sector publico.
La extension de los beneficios y las pol preferenciales a los gobiernos tanto de las provincias
pampeanas como de las provincias del interior permitio la supervivencia de las elites tradicionales,
la politica clientelar y las maquinas partidistas locales en toda Arg. Las transferencias federales le
han dado a las elites publicas de las provincias mayores oportunidades de entregar beneficios a sus
seguidores y de construir organizaciones locales de partido con minima interferencia federal. A
cambio de dichos beneficios, los politicos de las provincias apoyan a los partidos nacionales en las
urnas, asi como las disciplinadas delegaciones de las provincias en el congreso nacional.
Si bien las secciones anteriores muestran q los presidentes han usado su acceso privilegiado a
la politica nacional y a los recursos del Estado xa entregar beneficios a los lideres de las provincias,
otra medida del poder independiente de los lideres locales y los presidentes nacionales radica en
las respuestas de las provincias al ajuste eco nacional de la decada del 90.
Las reformas eco de los 90 eliminaron la mayoria de las politicas q benefiaban a los gobiernos
de las provincias!!
En 1991: ley de convertibilidad entre la divisa arg y el dólar. A fin de apoya la convertibilidad de
ambas monedas, el gob tenia q mantener la inflacion baja, lo q requeria reducir el deficil fiscal
reestructurando la eco y continuando las reformas orientadas al mercado. La desregulacion del
comercio int y los mecados internos, en 1 contexto de convertibilidad del tipo de cambio q restringia
la capacidad del BCRA de cubrir las deudas de las prov, le quito a los politicos la cap de dirigir
subsidios, proteccion y recursos financieros a industrias y produccion agricola ineficientes.
El alcance y la naturaleza radicales de las reformas eco en Arg atestiguan la fortaleza del
ejecutivo federal de este pais. Los gob de las prov no pudieron evitar muchas de las reformas
realizadas en los 90. las economias de las prov tb sintieron los efectos de la liberalizacion comercial.
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Muchos lideres locales pudieron evitar la implementacion de dichas reformas en las eco locales.
Las instituciones federales fuertes y la coparticipacion les permitieron a muchos gob de las
provincias abstenerse de muchos de los programas q buscaban resolver las ineficiencias
estructurales subyacentes en la eco. El nuevo sist de transferencias, en particular la clausula de
garantia xa las provincias, significaba q el gob federal y el Sist de Seguridad Social debia correr con
todos los costos asociados con la caida de las recaudaciones fiscales de la coparticipacion de
impuestos. A cambio de esos fondos, los gobiernos de las provincias acordaron suspender los
impuestos q a juicio del gob federal distorsionaban el crecimiento y la recuperacion eco. A mediados
de 1995 todas las prov con excepcion de Cordoba, habian firmado el acuerdo.
Reforma eco, transferencias federales y apoyo al partido nac en las elecciones provinciales
En vista de q la mayoria de las politicas dirigidas a los gobiernos de las prov han desaparecido
en años recientes, las prov q se quedaron con las mayores participaciones de transferencias fiscales
federales deberian ser las mas capaces de evitar el cambio eco y preservar el apoyo del partido xa
los partidos establecidos en las elecciones nac.
Entre 1983 y 1995, en todas las prov, el % de votos obtenido x los partidos establecidos en las
elecciones nac disminuyo, como resultado de la crisis eco.
En las prov con menores recursos de la coparticipacion el apoyo xa los partidos establecidos en
las elecciones xa presi de la nacion declino 40%. En contraste, a los partidos nac en las prov q reciben
mayores fondos federales les fue comparativamente mejor, solo perdieron 20% de votos. Los
partidos nac de las prov con menores transferencias perdieron 20% de su participacion usual de
votos, mientras q sus contrapartes de provincias con transferencia altas perdieron 10% solamente.
La crisis eco y la reforma han afectado el apoyo pol tradicional xa los partidos nacionales mediante
canales nacionales y de las provincias.
La rel entre presis y provs aborda el actual desacuerdo academico aceca de la naturaleza de la
pol y el gob de Arg. La polo y las rels intergubernamentales en Arg no son de suma cero. No solo los
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presis son actores pol importantes, como lo evidencia su capacidad xa usar el Estado y sus recursos
xa cultivar apoyo, sino q tb lo son los lideres de las prov, lo cual se muestra en su capacidad de
obtener pol preferenciales a los lideres nac!!! Este articulo demuestra q los presis poderosos y las
inst federales fuertes no son mutuamente excluyentes, sino q coexisten. Los periodos de
crecimiento eco y prosperidad, particularmente durante el desarrollo eco dirigido x el Estado,
ayudan a armonizar las relaciones entre esas 2 inst. Los periodos de deteriorio eco llevan a la
confrontacion.
La coexistencia de presis y prov poderosas en Arg tb explica xq la eco del pais no ha podido
cosechar los beneficios de la reforma eco nacional en los 90. Aunq han sido instrumentales al
mantener la estabilidad pol a lo largo de los años, actores pol de las prov han debilitado la
estabilidad eco nacional. Los considerables recursos fiscales transferidos a los gob de las prov
junto con su tradicional independencial electoral y en materia de politicas, le permitio a los gob
prov evitar la implementacion de las reformas eco nacionales, debilitando asi la posicion fiscal de
Arg y la estabilidad macroeco gral. La supervivencia de 1 presidencialismo fuerte en medio del
federalismo fuerte en Arg, si bien beneficio a todos los niveles del gob a lo largo de gran parte del
sXX, ahora sirve xa minar la tradicional estabilidad pol del pais. Este articulo destaca la importancia
de la estabilidad eco xa coexistencia pacifica de presidentes poderosos e inst federales fuertes!!!
JONES, M.P. y W. HWANG. 2005. “Jefes de provinciales de partido, piedra angular del
Congreso argentino”
El éxito del Presidente Menem se debe a su habilidad para mantener el apoyo de los jefes
partidarios provinciales. Dicho apoyo se manifestó, mas de una vez, en la delegación de poder al
líder del partido en el Congreso. Esta delegación tuvo, sin embargo su precio, que fue el reflujo
continuo de recursos hacia las provincias. Para mantener este reflujo de recursos, Menem se vio
forzado, cada vez más, a contraer deuda en los mercados internacionales, u en menos medida, en
los mercados domésticos de capital. Sin embargo, el peso de esta deuda creciente se hizo
insostenible y eventualmente, contribuyo al colapso de la política y la economía del país en
diciembre del 2001.
En el periodo 1989-2003, la política argentina estuvo dominada por dos partidos: UCR y PJ. Pero
hasta el día de hoy, casa uno de estos partidos ha visto evaporarse su base electoral tras un
puñado de elecciones.
Este predominio PJ-UCR puede verse en el control sustancial que ejercieron estos dos partidos
sobre la parte mas importante de los puestos políticos del país: la presidencia, el Congreso, las
gobernaciones y los municipios.
El foco de la política partidaria en Argentina es la Provincia. Las carreras políticas tienen una base
provincial (incluso muchas posiciones en el gobierno nacional son consecuencia de factores
provinciales), y la base de apoyos políticos y partidos se concentra a nivel provincial.
EL gobernador es el jefe indisputado del partido a nivel provincia. Sino es manejada por una
pequeña elite del partido.
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1) Patronazgo= intercambio de empleo público por medio de una fuerza partidaria. El uso de
el empleo público a favor al fin electoral.
2) Políticas Públicas
3) Medios de Comunicación: por ejemplo, Rodriguez Saa en San Luis, o Romeo de Salta.
4) Pauta privada: publicidad en los medios.
Dicen que en las provincias con gobernadores peronistas son tienen internas, los que no son
gobernados por gobernadores peronistas si tienen internas.
Los partidos a nivel subnacional en Argentina, los gobernadores que tienen todas estas
herramientas evitan las internas.
GALVÁN, F. 2011. “¿El Sello Importa?: El rol partidario de los ejecutivos nacionales y
provinciales a la luz de las listas peronistas disidentes (1989 – 2009)”
Introducción
Estudia los sectores internos de los partidos peronistas en elecciones generales utilizando listas
disidentes (con sellos no oficiales). Entre 1983 y 2007 el peronismo ha sido el partido que
protagonizó el mayor número de disidencias electorales por cargos nacionales. Estas listas se
triplican entre 2003 y 2007. Se entiende como disidencia electoral a las situaciones en las que
facciones de un partido compiten coyunturalmente por afuera de las listas oficiales, para luego, en
general, retornar a sus filas de origen. Estas listas suelen tener el patrocinio de dirigentes
peronistas en cargos ejecutivos nacionales o provinciales. Hay 4 factores que facilitan las
disidencias electorales: el bajo costo de entrada (conformar partidos), la posibilidad de acceso a
financiamiento público, el bajo riesgo de penalizaciones, y la existencia de patrocinadores.
Hay 3 problemáticas que se encuentran vinculadas: el control del sello oficial, el proceso de
nominación de candidaturas y los agentes que acercan recursos organizativos a las listas de
candidatos. Hay muchos estudios pero de la disciplina dentro del partido, sea en el congreso o en
el partido en general, pero no lo que sucede en las disidencias. Si la provincia pertenece al PJ, este
arma las listas, pero la existencia de terceros agentes con capacidad de dar recursos materiales y
organizativos como el presidente, legisladores, genera múltiples lealtades. Los dirigentes en cargos
ejecutivos (intendentes o gobernadores) poseen un alto grado de autonomía en la distribución de
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recursos organizativos, los cuales están exentos de las regulaciones de su partido. Las cúpulas
provinciales del PJ constituyen el eje central del partido. Hay 4 enunciados sostenidos
empíricamente:
El presidente influye sobre las carreras políticas de los dirigentes de su color político, dado
que controla el sello oficial del partido. Pero puede tener reticencia de algunos
gobernadores, y así incentivar listas por fuera de las oficiales.
El PJ es fuerte a nivel provincial y poco estructurado en el plano nacional. Hay 2 agentes
con capacidad suficiente como para desafiar al gobernador: el Presidente y otros
gobernadores.
Dado el carácter distrital de los comicios para las bancas legislativas nacionales, el
principal agente encargado de la nominación partidaria para esos cargos, en las provincias
gobernadas por el peronismo, es el gobernador, pero también está el presidente si no
están alineados.
Existe más competencia en el PJ en las provincias peronistas que en las no peronistas.
Desde 1983 a 2009 hubo 146 listas de peronistas disidentes para cargos nacionales. 116 fueron
para diputados. Suele haber esta dinámica: una lista peronista alineada al gobernador, del PJ,
enfrentada en las elecciones generales a otra lista peronista enfrentada al ejecutivo provincial.
Gran parte de los diputados peronistas llegaron con listas disidentes (casi 100 diputados y 14
senadores entre 1983-2009). Durante el menemismo hubo 4 disidencias con patrocinadores. Dos
en la lista “Frente de la Corriente Renovadora” conformada por el gobernador peronista de
Santiago del Estero, Iturre. Por otro lado, en San Juan en 1993 habia una lista apoyada por
Menem. En estos casos: a) en Santiago del Estero y Catamarca el PJ oficial se encontraba alineado
con el Presidente; b) en San Juan y Catamarca las listas disidentes fueron avaladas por
gobernadores que acababan de ser desplazados; c) en San Juan y Santiago del Estero las
disidencias emergieron de un conflicto intrapartidario entre un gobernador peronista y una
facción opositora que dominaba el partido y; d) en Santiago del Estero en 1993 se dio el único caso
en el que una lista disidente patrocinada por un gobernador peronista fue derrotada por la boleta
de los candidatos del PJ oficial no alineados al ejecutivo provincial. En el Kirchnerismo se
acrecienta este fenómeno. Se dio allí más del 60% de las disidencias del periodo (1983 – 2009).
Estas disidencias eran distintas, el apoyo presidencial era notable. El caso más resonante fue el de
CFK en 2005, que encabezó la lista disidente del FPV en contra del PJ oficial, encabezada por la
mujer de Duhalde, líder del PJ provincial. En el 2007 hubo 28 listas disidentes patrocinadas, la
mitad avaladas por Nestor, y el resto por distintos gobernadores, destacándose Rodriguez Saa. 2/3
de las listas disidentes fueron en distritos con gobernador peronista, y solo 1/3 en distritos
gobernados por otras fuerzas (UCR, MPN, etc.). No hubo ninguna presidencia peronista durante la
cual la cantidad de listas disidetnes en distritos “no peronistas” superara a las presentadas en
distritos peronistas.
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En resumen, las listas disidentes pueden ser patrocinadas por gobernadores o presidentes; el
presidente no siempre cuenta con el sello partidario oficial para impulsar candidatos y; la cantidad
de disidencias no disminuye al haber un gobernador peronista.
La trayectoria de los candidatos a las listas disidentes de 2009, que fueron ex gobernadores o ex
vicegobernadores no es un dato menor. También se postularon 2 funcionarios que en el momento
eran intenden o ex intendentes del PJ. Esto no sucedía décadas atrás, y puede comprometer al
futuro del PJ si las grandes figuras buscan entrar por fuera del partido.
Conclusiones
Las disidencias electorales peronistas muestran una serie de características específicas que nos
ayudan a repensar algunos de los postulados tradicionales sobre el rol de los ejecutivos nacionales
y provinciales en la organización partidaria. Aquí se vió la capacidad de presidentes y
gobernadores peronistas para impulsar listas disidentes en distritos que no pueden influir al PJ
oficial. Incluso un gobernador del PJ puede buscar la disidencia de sus candidatos si la disputa
intrapartidaria es muy fuerte y no puede imponer sus candidatos. En el armado de listas también
entran otros gobernadores y el propio presidente para presionar al gobernador de la provincia. Al
no poseer el presidente el sello oficial en todas las provincias alienta a que este apoye listas
disidentes y ponga candidatos afines. Las listas peronistas en competencia en elecciones generales
se incrementan en aquellos distritos controlados por el peronismo. En cuanto a la trayectoria,
luego de la llegada de la democracia, los disidentes eran facciones disconformes con la cúpula del
PJ, y sus candidatos tenían roles y trayectorias secundarios. En cambio con los K se desata una
dinámica al haber ex gobernadores, ex presidentes compitiendo fuera del PJ. El sello sí importa, a
tal punto de que sus dirigentes son capaces de alentar listas por afuera del partido para desafiarlo
y presidirlo o controlarlo. Este es el caso de Cafiero y Nestor, que alentando disidencias, luego
lograron presidir el PJ nacional. Pero para los legisladores que disiden y los votantes que votan
igual al ser peronistas los candidatos, el sello no importa.
El peronismo como partido tiene gran apoyo del interior, por redes de patronazgo y clientelismo.
En la reforma del 49´ violo el principio del voto proporcional dándole más asientos al interior sin
basarse en la población. Alimentaba a caudillos del interior con gasto público, subsidios, y la
coparticipación siendo más dirigida a la periferia que al centro en proporcionalidad. La alianza del
peronismo periférico y partidos provinciales (70% de lo periférico) les permitía obtener una
mayoría más holgada, (y el 54% de la área metropolitana (en diputados))con el fin de llevar a cabo
las reformas.
Comienza su gobierno con poderes de emergencia que le da el Congreso a Menem, haciendo una
economía de libre mercado, reduciendo el gasto publico nacional, privatizando empresas publicas
y descentralizando lo nacional. Su campaña era de expansión económica y promesas económicas
populistas. Se gana asi la enemistad del peronismo de la metrópolis, y los sindicatos se dividen en
pro gobierno y anti gobierno. El control de la inflación le hizo ganar mucho apoyo, luego de
comenzar su gobierno con hiper inflación. Los lazos del peronismo con la periferia se dan por la
debilidad de los sindicatos en el interior, y las conexiones de Menem con los gobernadores.
Además, las reformas a la periferia suceden luego del 94, una vez que ya gano la reelección, por lo
que su apoyo previo era por falta de ajuste a ellos. Previo al 94 no había ajustes del empleo
público provincial, y el incremento de los subsidios. El ajuste del empleo público nacional se siente
más en los centros urbanos de las metropolitana, ya que en áreas urbanas de la periferia prevalece
el empleo público provincial. Así, se mantuvo pacificado al interior en la primera etapa de ajuste.
Pero luego con el Pacto federal y el Pacto fiscal, comenzaron a haber movilizaciones en el interior
por presionar para que ajusten las economías provinciales. Igualmente, el costo electoral y los
disturbios se sintieron en las áreas urbanas del interior, y no en las áreas semi urbanas o rurales,
donde la maquinaria electoral-clientelista seguía funcionando afin al gobierno nacional. Gran gasto
de los gobiernos provinciales de la periferia es cubierta por: coparticipación federal automática y
fondos discrecionales que asignaba el gobierno nacional (apoyo al desequilibrio fiscal provincial,
créditos para hogares, inversiones públicas, educación, etc). Mientras que el gasto de las
provincias metropolitanas excede por mucho al de las periféricas, el de las periféricas está mucho
más financiado por el gobierno nacional que las primeras (48% las metropolitanas, 78% las
periféricas; financiación discrecional del 7% en las primeras y de 18% en las periféricas). En
términos absolutos se le da más a las metropolitanas, pero en términos relativos, proporcionales,
per capita, las periféricas reciben muchísimo más (ej: Bs As en 1995 recibia 282 dolares per capita,
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y tierra del fuego 3.402). A más periférica, más fondos discrecionales y mejor desempeño
electoral del peronismo.
En resumen, los partidos deben tener: potencial para formar coaliciones, o potencial para presionar. Estas
reglas aplican a sistemas parlamentarios. En el presidencialismo cuentan los que ayudan o
dificultan la elección de un presidente, y los que determinan si tendrá o no apoyo mayoritario en
el Congreso.
Dos son las principales opciones cuantitativas a la reglas de cuenta propuestas: el índice de
fragmentación o Indice F o Rae y; el “número efectivo de partidos” (NEP) medido por Taagepera y
Shugart. El Indice Rae indica la probabilidad de que 2 miembros de un parlamento pertenezcan a
partidos distintos, siendo 0 de ser monocolor el parlamento, a 1 habiendo tantos partidos como
representantes. La falla es que sobrevalúa a los grandes y comprime a los pequeños, y no es
sensible a la posición de los partidos en propuestas fundamentales ni a la distancia ideológica
entre ellos. El NEP es más directo que el anterior, midiendo el tamaño relativo de los partidos
dejando que la proporción de votos obtenidos determine sus propias ponderaciones. En ambos la
información resulta similar. Lo cualitativo se deja de lado con estos métodos. Si hay una
fragmentación polarizada, cosa que no captan estos índices matemáticos, es de vital importancia
para analizar.
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Retomando sobre los sistemas electorales: de mayoría sería un sistema plural de distritos con un
solo representante. La elección del votante se limita y es restringida a los principales
contendientes (a menos que quiera tirar el voto). Esto genera un bipartidismo en el distrito, pero
no necesariamente a nivel nacional, a menos que estos dos sean los principales en todos los
distritos. No es solo el sistema electoral el que condiciona al votante, también es el sistema de
partidos. Los sistemas electorales se dividen en “fuertes” y “débiles”, división igualmente usada
para los sistemas de partidos dependiendo de si están o no estructurados. Un sistema
estructurado es aquel en el cual el votante vota a un partido, a una institución por sus ideas
abstractas, más que por sus notables o caciques locales. A más desarrollado el sistema, más se
naturaliza la canalización de las preferencias sociales por los partidos. La alfabetización ayuda a
considerar al partido como un ente abstracto, y ayuda a que sean sistemas más estructurados. Los
sistemas electorales plurales (mayoría, el que gana se lleva todo) no generan influencia más allá
del partido hasta que el sistema de partidos esté estructurado.
Luego define al bipartidismo como un sistema de 2 partidos que se caracteriza por 3 rasgos:
Estas reglas dependen mucho de la distribución de los votantes. La distribución de las lealtades
partidistas está determinada históricamente, hasta el advenimiento de un sistema de partidos
estructurados.
Lo siguiente es relacionar los formatos de las 4 reglas con las características sistémicas (con los
distintos tipos de sistemas de partidos). Hay 3 patrones sistémicos importantes: 1) la mecánica
bipartidista, es decir, la alternación de 2 partidos en el poder; 2) el multipartidismo moderado, o
sea, cambios bipolares en los gobiernos de coalición y; 3) el multipartidismo polarizado, esto es,
los sistemas caracterizados por la competencia multipolar, las coaliciones localizadas en el centro
que reciben votos de la periferia, y los partidos antisistema. En esta tipología la variable decisiva es
la polarización sistémica, definida como la distancia ideológica entre los partidos importantes más
alejados entre sí. Dado el sistema de partidos y la polarización, están las siguientes hipótesis:
Hipótesis 1: cuando la forma pluralista de un solo representante produce un formato de 2 partido,
el formato producirá bipartidismo si la polarización es pequeña. Como la mecánica bipartidista es
centrípeta, tiende a disminuir la polarización sistémica, en vez de aumentarla.
Hipótesis 2: si se supone que las minorías irreductibles (de haberlas) están dispersas de tal manera
que caen por debajo de las cuotas de ingreso, las fórmulas impuras de RP probablemente
permitan que existan de 1 a 2 partidos por encima del formato bipartidista. Estos 3 o 4 partidos
generará un multipartidismo moderado si es que el sistema no está muy polarizado. Como el
multipartidismo moderado converge hacia la bipolaridad (competencia centrípeta), no tenderá a
aumentar la polarización.
Hipótesis 3: los sistemas de RP pura o relativamente pura permiten un formato de 5 a 7 partidos.
Aún bajo polarización baja o media, no se obstaculiza la mecánica de coaliciones multipartidistas
moderadas. Pero en condición de fuerte polarización, el formato se irá a un multipartidismo
polarizado y estó aumentara la polarización sistémica.
El sistema de partidos y electoral son variables independientes. Esto genera 4 posibilidades:
distribuciones menores que la pluralidad o que las cuotas, entendidas como la dispersión similar
en los distritos electorales.
Ley 1: con estructuración sistémica y dispersión similar en todos los distritos electorales, los
sistemas pluralistas forman bipartidismos. 1.1 una estructura sistémica fuerte es la condición
suficiente sustitutiva necesaria para originar un formato bipartidista.
Ley 2: Si existe estructuración sistémica pero no la dispersión similar en todos los distritos, los
sistemas pluralistas causan la eliminación de los partidos cuyos números de votos es menor que la
pluralidad, pero no pueden eliminar, y permiten tantos partidos como lo hagan posible las
concentraciones que superan la pluralidad.
Ley 3: Dada la estructuración sistémica, la RP tiene un efecto reductor causado por su falta de
proporcionalidad. Cuanto menos pura la RP, mayores serán los costos de ingreso para los partidos
pequeños y más fuertes los efectos reductores, y viceversa. 3.1. una estructuración sistémica
fuerte es por si sola la condición necesaria y suficiente para mantener cualquier formato de
partidos que haya existido antes de la introducción de la RP.
Ley 4: si no existe la estructuración sistémica y se supone una RP pura o casi pura, esto es, un
costo de ingreso igual para todos, el número de partidos puede ser tan grande como lo permita la
cuota.
La ley 1 se establece en las reglas 1 y 2; la Ley 2 en la regla 3; la Ley 3 con la regla 4, y la 4 establece
el límite de los efectos de los sistemas electorales. El tan mencionado “efecto multiplicador” de la
RP no existe. Al establecerse la RP, su consecuencia fue la remoción total de obstáculos, se da más
libertad al votante de expresar sus preferencias. Por lo tanto, la RP no multiplica, sino que quita
obstáculos y aparecen partidos. En resumen la RP es un sistema electoral sin efectos.
Es vital para las oportunidades electorales de los partidos políticos. No pueden definirse 1
vez y nunca cambiarse ya que hay cambios demográficos que lo impulsan a modificarse.
Puede ser manipulado para beneficio de 1 partido, y se puede mediante la variación de la
población necesaria para 1 escaño. Sobre o sub representar una zona, al dividir o unir
circunscripciones, atenta contra la igualdad del voto, al ponderarse zonas sobre otras. La
división discrecional de las circunscripciones para favorecer partidos es conocido como
Gerrymandering. Esto genera que se una en grandes circunscripciones a zonas opositoras
y dividir en bastiones de uno, para que entren más del propio.
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cocientes decrecientes para cada partido. Los escaños se asignan a los mayores cocientes.
El más conocido es el método D´Hondt, el cual por ejemplo:
Procedimiento del cociente electoral: cantidad mínima de votos para obtener un escaño,
también denominado “de cuota”. Los partidos obtienen tantos escaños como veces que
quepa el cociente electoral dentro del número de votos por ellos recibidos. El cociente se
obtiene mediante división, donde el dividendo es siempre igual al total de votos válidos
emitidos, mientras que el divisor cambia según la formula. Si es idéntico al numero de
escaños disputados, es el método de Hare o el simple. Si es ese pero +1, es el método
Hagenbach-Bischoff. Puede ser más aumentado.El efecto de estos métodos es: a mayor
divisor, mayor cociente, para determinar el número de escaños de la segunda operación.
Ejemplo:
se suele
sumar más número para asignarse todos los escaños con este método. Los escaños que
faltan se aprovechan para mejorar o limitar la proporcionalidad de votos y escaños, en
otros niveles como el nacional o por asociaciones de circunscripciones. Los escaños
restantes pueden aplicarse con:
Método del resto mayor.
Método del resto menor.
Método del reparto de restos (similar a D´Hondt).
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Método del medio (o residuo) mayor (división del resto entre escaños ya obtenidos más
uno).
Con estos métodos, ningún partido recibe todos los escaños restantes. El de resto mayor y del
promedio mayor favorecen a los pequeños, mientras que el de resto menor favorece a los
grandes.
Si no se asignan todos los escaños en niveles de la circunscripción electoral, los escaños restantes
se pueden asignar en segundos y terceros niveles. Esto seria local, provincial/estatal y nacional. Asi
se intenta hacer mas proporcional el voto.
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PÉREZ LIÑÁN, Aníbal. 2004. “Las instituciones electorales y su impacto político: los países
del Mercosur en perspectiva comparada”
Este ensayo resume algunas conclusiones centrales de la literatura sobre sistemas electorales y
compara el funcionamiento de las elecciones legislativas y presidenciales en los países del
Mercosur.
La primera parte del artículo establece tres criterios centrales para caracterizar elecciones
legislativas (fórmula electoral, magnitud de distritos, y procedimientos de nominación), identifica
cuatro tipos de sistemas electorales utilizados en América Latina (listas cerradas, listas abiertas,
circunscripciones uninominales y sistemas mixtos) y analiza las consecuencias para la
proporcionalidad, la gobernabilidad, la personalización del voto y la cohesión partidaria.
En la segunda parte se analizan los sistemas de elección presidencial, enfatizando tres variables
básicas (si la elección es directa o indirecta, el umbral de votos requerido para triunfar, y la
naturaleza de una segunda vuelta). A partir de estos criterios se identifican cuatro sistemas
(elección por colegio electoral, mayoría simple, balotaje y presidencialismo parlamentarizado), y
se analiza el impacto de estos sistemas sobre la legitimidad del presidente electo y sobre la
gobernabilidad.
Elecciones Legislativas
El tercer factor clave es el control sobre las nominaciones y la conformación de las listas. ¿Quiénes
tienen la capacidad para nominar? ¿Quiénes deciden el orden de las listas? Un sistema de
nominación estrictamente cerrado solamente permite al “jefe máximo” del partido nominar a
todos los candidatos. En el otro extremo, los partidos pueden utilizar internas abiertas. En la
práctica, muchos partidos han optado por alternativas intermedias: la elección de candidatos a
través de convenciones. El mecanismo para ordenar: las llamadas listas “sábana” (cerradas y
bloqueadas) ofrecen un control pleno sobre la lista al partido, mientras que las listas
desbloqueadas o abiertas, son una alternativa para transferir un mayor control sobre el orden de
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las listas a los votantes. A diferencia de las reglas sobre elecciones internas, que en casi todos los
países son manejadas autónomamente por cada partido, las reglas sobre listas abiertas o cerradas
afectan a todos los partidos por igual.
La articulación de estos tres criterios permite identificar cuatro tipos de sistemas electorales
empleados en América Latina:
La proporcionalidad se refiere a la fidelidad con que los votos emitidos por el electorado de cada
partido se transforman en bancas legislativas. Idealmente, un partido que obtiene el 10,74% de los
votos debería cosechar el 10,74% de las bancas. Sin embargo, cada banca no puede dividirse en
fracciones para alcanzar una proporcionalidad perfecta. Las distorsiones con respecto al principio
de proporcionalidad en una elección se miden normalmente a través del índice de Gallagher, que
refleja el porcentaje total de votos asignados “incorrectamente” al momento de convertirse en
bancas. El grado de proporcionalidad depende no solamente de la fórmula electoral (mayoritaria o
proporcional), sino también de la magnitud del distrito. Cuanto menor es el tamaño del distrito,
mayor es la distorsión de la proporcionalidad.
Un tercer aspecto de importancia es la personalización del voto. En sistemas de lista cerrada, los
votantes normalmente se quejan de las dificultades para conocer a quienes están votando y de la
opción forzada les que imponen los líderes del partido. Para resolver existen dos alternativas:
utilizar un sistema uninominal, en donde cada circunscripción elige a un único representante, o
utilizar un sistema de lista abierta, desbloqueada, o múltiple. Con respecto a la primera opción,
tiende a eliminar a los partidos pequeños y a generar sistemas bipartidistas. Con respecto a la
segunda opción, los candidatos de las diferentes facciones tienen claros incentivos para
desarrollar sus propias campañas. Bajo sistema de listas cerradas y bloqueadas, cuanto mayor es
el tamaño del distrito, más larga es la lista y menor es la personalización del voto. Bajo un sistema
de listas abiertas, cuanto mayor es el tamaño del distrito, mayor es el número de miembros de un
mismo partido que compiten entre sí, y mayor es el incentivo de éstos para cultivar una lealtad
personal entre los votantes en lugar de una lealtad partidaria.
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Elecciones Presidenciales
Criterios y clasificación
Todo sistema electoral destinado a regular la elección de un presidente debe atender dos
problemas fundamentales: el carácter (directo o indirecto) de la elección y el establecimiento de
un umbral electoral de legitimidad.
El primer asunto consiste en estipular si los votos del electorado constituyen un gran distrito
nacional uninominal o si se destinan a elegir un cuerpo colegiado que por su parte selecciona al
líder del ejecutivo.
El segundo problema, consiste en estipular la proporción de votos que se consideran “suficientes”.
Apunta a establecer un umbral electoral de legitimidad que debe ser superado para garantizar la
autoridad. Tres principios han regulado la definición de este umbral: la regla de competencia (el
candidato con un mayor número de votos es el legítimo ganador), la regla de mayoría (el
candidato con más del 50%) y el principio mixto, por el cual el candidato más votado adquiere la
presidencia siempre y cuando supere un requerimiento mínimo (v.g., 40%) o mantenga cierta
distancia de su competidor (v.g., 10%).
Con el establecimiento de un umbral rígido de legitimidad surge un tercer problema: qué hacer
cuando ningún candidato supera el mínimo legitimador. La respuesta histórica ha sido la
organización de una segunda vuelta electoral. La realización de una segunda vuelta reabre la
cuestión de establecer si ésta debe ser directa o indirecta, y (si hay más de dos candidatos) del
nuevo umbral legitimador. La articulación de estos criterios permite identificar cuatro tipos de
procedimiento para la elección presidencial:
Los defensores del sistema de doble vuelta directa destacan dos ventajas. En primer lugar, se
argumenta que éste fortalece la legitimidad electoral del presidente. En segundo lugar, el sistema
de balotaje tendería a fortalecer la gobernabilidad democrática, al garantizar un presidente con
amplio respaldo popular y promover la formación de coaliciones electorales.
Los críticos del balotaje sostienen que la doble vuelta difícilmente cumple con estas promesas. En
primer lugar, la supuesta legitimidad puede ser artificial e inestable. Dado que los partidos débiles
no pueden controlar a sus electores, “el candidato ganador llega al poder sin compromisos. Al
mismo tiempo, el sistema de doble vuelta genera menores incentivos para el voto estratégico y
por ende favorece el incremento del número de partidos. Un problema adicional está dado por la
posibilidad de la reversión del resultado. Con la segunda vuelta se abre siempre la posibilidad de
revertir el resultado de la elección inicial, generando un ganador diferente. En ausencia de
partidos fuertemente institucionalizados, esta situación puede agudizar el síndrome del presidente
“tigre de papel”—un ejecutivo que se cree electoralmente muy fuerte pero que en realidad es
institucionalmente muy débil. Este síndrome tiene cuatro atributos distintivos: 1) aunque el
presidente se elige en el balotaje, el congreso se elige en la primera vuelta, y por ende el
presidente electo carece de una mayoría legislativa; 2) la campaña electoral previa a la segunda
vuelta no favorece la formación de coaliciones sino la polarización electoral; 3) en la segunda
vuelta, una mayoría de los electores vota en contra del candidato que triunfó en la primera vuelta,
revirtiendo el resultado inicial pero sin mayor lealtad por el nuevo presidente; 4) el nuevo
presidente reclama un “mandato incontestable” de la población, sólo para encontrarse con un
congreso que le es hostil y con una apoyo público que se evapora.
¿Cómo evaluar, entonces, los efectos de los sistemas de elección presidencial sobre la legitimidad
electoral y sobre la gobernabilidad democrática? Utilizaré una base de datos que cubre 76
elecciones presidenciales realizadas en 18 países latinoamericanos entre 1979 y mayo de 2002. La
base de datos ha codificado dos variables dependientes: el porcentaje de votos obtenido por el
candidato ganador en la primera vuelta, y un índice de ingobernabilidad para el nuevo gobierno.
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El porcentaje de votos obtenido por el candidato ganador en la primera o única vuelta busca
evaluar cuán necesario es el sistema de balotaje. La lógica es la siguiente: si el balotaje constituye
una solución necesaria para un problema real — la incapacidad de los candidatos para obtener
porcentajes aceptables de votos en la primera vuelta - los sistemas que han adoptado el balotaje
deberían haberlo hecho porque los candidatos que encabezan la primera vuelta consistentemente
obtienen un porcentaje de votos que sería insuficiente para garantizar la legitimidad.
CALVO, E., SZWARCBERG M., J.P. MICOZZI Y J. LABANCA. 2001. “Las fuentes institucionales
del gobierno dividido en Argentina: sesgo mayoritario, sesgo partidario y competencia
electoral en las legislaturas provinciales argentinas
Es mediante sistemas electorales con fuertes sesgos mayoritarios que las provincias inhiben la
entrada de terceros y cuartos partidos en la competencia local. Los sesgos mayoritarios de las
legislaturas nacional y provinciales son uno de los mecanismos que garantizan el quiebre federal
de la relación ejecutivo-legislativo.
Sesgo mayoritario
Entre los mecanismos que permiten que algunos votos valgan más que otros tenemos reglas
mayoritaristas. Reglas que asignan desproporcionadamente asientos legislativos a los ganadores
de la contienda electoral, ya sea para garantizar principios normativos como el de mayor
gobernabilidad o, alternativamente, que buscan garantizar estratégicamente el poder de ciertos
partidos y candidatos. La elección presidencial en distrito único es la forma más simple de una
regla mayoritarista, la cual da el 100% de representación en el ejecutivo a aquel partido que
obtiene la mayor cantidad de votos representando tan sólo a un 30% o 40% de la población.
Describimos con el concepto de sesgo mayoritario la sobrerrepresentación en asientos que
reciben partidos ganadores y la subrepresentación en asientos percibida por partidos minoritarios
como resultado de las reglas que trasladan votos en asientos en un sistema electoral dado.
El sesgo mayoritario es localmente el resultado mecánico de (i) la magnitud del distrito; (ii) la
fórmula electoral; (iii) la estructura de nominación de los candidatos; (iv) la distribución de los
distritos electorales en todo el país y; (v) la distribución de los votantes en esos distritos.
Sesgo partidario
Los votos de algunos partidos pueden valer más que los votos de otros partidos en la medida que
los electores se distribuyen de modo no uniforme a través de los distintos distritos electorales de
un país. Las ventajas comparativas que obtiene un partido político respecto de los otros partidos
políticos, en virtud de la forma en que se distribuyen sus votantes a lo largo de distintos distritos
electorales bajo un mecanismo de asignación de bancas recibe el nombre de sesgo partidario. Ej:
PJ en Bs As y UCR en Jujuy, al momento de elegir diputados el PJ va a tener más representantes.
El sesgo mayoritario se desvía de la pura proporcionalidad al asignar votos de modo más que
proporcional a los partidos ganadores y menos que proporcional a los partidos perdedores. En un
sistema estríctamente proporcional el sesgo partidario es por lo general limitado, en tanto que en
sistemas electorales con sesgos mayoritarios también el sesgo partidario puede ser significativo,
favoreciendo sistemáticamente a partidos con electorados distribuidos de modo más homogéneo.
Los defensores de sistemas mayoritarios han criticado la fragmentación política que inducen los
sistemas proporcionales. Los defensores de sistemas proporcionales, por otro lado, han criticado
la incapacidad de sistemas mayoritarios para responder a las preferencias de electorados cortados
por múltiples clivajes, eliminando de la competencia electoral a grupos minoritarios. El sesgo
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partidario en su forma más extrema induce sistemas electorales dominados, los cuales se
caracterizan por garantizar sistemáticamente un sobreprecio legislativo para partidos
subrepresentados y rentas políticas para partidos sobrerrepresentados. Estos tres extremos,
subrepresentación de minorías, bloqueo legislativo y sistema dominado, constituyen los tres
horizontes conceptuales que deben ser normativamente discutidos en tiempos de reformas
electorales.
La ilusión de un sistema electoral simple y bipartidista surge en gran medida de la gran visibilidad
que tiene la elección de presidente y vicepresidente por voto directo en un distrito único nacional.
El número de partidos efectivamente compitiendo en las elecciones nacionales ha tendido a
comprimirse en el interior, donde fórmulas mayoritarias operan de hecho, y a expandirse en las
provincias grandes, donde la alta proporcionalidad favorece la fragmentación.
políticos como los partidos o instituciones, o hacia el sistema político en conjunto. Eso puede ser
favorable o desfavorable, positivo o negativo. El positivo es confianza, el negativo desconfianza.
Hay 2 formas de soporte político según Easton: especifico y difuso; asi como 3 objetos de este
apoyo, del más especifico al más difuso: las autoridades y/o instituciones, el régimen y la
comunidad política. Las autoridades serian jefes de gobierno, legisladores, jueces, etc. Luego
vienen las instituciones, el régimen con sus principios y la comunidad política en cómo se
interpretan los elementos esenciales del Estado.
Los OE son una autoridad, que tiene “soporte específico” como institución, pero trabaja sobre un
proceso electoral que tiene un “soporte difuso”. Por lo tanto hay un soporte político al proceso en
sí de una elección, y otro soporte político a la institución electoral. El soporte político esta
relacionado a la confiabilidad, mientras que el desempeño institucional es la eficiencia, eficacia y
responsabilidad. Ambos conceptos están estrechamente ligados. Las opiniones sobre el soporte
político hacia el OE, en parte, reflejan su desempeño. Puede haber relación entre el soporte
político hacia el OE y hacia las elecciones. De haber tal relación, el tipo de OE de un país es una
variable que explicaría el soporte político de los partidos a las elecciones. Si ambas tienen soporte
político, es una democracia consolidada. De no haber soporte en ninguna, sería un
Autoritarismo Electoral.
Los organismos electorales en America Latina
El OE se encarga de gestionar los procesos electorales y resuelve las controversias electorales y
postelectorales que se puedan presentar entre los principales actores de la elección (partidos y
candidatos). Esta tiene 3 funciones: Gestión Electoral: organizan el proceso electoral, en específico
con la recepción y conteo de votos; Control: de existencia, organización y actividades de partidos
políticos, como de asociaciones que intervengan; Justicia Electoral.
El modelo de OE, según el “Handbook on Electoral Management Design” de IDEA, se clasifica en 3:
El modelo independiente sirvió mucho para buscar la imparcialidad en las elecciones luego de la
tercer ola. Las democracias más consolidadas suelen tener el modelo gubernamental, ya que se
confía en la profesionalidad y en el sistema en si. Para medir la independencia del OE, hay 2
criterios: quienes nominan a los miembros del OE y; quienes componen al OE. Esto genera que
haya OE: Partidista; mixto y; composición no partidista (expertos).
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importante. Los parlamentos que más confían en el proceso electoral están en el cono sur: Arg,
Chile y Uruguay. En el resto se confía menos.
En cuanto a la confianza al proceso y al OE, están correlacionados? Hay 3 grupos: 1) grupo del
Cono Sur hay alta confianza con el proceso, pero no se correlaciona con la confianza al OE.2) grupo
conformado por Brasil, Ecuador, México, hay cierta correlación pero no es fuerte. El rol del OE es
central pero no el factor más importante que explique la confianza parlamentaria a las elecciones.
3) en Bolivia (2002-2007) y Colombia (2002-2006) la correlación tiende a ser significativa, pero los
índices de confianza hacia las elecciones fueron de los más bajos.
Conclusión
El rol del OE tiene relevancia cuando elecciones por primera vez con los requisitos mínimos de la
democracia, como en periodos de transición. una vez que los procesos electorales están
institucionalizados, la confianza hacia las elecciones estará influida por otros factores, fuera de la
mera gestión electoral. Parece poco importante al rutinizarse su función. La hipótesis de
clasificación de OE por grados de confianza que supone que a mayor desconfianza en las
instituciones ordinarias existirá un OE independiente, no es así ya que al haber más desconfianza,
el OE tiene mayor interrelación con el Parlamento. Por lo tanto, la independencia no es lo más
importante, sino la imparcialidad. En argentina, el OE es gubernamental, pero hay imparcialidad
por lo que goza de alta confianza.
La primera observación electoral fue en 1857 en Moldavia y Valaquia, bajo una comisión de
potencias europeas. Pero esta practica se volvió más frecuente a partir de la primera guerra
mundial. En America latina comienza en los 80s. los principales actores de la observación electoral
son:
• ONU: arrancó en 1948 en las elecciones de corea pero tomó relevancia en el
proceso de descolonización en los 50s y 60s. Determinan en qué momento y bajo
qué circunstancias serían y en general a pedido de la potencia que administraba el
territorio. Raramente aportaba más de 30 observadores electorales. Solo hubo un
caso, en Namibia, donde se utilizo miles de observadores y resultó un éxito la
misión. Pero luego fueron utilizados métodos estadísticos que hicieron un modelo
estandarizado de observación electoral.
• OEA: comenzó en los 60s en República Dominicana luego de la sucesión del
asesinado dictador Trujillo. Las elecciones de Nicaragua de 1990 fue la primera de
la organización en ser de grandes dimensiones y de duración prolongada.
• Centro de Asesoría y Promoción Electoral: pertenece al Instituto Interamericano
de Derechos Humanos/capel de 1983. Son misiones de carácter técnico y tiene la
intención de fomentar la cooperación horizontal, intercambio de experiencias y
detectar los requerimientos técnicos y de reforma electoral de los organismos
electorales observados. Ha estado en 148 misiones en 20 paises entre 1985 y
2003.
• Instituciones Europeas: el consejo Europeo, la UE, la OSCE, a pedido de membresía
o de estatus de observador. Comenzó en los 90s.
• ONGs internacionales: hay varias: Grupo Legal Internacional de Derechos
Humanos, Fundación Internacional de Sistemas Electorales, etc.
• Otras experiencias: organizaciones políticas regionales como la Internacional
Socialista o del Parlamento Andino, con carácter más político que técnico.
Para las organizaciones nacionales: deben mantener la imparcialidad, promover ampliar redes de
apoyo, y buscar relacionarse con otros observadores y gobiernos para la observación nacional.
Para las organizaciones internacionales es útil:
• organizaciones nacionales como fuente de información acerca de: el contexto
electoral del país; y la naturaleza y la profundidad de las irregularidades del
proceso observado.
• Complementarse con los observadores nacionales para tener cobertura en todo el
país en el día de elecciones.
• Una entidad nacional de observación con experiencia en conteo rápidos precisos.
• Apoyo de observadores nacionales bien organizados para facilitar delegaciones
internacionales.
GALVÁN, F. 2013. “¿Quién observa qué? Un análisis sobre los distintos tipos de observación
electoral”
¿Quién observa qué?
La observación electoral es definida como “la recolección sistemática de información sobre un
proceso electoral, con el propósito específico de llegar a una opinión fundamentada sobre la
adecuación de ese proceso, a partir de datos recogidos por personas u organizaciones
especializadas, que no están inherentemente autorizadas a intervenir en el mismo”. Pero esta
definición queda acotada por todas las acciones que se llevan a cabo en America Latina en las
últimas décadas. Organismos como la ONU o la OEA son observadores. La OE (observación
electoral) sirve para legitimar comicios. Hubo 2 periodos claves para las OE: en la transición a
democracias en los 80s y en elecciones posteriores a crisis institucionales por renuncias
presidenciales o juicios políticos. Por lo tanto, la utilización de OE en tiempos de crisis es usual
para legitimar el proceso. En las OE buscan que no haya irregularidades, y de haberlas,
denunciarlas.
La conceptualización de la OE
Funciona como un mecanismo de accountability, aunque no se puede determinar si es horizontal o
vertical ya que puede ser un organismo público, una ong, etc. Esta podría llamarse accountability
social, al ser llevada a cabo por organismos de la sociedad civil con respaldo de medios de
comunicación.
Se puede clasificar a la OE por: carácter (activa o de fiscalización); según los aspectos de la elección
que son observados (la confección de padrones, la emisión del sufragio, el conteo, etc.); según la
nacionalidad del observador (internacional o domestica); y por el tipo de elección que se observa
(plebiscito, elección general, consulta, etc.).
El quién: organismos públicos, ONGs y personas a titulo individual.
De donde viene: domestico o internacional. En general arrancan con la internacional al ser “neutral”,
pero también la domestica es muy recurrente, incluso exclusivamente por domesticos en algunos
regímenes. En Argentina y Mexico , la OE se limita a la domestica. Los internacionales suelen ser
invitados, y suelen ser tipo “intercambios de experiencias o una suerte de turismo electoral”. En el
2011 la CNE limitó el acompañamiento cívico a organizaciones domésticas, y en una acordada del
2009, se invita a organizaciones internacionales por medio de una invitación formal emitida desde
Cancilleria.
Qué se observa: las etapas del proceso electoral van más allá del día del comicio: la convocatoria a la
realización de elecciones, se envían a realizar y acreditar documentación para ser parte del padrón
electoral, el sorteo del espacio publicitario entre los competidores, etc. Por lo que se inicia meses
antes el periodo electoral con esta acepción. Hasta qué punto del proceso se puede observar,
depende del Estado. En Argentina se permite en todo el periodo previo a las 18 hs del dia del
comicio, dejando afuera el conteo.
Cómo se observa: puede ser de manera pasiva o activa. El primero es tomar nota de los
acontecimientos, y el segundo es encuestando a los electores, autoridades, etc. Como meros
observadores, o participar en el conteo. Claramente debe ser acreditado su tipo de acción para ser
válida y legal.
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Por qué va a observar: los objetivos pueden ser de índole técnica o de motivación política. Puede ser
político para buscar legitimidad del acto, para sus ciudadanos o para el mundo; y puede ser
técnica si busca recabarse información del procedimiento (boleta única, voto electrónico, logística
de los puntos de votación, formatos de impresión del padrón, etc.).
Por quién fue habilitado: El habilitador es algún organismo del Estado. En Argentina, el poder judicial.
Pero puede ser delegado a terceros actores.
Los principales elementos constitutivos para una definición de observación electoral
Definición de OE: la recolección de información sobre un proceso electoral llevada a cabo por
actores públicos o privados, domésticos o internacionales habilitados para tal fin, en función
de objetivos políticos o técnicos.
Las visitas protocolares de autoridades diplomáticas o funcionarios de otros países no entrarían
en esta definición.
c) Sistemas de partidos
SARTORI, G. 1980. Partidos y Sistemas de Partidos. Madrid: Alianza. Capítulos 5: “El criterio
numérico”; y 6: “Sistemas competitivos”.
Capitulo 5
Criterio numérico: como contar los partidos. No por su fuerza electoral, sino por su capacidad de
pertenecer a una coalición (de ser chicos). Contar partidos grandes, y chicos con posibilidad de
coalición (oficialistas ideológicamente no extremistas), o con posibilidad de chantaje (de
oposición, capacidad de veto).
Nivel de fragmentación: poca fragmentación hasta 5 partidos, alta fragmentación más de 5.
7 clases de criterio numérico
1. Partido único
2. Partido hegemónico
3. Partido predominante
4. Bipartidismo
5. Pluralismo limitado
6. Pluralismo extremo
7. Atomización
Criterio ideológico: distancia (con muchos partidos) e intensidad (con 1 partido).
Estos 2 criterios generan: pluralismo moderado (ideológicamente) y pluralismo polarizado
(ideológicamente).
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Capítulo 6
Sistemas competitivos
En el pluralismo polarizado las características son: presencia de partidos antisistema (que critican
la legitimidad del régimen) y hay una distancia ideológica máxima con el sistema, es decir
centrífugo, se va a los extremos el sistema (ej Alemania de Weimar pre nazis); oposiciones
bilaterales (2 oposiciones mutuamente excluyentes); es multipolar ideológicamente (hay
izquierda, centro y derecha);al estar ocupado el centro por el gobierno, las 2 oposiciones intentan
tirar el sistema a sus lados para ganar el gobierno. Gran distancia ideológica entre la oposición,
que genera poco consenso y duda del sistema. Tendencia centrifuga de los votos. Ideología en la
gente diferente, más alla de que sea mayor o menor la intensidad. La ideología diferencia los
partidos y mantiene seguidores fieles. Hay partidos catch-all. Oposición irresponsable (el partido
de centro en general no se alterna con los partidos antisistema, por lo que constantemente buscan
tirar abajo el sistema. Hay alternancia más que nada entre centro izquierda y centro derecha. A
más distancia de poder gobernar, más irresponsable es (como con promesas que no puede
cumplir). Politica de superoferta (promesas excesivas, que generan “inflación” al subir las
propuestas, siendo irreales perdiéndose competitividad en el sistema al haber opciones falsas). A
largo plazo, estos partidos antisistema suelen adaptarse al régimen. Esa integración depende de si
existen procesos recíprocos de relegitimación que sustituyan a los procesos anteriores de
deslegitimación de estos partidos.
En el pluralismo moderado: En general 3 a 5 partidos, gobierno de coalición, bipolar, 2 coaliciones
alternativas que disputan el poder. posee una tendencia centrípeta (hacia el centro ideológico), y
por lo tanto carece de importantes partidos antisistemas. Carecen de oposición bilateral, y todos
los partidos se orientan hacia el gobierno, con posibilidad de formar coaliciones. Es todo lo
contrario al polarizado. La distancia ideológica entre los partidos importantes es pequeña y la
oposición es unilateral en lo ideológico (o de derecha o de izquierda). Mientras que el pluralismo
polarizado posee alta distancia ideológica, este posee baja. La fragmentación del sistema de
partidos guarda relación con la segmentación en el país (por divisiones étnicas, linguisticas) que
generan 2 unidades distintas que desempeñan la misma función.
Bipartidismo: las coaliciones son innecesarias, y los terceros países no impiden que los 2
principales gobiernen. Hay o existe la posibilidad de que haya alternancia entre los 2 partidos para
gobernar. Según Downs: competencia centrípeta, moderada y funciona mientras la distancia
ideológica sea corta. Este sistema ayudaría a moderar los distintos intereses y crea consensos. Hay
pocos casos, al ser difíciles de lograr pero ejemplos son UK y EEUU.
Sistema de partidos predominante
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El partido que gobierna es muy fuerte y deja atrás a los demás. Hay otros partidos legales y
legítimos opositores que compiten, pero siempre gana 1. Gobierna con la mayorai de los escaños.
Todos tienen posibilidades de gobernar. Este sistema puede ser de un bipartidismo o un
multipartidismo. El consenso es obtener el 50% de los votos y obtener 3 mayorias absolutas
consecutivas para ser predominante. El sistema puede cambiar al ganar otro y hay igualdad de
oportunidades, aunque no de recursos para los partidos. En general proviene de un bipartidismo
que no se rota mucho, o un multipartidismo, pero siempre es un sistema competitivo.
El gobierno no sirve a los intereses de la mayoría tan bien como lo haría si ésta estuviese bien
informada. Pero nunca se informará bien, aunque colectivamente sea racional, individualmente es
irracional, y en ausencia de cualquier mecanismo que asegure una acción colectiva, prevalece la
racionalidad individual.
En cuanto a los grupos de presión, estos deben poder influir al gobierno de que la política que
proponen es beneficiosa para una gran parte de la población. Deben ser muy instruidos, y poseer
argumentos que contrarresten los de otros grupos de presión. Son expertos en el área que desean
influir. Los individuos ejercen influencia directa sobre los políticos como productores que como
consumidores de bienes, al ser este primero más preciso a defender, mientras que como
consumidores, es muy amplia la gama a defender. Esto se nota en la presión por los derechos
aduaneros que ejercen ciertos sectores.
En conclusión, los actores son racionales. Hay racionalidad individual y colectiva del actuar, y
todos buscan maximizar sus beneficios con el menor costo. Los políticos buscan renta poder y
prestigio, y utilizan a las políticas públicas no con fines altruistas, sino para cosechar más votos y
seguir beneficiándose de lo que buscan. La información es imperfecta, y se clarifica un poco el
panorama al votante con las etiquetas ideológicas de los partidos, además de haber una
ignorancia racional de la ciudadanía al no cambiar uno teniendo toda la info el resultado por ser
mínimo su aporte al caudal de votos. Influir en el votante es ser persuador, influir en el gobierno
es ser un grupo de presión.
Ej: Inglaterra en el 1200 se divide en terratenientes y no terratenientes. Luego aparecen los que
reclaman su fuerza de trabajo. Y después aparece otra dimensión, la genete del campo que no
trabaja en la ciudad. Luego aparecen dimensiones de religión, cultura, etc.
Lo mismo ocurrió en Argentina, a medida que fue cambiando, los partidos fueron cambiando.
Toman el esquema de Parson y establecen 4 cuadrantes, que se van a dar distintos tipos de
relaciones. Uno por lo general solo analiza Político-Público, pero:
1. En el eje Familia - Público genera el factor de identificación. Ej: alguien del campo,
genete white collar, etc
2. Público-Política surgen los cargos y los votos.
3. En la Economía se apoyan los 3. Familia-Política sacan sus recursos de ahí y
Economía-Público votan por el bolsillo.
4. Familia-Política se encuentra la legitimación a la política porque la identificación y
los valores están en la flia/sociedad.
Luego analizan el centro-periferia, que se dan 4 posiciones:
Premisa
Hay dos prejuicios que son comunes a la literatura sobre los partidos:
• El prejuicio sociológico: creer que las actividades de los partidos son el producto de las
“demandas” de los grupos sociales que aquellos representan y que los propios partidos
no son sino manifestaciones en el ámbito político de las divisiones sociales. Una
consecuencia típica de esta orientación consiste en interpretar los conflictos internos de
los partidos, exclusivamente como conflictos entre representantes de interés distinto. Es
típico de este prejuicio el subestimar la capacidad de los partidos para configurar su
propia base. El partido no solo no refleja mecánicamente, ni en su organización ni en su
política, el sistema de desigualdades sociales, sino que es en sí mismo un productor de
desigualdades en su propio seno: desigualdades que llamaré “organizativas” para
distinguirlas de las que se derivan del sistema de estratificación social. La causa principal
de los conflictos intra-partidarios hay que buscarla en el sistema de desigualdades
internas. En cuanto a organización, el partido político es un sistema parcialmente
autónomo de desigualdades, y las tensiones que le atraviesan son el producto de ese
sistema.
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- Los fines reales de una organización no pueden ser nunca determinados a priori.
- En el seno de una organización existe siempre una pluralidad de fines.
- El verdadero objetivo de los dirigentes de las organizaciones no es la consecución de los
fines para los que se constituyó sino el mantenimiento de la organización misma, la
supervivencia organizativa.
Estas objeciones despejan el camino a una alternativa teórica: el modelo del sistema natural. Una
estructura que responde y se adapta a una multiplicidad de demandas y que trata de mantener el
equilibrio conciliando. La relación entre los fines organizativos y la organización se invierte. En el
modelo del sistema natural los fines son tratados como una variable dependiente, y no pueden
plantearse como el punto de partida o la causa de la acción organizada. Implica tres
consecuencias: los fines organizativos oficiales son la mayoría de los casos una fachada; los fines
efectivos solo pueden ser concebidos como el resultado de los equilibrios sucesivos logrados
dentro de la organización; el único fin que comparten los distintos participantes es la
supervivencia de la organización.
distribuir a todos por igual. Para una segunda versión, los incentivos son selectivos, esto es,
beneficios que la organización distribuye solamente a algunos participantes y de modo desigual.
La tesis que aquí se recoge mantiene que los partidos son a un tiempo “burocracias” que
demandan la continuidad de la organización y la estabilidad de las propias jerarquías internas, y
“asociaciones voluntarias” que deben contar con un cierto grado de participación no obligada, y
que deben distribuir simultáneamente tanto incentivos selectivos como colectivos.
No se puede formular ninguna “ley de hierro” de la evolución organizativa de los partidos. Pueden
darse una diversidad de resultados y, por ende, de estructuras organizativas. Sin embargo, es
posible identificar algunas tendencias que delinean un modelo de evolución. Me serviré de dos
teorías. La primera es la teoría de Michels sobre el desarrollo oligárquico de los partidos, donde
todo partido está destinado a pasar de una fase originaria en la que la organización está
enteramente dedicada a la realización de la causa, a otra sucesiva en la que: a) el crecimiento de
las dimensiones del partido; b) la burocratización; c) la apatía de los afiliados; d) la voluntad de los
jefes de conservar el poder. La segunda teoría es la de Alessandro Pizzorno para describir el
desarrollo de la participación política. Se basa en la distinción sociológica entre “sistemas de
solidaridad” y “sistemas de intereses”. Mientras el primero es un sistema de acción con vistas a la
solidaridad entre los actores; la segunda es un sistema de acción con vistas a los intereses del
actor. En el primer caso prevalece la cooperación; en el segundo la competencia.
¿Qué es lo que indican en paralelo ambas teorías? Que en la evolución organizativa de los partidos
se manifiestan tendencias constantes al pasar de un momento inicial a otro sucesivo en donde las
exigencias cambian. La transición del primer momento al segundo se produce a través del proceso
de “institucionalización” de la organización. Entiendo la consolidación de la organización, el paso
de una fase de fluidez estructural inicial, cuando la neo-nata organización se halla aún en
construcción a una fase en que el estabilizarse, desarrolla intereses estables en la propia
supervivencia y lealtades organizativas igualmente estables. Se trata pues, de un modelo con tres
fases (génesis, institucionalización, y madurez). Los caracteres del génesis son opuestos a los de la
madurez.
Premisa
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Es preciso recurrir a la teoría de la organización para poner a punto una definición del poder
distinta que pueda explicar, tanto la capacidad de manipulación de los líderes como el fenómeno
inverso (la capacidad de presión de los seguidores sobre los líderes).
La teoría del poder como “relación de intercambio”. El poder es un tipo de relación asimétrica
pero recíproca, que se manifiesta en una negociación desequilibrada en un intercambio desigual
en el que un actor gana más que otro. Los recursos del poder están ligados al control sobre áreas
de incertidumbre organizativa, es decir, sobre todos aquellos factores que, de no ser controlados
amenazarían o podrían amenazar la supervivencia de la organización y/o la estabilidad de su orden
interno. La definición del poder como relación de intercambio, por sí sola, no permite identificar
contra qué se cambia, cuáles son los “objetivos” que pasan de mano en mano en las negociaciones
desequilibradas. El problema consiste en identificar el contenido del intercambio. Será preciso
distinguir los juegos de poder horizontales, y los juegos de poder verticales.
El desequilibrio está en el hecho de que la libertad de acción que los líderes obtienen (junto a la
participación de los seguidores) es mayor que la libertad de acción que obtienen éstos últimos
(junto con los beneficios relacionados con los incentivos organizativos). Cuanto mayor sea la
libertad de acción de los líderes, éstos se hallarán en mejores condiciones para resistir el asalto de
los adversarios internos. Esto explica el carácter circular y autoinducido de las relaciones de poder.
Los incentivos organizativos son de dos tipos: colectivos y selectivos. Si los fines oficiales pierden
credibilidad no sólo se debilitan los incentivos “ideológicos”, sino también los incentivos que
tienen que ver más propiamente con la identidad y la solidaridad. Prefiero hablar indistintamente
de incentivos colectivos vinculados a los fines de la organización definiéndolos como “incentivos
de identidad”. Hay que distinguir incentivos materiales, de status, y de poder.
- Todo partido debe distribuir, para asegurarse la participación, incentivos de cada uno de
los tres tipos.
- El sistema de incentivos varía.
- Todos los actores de la organización tienden a disfrutar más que de un solo tipo de
incentivo, de una combinación de incentivos, colectivos y selectivos.
Creyentes y arribistas
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Desde el punto de vista de las consecuencias organizativas, el sector del electorado que ofrece
más interés es el representado por el electorado fiel. Disfruta, predominantemente, de incentivos
colectivos de identidad. El afiliado se ubica en esa zona que se superpone entre el electorado fiel y
los militantes. Se puede hablar de una escala de participación. La presencia de los creyentes es lo
que explica sobre todo por qué los fines oficiales pesan. Impide a los partidos ser hasta sus últimas
consecuencias animales oportunistas. Los arribistas son militantes interesados en los incentivos
selectivos. El sistema jerárquico interno responde a dos exigencias:
Lo que los líderes tratan de obtener no es sólo la participación, sino también un consenso que les
deje un margen de maniobra lo más amplio posible. Es necesario que los incentivos organizativos
sean difícilmente sustituibles. Todo partido o movimiento que monopoliza una identidad colectiva
coloca a sus propios líderes en esta situación. Cuanto más se configure el partido como una
“community of fate”, tanto más fuerte resultará la posición de los líderes en los juegos de poder
verticales. Cuanto más sustituibles sean los incentivos, tanto mayor llegará a ser el control que se
ejerce sobre las zonas de incertidumbre, y tanto menos desequilibrados a favor de los líderes
serán los juegos de poder verticales.
Premisa
Identificar los recursos de poder organizativo; aquellos factores cuyo control permite a ciertos
actores desequilibrar en su favor los juegos de poder. Esos factores se conciben como “zonas de
incertidumbre”.
Aquel o aquellos que controlan esas zonas disponen de un recurso en los juegos de poder
internos. Seis son los factores en torno a los cuales se desarrollan actividades vitales para la
organización:
Los recursos de poder son acumulativos. De aquí la tendencia a la concentración de los recursos
de poder en grupos reducidos. Lo característico de cualquier regla es ser a un tiempo un
instrumento de control pero también una garantía para los otros actores que pueden recurrir a
ella para defenderse.
La coalición dominante
Los principales recursos de poder tienden a concentrarse en un grupo reducido. Tres razones para
el término “coalición dominante”. En primer lugar, incluso cuando un solo líder parece disponer de
un poder casi absoluto, la observación muestra más compleja la estructura de poder ya que
depende de la continua demostración de su aptitud para controlar las zonas de incertidumbre. En
segundo lugar, el poder organizativo en un partido no está necesariamente concentrado en los
cargos internos o parlamentarios del propio partido. En tercer lugar, la expresión no implica que
de tal coalición formen solamente parte los líderes nacionales del partido: comprende líderes
intermedios y/o locales también.
El grado de cohesión de una coalición dominante depende de si el control sobre las zonas de
incertidumbre se halla disperso o concentrado. La distinción principal es entre partidos
subdivididos en facciones (grupos fuertemente organizados) o en tendencias (débilmente
organizados). En un partido en el que los grupos internos se configuran como facciones, el control
sobre las zonas de incertidumbre estará disperso, y la coalición dominante será poco cohesionada.
En un partido en el que la lucha interna se desarrolle en base a tendencias, el control estará más
concentrado, y la coalición será más unida. El grado de cohesión es el que define si los
intercambios verticales están concentrados en pocas manos o bien dispersos entre una pluralidad
de líderes. Tendencialmente, una coalición dominante unida es también una coalición estable. Sin
embargo, no siempre una coalición dividida es inestable. Por mapa de poder se entiende las
relaciones entre las distintas áreas organizativas del partido.
La legitimidad
legitimidad e incentivos colectivos es más complejo. Éstos están más ligados a los fines, a la
ideología organizativa, y requieren una especificación de los medios que serán utilizados.
La estabilidad organizativa
La tesis que hemos recogido según la cual los líderes de los partidos tienen como principal objetivo
el de mantener el control de la empresa, puede ser reformulada diciendo que el objetivo
fundamental de los líderes es el mantenimiento de la estabilidad organizativa. Por estabilidad
organizativa entiendo la conservación de las líneas internas de autoridad en el partido; es decir, de
la forma en que se halla configurado el poder legítimo dentro del partido. Significa atribuirles un
objetivo más amplio que la simple defensa de la supervivencia de la organización. Esta aparece
sólo como una precondición de la defensa de la estabilidad del partido. La estrategia por la que
vaya a optar los líderes para asegurar la estabilidad no puede ser por tanto definida de antemano.
Dependerá de las características de los equilibrios internos de poder y los que se relaciona.
Conclusiones
En gran parte de los países de América Latina los partidos cuentan con organizaciones poco
estructuradas; las burocracias no tienen recursos ni personal, los congresos, las asambleas
internas y los otros órganos de gobierno se realizan para cubrir las apariencias o para legitimar
decisiones y los estatutos suelen ser violentados. Debido a ello, muchos han señalado que las
organizaciones partidarias son débiles y poco efectivas y que la política latinoamericana se nutre
de puras apelaciones neopopulistas. Los principales partidos poseen vastas organizaciones,
profundamente arraigadas pero predominantemente informales. Estas organizaciones, que
contienen desde redes de patronazgo y clientelismo hasta asociaciones de vecinos no se
encuentran contempladas en los estatutos, son raramente registradas por las autoridades u
órganos del partido y están fuera de la visión de los académicos. Sin embargo, constituyen el
corazón de muchas organizaciones de partidos latinoamericanos: reclutan, consiguen dinero, son
un vínculo y, lo más importante, facilitan votos.
Las visiones contemporáneas sobre los partidos raramente toman en cuenta las estructuras
informales. Los estudiosos suelen dar por sentado la institucionalización formal. En otras palabras,
asumen simplemente que los partidos están organizados en concordancia con lo que señalan los
estatutos. Estas presunciones no viajan bien a América Latina. La distancia entre la manera en que
los partidos están organizados en los estatutos y cómo luego ellos funcionan en la práctica es
enorme. En muchas ocasiones las decisiones no dependen de los órganos de gobierno sino de
liderazgos personalistas; las carreras dentro del partido están determinadas por los contactos y las
redes, y no por el aparato burocrático. El financiamiento se consigue de manera informal
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(usualmente ilegal). Este artículo analiza la dimensión informal de las organizaciones de partidos.
Se argumenta que es esencial observar lo que ocurre detrás de las estructuras organizativas
formales de los partidos, con la intención de comprender cómo trabajan estas organizaciones en
América Latina. En el ámbito conceptual, el principal desafío es distinguir entre los partidos que
cuentan con estructuras formales similares pero que en la práctica tienen diferentes niveles de
institucionalización. Las principales tipologías presentes en la literatura asumen que la diferencia
entre la estructura formal y la organización real es mínima. En América Latina hay partidos tanto
con organizaciones formales como con organizaciones informales. Si los partidos informales
funcionan de manera distinta de los partidos formales, entonces encontraremos diferencias
importantes en áreas como el comportamiento legislativo, los procesos de selección de
candidatos, la estrategia electoral y la adaptación a los cambios del entorno. Además, también
tienen consecuencias sobre la calidad de la democracia. Mientras que procesos formalmente
institucionalizados están abiertos al escrutinio público (y a la regulación de gobierno), que asegura
cierto grado de responsabilidad, otros procesos más informales tienden a carecer de un mínimo
de transparencia. La autoridad real muchas veces no tiene un cargo formal. La identificación y la
medición de la organización formal es un proceso sencillo y claro. Facilita la recolección de
información y la medición fiable. Medir la organización informal de un partido es mucho más
difícil. La estructura informal no se encuentra en los estatutos y sus subunidades territoriales
tampoco se hallan registradas por las autoridades. Operan fuera de las oficinas.
Cuando actores cumplen con las tareas, toman decisiones y desarrollan actividades que están
previstas en los estatutos y, además, éstas son impulsadas por los órganos del partido, se está
ante una organización predominantemente formal. Esto es, organizaciones oficialmente
sancionadas; creadas a través de los canales establecidos, de acuerdo a los lineamientos de los
estatutos y reconocidas como el partido oficial. Incluye la oficina central, las burocracias, las
oficinas locales, las sedes y las células. A diferencia, cuando los militantes se comportan sin la
promoción oficial del partido y desarrollan actividades y toman decisiones al margen de éste se
está ante una organización informal. Incluye redes personales, clientelares y de patronazgo como
también organizaciones sociales y cívicas que no están afiliadas. Esta estructura informal no se
encuentra en el texto de los estatutos.
están a menudo institucionalizadas y funcionan como maquinarias políticas. Los partidos pueden
tener organizaciones formalmente institucionalizadas, informalmente institucionalizadas o
débilmente institucionalizadas. Se debe destacar que todos los partidos tienen en su organización
aspectos formales e informales. Pero los partidos varían bastante en lo que concierne al peso
relativo de organización formal e informal dentro de su estructura. Por ejemplo, los partidos de
masas pueden ser formales, como en el caso de los partidos burocráticos de masas, o informales,
como en el de los partidos populistas de masas. Los partidos electorales o “atrápalo todo” pueden
ser formales, como serían los partidos electorales profesionales, o informales, como los partidos
personalistas.
militantes. Donde la organización del partido es formal, estas actividades son realizadas
por subunidades oficiales –como comités o células– que están integradas en la burocracia.
Su forma de organización y procedimientos internos se encuentran estandarizados, deben
responder por sus actores a las autoridades. Se encuentran unidas económicamente a la
burocracia de partido. Donde la estructura de bases es informal, las subunidades no son
creadas ni integradas en la burocracia. Surgen en los márgenes de esa burocracia,
a menudo sin el permiso. Las subunidades a menudo son autocreadas, automanejadas y
autofinanciadas por miembros del partido.
5) Las fronteras organizativas: Las organizaciones de partido formales están caracterizadas
por el hecho de que cuentan con fronteras externas claramente definidas y barreras de
entrada eficaces. Es sencillo identificar quiénes son miembros y qué grupos pertenecen al
partido. Cuando la organización del partido es informal, las fronteras entre éste y otras
organizaciones son ambiguas y fluidas. Existen pocas barreras de entrada eficaces y la
ausencia de registros confiables y de una burocracia eficaz hacen difícil la verificación. Los
individuos y los grupos pueden autodeclararse miembro. Se caracterizan por la ausencia
de una afiliación formal y por la incapacidad del partido para controlar quiénes son los que
participan y de qué manera. Los bajos costos de salida y la alta movilidad de los dirigentes
forman parte de la informalización organizativa de esos partidos.
6) Los patrones de carrera interpartidaria: Cuando las estructuras del partido son formales,
los militantes que quieren hacer carrera deben respetar una serie de pasos bajo reglas y
procedimientos escritos. Los puestos de conducción son cubiertos a través de vías
públicamente conocidas filtrando a recién llegados, a candidatos independientes o a
“outsiders”. Cuando la organización del partido es informal, la manera de ascender en el
partido no sigue las reglas escritas. Los procedimientos burocráticos no existen o,
simplemente, no son acatados. En los partidos carismáticos, el ascenso ocurre
fundamentalmente por lazos personales.
7) La membresía: Cuando la organización es formal, las obligaciones de los militantes son
explícitas, existen registros confiables respecto a lo que cada miembro debe hacer. Exigen
una serie de compromisos a los nuevos miembros. Si bien los partidos organizados de
manera informal pueden tener amplias bases de militantes, la manera en que éstos
participan se diferencia de la de los partidos formalmente organizados. Los compromisos
de los socios son a menudo inferiores. Las obligaciones formales tienden a ser bajas. Raras
veces exigen el pago de cuotas. Con frecuencia, los individuos no son conscientes de que
están afiliados a la organización. Así, pueden pedir a los miembros del partido que asistan
a las reuniones y que voten por su “agente o broker” cuando éste es candidato en las
elecciones internas o en las generales.
8) Las organizaciones auxiliares: organizaciones de tipo social y cívico, como las de
trabajadores, las confederaciones de campesinos, las asociaciones de empresarios, los
grupos que defienden los derechos o las asociaciones estudiantiles. Cuando la
organización es predominantemente formal, estos vínculos son explícitos. Estos enlaces
pueden ser reforzados a partir del uso de reglas formales, a través de la existencia de
cuotas. Cuando la organización partidaria cuenta con vínculos informales con otras
agrupaciones suelen no estar explícitamente reconocidos. Los partidos y grupos sociales
rutinariamente pueden cambiar a miembros, líderes, fondos.
9) La financiación: Cuando la organización es eminentemente formal, el financiamiento se
realiza a través de canales transparentes y legales. Tanto las contribuciones públicas como
las privadas son reguladas por el Estado. El financiamiento privado está a menudo sujeto a
limites y a reglas respecto a quienes pueden dar dinero. El financiamiento público, en
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cambio, funciona a partir de los subsidios que otorga el Estado al partido y esto se hace de
manera transparente. Cuando la organización del partido es informal, las finanzas no son
transparentes,ni están reguladas y, a menudo, son ilícitas. Los partidos no guardan los
registros de las contribuciones privadas y el partido no se preocupa por que el manejo de
sus finanzas sea transparente ni esté bajo la mirada del público. Los partidos organizados
de manera informal emplean de manera extendida recursos estatales de manera ilícita
para cumplir sus funciones. Estos incluyen la apropiación extendida de empleos del sector
público para poder sostener sus redes de patronazgo. El uso de contratos del gobierno
para intercambiar apoyo político, la malversación de fondos.
Algunos partidos, como el PT, el PAN, ARENA, AD de Venezuela, cumplen de manera más clara con
las características formales y, por tanto, se pueden caracterizar como partidos formalmente
organizados. Otros, incluso los tradicionales partidos clientelistas de Brasil son en su mayor parte
partidos organizados de manera informal. Muchos otros partidos, incluso la UCR y el PRI muestran
una mezcla.
locales y provinciales. La membresía del PJ es en gran parte informal. Debido a una falta de listas
actualizadas de los miembros, muchos afiliados ni siquiera son conscientes de su estatus. Se les
suele exigir que voten en las internas y asistan a reuniones del partido o de sus facciones. La
mayoría de los miembros del PJ rara vez participa. El peronismo mantiene vínculos fuertes con
varias organizaciones de clase obrera y baja, pero estos lazos son casi todos informales. El vínculo
partido-sindicato del peronismo nunca estuvo formalizado. El PJ se financia casi totalmente por
canales informales. Consigue los recursos a través de una combinación de subvenciones del Estado
(dirigidas por la burocracia) y las contribuciones particulares (normalmente a candidatos
individuales). La fuente más importante del financiamiento, sin embargo, es el financiamiento
público no regulado y en su mayor parte consiste en trabajos de patronazgo. Estos recursos
públicos no son controlados y distribuidos por la burocracia del partido, sino por individuos y
agrupaciones informales. Aunque el PJ tiene una estructura formal, como la de un partido
burocrático de masas al estilo europeo, en la práctica esta estructura formal no es más que una
cáscara vacía. La estructura verdadera del partido es fluida, descentralizada, con alta capacidad
de adaptación y, cada vez más, organizada por redes de patronazgo.
El PRE nunca ha tenido una fuerte estructura formal. Creado como un partido carismático, Abdalá
Bucaram Ortiz. Su creación en 1982. La base de apoyo del partido se ha concentrado en los
sectores pobres marginados y en grupos de nuevos empresarios. Bucaram continúa siendo el líder
del partido sirve como fuente de cohesión para una colección heterogénea de jefes locales y
provinciales se encuentra fuera del país desde su destitución en febrero de 1997. Los órganos
formales de liderazgo carecen de autonomía organizativa o autoridad independiente. existe un
gran desfase entre las reglas y procedimientos formales y el comportamiento intrapartidario. La
burocracia central es débil e ineficaz. Es una cascara vacía. La mayoría de las oficinas locales no se
vinculan con la burocracia central. La infraestructura local del PRE se basa casi completamente en
las redes de clientelismo y de patronazgo. Los caciques locales gozan de una autonomía
importante a la hora de organizar el partido en cada distrito, aunque al fin y al cabo esta
autonomía está limitada por su subordinación a Bucaram. Las carreras políticas en el PRE también
se apartan de los lineamientos burocráticos. El ascenso dentro del partido depende de las
relaciones personales. Las fronteras de la organización del PRE son ambiguas. Más que a un
partido político, los miembros pertenecen a la “familia”, un movimiento sin definición precisa que
es visto como algo más amplio que el propio partido. Asociarse al partido (a casi cualquier nivel) es
sencillo. La membresía en el PRE es completamente informal. El partido no tiene requisitos o
criterios de selección claros. No exige el cumplimiento de derechos y no posee ningún registro de
sus militantes. El PRE mantiene vínculos fuertes con diversas organizaciones sociales en regiones
desfavorecidas. Las relaciones con esas organizaciones son básicamente informales, dependiente
de lazos personales. El PRE recibe sus fondos a través de canales formales e informales. Aunque es
imposible medir con precisión los fondos no regulados recibidos queda patente que la cantidad es
superior a la de los fondos regulados. Utiliza al máximo los fondos ilícitos del estado, incluso la
distribución de puestos como incentivos para los activistas. Ha usado los programas sociales para
recompensar.
V. Conclusión
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En las décadas de 1980 y 1990 los partidos de base sindical enfrentaron un doble desafío. El
primero de ellos fue de tipo programático: la crisis fiscal, la mayor movilidad del capital y el
resurgimiento de las ideologías de la libertad de mercado modificaron los parámetros de la política
nacional y elevaron el costo de las políticas tradicionales en favor de los sindicatos. El segundo
desafío se vinculó con las coaliciones: la decadencia de la producción en masa y la expansión del
sector terciario y el informal debilitaron a los movimientos sindicales, limitando su capacidad para
aportar los votos, los recursos y la paz social que habían cimentado los intercambios tradicionales
entre partidos y sindicatos. En este nuevo contexto, debieron reformular sus programas y apuntar
a nuevas bases de apoyo electoral. En América Latina, pocos partidos de base sindical se
adaptaron mejora al desafío planteado por la decadencia de la clase obrera como el Partido
Justicialista argentino. A partir de 1983, el peronismo experimentó un intenso proceso de
desindicalización impulsado por una corriente de líderes reformistas, que desmantelaron los
mecanismos de participación obrera tradicionales en ese movimiento, y poco a poco las redes
clientelistas reemplazaron los vínculos del partido con la clase obrera y la clase baja a través de los
sindicatos. Ya a comienzos de los años ’90, el PJ había dejado de ser un partido dominado por los
sindicatos y se había convertido en un partido clientelista en el cual aquéllos cumplían un papel
relativamente marginal. El deterioro de la influencia sindical aumentó la autonomía estratégica de
los dirigentes del partido, favoreciendo su empeño por atraer los votos de la clase media. También
se suprimió la posible fuente de oposición interna en el partido a las reformas orientadas al
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mercado que había emprendido el gobierno de Menem. Las redes clientelistas permitieron al PJ
conservar su base tradicional de clase obrera y baja en medio de la crisis económica.
En este artículo procuraremos explicar la rotunda transformación que se produjo en los vínculos
entre los sindicatos y el partido peronista. La transformación del peronismo era poco previsible. A
mediados de la década de 1980, el peronismo estaba dominado por los sindicatos industriales que
pertenecían a la CGT. El artículo se centrará en una dimensión de la organización partidaria
sindical: la institucionalización de normas y procedimientos internos. La notable transformación
del PJ fue posible debido a la escasa institucionalización de los vínculos entre el partido y los
sindicatos. Hizo que los vínculos fueran vulnerables a las variaciones producidas dentro del
peronismo en la distribución del poder. Al acceder a los cargos públicos, los políticos del PJ
reemplazaron los recursos sindicales por los del estado. Cuando en 1987 los reformistas
obtuvieron el control del PJ, los mecanismos de participación sindical en el peronismo, tan
débilmente institucionalizados, sufrieron un colapso, allanando el camino para la consolidación del
clientelismo que tuvo lugar en los años 90.
En este artículo nos proponemos hacer cuatro aportes teóricos. En primer lugar, se subrayará la
importancia de las estructuras partidarias informales y no institucionalizadas. En segundo lugar,
destacaremos el papel del clientelismo como forma de vinculación alternativa con los grupos
obreros y de clase baja de apoyo electoral. En tercer lugar, ofreceremos algunas ideas nuevas
acerca de las características políticas de la reforma económica argentina. El giro neoliberal del
gobierno de Menem ya ha sido estudiado, pero se ha prestado menos atención a los cambios en
las coaliciones que lo acompañaron, pero la transformación de las coaliciones del peronismo fue
anterior a la elección de Menem de 1989, y por ende no puede explicarse por el vuelco neoliberal
del PJ. Por último, proporcionaremos algunos datos novedosos sobre el comportamiento político
de los sindicatos peronistas. Los sindicatos continuaron manteniendo buenas relaciones con el
partido.
Los partidos de base sindical tienen como base de apoyo social a los trabajadores organizados.
Recursos organizativos, votos y paz social, y a cambio de eso los sindicatos adquieren influencia en
las decisiones programáticas del partido y en la selección de sus dirigentes y candidatos. Los
vínculos partido-sindicatos son el conjunto de normas, procedimientos y organizaciones que
facilitan el intercambio recíproco de apoyo e influencia entre el partido y los sindicatos. Nos
centraremos en un solo aspecto: los mecanismos de participación sindical en el partido.
Tomaremos como indicador la cantidad de sindicalistas que forman parte de los cuerpos directivos
del partido que lo representan en las cámaras legislativas. La crisis fiscal y el cambio económico e
ideológico global presionaron para que los partidos de base sindical adoptaran programas
orientados al mercado. A medida que los trabajadores dejaron de estar tan concentrados en las
fábricas y que aumentaba la heterogeneidad de sus calificaciones, los índices de sindicalización
comenzaron a disminuir. A esta erosión de las bases electorales tradicionales de los partidos de
base sindical contribuyó la decadencia de la clase obrera industrial. Estos cambios instaron a los
partidos de base sindical a reconfigurar sus vínculos con los sindicatos.
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Los retos que enfrentaron los partidos de base sindical latinoamericanos fueron distintos por lo
menos en dos aspectos a los que enfrentaron los partidos socialdemócratas europeos. En primer
término, debido a que las crisis económicas eran más profundas y sus economías nacionales más
débiles y dependientes, los países latinoamericanos estaban mucho más limitados en cuanto a su
autonomía para establecer sus políticas públicas. Así, los partidos de base sindical
latinoamericanos se vieron obligados a girar a la derecha de un modo repentino. En segundo
término, la estructura de clases posindustrial difería. En Europa, el electorado posindustrial era
cada vez más de clase media, de buen nivel de instrucción. En AL los partidos de base sindical
tenían ante sí un panorama doble: una parte de la fuerza laboral siguió el camino de los países
industriales avanzados, mientras que otra parte, por lo común de mayor tamaño, fue confinada al
sector urbano informal. La informalización tiende a debilitar a las organizaciones clasistas y a
desdibujar las identidades de clase.
Para los partidos latinoamericanos de base obrera el desafío consistía en combinar medidas
orientadas al mercado con apelaciones materiales dirigidas a un electorado de clase obrera y clase
baja cada vez más fragmentado y heterogéneo. En esas circunstancias, una estrategia fue
reemplazar los vínculos clasistas o corporativistas por vínculos clientelistas. Dadas las limitaciones
macroeconómicas impuestas por la crisis de la deuda externa y la austeridad fiscal, el clientelismo
eran en los años 80 y 90 uno de los pocos mecanismos viables para hacer llegar beneficios
materiales concretos a las bases de apoyo electoral de clase baja. Primero, en un contexto de
desempleo generalizado y de informalización del empleo, las redes clientelistas son más eficaces
que las organizaciones sindicales. Segundo, los vínculos clientelistas son más compatibles con las
políticas económicas orientadas al mercado. Los partidos clientelistas suelen ser muy vulnerables a
los desafíos reformistas o pedidos de “transparencia en el gobierno”.
Durante las décadas de 1980 y 1990, los partidos latinoamericanos de base sindical se adaptaron
con diverso grado de éxito. Deben examinarse las variaciones en los incentivos que tenían los
partidos para adaptarse. Los incentivos de los partidos para emprender un cambio en las
coaliciones que los conforman suelen provenir de su entorno externo, en particular el electoral.
Dado que una derrota electoral suele tener como consecuencia la pérdida de recursos de los
partidos y sus dirigentes, se la suele considerar un elemento catalizador del cambio partidario. Los
partidos de clase obrera que sufrieron un serio revés electoral en los años 80 tenían más
probabilidades de reconfigurar sus vínculos. El incentivo para adoptar una estrategia adaptativa
clientelista depende de que se disponga o no de los recursos del estado. 1) el partido debe tener
acceso a cargos públicos; 2) el Estado debe carecer de autonomía burocrática y de una fuerte
“base de apoyo universalista”.
En la medida en que los dirigentes partidarios dependan de los sindicatos industriales para
obtener recursos, la adaptación será difícil mientras que los partidos que no dependen demasiado
de los sindicatos pueden estar mejor equipados para atraer a los electorados posindustriales. La
institucionalización limita el ritmo del cambio organizativo. Cuando las normas y procedimientos
están institucionalizados los actores invierten en habilidades, aprenden estrategias y crean
organizaciones adecuadas a las reglas del juego vigentes. Todo ello hace que les interese preservar
los acuerdos existentes y les da mayor capacidad para defenderlos. De ahí que los vínculos
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En las décadas de 1980 y 1990 el peronismo sufrió una veloz y significativa transformación. Los
mecanismos tradicionales de participación de los sindicatos en el PJ fueron desmantelados y las
redes clientelistas reemplazaron, convirtiendo así al peronismo urbano en un partido clientelista
fundado en el patronazgo. Estos cambios beneficiaron al partido en dos aspectos: en primer lugar,
le permitieron apelar al creciente electorado de clase media sin divorciarse de los grupos de apoyo
urbanos de clase obrera y clase baja; en segundo lugar, a partir de 1989 incrementaron la
capacidad del gobierno de Menem para poner en práctica reformas orientadas al mercado.
En los años 80 el PJ tenía fuertes incentivos para llevar a cabo un proceso de adaptación. En las
elecciones de 1983, los caudillos sindicales impusieron la plataforma y la fórmula presidencial del
PJ a nivel nacional. Sin embargo, el sindicalismo no estaba bien preparado para hacer frente al
entorno electoral de la Argentina, que cada vez se tornaba más posindustrial. La declinación de la
clase obrera fue acompañada por el crecimiento del sector servicios y del sector informal.
Planteaban al PJ una doble amenaza: ante todo, el crecimiento del sector informal le hacía correr
peligro de perder su hegemonía en los pobres urbanos. El PJ enfrentó un problema semejante con
los White-collar workers. Éstos, que tenían un mejor nivel de instrucción pasaron a engrosar las
filas del electorado independiente.
La Renovación peronista (1983 – 89): patronazgo, creación del partido y colapso del vínculo
tradicional partido-sindicatos
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El desafío que implicó la Renovación erosionó los últimos vestigios de legitimiedad que aún tenía
el sistema del tercio. Exigieron al PJ acabar con el absurdo porcentaje sindical y realizar para ello
elecciones internas directas. Una vez que los renovadores obtuvieron el control del partido, en
1987, los mecanismos informales de participación de los sindicatos en el PJ fueron enterrados. El
congreso conducido por la Renovación sustituyó el sistema del tercio por las elecciones directas.
No se creó ningún mecanismo para garantizar a los sindicatos algún papel. El período de la
Renovación, que concluyó con la elección de Menem en 1989, allanó el camino a la
desindicalización del PJ.
La influencia de los sindicatos en el PJ decayó en forma abrupta durante la década del 90. En los
distritos industrializados, esta decadencia fue acompañada por la consolidación del partido
clientelista. A medida que las redes de patronazgo fueron reemplazando a los sindicatos como
base primordial de la organización, el peronismo urbano se fue asemejando cada vez más a los
aparatos clientelistas que predominaban en las provincias periféricas. Este fortalecimiento de los
aparatos partidarios urbanos se vio favorecido por dos legados de la Renovación: 1) un mecanismo
puramente electoral para la selección de dirigentes y candidatos; y 2) la fragmentación política del
sindicalismo. Uno tras otro fracasaron todos los esfuerzos realizados para reconstruir una
organización sindical amplia luego del colapso de “las 62”. Como consecuencia de ello, los
sindicatos comenzaron a funcionar en calidad de agentes políticos libres, negociando alianzas
individuales. Al carecer de una organización amplia, los trabajadores se dividieron y los sindicatos
se vieron limitados a la competencia recíproca para aspirar a ocupar posiciones en las listas del
partido. En la provincia de Bs As, luego de dejar en 1991 la vicepresidencia con el fin de postularse
para gobernador, Duhalde edificó en ella un poderoso partido clientelista.
La consolidación del PJ como partido clientelista provocó una abrupta caída de la influencia
sindical. Debido a que los caudillos locales y provinciales del partido controlaban poderosas
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Pese a los magros resultados colectivos de la participación política de los sindicatos, en forma
individual los dirigentes sindicales seguían beneficiándose de la actividad del partido. Dados sus
cuantiosos recursos, los sindicatos continuaban siendo una importante plataforma de lanzamiento
para una carrera política.
En menos de una década el PJ dejó de ser un partido sindical de facto y se convirtió en un partido
clientelista. En el nivel de la conducción, los sindicalistas fueron desplazados de la coalición
dominante en el partido. En el nivel de las bases, las redes clientelistas sustituyeron a los
sindicatos como vínculo primario entre el PJ urbano y sus afiliados. La transformación benefició al
PJ en dos sentidos: le permitió reconfigurar su coalición electoral y favoreció su tránsito hacia el
neoliberalismo de Menem.
Conducido por la Renovación, su estrategia electoral perseguía dos objetivos: aumentar su grado
de influencia entre los votantes de clase media e independientes de los grandes centros
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metropolitanos, y preservar su base tradicional entre los pobres y en las provincias periféricas. El
PJ ganó de modo concluyente las elecciones legislativas celebradas en 1987, elevando su caudal
total de votos del 35% al 43%. Dos años más tarde, Menem, candidato a presidente, la obtuvo con
49%. La transición del sindicalismo al clientelismo permitió al PJ apelar a un nuevo electorado (el
de la nueva clase media) y encontrar nuevos fundamentos para mantener el antiguo (los pobres
urbanos). El éxito de esta doble estrategia se aprecia en el desempeño electoral del partido con
posterioridad a 1985. La política clientelista también le impuso un precio al PJ. En los años 90, en
los sectores de clase media el peronismo pasó a asociarse con la corrupción y la ineficiencia,
dejando al partido vulnerable a los desafíos reformistas.
La mayoría de los partidos de base sindical europeos compensaron su pérdida de votos obreros
incursionando en los sectores de los White-collar workers, mientras que en AL esos sectores eran
demasiado pequeños como para que pudiera funcionar tal estrategia. A fin de seguir siendo
viables, los partidos de base sindical latinoamericanos debieron apelar al sector informal en veloz
crecimiento, estrategia ésta que a menudo implicó sustituir los vínculos clasistas por vínculos
clientelistas.
GALVÁN, F. 2009. “¡Vamos por afuera! Un análisis de los factores que favorecieron las
disidencias electorales en el peronismo (1983-2007)”
¡vamos por fuera! Un análisis de los factores que favorecieron las disidencias electorales en
el peronismo (1983-2007).
El autor busca describir los factores que favorecieron las disidencias electorales en el peronismo de
1983 a 2007. Disidencia se comprende como peronistas que se presentan a elecciones generales
por fuera del PJ, y que generalmente luego vuelven al PJ. Esta situación se incrementó desde el
2003, con el avál del Presidente.
Entre 1985 y 1987, los “renovadores”, liderados por Cafiero, utilizaron esta estratégia,
conquistando la presidenia del PJ en 1988. En 2005, CFK juega por fuera del PJ para ser senadora
de BS AS, apoyada por el presidente. En 2005 hubo una proliferación de disidencias, producto del
enfrentamiento entre el presidente y los lideres provinciales del PJ. Luego en 2008 preside Nestor
el PJ, al igual que Cafiero al ir ganando poder.
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1. Aportes sobre disciplina partidaria: las herramientas que tienen los superiores para
lograr disciplina legislativa de sus partidos en el congreso. No abarca la disidencia
partidaria en momento electoral, sino la de comportamiento legislativo.
2. Dinámica de las facciones peronistas: tienen problemas de coordinación y de
adaptación.
El argumento central del trabajo es que las disidencias electorales se originan por desacuerdos
respecto del proceso de nominación y se favorecen por 4 factores:
Intrapartidariamente, hay facciones en todo partido, que luchan por prevalecer su liderazgo sobre
el grupo. interpreta al PJ como lo describe Levitsky: un partido con baja rutinización, pocas reglas
que prácticamente no se usan, y gran parte son reglas informales. Eso más la baja burocratización
partidaria, generaron una flexibilidad institucional al PJ que le permitieron, aun siendo de base
sindical, tomar las medidas neoliberales de los 90. También sostiene que a falta de consensos para
las reglas de selección de dirigentes y candidatos produce cismas dentro del partido, generando
disidencias cuando hay elecciones. Para buscarse solución a esos cismas, se crearon las leyes de
Doble Voto Simultáneo Acumulativo o “ley de lemas” y así postular varias listas oficiales de
candidatos sin abandonar el partido. Esto acumula los votos al de más votos del partido y le dio al
PJ la victoria en 9 de 10 gobernaciones, con bajo costo institucional al ser mayoría en la
legislatura. En la elección presidencial del 2003 NK y rodriguez saa jugaron por fuera, mientras
que Menem quería una interna, todos incluyendo al PJ en su frente, por una ley de “neolemas”
que hizo Duhalde, con un no bajo costo institucional y sin poder acumularse los votos entre los
candidatos (al ser inconstitucional), e incluso dividiendo el voto peronista.
La competencia intrapartidaria en las provincias del PJ es nula prácticamente ya que selecciona a
los candidatos el “caudillo” o sus seguidores. De no ser del PJ, habría mayor competencia entre las
facciones internas.
Para Leiras: la falta de reglas de selección de candidatos genera esa salida; el bajo costo de crear
un partido o de apropiarse de uno chico; la principal fuente de financiamiento es el ámbito
gubernamental, de los que poseen cargos públicos (intendentes, gobernadores y presidentes).
Esto último genera una brecha entre el poder formal (cargos partidarios) y el poder real (cargos
ejecutivos), generando que se resigne autonomía por recursos, fundamentales para los objetivos
políticos.
Volviendo al tema, el estudio analiza las disidencias electorales para cargos nacionales (diputados,
senadores y presidentes) de facciones peronistas entre 1983 y 2007, consultando los archivos de la
Dirección Nacional Electoral. No considera listas peronistas a los neoperonismos (movimiento
popular neuquino), tampoco a candidatos peronistas disidentes dentro de un gran partido “no
peronista” como la UCR y/o partidos mayoritariamente por no peronistas. Solo 4 casos fueron
listas en más de 1 distrito (frente para la victoria, los renovadores de 1985 y 1987, el “grupo de los
8” en 1991 y 1993, y “frente justicia, unión y libertad” en 2007; y todos los demás fueron
distritales.
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El 83% de las listas disidentes sucede para diputados, el 15% para senadores y el 2% para
presidente. En las presidenciales claramente no ganaron los candidatos (chacho alvarez en el 95 y
rodriguez saa en el 2007). La mitad de las disidencias suceden en el kirchnerismo. Bajo las
presidencias peronistas se concentró el 80% de los casos.
A nivel distrital, el 22% se concentró en las más pobladas: CABA, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y
Mendoza. El 40% en distritos más pequeños como Jujuy, Santiago del Estero, Salta y San Luis.
Además, no hubo ninguna disidencia en Santa Cruz, Mendoza y Corrientes. Esto nos deja algo: no
hay correlación entre tamaño del distrito y surgimiento de disidencias.
Si el sello partidario fue creado a menos de 2 años de una elección nacional, fue por motivación de
disidencia. A más de 2 años de la elección, suele ser la adopción de un pequeño partido.
Por otro lado, existen 2 tipos de sanciones a los disidentes: partidaria y de la Justicia Electoral. La
primera está presente en casi 1/3 de las cartas organicas de los PJ provinciales. A pesar de existir
este tipo de sanción, su uso es poco frecuente, ya que los tribunales en general no actúan por
oficio, sino por denuncia, y aunque fijen la pena, muchas veces la pena la aplican instituciones
partidarias del distrito como congresos o consejos provinciales. Incluso de haber castigo, con
frecuencia hay perdones particulares y amnistía en general. En cuanto a la sanción de la Justicia
Electoral, por fallos se determina que la disidencia es un problema interno de disciplina partidaria.
Lo que se acostumbra es a lidiar en conflictos del uso de simbolos partidarios, los cuales gana el PJ
oficial en general.
Sobre el financiamiento público, según la “Ley Orgánica de Partidos Politicos” de 1985 que la
regula, sosteniendo que la distribución entre el partido y la disidencia debe acordarse entre ellos,
siendo el arbitro al no ponerse de acuerdo, el Poder Ejecutivo nacional.
El patrocinio de listas disidentes puede ser del presidente, o de los gobernadores. En el periodo
peronista desde Menem hasta Néstor del total de disidencias, el 67% fueron patrocinada por el
Presidente. El 90% de las disidencias suceden en el Kirchnerismo. Néstor busco avanzar sobre el
legislativo teniendo más afines y sobre el poder de los PJ provinciales. Donde la afinidad del PJ
provincial con el Kirchnerismo existía, la disidencia aparecía, como con Rodriguez Saa en 2007.
Incluso en las elecciones del 2009, Néstor era el presidente del PJ y cristina del país, necesitaron
listas disidentes para enfrentar a PJtistias reticentes a CFK. Incluso por el hecho de cerrarse las
listas con candidatos leales, quedaron fuera cuadros relevantes que jugar por fuera, como Felipe
Solá en Bs As o Reutemann en Santa Fe.
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Conclusiones
El estudio diferencia disciplina legislativa de electoral y explia al surgimiento de las disidencias de
las facciones internas como desacuerdos respecto de la conformación de la lista del PJ oficial y el
patrocinio explica parte del financiamiento de las listas disidentes y de su motivación de aumentar
el poder del patrocinador en aquel distrito.
Introducción
Este estudio analiza la evolución de la organización de los partidos políticos argentinos entre el
inicio de la segunda presidencia de Carlos Menem y el período inmediatamente posterior a la
asunción de Néstor Kirchner. El propósito de este trabajo es contribuir a una reflexión más general
sobre la posibilidad de constituir alianzas de gobierno eficaces y estables en la Argentina. ¿En qué
medida la democracia argentina puede profundizarse y extenderse prescindiendo de las
organizaciones partidarias? ¿En qué medida los partidos argentinos pueden ser vehículo del
mejoramiento de la democracia argentina? Este estudio parte de la convicción de que la extensión
y la profundización del gobierno democrático no pueden prescindir de las organizaciones
partidarias. Los partidos políticos combinan la vocación por el ejercicio del poder con la aceptación
de la pluralidad mejor que cualquier otro tipo de organización. Ninguna clase de organización, con
la excepción de las organizaciones integrantes del movimiento de derechos humanos, favoreció la
extensión de los derechos políticos y sociales en Argentina tanto como los partidos políticos. La
integración de las organizaciones partidarias entre distintos niveles de competencia depende del
margen de autonomía que alcancen las sub-organizaciones que las componen.
Los partidos políticos reúnen y distribuyen recursos. Estos recursos pueden clasificarse según
permitan recompensar con beneficios colectivos o beneficios selectivos. Dos tipos de recursos: el
dinero y la capacidad de agregación de intereses en términos de elaboración doctrinaria y
estructuración de programas de gobierno. La legislación nacional contempla dos fuentes para el
financiamiento: los fondos provistos por el Estado nacional y las donaciones de personas privadas.
Los recursos estatales se distribuyen anualmente en función de la cantidad de votos obtenidos por
los partidos en las elecciones anteriores. Los aportes privados se destinan a solventar las
campañas electorales nacionales. Tienen un límite proporcional del 1% del total de gastos del
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partido, montos que en ningún caso pueden superar un tope de $ 1 por elector habilitado para las
elecciones nacionales. La capacidad de recompensar la adhesión de los votantes y el trabajo de los
colaboradores de los partidos ciertamente no se limita a los recursos previstos en la ley. Existen
otras fuentes. Entre ellas, destacamos dos: el empleo público y los subsidios. Puede agregarse el
uso proselitista de las acciones de comunicación masiva de las políticas implementadas por los
ejecutivos. Los recursos con los que cuentan los partidos políticos como organizaciones exteriores
al gobierno son mucho menores que los que pueden utilizar los miembros del partido que ocupan
posiciones de gobierno. Dentro del grupo de miembros del partido que son funcionarios, la
distribución de recursos tampoco es simétrica. El monto más significativo de recursos se concentra
fundamentalmente en los cargos ejecutivos. Otorga una ventaja a los oficialismos respecto de los
partidos de oposición.
El margen de autonomía financiera depende de la relación entre el monto de los recursos que se
controla desde una posición institucional y la magnitud del esfuerzo político necesario para
retener esa posición. Este esfuerzo depende de la regulación electoral y partidaria. Los poderes
ejecutivos son los nodos fuertes en las redes de financiamiento partidario. Allí residen los núcleos
de autonomía organizacional. Cuando hay un esquema aceptado, formal o informal, de
distribución de recursos, es más fácil inducir la cooperación entre distintas sub-organizaciones
partidarias y entonces el partido puede funcionar como una organización integrada en distintas
escalas de competencia. Cuando las reglas de juego son menos confiables, los comportamientos
oportunistas o las estrategias de minimización de costos de los líderes territoriales debilitan la
unidad de los partidos.
El desarrollo de esta capacidad tiene una dimensión intelectual y una dimensión organizativa. En
términos intelectuales, la capacidad de elaboración doctrinaria requiere que un cuerpo de
especialistas funden las propuestas del partido en diagnósticos informados y consistentes sobre
los principales problemas de gobierno. En términos organizativos, la traducción de los productos
intelectuales en un programa de acción requiere que haya espacios de discusión y negociación en
los que las posiciones de cada una de las facciones que componen el partido puedan confrontarse.
Si el sostenimiento del apoyo del electorado depende en alguna medida del ofrecimiento de
planes de acción bien fundados, la necesidad de ganar elecciones alentará a asumir el riesgo que
entraña realizar estos esfuerzos organizativos. En los partidos políticos argentinos, los esfuerzos
intelectuales de elaboración doctrinaria se realizan en distinta escala. Las principales líneas
internas del radicalismo, asociadas con sus organizaciones y líderes metropolitanos, tienen
fundaciones cuya actividad se intensifica cuando el dirigente o el grupo que las funda tienen
posibilidades de acceder a un cargo de alta relevancia. El universo de organizaciones dedicadas a
la elaboración doctrinaria dentro del Partido Justicialista es más heterogéneo y disperso. Existe,
por un lado, un grupo de organizaciones que se dedican a más a la discusión de la historia del
movimiento que a la investigación de temas de actualidad. Las cartas orgánicas de todos los
partidos analizados asignan a los cuerpos deliberativos partidarios la autoridad para elaborar
planes y supervisar la adecuación de la acción de los funcionarios a los planes elaborados.
Solamente en la Unión Cívica Radical esta autoridad es ejercida regularmente. El resto de los
partidos carece de mecanismos regulares. En los partidos argentinos los esfuerzos intelectuales
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para producir beneficios colectivos son dispersos y carecen de una traducción organizacional
eficaz. De este modo se reduce la probabilidad de que la coincidencia ideológica o el atractivo de
un plan de acción de gobierno faciliten la coordinación entre las estrategias que se desarrollan en
distintos territorios. La integración partidaria, analizada desde el punto de vista del control de
recursos, se produce entonces desde el gobierno. El partido como organización extra-
gubernamental pasa a un lejano segundo plano.
Las estrategias de movilización electoral son juegos que se desarrolla n en múltiples tableros: el
plano nacional, el plano provincial y el plano municipal. Los resultados del juego en un nivel,
afectan los resultados en otros niveles. La integridad de las facciones partidarias depende de cómo
se produzcan los intercambios entre los líderes partidarios de nivel superior (nacional o provincial)
y quienes controlan las organizaciones territoriales del nivel siguiente (provincial o local). Esta
eficacia está relacionada con el tipo de intercambios que se establezcan con los electorados clave
del partido y con la historia previa de la organización. Es más probable encontrar a las mismas
facciones compitiendo en dos distritos distintos en el radicalismo que en el PJ.
órdenes impersonales; esto es, de instituciones que les permitan promover eficazmente la
cooperación entre sus miembros. De acuerdo con las leyes y las tradiciones argentinas, el poder
político se mide según dos unidades distintas: las fichas y los votos. Las fichas son los documentos
que los ciudadanos deben completar y firmar cuando se afilian a un partido político. El tamaño de
las delegaciones provinciales que concurren a los cuerpos deliberativos en los dos grandes
partidos nacionales se determina de acuerdo con la cantidad de afiliados en cada provincia. Las
fichas representan, en realidad, la disposición a concurrir a votar en las elecciones internas de los
partidos. La proporción de afiliados que sufraga en las elecciones internas es siempre muy baja.
Las fichas representan la capacidad de incidir en los conflictos internos que se dirimen a través de
elecciones. Los cuerpos deliberativos de los grandes partidos nacionales representan a quienes
ejercen este poder. Esos votantes que las máquinas movilizan en las internas son poco
representativos de las tendencias dominantes en el electorado en general. Por este motivo, existe
siempre una tensión entre quienes disfrutan de la confianza y la lealtad de los ciudadanos más
cercanos al partido y quienes tienen acceso a los medios de comunicación y capacidad de motivar
al electorado en general; esto es, entre quienes tienen fichas y quienes tienen votos. Otra línea de
tensión cruza a las organizaciones analizadas: la tensión entre poder estatal y poder partidario.
Puesto que los grandes partidos nacionales controlan la amplia mayoría de las gobernaciones, la
tensión entre poder estatal y poder partidario los afecta especialmente.
Las tensiones entre fichas y votos, entre poder partidario y poder estatal, también afectó a la
formación de coaliciones inter-partidarias. Una coalición interpartidaria nacional sólo pudo
sostenerse como oposición ascendente o como oficialismo. Bajo cualquier otra circunstancia, la
probabilidad de estructurar una coalición nacional opositora es muy baja. Sea que controlen
fichas, votos o poder estatal, los miembros de los partidos políticos compiten entre sí. El objeto
principal de la competencia es la posibilidad de acceso a los cargos de gobierno, cuya condición es
ingresar en las listas del partido. El acceso a la Presidencia de la Nación es el premio mayor de la
competencia política. Las condiciones en que se compite por las candidaturas partidarias para este
cargo tienen repercusiones sobre el resto de los niveles de la organización. Permitiría establecer
algún sistema de compensación para las facciones derrotada. Quien desea competir por la
candidatura presidencial del Partido Justicialista no puede determinar con certeza cuál es la regla
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que va a regir esa competencia. Las fórmulas presidenciales radicales fueron consagradas de
acuerdo con procedimientos más previsibles, hubo elecciones internas.
Los partidos políticos deben adaptarse al entorno general en el que compiten. Las reglas que
estructuran este entorno general inciden sobre la organización interna de los partidos.
Comenzamos el análisis con una observación acerca de los requisitos legales para la constitución
de partidos políticos y su impacto sobre la capacidad de los partidos para disciplinar a los
individuos. Es sencillo cumplir con los requisitos para obtener reconocimiento legal para un
partido político. Basta reunir firmas en un número equivalente al 4 por mil de los electores hábiles
de un distrito para presentar candidatos. Para formar un partido nacional es necesario obtener
reconocimiento legal en por lo menos 5 distritos. Si bien es necesario alcanzar un monto mínimo
de votos en elecciones consecutivas para conservar la personería jurídico-política, el resultado
previsible de la flexiblidad en la regulación es que existe un número muy grande de partidos
reconocidos legalmente. Facilitar la constitución de partidos políticos puede ser un aliciente
constructivo para estimular la participación ciudadana y promover el pluralismo. Sin embargo, el
reconocimiento legal es una condición necesaria pero insuficiente para acceder a la
representación política. Un porcentaje muy bajo de los partidos reconocidos puede acceder a
cargos de gobierno.
La potencia restrictiva de las leyes electorales depende de varios factores. El más significativo de
ellos es la cantidad de cargos que se eligen en cada distrito. Si se eligen pocos cargos, serán pocos
los partidos que accedan. Quienes tienen vocación política prefieren competir dentro de las
organizaciones ya existentes. Permite que las agrupaciones menores intervengan en la disputa
interna entre los partidos más grandes a través de dos estrategias. En primer lugar, puede cederse
la etiqueta de un partido pequeño a un dirigente de un partido más grande que no ha conseguido
ingresar en la lista de ese partido. En segundo lugar, puede llevarse como candidato propio para
un cargo de escala más alta a un dirigente de un partido más grande e integrar el resto de la boleta
con miembros de la agrupación más pequeña. Estas estrategias confunden a los votantes en el
momento de emitir sus sufragios y desnaturalizan la competencia interna en los partidos. Las
condiciones para competir por las bancas en el Congreso de la Nación varían. Esta variación tiene
tres fuentes: una de ellas social y dos institucionales. La fuente social de la variación resulta de
diversos factores sociodemográficos: entre otras, el ingreso promedio y el grado de desigualdad
de cada provincia. as dos fuentes institucionales son, por un lado, la variación en el tamaño de los
distritos provinciales para la elección de diputados nacionales y las diferencias entre los regímenes
electorales provinciales. En las provincias en las que se eligen menos diputados en cada turno
electoral los votos tienden a distribuirse entre menos agrupaciones. Por otro lado, la competencia
electoral por cargos provinciales tiene incidencia sobre la competencia por cargos nacionales. A
pesar de las tensiones y los problemas de coordinación analizados, los bloques legislativos de los
partidos mayoritarios en el Congreso Nacional actúen de un modo disciplinado. El Congreso de la
Nación es una de las arenas fundamentales de coordinación gubernamental. La sanción de las
leyes requiere que se formen mayorías y que éstas tengan alguna estabilidad. La coordinación
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legislativa tiene dos fuentes: las leyes electorales y las reglas de la organización del trabajo
legislativo. El sistema electoral de lista cerrada promueve el voto disciplinado.
Los estudios sobre las votaciones en el Congreso indican que el comportamiento de los
legisladores se organiza de acuerdo con una sola dimensión. Esta dimensión es de escala nacional
y el criterio que mejor la describe es el contraste entre oficialismo y oposición. La coordinación de
los legisladores alrededor de este eje es favorecida por las reglas que organizan el trabajo
legislativo. Estas reglas concentran las facultades de decisión sobre la distribución de
nombramientos y recursos financieros en las autoridades de las Cámaras y los líderes de los
bloques. La disciplina partidaria se respalda en esta concentración. El Presidente y los
Vicepresidentes de las Cámaras así como los líderes de cada bloque deciden las nominaciones para
integrar las comisiones legislativas, controlan la agenda de tratamiento y votación de los proyectos
y pueden distribuir recursos financieros adicionales. Los legisladores necesitan de estos recursos
tanto para recompensar a sus colaboradores como para impulsar iniciativas. Estas herramientas
institucionales restringen la autonomía individual en el voto y promueven la disciplina. El costo de
no acompañar la posición del bloque partidario en votaciones divididas es alto. Por eso es
improbable que las tensiones dentro de los bloques se expresen en las votaciones. El indicador
más habitual de esas tensiones es la inactividad legislativa.
En síntesis, los miembros de los partidos políticos que acceden a bancas en el Congreso tienden a
coordinar sus votaciones. Esta coordinación va más allá de las divisiones entre las delegaciones de
distintas provincias que puede haber dentro de los bloques. Las diferencias entre legisladores de
un mismo bloque se resuelven dentro del ámbito del Congreso y de acuerdo con una distribución
de recursos de poder estructurada por las reglas de la propia legislatura.
Cuatro preguntas: a) ¿cómo se generan los recursos necesarios para sostener las actividades de los
partidos; b) ¿cómo se determinan los agrupamientos internos; c) ¿cómo se accede a los cargos
partidarios y a las candidaturas? y d) ¿cómo incide el contexto institucional extra-partidario sobre
la competencia y la cooperación internas?
En primer lugar, la red de financiamiento de los partidos políticos tiene su centro en el Estado y,
dentro de la estructura estatal, en e l Ejecutivo nacional, en los provinciales y en los municipales. El
valor electoral de estos recursos es más alto para los partidos nacionales o las organizaciones
provinciales que reproducen su caudal a través del intercambio directo con sus votantes. Esta
estructura de financiamiento da una ventaja a los oficialismos respecto de los partidos de
oposición. En general, la secuencia temporal se invierte: primero ocurre la confrontación interna y
la elaboración programática sigue, quedando en general a cargo del candidato o la facción
ganadora. Las ideologías partidarias son una herencia que necesita ser realimentada
constantemente. Dado que la elaboración ideológica de escala partidaria es pobre, la ideología es
un criterio cada vez más débil para determinar los agrupamientos partidarios internos.
El capital de la s facciones y los líderes partidarios puede valorarse de acuerdo con tres unidades
de cuenta distintas: (i) las fichas, que representan la capacidad de incidir en la elección de cargos y
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candidaturas partidarias; (ii) los votos, que representan la capacidad de contribuir a la cosecha
distrital o nacional del partido; y (iii) el poder estatal, que representa la agregación de los votos en
la escala nacional, provincial o municipal.
Aunque dispersos en la arena electoral, los partidos subsisten como bloques parlamentarios
disciplinados. Esta disciplina se sostiene en las reglas de selección de las candidaturas y en las
reglas que estructuran la distribución de autoridad y recursos institucionales dentro del Congreso.
Hoy, la aprobación de las leyes en la Argentina parece representar más los acuerdos
circunstanciales entre múltiples facciones provinciales antes que la negociación entre facciones
nacionales estables vinculadas más allá de los límites territoriales.
Para entender la lógica de la organización partidaria es indispensable preguntarse por qué y bajo
qué condiciones una persona con aspiraciones políticas resignaría su autonomía a favor de una
organización. Los candidatos resignan autonomía a favor de la unidad organizacional que
concentra los recursos indispensables para alcanzar los objetivos políticos que ellos se plantean.
En algunos casos, esta unidad organizacional es el partido. Los partidos políticos deben concebirse
como redes de relaciones e interacciones entre individuos cruzadas por lógicas organizacionales
de imposición centralizada y lógicas de interacción estratégica entre unidades autónomas.
Determinar bajo qué condiciones las sub-organizaciones partidarias que compiten por cargos de
distinta escala coordinan sus estrategias. Hemos propuesto llamar integración partidaria al
resultado de esta coordinación. La integración de los partidos es condición necesaria de la
agregación del sistema de partidos. Cuanto más disperso sea el control de recursos, más débiles
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son los incentivos para considerar al partido, en lugar de a la sub-organización, como unidad de
cooperación.
Toda propuesta de reforma política debe incluir una estimación de su impacto sobre las prácticas
de los partidos políticos y sus miembros y aceptar que la autonomía organizacional de los partidos
reconoce límites en ciertos valores que toda organización partidaria debería aceptar y promover.
Debería entenderse a la reforma política como reforma de las reglas y las prácticas de la política.
Las propuestas que formulamos aquí apuntan, en primer lugar, a establecer un marco de reglas de
juego ecuánime y previsible. Este marco debería: a) permitir a los partidos disponer de los
recursos necesarios; b) equilibrar las condiciones de competencia; c) contemplar mecanismos de
aplicación aceptables y previsibles.
1. Regular y supervisar el uso electoral de fondos públicos: La regulación completa del uso electoral
de los fondos públicos es tan imposible como indeseable. No obstante, ciertos usos de fondos
públicos con motivaciones electorales inmediatas pueden y deben regularse. Es necesario, en
primer lugar, aclarar y sistematizar la normativa existente, de modo de facilitar la distinción entre
usos legítimos e ilegítimos de los fondos públicos con propósitos electorales. En segundo lugar, es
necesario fortalecer la supervisión judicial de la actividad electoral.
2. Restringir las reformas de las reglas de la competencia política: La incertidumbre acerca de las
reglas de juego es uno de los factores con mayor impacto desestabilizador sobre la competencia
política tanto entre distintos partidos como dentro de cada partido. El cambio frecuente de las
reglas plantea problemas más complicados. Probablemente este problema sólo pueda tratarse de
modo indirecto. Cambian frecuentemente las reglas de juego quienes consiguen reunir las
mayorías legislativas necesarias para hacerlo. El incremento del nivel de competitividad permitiría
reducir la frecuencia. En rigor, se sugiere una reforma electoral que vaya en un sentido distinto del
adoptado por la mayoría de las reformas provinciales.
3. Fortalecer a las organizaciones nacionales de los partidos: Existen numerosos factores que
limitan la capacidad de control de las organizaciones nacionales de los partidos sobre sus pares
provinciales. Algunos de esos factores, como el carácter federal del sistema de gobierno argentino,
son estructurales. Toda iniciativa de reforma de la organización de los partidos políticos debe
considerar a la autonomía de las organizaciones provinciales como un dato básico. Las
organizaciones nacionales de los partidos son comparativamente débiles porque prácticamente
ninguno de los recursos valiosos para la actividad proselitista se acumulan en la escala nacional.
Fortalecer a las organizaciones nacionales de los partidos implica, entonces, incrementar el monto
de recursos sobre cuya distribución se decide en este nivel.
4. Hacer más exigentes los requisitos para la formación de partidos políticos y regular la
constitución de alianzas electorales: Dos de los recursos más valiosos que los partidos políticos
pueden ofrecer a quienes aspiran a ocupar cargos públicos son el reconocimiento legal que
habilita a presentarse en elecciones y el nombre partidario. Cuando los requisitos para formar
partidos políticos se aflojan la habilitación legal pierde valor. Es frecuente, entonces, que
proliferen los sellos partidarios. Esta proliferación de sellos ofrece la posibilidad de competir por
fuera a muy bajo costo. Proponiendo requisitos de constitución más exigentes y supervisando
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This article uses a two-level framework to explain variation in Latin American populist parties’
responses to the neoliberal challenge of the 1980s and 1990s. First, it examines the incentives for
adaptation, focusing on the electoral and economic environments in which parties operated.
Second, it examines parties’organizational capacity to adapt, focusing on leadership renovation
and the accountability of office-holding leaders to unions and party authorities. This framework is
applied to four cases: the Argentine Justicialista Party (PJ), the Mexican Institutional Revolutionary
Party (PRI), the Peruvian APRA party, and Venezuelan Democratic Action (AD). In Argentina, the
combination of strong incentives and substantial adaptive capacity resulted in radical
programmatic change and electoral success. In Mexico, where the PRI had high adaptive capacity
but faced somewhat weaker external incentives, programmatic change was slower but
nevertheless substantial, and the party survived as a major political force. In Peru, where APRA
had some capacity but little incentive to adapt, and in Venezuela, where AD had neither a strong
incentive nor the capacity to adapt, populist parties achieved little programmatic change and
suffered steep electoral decline.
Mass populist parties were central political actors in much of postwar Latin America. Was
accompanied by the entry of the working classes into the political arena and the consolidation of
statist, inward-oriented economic models. Beginning in the early 1980s, however, these parties
confronted a set of fundamental political and economic challenges. The increasing fragmentation
and heterogeneity of working classes reduced the capacity of unions to deliver the votes,
resources, and social peace. Research has shown howpersonalistic “outsider” appeals successful
economic stabilization, clientelism, and other distributive mechanisms were used to build,
maintain, or reshape populist or “neopopulist” coalitions in a neoliberal context.
Successful party adaptation can be understood as a set of changes in strategy and/or structure.
Labor-based parties confronted a set of fundamental external challenges in the 1980s and 1990s.
The decline of mass production and the expansion of the tertiary and the informal sectors
weakened class identities and eroded labor-based parties’ electoral bases. Informal-sector
workers constituted a much more tenuous support base for populist parties than did unionized
blue-collar workers. These changes called for adaptation by labor-based parties in the direction of
market liberalization, looser ties to unions, and appeals to new electoral constituencies.
Parties that do not respond to environmental changes are likely to suffer membership los and
electoral decline. Two aspects are of particular importance in explaining contemporary mass
populist party adaptation:
a) The electoral environment: Party strategies are heavily influenced by the structure of the
electorate and the party system. Strategies are also shaped by the “location” of the electoral
threat. Contemporary mass populist parties face potential challenges on two fronts. For some, the
primary electoral threat comes from centrist or center right competitors who make inroads among
the middle-class electorate. Alternatively, mass populist parties may be challenged on their own
electoral flanks. In this case, the growing stratum of urban poor may be successfully courted by
either radical left-wing parties or new populist parties. The erosion of middle-class support at the
hands of center and center-right parties creates an incentive for parties to pursue centrist (and
potentially market-oriented) catch-all strategies.
b) The economic environment: Macroeconomic constraints often limit the degree to which
governing parties can pursue short-term vote-maximizing strategies. The crisis of the 1980s
pushed many Latin American governments to carry out policies that had little to do with either
their programs or the immediate preferences of the electorate. Governing populist parties had a
strong incentive to shift in a market-oriented direction because the crisis both reduced the
resources available for carrying out traditional prolabor policies and raised the potential costs.
Extreme crises, particularly those characterized by hyperinflation, create a greater incentive for
market-oriented adaptation. Hyperinflationary—crises lead many voters to conclude that
orthodox austerity measures are preferable, at least in the short term, to the status quo. By
contrast, moderate crises create weaker incentives for market-oriented adaptation because policy
makers are more likely to believe they have room for maneuver vis-á-vis international lenders, and
voters are less likely to perceive an urgent need for reform.
Parties may respond slowly or inappropriately to environmental changes, or they may not respond
at all. Two aspects: the fluidity of the party hierarchy and the degree to which office-holding
leaders are autonomous from party authorities, unions, and other intraparty actors.
a) Leadership Fluidity: changes in party strategy tend to be accompanied by a change in the party’s
“dominant coalition”. Capacities for leadership renovation. More open and loosely structured
parties tend to facilitate the entry of fresh blood and the removal of old guard leaders
(“housecleanings”).
b) Leadership autonomy: strategic autonomy of party leaders who hold public office. To respond
quickly and decisively to external challenges, party leaders require some room for maneuver.
Parties whose leaders and elected officials can make decisions without extensive consultation
with—or threats of a veto from—lower-level authorities, activists, or affiliated unions can be
expected to be more flexible.
Applying the framework: the cases of Argentina, Mexico, Peru, and Venezuela
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PJ, PRI, APRA, AD were all historically labor-based parties. At the onset of the debt crisis in 1982,
they maintained close ties to organized labor and were committed to statist and inward-oriented
economic programs.
a) Diverging Outcomes: responded to the socioeconomic crisis of the 1980s in strikingly different
ways. One indicator of this variation is the degree of economic reform undertaken. Argentina
under Menem is scored as high, Mexico under both De la Madrid and Salinas as medium-high,
Venezuela under both Lusinchi and Pérez as medium-low, and Peru under García as low. Because a
lack of market reform tended to produce negative economic outcomes during the 1980s and early
1990s, nonadaptationwas closely associated with electoral decline. PJ is a case of electoral
success, the PRI is a case of electoral survival, and AD and APRA are cases of electoral failure.
Menem opted to forego limited or incremental economic reforms in favor of an “all or nothing”
strategy. He forged an alliance with conservative parties and business magnates and abandoned
Peronism’s traditional statist program. The government carried out a range of liberalizing reforms
between 1989 and 1994. The Menem reforms were politically successful. The PJ leadership never
publicly opposed a position taken by Menem. The Menem-led PJ was successful in the electoral
arena. The Peronists won four consecutive national elections after the initiation of neoliberal
reforms.
The PRI is a case of significant programmatic adaptation and electoral survival. Miguel de la
Madrid and Carlos Salinas engineered a radical departure from the PRI’s historical commitment to
state intervention in the economy. De la Madrid began the process with an orthodox austerity
program, followed by trade liberalization and privatization of some state-owned enterprises.
Salinas deepened the reforms by liberalizin Mexico’s foreign investment regime. They were more
gradual and less far-reaching than in the PJ case. Several reforms were never seriously pursued in
response to real or anticipated resistance within and outside the party. The PRI had considerable
political success in the 1980s and 1990. From 71% in 1982 to 36% in 2000, this decline took place
in the context of a transition from a hegemonic to a competitive party system.
APRA is a case of a populist response that resulted in economic collapse and steep electoral
decline. APRA leader Alan García did not abandon his party’s populist platform after taking power
in 1985. The international financial community cut off new loans to Peru. Even as the economic
situation deteriorated, García steadfastly refused to implement an orthodox austerity program.
AD is a case of limited adaptation and electoral collapse. Although President Jaime Lusinchi
implemented tough austerity measures upon taking office in 1984, he neither maintained them
after the economy recovered nor undertook structural reforms to address Venezuela’s
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dependence on oil exports and public financing. Instead, he returned to AD’s traditional policies of
demand stimulation based on deficit spending and monetary expansión. Carlos Andrés Pérez,
undertook a comprehensive package of structural reforms. These reforms marked a dramatic
departure from AD’s traditional policies. Pérez’s reform program quickly stalled, however, in the
face of wide spread opposition. Not only did the government confront mass demonstrations but
also much of the president’s project was derailed by opposition from within AD. Old guard party
and union leaders used their influence to block many of Pérez’s legislative initiatives.
The PJ had strong incentives to adapt in a market oriented direction, because it took office amidst
a deep crisis inherited from a heterodox administration and faced no serious electoral challenge.
The PRI and AD had medium incentives to adapt, as they faced moderate levels of economic crisis
and weak or mixed incentives on the electoral front. APRA had a clear disincentive to adapt,
because it faced amoderate crisis inherited from an orthodox administration along with intense
left-wing competition in the electoral arena.
a) Argentina. The Menem government faced the deepest economic crisis of the four cases. The
fact that the economic crisiswaswidely associated with the heterodox policies implemented by the
Radical Civic Union (UCR) government of Raúl Alfonsín reinforced the idea that there were few
viable alternatives to market reforms.
b) Mexico. Although Mexico never experienced hyperinflation, it sparked the Latin American debt
crisis with a near-default on its foreign loans. Unlike the PJ, however, the PRI’s economic
incentives were not strongly reinforced in the electoral realm. The PRI was still hegemonic and
therefore largely insulated from electoral threats.
c) Peru. APRA had a disincentive to pursue a market-oriented strategy. The economic crisis
inherited by the García government in 1985was comparable to that of Mexico but not as severe as
that of Argentina. Hyperinflation had not yet set in, and the economy was growing. No regional
consensus had yet emerged around orthodox policy responses to the debt crisis. APRA’s weak
economic incentives to adapt were reinforced by strong electoral disincentives. APRA faced a
serious and sustained electoral threat on its working- and lower- class flank.
d) Venezuela. AD’s incentives to pursue market-oriented reforms were stronger than those facing
APRA but weaker than those facing the PJ. By the time Pérez took office in February 1989, growth
had slowed considerably. First, Venezuela continued to have relatively low inflation, even in the
worst days of the crisis. Second, the economy recovered quickly. AD did not face a serious threat
from either the Left or the Right during the 1980s.
The PJ, PRI, APRA, and AD also differed in their organizational capacities to adapt. We measure
leadership fluidity in terms of the degree to which leadership renovation is limited by barriers to
entry into the party and/or a bureaucratized hierarchy with institutionalized career paths and
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tenure security in leadership posts. We measure leadership autonomy in terms of the degree to
which office holding party leaders are held accountable to party leadership bodies and party-
affiliated unions.
a) Argentina. the PJ organization has historically been fluid and flexible. The party hierarchy is
extremely porous. It lacks recruitment filters or a central bureaucracy with stable career paths,
which means that reformist currents and even outsiders may rise rapidly through the ranks. The
rapid and extensive turnover permitted by the PJ’s fluid hierarchy clearly contributed to its
adaptation in the 1980s and 1990s. Menem’s intraparty rivals opted to join him. The PJ is also
characterized by a high degree of executive autonomy. “The government runs the party”.
Although most of the PJ’s leaders, including party president Antonio Cafiero, preferred a more
limited or gradual reform, they possessed neither the authority nor the institutional means with
which to hold Menem accountable.
b) Mexico. The PRI had a significant capacity to respond to the incentives it faced in the economic
and electoral arenas in the 1980s and 1990s. First, it had a relatively fluid hierarchy. Leadership
fluidity had its limits, however. PRI’s organized sectors, especially labor, enabled some critics of
market-oriented policies to entrench themselves in positions of power. Second, leadership fluidity
was top-down rather than bottom-up, which kept key positions closed to anyone who was not an
ally of the president.
c) Peru. APRA is also characterized by high levels of strategic flexibility, although its hierarchy is
less fluid than that of the PJ or the PRI. Historically a closed and even cult-like organization with
relatively high barriers to entry. APRA exhibited greater independence from the government than
did the PJ or the PRI. After becoming party leader in 1982, García “had supreme authority and few
channels of accountability back to the bases”. Between 1983 and 1985, he “engineered a
remarkable renovation of APRA’s image and rhetoric”. intraparty appeals for orthodox
stabilization were insufficient to force Garcia to fundamentally reorient his economic policy.
d) Venezuela. Of the parties in this study, AD had the least capacity to adapt. First, the party had
relatively little leadership fluidity. An entrenched group of leaders, known as the cogollo,
maintained a firm grip on the party apparatus. AD also scores low on the dimension of leadership
autonomy. AD presidents had no direct control over the party organization.
The PJ stands out in that it combines strong incentives to adapt with substantial adaptive capacity.
The economic crisis left the Menem government with little alternative but to pursue market-
oriented policies, and the electoral costs of a market-oriented shift were relatively low in the
absence of a serious left-wing competitor. The PRI also possessed substantial adaptive capacity,
but its incentives were more mixed. The PRI’s relatively fluid hierarchy allowed the neoliberal
technocrats to rise quickly to positions of power within the party and the state bureaucracy, and
executive autonomy empowered them to impose market reform on a sometimes recalcitrant
rank-and-file. But the PRI’s incentives did not always point clearly in a promarket direction.
Although APRA probably possessed the organizational capacity to adopt amarket-oriented
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strategy, it had fewincentives to do so. Finally, AD had neither strong incentives nor substantial
capacity to adapt. Venezuela’s economic crisis, although serious, was intermittent and AD faced
very little electoral pressure.
El articulo trata de las diferentes estrategias sindicales frente a las políticas neoliberales del
peronismo en los 90. Dichas políticas amenazaron estos sindicatos que tenían una alianza histórica
con el peronismo. Ante esta situación, existieron 3 tipos de acciones: resistencia, subordinación y
supervivencia organizativa. Para reducir la conflictividad laboral y tener apoyo político, se le da
concesiones en el contenido y la implementación de las reformas que afectan el mercado de
trabajo a los sindicatos.
En argentina y varios países latinoamericanos, había alianzas entre sindicatos y partidos populistas
de base laboral al momento de la liberalización pro mercado. Estas reformas estructurales
amenazaban a los sindicados aliados con estos partidos que viraban a otro tipo de políticas. La
distribución de recursos , sumado al legado institucional, contribuyen a explicar las diferentes
reacciones de las organizaciones sindicales a esta coyuntura. La innovación de la supervivencia
organizativa compensa la erosión de los recursos industriales y políticos con actividades
empresarias está relacionada con un legado de recursos organizativos de décadas.
Estas reformas generan una reformulación de las relaciones entre el Estado y los sindicatos. El
contexto neoliberal es internacional, generando un choque ya que previamente el peronismo era
proteccionista y un gran regulador del mercado laboral. Los recursos organizativos del sindicalismo
serian la estructura, patrones de liderazgo, finanzas y su capacidad de proveer incentivos
selectivos. Los sindicatos argentinos tienen una gran influencia peronista, generándose una
regulación laboral de corte corporativista que contribuía a promover y controlar la organización
sindical desde el Estado. Hay una cierta tensión entre los intereses de la dirigencia sindical y de las
bases, teniendo que movilizar a las bases para obtener concesiones, o contenerlas para no perder
otras. Los sindicatos argentino poseen una capacidad estratégica y predominan su sector por 3
leyes: ley de asociaciones profesionales; ley de negociación colectiva y; ley de obras sociales. Estas
establecieron una organización sindical nacional, por actividad, con fuertes prerrogativas para la
dirigencia nacional sobre las conducciones locales y las comisiones internas. Además las
negociaciones se hacen monopólicamente con el sindicato que tiene personería jurídica y la cuota
sindical se obtiene del salario, al igual que la obra social que es una contribución obligatoria,
administrada por los propios sindicatos. Esto les generó un enorme flujo de ingresos para actuar
con mayor flexibilidad. Se incentiva el predominio de intereses sectoriales sobre los generales, ya
que la confederación multisectorial (CGT) no tiene autoridad para controlar a los sindicatos
nacionales.
Se reforman las regulaciones laborales para buscar competitividad internacional y mayor empleo,
según Menem. Las reformas incluyen contrataciones más precarias, reducción de indemnización
por accidentes de trabajo, prohibición de aumentos salariales que no fueran acompañados por
aumentos de productividad y limitan las huelgas. Por otro lado, se le concede cierta participación
de las privatizaciones a los sindicatos, dándole acciones. También se permitió la participación
sindical en las AFJP. El sindicalismo tuvo la capacidad de obstaculizar las reformas que afectan la
estructura sindical y la autoridad de los sindicatos con personería jurídica (ley de asociaciones
sindicales, ley de negociaciones colectivas, entre otras) y de demorar la reforma que afecta a sus
recursos financieros (ley de obras sociales). En conclusión, las transformaciones institucionales
incluidas en el proceso de reforma estructural tuvieron un doble efecto en los sindicatos. Por un
lado, la flexibilidad que genera los tipos nuevos de contrataciones (en cuanto a salarios y n° de
empleos), aumenta la competencia salarial y laboral para los sindicatos, y puede afectar la
capacidad de sindicalizarse a los trabajadores por su escasa estabilidad en el puesto. Por otro lado,
introduce nuevos recursos organizacionales como participación en las privatizaciones. Esto es
resultado de las negociaciones.
Se visualizan 3 estrategias frente a las reformas pro mercado: “resistencia” a las reformas;
aceptación pero con algunas modificaciones dividiéndose en: “supervivencia organizativa” que se
adoptaron al proceso renovando sus demandas, y los “subordinados” que mantuvieron sus pautas
tradicionales de acción frente al Estado.
Subordinación: apoyan las iniciativas del gobierno a cambio de una relación política privilegiada
entre sus lideres y el ejecutivo. Se subordinan para evitar que se les quite recursos pero no
buscaron nuevos beneficios, sino los que se les daba y se mantenían pacíficos.
Estos dos últimos se agrupaban en la unificación de la CGT de 1992. Hicieron la única huelga
general contra menem para detener la reforma de las obras sociales. Así, recuperaron la
administración de las obras sociales pese a que la recaudaba AFIP, mientras que la desregulación
se acota a la competencia entre obras sociales. La CGT limitó sus demandas a los aspectos
específicos del proceso de reforma que afecta a la estructura organizativa de los sindicatos en
resumen. Los sindicatos peronistas aprovecharon su alianza con el gobierno para renegociar los
términos de su relación con el estado en un proceso de adaptación estratégica a las nuevas
condiciones político-económicas que enmarca ese contexto. Esta adaptación estratégica redujo su
dependencia directa de un estado en retirada mediante la participación sindical en actividades
mercantiles que se revitalizaron por las reformas de mercado.
Ante la proscripción del peronismo, buscó institucionalizar las concesiones obtenidas para cubrir
esa falta de recursos políticos, como la obtención en el gob militar en 1970 de las obras sociales.
Esto generó un pragmatismo institucional. Lo mismo sucedió en el menemismo, se perdió ese
recurso político al ser un viraje tan fuerte de las políticas del peronismo. También sus recursos
industriales se erosionaron por las condiciones del mercado y el desempleo. Esto generó que
grupos de sindicatos busquen recursos en actividades mercantiles, para compensar la retirada del
Estado. El efecto del desempleo y la flexibilización sobre la afiliación a los sindicatos y las obras
sociales sería compensado con la ampliación de la clientela para los bienes y serviciosque proveen
los sindicatos a los consumidores en general en lugar de solo un segmento monopolizado de los
mismos. La “mercantilización sindical” incluye la compra de firmas privatizadas, la creación de
administradoras de fondos de pensión y jubilaciones, etc; es decir, consiguieron nuevos recursos
organizativos fáciles de manejar en este nuevo contexto institucional pro mercado. El sindicato de
petroleros organizó 215 empresas que agruparon a más de 7 mil ex empleados de YPF, las que se
hizo contrato con YPF. Los sindicatos de luz y fuerza, de mecánicos y de empleados de comercio
también tenían sus negociados como administrar fondos de pensiones, la compra de acciones de
centrales energéticas, etc. Ante la pérdida de los recursos políticos e industriales, además de la
reducida capacidad de movilización, ganan estos recursos organizativos.
del gobierno a todo intento antiprivatizador. En cuanto a los recursos políticos, ya desde la derrota
con Alfonsín, y para las elecciones de 1985, se quitó la cuota de sindicalistas en las listas.
Igualmente no podían abandonar la idea del peronismo el sindicalismo, por ser un símbolo de
identidad de sus bases y de los dirigentes mismos, y la creación de identidad de un partido
alternativo no es viable al corto plazo. La CGT se opuso a ciertas normas, pero luego se adaptó a
los negocios rentables.
No todos los sindicatos se adaptaban a este juego. Los estatales ATE y CTERA se oponían
firmemente a las políticas del gobierno, por pedido de sus bases que eran de las más perjudicadas
(empleados públicos). Además, no tenían un gran uso de recursos organizacionales y al competir
por una masa de trabajadores, utiliza recursos industriales en la militancia y la acción.
El grupo de los subordinados, negocian pero privilegiando la dependencia estatal y la relación con
el peronismo con el que se identifican sus bases. Su debilidad es creciente y su posibilidad de
supervivencia menor por estar en sectores anteriormente protegidos y ahora ser fuertemente
golpeados por las reformas estructurales y con menos recursos. La combinación de legados
organizativos y condiciones político-económicas creadas por el proceso mismo de reformas
permitió a algunos desarrollar la estrategia de “supervivencia organizativa”. Se generaba
competencia intersindical creada por la mercantilización de los servicios sociales a consumidores
como obras sociales, fondos de pension, etc.) en desmedro de una CGT unida. Los recursos
organizativos, además de reemplazar a los industriales y los políticos, son una forma de
reemplazar la dependencia del estado y utilizar mecanismos del mercado para suplirse.
En resumen, las condiciones políticas creadas por las reformas estructurales y las condiciones
económicas provocadas por la crisis en conjunto con los legados históricos de desarrollo
organizativo explican la emergencia de la estrategia de “supervivencia organizativa”.
Muchos beneficios que tenían previamente fueron quitados, tales como de estabilidad laboral,
reclutamiento preferencial para familiares de trabajadores, feriados adicionales, etc. Y el rol del
sindicato en una empresa que no puede competir y debe afectar la estabilidad laboral, generan
más choques entre sus bases y sus recursos. La emergencia de la supervivencia organizativa
precisa del legado de recursos organizativos que proveen a los sindicatos fondos y experiencia
gerencial necesaria para iniciar el proceso de mercantilización del corporativismo. Esta alternativa
es adecuada para sindicatos grandes y homogéneos, ( por la actividad). En especial si estos últimos
sindicatos poseen un desarrollo financiero y organizativo adecuado asi como experiencia
gerencial. Además, si son aliados del gobierno, se acepta la gobernabilidad y las reformas, además
de mayores concesiones hacia los sindicatos a nivel mercantil. Las consecuencias también fueron
menor militancia que en el periodo anterior (Alfonsín) pero también mayor negociación de donde
los sindicatos obtuvieron concesiones. Se logro hacer más lento el ritmo de algunas reformas,
dando mayores concesiones e incluso manteniendo el monopolio de la representación sindical
vinculado al corporativismo laboral. La alianza histórica de los sindicatos y el peronismo en
combinación con la tradición de “pragmatismo institucional” (adaptarse al periodo que vive el
sindicato (ej con ongania conseguir las obras sociales y vivir de eso y poca movilización de bases))
creando las condiciones para el desarrollo de esta estrategia, y las diferentes distribuciones de
recursos sindicales influyeron en la decisión de los dirigentes sindicales que optaron por ella. En
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La lógica
Trata la conducta de los grupos. Explica que no es tan lineal como se podría pensar la acción
colectiva, por ejemplo. Si todos los individuos o empresas de un grupo tienen un interés en
común, el grupo tendería a lograr dicho interés. Pero no es asi, ya que hay un trabajo individual
que aporta a lograr ese fin colectivo, pero si no existen los incentivos necesarios para todos los
miembros del grupo, habrá “free riders” que aportarán el mínimo, ya que si todos los demás
aportan, todos los miembros de grupo se benefician sin discriminar por el esfuerzo que hizo cada
miembro. Los bienes que aporta una asociación, sindicato, organización, carteles empresariales, a
sus miembros, se parecen a los servicios públicos, el cual no discrimina por miembro sino que se
beneficia al conjunto del grupo. racionalmente no hay incentivo para aportar a una causa si otro lo
puede hacer.
En el caso del Estado, se mantiene esa organización por la imposición tributaria de los ciudadanos.
Otras organizaciones crean incentivos selectivos a sus miembros para apoyarlos. Estos pueden ser
negativos o positivos. El primero sería un castigo por no cumplir, como una multa por no pagar
impuestos o la coacción a aportar en algunos sindicatos con la disuasión de las patotas. Esto
genera que uno quiera aportar, por las malas. Otra es la obligatoriedad de matricularse en el
colegio de abogados para ejercer. El segundo serían beneficios por ser parte, como descuentos en
transporte, cuota pagada por la patronal, hospitales para miembros, etc.
En los pequeños grupos, los incentivos selectivos se potencian, ya que entran en juego otras
cuestiones como el compañerismo y el respeto por quienes se esfuerzan. Incluso puede haber
censura u ostracismo para los que no comparten las obligaciones de la acción colectiva. Pero esto
no se aplica a grandes grupos. La heterogeneidad del grupo dificulta el acuerdo intragrupo, por lo
que la homogeneidad parecería ser lo más efectivo para llevar a cabo la acción colectiva. De ser
grupo pequeño, la opinión de uno tiene mayor impacto en la acción colectiva que se tome, al ser
menos cantidad de disertantes, y estar más cerca el poder a todos. Lo mismo aplica al “votante”
como grupo, al ser su valor aportado al grupo de estudiar bien las candidaturas ínfimo, no se
genera el incentivo de que todos investiguen y así obtener el beneficio de estar gobernado por los
mejores. Este limitado conocimiento de la gente hace eficaz a los grupos de presión. Si todos
estuvieran informados, no serían influidos por la publicidad o por otros medio de persuasión.
El aporte voluntario a la obtención de bienes colectivos para grupos numerosos sin incentivos
selectivos se producirá a menudo cuando los costos de las contribuciones individuales resultan de
escasa importancia, pero por lo general no se producirán cuando los costos de las contribuciones
individuales sean elevados. Es decir, puede generarse o no una acción colectiva con un costo
individual bajo, pero si es alto, es muy poco probable que sucede la acción colectiva.
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Igualmente, hay casos en los que los aportes son costosos, pero se genera una acción colectiva,
incluso sin incentivos selectivos. Este es el caso de grupos pequeños, como empresarios
oligopólicos, donde si uno aporta más que otros, todos se benefician con por ejemplo bajos
precios, o regulación más afín, y los beneficios superar los costos igualmente para el aportante.
También de ser pequeños grupos, puede que negocien entre ellos para decidir qué acción
colectiva tomar, y el costo de esto es menor a + pequeño el grupo. A más miembros del grupo,
menos vale actuar unilateralmente. Por lo tanto, a grandes grupos, sin incentivos selectivos, se
vuelve irracional la conducta por el grupo y no por uno mismo. Por otro lado, a más grande el
grupo, menor es el costo por individuo, pero también menor el beneficio y menos el valor de su
aporte, incluso menos aporte en general a menos que haya incentivos selectivos.
Hay enormes grupos que al estar dispersos y sin incentivos selectivos, están inactivos, tales como
la masa de consumidores, contribuyentes, pobres, etc. Esos grupos comparten intereses, pero al
estar dispersos y sin incentivos, es inviable que logren la acción colectiva.
Introducción
La idea original de este proyecto de investigación se basaba sobre una hipótesis general acerca de
la relación entre modo de organización de la representación de los intereses funcionales (capital y
trabajo) de la sociedad y gobernabilidad. Según esta hipótesis, cuanto mas fragmentada y menos
organizada es dicha representación, más diferenciadas y contradictorias son las demandas, más
difícil es la tarea de intermediación de intereses por parte del Estado y más problemática se vuelve
la gobemabilidad de la sociedad. Históricamente se ha comprobado que en los países de temprana
industrialización (Inglaterra), la burguesía industrial jugó un papel de primaria importancia en la
acumulación industrial y en la democratización de la sociedad, mientras que en los paises de
industrialización tardía y dependiente (América latina) el Estado muy a menudo ha sustituido
parcialmente en la tarea industrializadora a una burguesia nacional débil orientando asimismo el
régimen politice hacia formas autoritarias. Tres preguntas centrales:
1. ¿en qué condiciones socio-políticas y económicas la burguesía industrial actúa como clase social
y se organiza como tal?;
2. ¿qué factores económicos, políticos e ideológicos determinan las formas organizativas de las
asociaciones de los intereses industriales?
3. ¿qué relación existe entre las formas organizativas y estrategias de acción de los industriales y la
gobernabilidad de la sociedad argentina?
históricamente y cómo habían actuado en defensa de sus intereses las asociaciones industriales y
cómo se habían relacionado con otros intereses funcionales y con el Estado? Nos han llevado a
reformular la orientación conceptual del trabajo. En primer lugar elaboramos un esquema
análitico de cuatro modelos de representación de intereses funcionales que nos proporciona el
marco interpretativo en el período de la posguerra hasta 1983. Dedicamos particular
atención a un tipo específico de representación de intereses que llamamos Pluralismo Organizado.
El objetivo principal de nuestro trabajo es precisamente el aniilisis de la definición de los intereses
y de las propiedades organizativas de los sistemas de representación.
Primera Parte
No son una reproducción de la realidad, sino construcciones mentales. Dos variables La primera se
refiere al nivel de desagregación de los intereses. Según esta variable, larepresentación de los
intereses puede variar desde un máximo de representación individual, lo que constituiria el polo
de la desagregación, hasta un máximo de agregación en estructuras asociativas de determinados
intereses funcionales. La segunda variable concierne el grado de autonomía de la representación
de intereses en cuanto a su definición y estrategias de acción en relación a otros intereses
funcionales y a otros actores, en especial al Estado. Si cruzamos las dos variables: Liberalismo-
Pluralismo, Corporativismo, Autoritarismo y Pluralismo Organizado. El pluralismo organizado
parece ser el esquema predominante en la actualidad.
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b) Representación de intereses de tipo corporativo. Durante las décadas del ‘20 y ’30 sucumbieron
ante los embates del autoritarismo y del totalitarismo, terminando abruptamente sus experiencias
democráticas. Los países en que las aristocracias agrarias fueron derrotadas fueron aquellos que
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- El reconocimiento estatal está acordado como condición previa para la formación de una
asociación.
El Estado es conceptualizado como la encarnación suprema del interés general. Para lograr la
unidad de la Nación, el Estado se apoya: 1) en mecanismos políticos-simbólicos de regimentación,
movilización, incorporación y control de la participación política por intermedio de un partido
único con fuerte liderazgo carismático; 2) en la definición e incorporación institucional de ‘los
principales intereses funcionales de la sociedad”; 3) en su activa intervención sobre la sociedad y
la economía, recurriendo a la represión y coerción. El corporativismo es un sistema de
representación de intereses marcadamente asimétrico: privilegia sistemáticamente
el conjunto de los intereses del capital frente a los del trabajo.
disciplinar a la sociedad en base a la ideología de la seguridad nacional. De ahí que la solución del
problema pasa por la extirpación de la subversión. Y por la desestructuración, despolitización y
fragmentación de las organizaciones de defensa de los intereses populares. En lugar de la
movilización corporativa se impone la exclusión autoritaria de las clases populares. Esquema de
representación de intereses altamente asimétrico. Sus rasgos definitorios son pues la alta
fragmentación (asimétrica) y la falta de autonomía de las asociaciones de intereses. Se asocia a un
nuevo tipo de Estado que Guillermo O’Donnell ha definido como burocrático-autoritario.
Cinco razones que contribuyen a explicar por qué el sistema de asociación de intereses pluralista
organizado es un factor decisivo de estabilidad política y gobernabilidad de la sociedad. En primer
lugar, el pluralismo organizado parece ser el sistema más adecuado para asegurar la integración y
la interdependencia sistemática de los grandes intereses funcionales. En segundo lugar, el
pluralismo organizado reduce la complejidad, variedad y contradicción de las demandas por
intermedio de mecanismos de mediación interna. En tercer lugar, la participación
institucionalizada en procesos de colaboración y negociación favorece en el liderazgo de las
grandes asociaciones de intereses. En cuarto lugar, en la medida en que la participación de los
grandes intereses en la formulación e implementación de políticas públicas produce resultados
satisfactorios, ella contribuye notablemente a la legitimidad social. El pluralismo organizado
parece ser el sistema de representación de intereses funcionales más adecuado para asegurar
legitimidad y eficacia al sistema político, y contribuir, por lo tanto, a la estabilidad democrática y a
la gobernabilidad de sociedades complejas y diferenciadas.
Segunda Parte
Primero, los sistemas de representación de intereses han manifestado, a lo largo del período
considerado un alto nivel de heterogeneidad estructural. Segundo, los distintos intereses
funcionales han estado muy diferencialmente articulados e interdependientes con el sistema de
los partidos políticos. Tercero, a pesar de los reiterados intentos por parte de líderes políticos,
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Tercera Parte
Un dato muy significativo de los sistemas de representación de los intereses funcionales en el país
ha sido la permanente ftagmentación de los intereses industriales, a pesar de los intentos de
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Cuarta Parte
a) Nuevas formas institucionales de los intereses industriales: Los últimos cambios institucionales
de la UIA revelan tanto una reorientación ideológica del liderazgo industrial argentino como una
búsqueda de nuevas modalidades. En este proceso de reorganización interna, tanto el discurso
institucional menos liberal como la inclusión de antiguos oponentes como legítimos participantes
son importantes elementos constitutivos de una estrategia de largo plazo.
HELMKE, G. 2003. “La lógica de la defección estratégica: relaciones entre la Corte Suprema
y el Poder Ejecutivo en la Argentina en los períodos de la dictadura y la democracia”
La lógica de la defección estratégica: relaciones entre la corte suprema y el poder ejecutivo en
la Argentina en los periodos de la dictadura y la democracia.
Padecemos una débil institucionalidad en Argentina. Esta se ve reflejado, entre otras ramas, en el
Poder Judicial. Ante un debilitamiento del gobierno en ejercicio, los jueces, que carentes de
seguridad institucional, se ven estimulados a incrementar sus medidas contrarias al gobierno a fin
de distanciarse de él. Esto se denomina “defección estratégica”. Teniendo en cuenta diferentes
variables: grado de seguridad institucional que poseen los jueces; el número de actores políticos
relevantes y; la oportunidad política de las medidas adoptadas. Teniendo en cuenta estas, se prevé
que se establezca un ciclo jurídico-político inverso, donde al final del mandato los jueces tomaran
decisiones contrarias al gobierno. Aunque los jueces son vitalicios, la inestabilidad política con los
cambios de gobierno generó que se removieran y se eligieran nuevos jueces de la, generando esta
“defección estratégica”. Basándose en el enfoque de la separación de poderes se considera que
los jueces adoptan decisiones racionales y están limitados por otros actores institucionales. Este
enfoque es muy apropiado para países en vías de desarrollo, ya que la protección institucional es
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escasa. La misma falta de independencia motiva a los jueces a cuestionar a otras ramas del
gobierno, para alejarse de ese gobierno y acercarse al que se viene. Esta lógica sirve para analizar
las conductas interinstitucionales. En nuestra historia, al llegar los militares la corte es destituida
en masa, al llegar Alfonsín, lo mismo. Luego Menem consigue la mayoría automática al asignar 6
de 9 jueces.
El enfoque de separación de poderes aplicado fuera de EEUU, hay que hacer 3 observaciones: la
duración promedio de los jueces es menor en Argentina y países en vías de desarrollo que en
desarrollados; la asimetría de poder que posee el Ejecutivo en comparación al legislativo genera
menos protección para el Judicial de parte de otros actores; la principal amenaza no proviene del
ejecutivo en ejercicio, sino del que lo sucederá. Los primeros dos es propio de gobiernos en vías de
desarrollo, y el tercero es el resultado de esta lógica.
El marco estratégico básico que ejemplifica la lógica de la defección estratégia describe una
secuencia. Comienza con la postura del gobierno actual, luego la postura de la Corte, un cambio o
continuación del Ejecutivo (y la reacción de la Corte) y la respuesta del 2do gobierno. El gobierno
elige a los miembros, la Corte decide a favor o en contra del gobierno en distintos fallos y luego el
futuro gobierno decide si sanciona o no a la Corte por sus posturas. De tener políticas similares el
anterior y el siguiente, o ser el mismo gobierno para que no se sancione a la Corte de ser fiel al
anterior gobierno. En cualquier otra situación, el nuevo gobierno se verá estimulado de sancionar
a la Corte si favorece al previo gobierno. Los jueces irán en contra del actual gobierno si: ven que
pierde poder el gob; se opondrán en casos que perjudiquen al anterior gobierno y beneficien al
entrante.
El comportamiento de los jueces se analiza por la evolución de la conducta en un contexto que incluye
transición de gobierno. Estos fallos deben tener uno o ambos criterios: el Estado era una de las
partes; El caso mencionaba un decreto del poder ejecutivo en ejercicio. Analiza la postura de la
corte sobre el tiempo, haciendo una variable dummy en el sentido “a favor” o “en contra” del
gobierno. Luego suma otras variables como Decretos, Decretos relevantes (declaración de
inconstitucionalidad, amparos, y habeas corpus), Apelaciones (del gob sobre tribunal inferior para
que decida la corte) y Revocación (la corte revoca fallo inferior al ser bueno para el gobierno).
Heterogeneidad de los casos: que a más cerca de finalizar el periodo, con más ilegalidad actua el
gobierno. En el caso militar, siempre fue ilegal.
Conclusión: la propia inestabilidad institucional genera que la corte, afín al gobierno, lo contraria al
finalizar de perder poder, en temas relevantes. El juez al ser autoridad legal y política (designación
y posturas), esta última predomina en situaciones de inseguridad institucional. Sus posturas
ideológicas (conservadora o progresista) no depende de sus ideales, sino de la postura del
gobierno entrante.
Las salidas presidenciales de la crisis tienen dudosa constitucionalidad, a diferencia de las salidas
parlamentarias.
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estudio de 18 países latinoamericanos entre 1950 y 2000 indica que los conflictos entre el
presidente y el congreso alcanzaron un nivel de confrontación extremo en unas 45 oportunidades.
En una escala de mayor a menor destructividad para el orden político existente, el impacto de la
pugna de poderes puede signficar:
c) Disrupción: la tercera forma está dada por una disrupción del funcionamiento normal del
régimen sin imponer una suspensión temporaria del mismo. En este caso, los militares intervienen
para deponer al presidente pero permiten que los procedimientos normales de sucesión se
pongan inmediatamente en funcionamiento.
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d) Crisis sin derrumbe: frente a la cual los líderes políticos encuentran una salida constitucional. La
asamblea consigue remover al presidente a través del juicio político. En otras ocasiones ambos
poderes llegan a un acuerdo.
El concepto de crisis presidencial permite apreciar que este supuesto efecto desestabilizador de la
pugna de poderes es históricamente contingente. Aproximadamente la mitad de las crisis han sido
sin derrumbe. Esta propensión a la inestabilidad ha declinado tras la tercera ola de
democratización. Las elites civiles y militares parecen haber descubierto los altos costos de la
resolución pretoriana. Con la transformación democrática de AL en los 80, la pugna de poderes ha
perdido su capacidad para desestabilizar regímenes, si bien no su poder para desestabilizar
gobiernos.
Las transformaciones políticas de AL tras la tercera ola sugieren que la capacidad del presidente
para prevalecer en sus conforntaciones con el congreso podría disminuir significativamente. Esto
se debe a dos motivos. Ante todo, la posibilidad de una intervención militar en contra de los
legisladores ha declinado. Al mismo tiempo, los procesos de democratización se vieron
acompañados de reformas constitucionales que eliminaron los instrumentos jurídicos del
presidencialismo autoritario. La evidencia en favor de esta hiótesis es limitada. El crecimiento de
esta tendencia es visible, pero no estadísticamente significativo. Existe, sin embargo, un tercer
recurso de poder presidencial que ha emergido durante la década de los 90: la reforma
constitucional. En 1991 la Asamblea Constituyente colombiana ordenó la disolución del congreso y
de este modo inauguró una nueva modalidad. Permitió eludir los límites legales del Ejecutivo y
evitar el uso de la fuerza.
normalemente carece de poderes constitucionales para disolver el congreso pero los legisladores
pueden apelar al juicio político. Este desequilibrio es de esperarse que fortalezcac al Legislativo en
situaciones de conflicto extremo. Tercero, la incidencia de las crisis presidenciales en AL no ha
disminuido durante la década de los 90. Si bien el impacto en la estabilidad del régimen es
actualmente menor, su capacidad para desestabilizar gobiernos continúa siendo la misma. La
protesta popular ha reemplazado a la intervención militar como el principal factor extra-
institucional que detona el surgimiento de las crisis presidenciales.
Este nuevo presidencialismo latinoamericano ha generado las condiciones para una mayor
supervivencia de la democracia, pero no para la consecución de una mayor estabilidad política que
beneficie a los gobiernos electos.
Introducción
Este artículo se concentra en los desafíos: ¿por qué y cómo los sudamericanos demandan a sus
presidentes que dejen sus cargos antes? Argumento que los presidentes desafiados fueron más
proclives a estar personalmente implicados en escándalos, a seguir políticas neoliberales y a
carecer de mayoría parlamentaria en relación a sus contrapartes no desafiadas. La presencia o
ausencia de protestas callejeras, por tanto, jugó un papel central para determinar qué presidentes
realmente cayeron.
La emergencia regular de actores desafiantes que demandan que los presidentes dejen sus cargos
antes sugiere que las elecciones directas en Sudamérica no otorgan siempre a los presidentes la
legitimidad suficiente. Este estudio considera sólo a los presidentes que fueron electos por voto
popular de sus ciudadanos. De los cuarenta presidentes cuyos mandatos terminaron a finales de
2003, dieciséis de ellos (40%) experimentaron desafíos y nueve (23%) terminaron sus mandatos
«fijos» antes. No incluye a los presidentes cuyos mandatos terminaron antes por razones de
enfermedad o muerte. El término «caída presidencial» es usado aquí para identificar todas las
veces en que presidentes electos dejaron sus cargos antes, ya sea porque renunciaron o porque
fueron expulsados por juicio político o por cualquier otra manera forzosa de renuncia. Los
«desafíos» involucran acciones concretas para convencer a un presidente de que renuncie o para
forzarlo a dejar su cargo. Una observación crucial acerca de estos casos es que todos
desembocaron en nuevos presidentes civiles. Son cambios «dentro» del régimen, no quiebres del
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régimen. Dos desafíos incluyeron protagonistas militares (Ecuador en 2000 y Venezuela en 2002)
pero estos casos también terminaron rápidamente en regímenes civiles.
La primera sección empírica comienza con tres razones de los desafíos inductivamente
identificadas: las políticas económicas neoliberales del presidente, su involucramiento personal en
escándalos y su estatus minoritario. Mi segundo argumento es que la presencia o ausencia de
protestas callejeras es central, mientras que tanto elites políticas como la sociedad civil organizada
han intentado remover presidentes tempranamente, todas las movilizaciones exitosas en pos de
caídas presidenciales han incluido actores de la sociedad civil demandando en las calles. Los cinco
intentos por remover presidentes que tuviero lugar exclusivamente en la Legislatura fallaron. Estas
observaciones sugieren que la protesta callejera es decisiva al menos en las etapas finales.
La información de los desafíos presentada aquí está basada en los veinticinco años del boletín de
noticias Latin American Weekly Report (LAWR). Una cuestión en los análisis de eventos de
protesta es determinar cuáles cuentan como protesta o, aquí, como desafío se focaliza en las
movilizaciones masivas reportadas que pusieron a las multitudes en la calle.
Tres temas motivaban virtualmente todas las campañas para remover presidentes. Para los
actores de la sociedad civil, falta de satisfacción con las políticas económicas era la razón más
común. Acusaciones de corrupción. Legisladores que enfrentan presidentes minoritarios también
suelen presentar desafíos.
Políticas económicas
La difusión regional de políticas orientadas al mercado durante este período de tiempo generó
intensos conflictos políticos y económicos. Las protestas en contra llenaron las calles de las
capitales sudamericanas repetidamente. Diez presidentes que siguieron políticas neoliberales
fueron blancos de desafíos con base en las calles, mientras que sólo uno no neoliberal del grupo
analizado (Alfonsín, en Argentina, en 1989) enfrentó desafíos en las calles. Los movimientos con
base en las calles contra presidentes por temas económicos estaban generalmente coordinados
por organizaciones de la sociedad civil. Sindicatos y estudiantes formaron el núcleo de todas estas
movilizaciones con las principales organizaciones sindicales repetidamente en el frente. Los
presidentes desafiados fueron mucho más propensos a seguir políticas económicas neoliberales
que políticas de seguridad o populistas. De los treinta y un presidentes neoliberales, catorce
fueron desafiados (40%) y ocho cayeron (31%).
Los Congresos y los actores de la sociedad civil a menudo se unen para desafiar presidentes
cuando hay buena evidencia de corrupción o escándalos. Los Congresos inician numerosas
investigaciones. El proceso formal de juicio político fue el más común, iniciado en nueve de once
desafíos, y amenazado en muchas más ocasiones. No obstante, la mayoría de las legislaturas
tienen una variedad de procedimientos de remoción más o menos constitucionales. Sólo el juicio
político brasileño en 1992 realmente pasó por todos los pasos legales. En varios casos, los
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Congresos eligieron procesos de remoción que no requerían las supermayorías del juicio político,
removiendo presidentes por deserción, incapacidad mental e incapacidad moral. El juicio político
brasileño a Collor en 1992 es el mejor ejemplo de un proceso constitucional completo. La
evidencia de corrupción personal también parece estar relacionada con bajos niveles de
aprobación de la opinión pública, que contribuyeron a las protestas callejeras. Sólo tres
presidentes presumiblemente no-corruptos cayeron en realidad. La mayor parte de los casos
muestra que muchos presidentes sobreviven a serias acusaciones de corrupción personal, con seis
de catorce (43%) no desafiados.
En las legislaturas, los desafíos fueron ampliamente dirigidos a presidentes con minoría: de los
presidentes desafiados, catorce tenían minoría y dos, mayoría. En general, los presidentes cuyos
partidos tenían una minoría de las bancas parlamentarias fueron más proclives, tanto a ser
desafiados por actores civiles, como a caer. De los treinta y un presidentes minoritarios en este
estudio, catorce de ellos (45%) fueron desafiados y ocho de ellos (26%) cayeron. Estas experiencias
sugieren que el desafío y la caída presidencial están relacionados a si los partidos de los
presidentes poseen mayorías legislativas, apoyando argumentos acerca de la problemática e
inestable intersección entre sistemas presidencialistas y multipartidistas.
Resumen
Las protestas masivas jugaron un papel central en los resultados de desafíos parlamentarios a
presidentes a partir de 1978 en Sudamérica. Las protestas callejeras a gran escala clamando que
los presidentes se fueran persuadieron a los legisladores a volcarse a la acción contra aquéllos.
Ilustran el surgimiento de un control de cuentas (accountability) político significativo que puede
contener a presidentes sudamericanos históricamente muy fuertes. Cuando la acción legislativa
no encontró reacción popular, el desafío falló. Contrariamente, cuando la ira popular hacia los
presidentes no encontró apoyo institucional, los desafíos a presidentes con base en las calles
pudieron continuar solos y a menudo lo hicieron exitosamente.
Un segundo tipo de desafío a presidentes ha tenido lugar ampliamente en las calles. Estos desafíos
se originan en sociedades polarizadas contra el Estado. Numerosos presidentes eligieron defender
sus presidencias de lo que ellos consideraron el chantaje de quienes protestan. Luego de
negociaciones mínimas, enviaron a la policía e incluso a las Fuerzas Armadas para limpiar las calles.
La falta de civilidad ha sido una parte regular de las movilizaciones de la sociedad civil, la mayoría
incluyendo actos violentos. Líderes de todas clases perdieron el control de la mayoría de las
protestas. La otra opción de los presidentes es negociar y ofrecer concesiones de política. Tales
negociaciones fueron difíciles dado que la naturaleza amorfa de las protestas callejeras significó
que los presidentes difícilmente encontraron interlocutores que pudieran garantizar la respuesta
de sus seguidores a ofertas particulares. Consecuentemente, las negociaciones a menudo tomaron
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la forma de ensayo y error y fueron escasamente exitosas. Los niveles de violencia en protestas y
el hecho de que sólo los desafíos de las calles pocas veces se focalizan en comportamientos que
pueden someterse a juicio político son razones potenciales de preocupación sobre las
consecuencias de estos desafíos para la democracia.
Introducción
Las salidas anticipadas del primer mandatario (con o sin juicio político) y se denomina aquí
«inestabilidad presidencial». La expresión cumple el doble objetivo de ubicar la inestabilidad en el
presidente, evitando colocarla en el presidencialismo per se, y de distinguir estos episodios de las
pasadas rupturas democráticas, denominadas de inestabilidad política, pues aludían al cambio de
régimen. Lejos de ser una situación excepcional, las caídas presidenciales dan cuenta de la
dinámica política de las democracias de baja institucionalización. De ahí que para el caso bajo
estudio se apele al concepto de democracia delegativa (DD) acuñado por O’Donnell. Baja
institucionalidad y preeminencia del jefe de Estado conforman dos caras de la misma moneda
necesarias para explicar la inestabilidad presidencial. El artículo busca profundizar el análisis del
caso argentino, desde finales de 2001 hasta mayo de 2003 hasta la posterior reestabilización. Cada
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vez que las democracias de baja institucionalización atraviesan contextos críticos, un presidente
portador de un liderazgo débil, sin suficientes recursos. Motoriza las condiciones que pueden
acabar en su destitución cuando, ante una movilización social la oposición, al encontrarse en
condiciones de garantizar su sucesión, decide reemplazarlo. Así, el liderazgo presidencial débil
deviene la causa motora, mientras dos tipos de oposiciones se convierten en las causas que
promocionan la caída: política (causa decisoria) y social (causa demandante).
Perspectiva de análisis
Las democracias delegativas con frecuencia sufren inflación alta, estancamiento económico,
severas crisis financieras del Estado, enormes deudas públicas domésticas y extranjeras, creciente
inequidad y agudo deterioro de las políticas sociales. Cuando estas democracias atraviesan por
alguna de las dificultades señaladas refuerzan la concentración de poder en manos del presidente.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando el presidente carece de los recursos para ejercer ese poder? La
democracia presidencialista de baja institucionalización gira en torno a la confrontación
presidente/oposición (en vez de oficialismo/oposición). De su debilidad se desprenden dos
hechos: El primero lo constituyen las distintas fuentes del poder partidario: actores o instituciones.
El segundo es la alta fragmentación inter o intrapartidaria. La movilización social contra el
presidente configura una variable que se observa en el nuevo patrón de inestabilidad política en la
región. El aislamiento del jefe de Estado configura otro rasgo de las salidas anticipadas. El artículo
define la causa demandante como movilización social heterogénea contra el presidente (aislado e
impopular).
El caso argentino
La inestabilidad de De La Rua
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De la Rúa cae dos años después de haber alcanzado mayoritariamente la Presidencia en primera
vuelta, previo triunfo en la competencia interna. A su endeble colocación partidaria, el presidente
incorporó una situación de gobierno dividido, que impactó menos en la Cámara Baja y más donde
radicaba la real fortaleza de la oposición peronista, en el Senado y en consecuencia en las
gobernaciones. El principal problema yacía en los escasos recursos territoriales del presidente,
quien sólo ganó en 7 provincias (sobre 24) y en la Ciudad Autónoma. Esta desventaja se reforzó
con su derrota en la provincia de Buenos Aires. Una coalición parlamentaria poco cohesionada,
que luego de los magros resultados de las elecciones legislativas de octubre de 2001 presenció
varias deserciones. La renuncia del vicepresidente Álvarez, a diez meses de iniciado el gobierno,
vigorizó la imagen de un gobierno delarruista. La ausencia de institucionalización de la cúpula de la
coalición no sólo dejó dirigentes disgregados definiendo acciones políticas sin ninguna
coordinación con el gobierno, sino que acentuó la delegación en manos de un presidente cuya
capacidad de ejercicio del poder se hallaba claramente excedida por el mismo poder que
concentraba. La renuncia del vicepresidente dejó a De la Rúa como único responsable por los
resultados de su administración. El uso que hizo de la conformación de su gabinete (recurso
subjetivo) no reflejó la alianza que lo llevó al gobierno.
Cuando el peronismo ganó los comicios legislativos de octubre de 2001, que exhibieron una
abrumadora cantidad de votos en blanco y nulos (el llamado «voto bronca»), supo que había
llegado su hora. A los recursos objetivos (los sindicatos, el Senado y las gobernaciones) añadía la
mayoría en la Cámara Baja. El justicialismo priorizó una lógica de acumulación de poder
institucional para garantizar la transición frente a la casi segura salida de De la Rúa. En este marco
utilizó sus recursos para evitar que se cumplieran dos reglas informales. Mantuvo siempre la
misma lógica: quedar mejor ubicado para garantizar la sucesión. Los motivos de la creciente
impopularidad del jefe de Estado radicaban en las críticas a su incapacidad para resolver la
recesión que afectaba a la economía. El corralito resultó el disparador del enojo de la base
electoral que respondía al presidente y que se expresó en los cacerolazos. La movilización social
heterogénea contra el presidente se transformó en causa de su caída. La oposición peronista se
preparó para garantizar la transición al quedar al frente de la línea sucesoria.
Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde encabezaron la transición sobre la base de liderazgos con
recursos objetivos y subjetivos diferentes, aunque ambos enfrentaron la fragmentación
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justicialista. Los cuantiosos recursos del PJ iban desde su superior número de gobernaciones y la
mayoría en el Senado hasta la primera minoría en la Cámara Baja pasando por la adhesión del
sindicalismo. Su principal desventaja radicaba en la falta de liderazgo. Una coalición de peronistas
y radicales bonaerenses más algunos frepasistas lideró la Asamblea Legislativa que designa
presidente a Eduardo Duhalde. Los recursos del nuevo mandatario resultaron superiores a los de
su predecesor. Duhalde ocupaba la jefatura del peronismo de la poderosa provincia de Buenos
Aires. A sus cuantiosos recursos objetivos, el presidente provisional sumó aquellos subjetivos que
supo generar y que le permitieron, aunque anticipadamente, convocar a elecciones presidenciales
y reestabilizar el régimen. Entre ellos se contaron: trasladar la coalición parlamentaria al gobierno
(con ministros radicales), apelar el consenso como un instrumento para superar la crisis y obtener
el apoyo circunstancial del peronismo. Duhalde lidió con la crisis económica que limitaba el uso de
sus recursos, sustentando las expectativas económico-financieras de sus principales adversarios,
los gobernadores peronistas. Duhalde neutralizó, entonces, el efecto negativo del «factor
externo» promoviendo el desarrollo de un nuevo modelo de crecimiento postdevaluatorio y de
salida de la convertibilidad. Al acercarse la hora de nominar candidato a presidente, Duhalde
enfrentaba el desafío de impedir la postulación de Menem. Duhalde ubicó a su propio candidato
(Kirchner).
La movilización social heterogénea contra el jefe de Estado nunca ocurrió. Entre otras cosas
porque el presidente logró consenso y mejoró su popularidad. Sin embargo, si bien la oposición
social no promovió de manera directa su caída, obligó al adelantamiento de las elecciones fijadas
para diciembre de 2003.
Los recursos objetivos con que contaba Néstor Kirchner, más escasos al principio, se
incrementaron merced a la forma en que los utilizó, sumados a los nuevos que supo generar. A
pesar del pobre caudal de votos (22%), su ajustada victoria ponía fin a la lucha sucesoria. La
situación instauraba una ventaja dada la imbricación entre presidente de la nación y jefe
partidario propia del PJ. Carecía de la doble legitimidad de origen que obtuvo Menem en 1989 (en
la competencia intrapartidaria y en la elección nacional). Kirchner generó el mejor recurso
subjetivo capaz de autonomizarlo de los posibles condicionantes peronistas: al igual que Menem
apeló a la bendición de la opinión pública para lograr la legitimidad que le negaron las urnas.
Frente a las cercanas elecciones legislativas y a gobernador en varias provincias, su habilidad para
concentrar poder lo llevó a capitalizar en beneficio propio las diversas victorias provinciales.
Sabiendo que el PJ tiende a disciplinarse tras su líder, cuando se avecinaban las elecciones
legislativas de 2005 Kirchner vio la oportunidad para abatir a Duhalde, quien amenazaba con
acotar su acumulación personal de poder. De este modo, una importante fuente de poder, los
gobernadores, pasaron a constituir un recurso objetivo del presidente. La salida de la crisis
económica, iniciada con Duhalde, otorgó al presidente otro recurso, históricamente en manos del
PJ: el grueso del sindicalismo. La concentración de poder en manos presidenciales y su legitimidad
ante la opinión pública resultaron favorecidas por la marcha de la economía. En consecuencia, el
factor externo impactaba positivamente en sus recursos para gobernar.
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Una oposición en parte fragmentada y en parte cooptada por el presidente se vio privada de los
recursos objetivos no sólo para obstaculizar su estabilidad sino que parte de ella se acopló a la
sucesión y, por lo tanto, al éxito de su esposa en los comicios presidenciales de 2007. A diferencia
de la candidatura de su esposo en 2003, Cristina Kirchner aglutinó detrás suyo a la casi totalidad
del poderoso conglomerado peronista. El descontento perdió vigor y los índices de popularidad
del presidente se mantuvieron altos. Al ejercer fluidamente el poder concentrado propio de la
democracia de baja institucionalidad, Kirchner resultó un presidente fuerte y exitoso. El caso
argentino corroboró que, en contextos de severas dificultades económicas que no cesan, un
liderazgo presidencial con escasos recursos se convirtió en la causa motora de la inestabilidad
presidencial. En cuanto a las otras dos, decisoria y demandante, se combinaron de diferente
manera según cada presidente. Así, mientras bajo De la Rúa la movilización social surgió al final,
como causa demandante, sin desgastar su figura, bajo Rodríguez Saá y Duhalde aquélla se
manifestó durante todo el período.
El caso argentino también confirmó que un presidente con recursos (Kirchner) en un contexto de
crecimiento de la economía no sólo termina su mandato sino que logra imponer a su sucesor. Más
todavía, un presidente con recursos (Menem) puede lidiar con una grave hiperinflación y ser
reelecto. El diseño de la inestabilidad presidencial plantea que el liderazgo presidencial débil
deviene la causa motora, mientras las oposiciones política y social se convierten en las causas que,
con una diferencia, promocionan la caída. En tanto la primera adquiere el rango de causa
decisoria, la segunda toma la forma de causa demandante. Esta formulación general encuentra
atices: 1) la combinación entre ambas oposiciones cambia, 2) su contribución a la impopularidad
presidencial también es diferente y 3) el comportamiento de la oposición partidaria frente a la
movilización social puede ser activo o pasivo. Sin embargo, las tres causas se combinan para
producir la salida presidencial anticipada.
Veamos en cuatro casos sudamericanos (Brasil, 1992; Venezuela, 1993; Paraguay, 1999 y Bolivia,
2003 y 2005) las tres causas que configuran el mecanismo de inestabilidad presidencial: el
liderazgo presidencial débil, la oposición política con capacidad para garantizar la sucesión y la
movilización social heterogénea contra el presidente (aislado e impopular). En Brasil, Collor de
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Mello. En Venezuela, el presidente Carlos A. Pérez. En Paraguay, Raúl Cubas Grau. En Bolivia,
Gonzalo Sánchez de Lozada.
Conclusión
Los ejemplos examinados aquí presencian desasosiego popular por la performance económica de
un liderazgo presidencial débil y ese malestar se halla en la base de todas las movilizaciones
sociales heterogéneas contra el presidente. Las bataholas mediáticas, sin duda, enemistan más a
la opinión pública con el jefe de Estado. Pero no son ellas la causa de la impopularidad que avala
su destitución. La sospecha sobre las dificultades económicas como el principal factor externo que
impacta negativamente en el liderazgo presidencial parece robustecida. Ocurre que la democracia
delegativa resulta estable cuando el presidente sabe ejercer la concentración de poder que yace
en sus manos, es decir, cuando su liderazgo cuenta con los recursos objetivos y subjetivos que
facilitan el ejercicio del poder centralizado. A la inversa, cuando un presidente carece de ellos se
encuentra expuesto a ser destituido. Dado que estas democracias se caracterizan por la
concentración de poder presidencial, si el liderazgo no posee los recursos (objetivos y subjetivos)
para ejercerlo, los otros rasgos propios del presidente delegativo (aislamiento, ignorar los otros
poderes de la República, desconocimiento de la oposición, individualismo, exclusiva
responsabilidad sobre la marcha del gobierno, centralidad del presidente) arriesgan con volverse
desventajosos.
Al trabajar sobre dos tipos de recursos (objetivos y subjetivos) el artículo se funda en una
concepción del liderazgo presidencial que se explica desde una doble vertiente: el marco político-
institucional en el cual está inmerso y sus propias habilidades para manejarse dentro de él. La baja
institucionalidad ubica al Parlamento en el lugar donde se expresa la oposición (inter o
intrapartidaria) antes que mostrarlo como un poder relativamente autónomo, con lo cual el
Congreso se convierte en «presidencial-dependiente»: ni controla a un presidente poderoso que
lo ignora, ni ayuda a fortalecer a uno debilitado (que también lo ignora). Si la estabilidad descansa
en liderazgos presidenciales cuyo éxito se halla en el ejercicio del poder concentrado y
personalista que esas democracias producen en detrimento del fortalecimiento de las reglas, es
decir, a expensas de la consolidación/institucionalización, la estabilidad que ofrecen los
presidentes delegativos no sólo no garantiza la calidad democrática sino que atenta contra ella. En
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En todos los regímenes democráticos, los principales miembros del gobiernos, son elegidos a través
de elecciones competitivas en las q el grueso de la población pueda participar. Los sist. Democráticos
tienen una base institucional común que establece su unidad.
Los regímenes autoritarios se definen simplemente por la ausencia de esta base institucional.
Regimenes autoritarios
Han adaptado a lo largo de la historia amplia variedad de formas. Los regimenes democratizados en
la primera ola eran por lo general monarquías absolutas, aristocracias feudales persistentes y los
estados sucesores de los imperios continentales. Los democratizados en la segunda ola fueron
estados fascistas, colonias y dictaduras militares personalistas, y a menudo habían tenido alguna
experiencia democrática previa. Los regímenes q adoptaron la democracia de la tercera ola
corresponden generalmente a los tres grupos: sist. de un solo partido, regímenes militares y
dictaduras personalistas.
Los sist. de un solo partido fueron creados por una revolución o por la imposición soviética, e
incluyen los países comunistas, más Taiwán y México. En estos sist., el partido monopolizaba
totalmente el poder, el acceso a éste era a través de la organización partidista y el partido legitimaba
ideológicamente su gobierno.
Los regímenes militares fueron creados por golpes de estado que reemplazaban a gobiernos
democráticos o civiles. Los militares ejercían el poder sobre una base institucional, con los líderes
militares gobernando de manera colegiada como una junta, o haciendo circular las posiciones
gubernamentales más elevadas entre los generales de más alta graduación.
Las dictaduras personalistas, tienen la característica distintiva, y es que el líder individual es la fuente
de autoridad, y que el poder depende del acceso a él, su cercanía, su dependencia y apoyo directo.
Estas tienen diversos orígenes, pueden ser el resultado de golpes de estado; comenzaron con golpes
militares, con dictadores que a continuación establecieron las bases de poder independientemente
de los militares; a partir del sist. de partido único; se originó como un régimen militar, pero se
convirtió en una dictadura personalista debido a su prolongada posesión del poder y sus deferencias
y su predominio sobre los líderes militares. Algunas dictaduras personalistas ejemplifican el modelo
de Weber de regímenes sultanizados, caracterizados por patrocinio, nepotismo, amiguismo y
corrupción.
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Los sist. de partido único, los regímenes militares y las dictaduras personalistas suprimieron tanto
la competencia como la participación.
Casi todas las transiciones, no solamente los reemplazos, implican alguna negociación entre el
gobierno y los grupos de oposición.
¿Cómo se relaciona la naturaleza del régimen autoritario con la naturaleza del proceso de
transición? Como sugiere el cuadro anterior, no hay una relación puntual. Con tres excepciones,
todas las transiciones de regímenes militares implican transformaciones o reemplazos. En las tres
excepciones (Argentina, Grecia y Panamá) los regimenes militares sufrieron derrotas militares y se
hundieron como consecuencia. En otros lugares, los gobernantes militares tomaron la iniciativa, a
veces en respuesta de la presión popular y de la oposición para producir otros cambios en el
régimen. Los gobernantes militares estaban en mejor posición para terminar sus regímenes que los
líderes de los otros regímenes. En consecuencia, en determinado momento, los líderes militares
decidieron que había llegado la hora de iniciar el regreso del gobierno democrático o civil, o bien
negociar su alejamiento del poder con los grupos opositores. Casi siempre esto sucedió después que
ocurriera por lo menos un cambio en la cúpula del régimen militar.
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Los lideres militares plantearon invariablemente dos condiciones o “salidas garantizadas” para su
abandono del poder. Primero, no habría persecuciones, castigos u otras represalias contra los
oficiales militares por ninguno de los actos que hubieran cometido cuando estaban en el poder.
Segundo, se respetarían los roles institucionales y la autonomía del ejército incluyendo su
responsabilidad por la seguridad nacional, su protagonismo en los ministerios gubernamentales
concernientes a la seguridad, y a veces su control de la industria armamentística y otras empresas
económicas tradicionalmente del ámbito militar. Esto dependió de su poder relativo.
De este modo, fue fácil para los gobernantes militares dejar el poder y recuperar sus roles
profesionales. El triunfo de un golpe militar en un país vuelve imposible que los líderes políticos y
militares ignoren la posibilidad de un segundo. La tercera ola de democracias q sucedió a los
regímenes militares comenzó su existencia bajo esta amenaza.
Los problemas institucionales fueron más graves en los estados con partido leninista.
En algunos países hubo q desmantelar las milicias o cayeron bajo el control del gobierno, y en casi
todos los estados de partido único hubo q despolitizar a las fuerzas armadas regulares.
El otro significativo problema era el ideológico. En un sist. de partido único, la ideología del partido
definía la identidad estatal. De esta manera, oponerse al partido significaba traicionar al estado.
Para legitimizar la oposición al partido era necesario establecer alguna otra forma de identidad para
el estado.
Cuando los militares abandonaron el control del gobierno, no abandonan el control de los
instrumentos de violencia con los que podrían volver a asumir el control gubernamental. Sin
embargo, la democratización del sist. de partido único significa que el partido monopolizador
arriesga su control del gobierno y se convierte en un partido más que compite en un sist.
multipartidista. El partido sigue siendo un factor político.
Los líderes de las dictaduras personalistas se resignan con menor facilidad que los de los gobiernos
militares y lo de los sist. de partido único a dejar el poder voluntariamente. Los dictadores
personalistas, tanto en los países q transitan hacia la democracia como en los q no, por lo general
intentan permanecer en el poder tanto como puedan. A menudo esto crea tensiones entre un sist.
político de base limitada y un estado y una sociedad crecientemente complejos y modernos. Esto
también ocasiona la caída violenta del dictador, y el reemplazo del dictador por otro régimen
autoritario. Las transiciones de las dictaduras personalistas a la democracia ocurren, por lo tanto,
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cuando el dictador fundador muere y sus sucesores deciden la democratización, cuando el dictador
es destituido, y cuando él o ella calculan mal el apoyo que podrían obtener en unas elecciones.
PROCESOS DE TRANSICIÓN.
La tercera ola de transiciones fue un conjunto de procesos políticos complejos q implicaron gran
variedad de grupos de lucha por el poder, por la democracia y en contra de ella, y también por otros
objetivos. Sobre la base de sus actitudes hacia la democratización, los principales participantes en
los procesos fueron ultraconservadores, reformistas liberales, reformistas democráticos y
extremistas revolucionarios. En los sist. autoritarios no comunistas, los miembros del gobierno q se
oponen a la democratización eran normalmente percibidos como derechistas, fascistas y
nacionalistas. Los miembros de la oposición opuestos a la democratización eran normalmente
izquierdistas, revolucionarios y marxistas- leninistas. Los partidarios de la democracia, tanto en el
gobierno como en la oposición, podrían ser concebidos como ocupando una posición intermedia en
el continuo izquierda- derecha. En los sist. comunistas, la izquierda y la derecha están menos
claramente diferenciados. Los ultraconservadores eran juzgados normalmente como stalinistas o
breznevistas.
Extremistas Moderados
El poder relativo de cada grupo ocultó la naturaleza del proceso de democratización, y a veces
cambió durante dicho proceso. Si los ultraconservadores dominaban el gobierno, y los extremistas
la oposición, la democratización era imposible. Si los grupos de democráticos eran fuertes en la
oposición pero no en el gobierno, la democratización dependía de hechos que minaran el gobierno
y llevaran a la oposición al poder. Si los grupos democráticos eran mayoría en la oposición, el
esfuerzo democratizador podía ser llevado a cabo por la violencia insurgente y por una creciente
ansiedad por asaltar el poder por parte de los ultraconservadores, q posiblemente llevara a un golpe
de estado.
Las tres interacciones cruciales en los procesos de democratización son las q se dan entre el
gobierno y oposición, reformistas y extremistas en la coalición de gobierno, y extremistas y
moderados en la oposición. En todas las transiciones, estas tres interacciones básicas juegan algún
papel.
Transformaciones
En las transformaciones, los que están en el poder en los regímenes autoritarios desempeñan el
papel decisivo en el fin de estos regímenes y su cambio por un sistema democrático. La
transformación requiere q el gobierno sea más fuerte q la oposición. Ej. España, Brasil, México. Los
líderes de aquellas naciones tuvieron el poder de conducir sus países hacia la democracia, si ellos lo
querían.
España y Brasil fueron los casos prototípicos del cambio dirigido desde arriba, y en particular el caso
español se convirtió en el modelo para las siguientes democratizaciones en Latinoamérica y Europa
oriental.
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La tercera ola de transformaciones generalmente evolucionó a través de cinco fases, cuatro de las
cuales ocurrían dentro del sist. autoritario:
2. La obtención del poder: los reformistas democráticos no sólo tuvieron q estar dentro del régimen
autoritario, también tuvieron q estar en el poder en ese régimen. ¿Cómo lo consiguieron? En tres
casos, los líderes que crearon el régimen autoritario presidieron la transición a la democracia. Ej.
India, Turquía y Chile. En otros casos los q crearon regímenes autoritarios o los dirigieron durante
prolongados períodos de tiempo, no tomaron la iniciativa de acabar con ellos. En todos estos casos,
la transformación ocurrió porq los reformistas reemplazaron a los ultraconservadores en el poder.
Los reformistas llegaron al poder en los regímenes autoritarios de tres maneras. Primero en España
y Taiwán, los fundadores y dictadores durante largos años, murieron. Sus sucesores q los
reemplazaron en el cargo y q habían sido elegidos por ellos, comenzaron el proceso de
democratización.
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En Brasil y México, el mismo sist. autoritario adoptó las medidas necesarias para un cambio regular
en la dirección. Esto permitió la aceptación del poder por los reformistas, posible pero no necesaria.
Donde los líderes autoritarios no murieron y no fueron sustituidos regularmente, los reformistas
democráticos tuvieron q abandonar el gobierno y proponer líderes pro democráticos. En los
gobiernos militares, aparte de Brasil, esto significó el reemplazo de un líder militar por otro
mediante un golpe de estado.
3. El fracaso de la liberalización: un punto crítico de la tercera ola está relacionado con el papel de
los reformistas liberales y la estabilidad de una política autoritaria liberalizadora. Los reformistas
liberales q sucedieron a los líderes conservadores generalmente fueron las figuras de transición con
una breve permanencia en el poder.
Sin embargo, la transición desde el autoritarismo liberalizado podía retroceder tanto como avanzar.
Una apertura limitada podía despertar expectativas de cambios adicionales, q podían llevar a la
inestabilidad, a la sublevación y hasta a la violencia; éstos a su vez, podían provocar una reacción
antidemocrática, y el reemplazo de los líderes liberalizadores por líderes ultraconservadores.
El primer paso seguido por los líderes reformistas fue purgar el gobierno, el ejército y, si fuera
necesario, las burocracias partidistas reemplazando a los ultraconservadores en altos cargos con
partidarios de la democracia. Esto se llevó a cabo, en general, de manera selectiva, para no provocar
una fuerte reacción y promover fisuras en las filas de los ultraconservadores. No sólo intentaron
debilitarlos: los líderes reformistas también intentaron darles confianza y convertirlos. En los
regímenes militares, los reformistas argumentaron q era el momento de retirarse, tras un necesario
pero limitado paréntesis autoritario, y volver a los principios democráticos q eran la base del sist.
político de sus países. En este sentido apelaron a un retorno a la legitimidad. En los sist. autoritarios
no militares, los reformistas invocaron la vuelta a la legitimidad y pusieron el acento en los
elementos de continuidad con el pasado.
La vuelta a la legitimidad tuvo dos aspectos y dos efectos: legitimó el nuevo orden porq fue un
producto del viejo, legitimó retrospectivamente el viejo orden porq había producido el nuevo.
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Obtuvo consenso de todos, salvo de los extremistas de la oposición, q no aceptaron ni el viejo orden
autoritario ni el nuevo democrático. Los reformistas también convencieron a los ultraconservadores
de q ellos estaban tomando ventaja sobre la oposición radical, y así minimizaron la inestabilidad y
la violencia.
5. Ganarse a la oposición: una vez en el poder, los reformistas democráticos intentaron iniciar con
rapidez el proceso de democratización. Esto incluía consultas con los líderes de la oposición, los
partidarios políticos y los grupos sociales e institucionales más importantes. En ciertas instancias se
llevaron a cabo negociaciones relativamente formales y se lograron pactos o acuerdos explícitos.
Cuando los reformistas incluyeron a los ultraconservadores dentro de la coalición del gobierno,
tuvieron q reforzarse a si mismos buscando apoyo en la oposición, ampliando el espectro político y
apelando a los nuevos grupos q se habían vuelto políticamente activos como resultado de la
apertura. Hábiles reformistas usaron la creciente presión de estos grupos pro democráticos para
debilitar a os ultraconservadores, y usaron los intentos golpistas ultraconservadores, tanto como las
invitaciones a compartir el poder, para fortalecer a los grupos moderados de la oposición.
Para lograr estos fines, los reformistas en el gobierno negociaron con los principales grupos de la
oposición, y llegaron a acuerdos explícitos o tácitos con ellos.
Reemplazos
Los reformistas dentro del régimen son débiles, o no existen. Los elementos dominantes en el
gobierno son ultraconservadores opuestos al cambio de régimen de manera acérrima. En
consecuencia la democratización depende del hecho de q la oposición gane fuerza y el gobierno la
pierda hasta q caiga o sea derrocado. Los grupos de opositores precedentes llegan al poder, y
entonces el conflicto a menudo entra en una nueva fase, cuando los grupos en el nuevo gobierno
luchan entre ellos sobre la naturaleza del régimen q desean establecer. En resumen, el reemplazo
implica tres fases: la lucha por producir la caída, la caída y la lucha después de la caída.
Un sist. autoritario existe porq el gobierno es políticamente más fuerte q la oposición. Es reemplazo
cuando el gobierno se vuelve más débil q la oposición. Cuando se iniciaron, los regímenes
autoritarios comprendidos en la tercera ola fueron casi siempre populares y ampliamente apoyados.
Los estudiantes son la oposición tradicional. Los militares son el último apoyo de los regímenes. Si
ellos retiran su apoyo, si organizan un golpe contra el régimen o si rechazan usar la fuerza contra
aquellos q intentan derrocar al régimen, el régimen cae.
En consecuencia, en cinco o seis reemplazos con excepción de Argentina, el descontento militar fue
fundamental para hacer caer al régimen.
ideas y los individuos conectados con el régimen anterior fueron considerados contaminados y el
énfasis se puso en una clara y limpia ruptura con el pasado. Los sucesores de los gobernantes
autoritarios basaron su gobierno en la “legitimidad progresiva”, sus disposiciones para el futuro y
su falta de compromiso o conexiones con el régimen anterior.
En las transformaciones y traspasos, los líderes de los regímenes autoritarios dejaron la política y
volvieron tranquilamente a los cuarteles o a la vida privada, con algún respeto y dignidad. En
contraste, los líderes autoritarios q perdieron el poder a través de los reemplazos sufrieron un
destino menos grato. Ej. Los oficiales militares q gobernaron Grecia y Argentina fueron procesados
y condenados a penas de presión.
Antes de la caída, los grupos de la oposición estaban unidos Portu deseo de derrocar al régimen.
Después, aprecen divisiones entre ellos, y luchan por la distribución del podes y la naturaleza del
nuevo régimen q se va a establecer. El destino de la democracia será determinado por el poder
relativo de los moderados democráticos y los antidemocráticos radicales.
I. Centrar la atención sobre la ilegitimidad o dudosa legitimidad del régimen autoritario, éste
es su punto más vulnerable, para desestabilizarlo en el poder.
II. Animar a los grupos opuestos al régimen a apoyar a la democracia como una alternativa
necesaria al régimen actual. Cuanto más respetable y responsable aparezca la oposición,
más fácil será ganar más adeptos.
III. El apoyo de los militares puede resultar una ayuda cuando llegue la crisis, pero todo lo q
usted necesita es el compromiso de los militares de q no va a defender al régimen.
IV. Practique y predique la no violencia. Esto le hará ganarse la simpatía de las fuerzas de
seguridad.
V. Aproveche cada oportunidad para expresar su oposición al régimen, incluida la participación
en las elecciones q el organiza.
VI. Desarrolle contactos con los medios de información extranjeros, las organizaciones de
DDHH y las organizaciones supranacionales, como las iglesias. En especial, movilice el apoyo
de USA.
VII. Promueva la unidad entre grupos de la oposición
VIII. Cuando el régimen autoritario cae, esté preparado para llenar rápidamente el vacío de
autoridad.
Traspasos
En los traspasos q culminaron con éxito, los grupos mayoritarios tanto en el gobierno como en la
oposición reconocieron q eran incapaces de determinar unilateralmente la naturaleza del futuro
sist. político para su sociedad. Inicialmente, la oposición solía creer q sería posible conseguir q el
gobierno cayera en un momento no muy lejano. En contraste, el gobierno por lo general creyó al
principio q podría contener de forma efectiva y hasta suprimir a la oposición sin incurrir en costos
inaceptables. Los traspasos sucedieron cuando cambiaron las convicciones de ambos.
Los traspasos tienen una dialéctica q a menudo implica una secuencia bien diferenciada de pasos.
Primero, el gobierno se compromete a cierta liberalización, y comienza a perder poder y autoridad.
Segundo, la oposición explota esta pérdida y debilitamiento del gobierno para ampliar sus apoyos e
intensificar sus actividades, con la esperanza y la expectativa de q a corto plazo será posible
derrocarlo. Tercero, el gobierno reacciona con fuerza para contener y suprimir la movilización del
poder político por parte de la oposición. Cuarto, los líderes del gobierno y de la oposición perciben
el inicio de una ruptura y empiezan a indagar las posibilidades de una transición negociada. Sin
embargo, este paso no era inevitable.
Los traspasos requieren algún tipo de igualdad de fuerzas entre el gobierno y la oposición.
Los procesos políticos q llevaron al traspaso vinieron marcados por oscilaciones y gran cantidad de
huelgas, protestas y manifestaciones por un lado, y represión encarcelamientos, violencia policial,
estados de sitio y ley marcial, por otros.
En los traspasos, la confrontación violenta en la plaza central de la capital entre protestas masivas y
las filas de la policía reveló a cada parte sus fuerzas y sus debilidades. La oposición pudo movilizar
un apoyo masivo; el gobierno pudo contener y resistir la presión de la oposición.
Los traspasos requieren en ambas partes líderes q quieran arriesgarse a negociar. Dentro de las
elites gobernantes, a menudo existen diferencias de opinión sobre las negociaciones. A veces los
líderes máximos deben ser presionados, por sus colegas y por las circunstancias, para negociar con
la oposición. En otros casos, es necesario, un cambio en las cúpulas de dirigentes antes de q se
entablen negociaciones serias con la oposición.
En los traspasos democráticos, los moderados fueron lo bastante fuertes dentro de la oposición
como para ser socios creíbles en las negociaciones con el gobiernos. Casi siempre hubo grupos
dentro de la oposición q rechazaban las negociaciones con el gobierno. Temían q estas produjeran
compromisos indeseables, y esperaban q la continua presión de la oposición produciría el
derrocamiento o la caída del gobierno.
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Para q se entablaran las negociaciones, cada partido tuvo q conceder algún grado de legitimidad al
otro. La oposición tuvo q admitir al gobierno como un socio digno y, aunq sólo fuera implícitamente,
reconocerle su derecho a gobernar. El gobierno, a su vez, tuvo q aceptar a los grupos de oposición
como legítimos representantes de segmentos significativos de la sociedad. El gobierno pudo hacer
esto más fácilmente si la oposición no estaba comprometida con la violencia. También resulta más
fácil negociar si los grupos de oposición, como los partidos políticos bajo los regímenes militares,
habían sido previamente participantes legítimos en el proceso político. Era más fácil para la
oposición negociar si el gobierno sólo había usado una violencia limitada contra ella y si había
algunos reformistas democráticos en el gobierno con los q podían compartir algunos objetivos.
En los traspasos, de forma distinta q en las transformaciones y en los reemplazos, a menudo, los
líderes del gobierno negociaron sobre términos básicos del cambio de régimen con los líderes de la
oposición q ellos habían tenido presos con anterioridad. Los líderes de la oposición q habían estado
presos no habían combatido al gobierno de manera violenta o no violenta; habían estado viviendo
con él. También habían experimentado la realidad del poder del gobierno. Los líderes del gobierno
comprendieron q dichos presos estaban habitualmente interesados en la reforma, y q eran en
general moderados, lo bastante como para querer negociar con sus anteriores captores. La prisión
también mejoró la autoridad moral de los prisioneros. Esto los ayudó a unirse a los grupos de
oposición, al menos de manera temporal, y a sostener ante el gobierno la perspectiva de q ellos
podían asegurar la aceptación de sus seguidores a cualquier acuerdo q se alcanzara.
Muchas veces, las negociaciones para el cambio de régimen fueron precedidas por
“prenegociaciones” sobre las condiciones para entrar en las negociaciones propiamente dichas.
Si las negociaciones fracasaban, los conservadores dentro del gobierno, y los radicales en la
oposición se preparaban para capitalizar aquel fracaso y expulsar a los líderes q se habían
comprometido en ellas.
I. Siguiendo la guía para transformar los sist. Autoritarios, primero hay q aislar y debilitar a la
oposición conservadora, y consolidar el apoyo q le brinden el gobierno y la maquinaria
política.
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II. Tome la iniciativa y sorprenda, tanto a la oposición como a los conservadores con las
concesiones q usted está dispuesto a hacer.
III. Asegure el respaldo al tema central de las negociaciones por parte de los generales
dirigentes u otros oficiales de la cúpula de los cuerpos de seguridad.
IV. Haga todo lo posible por realzar la estatura moral, la autoridad y la moderación de su
principal socio de la oposición en las negociaciones.
V. Establezca canales confidenciales y fidedignos para negociar los problemas centrales con
los líderes de la oposición.
VI. Si las negociaciones tienen éxito, usted muy probablemente estará en la oposición. Su
primera preocupación será, en consecuencia, asegurar las garantías y salvaguarda de los
DDHH de la oposición y de los grupos q han estado asociados a su gobierno. Todo es
negociable.
I. Esté preparado para movilizar a sus partidarios para las manifestaciones cuando se
debiliten los conservadores en el gobierno. Sin embargo, demasiadas marchas y protestas
pueden fortalecerlos, debilitar a su socio en las negociaciones y despertar las
preocupaciones de la clase media sobre la ley y el orden.
II. Sea moderado: aparezca como un hombre respetuoso del estado.
III. Esté preparado para negociar y, si fuera necesario, haga concesiones sobre todos los puntos,
excepto las garantías de libertad y de elecciones limpias.
IV. Reconozca las elevadas probabilidades de q usted gane aquellas elecciones, y no realice
acciones q compliquen seriamente sus posibilidades de gobernar el país.
sus intereses y por definir las reglas y procedimientos que configurarán quien gobierne y quien sea
oposición
Liberalización: Redefinir y ampliar derechos (habeas corpus, derechos políticos, libertad de prensa,
etc.).
Democratización: igualdad ante la ley de los ciudadanos. Obiga a gobernantes a respetar la
legitimidad de las opciones resultantes de la deliberación entre iguales y también derecho a los
gobernantes de actuar con autoridad ante amenazas al orden establecido.
Socialización: ampliar los derechos, que le llegen a todos, ya que en general comienza
concediéndosele a un reducido grupo.
En general la liberalización precede a la democratización y la socialización.
Dentro de todo régimen autoritario hay 2 grupos: los duros y los blandos. Los primeros ven
necesario al autoritarismo y rechazan firmemente toda democracia. Los blandos en momentos de
crisis empujan a liberalizar desde adentro y ven al autoritarismo como un mal necesario,
transitorio para llegar a una verdadera democracia. Esta liberalización es acotada y muy gradual. El
contexto de esta apertura puede ser por derrota militar, ocupación extranjera, pero en la mayoría
de los casos es por factores internos. Las movilizaciones son moneda corriente en este periodo de
transición, que reina la incertidumbre. En general, la división del propio régimen autoritario es el
factor interno clave para esta transición. ante este debilitamiento de la cohesión del
autoritarismo, los blandos empujan a abrirse y liberalizarse, para ser bien vistos. Es más, de venir
de una gestión económica exitosa, se abren con mayor confianza. Si el gobierno tiene baja
confianza, y sea más costoso reprimir, la transición sería impuesta por una oposición movilizada.
Pero si el régimen es unido y firme, no sucedería, y terminaría una perpetuación del poder o una
lucha revolucionaria.
Luego de la liberalización, hay temor a golpe que interrumpa esta transición y se vuelva al
autoritarismo. Los blandos imponen las reglas a la oposición en transición, con la amenaza de
volverse al autoritarismo duro. Algunos aceptan, otros luchan y ahí pueden los blandos, al ser
castigados a volver al autoritarismo por los duros, acompañar con más concesiones. Pero esto
puede degenerarse en un caos que vuelva más rentable volver a la “paz social” que había en el
autoritarismo para algunos grupos. Para que esta transición sea impulsada por los blandos, estos
deben tener cuadros de relevancia jerárquica en el poder.
La apertura genera politización de la gente, aunque con el tiempo se desinfla por falta de recursos
o desilusión por tener altas expectativas que no pueden cumplirse.
Hay 3 estrategias que pueden tomar los duros y los blandos:
1) Los blandos liderar estos cambios, y dependiendo de su éxito o fracaso, los duros y los
moderados acompañar o no.
2) Desorden general, por lo que los duros dan el golpe y blandos se unen a la opo para frenarlos. A +
movilización, + represión y + necesidad de cohesion dentro de las FFAA y + castigo a los blandos.
3) Relativa desmovilización al subir la tolerancia de actores a la situación lograda con los cambios de
la transición y respetándose ese status quo.
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Para saldar las cuentas del pasado, sin desbaratar la transición: de haber participado las FFAA en
las torturas o matanzas, les costará saldarlas. Si fue un grupo policial partidario del régimen,
estarían más cubiertos los militares. Cuenta igual el grado de represión que hubo para ese
“perdón”. Si pasa tiempo y los actores responsables de los crímenes de lesa humanidad se retiran
de la vida pública, puede que se siga adelante, como el caso de España post Franco. Pero para la
gente en general el olvidar y seguir es inaceptable y se juzgan luego, aunque de forma
democrática y no por revanchismo, respetando el debido proceso y sin atacar a las FFAA como
institución. Para evitar que vuelvan a suceder estos golpes militares, hay que cambiar la
concepción de que el rol militar es mesiánico, que es garante de la estabilidad de la Nación y de la
“seguridad nacional”. Que ellos vean limitado su sentido de ser, educándose en los cuarteles para
recambio a futuro. Igualmente a peor desempeño del régimen militar, menos se cree en ese rol.
Un ejemplo también para cambiarle ese rol es darle participación en empresas públicas a militares,
para que hagan algo y tengan una unión con civiles.
El único camino hacia la democracia es la negociación pacífica, basada en liberalización,
introducción de sufragio libre, representación de intereses y responsabilidad del Ejecutivo ante la
ciudadanía. Ahora es importante el grado de militarización que tuvo el régimen, para poder
analizar como terminará la institución militar luego del fin de ese autoritarismo.
En las transiciones hay negociaciones, de las cuales una común es en Pactos. Estos son acuerdos
entre partes para definir reglas que rijan al poder, sobre la base de garantías mutuas de “intereses
vitales”. Se busca renunciar a perjudicarse entre partes, respetando la autonomía de cada uno.
Hay clausulas antiviolencia y medidas para avanzar en la transición. estas 2 partes pactan al no
poder imponerse sin generar caos. Los pactos se pueden dividir por ámbitos: militar, político y
económico.
Pacto militar: comienza como toleran la liberalización y empiezan a abandonar responsabilidad
directa del gobierno. La base del pacto podría ser con un grupo de notables para: restaurar
derechos individuales básicos y tolerar cuestionamiento cívico de la política oficial, que los
dirigentes obtengan la seguridad de que no recurrirán a la violencia o el desorden ni presionarán
con demasiada insistencia en ocupar el gobierno, ni tratarán de sancionará a los militares por los
excesos cometidos bajo su gobierno. Si va bien, los militares se adaptan a la vida social. El
gobierno queda en manos de otro miembro, en general notables, grupos de elites.
Pacto político: se buscan los diseños electorales y de partidos, el porcentaje de cargos de los que
pactan y ante cualquier conflicto que se negocie en otro pacto. Lo forman con partidos políticos.
Estos partidos se cartelizan para excluir a otros y controlar el gobierno rotándose entre ellos o
compartiendo el poder. si desacuerdan mucho, pueden generarse alianzas con otros grupos fuera
de ese pacto y así se impulsaría a ampliar la democratización. En las reformas entran del código
electoral, del financiamiento de partidos, de bajar el umbral para crear partidos, entre otras. La
democratización “en cuotas”, conservadora, es para mantener a la derecha fuerte y con poder de
veto, tranquilizando a los “duros” y diferenciarse con claridad de los blandos. Esto disminuye el
temor de los moderados de ser barridos por una mayoría radicalizada que instrumente cambios
drásticos como de propiedad privada o de distribución de la riqueza.
Pacto económico: es para no generar crisis, dándole confianza a empresarios y trabajadores y así
evitar una crisis.
Al comenzar a abrir los blandos, es probable que empiecen movilizaciones generalizadas o
“resurrección de la sociedad civil”. La pretendida paz social que sostenía el régimen autoritario era
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solo una represión de la identidad política de los ciudadanos, y al abrirse un poco, se empieza a
desbordar esa contención. Aparece una proliferación de instituciones previamente censuradas
como partidos, asociaciones, sindicatos, publicaciones, etc. Los artistas se expresan, luego los
grupos que previamente apoyaban al régimen como industriales, banqueros, al ver la saturación
del anterior régimen. Los profesionales con su “saber” legitiman sus críticas al anterior régimen
dándole aceptación general. También aparecen organizaciones de DDHH, grupos de familiares
victimas de la represión, que sensibilizan más a la sociedad y la movilizan más, incluso con apoyo
internacional. Los obreros estaban llenos de reclamos al haber sufrido la falta de derechos, y al
permitirse la voz de todos, estallan en reclamos. Todo esto sube muy alto el costo de reprimir. El
levantamiento popular viene del apoyo de sindicatos, movimientos de base, grupos religiosos,
artistas, intelectuales, etc. Que buscan ampliar la democratización, estropeando la ambición de los
blandos de controlar la transición a su parecer. Este levantamiento popular se vió en Argentina en
el Cordobazo del 69 y en la derrota en las Malvinas. Cuanto más breve e inesperada es la
transición desde la dominación autoritaria, mayor es la probabilidad de un levantamiento popular
y de que éste produzca un efecto duradero. Con el pueblo en la calle, difícilmente se intente hacer
otro golpe, para evitar una guerra civil. Igualmente estos levantamientos tiene corta duración por
la fatiga de hacer muchas manifestaciones, por la rápida desilusión del alcance de la acción, entre
otras causas.
En la convocatoria a elecciones, los partidos son los vehículos de los ideales en las elecciones. pero
en las movilizaciones juegan un rol secundario. Suelen aliarse con los blandos para garantizar
elecciones y apartar a radicalizados anti autoritarios al poder poner en peligro las propias
elecciones. se institucionalizan los procesos electorales para quitar incertidumbre a futuro y se
aceptan procedimientos y reglas de el que gana gobierna y el otro espera a la próxima elección.
Para que sea exitoso, debe haber 3 dimensiones:
1) Quien participa: sacar partidos antisistema, poner umbral mínimo, representación a minorías.
2) Forma de distribución de bancas por jurisdicción: si es sistema mayoritario o de representación
proporcional, y el número y tamaño de las circunscripciones.
3) El tipo de régimen: parlamentarismo, presidencialismo o híbrido.
Además de estas 3 dimensiones, el éxito depende de la 1ra elección “fundacional” de este sistema
democrático. Se precisa ayudar a los partidos de derecha y centro derecha para evitar que llegue
una izquierda, llena de demandas que impliquen un debilitamiento del sistema por exceso de
demandas sociales inviables de por sí, además de para evitar cualquier vía revolucionaria.
Este sistema genera la participación de más actores pero con reglas delimitadas.
protestas sociales, pactos entre elites para la transición, etc. De irse fuertes pueden quedar
impunes (Chile y Brasil) y si pierden guerras o tienen crisis terminan mal (Argentina y Grecia).