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Niveles de fe
Renueva tu entendimiento para que tu fe te lleve a nuevas alturas.

Debemos caminar por fe y no por vista.

1. Muchas veces las circunstancias nos desalientan, nos dicen: “Ríndete, no podrás alcanzar
lo que Dios te ha prometido”, por lo que debemos tener cuidado con lo que ven nuestros
ojos, es decir las señales que pueden robarnos el impulso de seguir adelante y alcanzar lo
bueno que pedimos. La forma cómo interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor
depende del nivel de nuestra fe. Si estás trabajando en un proyecto y te detienes porque
ves algo negativo, significa que tu fe depende de lo que percibes, no de lo que esperas que
suceda con tu esfuerzo y la ayuda del Señor. Si oras y no ves lo que deseas, no te detengas
porque debes tener certeza de eso que no tienes, pero sabes que tendrás. Si quieres
agradar a Dios y demostrarle tu fe, habla palabras de victoria y avanza.

Nuestra fe tiene niveles.


El primer nivel lo vivimos al acercarnos a Dios esperando recibir algo que necesitamos: salud,
restauración, provisión o consuelo. Cuando Jesús obró milagros como la multiplicación de los
panes y los peces, muchas personas fueron bendecidas y su fe creció. A los pies de Cristo nacemos
de nuevo y todo cambia para bien, pero no se vale quedarnos en ese nivel de fe porque debemos
superarla.

El segundo nivel de fe se manifiesta cuando nuestra relación con Dios crece y le obedecemos ,
como los discípulos cuando Jesús les mandó a que se adelantaran en la barca mientras Él despedía
a la multitud y oraba. En este nuevo nivel, ya hemos recibido del Señor, hemos visto Su poder y le
servimos con amor, “nos metemos en la barca”. Por supuesto que en este nivel de fe vivimos
tormentas, enfrentamos retos que no desafían a quienes se quedan en tierra y se conforman con
el alimento material que recibieron, sin comprometerse. Pero en este segundo nivel, somos
testigos de muchos más prodigios y recibimos más bendición.

El tercer nivel de fe nos permite ser usados como Jesús fue usado, tal como le sucedió a Pedro,
quien vio caminar al Señor sobre el agua y quiso imitarlo. Al principio avanzó, pero luego enfrentó
su batalla de fe y comenzó a hundirse. Al avanzar en este camino de confiar en lo sobrenatural, las
batallas no se harán esperar y hay que pelearlas, confiados en que Él ya pagó por nuestra victoria.
Incluso podremos preguntarnos: “¿Estoy haciendo lo correcto?” Caminar sobre el agua, puede
hacernos dudar. Incluso con una relación tan íntima con Jesús, podríamos caer en la trampa y
pestañear por un momento, podríamos creer que nuestros recursos funcionan más que la
provisión de nuestro Padre o que las palabras de desaliento que escuchamos son más poderosas
que la promesa que hemos recibido de Dios. No confíes en la barca que te ofrece la seguridad que
tu carne busca, ¡avanza con pasos de fe hacia el Señor!

El cuarto nivel de fe provoca que confiemos en que nuestro Padre nos levantará. Cuando Pedro
se hundía, su primer impulso fue pedirle ayuda a Jesús, quien lo tomó de la mano
2. La Palabra no dice que lo cargó hasta la barca; yo imagino que ambos caminaron juntos.
¿Por qué se hundió Pedro? El primer nivel de discernimiento nos dice: “Porque dudó” Sin
embargo, un segundo nivel de discernimiento dice: “Porque se atrevió a desafiar su fe”.
Pedro fue el único que intentó imitar a Jesús y al final, ¡regresó con Él! No se quedó con la
incertidumbre de lo que sería capaz de hacer en obediencia. La fe es maravillosa, ¿no
crees? No te desanimes, atrévete a desafiar tu fe, si algo pasa, Jesús te ofrecerá Su mano
para levantarte, porque tu confianza en Él es lo que más le agrada. Seguramente Jesús se
sintió halagado con la fe de Pedro. Aunque al final tuvo que sostenerlo, ese ánimo hizo
que pensara: “¡Este hombre es capaz de grandes cosas!” Entonces, aprendemos que la
probabilidad de la duda y del temor solo existe en quienes tomamos acciones de fe, ¡así
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que tómalas!, porque frente a la probabilidad de dudar está la garantía de que Dios te
levantará porque lo has agradado.

Proclama: “Caminaré sobre el agua a pesar de la probabilidad de que me hunda porque tengo la
certeza de que si llegara a suceder, Cristo me levantará”.

El Señor pide que renovemos nuestro entendimiento, es decir, la capacidad de juzgar


calmadamente una verdad espiritual. Si nuestro juicio, basado en las señales e información, se
renueva según Su Palabra, podremos reconocer como verdadero algo, después de examinarlo de
acuerdo a la voluntad agradable y perfecta de Dios

3. En el caso de Pedro, su discernimiento se sujetó a la Palabra de Jesús, quien lo llamó. De


nuevo, el consejo es dejar las limitaciones del mundo y caminar por fe. Que tus recursos
no te limiten para esforzarte por lo que anhelas alcanzar.

Cuando los discípulos le preguntaron las razones por las que un joven era ciego de nacimiento,
Jesús renovó el entendimiento de ellos, al motivarlos para que vieran más allá de las razones
lógicas y comprendieran que todo es un buen motivo para que Dios se manifieste.
4. Debemos ver más allá de nuestro juicio y razón lógica. No busques discernir las causas de
lo que te sucede sino afirma, con fe, que no importa lo que pase, confías en que el Señor
tiene el control y hará Su obra en tu vida. No te quejes ni te lamentes, llena tu
entendimiento de fe, sube al siguiente nivel al decir:

“Dios tiene un plan, algo grande se manifestará en mí, Él está conmigo, no me ha


dejado, me acompañará si me caigo, todo sucede para edificar el nombre del
Señor”.

Tu Padre quiere cambiar tu nivel de fe, pero tú debes cambiar tu entendimiento y ser positivo.
Desde hoy, eres una nueva persona, con una convicción sobrenatural que se manifestará con
poder en tu vida y en tu familia.

Versículos de referencia

1 2 Corintios 5:6-7 asegura: Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que
estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista).

2 Mateo 14:20-33 dice: Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos,
doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los
niños. En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera,
entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y
cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas;
porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre
el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo:¡Un fantasma! Y dieron
voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo:¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él
dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el
fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo:¡Señor, sálvame! Al
momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo:¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca
vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

3 Romanos 12:2-3 enseña: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, y para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
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agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con
cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

4 Juan 9:1-3 comparte: Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió
Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

Cambiando tu nivel de fe
Renovar el pensamiento lleva nuestra fe al nivel donde el Señor se manifiesta con poder.

La fe tiene niveles que podemos alcanzar, conforme vamos creciendo en


conocimiento de la Palabra de Dios y permitimos que renueve nuestro
entendimiento. Nunca debes dejarte dominar por el temor, más bien, abre tu
mente y corazón para cambiar tu perspectiva del mundo y de lo que el Señor
anhela para ti.

Nuestro Padre pide que nos dejemos transformar para ser capaces de comprobar cuál es Su
voluntad, y para lograrlo, lo primero es renovar nuestro entendimiento, nuestra mente, donde
se origina todo pensamiento.
1. Entonces, debemos pensar diferente para lograr lo bueno que esperamos. Sabemos que
Dios quiere restaurar a nuestra familia, pero debemos dejar de insistir en esa idea que no
nos ha funcionado para lograrlo y confiar en Su misericordia. Si por mucho tiempo has
pensando y actuado de la misma forma y no logras los resultados que esperas, ¿no crees
que es momento de dejarte renovar y buscar otras alternativas? No seas necio, aprende a
ser sabio y déjate renovar por la fe. Es necesario que busquemos otras formas de
entender lo que sucede. Esa disposición y apertura te ayudarán a encontrar la voluntad de
Dios y actuar en fe.
Entendimiento es la capacidad de juzgar de forma sobria, calmada e imparcial una realidad
espiritual, es el juicio que emitimos basado en la información, por ello es importante
comprender algo antes de juzgarlo, ya que si lo que entendemos es equivocado, nuestro juicio
también lo será. De esa forma es que muchas veces cometemos errores al juzgar a una persona
sin conocerla.

Un ejemplo de juicios sin entendimiento es el de la ofrenda, ya que muchos dicen: “No es tan
importante”, cuando la Escritura nos habla tanto sobre eso y vemos que fue lo único por lo que
Jesús se enojó. Negarnos a aceptarlo es cerrar nuestro entendimiento a la renovación que nos
llevará a otro nivel de fe. Así que en todo momento, nuestro discernimiento debe fundamentarse
en el conocimiento de la Palabra de Dios, por eso es tan importante leerla y escucharla, porque
solo podremos ser transformados y comprender Su perfecta voluntad cuando permitamos que
nuestra mente se renueve.
No des espacio a los malos pensamientos, lo que implica aprender a interpretar positivamente la
información que recibimos y vivir confiados en Su amor. El mundo nos dice: “Piensa mal y
acertarás”, pero el Señor nos dice: “Porque por fe andamos, no por vista”.
2. ¿A quién rendirás tu voluntad? Repítelo hasta que esta verdad impacte tu mente: “La
voluntad de Dios para mi vida es buena, agradable y perfecta, por eso debo buscarlo con
fe”. Nuestro Padre nos ama y quiere lo mejor para nosotros. En el cielo no hay tristeza ni
dolor, así que permite que tus pensamientos sean los de Dios, para que tu voluntad actúe
conforme a la Suya. Él te guiará si se lo pides, no lo dudes.
En la Palabra vemos muchos ejemplos de la renovación de la mente que el Señor nos propone. En
el caso del ciego de nacimiento, Jesús cambió el entendimiento de los discípulos al provocar que
dejaran de pensar en culpables para ese mal y se concentraran en buscar la voluntad de Dios, la
oportunidad de milagros y salvación que esa ceguera implicaba
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3. ¿Ves cómo en una misma situación puede cambiar la perspectiva, lo que altera el
resultado? Eso es lo que debemos pensar: “No importa lo que suceda, la gloria del Señor
se manifestará en mi vida porque Su voluntad es perfecta para mí y lo alabaré en cualquier
situación”.
Sin ninguna duda, las obras de Dios se manifestarán si cambiamos nuestro pensamiento, lo que
cambiará nuestra percepción y juicio respecto a lo que enfrentamos; esa renovación transformará
nuestra fe y la llevará a un nuevo nivel. Si pasamos una mala situación económica, nuestro
pensamiento debe ser de prosperidad, lo que cambiará nuestra percepción y juicio, por lo que
buscaremos nuevas opciones con entusiasmo, y con fe sembraremos para cosechar. De esa forma,
Dios se manifestará y nos levantará. Aprende a ver oportunidades de milagros donde otros ven
pecado y derrota. La percepción debe ser diferente para que los resultados sean buenos.
Frente al paralítico que bajaron por el techo, Jesús vio fe mientras otros veían a unos necios
pecadores. Entonces, nuestro Señor primero preparó los corazones y el entendimiento diciéndole
al paralítico que sus pecados eran perdonados. Luego, al discernir lo que los escribas pensaban y
criticaban, ¡les respondió con un milagro de sanidad!
4. Todo es cuestión de renovar la percepción de las circunstancias y creer. Lee el Evangelio
para cambiar tu mente, tu percepción de las cosas y tu fe. Cambia tu perspectiva, dale
valor a la confianza, no a la crítica; cree en la generosidad, no en el egoísmo, eso es lo que
Dios nos pide y lo que hemos comprobado que nos levanta.
Jesús le dijo a Nicodemo que era necesario que naciera de nuevo, es decir que su espíritu volviera
a nacer en la fe en el Señor. Claro que no podía meterse de nuevo en el vientre de su madre,
pensarlo era tener una perspectiva incorrecta, pero debía nacer a una nueva fe, tal como nosotros
ahora, porque estamos invitados a nacer de nuevo, a creer en Jesús como nuestro Señor y
Salvador para recibir la potestad de ser llamados hijos de Dios. Ser creyente se trata de aceptar
que Él nos ama, nos perdona y nos regala la vida eterna. Acéptalo, entrégale tu mente y corazón
para que los renueve y lleve tu vida a un maravilloso nivel de fe y de bendición.

Versículos de referencia
1 Romanos 12:2-3 enseña: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con
cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

2 2 Corintios 5:6-7 dice: Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que
estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor, (porque por fe andamos, no por vista);

3 Juan 9:1-3 comparte: Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió
Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

4 Marcos 2: 2-11 relata: E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni


aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que
era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el
techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver
Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados
algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias
dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu
que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros
corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle:
Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en
la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a
tu casa.

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