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« o s CMNOS DE A«m V I V I R EN LO IMPOSIBLE les; pedimos reflexión para su voz cuando se haca himno; para
... No me busques ya nunca por hierbas y cristales, me cortaron en aquel memorable aperitivo andaluz, precisamen-
no me busques ya nunca, no me busques ya nunca... te me la había regalado Juan Eduardo Cirlot, poco antes de su empeño en buscar lo Imposible...
salir yo de Barcelona; era por los comienzos del año 1947; Juan Eduardo Cirlot creyó, con Séneca, que le muerte no
Juan Eduardo CIRLOT se trata de una corbata que él llevaba por entonces; era de está solamente en el futuro, sino en el pasado, en si presente;
JO que son las cosas: cuando, hace bien pocos días, en tonos lilas; y fue objeto por mi parte de Ironías y pesadeces que la muerte </s cuanto se pierde, se diluye, se marcha; cuan-
Badalona, coincidentes en un jurado literario, comentábamos que él soportaba y contestaba con gracia erudita e hiriente; to se anhela y no se tiene; la vida no le va —no le Iba—,
con Ángel Marsá —pozo de humanidades y humanismos— lo mis bromas eran en cuanto al color, y a propósito de su bello porque para é! es, era, casi una muerte y, a pesar da sentir su
divino y lo humano, y él, ancho, sonoro, sonriente, de pronto libro poético, ya publicado por aquellas fechas, 'Donde las fuerte atracción, la realidad le resulta ajena, extraña; de ahí,
entristecido decía: 'los amigos se mueren*; yo, por dentro, Illas crecen*, que Ilustró Olga Sacharoff. su vibrante refugio en lo poético, en los símbolos, los mitos;
me acordé de Juan Eduardo Clrlot, todavía con vida, claro que Un buen día, permutamos, entre bromas y veras: él me estarla, pues, en la otra orilla de lo que significa y representa
si; pero —lo que son las cosas— sin saber cómo, a veces, regaló la corbata y yo un ejemplar de 'Residencia en la tierra*, el 'Cant espiritual* maragalliano. De ahlj su Interés, en arte,
anda uno en presagios, como en Inminencias, entre voces de de Neruda, que, en aquellos tiempos, había que adquirir de por la abstracción, en cuanto niega el mundo exterior, el de la
augurio. No era raro, en esas cercanas alturas, tener en la matute; libro que tan marcada Influencia habla de causar en evidencia de los sentidos; de ahí, su pasión por el gótico,
mente el nombre de Juan Eduardo Clrlot; el querido doctor Ra- su manera poética. Entonces, en e¡ año 1947, me disponía yo aferrado a la definición de Warrlnger. 'afán dinámico de es-
món Sarro nos lo venia diciendo en voz baja: •Cirlot se mue- a marcharme a Andalucía, y Clrlot a dejar, como fuera, su pacios y mundos diferentes*; su manera surrealista; su vivir,
re»; la enfermedad lo estaba devorando a galope; 'Clrlot se empleo en el Banco Hispano Americano; el publicaba 'Susan como él déla dicho, en un universo de 'espirales Interiores,
muere», y nos parecía mentira; cincuenta y seis años; años de Lenox*, cuya dedicatoria dice: *A José Cruset, en los días de similar a las miniaturas irlandesas medievales*.
fiebre creadora; de trabajo sin tregua; de poesía en el sueño su segundo amor perdido*; 'Segundo amor perdido* se titula Hay en la poesía de esta Inesperado Juan Eduardo Clrlot
y en la sangre; de proyectos; do fecundas contradicciones; de el primerizo libpo de poesía que publiqué yo en 1947. Estuve dos momentos de Intento de solución mística; mejor, dos mo-
hallazgos líricos de primera calidad; de Indagaciones; de pa- un año largo fuera de Barcelona; nos escribíamos; conservo mentos en los que la poesía se torna religiosa, y el poeta vuelve
cientes, apasionadas búsquedas por la música, por el arte, por alguna de sus cartas (• ... Aunque habites en el Ponto Euxlno los ojos hacia 'donde las Illas crecen*:
la filosofía; por su amada Edad Media. 'Clrlot se muere», y y hayas olvidado el latín, recuerdas la boca de la mujer ro- ...Es allí donde están y permanecen
no íbamos a verle; pensábamos hacerlo cada día; pero se nos mana. Oh, pequeño Ovidio, cuántas "Ars amandi" tienes es- las palabras del sueño y de la rosa,
helaba la sangre, Incapaces de un diálogo sereno con aquel condidas debajo del chaleco. Te veo rodeado de labriegos y de las desoladas cosas de la duda.
hombre fuerte y cáustico; Cirlot se hubiera dado cuenta de estrellas, de muros de contención y de esperanzas,..*); cartas, Es un lugar donde las Illas crecen... ,
que llevábamos en los labios la seca noticia de su -muerte; algunas, bellísimas como la de 12 de julio 1947, en le que me Esos dos momentos son 'Cordero del abismo* (1946) y
no valemos para eso, para esas palabras que se dicen ja los dice que va a casarse en agosto: «...Se queman los campa- 'Las oraciones oscuras* (1966).
que, todavía- en pie, están Irremediablemente en la orlm del narios jóvenes de los pueblos poseídos, se envían participa-
De 'Cordero del abismo* son etton secos, delgados, pre-
abismo. Y ahora nos duele; nos duele no haberle acompañado ciones encendidas de frutas, se venden las joyas olvidadas
ciosos salmos:
por las últimas llanuras del vivir, fingiendo esperanzas, reme- en les rincones de la miseria; se compran muebles, se ad-
quieren espacios, se deshacen equívocos de toda especie, y se ... Alabad al Señor como los bosques,
morando viejos diálogos; pero no valemos para eso. 'Cirlot se
piden urgentemente, muy urgentemente, los documentos nece- alabad al Señor como las fuentes,
muere*...; pasaban los días... Clrlot ha muerto; él, que vivió
sarios. Ahora, yo sólo vivo en le espera de una partida de alabad al Señor como los vientos,
con la vida cruzada por la Idea de la muerte:
bautismo; la de ella, la de Gloria, mi Gloria, Cuando llegue esa alabad al Señor como los montes,
partida que debería estar escrita con letras azules en una hoja alabad al Señor como las águilas,
...Vivo »n la transparencia de la muerte... de esmeralda, la llevaré en triunfo hasta el antiquísimo sacer-
dote cristiano que vive en su cubículo..,*. Al Señor de los Cielos, alabadle...
Y, por otra parte, preferimos recordarle con su aire de
hombre firme, seguro de sus sueños, de sus mitos; recordar De la Irresistible y clara vocación poética de esos tiempos A las 'Oraciones oscuras* pertenecen estas 'letanías*:
su cabeza romana de grandes ojos tristes, de labios hechos juveniles arranca toda la obra de este deshumanlzadamente Torre del firmamento entre las alas
para una sed sin término; que su recuerdo ande por sus des- humano Juan Eduardo Cirlot, acostumbrado a las lides del si- Torre de los topacios en las cruces
piadadas displicencias; en sus delirantes fervores; en su ex- lencio. Pedimos cuidado y examen para la hondura y variedad
traño mundo de desplantes y soledades; de Ingenuas confesio- de su extensa tarea; pedimos comprensión para sus contra- Torre donde las frentes son estrellas
nes y hermetismos Indescifrables; en sus urgencias, siempre dicciones que no son por ambivalencia sino por Implícita sín- Ora pro me
de paso hacia el trabajo, y sus tenacidades de Increíble auto- tesis, por búsqueda de 'Otra cosa*; pedimos asombro para Rosa del ruiseñor que nunca nace
didacta;^ hacia sus tecturas Incesantes; hacia sus temas Insó- sus sueños; asombro y admiración por su denodada voluntad
litos; sus especlalizaciones prodigiosas; rumbo al umbral de la de vivir en lo Imposible; pedimos entendimiento —ahí esté Estrella de esperanza en la ceniza
ultrarrealidad, objeto y fin de sus afanes. la obra, tensa, derramando sugerencias; himno al silencio y la
Lo que son las cosas: su nombre estaba también al borde soledad que gravitan sobre el hombre—; pedimos respeto para Reina de las ternuras de los muertos..,
de la pluma en bien recientes días, mientras escribía mi pe- sus sentimientos imaginarios*; pedimos proximidad para su for- Cuando, mucho antes de la publicación de 'Las oraciones
queña crónica 'Corbata nupcial*; estaba a punto de ponerlo ma de melancolía, la que no llega a confesarse; pedimos luces oscuras*, le pregunté si volvería a los caminos de 'Cordero
y no lo puse. Pero, mientras escribís, no podía quitarme su para comprender su setreta entrega a realizar su existencia; de! abismo*, me contestó, en cifra, como solía: 'Por lo menos
nombre de la cabeza; tal vez hubiera sido gracioso ponerlo; y su esfuerzo para intentar que sigo llegue a existir con las en la hora de la muerte desarj que sea una gran fiesta*...
tal vez se me hubiera escapado la cometa de las manos, como palabras; pedimos asentimiento y atención porque su obra
suele acontecerme a poco que me descuide. La corbata que poética versa fundamentalmente sobre experiencias espiritua- José CRUSET