Sei sulla pagina 1di 1

SÁBADO, 19 DE MAYO DE 1973 LA VANGUARDIA ESPAÑOLA Página 15

'yr*7yr"'rrryrm.

ARTE, VIDA Destrucción y continuidad en las ideas estéticas


Recordando a Juan-Eduardo Clrlot,tiempo una a artistas y poetas de todas las sas. «Afirmar que el factor económico es el tesis de las «destrucciones» de última hora,
entre montes, valles y abismos. épocas con parecidos afanes de «conciencia- solo determinante es una frase vacía, abstrac- nos vuelvan a decir que «si en el futuro se
ción» de la Realidad y unos mismos Ideales de ta, «absurda», ya dijo Engels. podrá hablar de un nuevo lenguaje, será posi-
Q E ha repetido hasta la saciedad que no es conducta y de confianza en la vida? (En alguna otra ocasión hemos apuntado blemente a través de un retorno a la interven-
° posible separar el arte de la vida de los Si pensamos que ya Confucio aconsejaba cuan simplista nos ha parecido siempre el exa- ción del individuo aislado...» para evitar preci-
pueblos; qua la evolución continúa siempre y hacer ver lo nuevo mediante la revitalización gerado tratamiento de las formas artísticas del samente las imposiciones circunstanciales.
todo cambia y se especifica al compás de la de lo antiguo... O que un libro menos sospe- vanguardismo bajo el solo aspecto de los pro- Hoy ya no es lícito —y la juventud es siem-
marcha de los grupos humanos. Y en realidad choso de conservadurismo como es el Tao T6 blemas de las mercancías y del mercado, a la pre más consciente de ello— presentar a cada
no debería sorprender a nadie la cabalgata da King nos dice también: «Vela para que exista manera del italiano Sanguineti, que ha tenido nueva promoción en la forma espectacular de
novedades y renovaciones que, sobre todo a alguna cosa en la cual se pueda encontrar apo- aquí un cierto predicamento. E igualmente las total destrucción y rotura con ei pasado como
comienzos de nuestro siglo, se produjeron pa- yo...», no 'hay que extrañarse si hoy creemos teorías que quieren justificar algunas de las hacen las agencias da publicidad para el lan-
ralelamente a las grandes revoluciones científi- necesaria Igualmente una cierta Invitación para- nuevas tendencias únicamente en función de zamiento de los productos del consumo. Por-
cas y técnicas, y a los grandes movimientos so- dójica, como hizo Wittgenstein, a saber ver que una pretendida voluntad de reacción ante las que no solamente es falso —tanto desde el
ciales de Europa y América. «en general el progreso lleva consigo esta par- leyes que se consideran injustas —y con ra- punto de vista del contenido como de la for-
Sin embargo, desde que se dio patente al ticularidad de parecer mucho más grande de lo zón— del mismo mercado, con olvido de todas ma—, sino que además comporta un vivero ds
«temperamento», a la «personalidad creadora», que es en realidad», «que casi siempre la luz las otras componentes que, como es natural, siembra de cizaña y de divisiones que final-
a la «Independencia imaginativa», al «sentimien- termina por volvernos un poco ciegos y que pueden ser tanto o más importantes. Teorías mente no son más que debilitamientos anta los
to», a la «búsqueda Individual» y hasta al «sub- no hay soluciones que al mismo tiempo no que, de ser ciertas, colocarían a dichas ten- verdaderos enemigos comunes, a quienes, na-
consciente», se sabe que ha habido otros mo- constituyan problemas1». dencias en una posición revolucionaria da pri- turalmente, cae muy bien que se Ignore, arrin-
tores que reduplicaron muchos de los cambios Nada de esta mundo escapa al dualismo y vilegio no sólo ante las demás tendencias, sino cone o desvirtúe el auténtico sentido —y por
que hoy parecen a algunos casi Irresistibles. a la contradicción. Y en el momento que cree- ante cualquier forma de producción de mercan- tanto la peligrosidad— de las Ideas estéticas
La Belleza dejó ya de ser única no sólo debido mos formular las Ideas más nuevas o más li- cías. Pero imaginemos lo absurdo que resulta- profundas.
a las transformaciones en las relaciones socia- gadas a una circunstancia, caemos en la cuen- ría si aplicáramos esta fórmula «revoluciona- No se hagan, de todas maneras, muchas Ilu-
les, sino a causa también de la nueva manera ta de que quizá son temas de siempre y de rla» a otros sectores de la producción, como por siones los conservadores porque no se trata
de concebir al propio «artista», aunque esta todas partes. ejemplo, pongamos por caso, al ramo de la aquí de los retornos que piensan. Sabemos que
manera se pusiera en marcha gracias a la di- Pero el arte, como vio Hegel, realiza estos alimentación, a base de suministrar mercan- la vida de las formas tiene sus leyes y que és-
námica producida por aquellas mismas trans- milagros de resolver paradojas; de unir valores cías de sola comunicación mental o no fabri- tas sí que no perdonan. Y que la originalidad para
formaciones. absolutos a cosas particulares y finitas; de cando nada —como el cese de la pintura y la crear paradojas en función a la vez de motiva-
descubrir lo viejo en lo nuevo y viceversa; de escultura que propugnan algunos— con la fina- ciones hondas —¿pueden llamarse eternas?—
«A lo largo de las Ideas maestras que go-
mostrarnos que una vida de silencio puede ser lidad de sustraerlas a las leyes del mercado y temporales, si bien no es patrimonio da mu-
biernan el espíritu —por decirlo con palabras
más elocuente y actual que todos los discursos económico o de llegar a destruirlo. Una espe- chos, el artista sabe que es un Imperativo
de Dora Vallier— un gran corte se percibe a
progresistas; o de anular, en fin, los contrarios. cie de sistematización general de la huelga del cierto.
comienzos del siglo XIX: es el Inmenso cambio
¿Tendencias? ¿Lucha de generaciones? ¿Com- hambre para derrocar el sistema.) Nos costaría además ponernos de acuerdo
que el Romanticismo Inflige a la creación artís-
tica, la nueva era de la cual —¿hace falta su- peticiones? ¿Disputas de artistas? Todo se ve También sería absurdo (y aquí ya casi huel- con muchos «expertos» en materias del pasa-
brayarlo?— el arte aún no ha salido.' Toda una entonces muy a ras del suelo, muy preso en gan ios comentarios) querer explicar los cam- do. Las preferencias del artista van siempre
línea llena de aparentes contradicciones, de las redes de la Ilusión. Y una cierta melanco- bios del arte actual sólo por un parcial afán por zonas menos «seguras». Se encuentra me-
luchas y disputas, pero que todavía entronca lía—que gustó al Romanticismo, pero también de dejar de «ser el hombre que habla, que jor entre las cosas ambiguas de los que en
a los mejores artistas de hoy con aquella «raza a Durero o a cualquier paisajista chino—, un transmite unos contenidos, para convertirse en la antigüedad —como está escrito también en
de irritables» de que hablaba Baudelalre en su cierto sosiego, que puede ser también llamado un especialista de la —¡tan de modal— comu- el libro del Tao— «vacilaban como quien vadea
prólogo a las obras de Edgar Alian Poe. Irrita- ironía, favorece una mejor comprensión. nicación» o de la «intercomunicación» (Cirici). un río en invierno, los cautos que temían a los
bilidad que relacionaba con la sensibilidad y la «El hombre prehistórico —son palabras de Cuando es tan sabido que el gran arte —como vecinos del contorno, los indiferentes que fun-
lucidez; una lucidez que, además, «es un co- Paul Eluard—, tanto como un primitivo cata- la sabiduría— a menudo las ha despreciado dían como el hielo, los sencillos como la ma-
rolario de la viva percepción de la verdad y de lán; un pintor egipcio, tanto como Leonardo (pensemos en Rimbaud y en todo el arte de dera tosca, anchos como los valles, oscuros
la justicia...". de Vinel, Holbein, Vermeer, Hokusai y Utamaro, los «solitarios»; que casi siempre resulta ser como el agua turbia... Los que estaban vacíos
Sobre la multiplicación y el frenesí de los Van Gogh y Henrl Rousseau, nos hacen saber más importante y menos solitario de lo que se y así estaban siempre disponibles sin necesi-
cambios se dibujan, como en todo, sus opues- que hay en nosotros, desde siempre, las mis- creía), o que por lo menos nunca ha corrido a dad de renovación».
tos. Y esas dos grandes coordenadas que re- mas posibilidades y los mismos poderes.» descender a comunicarse o a hacerse entender, Quizá lo difícil, verdaderamente, no estribe
coge el autor de «Las flores del mal» nos da- Ante esa rara confluencia de la necesaria sino que espera que, a la inversa, sean los de- hoy en explicar el arte en función de las for-
mos cuenta que resultan ser unas constantes destrucción-creación de cada momento históri- más quienes suban a él. mas actuales del desarrollo social. Eso es en
• n la Historia de las Ideas Estéticas. co y todos los valores constantes que sintetiza Por Importancia que tengan los condiciona- realidad lo más evidente. Y quién sabe si lo que
De la kalokagathía socrática al Banquete; de el arte, se hacen difíciles de aceptar muchas mientos históricos, políticos y económicos y hace su grandeza no es precisamente su otro
las Enéadas a la teoría de lo sublime de Kant; interpretaciones parciales de la evolución del todas las encrucijadas sociales que en un mo- aspecto más relacionado con lo perenne. Como
del arte como gnosis de Schopenhauer al mismo como fatales leyes absolutas de la His- mento dado puedan influir sobre poetas y ar- dijo Marx a propósito del arte y de la epopeya
«todo el mundo material no es más quo apa- toria. ' tistas, sería ridículo,olvidar por otro lado todo griegos (y ello es aplicable a todas las gran-
riencia y símbolo» de Mallarmé; de la equiva- ¿Puede seguirse creyendo, por ejemplo, qua el bagaje de las ideologías y mitologías de la des obras del pasado), «la dificultad consiste
lencia del arta, la moral y la ciencia de Nietzs- todo obedece únicamente a condicionamientos propia condición humana: los impulsos de nues- en comprender que pueden aún proporcionarnos
che al naturalismo místico de Ruskin o al so- económicos? ¿Que el arte cambia por la sola tros instintos, los símbolos de nuestra psique, satisfacciones estéticas y que en muchos as-
cialismo de Wllllam Morris; de las relaciones transformación de una cultura agrícola en urba- los ritos que se creían primitivos pero que se- pectos pueden ser consideradas como norma y
con el ocultismo y la magia de los surrealis- na, o por el solo paso del sistema feudal al guimos llevando dentro, todas las imágenes ar- modelo aún Inaccesible».
tas a tantas aspiraciones comunitarias de la burgués, o del capitalismo acumulativo al de quetípicas de que nos habió Cari G. Jung. Y ya
nueva vanguardia... ¿no parece que un mismo autorregulación* Parece realmente que creerlo es bien significativo que hasta autores como
hilo conductor venido do las profundidades del así es ver sólo la mitad de la cara de las co- Glllo Dorfles, especializados precisamente en Antón! TAPIES

« o s CMNOS DE A«m V I V I R EN LO IMPOSIBLE les; pedimos reflexión para su voz cuando se haca himno; para
... No me busques ya nunca por hierbas y cristales, me cortaron en aquel memorable aperitivo andaluz, precisamen-
no me busques ya nunca, no me busques ya nunca... te me la había regalado Juan Eduardo Cirlot, poco antes de su empeño en buscar lo Imposible...
salir yo de Barcelona; era por los comienzos del año 1947; Juan Eduardo Cirlot creyó, con Séneca, que le muerte no
Juan Eduardo CIRLOT se trata de una corbata que él llevaba por entonces; era de está solamente en el futuro, sino en el pasado, en si presente;
JO que son las cosas: cuando, hace bien pocos días, en tonos lilas; y fue objeto por mi parte de Ironías y pesadeces que la muerte </s cuanto se pierde, se diluye, se marcha; cuan-
Badalona, coincidentes en un jurado literario, comentábamos que él soportaba y contestaba con gracia erudita e hiriente; to se anhela y no se tiene; la vida no le va —no le Iba—,
con Ángel Marsá —pozo de humanidades y humanismos— lo mis bromas eran en cuanto al color, y a propósito de su bello porque para é! es, era, casi una muerte y, a pesar da sentir su
divino y lo humano, y él, ancho, sonoro, sonriente, de pronto libro poético, ya publicado por aquellas fechas, 'Donde las fuerte atracción, la realidad le resulta ajena, extraña; de ahí,
entristecido decía: 'los amigos se mueren*; yo, por dentro, Illas crecen*, que Ilustró Olga Sacharoff. su vibrante refugio en lo poético, en los símbolos, los mitos;
me acordé de Juan Eduardo Clrlot, todavía con vida, claro que Un buen día, permutamos, entre bromas y veras: él me estarla, pues, en la otra orilla de lo que significa y representa
si; pero —lo que son las cosas— sin saber cómo, a veces, regaló la corbata y yo un ejemplar de 'Residencia en la tierra*, el 'Cant espiritual* maragalliano. De ahlj su Interés, en arte,
anda uno en presagios, como en Inminencias, entre voces de de Neruda, que, en aquellos tiempos, había que adquirir de por la abstracción, en cuanto niega el mundo exterior, el de la
augurio. No era raro, en esas cercanas alturas, tener en la matute; libro que tan marcada Influencia habla de causar en evidencia de los sentidos; de ahí, su pasión por el gótico,
mente el nombre de Juan Eduardo Clrlot; el querido doctor Ra- su manera poética. Entonces, en e¡ año 1947, me disponía yo aferrado a la definición de Warrlnger. 'afán dinámico de es-
món Sarro nos lo venia diciendo en voz baja: •Cirlot se mue- a marcharme a Andalucía, y Clrlot a dejar, como fuera, su pacios y mundos diferentes*; su manera surrealista; su vivir,
re»; la enfermedad lo estaba devorando a galope; 'Clrlot se empleo en el Banco Hispano Americano; el publicaba 'Susan como él déla dicho, en un universo de 'espirales Interiores,
muere», y nos parecía mentira; cincuenta y seis años; años de Lenox*, cuya dedicatoria dice: *A José Cruset, en los días de similar a las miniaturas irlandesas medievales*.
fiebre creadora; de trabajo sin tregua; de poesía en el sueño su segundo amor perdido*; 'Segundo amor perdido* se titula Hay en la poesía de esta Inesperado Juan Eduardo Clrlot
y en la sangre; de proyectos; do fecundas contradicciones; de el primerizo libpo de poesía que publiqué yo en 1947. Estuve dos momentos de Intento de solución mística; mejor, dos mo-
hallazgos líricos de primera calidad; de Indagaciones; de pa- un año largo fuera de Barcelona; nos escribíamos; conservo mentos en los que la poesía se torna religiosa, y el poeta vuelve
cientes, apasionadas búsquedas por la música, por el arte, por alguna de sus cartas (• ... Aunque habites en el Ponto Euxlno los ojos hacia 'donde las Illas crecen*:
la filosofía; por su amada Edad Media. 'Clrlot se muere», y y hayas olvidado el latín, recuerdas la boca de la mujer ro- ...Es allí donde están y permanecen
no íbamos a verle; pensábamos hacerlo cada día; pero se nos mana. Oh, pequeño Ovidio, cuántas "Ars amandi" tienes es- las palabras del sueño y de la rosa,
helaba la sangre, Incapaces de un diálogo sereno con aquel condidas debajo del chaleco. Te veo rodeado de labriegos y de las desoladas cosas de la duda.
hombre fuerte y cáustico; Cirlot se hubiera dado cuenta de estrellas, de muros de contención y de esperanzas,..*); cartas, Es un lugar donde las Illas crecen... ,
que llevábamos en los labios la seca noticia de su -muerte; algunas, bellísimas como la de 12 de julio 1947, en le que me Esos dos momentos son 'Cordero del abismo* (1946) y
no valemos para eso, para esas palabras que se dicen ja los dice que va a casarse en agosto: «...Se queman los campa- 'Las oraciones oscuras* (1966).
que, todavía- en pie, están Irremediablemente en la orlm del narios jóvenes de los pueblos poseídos, se envían participa-
De 'Cordero del abismo* son etton secos, delgados, pre-
abismo. Y ahora nos duele; nos duele no haberle acompañado ciones encendidas de frutas, se venden las joyas olvidadas
ciosos salmos:
por las últimas llanuras del vivir, fingiendo esperanzas, reme- en les rincones de la miseria; se compran muebles, se ad-
quieren espacios, se deshacen equívocos de toda especie, y se ... Alabad al Señor como los bosques,
morando viejos diálogos; pero no valemos para eso. 'Cirlot se
piden urgentemente, muy urgentemente, los documentos nece- alabad al Señor como las fuentes,
muere*...; pasaban los días... Clrlot ha muerto; él, que vivió
sarios. Ahora, yo sólo vivo en le espera de una partida de alabad al Señor como los vientos,
con la vida cruzada por la Idea de la muerte:
bautismo; la de ella, la de Gloria, mi Gloria, Cuando llegue esa alabad al Señor como los montes,
partida que debería estar escrita con letras azules en una hoja alabad al Señor como las águilas,
...Vivo »n la transparencia de la muerte... de esmeralda, la llevaré en triunfo hasta el antiquísimo sacer-
dote cristiano que vive en su cubículo..,*. Al Señor de los Cielos, alabadle...
Y, por otra parte, preferimos recordarle con su aire de
hombre firme, seguro de sus sueños, de sus mitos; recordar De la Irresistible y clara vocación poética de esos tiempos A las 'Oraciones oscuras* pertenecen estas 'letanías*:
su cabeza romana de grandes ojos tristes, de labios hechos juveniles arranca toda la obra de este deshumanlzadamente Torre del firmamento entre las alas
para una sed sin término; que su recuerdo ande por sus des- humano Juan Eduardo Cirlot, acostumbrado a las lides del si- Torre de los topacios en las cruces
piadadas displicencias; en sus delirantes fervores; en su ex- lencio. Pedimos cuidado y examen para la hondura y variedad
traño mundo de desplantes y soledades; de Ingenuas confesio- de su extensa tarea; pedimos comprensión para sus contra- Torre donde las frentes son estrellas
nes y hermetismos Indescifrables; en sus urgencias, siempre dicciones que no son por ambivalencia sino por Implícita sín- Ora pro me
de paso hacia el trabajo, y sus tenacidades de Increíble auto- tesis, por búsqueda de 'Otra cosa*; pedimos asombro para Rosa del ruiseñor que nunca nace
didacta;^ hacia sus tecturas Incesantes; hacia sus temas Insó- sus sueños; asombro y admiración por su denodada voluntad
litos; sus especlalizaciones prodigiosas; rumbo al umbral de la de vivir en lo Imposible; pedimos entendimiento —ahí esté Estrella de esperanza en la ceniza
ultrarrealidad, objeto y fin de sus afanes. la obra, tensa, derramando sugerencias; himno al silencio y la
Lo que son las cosas: su nombre estaba también al borde soledad que gravitan sobre el hombre—; pedimos respeto para Reina de las ternuras de los muertos..,
de la pluma en bien recientes días, mientras escribía mi pe- sus sentimientos imaginarios*; pedimos proximidad para su for- Cuando, mucho antes de la publicación de 'Las oraciones
queña crónica 'Corbata nupcial*; estaba a punto de ponerlo ma de melancolía, la que no llega a confesarse; pedimos luces oscuras*, le pregunté si volvería a los caminos de 'Cordero
y no lo puse. Pero, mientras escribís, no podía quitarme su para comprender su setreta entrega a realizar su existencia; de! abismo*, me contestó, en cifra, como solía: 'Por lo menos
nombre de la cabeza; tal vez hubiera sido gracioso ponerlo; y su esfuerzo para intentar que sigo llegue a existir con las en la hora de la muerte desarj que sea una gran fiesta*...
tal vez se me hubiera escapado la cometa de las manos, como palabras; pedimos asentimiento y atención porque su obra
suele acontecerme a poco que me descuide. La corbata que poética versa fundamentalmente sobre experiencias espiritua- José CRUSET

Potrebbero piacerti anche