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Centro de Estudios Visuales de Chile: Margarita Schultz | Señas y Reseñas

http://www.centroestudiosvisuales.cl
Julio de 2009

El factor humano en la cibercultura1


2
Margarita Schultz
Facultad de Artes
Universidad de Chile

Índice

1. El por qué del factor humano

2. Posiciones opuestas ante la Cibercultura: función de la integración crítica

3. Indicios del factor humano y presencia del factor androide.

4. La identidad específica de lo humano en la Cibercultura: el problema de los límites

5. Irrupción del fenómeno de la Inteligencia Artificial

6. El fantasma de la conciencia, y la auto-conciencia

7. Humanos y máquinas: ¿contraposición o colaboración?

8. La definición, ¿instrumento o impedimento para la reflexión acerca de las relaciones entre


humanos y máquinas?

9. Funciones diferenciales de lo humano y su consistencia en la estudio sobre humanos y máquinas.

10. La discusión filosófica de la técnica en el ámbito de las Tecnologías de la Información.

11. Procesos de operatividad: cuatro aspectos u orientaciones, no excluyentes.

12. El factor humano y la infoética

13. Consideraciones sobre la empatía

1
Este ensayo es el prólogo del libro del mismo nombre publicado por Alfagrama Ediciones, Buenos Aires,
2007: ISBN 9789871305360. En ella se encuentran además los artículos de Ricardo Baeza Y., Mari-
Carmen Marcos, Rejane Cantoni, Claudia Giannetti, Iliana Hernández, Isidro Moreno, Jorge La Ferla.
2
Doctorada en filosofía – Estética (1995) ha sido creadora y productora del programa semanal En torno a
las artes (Radio de la Universidad de Chile) durante 25 años. Ha publicado más de treinta y cinco libros,
tanto de su área teórica (Estética general, Estética del arte digital, Epistemología de la Historia del arte,
entre otros) como literarios (poesía y narrativa); sus ensayos y artículos en revistas nacionales y extranjeras,
sobrepasan la centena.
Ha sido invitada para dictar cursos y seminarios de su especialidad en Universidades de Latinoamérica y
Europa. Ha participado como ponente en Congresos Internacionales de Estética, Semiótica y Filosofía. Es
miembro de las Asociaciones Internacionales de Estética y de Semiótica.
Actualmente ejerce como Profesora Titular de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile (Doctorado,
Magister y Licenciatura), en cursos de Estética, Estética y Filosofía, Filosofìa y Arte Digital, y
Epistemología de las Teorías Estéticas.

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Persistencia del factor humano

1. El por qué del factor humano

Desde sus remotos orígenes, la especie humana ha sido productora de objetos


técnicos. En la descripción del humano como homo faber está implicada esa cualidad,
con independencia de otros criterios de caracterización que hayan sido ensayados. Más
aun, el humano ha producido sus primeros objetos técnicos, en un pasado arcaico, desde
la simple concepción: como un descubrimiento mental. Me refiero a la re-semantización
de un objeto, el cambio de significado sin mediar elaboración fáctica alguna. Un día
descubre que un hueso que está en el suelo puede ser arrojado para agredir o para cazar.
Remito a los lectores al episodio del descubrimiento del hueso como arma arrojadiza, en
el inolvidable filme 2001, Odisea del Espacio, de Stanley Kubrick. No estoy en la
postura de diferenciar humanos y animales en este aspecto. Las acciones técnicas no son
exclusivas de los humanos, existen múltiples estudios detallados sobre acciones técnicas
en los animales.

La plataforma que proveen las Tecnologías de la Información y la Comunicación


(TIC’s) indica que corresponde continuar con el examen sobre el factor humano,
renovadamente, puesto que las TIC’s representan el estado actual del desarrollo humano
de la técnica.
Un argumento a favor de la presente reflexión es que existen preocupaciones
explícitas por el tema, en parte importante de la literatura especializada. Se insiste allí en
el hecho que tradicionales valores de lo humano están seriamente amenazados por la
expansión continua de las TIC‟s.
Otra justificación, vinculada con lo anterior, es que han caído en estado de
sospecha, asuntos diversos como: a) las fronteras de lo humano en relación con dichas
tecnologías, b) las fronteras de las máquinas respecto de la identidad de lo humano, c) el
fenómeno de la creatividad (artística o no, en el doble sentido de la pertinencia del
concepto mismo, y de la autoría de la creación), d) la autonomía y auto-gobierno de los
comportamientos humanos en sociedades informatizadas, entre otros núcleos de debate.

2. Posiciones opuestas ante la Cibercultura: función de la integración crítica

Insisto en el origen humano de las Tecnologías de la Información y la


Comunicación (TIC‟s): lo humano es la fuente de donde proceden. Con todo, origen
humano no quiere decir forzosamente destino humanista (entendido como: aquella
condición insoslayable de respeto por lo humano en reciprocidad social).

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No es desconocida la motivación inicial3 de la tecnología informática. Sin


embargo, a partir de sus motivaciones iniciales al servicio de lo bélico, las Tecnologías de
la Información y la Comunicación, fueron construyendo gradualmente enclaves
humanistas. Me refiero con ello, particularmente, a situaciones que favorecen las
relaciones humanas. Estas relaciones, se dan con facilidad notoria gracias a las
particularidades de dicho soporte tecnológico. Se tornan inter-acciones, se multiplican en
diálogos.
A favor de esos enclaves humanistas se halla el medio comunicativo principal,
Internet, la malla que sostiene la circulación fluida de la información. En el mismo
sentido (de soporte comunicativo) funcionan Redes para uso de investigadores en
diferentes disciplinas científicas y otros protagonistas de la cultura. Es el caso de
REUNA, en Chile, RETINA, en Argentina, por citar dos ejemplos.

Reitero4 una frase, que encuentro apropiada como alternativa frente a dos
extremos (el rechazo frontal o la aceptación pasiva). Subsisten como contendores activos,
en el universo de la Cibercultura. Se trata de la expresión integración crítica, la cual se
complementa bien con esta otra, apropiación crítica del sistema. Creo que estas
cuestiones están entrañadas en la problemática de lo humano y el modo en que lo humano
está presente (o, en cambio, no lo está) como preocupación y meta, en la Cibercultura.

Sitúo la integración crítica en el amplio y diversificado espacio que se abre entre


el extremo del rechazo apocalíptico y el de la mera aceptación integrada. Parece ser esa
(la aceptación crítica) una base imprescindible para desarrollar la preocupación
sistemática por el factor humano en ese ámbito, la Cibercultura. La integración crítica,
por otra parte, es anverso de la apropiación crítica del sistema. Así, en lugar de dar la
espalda a esos medios, actitud utópica y sobre todo estéril, se puede (y debiera) propender
a un desarrollo humanista continuo, asistido por las TIC‟s.

3. Indicios del factor humano y presencia del factor androide

El conjunto temático designado integralmente como: el factor humano, se


manifiesta en síntomas diversos. Por ejemplo, puede vincularse a la autonomía operativa
y creativa, indicios crecientes en la actividad de las máquinas digitales. La ascendente
significación de la robótica, por otra parte, sus diferentes formas de estar vinculada con
las actividades humanas, torna compulsiva la mentada reflexión crítica sobre la función,
el sentido, la magnitud de lo humano en la Cibercultura, en la denominada Sociedad de la
Información5.

3
En el año 1943 se inició el proyecto ENIAC (Electronic Numerical integrator and Computer en las
instalaciones militares de Aberdeen (USA) y comenzó a funcionar en 1947. Por 1944, en la IBM, se generó
el Calculador Automático de Secuencia Controlada. En 1946, se produce la primera computadora con fines
no bélicos.
4
Schultz, Margarita: Filosofía y Producciones Digitales. Alfagrama Editores. Buenos Aires. Diciembre
2006.
5
¿Sociedad de la información o sociedad del conocimiento? Esta alternativa contiene una expresión de
valores. Se contrasta la acumulación de información con la madurez del conocimiento. Pero es claro que se
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Pero, reflexionar críticamente sobre esos aspectos compromete hacerlo también


sobre las máquinas informáticas, por cuanto el sentido de lo humano se examina ahora de
acuerdo con su frontera tecnológica representativa: las computadoras. Brevemente, el
clásico recelo acerca del peligro implicado en la autonomía de las computadoras,
conduce a replantear el asunto de los derechos humanos ante las máquinas. Pero,
asimismo e inversamente, debiera replantearse el de los derechos de las máquinas ante
los humanos. Tal planteo se apoya, como es normal, en una exploración y descripción de
las diferencias, un método obligado de conocimiento que envuelve, simultáneamente, la
pesquisa de semejanzas posibles.

¿Cómo encontrar esos rasgos del factor humano en la Cibercultura, en tanto


vehículos comunicadores de la integración crítica? Se trata de ir tras (algunos) modos de
existencia del multívoco factor humano, y su presencia en el complejo universo de la
Cibercultura.
Es de rigor incorporar el factor androide/gynoide, como parte de esta discusión,
por ser un área de crecimiento exponencial. Esa variante de la robótica (los androides
/gynoides), debido a sus notorias y considerables analogías exteriores con los humanos,
posee un peso específico en la gestación de habituales temores relativos a la seguridad del
ser humano. Ello, desde la perspectiva del sentido común, así como en la indagación
teórica. Los androides, ¿son una prolongación efectiva de lo humano? ¿Son, por el
contrario, instrumentos superlativos de un reemplazo progresivo de humanos por
máquinas, ahora tremendamente parecidas a los humanos?
Esta referencia a los androides/gynoides tiene como propósito ampliar los
márgenes dentro de los cuales se mueve la reflexión específica. Ha de hacerse a través de
la re-posición continua de preguntas, una vez admitida la mutación constante de los
paradigmas específicos. Re-poner preguntas es una buena manera de de-poner prejuicios.
También, es un modo de realzar algunos conceptos contenidos en la problemática general
vigente. Muchos prejuicios contaminan a las tradicionales controversias que circundan el
campo de la inteligencia artificial. ¿Nos gobiernan prejuicios a favor o en contra? El texto
quiere ser una exposición abierta sobre el conflicto que representa la eventual ampliación
de fronteras de lo humano.
La controversia se traslada al dominio de las interacciones entre humanos y
androides, también, porque ese dominio (el de los androides) es un fruto de las TIC‟s. Por
cierto, la historia de la robótica tiene larga data6. Pero el grado actual de desarrollo de la
robótica (turbador, digámoslo), se verifica en distintos centros de investigación
especializada. Tal vez, el fenómeno más deslumbrante es el alcanzado por Hiroshi
Ishiguro, en la Universidad de Osaka. Ejemplos de sus trabajos y vídeos, son accesibles

trata de dos instancias diferentes. Acumulación de información no es lo mismo que madurez del
conocimiento.
6
En 1920: Karel Capek emplea por primera vez la palabra checa “robota” (“trabajo tedioso” en español)
para referirse a un humanoide mecánico (no biológico) [Fuente:
http://www.roboticspot.com/spot/asifue/his2004b.html]. Las fechas de inicio de la robótica dependen en
gran medida de la definición del término, como suele suceder.
4
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en Internet7. Entre otros, Hiroshi Ishiguro ha puesto en acción a ReplieeQ2, una gynoide
de desconcertante parecido humano, a diferencia del famoso ASIMO, de la empresa
japonesa Honda (en perfeccionamiento desde 1986 con el nombre “EO”).
ReplieeQ2 y ASIMO, han sido concebidos de maneras muy diferentes entre sí, en
cuanto a su apariencia respectiva, notoria para la percepción de los observadores. Diré, a
modo comparativo, que ASIMO sorprende por la multitud de sus movimientos y
acciones, pero coincide con la imagen legendaria, mecánica, de un robot. En tanto que
REPLIEEQ2, nos perturba por su aspecto humanoide. Gracias a la plasticidad de sus
movimientos y la capacidad de diálogo con que fue diseñada, ella se puede confundir
realmente con una humana (es lo que destaca el director del equipo de investigadores,
Iroshi Ishiguro).
La ancianidad desvalida y sola, podrá recurrir en un futuro no muy lejano, a
androides/gynoides para resolver sus problemas domésticos. ¿Resolverá de este modo sus
problemas emocionales, anímicos y de soledad, nacidos de la negligencia familiar en que
suele encontrarse con tan penosa frecuencia? ¿Se podrán lograr enlaces empáticos entre
esos androides y los ancianos? El proyecto Feelix Growing, de la UE (iniciado en 2007)
está destinado a lograr robots dotados de conciencia de las emociones. Podrán conocer el
estado de ánimo de los miembros de una familia, diferenciarlos en sus personalidades y
actuar eligiendo el comportamiento más adecuado para cada situación. Se ha dicho que
hay que dar a las computadoras la capacidad de leer entre líneas, como podemos hacerlo
los humanos. La coordinadora Lola Cañamero habla de programar robots empáticos.8
El factor androide es parte del factor humano, asimismo, porque reabre, como
antiguas heridas, las discusiones. ¿Cómo hemos de evaluarnos cuando reemplacemos
nuestra mutua compañía por sofisticados y eficaces robots? Esas querellas, no se agotan
en una conceptuación tecnológica. Una vez más ingresa al campo de la reflexión el
componente ético, esta vez, conexo con los desarrollos digitales.

4. Aparición del tema de la identidad ‘específica’ de lo humano en la


Cibercultura: el problema de los límites o fronteras

Junto con ese eje central (el factor humano), en el ámbito de las TIC‟s, se perfila el
proverbial contenido de la identidad de lo humano. Objeto de pleitos renovados con cada
vuelta de tuerca, el asunto aludido se re-pone en el escenario, a propósito de los continuos
progresos en la tecnología informática. Un ejemplo representativo de ello es la robótica
androide diseñada por el equipo de Iroshi Ishiguro, antes mencionado [ver nota 5].
El problema de la identidad de lo humano reaparece, además, cuando se examina la
creciente integración entre biología e informática, en exitosa simbiosis operativa. La

7
Ver:
http://www.ed.ams.eng.osaka-u.ac.jp/development/Humanoid/ReplieeQ2/ReplieeQ2_eng.htm
http://axxon.com.ar/zap/c-zappingrvalerie.htm
http://robots-argentina.com.ar/not/06/1520296.php
http://axxon.com.ar/not/160/c-1600121.htm
8
El proyecto está coordinado por Lola Cañamero (información: febrero 2007). Departamento de
Investigación de Sistemas Adaptativos. Facultad de Informática. Universidad de Hertfordshire. Inglaterra.
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relación actuante entre cerebro humano y computadores (cada vez más eficaz) ocasiona
forzosamente un replanteo sobre los perfiles de los conceptos humano, humanidad. Han
sido acuñados antes de estos procesos, mucho antes de la implantación de prótesis
biónicas, como es palmario. Esos perfiles no han sido estables, vistos desde un ángulo
epistemológico, como menciono más abajo. Sin embargo, muchas veces significaron
delimitaciones taxativas para quienes se arrogaron el derecho de trazarlos.
De todos modos, es razonable volver a preguntarse por a) la necesidad efectiva y b) la
posibilidad real de definir una identidad para lo humano. Hervé Kempf9 escribe sobre el
punto:
La biolítica abre la historia de una evolución dirigida. Pero ¿en nombre de qué
visión de lo humano?

En este espacio de examen, es ineludible rememorar controversiales definiciones de


ese concepto, lo humano, auto-atribuidas por diferentes grupos histórico-sociales, desde
muy atrás en el tiempo. La cuestión relativa a la pregunta antropológica ¿qué es el
hombre? envuelve la suposición acerca de una naturaleza humana de orden trans-
histórico, lo cual es como decir a-histórica. Pareciera inevitable. Dicha pregunta
antropológica está agazapada en la pregunta kantiana ¿qué me cabe esperar? Pero Martin
Buber, en su obra homónima ¿Qué es el hombre?, bregaba por el conocimiento de la
totalidad humana. Buber concebía la idea de totalidad como diversidad.

De la misma forma, si revisamos la contraposición griegos / „bárbaros‟, y


continuamos de allí en adelante, podremos ver que la Historia ha sido testigo de cómo se
auto-denominaron humanos unos grupos y dejaron fuera del magno concepto de
Humanidad, a otros conjuntos humanos (los cuales fueron -y continúan siendo-
execrados, deleznados, y por tanto fríamente eliminados)10. En muchas culturas las
mujeres no se han contado entre los humanos; en el seno de algunas religiones, las
mujeres han sido consideradas como carentes de alma, ergo, no formaban parte del
universo del discurso de la Humanidad11. Se trata de diferentes tipos de centrismos.
Recurro a esos ejemplos, aparentemente distantes del tema de este ensayo, porque a
su manera esos criterios de tipo excluyente continúan actuando como estructuras de
pensamiento. Funcionan, por debajo de actitudes concluyentes, por ejemplo, en cuanto a
reforzar la brecha entre humanos y máquinas.
Subrayo, entonces: hablar de visión de lo humano es hablar de su identidad. Pero ¿de
cuál de las identidades posibles, propuestas de manera secuencial en el tiempo cultural -
histórico? Ese plural (identidades) pretende representar, en sí mismo, una señal crítica
frente a la concepción de una esencia singular de lo humano. La identidad humana, por
otra parte ¿puede ser construida? La identidad humana ¿es, tal vez, un mero efecto de la
intención de crear una identidad humana?

9
Kempf, Hervé: La revolution biolitique. Albin Michel. Paris. 1998
10
El cine ha presentado con maestría este tema en “Los unos y los otros”, film de Claude Lelouch. 1981.
11
Ver sobre el tema definición de lo humano, desde culturas solidarias y culturas dominadoras, El cáliz y la
espada. Riane Eisler. Cuatro Vientos. Santiago de Chile. 2000
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Por otro lado, la creatividad de los individuos ha alimentado transformaciones


culturales, de todo tipo, de modo incesante. Se podría conjeturar, en ese caso, que la
adaptación de los humanos a los cambios continuos, introducidos con la marcha de las
culturas, es una manera implícita de mutar de identidad. Siguiendo ese razonamiento
¿aceptaremos a futuro, que la identidad del humano (afortunadamente nunca bien
definida) coincida con un sincretismo biológico-informático? ¿Aceptaremos como
congéneres nuestros a humanos-máquinas?

A falta de una teoría de la especificidad humana, destaca el escritor Hervé Kempf, se


esbozan discusiones de base ética acerca de los primates, los bebés anencefálicos, los
clones de humano o de animal, las células madre12. Advierte Kempf que diferentes
culturas desarrollan prácticas relacionadas con su propio concepto de la naturaleza
humana (debiéramos añadir: de la naturaleza humana aún en sus características
diferenciales masculina y femenina).

La ciencia de frontera está preparada (y de hecho activa) en cuanto a debilitar las


murallas que nos separan de las máquinas. Se trata de los múltiples cyborgs (término
acuñado en 1960, a partir de cybernética + organismo)13, organismos humanos
modificados por dispositivos biónicos. Sin necesidad de trasladar el razonamiento al
terreno de la ciencia ficción, es fácil reconocer que prótesis de toda naturaleza (cada vez
más y más complejas) se implantan en los organismos humanos para corregir defectos de
funcionamiento, tales como insuficiencias cardíacas. La nanotecnología, aplicada en
medicina, desarrolla investigación para crear nanoproductos, entre ellos, medicamentos
contra el cáncer, de comportamiento robótico. El objetivo específico es suprimir las
células cancerígenas sin eliminar conjuntamente las células sanas del organismo. Se trata
de un campo investigativo cuya magnitud posible se vislumbra en lo ya realizado.
El científico inventor Raymond Kurzweil (también futurólogo, como se puede
percibir) escribe sobre el punto:
Un análisis de la historia de la tecnología muestra que el cambio tecnológico es
exponencial, contrariamente a la visión „linear intuitiva‟ del sentido común. (…) Las
implicaciones incluyen la unión (merger) de la inteligencia biológica y no biológica,
humanos basados en programas (softwares) inmortales, y niveles de inteligencia ultra-
superiores que se expande hacia fuera en el universo a la velocidad de la luz14.

12
Dificultad aparentemente resuelta gracias a la posibilidad de emplear células madres que se encuentran
en el líquido amniótico (AFS), o en el cordón umbilical, no en el embrión.
13
Término usado por Manfred Clynes y Nathan Kline para describir un sistema humano-máquina
autoregulado, en el espacio exterior.
14
Raymond Kurzweil. Ver información en: http://en.wikipedia.org/wiki/Ray_Kurzweil (accesible 02-03-
07)
http://sss.stanford.edu/overview/whatisthesingularity/ (accesible 11-03-07)
http://www.aleph.se/Trans/Global/Singularity/ (accesible 18-03-07)

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Es conocido que, muchas culturas tradicionales han desarrollado la idea de


Naturaleza como un todo que abarca humanos, vegetales, animales, minerales.
Rememoro como bello testimonio poético de esto la difundida carta del Jefe Seattle al
presidente de los Estados Unidos, fechada en 1854.
Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son
nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los
picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el
hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Existen pensadores que buscan fundamentar de mejor manera la continuidad de


las entidades naturales. Me parece significativo al respecto este comentario de Hervé
Kempf:
(…) …el concepto de una continuidad de la conciencia a través del mundo aparece como
el instrumento más actual para superar la impotencia ética a la que nos condujeron las
viejas concepciones. Me parece que nos ayudará también a formular la cuestión aun
indiferenciada de la emergencia de máquinas inteligentes15.

Kempf expone la idea de una ampliación de la humanización gracias a la


simbiosis bio-lítica , así como la propuesta de nuevos niveles de conciencia respecto del
mundo que entorna a la conciencia humana.
En este entorno me parece legítima la siguiente pregunta: ¿habríamos llegado al
punto del calentamiento global del planeta de no haber tomado la totalidad de lo que
contiene La Tierra como un instrumento a nuestro servicio? Como puede verse, hostiga
nuevamente el problema de la caracterización de la identidad de lo humano, su lugar,
deberes y derechos en el planeta que habita.
Forma parte de ese conjunto (la experiencia de continuidad de lo humano con la
Naturaleza), la continuidad, bajo el orden molecular, desde lo inanimado hacia lo
animado. Las ideas-eje son integración y supramolecular. El científico Jean-Marie Lehn,
premio Nobel de Química,1987, se preguntaba, en su momento, por los procesos de
integración compuesta de la materia y por otras formas de materia que se podrían crear y
desarrollar: una materia más compleja. Su investigación prosiguió en el diseño de
fármacos muy específicos, lo que lleva a reencontrar la idea de lo adaptativo.

Siguiendo la pista de esos avances, estamos cerca de lo que debiera entenderse hoy
por creatividad. Los contenidos de esa antigua noción se han ampliado
considerablemente. Esa brega contra la posibilidad misma de que exista creación por
parte de las máquinas ¿tiene sentido todavía? Harold Cohen (Departamento de Artes
Visuales. Universidad de California) 16 desarrolló su proyecto AARON, una máquina
informática que en su primera etapa pudo decidir los colores de una imagen creada, o
producida, sobre la base de una alimentación de cromaticidad posible. Sus inicios fueron

15
Hervé Kempf. Ob. Cit.
16
http://crca.ucsd.edu/~hcohen/ (disponible 7-03-07)
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elementales en 1973 (trazar formas sencillas). Pero AARON llegó a tener capacidad para
diseñar y colorear selectivamente sus imágenes (desde 1990 en adelante).
Cohen, pintor, realiza sus cuadros posteriormente, siguiendo las sugerencias de su
máquina. Ha expuesto sus trabajos, con la mención explícita de su origen, en importantes
Museos y Galerías del planeta, como: la Galería Tate, de Londres; el Museo Stedelijk, de
Amsterdam; el Museo de Arte Moderno, de San Francisco (California) y el Museo para
Niños, del Capitolio, en Washington.
Claro, se dirá, la máquina ha sido alimentada con patrones de cromaticidad por parte
de su diseñador y aplica una combinatoria predeterminada. Sin embargo, en este caso, los
patrones no se refieren a la situación particular, sino a criterios de combinación
cromática, como podría hacerlo un texto de teoría del color. Por otra parte, Cohen venido
trabajando para desarrollar un grado de creatividad que incorpora hasta el diseño mismo
de la imagen. Es importante leer sus artículos con espontaneidad libre de prejuicios 17. No
se trata de reemplazar a los artistas y su mundo, sino de ampliar la noción de creatividad.
Me parece inoperante, desde un punto de vista cognitivo, conservar criterios de
creatividad tradicionales cuando el universo de la tecnología de la información instala en
las máquinas semejante potencia de desarrollo y autonomía. Al menos, es ético (legítimo,
esperable) debatir el tradicional problema de las fronteras entre los fenómenos, o el de los
límites epistemológicos por los cuales llegamos al conocimiento, si se quiere tratar ese
sensible tema de la creatividad desde una intención estética y en relación con las TIC‟s. A
la vez, existe siempre el riesgo de oír a la filosofía en sus aserciones atemporales, de
espaldas a los hallazgos de la ciencia y la tecnología.

5. Irrupción del fenómeno de la Inteligencia Artificial

En tablas comparativas, relativas a lo que se concibe como inteligencia humana e


inteligencia artificial (AI) se colocan, imaginariamente, a un lado y otro de una línea
vertical, los haber y los debe… . La presente reflexión no puede soslayar esa correlación,
puesto que uno de los componentes de peso para caracterizar lo humano es, precisamente,
la inteligencia.

Es fácil advertir que la cuestión del factor humano, en relación con las TIC‟s, está
instalada en una suerte de campo minado. Fijemos la atención en los contenidos de:
humano, inteligencia, conciencia, identidad, creatividad, empatía, entre otros. Casi no
hay concepto clave, concerniente al punto, cuyo alcance no sea dudoso, entonces
riesgoso. ¿Significa esto que se debe abandonar la discusión por ser inasible?
Podríamos tomar la decisión de restringirnos a una operatividad mecánica, al simple
uso de las computadoras, (aun el más sofisticado de esos usos), y desistir enteramente de
pensar la problemática. Sin embargo, pensar la problemática dista de ser un acto
prescindible. Aquellas nociones (inteligencia humana , inteligencia artificial) y sus
dificultades, están incorporadas en nuestros asombros, o en nuestras repulsiones. Operan
en el subsuelo de los comportamientos que podemos tener con las máquinas y los
17
Están disponibles en: http://www.kurzweilcyberart.com/aaron/hi_essays.html

9
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programas. Dicho en otras palabras, la manera como operamos con las máquinas depende
de nuestra comprensión de las mismas y de la interpretación acerca de sus capacidades o
competencias.
La discusión sobre la esencia de lo humano acarrea, asimismo, una confrontación de
ambas inteligencias. También allí está comprometido el fenómeno de la identidad.
Inversamente, la referencia a la identidad de lo humano conduce a la discusión sobre su
(supuesta) esencia, incluido el fenómeno de la inteligencia humana.
Otro punto a considerar es que cuando se habla de inteligencia artificial, en sus
manifestaciones diversas, el acento está puesto en sus capacidades respectivas para actuar
en una sensible multitud de circunstancias de modo diferenciado; es allí donde cobra
relevancia la lógica difusa por su énfasis en múltiples opciones frente a una lógica
binaria (de v, f y tercero excluido). Así, inteligencia y sensibilidad para la coyuntura,
están pareadas.

6. El fantasma de la conciencia, y la auto-conciencia

La trama de los límites de la conciencia se encuentra presente en diversos rasgos de


la concepción contemporánea de lo social. Se ha logrado asimilar, finalmente, que
nuestros estados de conciencia han mutado en sus características, en las últimas décadas.
Entre otros motivos conexos, a raíz de la magnitud de la velocidad en las
comunicaciones, incorporada por las TIC‟s.
Señales anteriores de ello fueron puestas por el desplazamiento en trenes, automóviles
y aviones. Lo que experimentan a raíz de ello las personas, en su relación con el tiempo y
el espacio, suele presentarse como estados de dificultad auto-perceptiva. Me refiero a la
dificultad de integrar nuevos paisajes humanos y naturales cuando se pasa en pocas horas
de vuelo de un continente a otro. Sucede que se deja atrás el terruño, la localización
propia y familiar, con muy poco tiempo intermedio. Además de los efectos fisiológicos
(el jet lag, la disritmia circadiana), están las dificultades psíquicas, que el sujeto cree
poder manejar.
Existen cambios en la auto-percepción (en la auto-conciencia), asimismo, ligados
con circunstancias nuevas de experiencia. Como ejemplo atractivo, hago referencia a la
ejecución de contratos, y/o de operaciones comerciales automatizadas, en computadores.
Se trata de Agentes Electrónicos. ¿Con quién, con qué, llevamos adelante una
transacción?¿Pueden las computadoras efectuar contratos, además de contener la
información respectiva? Pregunto a un especialista. Pablo Moreira L. escribe en AR
Revista de Derecho Informático18:
El rol de las computadoras en el comercio electrónico, cada día evoluciona más, ya
no solo facilitan las comunicaciones sino que son capaces de iniciarlas tomando un rol
activo de participación, las computadoras pueden operar no solo automáticamente
mejorando los costos de operación, sino que ahora pueden hacerlo de una forma
autónoma. A través de lo que se ha llamado inteligencia artificial, las computadoras

18
(http://www.alfa-redi.com/rdi-articulo.shtml?x=962)

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autónomos pueden aprender a través de la experiencia, modificar sus instrucciones en


sus programas, e incluso crear nuevas instrucciones (...)

Se entre-cruzan aquí, como se ve, no sólo conceptos que aluden a la naturaleza de lo


humano, su identidad, la conciencia, sino también aquellos horizontes relativos a la auto-
referencia. ¿Hemos de atribuirla a una computadora? Pregunta incorporada, por derecho
propio, en el amplio debate sobre el punto.
La autoconciencia (auto-referencia) fue, históricamente, reducto inexpugnable de lo
humano frente al mundo animal y a los otros reinos naturales (actualmente cinco y no
tres, dato no menor puesto que han cambiado las denotaciones). La auto-referencia es
evaluada todavía, desde una de las posiciones antagónicas, como reducto de lo humano
frente a esa segunda naturaleza, la constituida por el universo de las máquinas.

Son conocidas las experiencias realizadas por Gordon Gallup jr. Su experimento
sobre autoconciencia en chimpancés (la marca de pintura blanca en la frente de esos
primates, realizado en 1970), ha sido evaluado como un experimento crucial. Los
resultados de Gallup en este campo han modificado convicciones acerca de las
diferencias entre humanos y animales, en cuanto a capacidad de auto-referencia (al
menos entre quienes son capaces de abrirse a esas evidencias). Fue indicio más que
suficiente para admitir la auto-conciencia en primates por parte de científicos expertos en
Comportamiento Animal (Etología)19. Se constituyó, complementariamente, en signo de
la no exclusividad del fenómeno de auto-conciencia para los humanos (aun si se
reemplaza el término auto-conciencia por auto-reconocimiento, como exigen algunos
investigadores).
De modo semejante, es apreciada la investigación continua llevada a cabo durante
años por la Dra. Francinne Patterson, con la gorila Koko. La capacidad de auto-referencia
de Koko, quedó en evidencia en diferentes circunstancias y situaciones experimentales
generadas por la investigadora20.
¿Será necesario disolver aún otros marcos tradicionales que circunscriben y aíslan lo
humano frente a lo no-humano? ¿Cómo asumir esa fragilidad de los perfiles? La
denotación misma del concepto auto-referencia, o auto-reconocimiento ha debido ser
ampliada después de ese tipo de experiencias.
En conferencias cumbres (Singularidad -Singularity-, Stanford. Mayo 2006. Ver nota
11), se han presentado comunicaciones sobre el paradigma de otra era de la evolución
humana, el trans-humanismo o post-humanismo (abreviado como H+). Con esos
términos se nombra una nueva instancia de lo humano que trasciende sus referencias
habituales, sin reemplazar los potenciales contenidos humanistas conocidos hasta hoy.
Más bien, incorporándolos. El post-humanismo es, a su manera, equivalente al
postmodernismo. Es válido recordar que éste llegó a ser descrito como un movimiento
que no dejó atrás la modernidad, sino que la incorporó para proyectarla hacia adelante.
De ese modo, el postmodernismo, fue mirado como una etapa más reciente de lo
moderno.

19
Gallup G.G. Jr. “Chimpancés, self-recognition”. Revista “Science” n. 167.
20
National Geographic, octubre de 1978. Hay un sitio (www.koko) dedicado a Koko.
11
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El post-humanismo es una idea susceptible del mismo tipo de interpretación. Se trata


de ampliar los horizontes conceptuales de lo humano en relación a las máquinas
computadoras y sus capacidades operacionales. Me refiero a disposiciones como las que
vengo puntualizando: tener auto-referencia o auto-reconocimiento, junto con resolver
problemas, aprender, significar, también actuar creativamente. Aparece aquí, como
presencia ineludible, el fenómeno del yo, del self, del sentido interior de que hablaba
Kant en su Crítica de la Razón Pura. En el parágrafo sobre la noción de empatía,
retomaré esos puntos (el yo, el self).
Las disposiciones antes enumeradas, con sus contenidos asociados, no tienen
aceptación fácil en los críticos, cuando se hace referencia a las capacidades de operación
de las máquinas. Éstas no llegan a ser tratadas fuera de una aproximación recelosa. Pero,
con frecuencia la investigación tecnológica avanza con una carga de creatividad que va
por delante (a la vanguardia) de una formulación socio-cultural conservadora.
Con todo, el desarrollo y aun la popularidad de ciertos conceptos actúan como
termómetros de la temperatura cultural en el interior de áreas específicas. Destaca Hervé
Kempf en la obra citada:
(…) cuando los especialistas señalan que el trío GNR (Genética, Nanotecnología,
Robótica) está en camino de reemplazar al trío NBC (Nuclear, Biología, Química -
Chimie-), en lo civil y en lo militar, hay que tomar en cuenta los signos de ese cambio de
paradigma.
A partir de allí, el componente Robótica del nuevo trío (GNR) es (junto con
Nanotecnología) parte de la conceptuación que toca al núcleo de este trabajo: el factor
humano en la Cibercultura.

Otra de las disposiciones en cuestión es la resolución de problemas por parte de las


computadoras. Algo mucho más complejo y atractivo que la sencilla aplicación de
instrucciones: se trata de que puedan corregir sus propios comportamientos para
optimizar resultados. En estrecha afinidad con lo anterior, está el estudio de cómo las
máquinas pueden aprender de la experiencia. Es, por ejemplo, lo que se proponen los
veinticinco investigadores del mencionado proyecto Feelix Growing [ver nota 6]. Sus
robots adaptativos tendrán que aprender, desde su experiencia de interacción con los
humanos, sus diversas cualidades emocionales para comportarse de manera diferencial
con ellos, sobre la base de un diseño de disposiciones que lo haga posible. Estos y otros
procesos similares, ponen de manifiesto, una y otra vez, la cuestión de la conciencia,
entendida como: advertencia concerniente a lo que se está haciendo o experimentando
(término reemplazado con frecuencia por el de auto-reconocimiento).
En el estudio e investigación destinados a mejorar destrezas en el área robótica, el
gran desafío sigue siendo el de la conciencia. Antiguamente, se empleaba esa noción
(autoconciencia) como factor de deslinde entre la comunidad humana y las criaturas del
mundo animal [ver nota 18]. Ese mismo tópico, la exclusividad de la auto-conciencia
humana, reaparece, esta vez, con la intención de poner aparte el mundo de los humanos y
el de las máquinas.
Marvin Minsky, escribió sobre el particular:

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No se pregunta si un robot -un ordenador, un programa- puede ser „vivo‟, sino si


puede ser conciente. La eficacia de nuestro pensamiento no se debe a talentos o dones
misteriosos, sino a nuestra capacidad de hacer funcionar concertadamente conjuntos
organizados. Cuando descubramos cómo trabajan esos conjuntos, los reproduciremos
en nuestros computadores: un procedimiento de un programa que se bloquea será
reemplazado por otro procedimiento, correspondiente a otra aproximación. Cuando
veamos a las máquinas actuar de este modo, pensaremos probablemente que son
conscientes.21

7. Humanos y máquinas: ¿contraposición o colaboración?

Una de las repercusiones esperadas, por parte de numerosos grupos de investigadores


del área informática, es tornar flexibles los bordes rígidos entre lo natural y lo artificial,
lo animado y lo inanimado, el cerebro humano y las máquinas. Se trata de pensamientos
de tipo colaborativo, integrador, antes que compartimental y excluyente.
En la margen opuesta, se encuentra la defensa de lo humano frente a máquinas y
robots, los pánicos difundidos acerca de la subordinación de los humanos a computadoras
autónomas y totalitarias en su accionar (potenciales enemigas del género humano).
Asunto tratado en la ciencia ficción literaria, y cinematográfica. Esa actitud satisface,
también, a una concepción del humano como señor todopoderoso de la Tierra y de sus
otras criaturas. “2001, Odisea del Espacio” (anticipándose Stanley Kubrick en1968) y
“The Matrix” (Andy y Larry Wachowski en 1999), han sido filmes característicos,
reconocidos clásicos del género.

En esa polémica están señalados lo animado frente a lo in-animado, la vida humana


frente, a la no-vida de las máquinas. Rodney Brooks pone en discusión la posibilidad
misma de aclarar esa diferencia en situaciones particulares. El concepto mismo la vida es
de aparición tardía, escribe Michel Foucault (Las palabras y las cosas22):
Si se hace una historia de la biología en el S. XVIII hay que recordar que la
subdivisión del saber tiene apenas unos 150 años. Antes existían los „seres vivientes‟,
pero no „La Vida‟.

He querido presentar un ejemplo de la dificultad contenida en todo intento de


definición taxativa. Y resaltar que tales distinciones nacen de y reposan sobre supuestos
culturales. Nosotros no somos máquinas; ellas, no son humanos. Pero existen numerosos
comportamientos análogos y se trabaja en los híbridos. El desarrollo de la tecnociencia
actual muestra concreciones de sincretismos operativos, muy fértiles puesto que
amplifican tanto las capacidades de los humanos, como las de las máquinas
(computadores).
Conocemos otros sincretismos: las prótesis de todo tipo. Es aceptable calificar de
prótesis de lo humano a un bastón, unos anteojos, una muela postiza, pero… ¿un chip en

21
Marvin Minsky (“¿Dejaremos la tierra a los robots?”, Pour la science, diciembre 1994.)
22
En Hervé Kempf, Ob. Cit. Capítulo: “Robots pensants”.
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el cerebro? El término prótesis, ha sido definido por el Diccionario de la Lengua


Española de este modo:
(…) pieza o aparato artificial que sustituye un órgano o una parte del
cuerpo humano: “ha rechazado la prótesis que le implantaron en la
rodilla”.

Las palabras nombran fenómenos. El vocablo sustitución habla de reemplazo. Y


ciertos reemplazos nos son familiares. Podemos juzgar que la palabra bastón denomina el
objeto que reemplaza una cierta capacidad de caminar en dos piernas, que se halla
debilitada o perdida; anteojos nombra tradicionalmente el objeto que reemplaza una
dimensión perdida de la vista humana, en cuanto a ver detalles a determinada distancia.
¿Chip sería, entonces, el nombre del objeto que puede reemplazar limitaciones de
capacidad de memoria o velocidad de pensamiento combinatorio?

En la investigación actual, la Biología cruza frecuentemente hacia la Informática.


Una mención sencilla: en Bioinformática, la computación es aplicada al análisis de datos
referidos al conocimiento de lo biológico. La decodificación del ADN, ha sido un
ejemplo estelar -y sigue siéndolo. Pero la relación entre biología e informática no termina
allí, como se sabe suficientemente. Se hace mucho más densa (en la inter-relación) en el
caso de los biochips, unidades nanotecnológicas activadoras de simbiosis entre elementos
biológicos e informáticos.
El testimonio del ingeniero Oscar Zepeda García (Maestría en Ingeniería de Sistemas
Empresariales Universidad Ibero Americana, México) dice:
Si en los microchips empleados en las computadoras se consigue una alta densidad
de integración de circuitos electrónicos en una oblea de silicio, en los biochips se logra
una alta densidad de integración de material genético en una oblea de silicio, cristal o
plástico23.

¿Cómo se puede deslindar campos, en esa correlación, los bio-chips? ¿Qué es vida
humana, qué es no-vida, allí? ¿Soy en parte humano y en parte informático, o soy
realmente un biónico? ¿Cuánto de mí como persona se modifica en ese caso? La sutileza
alcanzada hoy (noticia de julio 2007) con la creación de manos biónicas implantadas a
individuos que las han perdido, es sobresaliente. Esas manos biónicas, cuyos dedos
pueden actuar de manera independiente uno de otro, son comandadas con la mente, de
modo intuitivo, según el término empleado por los ingenieros diseñadores. Ellos esperan
que a futuro se pueda llegar a tocar el piano con ellas.

De acuerdo con expertos en Inteligencia Artificial (AI), aquello que distingue mejor a
una máquina de una mente humana, no es el resultado de velocidades diferentes en las
operaciones respectivas de máquinas y humanos. Un estudio que busque diferenciarlas,
debiera apuntar, muy especialmente, al fenómeno denominado capacidad de resolución
de problemas (suele estimarse como trascendente para la medición de inteligencia en
seres humanos). ¿Es atribuible a las máquinas una capacidad de resolución creativa de
23
(Disponible 07-02-07 en http://www.solociencia.com/biologia/bioinformatica-autor.htm)
14
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problemas emergentes que supere la obtención mecánica de respuestas a partir de datos


alimentados? La potencia adaptativa de los robots, según exponen investigadores de
frontera, es signo de superación de respuestas mecánicas.
Examinemos el punto con mayor detenimiento. Es preciso realizar un breve desvío,
convergente sin embargo. Existen territorios heterogéneos, cuyos funcionamientos
respectivos parecen responder a un mismo, o similar, patrón. Me refiero, concretamente,
a la manera como un determinado número de unidades se combinan entre sí para generar
realidades complejas. Una situación combinatoria, en la cual se organizan resultados
significativos compuestos a partir de elementos más simples, es un fenómeno asombroso
dondequiera se encuentre24. Por ejemplo, unidades fónicas sin significado (fonemas)
construyen palabras (monemas). Dos pinceladas de pigmento blanco, reunidas en un
punto de un lienzo, pueden reconstruir una mirada (la mirada fuertemente significativa
del protagonista de un retrato, o de un autorretrato como en los de Rembrandt).
Percibimos allí una mirada que nos mira. Más atrás hice una alusión a la importancia que
Jean-Marie Lehn le dio al conglomerado de lo supramolecular, a la creación de químicos
sobre la base de síntesis de moléculas. Es lícito pensar que el fenómeno denominado
inteligencia humana, puede acoplarse junto con ese otro, la inteligencia artificial (AI) en
ese preciso sentido. Comparten el principio de la combinatoria de unidades, creadora de
niveles de complejidad. Las máquinas pueden hacerlo, de hecho así funcionan, gestando
complejidades (imágenes, sonidos, textos…) a partir de sistemas de tipo binario (unos y
ceros)25.
Voy a repasar, sobre este argumento, algunas ideas de Noam Chomsky sobre
Gramática Generativa, es reconocida la importancia que tuvo en la configuración del
universo de la informática. Su obra Estructuras sintácticas data de 1959. La matriz
conceptual se expresa en lo siguiente: la sintaxis de elementos genera el sentido de modo
combinatorio, así como la riqueza de significados implicados.
Es legítimo incluir las construcciones digitales dentro de la matriz general de la
gramática generativa, puesto que los algoritmos (en ese ámbito de lo digital) se
construyen en función combinatoria de elementos. En el caso del lenguaje, destaca
Chomsky, estamos en verdad ante una combinatoria de 24 sonidos (aunque, según las
diferentes lenguas, el número de sonidos puede variar entre veinte y cincuenta). Sin
embargo, la estructura generativa se mantiene en cada caso con independencia del
número de elementos.
Añado a la enumeración ilustrativa, una mención sobre el modo en que conos y
bastoncillos encodifican la formidable variedad de estímulos visuales, en el complejo
proceso fisiológico de la visión. En esos procesos, la variedad de formas, colores, brillos,
texturas, posiciones, profundidades, son traducidos en un sistema binario, el de la

24
Sin embargo, Hubert Dreyfus en Ser-en-el-mundo propone: Al parecer, no se puede construir el
fenómeno de mundo a partir de elementos carentes de significado.
25
Una nueva etapa se ha abierto a raíz de la computación cuántica. Nuestro pensamiento debe ponerse en
marcha, una vez más, para pasar de la costumbre de pensar los „bits‟, en dos elementos como alternativos y
sucesivos(1 o 0, sí o no), a concebir los „qubits‟ („quantic bits‟) que pueden estar al mismo tiempo en el
estado 1 y en el estado 0.
http://www.quantiki.org/wiki/index.php/What_is_Quantum_Computation%3F#Why_quantum_computers.
3F
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percepción visual humana: las células denominadas conos, y bastoncillos (de acuerdo con
su apariencia en el microscopio). Una estructura digital (dual) combinatoria soporta la
riqueza semántica de nuestra experiencia visual.
Reúno ejemplos: la relación entre conos/bastoncillos y la percepción visual, el
sistema combinado de sonidos lingüísticos productor de palabras y significados
asociados, los trazos en la pintura, la construcción de sistemas de interface (elementos
binarios que configuran construcciones digitales). Todos ellos, responden, cada uno a su
manera, a esa idea de una estructura que sobre la base de elementos simples instaura
complejidades. Al parecer, la realidad toda estaría configurada como una gramática
generativa de formas complejas de llenos y vacíos. Superestructuras emergentes son
formas de la creatividad, en esos y otros ejemplos.

8. La definición, ¿instrumento o impedimento para la reflexión acerca de


las relaciones entre humanos y máquinas?

He esbozado, antes, el tema de las definiciones, de las distinciones entre fenómenos.


Pero ¿qué función le cabe al asunto mismo de la definición, en esta reflexión sobre el
factor humano en la Cibercultura?
Una respuesta válida puede ser: el eje que representa la definición forma parte
principal de numerosas situaciones de conocimiento (si no en todas ellas). Por fuerza, es
principal en aquellas en las cuales las fronteras de los fenómenos se encuentran en
impugnación. El factor humano ¿se relaciona diferencialmente con las máquinas? El
conjunto de las intersecciones posibles entre máquinas y humanos, depende
manifiestamente del modo como sean definidos unas y otros.
Un ejemplo dramático de la trascendencia de „la definición‟, lo constituye el tenor del
debate acerca del estado de muerte. Propongo rememorar la constitución de aquel Comité
de muerte cerebral, reunido en Harvard, por 1968. ¿Cómo se define el final de un ser
humano?¿Desde la finalización de los latidos del corazón?¿Por el término de la
respiración?¿La cesación irreversible de las funciones cerebrales? ¿Una apnea de 4
minutos? Un mismo ser humano puede estar muerto para unos médicos, vivo para otros,
muerto en un país (USA), vivo en otro (Inglaterra), para retomar aquella disputa. ¡Las
tablas descriptivas de ese estado difieren entre sí!

El escollo tradicional de la definición de los fenómenos, está vivo en cualquier


disciplina. Reaparece con fuerza a propósito de la expansión alcanzada por la
nanotecnología y la robótica de última generación. Porque la separación rotunda, o, en
cambio, el enlace integrador entre humanos y máquinas es notoriamente, según vengo
expresando, un asunto de clasificación, de definición26.
Las preguntas mismas acerca de creatividad y pensamiento en los humanos y/o en las
máquinas, están montadas en el pedestal de la definición: importa cómo definimos

26
¿Será necesario aclarar que no considero la diferencia entre nosotros -humanos- y las máquinas como un
mero juego de definiciones?

16
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creatividad, cómo definimos pensamiento. Esto cuenta entre las principales materias de
reflexión.

Marvin Minsky (MIT), escribió un ensayo notable en1982: “Por qué la gente piensa
que las computadoras no pueden pensar” (Why people think computers can't think).27
Mucho antes del desarrollo de la tecnología digital tal como se conoce hoy, los temas
tratados en ese texto ya eran luminosos anticipos de esta problemática. Me detengo en
algunos de los puntos del índice, porque la mera enunciación es, en sí misma, elocuente:

 ¿Pueden ser creativas las máquinas? (Can machines be creative?)


 La resolución de problemas. (Problem solving).
 ¿Pueden entender las computadoras? (Can computers understand?)
 Redes de significado. (Webs of meaning).
 ¿Son auto-concientes los humanos? (Are humans self-aware? )
 Nuevas teorías acerca de mentes y máquinas. (New theories about minds and
machines. )
 Conocimiento y sentido común. (Knowledge and common sense )
 Computadores auto-concientes. (Self-conscious computers.)

Minsky tomó como punto de partida un conocido juicio y prejuicio de su tiempo: las
computadoras nunca serán capaces de pensar realmente. Junto con ello funcionaba la idea
que cualquier parecido descriptible con el pensamiento humano era una imitación
superficial y paródica de la inteligencia humana. Detrás de ese prejuicio se encuentra,
por lo menos, una definición de lo que significa pensar, como se comprende.
En el mismo contexto se asevera que las computadoras han sido diseñadas sólo para
cumplir órdenes y realizar funciones programadas exhaustivamente. Las computadoras,
por lo tanto, no pueden saber28 qué están haciendo. Frente a numerosos expertos en
computación (en 1982) que defendían aquella imposibilidad, algunos investigadores -
demasiado pocos, pensaba Minsky- experimentaron con programas capaces de aprender
y razonar por analogía. El razonamiento por analogía es uno de los primeros pasos de la
creatividad, un verdadero umbral de la creatividad, enfatizó el teórico Abraham Moles
(La creación científica).
El gran inconveniente para Minsky era, y siguió siendo, para las máquinas, alcanzar
los procedimientos del sentido común. Las operaciones del sentido común, representan
una de las pruebas de inteligencia difícil de emular, según sus defensores. Esto, porque
articula de un modo sui generis la experiencia del sujeto, con su capacidad de
espontaneidad. El sentido común se caracteriza por una especial plasticidad de reacción
ante lo inesperado. Minsky estimaba que la dificultad para un computador no estaba
radicada en su poder para realizar velozmente operaciones complicadas (algo que se
27
Why people think computers can't think, by Marvin Minsky, MIT. First published in AI Magazine, vol. 3
no. 4, Fall 1982. Reprinted in Technology Review, Nov/Dec 1983, and in The Computer Culture,
(Donnelly, Ed.) Associated Univ. Presses, Cranbury NJ, 1985. Traducción para este trabajo por la autora.

28
Saber? ¿Qué significa saber, aquí? ¿Cuánto sé de lo que estoy haciendo cuando creo estar pensando?
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verifica continuamente), sino en lograr emular al popular sentido común. La aptitud para
ir resolviendo situaciones nuevas sobre la base de la experiencia activada está en la
médula de las acciones vitales.
Otro desafío, para Marvin Minsky, era poder desarrollar un modelo de Superyó (uno
de los tres componentes freudianos, descriptores de la estructura psíquica humana). Ese
Superyó29 (el kibernetés, piloto, auto-observador) debía actuar como Supervisor interno
de las operaciones de las computadoras, a fin de poder seleccionar el camino más rápido
y favorable en una operación computacional. No se trataba para Minsky, como recordé
antes, de lograr simplemente altas velocidades en cuanto a efectuar millones de
operaciones automáticas, sino, de un examen inteligente de posibilidades en juego para
efectuar una selección óptima.
A la vez, frente a la negación generalizada relativa a la capacidad de auto-referencia
(de las computadoras), expone que para que ello resulte viable, las máquinas deberán
poder examinar sus propios mecanismos mientras trabajan. Eso se estaba buscando en
los laboratorios de investigación del área. Algo evaluado, en 1982, como posible a futuro,
y en desarrollo hoy (investigación sobre sistemas adaptativos). Aun cuando, la idea de un
yo auto-observador está en conflicto: entre neurobiólogos para el organismo, entre
ingenieros informáticos, para las computadoras (trato este punto en el parágrafo sobre
empatía).
Junto con su convicción sobre la importancia del sentido común, el investigador
Minsky propone un viraje audaz. Porque, ante la encrucijada relativa a esa capacidad de
las computadoras para comprender significados, se pregunta (pregunta para la cual tenía
su respuesta):
“¿Por qué caer en la trampa de sentir que debemos definir viejas palabras como
„significa‟ y „comprende‟?” (“Why fall into the trap of feeling that we must define old
words like "mean" and "understand"? -artículo citado-).
Su artículo contiene una crítica explícita al concepto de significado. Ha sido
elaborada con el criterio de la imposibilidad de caracterizar un significado singular,
aislado, con independencia de muchas otras cosas que conoce la persona que lo emplea.
Sólo en cuanto comprometido en un hipertexto tiene sentido hablar de significado. Pero,
¿qué quiere decir que el significado se comprende a cabalidad sólo de manera contextual?
¿Cómo se dibujan los límites de ese contexto? La idea fue expuesta en su momento por
Charles S. Peirce, como una semiosis ilimitada (a propósito del significado de un signo y
su funcionamiento en el interior de un sistema), vale decir, como un significado que se
define y completa por otros significados en un contexto determinado30. Esto mismo
remite a la temática de la capacidad conectiva de una máquina, el modo como pueden
conectarse e inter-conectarse los datos almacenados en el interior de un computador, así
como con otras máquinas.

29
Actualmente se propone una operativa sin centro único de comando.
30
La teoría de la semiosis ilimitada de Charles S. Peirce presenta familiaridad con las ideas desarrolladas
por el neurobiólogo chileno Francisco Varela. El fenómeno de la vida. Dolmen Ensayo. Santiago de Chile.
2000.

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Reencontramos aquí, sin poder omitirlo como se ve, el problema de las definiciones.
Definir un significado es una operación nada sencilla, entonces, si prestamos atención a
la conectividad. Ese es uno de los problemas que instalan un alerta para la reflexión, por
su complejidad intrínseca.
Propongo algunas preguntas, complementarias entre sí, que caracterizan a ese ámbito:
¿Son los fenómenos de la realidad circundante acotados en sí mismos, y por tanto
definibles taxativamente? ¿Los fenómenos son, en cambio, entidades difusas, por
consiguiente susceptibles de una mera definición estadística? ¿De dónde proviene el
vínculo entre un fenómeno y su definición?¿Si una definición no coincide con un
fenómeno, corresponde cambiar la definición?¿O ello nos indica que estamos, en verdad,
ante fenómenos diferentes? ¿Dónde y cómo se marcan los límites que identifican,
describen, la identidad de los fenómenos?

Siguiendo el razonamiento de Minsky, el núcleo básico de un significado (de lo que


algo significa en el doble sentido de contener la significación y significar como verbo)
está enlazado, sobre todo, a las conexiones que podemos establecer con otras cosas que
sabemos. Cuanto más interconectada se encuentra una cosa, más significa para nosotros.
Por eso, en esa perspectiva, buscar el significado real de algo es algo semejante a buscar
su significado más restringido, también el más pobre e ineficaz.

Exploremos, ahora, el destino de tales afirmaciones. Esa argumentación de Marvin


Minsky (la relativa a la trampa que representan ciertas definiciones) forma parte de su
implícita defensa de las máquinas como objetos que significan y/o piensan. Y no está
alejada de su convicción sobre la dificultad de definir algo de manera taxativa.
¿Qué sucede, entonces, si se construyen máquinas que no están basadas en
definiciones rigurosas, precisas? Podrían caer en la paradoja, la inconsistencia… . Ante
esa situación esbozada, Minsky argumenta que la mayor parte de nuestro conocimiento,
está impregnado normalmente de contradicciones no advertidas ni cuestionadas. Frente a
fenómenos no consistentes, habría que construir una nueva teoría con base en esos
círculos y contradicciones, y llevarlos a formar parte del complejo mundo científico. El
riesgo de la paradoja aparece como menor, comparado con el riesgo que conlleva la
rigidez taxativa (estéril) en la formulación de definiciones. La lógica difusa, la
computación flexible31 van en apoyo de aquellas intuiciones de Minsky.
En este espacio que se describe como de reflexión se impone aludir a una postura
contrapuesta a la actitud optimista de Marvin Minsky. Por eso presento algunos
conceptos de Hubert Dreyfus, profesor en Berkeley y en MIT. Los trabajos de Dreyfus
son críticos de la Inteligencia Artificial, y han sido objetados, a su vez, por quienes
desarrollan este campo de investigación.
Dreyfus no es el único crítico, como es fácil imaginar. Mi elección tiene, en parte, un
propósito de simetría lúdica: recordemos el nombre del texto de Minsky: “¿Por qué la
gente piensa que las computadoras no pueden pensar?”. Dos textos de Hubert Dreyfus
sobre el tema humanos-máquinas, publicados con una diferencia de veinte años, llevan

31
Bart, Kosko. Pensamiento borroso. Barcelona. Drakontos. 1995. También: Trillas, E. Conjuntos
Borrosos. Vicens. Vives 1980.
19
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por título: “Lo que las computadoras no pueden hacer” (1972), “Lo que las
computadoras todavía no pueden hacer” (1992)32.
Una de sus objeciones apunta a la presuposición común de que cerebro y mente serían
equivalentes a máquina (hardware) y programas (software). Se trata de una de las muchas
metáforas populares en ese dominio: útiles (porque permiten ver algo) e inútiles, a la vez,
(porque ocultan aspectos importantes). El uso metafórico de analogías -como aquella de
que cerebro y mente serían equivalentes a máquina (hardware) y programas (software)-
produce, de hecho, una simplificación de la problemática general. Pero estamos hoy en la
dirección contraria, en la creación de complejidades relativas a las máquinas.
Otra crítica de Hubert Dreyfus, complementaria de la anterior, enfoca la idea de que
pensar es computar unidades discretas, en ausencia de todo contexto. En 199133 insiste en
la imposibilidad de que una computadora sea capaz de decidir lo que es importante en su
situación presente como para poder actuar en consecuencia. Lo infiere de la necesidad
que tendría la máquina en cuanto a disponer de una cadena de reglas para encontrar datos,
y de reglas para las reglas, en un eslabonamiento teóricamente sin término. Pero su
interpretación poseía un componente „mecánico‟, y lo que se busca hoy es plasticidad.
Hay quienes valoran las obras de Dreyfus por las repercusiones que proyectan, y por
el efecto de enfriar entusiasmos precipitados acerca de lo que la AI (Inteligencia
Artificial) puede lograr. Pero el futuro es abierto, y el presente de aquellas afirmaciones
da a entender que las aseveraciones categóricas van siendo rebatidas de continuo, en este
campo de investigación y realizaciones.
A favor de Minsky es decisivo recordar que su teoría de la definición es ante todo
contextualista y conectivista (si se acepta el término).
La identidad de lo humano frente a las máquinas (computadoras), examinada desde la
perspectiva de la inteligencia y la capacidad de operaciones inteligentes, pasa
nuevamente, como podemos percibir, por decisiones de orden semántico. Ante la
pregunta: ¿qué se entiende por inteligencia?, la decisión semántica ha de tomar en
consideración esta otra pregunta, ¿cómo opera la inteligencia? Nuestro referente es una
noción de inteligencia definida así para lo humano. Carece de univocidad posible,
además, dado el contexto de aplicación que debiera ser diversificado socio-culturalmente,
para no caer en la banalidad de otro centrismo.
Mucho antes de las proposiciones de Minsky, en 1950, el matemático inglés Alan
Turing, ideó su famoso experimento. Se encuentra descrito en nutrida literatura sobre el
tema. Hay algo substancial como complemento de lo que vengo exponiendo. Turing
quiso demostrar que no había manera de diferenciar un humano de una máquina, al
momento de evaluar las respuestas respectivas (del humano y de la máquina) a una serie
de preguntas (las mismas para ambos), formuladas por un tercer personaje en juego, otro
humano. El porcentaje de las respuestas le resultó suficientemente convincente para
apoyar su conjetura. Turing evitó definir el concepto inteligencia. La mención tiene por
objeto insistir en lo difundido de este problema, desde uno de sus primeros testimonios.

32
En 1986 Hubert Dreyfus publicó un libro cuyo título es declarativo de su posición: Mind over Machine
(La mente por sobre la máquina). New York. Free Press. 1986.
33
Hubert Drefus: Ser-en-el-mundo. (MIT Press 1991). Cuatro Vientos. Santiago de Chile. 2002
20
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9. Funciones diferenciales de lo humano y su ‘consistencia’ en la discusión


humanos-máquinas.

Existe un grupo de funciones de lo humano, que pueden ser significativas como factores
diferenciales entre humanos y máquinas, en el debate de referencia. Es el caso de: *la
resolución de problemas, *el aprendizaje sobre la experiencia propia, *la creatividad en la
toma de decisiones, *la capacidad de comprensión empática, *la auto-conciencia (auto-
reconocimiento), *la capacidad empática (de reconocimiento emocional de la afectividad
en el otro).
Esas disposiciones articuladas ¿alcanzan a configurar una identidad humana? Un
primer paso en ese rumbo, creo, es buscar el fundamento de la necesidad misma de
diferenciación con miras a definir una identidad. Por otra parte (lo he ampliado en otros
parágrafos): ¿se puede pensar (seriamente) en encontrar una definición precisa de la
identidad de lo humano?
La pregunta por la definición, nos desafía una y otra vez. Importa reiterar que en
todo acto comunicativo se encuentran implicadas, entrañadas, definiciones referenciales
de los términos empleados. La existencia misma de tipos de definiciones es un indicio de
la complejidad del tema.
Este memorando sobre la definición tiene un propósito central: dejar testimonio
de que la pretendida naturaleza de los fenómenos ha variado históricamente, a causa de
cambios de definición. Estos cambios pueden deberse a motivaciones diversas no
excluyentes: reemplazos de teorías (científicas o filosóficas), precisiones científicas,
transformaciones en las costumbres en un momento histórico, en una sociedad (por
aparición de nuevos consensos sociales y debilitamiento consiguiente de tradicionales
consensos). Esas situaciones, entre otras, reposan sobre definiciones subyacentes de los
conceptos empleados. Cuando se busca diferenciar humanos y máquinas o, al contrario,
acercar estos dos universos, se está tratando, precisamente, con cuestiones subyacentes de
definición, aún descontando la remota (¿insensata?) posibilidad de definir lo humano.

Siguiendo con lo expuesto, atender a cómo funciona el sentido común, conduce a


vislumbrar fructíferas inter-relaciones entre los diferentes significados y la información
adquirida, para el funcionamiento de las máquinas. Sobre la noción de sentido común
Minsky, ha propuesto lo siguiente:
Se trata de una gran masa de material cognitivo prerrefinado y pre-analítico,
que le sirve a cada uno de base para conocimientos más refinados, analíticos, críticos y
expertos. Cada uno de los componentes que forman el sentido común es en sí dudoso y
discutible, pero la masa de todos ellos, que forma un conocimiento dogmático, es
bastante menos dudosa porque dichos componentes se complementan mutuamente (El
destacado es mío). (Minsky, 1988)34

Por cierto, las teorías científicas han derribado históricamente muchos de los
conceptos formulados a partir del sentido común. Pero, lo que interesa a quienes trabajan

34
(disponible el 27-03-07): http://club.telepolis.com/ohcop/sentcomu.html

21
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hoy en el desarrollo de la inteligencia artificial (AI) es la matriz de funcionamiento de ese


tipo conocimiento. Ese es, además, uno de los conceptos que el neurobiólogo Francisco
Varela había puesto en la base de su crítica a los desarrollos poco eficaces de la
inteligencia artificial. Se refería a la falta de conexión de los productos de la IA con los
modos de proceder del sentido común.
Vinculaciones y relaciones son términos que nombran la actividad de los sistemas
en red. Es pertinente recordar aquí las propuestas de Varela35 sobre el modo como
funciona nuestro organismo, precisamente, en red. Pero no es sólo cuestión de
constatarlo, sino que ese funcionamiento en red le permite al organismo ser altamente
eficaz, tanto de modo endógeno como en lo relativo a sus intercambios con el exterior. La
red es la trama de interrelaciones de donde surgen las propiedades emergentes. Es la
estructura base de toda inter-conexión. El sistema inmunológico se comprende en su
acción creativa de defender al organismo (de modo específico respecto de amenazas
exógenas), cuando se lo concibe como una red.

Por otra parte, en esta articulación, junto con el concepto red se presentan otras
nociones, anticipadas aquí: flexibilidad, plasticidad. Éstas nombran un sentido particular,
el cual puede ser entrenado para encontrar rutas alternativas, para intentar nuevos
caminos, cuando uno falla o demuestra ser un callejón sin salida, para reinventar
soluciones. Están a la base de la reciente disciplina Re-ingeniería Encontramos en el
conjunto al procedimiento de ensayo y eliminación de error, el cual es una de las bases
del conocimiento inteligente. Porque detrás de una solución eficaz y positiva, la que
resultó seleccionada, hay innúmeros caminos que se probaron como ineficaces:
“Cada pensamiento conciente debe ser el fin de procesos en los cuales debió
competir con otros proto-pensamientos” (M. Minsky, Ob.cit).
Otro tanto puede decirse acerca de muchas de las obras de arte existentes, que
llegaron a su concreción después de competir con otras variantes, concebidas por su
creador. Esas variantes, suelen estar presentes en los cuadernos de apuntes y bocetos,
también en capas de pintura precedentes, debajo de la última visible (perceptibles
mediante procedimientos como los rayos X). La creación informática con soporte en red
describe otra trayectoria, como si las variantes en competencia no fueran descartables,
sino más bien y sobre todo, actualizables simultáneamente y presentes de manera
potencial.

Marvin Minsky formula una enérgica inferencia: si la Evolución ha ido


constriñendo, y a la vez ampliando, el cableado de nuestro cerebro de diferentes maneras,
los humanos tenemos la posibilidad de cablear (wire) las máquinas como queramos. Tal
como la Evolución cambió el punto de vista que tenemos acerca de la Vida, la
Inteligencia Artificial (AI) cambiará nuestra perspectiva mental acerca de la Mente.
Esta ampliación de las bases cognitivas (en cuanto a la reciprocidad de las
operaciones inteligentes) presenta una analogía con las proyecciones de los estudios de
Etología. Es el caso de la ampliación de la denotación para los fenómenos de auto-

35
Francisco Varela: El fenómeno de la vida. Dolmen Ensayo. Santiago de Chile. 2000, entre otros trabajos
del científico chileno.
22
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referencia (tradicionalmente restringidos a los humanos) respecto de primates superiores


[ver nota 17].

Por otra parte, la noción de sí mismo (el yo, el self del habla inglesa), en relación
con la idea de auto-conciencia, presenta un perfil muy rústico cuando se omiten, se
olvidan, las diferencias entre la concepción del yo en Oriente y Occidente36. No existe un
contenido universal para la noción de yo. Hay culturas y filosofías para las cuales el „yo‟
no tiene sentido porque el ser humano es parte integrante de un todo. Una parte integrada
a otros seres y fenómenos del universo circundante, como un ciclo siempre en mutación
de vida-muerte-vida. La concepción del self circunscrito a lo humano, es cultural. Invoco
nuevamente la teoría de Varela. Rememoro su aseveración sobre el organismo humano
como una trama sin centro, sin un yo que pueda señalarse en un punto. El científico
Varela siguió en eso al Budismo y lo integró creativamente en sus investigaciones como
neurobiólogo.

Es tarea pendiente reflexionar sobre esto: la correlación posible entre a) ciertos


procedimientos de las máquinas informáticas, tales como resolver problemas, ser auto-
conscientes de lo que están haciendo, orientadas en su diseño por la necesidad de lograr
acciones cada vez más eficaces y sutiles, y b) aquellos procesos de pensamiento humano
llamado inútil, procesos donde la fantasía creativa es ambulatoria, inconducente en su
momento vivencial, desde el punto de vista de objetivaciones efectivas, pero importante
como entrenamiento espontáneo de la imaginación.

10. La discusión filosófica de la técnica en el ámbito de las Tecnologías de la


Información.

Los procesos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación revierten


continuamente sobre los seres humanos, sus ideas y costumbres, sus comportamientos, su
auto-percepción. El factor humano configura un área de reflexión que, en nuestros días,
ocupa y preocupa debido a la omnipresencia de las TIC‟s y sus efectos. Las TIC‟s
funcionan como emblema de la tecnología actual, no sólo por estar a la base de múltiples
operaciones que realizan hoy los seres humanos. Se trata, también, de una peligrosa
dependencia muchas veces advertida, enunciada por teóricos críticos.
Dichas tecnologías, examinadas desde el concepto-símbolo de la conectividad,
representan el modo como los humanos hemos asumido un nuevo paradigma.
Aparentemente, ese paradigma (la conectividad) no es uno más entre otros posibles.
Porque nuestro organismo funciona sobre la base de la conectividad, pero también lo
hacen las sociedades… o los organismos naturales, por ejemplo, los bosques nativos. El
fenómeno mismo de la creatividad se identifica con la capacidad de conectividad, con el
modo en que se originan las llamadas propiedades emergentes, precisamente a partir de
conexiones.

36
Recuerdo a los lectores la crítica sobre la noción de yo, formulada por David Hume, así como a un
notable ensayo de Nelson Goodman: “¿Hay imágenes en la mente?”. En: Imagen y conocimiento.
Barcelona. Drakontos. 1994.
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De acuerdo con todo esto, teorías tradicionales acerca de la técnica ¿pueden dar
frutos conceptuales en el mundo de las TIC‟s? ¿Son pertinentes las teorías históricas
sobre la técnica al momento de pensar la tecnología del universo digital?
No es mi propósito realizar un recorrido por las diferentes propuestas. Hay
teóricos de la técnica que la retrotraen a Prometeo, el conquistador del fuego para los
humanos, otros, describen una alianza con la techné (y su concepto en tiempos de Platón
y Aristóteles). Forman parte del conjunto los criterios elaborados por Mumford, Ortega y
Gasset, Habermas, entre otros.
Me parece atractivo, en cambio, examinar una de esas propuestas históricas
debido a la trascendencia que se le atribuye dentro del mundo filosófico contemporáneo
occidental. Me refiero a las ideas de Martín Heidegger expuestas en su célebre ensayo
“La Pregunta por la Técnica”, publicado inicialmente en 195437.
Se trata de re-leer el ensayo de referencia desde la plataforma de este trabajo: el
factor humano en la Cibercultura. Indagar si puede ser pertinente, o no-pertinente (no
digo impertinente), una filosofía sobre la técnica elaborada en tiempos en que los
paradigmas tecnológicos eran tan diversos: la era industrial. Es un lugar común hoy
hablar de la era post-industrial, expresión acuñada a fines de los años ‟70, precisamente,
para cubrir el área de la denominada Sociedad de la Información.
¿Qué precisiones y continuidades pueden registrarse, entonces, entre ambas
técnicas, la expuesta por Heidegger y la que subyace a los desarrollos informáticos?
¿Cuáles son, en cambio, los alcances no pertinentes? Presento en lo que sigue una re-
lectura de algunas ideas contenidas en el ensayo de referencia. Son las que me parecen
relevantes en lo relativo a las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

La pregunta por la esencia de la técnica es de orden filosófico, no técnico, destaca


Heidegger. El orden del preguntar es materia propia de la filosofía (propia, no privativa,
porque toda búsqueda de conocimiento se instala en el preguntar). La técnica, enuncia el
filósofo alemán, no es algo neutral. Sirve a los fines que se propone el humano, y así es,
también, un instrumentum.
Los lectores de la obra de este filósofo conocen esas afirmaciones que son
verdaderas trampas para un pensar atolondrado. Muchas de ellas, no son desechadas por
Heidegger en su totalidad. De tales afirmaciones suele quedar un porcentaje aceptable,
como en lo que sigue:

“Sigue siendo correcto que también la técnica moderna es un medio para fines.”
“El querer dominarla se hace tanto más urgente cuanto mayor es la amenaza de la
técnica de escapar al dominio del hombre.”
Heidegger no busca una mera definición correcta de la esencia de la técnica. Con
todo, se pregunta por la esencia. Brevemente, quien busca esencias está buscando,
conciente o inconscientemente, verdades, puesto que la esencia, hablando
filosóficamente, indica lo permanente de un ente. La esencia también nombra lo sido
como algo cerrado (por eso el hombre no tiene esencia, sino existencia, salvo cuando

37
Martin Heidegger: “La pregunta por la técnica”. Conferencias y artículos, Ediciones del Serbal,
Barcelona, 1994.
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muere y ya no puede cambiar. Sartre: El ser y la nada). La esencia, pensada


filosóficamente, es el ser del ente (lo que hace que un ente sea lo que es). Proclama,
conjuntamente, que es la verdad de ese ente.

¿Cuál sería la verdad de lo técnico enunciada por el filósofo alemán para los
objetos técnicos como utensilios? ¿Se mantiene, en su exposición, el controversial
concepto de verdad?
Se perfilan, al respecto, dos bases conexas: la apelación a la idea de creatividad,
llega a ser comprensible desde la mentada noción de „fúsis‟ (como producción y
emergencia de lo nuevo). A ello se suma el reemplazo de la noción de verdad (entendida
como caracterización sancionada) por esta otra significación, más dinámica: alétheia
(desocultamiento).
El conjunto formado por esas dos ideas (fúsis, alétheia) enlaza la técnica con el
arte y la labor del artesano (techné). Técnica, artesanía y arte, son estimadas como dos
formas de la manifestación: el traer-ahí-adelante. Es lo que suele comprenderse con el
complejo y fértil concepto de „poiesis‟38. Vistas las cosas desde ese ángulo (la
manifestación), técnica del artesano, técnica moderna, arte, tecnología informática,
pueden convivir en un espacio conceptual particular: el relativo a la poiesis, como
emergencia de lo creativo.

Sin embargo, cada una de esas parcelas tiene su peculiaridad. La meta declarada
aquí es examinar la eventual adecuación de las nociones heideggerianas relativas a la
técnica, en el área específica de las tecnologías de la información (TIC‟s). Entre los
conceptos expuestos en el ensayo sobre la técnica, se muestra uno a tomar en cuenta
dentro del conjunto: la „finalidad‟. Sin restringir el fenómeno a las cuatro causas
aristotélicas, lo cierto es que la finalidad actúa como fuerza atractora. Orienta la
producción de utensilios técnicos (sean éstos un martillo o un avión). La técnica del
artesano tanto como la del diseñador industrial parecen coincidir con esa idea de una
causalidad final a la que responden los utensilios, puesto que están fabricados con un
fin39.
Pero, de una manera básica, las TIC‟s comparten esa idea de finalidad. Porque sus
dos grandes instancias articuladas (hardware y software) son, inapelablemente, útiles para
diversos fines. Se trata de una funcionalidad eficaz, cada vez más creativa, destinada a los
comportamientos humanos en relación con dichas tecnologías. La investigación
específica busca perfeccionar esos objetos tecnológicos e incrementar la utilidad y
eficacia de los mismos. Los campos de la robótica y la nanotecnología son algunos de
los efectos de esos propósitos. Sus intersecciones (los antes aludidos nanorobots con fines
médicos), aparecen cada vez más nítidas.

38
Asunto aparte es la propuesta de significaciones originarias de las palabras, por parte de este filósofo para
remediar, en alguna medida, los efectos del olvido del Ser.

39
Heidegger discute en su ensayo la cuádruple causalidad expuesta por Aristóteles. Con todo, no puede
renunciar al rasgo de finalidad, el para qué de los utensilios o instrumentos.
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Con todo, la tecnología digital no es neutral, tampoco. Las Tecnologías de la


Información y la Comunicación comprometen significados ideológicos específicos,
gestados en las cualidades de su paradigma (vale decir, en tanto que medios, contienen un
mensaje). Una muestra de ello es el fenómeno inter-actividad. Esta circunstancia, la
inter-acción, se ve facilitada por características particulares de funcionamiento de esas
tecnologías, como se sabe, la fluidez en las acciones de ida y retorno de la información.
Pero la finalidad de servir (aun si se trata de servir eficazmente) es un concepto
insuficiente para abarcar el universo de la técnica. La finalidad no es lo decisivo para
responder a „la pregunta por la técnica‟. Esta pregunta es más cercana a aquellas nociones
relacionadas con la creatividad (poiesis, füsis, aletheia).

Aquél es un concepto „insuficiente‟, sobre todo, si se lo examina desde la


variedad incalculable de formas creadas posibles que pueden cumplir notoriamente bien
(muy bien, o aun, más o menos bien) con una finalidad, por ejemplo volar. Por otra
parte, la evaluación misma del cumplimiento de la finalidad es histórica. Dicha
evaluación se hace desde los valores pertinentes a un estado actual, de mejoramiento,
respecto de formas técnicas del pasado, en una línea de similaridad: por ejemplo, aparatos
para volar. La evaluación, sin embargo, podría depender de otros valores en juego (en
lugar de la eficacia de vuelo), como la defensa del planeta. En este caso la finalidad sería
examinada por las consecuencias: polución aérea y sónica producida por los aviones.

Toca revisar, en las aserciones de Heidegger, si es posible mantener la idea de una


esencia de la técnica (algo permanente y peculiar) vigente debajo de sus avatares
históricos. Sobre todo en razón del vertiginoso reemplazo de los productos tecnológicos,
su excepcional actualización continua.
Acerquémonos a sus enunciados. Heidegger se pregunta “¿Qué es la técnica
moderna?” . Dos rasgos que destaca, para la técnica moderna, son acumular y agotar. Su
preocupación se extiende sobre el peligro que la técnica moderna entraña para lo humano.
Ese peligro nace de un acumular y agotar los dones de la Naturaleza40.

En todas partes se solicita que algo esté inmediatamente en el emplazamiento y


que esté para ser solicitado para otra solicitación. Lo así solicitado tiene su propio lugar
de estancia, su propia plaza. Lo llamamos las existencias. La palabra dice aquí más y
algo más esencial que sólo «reserva». (…) Desde el punto de vista de las existencias, la
máquina carece absolutamente de autonomía, porque su puesto lo tiene sólo y
exclusivamente desde el solicitar de lo susceptible de ser solicitado.

Me detengo en esta frase: “la máquina carece absolutamente de autonomía,


porque su puesto lo tiene sólo y exclusivamente desde el solicitar de lo susceptible de ser
solicitado” . Porque, a propósito del fenómeno factor humano, abordado en este trabajo,

40
Según podemos asumir a partir del fenómeno del calentamiento global del planeta, el peligro es una
destrucción tal vez irreversible.

26
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la autonomía, la creatividad (posibles o no) contenidas en las máquinas informáticas


forman el centro del conflicto, no están fuera de discusión.
Sugiero tener presente que aquellas máquinas de la era industrial no suscitan
controversias en cuanto a la posibilidad de autonomía y/o creatividad que podrían
contener por sí mismas. Me parece aceptable que tanto las hiper-computadoras de los
géneros de ciencia ficción, como los desarrollos informáticos reales (hardware y
software) sobrepasan los niveles de objetos técnicos aludidos en aquellas categorías
heideggerianas.
Las hiper-computadoras, los robots de última generación (como ReplieeQ2,
diseñada por Hiroshi Ishiguro), son temibles de un modo diferente del enunciado por ese
filósofo. Son temibles, precisamente, por la autonomía que poseen, o les es atribuida.
Heidegger habló de un peligro para lo humano, cuando, al estar absorbido en ese
desgastar, agotar obsesivamente los dones naturales, se transforma él mismo en algo, en
cosa. La cosificación de la persona humana, en todo caso, está causada por otros motivos,
además de una vinculación perversa con las máquinas.
Aquellos objetos no representaban soportes de inter-acción, y reposaban sobre un
concepto de técnica fuertemente vinculado a lo matérico, a su consiguiente desgaste. Pero
el fenómeno de las TIC‟s no está reflejado en el agotamiento de la materia por obra de la
técnica y la industria. Precisamente la fuerza de la creatividad ligada a la nanotecnología
nos sitúa en seguida en otro escenario, donde la cantidad de materia no es el eje decisivo
de la situación. La validez de la singularidad (insuperable -o no-) de lo humano frente a
las máquinas se juega principalmente en ese otro núcleo conceptual que quedó
desestimado: autonomía, creatividad.

La pregunta heideggeriana por la técnica (y su conflictiva respuesta), si está


orientada hacia la esencia de la técnica, debería poder trascender el tiempo de su
formulación hasta la presente edición de la tecnología informática. No queda claro que
exista en la pregunta heideggeriana algún resquicio relativo a la creatividad de la
máquina (no la de los creadores de máquinas). Ni un espacio de discusión pertinente a esa
otra capacidad de las máquinas informáticas: esa auto-corrección en procesos de auto-
aprendizaje que envuelven los rasgos de autonomía y creatividad.

La siguiente pregunta se impone: ¿continúa siendo el famoso „Dasein‟, el „ser ahí


situado‟ (el humano), de modo definitivo el único ser óntico-ontológico (en términos
heidegegerianos) capaz de preguntarse por su ser?
Este segundo punto contiene otro tipo de dificultades. Un computador (un robot, por
ejemplo) puede estar diseñado de tal modo que corrija sus fallas, sus desaciertos. Si las
máquinas informáticas son capaces de auto-corrección para optimizar sus operaciones,
dan un paso en la dirección del mencionado auto-reconocimiento. No se trata de proponer
que las computadoras alcancen un nivel que les permita indagar acerca de su ser… por
cierto. Tampoco es el caso de ampliar de modo insensato la denotación atribuida al
Dasein heideggeriano para que abarque a las computadoras de última generación. Pero: el
refinamiento de los desarrollos robóticos actuales proviene justamente de la capacidad de
los ingenieros diseñadores en cuanto a situar (dotar particularmente) a sus máquinas en

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estrecha relación con las condiciones específicas en que tendrán que actuar41 y adaptarse.
Esos robots, a su modo, son seres situados, están-ahí.

Desde el comienzo he orientado este trabajo a la indagación sobre bordes e


intersecciones. Y no es mi propósito querer borrar diferencias entre vivir un
estremecimiento metafísico (ese que lleva al ser humano a preguntarse por el sentido de
lo humano en el universo), y ser capaz de auto-corregir los propios comportamientos
operativos (tener noticia de ellos, en alguna acepción admisible del término, a fin de
interactuar creativamente con el medio para mejorar los resultados). Las dudas
formuladas apuntan, más bien, a poner de relieve la necesidad de una relación menos
excluyente entre máquinas y humanos, sobre la base de los logros actuales.

Es pertinente exponer, a continuación, algunos ejemplos de situaciones en las cuales


el factor humano se encuentra comprometido en su interacción con las máquinas
(computadores).

11. Procesos de operatividad: cuatro aspectos u orientaciones, no excluyentes.

Atendiendo a los procesos de operatividad, el factor humano se puede describir, en


principio, desde cuatro aspectos u orientaciones complementarias:

a) formales
b) contextuales
c) conceptuales
d) sociales

a) Aspectos formales

Se trata de modos de vinculación para intercambio de datos entre humanos y


máquinas. Una de sus manifestaciones más claras es lo que se denomina interface. Entre
esos modos, complementarios, cabe mencionar:

a.1) La accesibilidad: nombra el acceso fluido tanto a programas (software libre),


como a sitios que contienen información42.

La accesibilidad concierne aquí al carácter de disponible de programas y sitios. El uso


habitual del término acceder no cubre únicamente el espacio físico, como cuando se dice
acceder, tener entrada a un lugar o sitio. También se puede emplear el verbo „acceder‟

41
El encuentro con la experiencia y el contexto de que hablaba Francisco Varela, antes señalado.
42
Queda descartada la problemática sobre el acceso libre a sitios de pornografía y pederastia, sobre todo
porque se pone en peligro la salud psíquica y física de niños y adolescentes.

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en un sentido más abstracto: acceder a un cargo directivo, acceder a una información


sobre una situación determinada. En el primer sentido, en este dominio de fenómenos que
se propagan en el ciberespacio, sólo puede tener un alcance metafórico. Empleado en el
segundo sentido anotado más arriba, el término puede tomarse de modo literal.
La accesibilidad es acorde con lo que Heidegger (entre sus conceptos sobre la
técnica y lo instrumental) designa con la expresión a la mano (zuhandensein). Esto
equivale a decir, disponible-para-algo. Ese carácter de ser a la mano (zuhandensein) está
a su vez íntimamente ligado con el sentido de pertinencia (que trataré en a.2).

a.2) La usabilidad, a su vez, es el aporte que hacen aquellos sistemas de


características amables (amigables) para el usuario, vale decir, sistemas que establecen
una operatividad fluida.

Ambos, accesibilidad y usabilidad, son significativos para el individuo sobre la base


de la pertinencia de las interfaces (y sus manifestaciones). Brevemente, las interfaces son
pertinentes cuando son adecuadas, convenientes, amigables (según una metáfora en uso).
Vistas así las cosas, el concepto general de usabilidad se declina de acuerdo con la
pertinencia (o no pertinencia) de lo que está disponible para la acción del sujeto. De aquí
se desprende que, no cualquier instrumento ha de ser considerado accesible, a la mano.
Lo serán aquellos instrumentos que caben bajo la figura de la pertinencia.
Urge aludir al modo en que se puede entender la pertinencia tanto en el contexto
originario como en su proyección tecnológica actual (la de las TIC‟s).
La pertinencia43, antes que una situación ligada al tiempo desde lo que es oportuno,
se juzga en relación a lo circundante vivido, no a lo que aparece al medir
“teoréticamente” el espacio. Lo vivido es, precisamente, el puente que conecta el espacio
físico circundante con el ser-ahí (el humano, el Dasein). Ese ahí alude al espacio vivido
de modo experiencial, no teoréticamente.
Va de suyo que, lo a la mano no es meramente lo asible con la mano. Lo a la mano es
lo concretamente disponible para ser vivido. El viaje del sol por el cielo, expone
Heidegger, es también algo a la mano. Otro tanto simboliza la usabilidad: es la cualidad
de lo que encuentra a la mano el usuario de las TIC‟s en su accionar concreto con las
interfaces. Aun sin que la palabra contexto aparezca explícitamente consignada, al hacer
referencia a lo disponible para ser vivido, se está hablando del entorno como trama, como
circunstancia, el ahí del ser-ahí.
El asunto exige una breve alusión a los conceptos de sitio, paraje, espacialidad del
útil, tratados por ese filósofo. Siguiendo con este proceso de contrastación, propongo que
tales nociones (sitio, paraje) son próximas a una cualidad del ciberespacio muy ligada a
la persona: la antes mencionada accesibilidad.
A la vez, una noción heideggeriana relacionada con ese conjunto, es la de
familiaridad que no sorprende (Ob. Cit.). Retengo ese término, familiaridad, porque se
asocia cómodamente con el segundo concepto de la categoría formal aquí tratada, me
refiero a usabilidad. ¿Cómo se expresa el vínculo?

43
Martin Heidegger: El ser y el tiempo. Ediciones Fondo de Cultura Económica. México. 2ª. 1962.
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Debo insistir ahora en un enlace: accesibilidad es una idea cercana al otro concepto
anotado, usabilidad. En el segundo sentido, acceder designa ese entrar a un sitio, a un
URL (Uniform Resource Locator), con el objeto de explorar sus contenidos. En otras
palabras, usabilidad designa la facilidad de operación (elegancia y simplicidad
operativa), la condición de acceso. Un sistema usable es un sistema útil para el usuario.
La utilidad (usefulness) representa aquí el efecto deseable de la fluidez, en la interface
entre sistema y usuario. Otro término aplicable en ese sentido, un anglicismo, es
servicialidad (serviciality).

En El origen de la obra de arte, Heidegger44 habla precisamente de la utilidad en


tanto servicialidad, como una característica del útil, del utensilio. La servicialidad del
instrumento contrasta con cualidades de la obra de arte, relativas a la materia. Arte y
técnica se oponen en esto. La utilidad del útil se mide en el uso, en parte, por la capacidad
de desaparición de la materia. En un instrumento realmente servicial la materia no se
impone, no molesta, no se inter-pone a la función misma. En cambio, en la obra de arte la
materia, con sus cualidades específicas, sale a relucir, a manifestarse. Este manifestarse
de la materia en la obra de arte es una virtud de la obra.
Al examinar ese primer sentido de utilidad (la utilidad del utensilio en tanto su
materia se hace imperceptible en el uso), surge espontáneamente la comparación con el
concepto de usabilidad, en el contexto informático. Y se equipara, entonces, con la
amabilidad en los sistemas informáticos, las virtudes de no-interposición, ausencia de
impedimentos de enlace que fundan lo amigable... .
Aquellas consideraciones acerca de la materia en el útil (aun en la obra de arte)
reposan ciertamente en ese concepto: materia. Claro, la materia del hardware, la máquina
informática, es irreemplazable (aun en los productos de última generación, en el campo
de la nanotecnología). Pero, cuando se habla de función, utilidad, usabilidad,
accesibilidad… esas significaciones están orientadas, comandadas principalmente por la
otra parte articulada en el fenómeno general de las TIC‟s: me refiero al software, los
programas.

Es oportuno retornar ahora sobre la idea de familiaridad. Transcribo un breve pasaje


cuya significación central originaria es fácilmente exportable a este mundo de lo digital;
se liga, asimismo, a la referida familiaridad que no “sorprende”. Escribe Heidegger:
Al no dar con algo en su sitio se vuelve a menudo expresamente accesible por
primera vez „el paraje‟ del sitio „en cuanto tal‟.
Podemos ampliar esos conceptos: el contexto, el espacio donde algo debiera estar se
pone en evidencia, cabalmente, cuando no encontramos allí lo buscado. Mutatis
mutandis, la no-accesibilidad a un sitio o programa, las fallas de usabilidad, en este otro
contexto, son ejemplos válidos de aquello a que apunta Heidegger con respecto a los
utensilios y su espacio o paraje. Las fallas de usabilidad, nos fuerzan a tomar conciencia
del lugar: donde algo (una interface claramente perceptible) debiera estar, cuando no está.

44
Martin Heidegger: “El origen de la obra de arte”, en Arte y Poesía. Fondo de Cultura Económica.
México. 1997.
30
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Nos fuerzan, asimismo, a tomar conciencia del sistema: donde algo (un archivo, un
programa) debiera funcionar, cuando no funciona.

b) Aspectos contextuales,

Con la expresión aspectos contextuales me refiero a circunstancias que configuran una


atmósfera. No se trata solamente del hipertexto, de la trama y urdimbre de los sitios
donde se completa, complementa, cruza, la información.
Apunto, más bien, a la atmósfera propia del desarrollo conceptual de las TIC‟s. Es el caso
de:
b.1) La ampliación del uso crítico (la antes denominada integración crítica) de los
instrumentos aportados por esas Tecnologías, en relación con el universo socio-cultural
circundante, actitud indispensable para la recepción equilibrada de las mismas.
b.2) La prevención ante una circulación exclusivamente endógena de la información
(por el uso sistemático de claves de acceso). Las claves de acceso son restricciones. Se
fueron creando paulatinamente en el desarrollo de Internet, cuyo acceso inicial fué
ecuménico.
La reflexión debe extenderse hoy hacia lo que se denomina telefonía móvil, palabra a
todas luces superada, si se toma en cuenta el complejo universo que el usuario puede
operar desde esos teléfonos celulares. Es suficiente con recordar la multitud de funciones
del iPhone (Apple) disponible para el público desde junio del 2007. Este aparato se
convirtió, paralelamente, en emblema de usabilidad.
Con todo, las claves de acceso, si bien pueden ser restrictivas, también pueden
cumplir una función específica en casos de proyectos investigativos o académico-
formales e informaciones confidenciales. Es decir, como resguardos para preservar datos
de investigación en proceso o admitir procedimientos de evaluación para cursos o
seminarios en- línea.

c) Aspectos conceptuales,

Toca integrar en el ámbito de los rasgos conceptuales:

c.1) La evaluación relativa a los aspectos vinculados con el factor humano (como los
que aquí se enumeran). Sea que están ausentes, o son usados en proporciones exiguas
(por su magnitud).
Pensemos que, si bien se ha desarrollado el sistema de video-conferencias, (la tele-
presencia), los sistemas de e-learning (educación a distancia en línea) tuvieron que dar un
giro importante en la dirección del b-learning (blended learning), o, simbiosis entre
acciones educativas a distancia y acciones educativas en presencia). La modalidad semi-
presencial nace a raíz de que la ausencia y/o el desconocimiento de la persona del
educador por parte de los estudiantes de cualquier disciplina, tuvo por efecto una caída
del incentivo por estudiar. La deserción fue reveladora del problema, en los programas
educativos en línea.

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c.2) El valor de la Cibercultura como ámbito para ejercitar la solidaridad, el bien


común.
Las características específicas de las TIC‟s, en su soporte Internet, estimulan la
ampliación de aquellas calidades principales de lo humano que pueden ser compartidas
por culturas diversas presentes y accesibles en el espacio Cibercultural.
c.3) La transformación de la noción de globalismo neutro, o dirigido hacia fines
egotistas o de poder (político o económico), en globalidad integrativa.
El medio muestra una aptitud especial para incentivar y reforzar el positivo fenómeno
de la etno-diversidad. Por ello, la globalidad integrativa debe ser pensada como acceso
creciente a compartir valores aceptables del mundo cibercultural, con una finalidad de
tipo humanista . Me refiero, en este caso, a conservar el factor etno-diversidad tanto en lo
social como en lo cultural.

d) Aspectos sociales propiamente dichos (más específicos dentro del ámbito de lo


conceptual).

Se trata de aquellos aspectos o cualidades de lo social (también de lo individual en lo


relativo a su repercusión social), que se potencian precisamente a raíz de la existencia de
Internet.
Esos aspectos, son perceptibles en organizaciones que representan una verdadera
revolución en la circulación de la información, tanto por sus dimensiones, como por su
aplicabilidad. Propongo una enumeración ilustrativa de fenómenos que comparten el
sistema y son, a la vez, diferentes entre sí:

las comunidades de debate sobre temas diversos


los foros abiertos especializados sobre materias de orden científico
los blogs personales con espacio para comentarios de terceros, y sus variantes
los sitios de búsqueda de pareja generales y especializados (heterosexuales,
homosexuales, multiétnicos)
los grupos de artivistas
los grupos de artistas que generan producciones de intención artístico-estética en la
Red, net-artistas, creadores de arte colaborativo.
los hackers y crackers (aun con sus diferencias básicas), demostrada ya su capacidad
de penetración en organismos supremos de diferentes estados, estimados hasta el presente
como invulnerables. Una de las tácticas es, por ejemplo, la aplicación de flooding attacks,
(por inundación).

El teórico de los medios, Philippe Quéau, en su ensayo La revolución de la


información (parágrafo La búsqueda de un bien común)45, escribe:

45
En: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol9_s_01/sci15100.htm
(Disponible el 19-11-2006)

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La unidad del género humano no se puede basar en una religión única, en una filosofía
única o incluso en una forma única de gobierno. Se debe basar en el paradójico y difícil
principio de que en realidad se necesita más la diversidad para la unidad que la unidad
misma (el destacado es mío). La multiplicidad esconde y revela la unidad. Pero la
multiplicidad, como la biodiversidad, es difícil de mantener en una era globalizada.

12. El factor humano y la ‘infoética’

Casi no hay idea perteneciente al universo de la Cibercultura que no tenga un trasfondo


ético en litigio. De allí la importancia de debatir sobre el factor humano en ese entorno.
El vínculo general entre lo ético y lo humano no necesita mayores aclaraciones, se
percibe de suyo.
Uno de los principios asumidos desde la mirada de una infoética (la ética especial
ligada a la sociedad de la información), es que la preservación de la etno-diversidad,
valor análogo a la bio-diversidad, ha de ser efecto de un trabajo de reflexión y de acción
conciente. Entre otros aspectos comprometidos con lo ético, la etno-diversidad aparece
como vulnerable en grado sumo.
Internet se describe, con frecuencia, como autora perversa de la pérdida de identidad
y de la nivelación de las conciencias. Por eso, utilizar para la preservación de la etno-
diversidad el medio mismo que representa una amenaza para esa etno-diversidad (me
refiero a los instrumentos de la Cibercultura), puede ser una eficaz estrategia de
resguardo. Es habitual, en ese ámbito, la práctica de la simulación, del reemplazo de la
propia identidad (al menos la que el individuo conjetura respecto de sí mismo) y el
consiguiente emplazamiento de otra/s identidades, por parte de un mismo individuo. Se
trata de acciones deliberadas de transformación de la identidad para otros.
El asunto de la nivelación de las conciencias puede predicarse de los Mass Media
ante todo. Forman parte del mismo fenómeno. Basta apenas con sintonizar un canal de
TV abierta en Chile o Argentina, por dar dos ejemplos que conozco en particular, para
recibir un aluvión de lugares comunes, muchas veces vulgaridad, banalidad, pobreza de
lenguaje, entre otras características, que entorpecen la sensibilidad, y constituyen un
agravio para la inteligencia.
Frente a eso y con respecto a las Tecnologías de la Información y la Comunicación,
hay una particularidad que no se debiera soslayar a la hora de juzgar los efectos del
sistema. Se trata de la posibilidad y disponibilidad para las acciones inter-activas
comunicativas. El medio de las TIC‟s las ha conducido a dimensiones antes no
experimentadas. Para aclarar esto propongo rememorar los inicios de la revolución del
vídeo arte en el siglo XX. La meta de artistas como Joseph Beuys, Nam June Paik, Wolf
Vostell y otros, era generar un medio por el cual el individuo pudiera devolver mensajes,
expresarse como persona, y no ser un mero consumidor de televisión. La TV era
denominada „la caja tonta‟ (die dumme Kiste), por alimentar en la persona humana la
condición de receptor pasivo de mensajes dirigidos.
Pues bien, la inter-locución, la viabilidad de ida y regreso de mensajes, entendida
como práctica, es una realidad mucho más cercana hoy que en aquellos tiempos del
movimiento Fluxus. No sólo por el mero paso del tiempo (desde los ‟70 hasta ahora),

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sino, en parte importante, porque el sistema de las TIC‟s facilita significativamente la


inter-acción por medio de programas específicos, como es de sobra conocido, aun cuando
la administración esté notablemente centralizada. También, porque la proporción de las
máquinas disponibles por usuario para inter-comunicar es hoy, sin duda, cada vez
mayor46. Por otra parte, aun cuando con fines comerciales incorporados (como la venta
de productos y servicios), múltiples sitios ponen a disposición del usuario ventanas en las
cuales puede expresarse y emitir su opinión por escrito sobre algún tópico. La
multiplicación exponencial de blogs y de espacios para interactuar mediante la asunción
de avatares (entre los cuales cuento a Second Life), refrenda lo dicho.

¿Qué resultado arroja todo ello? ¿Qué resta como positivo después de operar una
aceptación crítica? El fenómeno es, al menos, cuantitativamente positivo, descontando el
intercambio de frases sin mayor sentido e información no confiable o adulterada. En esas
magnitudes incalculables, diversas en motivación y propósitos (debemos admitirlo), se
ejerce la propuesta y la réplica, se tiene un derecho a réplica del que carecen muchos
países.

13. Consideraciones sobre la empatía

El presente ensayo ha seguido una ruta que podría evaluarse como sinuosa. En
verdad, me he detenido unas veces en acercamientos, otras, en distancias perceptibles
entre usuarios y computadores (uso el término computadores en sentido genérico). Ello
no fue resultado del azar, sino de la voluntad de exponer de manera no simplificada la
escena de las relaciones entre máquinas y humanos.

¿Qué es empatía y por qué vincular esa idea con el tema central tratado: el factor
humano en la Cibercultura? En el recorrido fue quedando en sobrevuelo la dificultad de
distinguir taxativamente entre humanos y máquinas (en una definición sin contra-
ejemplos) al examinar acciones y operaciones que unos y otras pueden realizar.

Ese concepto, empatía, fue puesto en la escena de las ciencias cognitivas,


particularmente, por el neurobiólogo Francisco Varela. La recurrencia a las proposiciones
de Varela, en este trabajo, responde a diversos motivos. Es oportuno reconocer dos de
ellos: 1) Francisco Varela se ha ocupado en diversas oportunidades del campo de la
Inteligencia Artificial (AI) desde una perspectiva creativa y dinámica. Ha tratado de
entenderla a partir de parámetros siempre comprometidos con lo humano; 2) este
científico ha estimado la noción general de empatía como un signo inequívoco de
afectividad compartida, no sólo entre humanos, sino también entre ciertas especies
animales. Esto equivale a reconocer zonas cuyas fronteras no son rígidas, zonas donde
ciertos valores pueden ser compartidos, es el caso de la empatía. Se trata, según él mismo

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Existe una serie de proyectos acerca de dotar con un computador por cada niño que ya dejaron el papel y
están en marcha.
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lo ha expresado en textos y entrevistas, de ser capaz de situarse en el lugar del otro, de


entender su afectividad y estados de ánimo.
La idea de empatía se articula, en su pensamiento, con esa otra de un organismo sin
centro, tal el organismo biológico humano47. En la medida en que el ego se desdibuja y se
distribuye, en lugar de estar concentrado en un yo o self, la persona se encuentra en mejor
disposición de reconocer al otro, de practicar la empatía (ese sentir-junto-con). No es
fácil ese especial reconocimiento del otro, puesto que el yo es uno de los conceptos
monolíticos (casi insoluble) construidos por nuestra cultura Occidental contemporánea.
Practicar la empatía no reclama la presencia de un yo puntual, al contrario especifica
Varela.
La idea de empatía, a mi juicio, tiene un compromiso perceptible con otra idea de
Varela, la enacción, entendida como la capacidad de hacer emerger un mundo mediante
una historia viable de comportamientos. Viable y posible, no predeterminada.
Sobreviene, así, una aserción sobre inteligencia que revierte sobre la significación de
empatía, sin que ello represente un círculo vicioso: inteligencia es la capacidad de
ingresar en un mundo compartido de significación.
La inteligencia situada, es una importante capacidad de lo humano, es la inteligencia
abierta al entorno con el cual, por, ese mismo rasgo, el sujeto puede interactuar
creativamente. Figura como propósito para el desarrollo sostenido de una robótica que
supere la mera capacidad de computación a velocidades deslumbrantes (los millones de
operaciones por segundo), y está a la base de esa proyección de máquinas aptas para
ejercer la inteligencia emocional. Aquel tipo de inteligencia (situada), la que demuestra
capacidad para ingresar en un mundo compartido de significación, es la que se requiere
para practicar la empatía.

¿Cabe esperar que el perfeccionamiento continuo de la robótica incorpore la


capacidad de empatía como una de las aptitudes potenciales de los robots? El proyecto
Feelix Growing nos dice que no es un desatino pensar en extender la experiencia de la
empatía hacia las máquinas. Hiroshi Ishiguro destacó, por su lado, que el público entra
normalmente en un diálogo de tal naturaleza con sus androides que, frente a ellos, pierde
conciencia de estar tratando con robots. La incógnita, sin embargo, sigue siendo la
capacidad y magnitud de la reciprocidad.

Una inteligencia situada es la matriz de la construcción de la propia vida por parte de


los seres humanos: se hace camino al andar, es la cita de Varela a Antonio Machado. La
construcción de mundo se presenta como antípoda de una predeterminación de corte
fatalista. Y el desarrollo de la robótica (en esa capacidad de cada máquina para generar su
propia historia particular), forma parte de esa meta de autonomía de las máquinas
informáticas. Es lo que buscaba Rodney Brooks (MIT)48 ya en 1986, en sus
investigaciones sobre Inteligencia Artificial; su objetivo era lograr dicha autonomía, no
producir artefactos que reciben planes específicos de operación por parte de los
programadores humanos.

47
El fenómeno de la vida (Ob. Cit.). Ver, asimismo, De cuerpo presente. Ed. Gedisa. Barcelona, 1997.
48
Rodney Brooks. Intelligence without representation. MIT. IA Lab. 1987. (PDF. Disponible 22-06-07)
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Desde una tal plataforma, las máquinas podrían enactuar un mundo, crear sus
historias, las originadas en un funcionamiento articulado con la situación, de manera
parecida a nosotros los humanos. Si las máquinas llegan a poder comunicarse en sus
nexos recíprocos en red y construir sus propios caminos sobre la base del caminar, sus
procedimientos estarán más cerca de los nuestros.

El final de este trabajo no se presenta bajo la forma de conclusiones, lo cual sería


incongruente con su derrotero, sino en la figura de un modo otro de atar cabos.

Persistencia del factor humano

Percibimos la rama que mece el viento


O el ave que teje su nido
Comprendemos a la chimpancé
Aferrada a su hijo muerto

Seguimos ese fluir interminable


Del río de montaña
O, aun, el fluir sin avance
De la cadencia del oleaje

Sin embargo
En este planeta azul
Partícula del universo
Criaturas creadoras
Buscamos sin fatiga nuestro rostro

Anhelamos ser
Los únicos depositarios
de algún supremo legado

Orgullosos destinatarios de la Tierra


Quisiéramos
Distanciarnos del resto
Y atesorar con fruición lo inigualable

Pero en ese afán (polémico)


Que impone distancias
Arriesgamos
Ciegamente
La dulce pertenencia
Al todo

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REFERENCIAS COMPLEMENTARIAS

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 Schultz, Margarita: El gólem informático. Notas sobre estética del tecnoarte.
Editorial Almagesto. Buenos Aires. 1998
 Schultz, Margarita: Filosofía y Producciones digitales. Editorial Alfagrama.
Segunda Edición. Buenos Aires. 2006.
 Winograd, Ferry y Florez, Fernando. L‟intelligence artificielle en question. Paris.
PUF. 1989.

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