Sei sulla pagina 1di 33

U.E.

ACADEMIA WASHINGTON

ÁREA: LENGUA Y LITERATURA

PROFESORA: JESICA DÍAS

El pintor de un sueño

CAMILA HERNÁNDEZ ARIAS

5to. Grado A

Caracas, 17 de marzo de 2018

-4-
Dedicatoria
Dedicado a mis padres Gladys y Carlos, que me ayudaron con las correcciones y

la ortografía, también por ayudarme con toda la investigación y por su entusiasmo.

A mi hermana Ana Carel que está lejos, pero me estimula saber que ella pasó por

lo mismo que yo, ya que estudió en la Academia Washington y también realizó las

actividades de la Caracas de antaño.

A mi país Venezuela, donde nací y he crecido todos estos años, un país hermoso

donde quiero desarrollarme y crecer, y contribuir a su progreso en el futuro.

También gracias a mis maestras; Jesica Días, Raquel López, Gianna, Mónica

Subero, y Raquel Rondón, por sus correcciones, apoyo y estímulo.

A las familias Hernández Millán y Arias Palomo, por ser mi familia y por el cariño

que me dan.

Gracias también al Sr. José, guía de El Panteón, y a todas las madres y maestras

que planificaron el paseo al Palacio Federal Legislativo, especialmente a Lucía Gallo por

su coordinación.

-5-
Prólogo
Este cuento me ha sorprendido, no solo por la imaginación de Camila al escribirlo

sino también por su capacidad para resumir, de una forma amena, los resultados de su

investigación sobre el personaje que escogió para el proyecto la “Caracas de antaño”.

Desde la etapa exploratoria hasta la recopilación de datos, análisis y reflexiones, de la

vida y época de un personaje como Tito Salas, he observado como Camila ha vivido una

experiencia enriquecedora, que satisfactoriamente veo resumida en este cuento.

Camila utiliza una visita que realizamos juntos al Panteón Nacional para recrear

su historia. De una forma inteligente, ambientada en los frescos de ese gran personaje,

nos lo presenta y nos sitúa en la época. Llevándonos de la mano, a medida que

desarrolla su encantador cuento, nos va mostrando magistralmente los aspectos

resaltantes de la vida de la época de Tito Salas: las costumbres, la moda, juegos,

gastronomía, arquitectura, etc. Atrayente el conocimiento que tiene Camila de sus

personajes, el análisis que hace de la calidad de vida de la época, la comparación que

hace de esa vida con la actual, y su percepción y espíritu de lucha ante la crisis que

vivimos y los problemas que ella inteligentemente sobrelleva y comprende.

Interesante final, más interesante aun su mensaje esperanzador, un llamado a

luchar por un país mejor y todo lo que se puede hacer para conseguirlo aun siendo niños.

Mensaje que según sus propias palabras hay que asumirlo como un derecho, defenderlo

y ejercerlo.

Estoy seguro de que, como a mí, les va a encantar El pintor de un sueño.

Carlos Hernández Millán. Ing. Mec. / M.Sc. Prod. Eng./ Padre de Camila
-6-
Introducción
Este cuento es parte de una actividad llamada La Caracas de Antaño, que se

hace por tradición en mi colegio, la Academia Washington, todos los años en 5to grado

o “6th grade”.

El primer trimestre cumplimos con la etapa de investigación, guiada por la

profesora Raquel López, de un personaje de la historia, y yo escogí a Tito Salas. En

esta etapa realizamos un fichero decorado, con todos los puntos desarrollados escritos

en fichas, y como segunda etapa escribimos este cuento, guiados por la profesora Jesica

Días, basados en esa investigación y en nuestra imaginación. Habrá una tercera etapa

y al final una presentación donde expondremos nuestro trabajo en el colegio y tendremos

un baile y un montaje sobre la Caracas de antaño.

Con este trabajo hemos aprendido a investigar, a ordenar nuestras ideas y hacer

bibliografías, también a redactar y trabajar con nuestra investigación para elaborar, a

través de la imaginación, este cuento. Hemos aprendido cómo debe contarse un cuento

y cuáles son sus características.

Creo que también hemos aprendido, a través de los trabajos de nuestros

compañeros, sobre muchos personajes que no sabíamos que existían, y que son

interesantes e importantes en la historia de Venezuela, porque cada uno escogió uno

diferente.

Hasta ahora ha sido muy interesante y me ha gustado mucho visitar los lugares y

buscar en libros y revistas todo lo relacionado sobre Tito Salas. Me gusta el arte y la

historia y por eso lo escogí. Espero que les guste mi cuento El pintor de un sueño.

-7-
Contenido
Dedicatoria ................................................................................................................................................ - 5 -
Prólogo ...................................................................................................................................................... - 6 -
Introducción .............................................................................................................................................. - 4 -
Capítulo I El Encuentro .............................................................................................................................. - 9 -
Capítulo II El Paseo .................................................................................................................................. - 14 -
Capítulo III El Despertar........................................................................................................................... - 19 -
Capítulo IV La Obra.................................................................................................................................. - 23 -
Capítulo V “El Sueño” .............................................................................................................................. - 26 -
Anexos ..................................................................................................................................................... - 30 -

-8-
Capítulo I

El encuentro

-9-
Me encontraba dormida en mi cama plácidamente hasta que mi mamá me

despertó para ir al Panteón. Yo no quería ir, estaba muy cansada por haberme quedado

toda la noche viendo los premios Oscar. Para llegar al Panteón tuvimos que viajar una

hora en carro, yo me estaba aburriendo así que decidí dormir un rato. Desperté y le

pregunté a mis padres por dónde íbamos, y mi papá dijo que estábamos a punto de

llegar. Entre un grupo de gente que estaba haciendo fila, no sé para qué, vi unas pocas

casas coloniales en la distancia. Mi papá me las señaló diciendo - ¡Mira ya llegamos! -.

Llegamos, yo un poco irritada porque me estaba despertando, caminamos un poco

para llegar. El Panteón, antes de ser un monumento donde reposan los restos de nuestro

héroe nacional Simón Bolívar, fue una iglesia, de tres naves y un altar, como eran las de

la época de la colonia que construyeron los españoles, ahora sigue teniendo esas

características, pero recientemente le anexaron otro edificio muy raro, que no tiene

ventanas, parece un ola, y hasta allá movieron los restos de El Libertador, algo forzado,

me pareció, también noté las casas un poco deterioradas, y me dio un poco de rabia

verlas en tal estado, pero seguí adelante, y mientras estaba caminando en las escaleras

había pozos de agua con algunas plantas acuáticas y miré unos segundos para ver si

había peces o renacuajos, pero no vi nada. Luego llegué a la Plaza del Panteón, donde

noté unos niños jugando con piedras, me preocupaba que una me alcanzara a mí o a

mis padres. Caminé unos pasos más y de pronto sentí un dolor insoportable y muy

agudo, justo debajo de mi cabeza y me caí. Mi mamá se asustó, vi su cara de miedo,

mientras mi papá me levantaba gentilmente por la espalda, logré escuchar voces

pidiendo perdón, y otras culpando a un niño y estos diciendo que ellos no fueron. Me

levanté y dije que estaba bien, los niños y mis padres se aliviaron. Todavía me dolía un

poco, pero no tan fuerte como cuando me golpeó. Los policías alrededor junto con las

- 10 -
madres y padres de los niños se acercaron. Las madres pidieron perdón, y les dije que

estaba bien, y vi cómo los policías junto a las madres regañaban a los niños. Mi mamá

dijo - Los policías vieron como los niños estaban jugando con piedras y no les dijeron

nada - suspiró. – Sí, es verdad - dijo mi papá. –¿Te sientes lo suficientemente bien para

seguir? Estaba a punto de decir algo cuando mi mamá me interrumpió comentando – Si

te quieres ir a casa está bien y volvemos mañana -. Yo le dije que estaba bien y que

podía seguir. Así fue, pero mientras entraba sentí un dolor punzante. Cuando entré traté

de olvidar lo que me había pasado viendo las obras y estatuas perfectamente talladas

en mármol. Quise mirar hacia arriba, pero cuando lo hacía dolía, simplemente lo ignoré

para poder ver el techo bellamente pintado por Tito Salas, el personaje que escogí para

mi proyecto de Caracas de antaño y la principal razón por la que estábamos aquí. Estaba

distraída con el dolor mirando una pintura de Bolívar y Humboldt en París. Me acerqué

a la esquina justo antes de entrar al antiguo altar del Libertador. Oí un sonido casi

imperceptible, un sonido de una brocha sobre un lienzo.

Rápidamente volteé la cabeza, pero no vi nada. Lo ignoré, pero el sonido volvió y

giré la cabeza de nuevo. Esta vez vi un pasillo que no había visto antes, mis oídos

indicaban que lo que había escuchado provenía de ese pasillo. Mi conciencia batallaba

sobre si debía ir o no. Decidí ir a ver solo de reojo. Estaba ahí enfrente de un pasillo

oscuro, la curiosidad invadió mi cuerpo en cosa de segundos. Miré más cerca y vi una

puerta, decidí no irme sin ver lo que había. Entonces empecé a caminar en ese pasillo

oscuro. Mientras caminaba calculé el pasillo de 1 metro de ancho y 5 de largo

aproximadamente. Sentí como una nueva aura desde que puse un pie en el pasillo,

también un olor a óleo, pero muy leve, yo había trabajado con óleo antes, en clase de

arte y tenía un olor muy singular. Llegué al final del pasillo, había dos puertas que

- 11 -
guiaban a cuartos, se veía que había luces prendidas. El sonido y el olor venía del único

cuarto iluminado. La puerta estaba casi cerrada, sólo había una delgada línea que dejaba

la luz pasar. Miré y vi un lienzo y una mano pintando un cielo. Un cielo crepuscular con

tonos rosados, morados y leves toques de amarillo.

Miré hacia atrás para ver si veía a mis padres, pero no los vi, supuse que estaban

en la tumba de Simón Bolívar. Noté algo raro, ya no había pinturas en el techo como

antes, supuse que era porque estaba mareada. Luego me quedé como paralizada,

observándolo, hasta que vi un pincel que se le cayó de las manos a alguien. El pincel

rodó hasta tocar la punta de mis zapatos. El personaje se acercó a tomarlo y me miró,

estaba en penumbras y no pude verlo bien.

Yo con mucha pena dije: - ¡perdón! ya me voy -.

Él me respondió diciendo: - ¿Te gusta? -

Yo dije: - sí -

Él se levantó y vi que era un adolescente, delgado, de piel clara, de cabello oscuro

y abundante y ojos oscuros de mirada penetrante, su ropa no era como la que otros

usaban, parecía ropa de adulto, pero al fin y al cabo era un adolescente, como yo, y siguió

hablándome: - estoy intentando ganar una beca para ir a Francia a estudiar pintura -.

Yo le contesté, ya con más confianza: - bueno, eso suena difícil, pero no dudo de

que pronto la tendrás, personalmente me gusta mucho como pintas-.

Respondí sorprendida: - ¡Te habían dado una beca a los 12! ¡Y para Francia! -, y

agregué: ¿Dime…en que año estamos?, él me dijo: - 1900 - … entonces entendí que

tenía por delante el pasado.

- 12 -
Él con una risa amplia me contestó: - Sí, ahora tengo 14, pero el primer

ofrecimiento fue a los 12, por un cuadro que pinté que llamé La Fragua de Vulcano, sobre

las batallas de El Libertador -.

Me acerqué a su caballete y vi que estaba pintando una obra enorme, el motivo

era una batalla, le pregunté cómo se llamaba la obra y me dijo: - Se llama La Batalla de

La Victoria –

Me estremecí por el realismo y las expresiones de los personajes, nunca había

visto algo igual, era como si una película se hubiese quedado congelada, como cuando

presionamos el botón de “stop” y se pueden mirar las expresiones y las posiciones de los

cuerpos en movimiento.

- 13 -
Capítulo II

El paseo

- 14 -
Estuvimos conversando sobre la obra y el tiempo voló, sin percatarme de eso

salimos por el mismo pasillo y empezó a explicarme cómo su padre, que era fotógrafo,

lo había estimulado mucho con su visión de la belleza y el mundo, y así fue naciendo en

él ese deseo de expresarse con la pintura. En segundos salimos de El Panteón, el cual

atravesé y ya no me parecía el mismo, era ahora una iglesia, no quise perderme en

observar mi entorno, y así salimos a la calle…que ahora era distinta a la que había ya

recorrido antes. En realidad, todo era distinto menos el cielo. El cielo y la luz eran los

mismos que había visto cuando entré.

Ya en la calle vi niños jugando que me recordaron a los niños que antes me habían

golpeado jugando con piedras, pero estos jugaban con gurrufíos, metras, perinolas,

trompos, zarandas, y otros más lejos volaban papagayos. Por un segundo congelé esa

imagen en mi cerebro y me di cuenta de que parecía un cuadro, como si algo en mi

mente hubiese hecho ¡clic! y hubiera tomado una foto que sabía que recordaría. Dimos

vuelta a la esquina y encontramos personas vestidas de maneras distintas a mi época,

unos en liqui-liqui, otros con sombreros y trajes como la imagen de José Gregorio

Hernández, las mujeres con faldas, ninguna en pantalón, todas muy amables y bien

peinadas. Entramos a un lugar que era como un café y había alguien tocando cuatro,

mientras una pareja bailaba con los trajes típicos que conocía y que usamos a veces en

actos del colegio, falda floreada y camisa blanca, y el varón en traje mas bien campesino

y ambos en alpargatas, bailando al son de un joropo llanero. Tito me preguntó si tenía

hambre y le dije que sí, entonces me invitó a comer donde una amiga que se llama María

Luisa Tovar, su mamá cocina muy bien y hace postres deliciosos. Caminamos por calles

de tierra, con adoquines, atravesamos la ciudad y me di cuenta de que la arquitectura

era totalmente diferente. Llegamos a la casa de su amiga y tocamos la puerta, nos

- 15 -
abrieron y nos dejaron pasar como si viviéramos en ella. Al entrar a la casa atravesamos

el zaguán, un pasillo estrecho y alto, hasta otra puerta que al atravesarla daba a un patio

con aleros, rodeado de porrones con matas todas diferentes, ahí nos recibió una niña

muy simpática y nos llevó a la cocina, que estaba llena de ollas y envases, pero oí como

la señora que cocinaba las llamaba canarines y panas, seguimos hacia el comedor, y la

niña nos brindó de los postres que, según ella, había hecho su mamá, nos dijo - llegaron

a buen tiempo, coman lo que quieran, mis tíos se acaban de ir y esto fue lo que quedó -

. Había tantas opciones que no sabía qué escoger, ella iba diciendo, - aquí hay Zulú, La

Viena, Bienmesabe, Bizcochuelo, Merengón de Chocolate y Torta de Naranja -.

Escogimos varios postres que colocamos en platos decorados con flores y nos sentamos

a conversar, había personas adultas que hablaban de otros amigos, de la escuela, de

las misas y utilizaban palabras que nunca había oído, como pumpá y quinqué, que por

lo que decían creo que significaba: sombrero de copa y lámpara.

Yo estaba un poco ausente en la conversación pues no sabía de qué hablaban

estas personas, solo hablaban de noticias políticas y chismes de la ciudad, Tito y yo nos

estábamos aburriendo y pedimos permiso para ir al jardín, María Luisa quien era una

bella niña, de contextura delgada, piel muy blanca, con pelo castaño y hermosos ojos

color avellana, risueña y serena, nos siguió, ella también estaba aburrida de la

conversación, su madre y la cocinera se quedaron hablando. El jardín estaba a unos

cuantos metros de la casa, en el camino nos encontramos con el gato de su madre,

estaba dormido, pero con nuestra charla lo despertamos, era blanco y naranja con ojos

verdes, el gato se molestó, levantó la cola y se fue. Seguimos caminando y llegamos al

patio, lo primero que oí fueron cacareos de pollitos que estaban con una gallina. María

Luisa me dijo: - ¿Quieres tocar uno?, - Yo dije: sí, y gentilmente tomó uno y me lo puso

- 16 -
en las manos con cuidado, devolví al polluelo a la cerquita en donde vivían. A unos pasos

había unos conejos comiendo pasto seco, ella nos preguntó si queríamos ir al establo y

Tito y yo respondimos que sí, nos dijo que los caballos eran de raza y que eran muy

costosos, pero como tenían un primo que los vendía, él les regaló tres. También había

dos ponys, y ella aclaró que eran suyos y que los caballos pertenecían a su padre. Nos

entretuvimos con los animales y sus explicaciones por un rato y pedimos permiso para

salir a la calle a pasear, dieron la excusa de que yo era extranjera y querían mostrarme

Caracas.

Caminamos unas cuantas cuadras y llegamos a una plaza con una estatua de

Bolívar a caballo, me imagine que se llamaba Bolívar porque sé que en cada ciudad de

Venezuela hay una. Me llamó la atención que había un señor con lo que parecía una

gran caja que parecía tomar fotografías a las personas al pasar, apuntó hacia nosotros,

hizo algunos arreglos y creo que disparó su cámara y nos tomó una foto. Más allá vi

una iglesia y cómo muchas personas venían caminando hacia ella acompañando un

ataúd hasta que entraron a la iglesia por la puerta lateral, esto me llamó la atención y

me pareció triste y distinto a como sé que hacen los funerales a los que han ido mis

padres, nunca he sabido de uno en una iglesia.

Tito y María Luisa me preguntaron si quería ir al teatro y no esperaron mi

respuesta, simplemente nos fuimos hacia un terreno vacío donde se estaban preparando

con unas sillas, que en realidad eran cajas de madera, y otras que hacían de tarima y

que hacían cubrir con un toldo de tela roja, nos asomamos a ver todo el trajín y salió un

personaje disfrazado de militar y una señora gorda y de piel oscura vestida con el traje

típico y un pañuelo amarrado en la cabeza, ellos nos dijeron que estaban acicalándose

- 17 -
para comenzar, enseguida pensé Bolívar y la Negra Matea…pero como no nos

quedamos nunca pude averiguarlo.

La cabeza por momentos me daba vueltas, pero quería ver todo, y cada vez que

veía algo diferente en mi cabeza sonaba ese ¡clic!

Me dijeron que se aproximaba la Navidad y que estaban planeando desde ya cómo

construirían su pesebre, cómo harían las montañas, la tierra, el puente, el tren, las

casitas, el cielo y la estrella, también comentaron lo emocionante que serían las misas

de gallo y las delicias que se comerían, (yo pensé, pero estamos a finales de octubre,

acabo de cumplir once). En realidad, no me daba tiempo pensar, todo lo que observaba

era tan distinto, y el tiempo pasaba tan rápido que mareaba.

Volvimos a la casa de María Luisa y nos sentamos en el borde del patio central,

ahí me di cuenta de que ellos no sabían que yo no era parte de su tiempo, y por eso no

me preguntaban nada, asumían que yo era una niña más, quizás hija de una vecina.

Tito leyó mi cara y me preguntó: - ¿dónde vives? – yo no supe que decir y lo único

que se ocurrió fue decirles – en Caracas -.

- 18 -
Capítulo III

El despertar

- 19 -
Me despedí diciéndoles solo adiós, y les dije que volvería otro día; sabía que no

los volvería a ver, pero eso no me preocupaba tanto, aunque sí me daba un poco de

tristeza; me preocupaba más cómo volvería a mi tiempo. Sí, era divertida y diferente esta

época, pero ¿qué haría cuando me aburriera de pasear y descubrir? o si me enfermaba

de algo grave como tuberculosis o cáncer, ya sabía que en esa época no existía la cura

para estas enfermedades, y ¿qué otras cosas podrían pasarme? (si no volvía al tiempo

donde vivo), el miedo era más grande que mi asombro. De repente me di cuenta lo sola

que estaba, no habría nadie para curarme, estaba destinada a una muerte joven casi

segura. Estando en la Caracas antigua me di cuenta de cómo la gente estaba expuesta

a epidemias mortales y otros peligros que en mi época tenían cura o solución. Ya quería

hacer el viaje de regreso y volver con mis padres, me sentía sola. Anhelaba volver con

mis amigos, deseaba ser libre y tener el futuro que había soñado, me pasó por la cabeza

que si me quedaba mi futuro era ser la posible cocinera y lavandera de un esposo, sí,

porque me di cuenta de que las mujeres estaban dentro de sus casas ocupadas solo de

cosas domésticas, la propia María Luisa había dicho que ella quería ser artista, pero que

no creía que la dejarían ir a estudiar a otros países sola, como a Tito, vi la tristeza en sus

ojos cuando lo dijo y no pude decirle que yo sí podía ser lo que quisiera.

Desperté con el ruido de mis perros que le estaban ladrando a una ardilla. Sentí

un alivio y suspiré con tranquilidad, me encontraba en un entorno familiar, mi cuarto.

Todo estaba bien, había sido solo un sueño, pero tan real que no se parecía a los

que normalmente tenía. Traté de levantarme, pero el cuerpo no me obedeció, me

costaba abrir los ojos, poco a poco me fui haciendo consciente de mí y de los detalles

de lo que había “soñado”, estaba todo registrado en mi memoria como si fuera una

película.

- 20 -
Me levanté, más bien, me senté al borde de la cama y miré por las ventanas de

mi habitación, era el mismo cielo y la misma luz del sueño, nubes como pintadas por un

pintor, un fondo azul iluminado y el sol brillando. El cielo de Tito y María Luisa, pensé, el

cielo de Caracas.

Mi mente comenzó a hacer comparaciones sin control, empecé a hacer esto

apenas abrí los ojos, mi casa no tenia zaguán y la de María Luisa sí, mi casa sí tenía

patio y jardín, pero no distintos animales, yo tomaba agua de una nevera moderna y ellos

de un aguamanil. Nosotros no comemos tantos dulces y postres, y las calles de mi

urbanización están asfaltadas, no son de tierra o piedra.

No hay teatros cerca de donde vivo ni corrales de comedia como el que vi, pero

sí se hacen actividades en la Plaza Bolívar de mi municipio, y tenemos cines donde

vemos películas hasta en tercera dimensión.

Que hubiesen pensado Tito y María Luisa si estuvieran aquí, me preguntaba,

seguramente se hubiesen quedado casi sin palabras como yo cuando estuve con ellos,

pensaba.

Me di cuenta de que hasta mi mamá era distinta a la de María Luisa, mi mamá

hacia trabajos de la casa junto con mi papá, pero también trabajaba por su cuenta y

había estudiado arquitectura en la universidad, lo único que me decepcionaba un poco

era que no hacia unos postres tan ricos como los de su mamá.

Así pasé todo el día haciendo comparaciones, la comida, la ropa, la forma de

trabajar como lavar la ropa y secarla, comprar en el supermercado y no en un mercado,

y por sobre todas las cosas, los celulares, las computadoras y la televisión, hacían para

mi una gran diferencia, me di cuenta de que la tecnología marcaba mi época, pero

- 21 -
también cómo antes los niños estaban más tiempo en el exterior viviendo aventuras, los

dejaban salir a la calle a pasear sin tanto miedo.

No pude contarles en ese momento que yo vivía en tiempos difíciles, muy difíciles,

porque se había instalado una dictadura y tiranía en nuestro país, no hubiese podido,

aunque quisiera, para los niños esto es muy complicado, solo sé que mis padres han

luchado por salir de esta situación y me dicen siempre que vamos a superarlo, están

convencidos y yo también estoy segura de que será así.

- 22 -
Capítulo IV

La obra

- 23 -
Pasó un tiempo y con el correr de los días la sensación que tenía era de que había

tenido un sueño, muy intenso pero un sueño al fin.

Mi rutina de ir al colegio, llegar a la casa, hacer tareas y distraerme, fue borrando

algunos detalles y aunque trataba de dejarme llevar por mis pensamientos y recuerdos

no podía recordar todo, empecé a investigar por Internet sobre Tito Salas y me di cuenta

de la importancia que tenía en la historia de Venezuela, no solo por ser un pintor

importante sino porque su obra ilustraba parte muy importante de nuestra historia, la vida

de El Libertador, las batallas de la independencia de la colonia española, el folklore y

retratos de familiares y amigos, que cuentan mucho sobre lo que hemos vivido como

país y eso es algo verdaderamente importante y que forma parte de nuestra cultura.

Cada día se me hacía más urgente ir a visitar la obra de Tito y le pedí a mis padres

que me llevaran a la casa natal de El Libertador, fuimos un sábado y estuvimos

caminando por el centro de Caracas y mi mente recordaba todos los clics que había

tomado en mi paseo con Tito y María Luisa, los comparaba con las calles, casas y modo

de vida de ahora, y todo era muy diferente.

Llegamos a través de un boulevard y entramos a la casa que me parecía oscura

y misteriosa, a pesar de que entraba luz natural por un patio en el medio de todo.

Recorrimos toda la casa y puede ver la obra de Tito, ¡que maravillosa era! Me

quedé conmovida con cada cuadro, cada detalle, los rostros, las expresiones, hasta las

flores y la luz expresaban mucha fuerza y parecía que estaban en movimiento, como si

los hubiera fotografiado en plena acción.

- 24 -
Sin dudarlo, le pedí a mi papá que me tomara fotografías para tener de recuerdo,

no todos los días podía visitar la casa de El Libertador y quería poder tenerlas conmigo

y verlas cuando quisiera. Recordar a Tito, aquel niño con quien me encontré en un sueño.

- 25 -
Capítulo V

“El sueño”

- 26 -
Ya habían pasado varios meses y muy poco recordaba mi experiencia, la rutina y

mis actividades fueron llenando los días y otras cosas estaban en mi mente, simplemente

era un recuerdo más, muy intenso y fascinante, pero ya más borroso.

Una tarde cualquiera de un fin de semana, salí con mis padres a comer y fuimos

a un centro comercial que esta cerca de mi casa, ya habíamos comido y les pedí comprar

un helado, caminábamos por el centro comercial cuando mi papá se encontró con unos

amigos, y estos le presentaron a otro que no conocíamos, cuando el señor dijo su nombre

casi se me cae el helado de las manos, dijo: ¡Mucho gusto, Tito Salas!

Me imagino que mi cara expresaba mi sorpresa porque todos me miraron y

sonrieron, el amigo de mi papá preguntó porque había “pelado” los ojos, y tuve, aunque

no quería, que explicarles que me interesaba la obra de Tito Salas, que había investigado

sobre él y había visitado El Panteón y La casa natal de El Libertador, no di explicaciones

del “sueño” porque nadie preguntó por qué tenía ese interés tan inusual y tampoco quería

que nadie insistiera con más preguntas.

Vi una mirada muy rara en el Tito Salas de ahora que acababa de conocer, pero

quise preguntar por qué se llamaba así y el respondió: - soy sobrino nieto del famoso

pintor-, ¡Ufff! Qué raro es todo esto, pensé, no puede ser casualidad, algo está

pasando…

En medio de la conversación de los adultos este señor me dirigía algunas miradas

como si supiera lo que estaba pensando, no quise devolvérselas ni preguntar más, sentía

que algo misterioso estaba pasando y no entendía ni sabía cómo reaccionar, estaba

paralizada, pensando, pensando, pero sin moverme, quería irme ya, pero también quería

quedarme, ¿nunca me había sentido así…qué me estaba pasando?

- 27 -
El Tito de ahora se sentó a mi lado y me preguntó si quería tomar algo, le dije que

sí solo porque pensaba que iba a pararse y tardaría en regresar, pero me equivoqué, me

dijo: ¿Quieres venir?, le dije que… sí… después de tres segundos, fuimos a un local de

la feria de comida donde estábamos y me dijo: - Sé lo que te pasa –a mí también me

pasó.

A veces en la vida hay momentos muy emocionantes, son raros y pocos, y éste

era uno, estaba segura de eso, un misterio estaba por mostrarse ante mí.

¿Este Tito sabía de mi sueño? pensé, y a los 2 segundos dijo:

- Tuviste un sueño-

- Sí – respondí - ¿cómo sabes sobre eso? –

- Yo también tuve ese sueño ¿sabes? –

- Cuando estás ahí se siente real, todo es claro. Es exactamente igual a cómo fue

en esa época. No creo que sea una coincidencia -.

Creo que Tito el pintor nos quiere dar un mensaje, para mí fue real, y estoy seguro

de que con el tiempo sabrás que para ti también lo fue. Con la edad he llegado a pensar

que quiso decirnos que Venezuela necesita que luchemos por ella, que aun siendo niños

podemos aportar algo al país y es educarnos, conocer nuestra historia, usar nuestros

talentos y fortalezas para dejar al país siempre en alto, estemos donde estemos. Si eres

pintor, hazlo bien, con excelencia, o sea, muy bien, con el corazón, y así, en lo que hagas,

siempre estarás colaborando para hacer un país mejor. Por eso nos hace soñar, y nos

muestra que, aun siendo niño, él pudo con sus obras ganarse premios y becas para

estudiar en el extranjero. También creo que nos quiere decir que no tengamos miedo de

expresarnos como sea, hablando, pintando, cantando, investigando, educando, hay


- 28 -
muchísimas formas y debemos hacerlo a cualquier edad, en cualquier momento, es

nuestro derecho y debemos defenderlo, ejercerlo.

Yo escuchaba a este Tito como quien escucha a un gran maestro, con total

atención, era tan cierto eso del mensaje. Si era un sueño o no ya no era importante, era

el mensaje que estaba detrás de todo lo que debía guardar para mí. Me di cuenta de que

mis padres habían luchado tanto por tener un mejor país y que yo debía aprender eso

mismo…tener un país libre, próspero, donde poder jugar y salir a la calle como lo hice

con Tito y María Luisa, donde pueda ver cómo las personas consiguen lo que necesitan,

donde pueda ir al teatro o a la plaza sin miedo, sin cuidarme tanto.

¡Qué días he vivido! ¡Qué maravillosa experiencia! Esto me ha dejado un gran

aprendizaje, hay que amar la libertad como lo hizo Tito, éste en el presente y el otro en

el pasado, y como lo hacen mis padres y tantos venezolanos y hasta extranjeros.

Compramos un chocolate caliente para mí y caminé en silencio hacia donde

estaban las demás personas, todo me pareció más brillante más luminoso, por un

ventanal del centro comercial pude ver que el cielo era el mismo, como el sueño de un

pintor.

Tito Salas toda su vida pintó un solo sueño, y ese sueño siempre ha sido nuestra

Libertad.

- 29 -
Anexos

- 30 -
EL ENCUENTRO

EL TÚNEL

- 31 -
EL PASEO

LA CASA DE MARIA LUISA

- 32 -
EL DESPERTAR

AMANECIENDO EN EL PRESENTE

- 33 -
LA OBRA

LA CASA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR

- 34 -
“EL SUEÑO”

LA LIBERTAD

- 35 -
FIN
U. E. ACADEMIA WASHINGTON
CARACAS DE ANTAÑO
7 JUNIO DE 2019

ILUSTRACIONES DE CAMILA HERNÁNDEZ


5TO GRADO

- 36 -

Potrebbero piacerti anche