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¿Cuál es la mejor manera de manejar tus emociones?

Las emociones son una parte fundamental de quienes somos.


Mientras tengamos un cerebro, experimentaremos diferentes tipos de
emociones. Queremos disfrutarlas, pero también sufrimos de ellas. Intentamos conquistar
nuestras emociones, pero, la mayoría de las veces, terminamos siendo sus esclavos.

Como dijo Oscar Wilde: “No quiero estar a la merced de mis emociones. Quiero usarlos,
disfrutarlos y dominarlos ".

Algunas personas creen que, si liberamos todas nuestras emociones, la divulgación completa
nos traerá paz, estaremos bien. Otros piensan que suprimirlas es el camino a seguir. Si no les
dejamos espacio, las emociones no pueden conquistarnos.

Ese es el problema con las emociones: cuanto más tratamos de controlarlas, más fallamos
en manejarlas de manera efectiva.

Liberar todas tus emociones puede ser contraproducente: crea un circuito de


retroalimentación que agranda, en lugar de disminuir, las emociones negativas. Embotellar
tus emociones empeora las cosas, eventualmente, vas a explotar.

Cuando tus emociones se salen de control, ¿te escapás de ellas? ¿O las enfrentás?

Las emociones son una señal. Evitarlas significa ignorar un mensaje significativo de nuestro
cerebro. Sin embargo, ser dueño de tus emociones no significa permitir que corran libres,
dejar salir un poco de presión, no va a impedir que explotes.

Para entender este fenómeno, vamos a poner un ejemplo: unos psicólogos


investigadores estudiaron el impacto de manipular emociones. Se le pidió a un grupo de
personas, que golpearan un saco de boxeo durante dos minutos para liberar su ira, mientras
otro grupo permanecía charlando en un parque. Después de practicar otras actividades que
involucraban el manejo emocional, aquellos que golpearon el saco de boxeo fueron en
realidad más agresivos que aquellos que no lo hicieron.

Las emociones destructivas alimentan emociones más destructivas.

Creemos que nos sentiremos menos agresivos si tenemos la oportunidad de


desahogarnos. La verdad es que terminamos creando una conexión entre la ira y la agresión:
dejamos que nuestras emociones determinen la forma en que actuamos.

La supresión emocional, por otro lado, puede dañar nuestro bienestar mental y físico.
Se le pidió a un subgrupo “de boxeadores” que enmascararan sus emociones. En
comparación con aquellos que no lo hicieron, los que reprimieron sus emociones
experimentaron picos en la presión arterial y la distracción. Además, las personas sintieron
menos simpatía y menos positividad hacia aquellos que reprimieron sus emociones.

Este estudio es uno de los muchos que demuestran que al " enmascarar " nuestros
sentimientos internos, somos incapaces de reparar nuestros estados de ánimo
negativos. Suprimir nuestras emociones daña nuestra memoria y aumenta el estrés.

La regulación emocional no significa controlar cómo nos sentimos, significa no dejar que
nuestras emociones definan nuestro comportamiento.

La regulación emocional es una cosa cultural


"El comportamiento humano fluye de tres fuentes principales: deseo, emociones y
conocimiento". - Platón

La cultura da forma a la forma en que regulamos nuestras emociones; está integrada en la


forma en que nuestros padres nos criaron. Los padres capacitan a sus hijos para que lo hagan
de acuerdo con sus normas culturales específicas.

En general, se valora la expresión de emociones positivas, y tendemos a suprimir nuestras


emociones negativas. Los valores culturales como orgullo personal y éxito, promueven
mostrar solo el lado positivo.

Además, hay un gran malentendido o desconexión entre las consecuencias de suprimir las
emociones.

Por ejemplo, las madres estadounidenses quieren que sus hijos tengan éxito, mientras que
las madres chinas priorizan la disciplina.

Un experimento sobre el rendimiento de las pruebas entre los niños mostró que las madres
estadounidenses se enfocan en brindar retroalimentación positiva a sus hijos: “¡Son tan
inteligentes!”. Las madres chinas, por otro lado, brindan retroalimentación sobre los
aspectos cognitivos: “¿Comprendió las preguntas? ¿O adivinaste las respuestas?

Argentina: el que no llora no mama y el que no afana es un gil.

Algunas culturas aumentan las emociones; otros bajan la regulación. Algunas ponen el
acento en el halago, otras en el lamento.

Muchas culturas asiáticas enfatizan la adaptación: las emociones que mostramos deben
promover una interdependencia armoniosa con otras.

La cultura estadounidense, promueve que las personas se sientan especiales, fomenta la


independencia y expresa la singularidad de cada uno.
La expresión emocional se asocia con la honestidad entre los estadounidenses. Las
emociones que se silencian en el interior se consideran poco sinceras. Sin embargo, en la
cultura japonesa, las emociones reflejan relaciones, no solo estados internos. Por lo tanto, a
diferencia de la cultura estadounidense, la expresión de las emociones suele ser desalentada:
la supresión emocional ayuda a los japoneses a adaptarse mejor a las emociones del grupo.

Hay otro factor social por el que modificamos nuestras emociones: la economía.
Los temores económicos, modifican la manera en que los padres crian a sus hijos. A los
padres argentinos, les preocupa que sus hijos tengan menos oportunidades de éxito; hacen
cualquier cosa para ayudar a que sus hijos alcancen el éxito en una "sociedad injusta". Esto
fomenta el trabajo duro y el control, la no expresión, de las emociones. Los suecos, por otro
lado, tienden a estar más relajados y les dan a sus hijos más libertad emocional porque viven
en una sociedad más igualitaria.

El arte de la regulación emocional


Nuestro estado emocional habitual puede predecir la salud a largo plazo y la esperanza de
vida.
La regulación positiva de las emociones y la disminución negativa de las emociones no es la
única forma de manejar las emociones. Algunas personas tienden a regular negativamente
las emociones positivas.
Por ejemplo: Cuándo las personas con baja autoestima experimentan emociones positivas,
se vuelven ansiosas y reducen sus emociones positivas: se enfocan en los aspectos negativos
del éxito.

Se podría pedir un rol playing de cada tipo de regulación emocional.


Esto fue lo que pidió una alumna
Los separamos en tres grupos y les pedimos que imaginen que están trabajando en un
hospital en una situación que los conflictúa.
Ej: trabajo en neonatología con un bebé en riesgo.
Cada uno gestiona la emoción de diferente manera.

Hay tres tipos clave de regulación emocional.

La supresión emocional: significa que experimentamos la emoción, pero inhibimos sus


expresiones de comportamiento. Crea una asimetría entre cómo te sientes y lo que otros
ven.
La supresión, crea una distorsión. Nos hace sentir menos emociones positivas y
más emociones negativas: la supresión disminuye la satisfacción con la vida y la autoestima.

Vé al bebé y niega sus emociones, lo trata con indiferencia, como un objeto.


Comenta que no le importa.
Sale del hospital y sigue pensando en el caso.
La aceptación emocional: es percibir nuestros sentimientos: aceptar, nombrar y comprender
nuestras emociones, pero decidir no hacer nada al respecto. Aceptamos nuestros
sentimientos sin luchar ni juzgarlos. Aceptar nuestras emociones, no apartarnos de ellas, es
una de las prácticas centrales de la atención plena.
Vé al bebé y se preocupa por él. Lo trata con esmero y cuidado.

La reevaluación emocional: es de naturaleza cognitiva: implica cómo piensas sobre tu estado


emocional y te ayuda a replantearlo. Debido a que puede transformar toda la emoción,
generalmente se asocia con niveles más bajos de depresión y mayor bienestar.
Esta estrategia implica cambiar la trayectoria de una respuesta emocional; reinterpretamos
su significado.

Vé al bebé, entiende la situación de riesgo, lo relaciona con su tarea, piensa en cómo actuar.
Está enfocado en sus emociones y en su tarea.

El poder de la restructuración cognitiva


“Un hombre no es más que el producto de sus pensamientos; Lo que piensa, se convierte. "
- Mahatma Gandhi

Enfrentar nuestras emociones, y darles sentido, hace que sea más fácil entender qué
desencadena nuestra respuesta emocional y evitar reacciones sin sentido.

La restructuración cognitiva implica reconocer el patrón negativo que crean los


pensamientos. Replantea el curso de los pensamientos, haciendo que las cosas tengan
sentido y marca el camino que las emociones recorren.

Antes de tener una respuesta emocional automática, la restructuración cognitiva lo ayuda a


evaluar la situación de manera más neutral.
Tomás una fracción de segundo para observar las cosas desde la distancia.

Lo que una vez fue un conductor ansioso e imprudente, se convierte en un tipo apurado que
intenta llegar a tiempo al trabajo.

La restructuración cognitiva es beneficiosa para las personas que trabajan en ambientes


estresantes, rodeados de estímulos negativos, como enfermedad, angustia, duelo.

También es una estrategia exitosa para hacer frente a las actividades cotidianas.

Cuando estás en medio de una actividad física intensa, la fatiga y el dolor pueden volverse
abrumadores. Un enfoque típico es pensar en otra cosa. Intentamos evitar nuestras
emociones. Sin embargo, la evitación, la supresión, solo puede durar un corto tiempo.
La reestructuración cognitiva es una respuesta psicológica más efectiva. En lugar de ignorar
las sensaciones que genera el ejercicio, deberíamos observarlas como si fueramos un
científico que estudia la carrera o un periodista que captura la experiencia. Observá las
emociones sin juzgarlas, observá tus sentimientos de manera desapasionada.

Tu turno
Imagina que acabas de fallar una entrevista de trabajo. Puedes reaccionar negativamente y
culparte a ti mismo o elegir reflexionar sobre lo que sucedió. Revisar tu respuesta emocional
te ayudará a entender la experiencia en lugar de quedarte atrapado en una emoción.
El proceso de reevaluación cognitiva implica dos pasos:

 Reconocimiento de su respuesta negativa: concentrate en lo que estás sintiendo y


luego etiquetá la emoción. Por ejemplo: "Estoy empezando a enojarme" o "Me siento
ansioso".

 Reinterpretación de la situación: reevaluá la percepción de lo que sucedió para


reducir la gravedad de la respuesta negativa o para desarrollar una respuesta más
positiva.

Para practicar la reevaluación es necesario examinar una situación desde la distancia;


empezá por revisar las situaciones pasadas. Una vez que te acostumbres a al ejercicio,
resultará más fácil ejercitarlo en el calor del momento.

Usá las siguientes preguntas como guía.


 ¿Qué pasó y cómo me siento al respecto? ¿Por qué?
 ¿Hubo, o habrá, resultados positivos que resulten de esta situación?
 Intenta mantener la calma; ¿Cuáles son las cosas que están fuera de mi
control? ¿Cuáles están bajo mi control? ¿Qué puedo hacer para reducir el estrés de
la situación?
 Intentá relacionar la situación con una emoción más funcional, que aporte a la
situación; ¿Qué puedo cambiar sobre la forma en que estoy pensando esta situación?
 ¿Por qué puedo estar agradecido de esta situación?
 ¿En qué formas estoy mejor que cuando empezaste?
 ¿Qué aprendo de esta experiencia?

Las emociones juegan un papel esencial en nuestras vidas. No podemos ignorarlas ni


silenciarlas, pero tampoco podemos dejar que se hagan cargo de la situación. El manejo
emocional no consiste en evitar las emociones, sino en aprender a enfrentarlas y
comprenderlas.
La restructuración cognitiva es la práctica de volver a enmarcar nuestras emociones: las
entendemos y las convertimos en combustible para mejorar. Se trata de practicar para
reflexionar, aprender y ajustar nuestro comportamiento al enfrentar nuestras emociones. Y
por supuesto, no nos escapamos de ellas. Las analizamos, las miramos sin juicio, las
estudiamos y aprendemos de ellas.

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