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Los 7 enanos de la menopausia.

Decidida a enfrentarlos, los llamó ‘los siete enanos de la menopausia’:


Picante, malhumorado, sudoroso, somnoliento, hinchado, olvidadizo y seco.

1. Picante: picazón en la piel.


Una disminución en los niveles de las hormonas durante la menopausia provoca sequedad cutánea,
básicamente por una baja progresiva en el colágeno y el grosor de la piel, que se vuelve más fina y
pierde elasticidad. También pueden aparecer acné o pequeñas venas que se asoman en las zonas
más sensibles. Las afecciones cutáneas se producen en casi la totalidad de las mujeres
menopáusicas. Es importante tomar medidas apenas estas afecciones empiezan a producirse,
especialmente para evitar los daños de la exposición a los rayos del sol. El climaterio exige tomar
ocho vasos de agua al día y usar cremas hidratantes, recetadas por un dermatólogo.

2. Sudoroso: bochornos nocturnos y sudoración.


Una sensación súbita de calor intenso en la cara, cuello y pecho, enrojecimiento cutáneo, episodios
de sudoración y aceleramiento del ritmo cardíaco, puede suceder varias veces al día y, sobre todo,
en las noches. Su incidencia alcanza el 80 por ciento de las mujeres, puede durar entre dos y cinco
años, y aunque su existencia está relacionada con la pérdida de hormonas, no se conoce por qué
afecta más a algunas mujeres que a otras.

3 .Malhumorado: drama permanente


Durante la menopausia es muy común que la mujer empiece sentirse triste, ansiosa, irritable y de
mal genio. Según parece, esto es consecuencia de los otros síntomas del climaterio (sofocos, fatiga
y sudores nocturnos…), sumados al sentimiento de pérdida de juventud, fin de la edad fértil y otros
cambios. Todo ello puede llevar a una depresión.

4 .Dormilón: bostezos a toda hora


Las fluctuaciones hormonales pueden interrumpir los patrones de sueño durante la noche y causar
problemas de somnolencia. Además, los bochornos y sudores nocturnos suelen interrumpir el ciclo
normal de sueño y dificultar el descanso necesario.
Las alteraciones del sueño incluyen frecuentemente sacudidas musculares y aparición de ronquidos,
factores que inducen a irritabilidad, disminución de la capacidad de concentración, somnolencia
excesiva y mal humor.

5. Hinchado: ¿dónde está mi cintura?


La experiencia de la mayoría de las mujeres a partir de 50 años establece una relación entre la
menopausia y el aumento de peso, provocado por la menor producción de estrógenos. Además, a
diferencia de las jóvenes que acumulan la grasa en la parte inferior del cuerpo (caderas), durante el
climaterio crece más en volumen el abdomen. Como consecuencia se incrementan las posibilidades
de sufrir enfermedades como diabetes, artrosis, hipertensión, insuficiencia venosa, y un mayor riesgo
cardíaco.
Con la edad, los músculos tienden a disminuir y en contraposición aumenta la grasa. Se reduce la
actividad física, el gasto de energía y, como consecuencia, el metabolismo se vuelve más lento.
Aparte de ganar peso, se experimenta hinchazón y retención de líquido en la primera etapa de la
menopausia, síntomas que, afortunadamente, suelen ser temporales.

6. Olvidadizo: adiós memoria


Las investigaciones sugieren que el ánimo depresivo asociado a la disminución de los estrógenos
impacta negativamente en las funciones cognitivas.
Existen dos tipos de memoria: la de largo plazo y la memoria a corto plazo. La primera nos ayuda a
recordar un episodio ocurrido hace diez minutos, diez meses o diez años. La memoria a corto plazo,
nos permite mantener en la conciencia varios datos al mismo tiempo y compaginarlos con la
elaboración del pensamiento. Esta es la que puede fallar en el climaterio, lo que se puede provocar,
por ejemplo, que una mujer pueda olvidarse de alguien que acaba de conocer o del lugar en que
dejó sus gafas, así como tener problemas para expresar sus ideas con la rapidez y claridad de antes.

7. Seco: ni hablar del sexo


Varios órganos femeninos dependen de los estrógenos, especialmente los sexuales internos.
Durante la menopausia éstos se vuelven más delicados, se afinan y pierden su lubricación y
humedad natural, lo que desemboca en la sequedad vaginal. Como consecuencia, se produce dolor
durante la relación sexual y esto sumado a otras manifestaciones como irritación vaginal y sangrado,
conducen a una pérdida del deseo sexual de la mujer.

Suzanne Somers explica cómo, uno por uno, estos duendes sintomáticos empezaron a tomar el control
de su vida, y cómo la terapia de hormonas bioidénticas naturales los echó de su vida.
Al igual que a millones de mujeres alrededor del mundo, los médicos le recomendaron a esta actriz
una terapia de reemplazo hormonal. Pero ella había escuchado que las hormonas sintéticas
aumentaban el riesgo de cáncer en algunas personas y que actuaban básicamente aplacando los
síntomas, pero no el problema de fondo.
“Fue entonces cuando me enteré del elíxir de la juventud, el que mandó a los siete enanos de vuelta a las minas
de carbón para no volver jamás: las hormonas bioidénticas naturales”, dice.
Este tratamiento —definido como natural porque las hormonas se obtienen de elementos como
la soja — proporciona a las pacientes sustancias que poseen una estructura química idéntica a las
que produce el cuerpo humano. Por ello el organismo las reconoce fácilmente y las adapta como
propias.
Las hormonas bioidénticas, dice Suzanne, le devolvieron las ganas de vivir, de gozar los años de
madurez y de sentirse plena en su vida amorosa y sexual: “Después de todo, éstos son los años más
sexies…”.
¿Se le olvidó a Suzanne el enano feliz? Es posible… muchas mujeres en la post-menopausia se
declaran dichosas de haberse sacado un peso de encima.
Descripción general

La depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza


constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades. También
denominada «trastorno depresivo mayor» o «depresión clínica», afecta los
sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una persona, y puede
causar una variedad de problemas físicos y emocionales. Es posible que tengas
dificultades para realizar las actividades cotidianas y que, a veces, sientas que no
vale la pena vivir.

Más que solo una tristeza pasajera, la depresión no es una debilidad y uno no
puede recuperarse de la noche a la mañana de manera sencilla. La depresión
puede requerir tratamiento a largo plazo. Pero no te desanimes. La mayoría de las
personas con depresión se sienten mejor con medicamentos, con psicoterapia o
con ambos.

Atención de la depresión en Mayo Clinic

Síntomas
Si bien la depresión puede producirse solamente una vez en la vida; por lo
general, las personas tienen varios episodios de depresión. Durante estos
episodios, los síntomas se producen durante gran parte del día, casi todos los días
y pueden consistir en:

 Sentimientos de tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza

 Arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, incluso por asuntos de poca


importancia

 Pérdida de interés o placer por la mayoría de las actividades habituales o


todas, como las relaciones sexuales, los pasatiempos o los deportes

 Alteraciones del sueño, como insomnio o dormir demasiado

 Cansancio y falta de energía, por lo que incluso las tareas pequeñas


requieren un esfuerzo mayor

 Falta de apetito y adelgazamiento, o más antojos de comida y aumento de


peso

 Ansiedad, agitación o inquietud

 Lentitud para razonar, hablar y hacer movimientos corporales

 Sentimientos de inutilidad o culpa, fijación en fracasos del pasado o


autorreproches

 Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas

 Pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, pensamientos


suicidas, intentos suicidas o suicidio

 Problemas físicos inexplicables, como dolor de espalda o de cabeza

Para muchas personas con depresión, los síntomas suelen ser lo suficientemente
graves para causar problemas evidentes en las actividades cotidianas, como el
trabajo, la escuela, las actividades sociales o las relaciones con otras personas.
Algunas personas pueden sentirse infelices o tristes en general sin saber
realmente porqué.

Síntomas de depresión en niños y adolescentes


Los signos y síntomas frecuentes de depresión en los niños y adolescentes son
similares a aquellos en los adultos, pero puede haber algunas diferencias.

 En los niños más pequeños, los síntomas de depresión pueden consistir en


tristeza, irritabilidad, apego, preocupación, dolores, negarse a ir a la escuela
o bajo peso.

 En los adolescentes, los síntomas pueden comprender tristeza, irritabilidad,


sentirse negativo e inútil, ira, bajo rendimiento o poca asistencia a la escuela,
sentirse incomprendido y extremadamente sensible, consumir drogas de uso
recreativo o alcohol, comer o dormir demasiado, autolesionarse, perder el
interés por las actividades habituales y evitar la interacción social.

Síntomas de depresión en adultos mayores

La depresión no es una parte normal del envejecimiento, y nunca debe tomarse a


la ligera. Lamentablemente, la depresión a menudo no se diagnostica ni se trata
en adultos mayores, quienes pueden sentir reticencia a buscar ayuda. Los
síntomas de la depresión pueden ser diferentes o menos evidentes en los adultos
mayores, entre ellos:

 Problemas de memoria o cambios en la personalidad

 Dolores físicos

 Fatiga, pérdida del apetito, problemas del sueño o pérdida del interés en el
sexo, que no son resultado de una enfermedad ni de un medicamento

 Querer quedarse en casa con frecuencia, en lugar de salir a socializar o


hacer cosas nuevas

 Pensamientos o sentimientos suicidas, en especial en los hombres mayores

Cuándo consultar al médico

Si te sientes deprimido, pide una cita con un médico o un profesional de salud


mental tan pronto como sea posible. Si no quieres buscar tratamiento, habla con
un amigo o un ser querido, cualquier proveedor de atención médica, un líder
religioso u otra persona en quien confíes.

Cuándo pedir ayuda de urgencia


Si crees que eres capaz de lastimarte o intentar suicidarte, llama al 911 o al
número local de emergencias de inmediato.

Además, considera estas opciones si tienes pensamientos suicidas:

 Llama al médico o al profesional de salud mental.

 Llama a una línea directa de atención al suicida. En los EE. UU., llama a la
National Suicide Prevention Lifeline (Línea Nacional de Prevención del
Suicidio) al 1-800-273-TALK (1-800-273-8255). Usa ese mismo número y
presiona «1» para contactarte con la Veterans Crisis Line (Línea de Crisis
para Veteranos).

 Acércate a un amigo cercano o a un ser querido.

 Ponte en contacto con un pastor, un líder espiritual u otra persona de tu


comunidad religiosa.

Si tienes un ser querido que está en peligro de suicidarse o ha intentado hacerlo,


asegúrate de que alguien se quede con esa persona. Llama al 911 o al número
local de emergencias de inmediato. O bien, si crees que puedes hacerlo de forma
segura, lleva a la persona a la sala de emergencias del hospital más cercano.

Solicite una Consulta en Mayo Clinic

Causas

Se desconoce la causa exacta de la depresión. Al igual que sucede con muchos


trastornos mentales, puede comprender diversos factores, como:

 Diferencias biológicas. Las personas con depresión tienen cambios físicos


en el cerebro. La importancia de estos cambios aún es incierta, pero con el
tiempo pueden ayudar a identificar las causas.

 Química del cerebro. Los neurotransmisores son sustancias químicas que


se encuentran naturalmente en el cerebro y que probablemente desempeñan
un rol en la depresión. Las investigaciones recientes indican que los cambios
en la función y el efecto de estos neurotransmisores, y cómo interactúan con
los neurocircuitos involucrados en mantener la estabilidad del estado de
ánimo pueden tener un rol importante en la depresión y su tratamiento.
 Hormonas. Es posible que los cambios en el equilibrio hormonal del cuerpo
tengan un rol al causar o desencadenar la depresión. Los cambios
hormonales pueden presentarse en el embarazo y durante las semanas o
meses después del parto (posparto), y por problemas de tiroides,
menopausia u otros trastornos.

 Rasgos hereditarios. La depresión es más frecuente en las personas cuyos


parientes consanguíneos también tienen este trastorno. Los investigadores
están buscando genes que puedan intervenir en el origen de la depresión.

Factores de riesgo

Por lo general, la depresión comienza en la adolescencia o entre los veinte o


treinta y tantos años, pero puede aparecer en cualquier momento de la vida. Esta
enfermedad se les diagnostica más a las mujeres que a los hombres, pero puede
ser, en parte, porque es más probable que las primeras busquen recibir
tratamiento.

Algunos de los factores que parecen aumentar el riesgo de que se manifieste o se


desencadene la depresión son:

 Ciertos rasgos de la personalidad, como tener la autoestima baja y ser


demasiado dependiente, muy autocrítico o pesimista

 Situaciones traumáticas o estresantes, como maltrato físico o abuso sexual,


la muerte o la pérdida de un ser querido, una relación difícil o problemas
económicos

 Familiares consanguíneos que tienen antecedentes de depresión, trastorno


bipolar, alcoholismo o suicidio

 Ser lesbiana, gay, bisexual, transgénero o presentar variaciones en el


desarrollo de los órganos genitales que no son claramente ni masculinos ni
femeninos (intersexualidad) en un entorno que no brinda apoyo

 Antecedentes de otros trastornos de salud mental, como un trastorno de


ansiedad, de la alimentación o de estrés postraumático

 Abuso de alcohol o de drogas recreativas


 Una enfermedad grave o crónica, como cáncer, un accidente
cerebrovascular, dolor crónico o una enfermedad cardíaca

 Ciertos medicamentos, como los que se indican para la presión arterial alta o
las pastillas para dormir (habla con el médico antes de suspender la toma de
cualquier medicamento)

Complicaciones

La depresión es un trastorno grave que puede causar efectos devastadores tanto


en ti como en tus familiares. La depresión suele empeorar si no se trata y puede
derivar en problemas emocionales, de conducta y de salud que pueden afectar
todos los aspectos de tu vida.

Los ejemplos de las complicaciones relacionadas con la depresión comprenden:

 Sobrepeso u obesidad, que pueden derivar en enfermedades cardíacas o


diabetes

 Dolor o enfermedad física

 Consumo inapropiado de alcohol o de drogas

 Ansiedad, trastorno de pánico y fobias sociales

 Conflictos familiares, dificultades en tus relaciones y problemas en la escuela


o el trabajo

 Aislamiento social

 Sentimientos suicidas, intentos de suicidio o suicidio

 Automutilación, como por ejemplo cortes

 Muerte prematura a raíz de enfermedades

Prevención

No existe una manera segura para evitar la depresión. Sin embargo, las siguientes
estrategias pueden ser útiles.
 Toma medidas para controlar el estrés, mejorar tu resiliencia y levantar tu
autoestima.

 Acércate a la familia y a los amigos, especialmente en momentos de crisis,


para que te ayuden a superar los malos tiempos.

 Consigue tratamiento ante el primer signo de un problema para que te


ayude a impedir que la depresión empeore.

 Considera tener tratamiento de apoyo de larga duración para que te


ayude a prevenir la reaparición de los síntomas.
¿Puede un cristiano sentirse deprimido? ¿Es pecado la depresión? ¿Por qué esta moderna plaga
emocional afecta a tantas personas, incluidos creyentes consagrados y maduros en la fe? ¿No es
Cristo el mejor médico y la oración la mejor terapia?

Estas preguntas, muy frecuentes, reflejan la inquietud de bastantes creyentes. Para ellos es difícil
entender cómo una persona con fe en Cristo puede atravesar tiempos de depresión, agotamiento
o sequía espiritual.

Se les hace difícil conciliar la exhortación de Pablo «estad siempre gozosos» con la realidad de
hombres y mujeres de fe sufriendo una depresión.

Aun mayor perplejidad sienten cuando el problema afecta a los líderes espirituales, los pastores de
la iglesia.

Vasijas de barro y no de oro

¿Qué nos enseña la Palabra de Dios al respecto? Un análisis detallado del texto bíblico arroja
mucha luz, y en especial mucho consuelo, a los que sufren una depresión.

Para empezar, es difícil encontrar en toda la Biblia un solo personaje que no haya atravesado la
angostura del valle o la oscuridad del túnel. Unas veces fue en forma de depresión (Elías en 1 R.
19:1-18; Jeremías, ver Jer. 20). Otras veces en forma de duda (Habacuc, Juan el Bautista); casi
siempre con profundas experiencias de soledad y frustración (David, Pablo).

Al descubrir esta larga lista de héroes de la fe pasando por duras pruebas emocionales, nuestros
ojos se abren a una conclusión realista: estos hombres y mujeres fueron gigantes en la fe, sí, pero
también hombres de carne y hueso «sujetos a pasiones (sufrimientos) semejantes a las nuestras»
(Stg. 5:17).
Y ello es así porque Dios, en su soberanía misteriosa, se vale de vasos de barro y no de oro, vasijas
frágiles, por cuanto «el poder de Dios se perfecciona en la debilidad... porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte» (2 Co. 12:9-10).

Dios permite sombras en sus mejores instrumentos para que solo su nombre resplandezca. La
depresión se presenta, por tanto, con mucha naturalidad en la Biblia.

Moisés, el líder que se quería morir

Vamos a analizar en detalle una de las crisis más destacadas de Moisés, el hombre escogido por
Dios para ser guía del pueblo de Israel. Este gran hombre de fe, un verdadero modelo de quien se
dice que «se sostuvo como viendo al Invisible», experimentó la depresión con gran intensidad
hasta el punto de querer morir. Cansado de la desobediencia y las quejas constantes del pueblo,
abrumado por el peso de la responsabilidad, sintiéndose muy solo y agotado, su espíritu
desfallece:

Y dijo Moisés a Dios: ¿Por qué tratas mal a tu siervo? y ¿por qué no he hallado gracia en tus ojos,
que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? ...No puedo yo solo soportar a todo este
pueblo que me es pesado en demasía. Si vas a tratarme así, yo ruego que me des muerte, si he
hallado gracia a tus ojos; y que yo no vea mi desventura(Números 11:11-15)

Síntomas de la depresión

Veamos, en primer lugar, qué le pasaba a Moisés ya que los síntomas de su depresión son
frecuentes y ayudarán al lector a identificarse con la tribulación de Moisés.

En una etapa inicial Moisés interpela a Dios y parece que le pide cuentas por su forma de actuar,
incluso le reprocha que le llamara a esta tarea. Abundan los «por qué» que reflejan la protesta y la
confusión del gran líder. Hasta cinco preguntas le formula Moisés a Dios, preguntas con un
contenido netamente depresivo. Observemos cómo se siente perjudicado y maltratado,
sentimientos típicos de la depresión cuando la mente distorsiona los hechos, tal como veremos
después, y ve la realidad mucho peor de lo que es.

Moisés necesita verter libremente todo lo que hay en su corazón. Es una protesta terapéutica
porque la libre expresión de pensamientos y emociones tiene un notable efecto liberador. Es
como una descarga del peso que le oprime. Moisés no puede contenerse.
Necesita vaciar el enojo y la frustración contenidos en su corazón. Las palabras de Moisés, y sobre
todo su forma y tono, revelan irritabilidad, otro síntoma habitual en la depresión. Es llamativo que
Moisés, considerado «el hombre más manso de toda la tierra» (Nm. 12:3) llegue a este extremo de
irritabilidad. El hastío y las palabras duras, casi agresivas, contra el pueblo, nos revelan a un
hombre cansado, decepcionado, sin fuerzas para seguir adelante.

La descarga de Moisés llega a su máxima intensidad en Nm. 11:12: «¿Concebí yo a todo este
pueblo? ¿Lo engendré yo para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que
mama?»

Moisés deja entrever el deseo de abandonarlo todo. Hoy diríamos que le presenta su dimisión a
Dios! Sin embargo en el versículo siguiente la descarga emocional empieza a dar sus frutos y ya es
capaz de articular una queja más razonada y concreta: «¿De dónde conseguiré yo carne para todo
este pueblo?» (Nm. 11:13)

Observamos, por tanto, cómo Moisés tiene una gran necesidad de vaciar su corazón, presentarle a
Dios sus cargas. No podemos, sin embargo, omitir un hecho importante: Moisés no se queja de o
contra Dios, sino a Dios. Aun en medio de su depresión, le habla a Dios desde una posición de
sumisión y lealtad. No es pecado decirle a Dios cómo nos sentimos, aunque nuestra protesta sea
tan enérgica como la de Moisés. El pecado radica más bien en la amargura de corazón acumulada
tras meses o años de silencio. Silenciar nuestras cargas y dudas es un excelente caldo de cultivo
para las crisis de fe.

Otro síntoma típico de la depresión son los pensamientos distorsionados. La manera de razonar,
sentir y percibir la realidad se altera profundamente en el sentido de verlo todo desde una óptica
pesimista y sin esperanza. Estos pensamientos negativos son característicos de la depresión y los
vemos con gran claridad en este pasaje. Moisés, confundido por su visión depresiva, erraba en su
valoración de Dios y en la evaluación de su trabajo. En cuanto a Dios, pensaba que le había
abandonado e incluso que quería perjudicarle. En cuanto a sí mismo, se sentía un fracasado.

La crisis va in crescendo hasta culminar en Nm. 11:15 con las ideas de muerte: «Yo te ruego que
me des muerte».

Es un proceso que tiene su lógica. Las ideas de fracaso, de inutilidad e incluso de culpa injustificada
llevan a Moisés a sentirse como en un callejón sin salida en el que sólo la muerte parece una
liberación. Primero, Moisés dirigió su hostilidad (queja) contra Dios; luego, contra el pueblo, y
termina contra sí mismo. La tensión se había hecho insoportable. Moisés ha perdido su
autoestima, hecho clave en toda depresión, y ello conlleva la pérdida de esperanza. Ante esta
situación la única salida que ve es la muerte. Puesto que no hay luz por ninguna parte, lo mejor es
desaparecer. Moisés no veía ninguna salida a su túnel.

Algunas personas con depresión grave pueden tener una experiencia similar a la de Moisés en
cuanto al deseo de morirse. No olvidemos, en estos casos, que las ideas de suicidio en la depresión
son la consecuencia de una mente que, enferma, es incapaz de pensar nada positivo. En este
punto empezamos a entender que la depresión es, muchas veces, una verdadera enfermedad que
afecta a la mente, los sentimientos e incluso la voluntad de la persona.

La causa de la depresión de Moisés

La descarga emocional –abrirle su corazón a Dios sin reservas- le da a Moisés luz en cuanto a su
problema. El hombre confundido de la primera etapa está ahora en condiciones de ver su
situación con más claridad, hasta el punto que él mismo llega a ver la causa de su depresión: «No
puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía» (Nm. 11:14). Brillante
diagnóstico. El contexto anterior –Nm. 11:1-10- nos ayuda a entender la razones de su
agotamiento. Las repetidas quejas del pueblo, murmurando sin cesar, habían llegado a agotar la
paciencia de Dios mismo: «Y la ira de Jehová se encendió en gran manera» (Nm. 11:10).

No sorprende entonces, la tremenda tensión emocional de Moisés que acaba por minar su
resistencia psíquica. Estamos ante una clara depresión por agotamiento.

Ahí tenemos, deprimido y sin esperanza, al siervo a quien Dios había confiado una misión muy
especial: conducir al pueblo por el desierto, un desierto tan literal como metafórico. La
desobediencia del pueblo había agotado la paciencia y la capacidad de resistencia de Moisés hasta
llevarle a una depresión profunda.

La respuesta de Dios

Llegados a este punto debemos examinar un aspecto crucial del pasaje que es también clave para
un adecuado tratamiento del deprimido: ¿Cómo actúa Dios? Veamos la respuesta que le da a
Moisés:

Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y
sus principales. Y tráelos a la puerta del Tabernáculo y esperen allí contigo. Y yo descenderé y
hablaré allí contigo y tomaré del espíritu que está en ti y pondré en ellos. Y llevarán contigo la
carga del pueblo, y no la llevarás tú solo(Números. 11:16-17)
En el momento más necesario, cuando Moisés no puede más y desea la muerte, surge la palabra
balsámica del médico supremo. Dios sabía bien la causa del estado de Moisés y la respuesta viene
de la manera más adecuada. En la forma de actuar del Señor hay tres aspectos que queremos
destacar. Dios le provee a Moisés de las tres cosas que más necesitaba:

Comprensión

Dios no censura a Moisés por su depresión ni le trata ásperamente; ni una palabra de reproche
sale de la boca del Señor. La comprensión sustituye a la reprensión.

Dios se nos presenta como maestro de la simpatía hacia el atribulado. Lo que menos necesitaba
Moisés en aquel momento eran palabras de reproche. A nosotros, humanamente, nos podría
parecer que Moisés merecía algún tipo de corrección. Pero el «Señor es lento para la ira y grande
en misericordia» (Sal. 86:15).

Esta respuesta de Dios constituye una iluminadora advertencia para los que se apresuran a emitir
juicios condenatorios o gestos de desaprobación cuando ven a un hermano como «caña cascada o
pábilo que humea» (Is. 42:3). Si queremos parecernos a nuestro Maestro, haremos bien en
imitarle: la misericordia, la comprensión y la simpatía deben abundar mucho más que el juicio
severo, la reprensión o la condenación hacia el que sufre.

Ayuda práctica

Dios provee una salida. La respuesta de Dios no se limita a comprender a su siervo deprimido, sino
que es sumamente práctica.

Le proporciona la ayuda más asequible para que Moisés pueda salir de la depresión. El estado
emocional de Moisés era muy parecido a una ciudad asediada por el enemigo. Lo más urgente es
encontrar una salida que alivie este cerco.

Observemos que Dios no le da una «solución» instantánea, de manera que el problema


desaparezca de forma mágica. No olvidemos que la palabra solución no aparece en la Biblia ni una
sola vez. En cambio sí se nos promete que «fiel es Dios que no permitirá que seáis probados más
allá de lo que podéis soportar, sino que juntamente con la prueba dará también la salida» (1 Co.
10:13).

Dios no cambió a Moisés por otro líder ni siquiera le dió oportunidad para un tiempo de descanso.
El pueblo siguió siendo conflictivo; el peso de la dirección seguía estando allí. Pero algo muy
importante sí cambió: Dios le dio la salida precisa, le proporcionó los instrumentos adecuados para
afrontar la situación: «Setenta ancianos del pueblo llevarán la carga contigo y no la llevarás tú
solo». Dios provee la salida adecuada en el momento adecuado.

Estímulo para su autoestima

Queda claro que Dios no consideró un pecado la depresión de Moisés. Si hubiese sido así, Dios le
habría apartado de tan estratégica responsabilidad. Lejos de ello, le reafirmó en su tarea con una
frase luminosa y terapéutica: «..y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos» (Nm.
11:17). Una vez más Dios se nos revela como un exquisito conocedor de la mente humana. ¿No se
había quejado Moisés de que Dios le trataba mal y de que casi le había desechado? (Nm. 11:11).

La autoestima de Moisés, tan deteriorada, necesitaba una buena dosis de renovación. La frase
«tomaré del espíritu que está en ti y pondré en ellos» implicaba dos grandes estímulos: por un
lado, Dios no se había olvidado de Moisés, su espíritu estaba todavía presente en el líder del
pueblo.

Por otro lado, ¡Dios no podía insuflar un espíritu alicaído y débil en los otros ancianos! La lógica de
Dios se hace aplastante: «Moisés, sigo creyendo y confiando en ti» es el mensaje claro que Dios le
transmite con su decisión. Moisés estaba en depresión, pero era capaz de entender este mensaje:
«si Dios toma de mi espíritu para darlo a otros, señal de que no debo ser tan desastre...».

El trato amoroso y delicado de Dios surtió efecto. Moisés pudo salir del valle oscuro de la
depresión. Los acontecimientos posteriores de su vida nos muestran que esta crisis no fue estéril.
Sin duda Moisés pudo aprender valiosas lecciones de esta dolorosa experiencia. El autor de
Hebreos (He. 11:26-27) nos revela dos de los grandes secretos de la fe de Moisés:

«Tenía la mirada puesta en el galardón»

«Se sostuvo como viendo al Invisible»

Esta doble expresión de la fe de Moisés es la columna que le permitió asirse de Dios en la hora
oscura de su depresión. Es la misma columna que todo creyente tiene a su alcance.

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