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Desde mediados del siglo XIX, se comenzó a ver un fenómeno en el panorama

musical colombiano, denominado como “música nacional”, que en sus inicios solo
abarcaba géneros de la región andina como pasillos, guabinas y bambucos,
siendo este ultimo uno de los más importantes para la identidad colombiana, esta
denominación se debía principalmente a un centralismo político-económico en las
tierras andinas. Más tarde los géneros tropicales como las cumbias y porros,
fueron ganando aceptación por el público y tuvieron un gran éxito comercial; en
éste momento de la historia musical de Colombia podemos hablar de un factor
esencial para que este fenómeno se empezara a asentar dentro del pueblo
colombiano y es el papel que jugó la radio y la difusión que le dio a estas músicas
para más tarde pasar a la grabación de discos LP. Esta industria se vio
fuertemente influenciada por los las clases más altas, ya que eran los que tenían
los recursos para financiar programas radiales y adquirir los discos, por esto de
alguna manera, este arte se veía controlado por las élites que fundamentalmente
elegía la música que debía ser escuchada y con la que se tenían que identificar.

Hasta este momento se ha abordado la música únicamente como medio de


entretención y que mas allá de servir como un elemento nacionalista, había
servido más bien para el deleite de los oyentes, pero la música ha tenido un papel
mucho más importante y este se relaciona directamente con el medio político y el
reflejo de una sociedad que es fácilmente manipulada por esta (la música). La
relación entre la política y la música, siempre ha sido evidente dentro de los
cambios que suceden en una sociedad, partiendo de que si hay un cambio
político, evidentemente va a haber un cambio musical o en general cultural, esto
obedece directamente a los intereses casi personales que tienen los dirigentes del
momento, es por eso que la cultura musical ha tenido varios giros durante los
últimos dos siglos. Situando a la música al lado de la política, nos damos cuenta
de que la primera le ha servido como propaganda a la última, ya que por medio de
una manifestación musical se pueden llegar a propagar ideas que inevitablemente
llegaran a todo el público, por ejemplo, en España durante el siglo XIX se
popularizaron “las habaneras”, que eran cantos entonados por aquellos soldados
que sobrevivieron la guerra en cuba y que relataban sus vivencias en combate y
los amores que dejaron en la Habana; durante la segunda guerra mundial se
volvió emblemática la canción “Lili Marleen”, cantada principalmente por los
militares del Tercer Reich y el ejército británico; y si damos una mirada hacia
Colombia, el 7 de agosto de de 1819, al acabar la batalla de Boyacá, el alférez
José María Cancino junto a cinco músicos tocó una improvisada contradanza que
llamó “La Vencedora”, en honor a las tropas victoriosas. Durante muchos años se
consideró como nuestro himno nacional pero pocos saben ahora que existió. Así
podemos dar muchos ejemplos, tanto nacionales como universales.

Ahora bien, desde hace unos años, los distintos gobiernos se han interesado en
promover el arte de una manera más amplia, no solo por su relación con la
política, sino para enriquecer la cultura y poder disolver algunas problemáticas que
se presentan en la cotidianidad del país, tales como la violencia, delincuencia
juvenil, embarazos adolecentes, analfabetismo, entre otras. Es por esto que por
medio del Plan Nacional de Desarrollo se han implementado programas que
reúnen principalmente a la población infantil y juvenil, en un entorno artístico.

“En Colombia, el enfoque de las políticas culturales que primó durante las décadas
iniciales de su implementación se centró en promover la formación artística, las
prácticas culturales, aspectos netamente creativos y la protección de
manifestaciones patrimoniales. Con el paso del tiempo, estas políticas se
fortalecen y nacen las primeras iniciativas dirigidas a la promoción de la diversidad
cultural con enfoque descentralizado, como los distintos planes nacionales de
concertación y estímulos.”

Informe de Colombia de la Convención 2005


Unesco Industrias Culturales
Sobre la protección y promoción de la
diversidad de las expresiones culturales

Dentro del Plan Nacional de Desarrollo del año 2002-2006, se creó el Plan
Nacional de Música para la Convivencia (PNMC), donde mediante la conformación
de bandas, coros, orquestas y ensambles de músicas tradicionales de las
regiones, que contribuyeron a fundamentar la educación musical en los
municipios. Este proyecto acoge a todo tipo de poblaciones, desde aquellas que
son marginadas y de bajos recursos hasta a aquellas personas que simplemente
desean iniciar su formación musical. Por esto podemos decir que muchos de los
estudiantes de música en el nivel universitario, iniciaron sus estudios por medio de
este tipo de iniciativas gubernamentales

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