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NOVELAS

Algo más que respirar

Los amigos, de Kazumi Yumoto, fue un relato compuesto por la escritora para llegar a
ser una película, como efectivamente lo fue. Está un poco basado en lo que ella vivió
cuando murió su abuelo, como cuenta en el epílogo. Su argumento es que tres chicos
japoneses de unos doce años se plantean que nunca han visto morir a alguien y que no
saben nada de qué pasa cuando uno se muere. Con ese motivo, hacen un plan para
espiar a un viejo que les parece que no tardará en morirse. Pero el viejo se da cuenta:
entabla trato con ellos y el caso que le hacen le da nuevos ánimos.

Están bien dibujadas las personalidades de cada chico: el narrador, Kiyama, sensato y
responsable; Kawabe, nervioso e impulsivo, enfadado por su situación familiar; y el
gordo Yamashita, tranquilo y algo apático. Todo sucede de modo calmado, con muchos
diálogos. Dentro de las peculiaridades del ambiente local que se refleja, las situaciones
son normales y, a veces, resultan divertidas: se presentan bien bastantes reacciones
propias de chicos. Es verosímil cómo los protagonistas aprenden, refuerzan su amistad,
y maduran.

No es que las reflexiones sobre la muerte que hacen los chicos vayan muy lejos pero
tienen interés. Así, recuerda Kiyama, «un tío mío me dijo hace mucho, mucho tiempo
que morirse es dejar de respirar. En aquel momento, le creí. Pero ahora sé que no es
verdad. Vivir es algo más que respirar. Y morir tiene que ser algo más que respirar,
supongo». También Kawabe apunta en una ocasión: «si lo pensamos bien, es un milagro
que sigamos vivos». Y Yamashita señala que si un amigo tuyo muere cuida de ti desde
el más allá… y eso es como si fueras invencible

Una familia con muchas grietas

Una novela en contraste con la de ayer y en línea con lo dicho en Una generación
autoindulgente es El final de la inocencia, de Linzi Glass, una sudafricana que vive en
California. Es una obra sobresaliente si tenemos en cuenta que es la primera de su
autora: está bien escrita, cuenta con personajes poco comunes, es emocionalmente
intensa y honrada en su presentación de los conflictos.

Verano de 1966, Johannesburgo. Emily Iris, una chica de once años que vive angustiada
por la tensión entre sus padres, encuentra consuelo en su dulce y guapa hermana
mayor, Sarah, y en sus criados zulúes Lettie y, sobre todo, Buza, un vigilante nocturno
que le cuenta historias de su pueblo. Como una forma que tienen sus padres de intentar
ocultar sus desavenencias es invitar a gente a pasar unos días con ellos, un día su padre
propone a un matrimonio australiano con dos hijos que instalen su caravana en el jardín.
Con ese motivo, Emily hace amistad con el huraño Streak, de su edad, y Sarah intenta
enseñar cosas a Otis, el mayor, un chico corpulento y retrasado.

La novela, narrada por Emily, lo presenta todo desde su perspectiva. En un lado están
su hermana, encantadora y trágicamente ingenua, y el bondadoso Buza, en el que
confía plenamente a pesar de las advertencias en contra de su padre: «no hay nada que
yo no pueda contarle a Buza y sin embargo hay muchas cosas que nunca le contaré a mi
padre». En el otro están su madre, amargada por haber descendido de nivel social y
obsesionada con su amante, y su padre, que no piensa para nada en su familia y sólo
atiende a su negocio.

Desde un punto de vista literario se podría reprochar a la novela una cierta falta de
coherencia en el punto de vista —un capítulo en pasado al principio, lo que ocurrió
entonces en presente, y un capítulo final de nuevo en pasado para recoger hilos
sueltos—; que se anuncia lo que ocurrirá ya en el título y se telegrafía más claramente
desde los primeros compases de algunos comportamientos; que algunos personajes son
esquemáticos y que Buza es demasiado perfecto.

Pero, en cualquier caso, la tensión y el desasosiego crecientes de Emily se transmiten al


lector con eficacia, la forma en que refleja el dolor por el comportamiento de sus padres
es convincente, y están bien entretejidas sus preocupaciones con las tensiones sociales
de la segregación racial en Sudáfrica. Por otra parte, Buza gana con creces su
protagonismo: con sus comentarios sabios —unos como para sí: «no hay dulzura en una
niña rota, no hay dulzura en una familia con tantas grietas»; otros para su oyente: «a
veces, señorita Emily, quienes más ruido hacen son quienes menos ruido oyen»—; y,
sobre todo, con los tranquilizadores relatos que van en paralelo con lo que necesita
Emily: «¡Oh, no!», exclama Emily cuando parece inminente algo malo; «no se preocupe
señorita Emily —se apresura a decir Buza—. Ahora verá».

Grupos de Alimentos

La alimentación debe ser lo más variada posible, las preparaciones deben tener poca
grasa e incluir todos los grupos de alimentos.

Según el “Plato del bien comer”, los alimentos se clasifican en 3 grupos:

1. Verduras y frutas
2. Cereales y tubérculos
3. Leguminosas y
alimentos de origen
animal
Verduras y frutas

 Aportan vitaminas,
minerales y fibra
 Es recomendable
comerlas crudas o poco
cocidas y si es posible
con cáscara
 Consumir al menos 5
verduras y frutas de
diferentes colores, da
variedad a tu dieta

Cereales y tubérculos

 Este grupo es la base de


tu alimentación y la
principal fuente de
energía
 Los cereales de consumo
más frecuente son el
arroz, avena, amaranto,
maíz y trigo
 Es recomendable
consumirlos integrales y
en todas las comidas
 La papa, el elote y el
camote se consideran
dentro de este grupo
 Se recomienda consumir
de 5 a 11 porciones al día
Leguminosas y alimentos de origen animal

 Son fuente de proteínas y


minerales
 La carne proporciona
hierro y vitamina B12,
que son esenciales para
prevenir anemia
 La combinación de
leguminosas y cereales
proporciona energía y
proteínas similares a las
encontradas en la carne
 Las leguminosas de
consumo frecuente son:
frijoles, lentejas, habas,
garbanzos, alubias y soya
 Se recomienda consumir
de 3 a 5 porciones al día

Recuerda que:
 No hay alimentos buenos ni malos.
 Una alimentación saludable consiste en dar variedad, saber combinar y medir la cantidad de
alimentos que se consumen.
 Es recomendable realizar tres comidas principales y una o dos colaciones al día.
 Elige por lo menos 1 alimento de cada uno de los grupos, en cada tiempo de comida.
 Al preparar tus alimentos utiliza poca grasa, sal y azúcar.
 Toma 2 litros de agua simple al día; ayuda a que todas las funciones del cuerpo se lleven a cabo
adecuadamente.

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