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realizado por: René Krügen, Severino Croatto y Néstor Míguez del Instituto Superior de estudios
evangélicos. Argentina, 1996.
CRÍTICA TEXTUAL, ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO
1. INTRODUCCIÓN
Sólo el texto bíblico original puede informarnos sobre la teología de su autor. Las tradiciones poste-
riores y los cambios introducidos al texto original son evidencias de su evolución, pero no de su origen. Por
ello la exégesis bíblica debe tratar de remontarse al texto original. Como original se entiende el texto autógra-
fo, o sea, tal como salió de la mano del autor.
Ya sabes que lamentablemente no poseemos ningún original de los textos bíblicos. Hasta el momen-
to sólo se hallaron y conservaron copias posteriores. Los originales se perdieron, cosa explicable si se toma en
cuenta que se escribieron sobre el frágil papiro. Los manuscritos (así se llaman los textos copiados a mano,
antes de la invención de la imprenta en Europa en el siglo XV) de libros bíblicos o de partes se produjeron en
una época bastante posterior a la redacción de los originales, en algunos casos hasta siglos. Son por lo general
copias de copias. Algunos manuscritos son anteriores a la canonización definitiva del NT en el siglo IV, pero
la mayoría son posteriores. Algunos fragmentos se originan a partir del siglo II en adelante; pero copias ma-
nuscritas enteras del NT se poseen sólo de la segunda mitad del siglo IV, cuando se comenzó a emplear un
material más duradero: el pergamino.
2. INFORMACION BASICA
Mientras los textos bíblicos fueron copiados y multiplicados una y otra vez a mano durante varios
siglos, se introdujeron en ellos cambios de todo tipo, unos involuntarios, otros intencionales. Así es como los
mss que hoy poseemos de un mismo texto original difieren bastante entre sí.
La investigación ha tratado de acercarse lo más posible al original de cada libro bíblico, reconstru-
yendo su texto en base a comparaciones entre las copias posteriores. La compaginación de estas copias y la
indicación de las diferencias entre ellas constituyen las ediciones críticas o científicas del AT o del NT. Ahora
bien, el hecho de que en el NTG 26/GNT 3 poseamos un texto crítico del mejor nivel científico y ampliamente
reconocido en todo el mundo, no debe producir la impresión de que ese texto ya es directamente el original
del NT. Es la mejor reconstrucción posible en base a los conocimientos actuales de la redacción y transmisión
de cada libro, y en base a los mejores y/o más antiguos mss. Sus editores se han remontado en el tiempo lo
más que pudieron. Si se incorporan mejores mss o acaso algún original, ese texto quedará superado y hasta
podrá sufrir modificaciones sustanciales. Por eso siempre conviene tener presente que a pesar de la exactitud
y los esfuerzos, se trata sólo de una reconstrucción.
El propósito de la crítica textual del NT (CT) es un acercamiento, con la mayor exactitud posible, al
texto original de cada uno de los libros del NT; llegando, como ya se indicó, a una reconstrucción hipotética.
Métodos Exe¿*étieo.s - 39
El objeto de trabajo de la CT es la reconstrucción de los textos cuyos originales se perdieron; pero
que fueron hallados en papiros, pergaminos, leccionarios. citas de diversos autores antiguos y también en
versiones o traducciones antiguas.
El material de trabajo de la CT son los "testigos" del texto y su edición compilada con indicación
de las variantes.
El objetivo de la CT es la reconstrucción del texto, lo más cercana posible al texto original; elimi-
nando cambios y errores originados en el proceso de copiado.
Si bien buena parte del trabajo ya está hecho y vertido a las ediciones críticas, es recomendable
comprender los pasos de la CT para poder entender las decisiones que tomaron los editores del NTG, enten-
der la evolución del texto en sí y en algunos casos poder tomar decisiones propias.
Esta unidad de CT del NT se propone brindar ayuda, material e información para el:
Actividad 17
Ya vimos que los cambios pudieron ser introducidos por error o intencionalmente. Los errores invo-
luntarios se pudieron deber a: la confusión de renglones (saltos por comienzos o finales idénticos o similares,
saltos transversales), los efectos de la memoria, influencia de paralelos, errores de lectura-escritura-dictado,
omisiones o adiciones, división errónea.
Métutfo.s Exegélicus - 40
Los cambios intencionales quizás nos choquen más que los otros errores, porque hemos desarrollado
la concepción del carácter sagrado e intocable de las Escrituras. Pero en un primer momento no existía esa
fijación por lo escrito, y lo que se quiso hacer fue mejorarlo. Así se introdujeron modificaciones estilísticas,
asimilación de textos paralelos, cambios de definiciones históricas y geográficas, integración de cambios
anteriores superpuestos en un mismo mss, identificación de personas mediante el agregado de un nombre,
correcciones de citas del AT, correcciones de errores reales o supuestos, modificaciones dogmáticas o teoló-
gicas, modificaciones gramaticales.
Veamos algunos ejemplos de cómo funciona la CT, para ello trabajaremos con el NTG 26.
EJEMPLO 1
La introducción al NTG 26 indica que las palabras incluidas entre los signos f 1 son sustituidas por
otras. Es decir, hay variantes que tengan otra inscripción. Analicemos cuales son. Para ello nos dirigiremos al
aparato crítico. Allí leemos:
Inscriptio: súayyé^iou k.l.p-66-75 (A) C D L Ws © ¥ f1 ÜDi¡ áytov EÜ. k.I. (28) al ¡ txt ( K B).
¡Qué confusión! ¿no? Vayamos ahora por pasos. Las dos rayitas verticales ( ) separan distintas va-
riantes en el mismo lugar del mismo versículo con el mismo signo. Aquí hay pues tres lecturas diferentes.
Luego el aparato indica cuales son los mss que tienen esta lectura. Aparecen en primer lugar los pa-
piros 66 y 75. Los mss neotestamentarios de papiro se indican mediante una, seguida por el número arábigo
en alto: p1, p66, etc. Los más antiguos son del siglo II; después abundan los del siglo III en adelante. Hay casi
cien papiros con textos del NT. El último data del siglo VIII.
El p66 data del año 200 o antes; contiene partes del EvJn El p75 es de principios del siglo III y tiene
partes de Le y de Jn.
Después vienen algunas letras mayúsculas. Designan códices (—libros) con textos del NT, escritos
sobre pergamino. Los más antiguos también se llaman unciales por estar escritos con letras griegas mayúscu-
las. Los primeros provienen del siglo IV. El último es del siglo XI.
Los códices unciales se clasifican mediante letras de los alfabetos latinos y griegos: A, B, C, W, 0; y
uno hebreo: el K., llamado Sinaítico. Además todos llevan un número con un cero antepuesto, 01, 04, 094,
0276. AI terminarse las letras de los alfabetos, los demás códices llevan sólo su respectivo número.
El códice A (llamado Alejandrino) va entre paréntesis en el aparato. Esto indica que tiene alguna
modificación en el título.
Después vienen los códices minúsculos. Las copias más antiguas de este tipo, hechas con letras grie-
gas minúsculas, datan del siglo IX. A partir del siglo XI dominaron sobre las copias mayúsculas.
Entre todos los minúsculos dos grupos tienen importancia especial. Se los llama familias, y son la
familia f y / 3 . Los minúsculos se indican mediante un número común: /, 30, 429.
Finalmente el aparato tiene una M gótica: JJÍ . Designa el llamado texto mayoritario. Se trata de un
enorme conjunto de manuscritos mayúsculos y minúsculos, en su mayoría con una versión del texto neotes-
tamentario que se divulgó a partir de Bizancio en todo el imperio romano oriental. Por ello se lo llama texto
bizantino, imperial o también koitié (=común). Con seguridad no se trata del texto original del NT, sino de
una recensión posterior; aunque durante muchos siglos se lo tomó como el más auténtico. Una variante apo-
yada por la sigla iUÍ , si no es atestiguada por otros buenos mss (buenos papiros, N, B) suele ser secundaria en
la mayoría de los casos. La sigla ¿'i abarca más que los mss del grupo bizantino: incluye también testigos
mejores, pero en ese caso coinciden con el texto koiné.
Después del signo ¡ (separación de variantes) viene una segunda lectura, que aparece en el minúscu-
lo 28, con una ligera modificación, como lo indican los paréntesis.
Después dice al, abreviatura del latín alii = otros. Es decir que también otros testigos de menor im-
portancia tienen esta variante.
Luego del signo ¡ dice txt (»V B): el texto (txt), tal como aparece impreso, lo tienen (con modifica-
ciones, como ya sabes por los paréntesis) los códices mayúsculos N (Sinaítico, del siglo IV) y B (Vaticano,
del año 350; el mejor códice conocido).
Si se comparan todas estas variantes, se obtiene que las más antiguas parecen estar en los papiros 66
y 75. Pero la variante de los mayúsculos N y B es más breve y puede considerarse como anterior. Hay que
considerar que tanto el Sinaítico como el Vaticano son copias de manuscritos anteriores, que muy bien pue-
den ser más antiguos que los papiros 66 y 75.
Es más fácil imaginarse que algún copista haya agregado antes que tachado alguna explicación. Por
ello frecuentemente la variante más breve puede ser la más antigua. La opción del NTG podría considerarse
correcta.
Ahora bien, todos los títulos de los escritos bíblicos son creaciones posteriores. Ello ya se ve al com-
parar los cuatro evangelios: todos se llaman "Según + nombre del evangelista". Esto indica a las claras un
trabajo posterior de quienes coleccionaron estos escritos. Por ello ninguna variante es realmente original. Sólo
podemos decir que la del Sinaítico y el Vaticano son los más antiguos títulos existentes. En los demás ya se
ve una tendencia a la mayor sacralización del documento: primero se le agrega "Evangelio", luego
"Santo..."".
Actividad 18
Toma el NTG 26 y compara las inscripciones o títulos de los cuatro Evangelios. In-
mediatamente te darás cuenta que los mismos grupos de testigos casi siempre tienen
las mismas variantes; y en todos los casos la preferencia cae sobre el Sinaítico y el
Vaticano.
Métoüos Exegético.s - 44
Escribe en una ficha las distintas variantes, encolumnándolas según los cuatro Evan-
gelios y en el orden de aparición, como haciendo una sinopsis o visión de conjunto.
EJEMPLO 2
Veamos otro caso:
El signo r indica que algún o algunos testigos reemplazan la palabra que sigue. Si vamos al aparato
y buscamos las indicaciones correspondientes al v.6, leemos rKupíou {Señor). Unicamente el códice D tiene
esta variante. El D (número 05) es un mayúsculo bilingüe (griego-latín) y contiene los cuatro Evangelios y
Hechos. Proviene del siglo V. Su texto tiene muchos cambios peculiares y no tiene valor propio, salvo donde
coincide con el de otros grupos buenos. Aquí la variante solitaria no tiene importancia. El asterisco * indica
que es la primera mano o el amanuense (=copista) original, o sea, el que escribió este códice. Atención: pri-
mera mano no significa autor, sino el copista que copió este texto, ya sea por copiado o por dictado. A veces
es necesaria esta indicación con asterisco, pues en ocasiones manos posteriores han introducido correcciones,
a veces varias superpuestas; y en ocasiones notas marginales. Una primera corrección se indica así: Dc ,
etc. Si hay variantes superpuestas, van numeradas así: Dl, D2, D3. Las notas marginales se indican con Bme,
D ms , /4ms, etc.
Después viene el signo T que señala que en ese lugar algún o algunos testigos tienen una inserción
o interpolación. En el aparato aparece la palabra fli' (=era) después del signo T . La tienen los originales de
los códices K y D como lo indican los asteriscos; un suplemento o adición posterior al códice W (así lo indi-
ca la j) y la versión o traducción siriaca de Curetón, indicada mediante s>'c. En este caso, si bien el Sinaítico es
un buen testigo, no se puede aceptar la variante porque la tienen muy pocos testigos y se nota que representa
un agregado que pule el estilo, por ejemplo: "su nombre Juan" se transformó elegantemente en "su nombre
era Juan".
EJEMPLO 3
Ahora un nuevo ejemplo, con versiones en castellano.
Comparando tres versiones importantes en el mundo hispanohablante, notamos que la versión Reina-
Valera no tiene indicaciones de CT; la versión popular Dios habla hoy, incluye diversas notas; y la Biblia de
Jerusalén tiene abundantes referencias, indicando agregados, cambios, omisiones. Por ejemplo, en Mt 6:13
una serie de testigos tiene la célebre doxología del Padrenuestro: "porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, por los siglos de los siglos. Amén". Esos testigos, con el gran grupo del texto mayoritario Wl , eviden-
temente no tienen el texto origina] (representado en este caso por la omisión de la doxología, atestiguada por
los códices K , B, D y otros). Como en la época en que Reina preparó su traducción (al igual que Lutero la
suya) la iglesia seguía fielmente el texto imperial, se introdujo la doxología en las Biblias evangélicas y en el
"Padrenuestro evangélico".
La versión popular, elaborada con mayor criterio del CT, tiene la doxología como variante al pie de
la página y dice: "Algunos mss añaden: Porque tuyo....etc".
Ningún uso, por más piadoso que sea, puede justificar una inserción al texto bíblico.
Actividad 19
Analiza la variante de Jn 1:16. Allí, la partícula óxi {porque) es sustituida por KOCÍ
(y). Como ya conoces varias siglas, indica cuales son los testigos que apoyan una u
otra lectura. Trata de identificar las siglas, letras, números y abreviaturas que aún no
conoces. Búscalos en la tabla completa dentro de esta misma unidad. No importa si
no llegas a identificar todo.
¿Por qué supones que los editores del NTG optaron por el óxi como texto original?
Actividad 20
Toma las versiones RV, Dios habla hoy y BJ (y otras más). Verifica lo que cada una
indica al respecto de Me 16:9-20, el llamado final largo de Marcos. La versión popu-
lar también tiene el texto del llamado final breve de Marcos.
En el texto griego esta parte va entre dobles corchetes ( [[ ]] ), que encierran palabras o partes que no
forman parte del texto original, pero que tienen indudable antigüedad. Al tratarse de palabras o partes de
autenticidad dudosa, pero asumidas como originales por los editores del NTG, éstos lo indican con corchetes
simples ( [ ] ).
EJEMPLO 4
Ahora seguimos con algunos ejemplos más, antes de pasar a nueva información.
Mt 19:3 Kcd npoaívVQov aúxoa) T (jxxpiaaioi 7teipá^ovT£c; aüxóv KOU A.éyovxeq T'' si e£,eanv
r
áv0pcÓ7tco ánoXücrai xf]v yuvaiKa aúxoú Kaxá n á a a v aixíav;
Antes de (¡>apicraíoi (fariseos) algunos testigos tienen oi (los): X, O, el texto mayoritario y al-
gunos mss de la versión sahídica (indicada mediante sams; el sahídico es una rama del idioma copto de Egip-
to). Omiten el oi el papiro 25 (del siglo IV), los mayúsculos B, C, L, W, A y ©; ambas familias minúsculos f
y / 3 ; los minúsculos 33, 565, 700, 892, 1010 y otros de menor importancia; un manuscrito sahídico (sams), la
versión medioegipcia (mae) y la bohaírica (bo) (las dos últimas son ramas del copto). La lección mejor apo-
yada por la antigüedad de sus testigos es la omisión. Además es la variante más corta. Lo primero viene a ser
un criterio externo, más importante; lo segundo, un criterio interno. Cuando ambos coinciden como aquí, la
situación es clara: el original no tuvo oi.
Después viene una raya vertical ( | ) que indica que sigue una variante perteneciente a otro lugar en el
texto, siempre dentro del mismo versículo. Nuevamente hay una inserción. Como es la segunda en el mismo
versículo, el signo lleva un punto: T '
Una serie de testigos tiene aquí aúxco (=le). La lista incluye también códices latinos antiguos, de-
signados mediante letras latinas minúsculas. Los testigos no tienen suficiente peso como para sugerir que se
trata de una palabra auténtica. Además es un texto alargado, y repite un vocablo ya usado anteriormente.
En la tercera variante las cosas se complican un poco: se reemplaza la palabra áv9pcÓ7tM (-al hom-
bre) por otras lecturas. En el aparato aparece primero una cruz (+), luego el signo menos (-). Esto indica que
Métoüos Exegético.s - 44
en la edición 25 del NTG los editores aún tomaban por original la omisión del vocablo. Esta omisión, indica-
da aquí por el signo menos (-), es apoyada por el original del Sinaítico, el Vaticano y algunos más. Incluyen
ccvQpcímw la segunda corrección del Sinaítico, C, D, W, © , el mayúsculo 087; las familias de minúsculos f
y fl; el texto mayoritario y toda la tradición latina (lat.).
Una variante de menor importancia es la sustitución del vocablo por ávSpí (=al varón), sostenida
por un corrector del minúsculo 1424 y otros pocos (pe). Esta variante se introdujo por influencia del texto
paralelo de Me 10:2, y por lo tanto ha de desecharse. Cuando hay evidente influencia de un texto paralelo (así
suele suceder frecuentemente en los Sinópticos), el aparato lo indica mediante p.
¿Por qué los editores del NTG habrán optado por la inclusión del término? En este caso la situación
se presenta más dividida. Evidentemente el peso del original del Sinaítico y el Vaticano es muy fuerte (por
algo la edición anterior del NTG creyó que eso era el original). Pero por el otro lado también hay testigos
buenos, de manera que puede creerse que sostienen el original, a pesar de ser el texto más largo. A la calidad
de los testigos se suma su cantidad; y el texto tiene más coherencia con el término.
3. INFORMACION AMPLIADA
La Ct del NT como ya señalamos, se propone fijar con la mayor exactitud posible el texto original de
cada escrito. Debido a la escasa duración del material empleado se perdieron los originales. Muchísimas co-
pias y copias de esas copias también se perdieron; pero se conservan algunas, y es con ellas que trabaja la CT.
De las miles de copias desde el siglo II hasta la invención de la imprenta ni siquiera dos de ellas son exacta-
mente iguales en cada renglón. Lo que sí hay son familias de mss, provenientes por ejemplo de una misma
zona geográfica (Egipto, Bizancio, etc.).
En el proceso de copiado repetido, las copias también recibían correcciones por comparación con
otras copias (a veces apoyadas en la memoria), y así se multiplicaron las variantes.
3.1 Recensiones
A partir del año 260 d.C. y hasta el 300 -entre las persecuciones de Decio, Valeriano y Diocleciano-
hubo un período de tranquilidad para los cristianos. Surgió entonces la necesidad de contar con numerosas
copias, tanto para las iglesias ya establecidas, como para las nuevas, producto de la misión expansiva. En ese
momento tuvo lugar un trabajo de recensión de los escritos del NT. En diversos lugares se hicieron correccio-
nes, se eliminaban formulaciones consideradas erradas, se agregaron explicaciones; y hubo redacción nueva
bajo intereses eclesiásticos (p.ejem. teológicos o litúrgicos).En Antioquía un tal Luciano hizo una recensión
que abarcó cuestiones estilísticas, eclesiásticas, piadosas; y se formó un texto que gozó de amplia aceptación.
Se trata del texto llamado koiné o común; también bizantino (por divulgarse fuertemente desde Bizancio) o
imperial (por su "oficialización"). Durante la Edad Media este texto fue considerado el auténtico; las traduc-
ciones bíblicas lo popularizaron en todo el mundo (se lo tomaba por el "texto recibido como auténtico por
todos", de allí el título-slogan "textus receptus"). Posteriormente la investigación crítica demostró que se
trataba de una recensión profunda, alejada del original.
En algún otro lugar oriental se redactó el antecedente de un texto que muchos investigadores llaman
occidental; con cambios, agregados profundos y hasta extravagancias, sobre todo en Hch. Se lo llama occi-
dental porque sirvió de base a traducciones latinas antiguas, divulgadas en Occidente. Pero este texto también
fue difundido en Siria y Egipto.
Métodos Exegétit:o.s - 45
Alejandría tuvo su propia recensión, la de un tal Hesiquio. Los testigos que contienen este tipo de
texto son considerados actualmente como de excelente valor testimonial. A este texto se lo denomina neutral.
La recensión alejandrina, por diversas influencias del texto bizantino, llegó a modificarse en diversas partes,
llamándose hoy egipcio.
Otros textos o recensiones postulados, pero no del todo seguros, son los de Cesarea y de Jerusalén.
Cada recensión es presentada por una serie de testigos y versiones, que podemos sintetizar en el si-
guiente cuadro:
Texto de Antio-
Texto alejandrino, quía, también llamado
neutral, luego egipcio. koiné (=común), bizanti-
no, imperial.
Representado por
Representado por las la gran mayoría de los
Representado por los
antiguas versiones latinas y testigos: los mayúsculos
mayúsculos H y B; y exce- siriaca; y contenido en el E, F, G, H; en los Evan-
lentes papiros: 46, 66, 75; y mayúsculo D. gelios también A; muchos
fuera de los Evangelios tam- minúsculos; y la versión
bién por el mayúsculo A. siriaca, llamada Peshita.
Constituyó luego
el llamado "textus recep-
tus".
Actividad 21
Vuelca este esquema a una ficha con la ordenadora primaria CRITICA TEXTUAL,
e indica la ordenadora secundaria que podría acotar el alcance de la primaria.
3.2.1 Papiros
Los papiros son hojas fabricadas de la pulpa de la planta homónima del Delta del río Nilo. Se los
juntaba en rollos o volúmenes (como libros). Los más antiguos papiros del NT datan del siglo II y son muy
importantes para la CT: p52 (del año 125 d.C.); los papiros Chester Beatty p^^y-w. i o s papiros Bodmer p66-72-
74 y75
. Hay un centenar de papiros del NT.
3.2.2 Pergaminos
Los pergaminos son hojas de piel de cordero, cabra, carnero; en ocasiones de antílope. Los judíos
cosían estas hojas entre sí formando rollos; los cristianos pasaron a juntarlos formando libros o códices.
Lo códices más antiguos tienen muchísimo valor para la CT. De los casi trescientos unciales los pri-
meros cinco, que se enumeran seguidamente, son particularmente importantes.
N o 01, Códice Sinaítico: data del siglo IV, contiene todo el NT y gran parte del AT. Es de perga-
mino de antílope. Manos posteriores le han hecho cambios y correcciones. Pertenece al tipo alejandrino.
A o 02, Alejandrino: es del siglo V, contiene el AT y gran parte del NT. En los Evangelios tiene un
texto de calidad inferior, del tipo koiné; en los otros escritos va mejorando y para el Apocalipsis el A es el
mejor testigo existente.
B o 03, Vaticano: es el códice de pergamino más antiguo y data del año 350. Contiene casi la Biblia
íntegra. Es el mayúsculo más importante, con el menor número de faltas; y representa una forma de texto
divulgado en Egipto alrededor del año 200 d.C.
C o 04, Rescripto de Efrén: es un palimpsesto (=códice que fue raspado y sobre el cual después se
escribió otro texto). Data del siglo V. En el siglo XII fue usado de nuevo para obras del teólogo Efrén el Sirio,
de allí su nombre. Empleando sustancias químicas se pudo volver a hacer legible la primera escritura. Contie-
ne algo del AT y gran parte del NT. Su texto es parecido al del Sinaítico y el Vaticano, pero con más varian-
tes.
D o 05, Bezae Cantabrigiensis: Es un códice bilingüe, griego-latín. Data del siglo V. Contiene gran
parte de los Evangelios y Hechos. Donde coincide con los demás textos antiguos, es un testigo importante;
pero sus lecturas peculiares y divergentes no tienen valor.
Actividad 22
Incluye los principales datos de estos cinco códices en fichas independientes bajo la
ordenadora CRITICA TEXTUAL. Identifica con claridad en cada caso la ordenadora
secundaria correspondiente.
¿Se justificaría una ficha de resumen que incluyera a los cinco? ¿Cómo la confeccio-
narías?
A partir del siglo IX se emplearon también caracteres minúsculos para las copias del NT. Hay unos
2800 minúsculos; el ochenta por ciento de ellos tiene texto koiné y por consiguiente no aporta mucho en la
búsqueda del texto original del NT. Sólo un diez por ciento contiene texto antiguo y valioso. Los minúsculos
más importantes están agrupados en las familias f1 y f 1 3 .
Las perícopas siguen su orden litúrgico y fueron agrupadas en los leccionarios. Su importancia para
la fijación del texto original es reducida, ya que generalmente son tardíos y contienen un texto koiné. Los
leccionarios se clasifican mediante una letra I seguida de un número: 1 32,1 44,1 185.
A veces es muy difícil precisar si se trata de una cita o de una alusión a un texto bíblico. Puede tra-
tarse realmente de una cita con una variante en el texto, como también de una alusión que no tiene la inten-
ción de ser exacta. Y si se trata de una cita, todavía sigue habiendo más posibilidades: puede ser cita de me-
moria o copiada. Recién en este último caso el testimonio del Padre tiene valor para la CT.
El aparato crítico presenta a los Padres eclesiásticos mediante abreviaturas de sus nombres latinos:
C1 (=Clemente), Or (=Orígenes), Ir (=íreneo), Eus (=Eusebio), etc.. Su lista completa se encuentra en la
introducción al NTG.
3.2.5 Versiones
Otra referencia constante en el aparato crítico es a las antiguas versiones, o sea, las traducciones del
texto del NT al latín, el siriaco, el copto y a otros idiomas. Su importancia es variable, pues se trata de tra-
ducciones y no de originales griegos. Si bien las versiones más antiguas son del siglo II, su valor ha decrecido
aún más al encontrarse papiros de ese mismo siglo.
Fuera del latín, el siriaco y el copto con sus dialectos, los demás idiomas no tienen mayor importan-
cia para la CT, pues se trata de versiones tardías y hechas en base a otras. Con todo, en ocasiones el aparato
tiene referencias a ellas, tal el caso de la armenia, georgiana, gótica, etiópica, eslava, árabe, nubia.
Las indicaciones de los testigos siempre tienen el mismo orden en el aparato: papiros en orden nu-
mérico; códices mayúsculos en orden alfabético, que también corresponde al numérico); códices minúsculos
(primero las familias f 1 y f 1 \ luego en orden numérico; texto mayoritario , leccionarios en orden numérico;
versiones antiguas en el siguiente orden: latín, siriaco, copto, otros de menor importancia; Padres eclesiásti-
cos. Además hay abreviaturas que indican si se trata de algunos pocos testigos más, algunos otros, muchísi-
mos o todos los demás.
Con estas indicaciones ya estás en condiciones de acercarte a la lista de los papiros y códices griegos
empleados en NTG (pp. 684-712).
En las páginas 712-716 se presentan los códices que contiene la antigua versión latina (también lla-
mada Itala). Se los clasifica mediante letras latinas minúsculas: a, b, e, k.
Métodos Exegétietvs - 48
Todas estas listas también indican el contenido y la época de cada manuscrito.
Actividad 23
T
En este lugar una parte de la tradición añade algo, generalmente una palabra.
Las palabras comprendidas entre estos dos signos son omitidas en una parte de la tradición.
(
^ Las palabras comprendidas entre estos dos signos son sustituidos por una parte de la tradición.
Sl Las palabras comprendidas entre estos dos signos aparecen invertidas en una parte de la tradi-
ción. El nuevo orden de las palabras invertidas en las diversas variantes aparece indicado con
número: 3 2 14.
S• Este signo indica la inversión solamente de la siguiente palabra en el lugar señalado en el apara-
to crítico.
Una parte de la tradición tiene puntuación diferente. Esto es de importancia secundaria, ya que
en el momento de escribirse el NT no se conocía puntuación alguna, y se escribía en forma con-
tinuada. Recién los códices minúsculos introdujeron puntuación.
Cuando hay varias lecturas en el mismo versículo, se agregan números o marcas a los signos:
Actividad 24
Para poder utilizarlos con facilidad organiza una ficha resumen práctico de estos
signos y su significado abreviado: r reemplazo; Tinterpolación ° ; omisión; ' 1 re-
emplazo:r; '' omisiones; otro orden y : otra puntuación. Será una importante he-
rramienta instrumental para tu trabajo.
1
[ ] encierran palabras o partes de au- '
las palabras incluidas se omiten
tenticidad dudosa (el aparato crítico 5 l
las palabras incluidas van en otro
las asume como originales) orden
f[ ]] encierran palabras o partes que no J 321 indicación del orden traspuesto
forman parte del texto original, pero (puede haber varias variantes)
de indudable antigüedad S .según la variante la palabra ocu-
r
la palabra siguiente se remplaza pa otro lugar
T
interpolación, inserción puntuación diferente
la palabra siguiente se omite Cuando hay varias lecturas en el
n las palabras incluidas se remplazan mismo versículo, se agregan
números o signos
Habrás notado que en el transcurso de los ejercicios se aplicaron determinadas reglas para establecer
el texto original. Los pasos en el trabajo fueron los siguientes:
Primero se anotaron todas las variantes con sus respectivos testigos. Una sola lección puede ser la
original (o acaso ninguna de las transmitidas, cuando se pierde la original).
Después se aplicaron las reglas de la CT, comenzando siempre con los criterios externos y prosi-
guiendo luego con los internos. Los externos se refieren a los testigos; los internos, al contexto, estilo, esta-
dística de términos, mundo teológico del autor. Si todos coinciden, la decisión será fácil y certera. Los crite-
rios externos tienen prioridad para la decisión.
1. La lección más y mejor apoyada por los mejores testigos puede ser la original. Debe tenerse en
cuenta la calidad de los testigos, sobre todo su fecha y el tipo de texto: el mejor es el alejandrino; el más ale-
jado y cambiado es el koiné.
Los papiros antiguos y los mejores códices mayúsculos antiguos tienen enorme valor. El mayúsculo
D contiene frecuentemente variantes muy peculiares, no originales. Las traducciones y las citas de los padres
eclesiásticos poseen generalmente sólo una función de control antes que de decisión.
2. Hay que tener en cuenta el parentesco de los testigos entre sí. Muchos guardan una relación genea-
lógica en la que las copias de otros no tienen valor. AI tratarse de mss de una misma rama, su peso queda
reducido al de uno solo. Por eso no se pueden contar meramente el número de los testigos a favor o en contra
de una variante. P.ejem. la gran masa de todos los mss pertenece al tipo koiné o bizantino, pero esa mayoría
3. Hay que confrontar los grupos de testigos entre sí. Para ello ten presente el gráfico de los principa-
les tipos de testigos según recensiones: neutral-alejandrino-egipcio, "occidental", koiné. El alejandrino nos
acerca a la redacción primitiva más que los otros.
4. Se debe tener en cuenta el influjo de los paralelos (sobre todo en los Evangelios Sinópticos) y del
texto de la versión griega del AT, la llamada Septuaginta (LXX).
Cuando se nota que una variante, evidentemente, tiene su origen en la intención del copista por
igualar p.ejem. el texto de Me al de Mt hay que desecharla. El NTG ya indica estas variantes por influencia de
los paralelos con la letra p).
Taciano, un teólogo de la iglesia Siria, elaboró una armonía de los cuatro evangelios llamada Dia-
tessaron. Este escrito fue usado durante mucho tiempo por la iglesia siria, y ejerció buena influencia en el
copiado de los Evangelios.
Al citar textos del AT muchos autores del NT lo hacían de memoria. Cuando después se copiaban
sus escritos, diversos copistas trataban de corregir las diferencias entre las citas y el texto original de la LXX.
5. Hay que prestar atención a la relación entre las variantes. Algo de esto ya viste al comparar los tí-
tulos de los cuatro Evangelios.
1. La lección más difícil suele ser la primitiva. Esto se comprende fácilmente: un copista es más pro-
penso a aclarar un pasaje difícil u oscuro, y así introduce una variante más fácil. La lección difícil se sigue
transmitiendo sin embargo en otras copias. El aparato crítico del NTG contiene numerosas variantes que
constituyen aclaraciones, enmiendas, explicaciones, agregados, ejemplificaciones, armonizaciones.
Esta regla por supuesto no puede aplicarse mecánicamente, pues muchas variantes difíciles se deben
simplemente a errores de copiado o dictado, y no a la composición del autor original. En este caso no tienen
derecho a ser consideradas como originales. De allí que esta regla sólo pueda aplicarse si los criterios exter-
nos coinciden con ella. Si la variante más difícil sólo tiene a su favor testigos tardíos e inferiores, debe ser
rechazada.
2. La lección más corta es la primitiva. Es más probable que alguien haya ampliado y explicado un
texto, y no que lo haya acortado.
Esta regla tampoco vale para los errores de copiado, cuando un copista, por ejemplo, saltó de una lí-
nea a la subsiguiente omitiendo la intermedia o saltó por encima de palabras por lectura atravesada.
El mayúsculo D tiene tantos agregados y explicaciones en el Libro de los Hechos que prácticamente
constituye una segunda versión, secundaria por cierto. Aquí siempre vale la regla de la lección más corta.
3. La variante elegida debe armonizar con el contexto. Si una variante entra en colisión con el versí-
culo o capítulo entero, no puede ser original. Tampoco puede ser original si es contraria al contenido y estilo
del libro entero. Valga por ejemplo la historia de la mujer adúltera, Jn 7:53-8:11. Este texto, si bien condice
con el espíritu general de Jesús y con el carácter de su proceder y su proclamación (y con ello puede ser con-
siderado un hecho histórico), es tan distinto del estilo general del Evangelio de Juan que inmediatamente se le
4. La variante elegida debe explicar la formación de las demás, con la ayuda de las fuentes de errores
y de los intentos de aclaración, explicación, armonización. Es decir, después de haberse hecho la elección de
la mejor variante, puede hacerse la contraprueba mediante esta regla.
-> No conviene apoyarse en la conjetura. Cuando ninguna variante satisface, es mejor dejar cons-
tancia del problema.
-> Conviene tener conocimiento del estilo de cada autor, su vocabulario, el contexto de sus pasajes,
sus enseñanzas en general.
-> Conviene tener presente que las palabras de Jesús en los Evangelios tienen un trasfondo arameo.
-> Según la teoría de las dos fuentes generalmente aceptada, el Evangelio de Marcos y una Fuente de
Dichos sirvieron de bases a los evangelistas Mateo y Lucas, agregando cada uno de estos más materiales
propios a sus respectivas obras. Debe tomarse pues en cuenta la prioridad del Evangelio de Marcos; y al mis-
mo tiempo debe saberse que el de Mateo ejerció mucha influencia sobre el copiado posterior de los demás,
por ser considerado el "principal". Ambas cosas se notan en la formación de variantes.
-> La crítica textual solo se aprende en la praxis, incluso con cierto arte.
Actividad 25
Estudiante Fecha
Ejercicio 2: Le 7:28
Ejercicio 3: Ef 1:1
4. ¿Cuáles son los tres principales tipos de texto o recensiones del NT?
No se dispone de ningún manuscrito bíblico original. Todos los originales se perdieron, y es necesa-
rio manejarse con copias posteriores. Entre los textos existentes, llamados testigos, y el origen de los diversos
libros siempre se interponen espacios de tiempos más o menos largos.
El AT o, mejor dicho algunas partes del mismo, comenzaron a transmitirse en copias manuscritas
1500 a 2500 años antes de la invención de la imprenta, según se trate de un texto de los más recientes o de los
más antiguos.
Estas copias contienen errores o cambios inconscientes, pero también conscientes e intencionales
que se producen siempre con ese tipo de transmisión de textos y que incluso conocemos de nuestra propia
práctica de copiado a mano, a máquina, por dictado o de memoria. Ni siquiera el mayor cuidado puede im-
pedir que se introduzcan errores de los copistas; y ni que hablar de los cambios intencionales o de los que
provienen de la existencia de tradiciones similares o paralelas (como p.ejem. la doble tradición del Decálogo,
Ex 20 y Dt 5).
Actividad 26
2. INFORMACION BASICA
Para tratar de llegar a la forma original de los textos bíblicos ya vimos que la exégesis dispone de la
metodología de la Crítica Textual (CT). Esta se confronta con el hecho de que sólo disponemos de copias
posteriores de los textos, y que estas copias difieren entre sí. A esto hay que agregar las diferencias que evi-
dencian las versiones o traducciones a otros idiomas con respecto al original hebreo (y arameo) del AT y
griego del NT.
El original debe ser reconstruido pues a partir de las copias y versiones. Por lo pronto puede supo-
nerse que ningún autor bíblico haya escrito un texto sin sentido. La gramática y las cuestiones de contenido
son pues una ayuda importante para la CT.
La CT es la simple pregunta acerca de cuál de varias lecturas diferentes de un mismo texto es la más
cercana a la intención o a la pluma del autor.
La CT del AT define como texto original a la forma hipotética que tenían los escritos el AT, cuando
formaron paulatinamente el canon palestinense del AT a partir del siglo IV a.C. El proceso de canonización
Es muy difícil reconstruir realmente el verdadero texto original, ya que las traducciones generalmen-
te no provienen de una misma raíz, sino que representan evoluciones a partir de distintas recensiones.
Esto ha llevado a que muchos estudiosos consideren que es sumamente difícil definir con total pre-
cisión el objetivo de la CTdel AT. Estiman que sigue siendo conveniente hablar sólo de la reconstrucción del
texto que ha llegado a ser canonizado a fines del siglo I d.C. en el judaismo rabínico, y cuyo representante es
el llamado Texto Masore'tico (TM). Y con ello el principal trabajo ya está hecho y se halla plasmado en la
edición de la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHS).
La CT intenta ir más lejos, descubrir, comprender y revertir por lo menos aquellos cambios incons-
cientes e intencionales del texto, provenientes del proceso de copiado.
Para el estudio científico del AT disponemos de la BHS, reproducción fiel del manuscrito veterotes-
tamentario completo más antiguo entre todos los conocidos. Es del año 1008 ó 1009 d.C. y lleva el nombre de
Códice de Leningrado B 19 A, abreviado L. Contiene el llamado Texto Masorético.
La BHS es una edición con aparato crítico, cuyas variantes permiten verificar las diferencias que
existen entre el códice base L y otras tradiciones tales como manuscritos hebreos, la traducción griega LXX, el
Pentateuco Samaritano, los documentos bíblicos de Qumrán y otras versiones.
La Universidad Hebrea de Jerusalén está publicando una gran edición científica del AT, conocida
bajo la sigla HUB (Hebrew University Bible; el proyecto completo se abrevia HUBP). Se basa en el Códice de
Alepo de la primera mitad del siglo X, inaccesible durante mucho tiempo para la investigación científica: la
comunidad que lo guardaba no permitía fotografiarlo.
Lamentablemente se quemó una parte de este manuscrito antes de que pudiera ser documentado.
Ahora se encuentra en el Santuario del Libro del Museo de Israel en Jerusalén.
Si bien la exégesis tiene cada vez más confianza en el TM, es necesario comprender los pasos de la
CT y conocer los datos sobresalientes de la historia del texto del AT.
* Uso de la BHS.
Registra en una ficha los objetivos de la CT, podrás volver sobre ellos cada vez que
los necesites.
5-
Actividad 28
Registra en una ficha los datos consignados en esta unidad y en la número 2, He-
rramientas básicas, sobre la BHS.
En 2R 23:33 la BJ dice: El Faraón Nekó lo encadenó en Riblá, en el país de Jamat, y puso un im-
puesto al país de cien talentos de plata y diez talentos de oro.
La versión RV dice: Y lo puso preso Faraón Necao en Ribla en la provincia de Hamat, para que no
reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra una multa de cien talentos de plata, y uno de oro.
La BJ tiene una nota explicativa en la que aclara que el texto hebreo añade después de.... Jamat:
cuando era rey de Jerusalén; y que varias versiones dicen: para que no reinara más en Jerusalén.
La edición manual de la BJ tiene efectivamente esta lectura del texto: para que no reinara más en
Jerusalén.
La nota de la BJ aclara que el texto hebreo dice: un talento de oro y las versiones diez, talentos. La
BJ se inclina pues por las versiones; la RV por el texto hebreo.
Estas diferencias indican que los traductores dieron distinta importancia a las diferentes lecturas o
variantes. Al exegeta se le plantea pues la necesidad de llegar a un más preciso manejo de los problemas de
CT del AT.
Actividad 30
en castellano
Compara las versiones de Gn 27:38 ¿Qué agregado tiene la BJ, y de dónde surge?
La historia del texto hebreo evidencia que todos los testimonios tienen una gran distancia del texto
original, tanto temporal como también literaria y teológica. Como ya sabes, esto se produjo por errores de
copiado, otros cambios involuntarios, y también cambios intencionales.
La exégesis del AT no se conforma con constatar que se han producido esos cambios. Su CT trata de
descubrirlos, analizarlos y clasificarlos; con la finalidad de reconstruir el texto original.
A diferencia del texto original del NT, que es el texto tal como salió de la mano de cada autor, lo que
la CT del AT llama texto original es la forma que tenían los libros veterotestamentarios cuando alcanzaron su
conformación actual y en la que fueron canonizados, en lo que al volumen y contenido se refiere. Este proce-
so de conformación definitiva y de canonización se desarrolló aproximadamente a partir del siglo IV a.C. y
llegó a su conclusión hacia fines del primer siglo d.C.
Es sabido que muchos errores se producen de manera totalmente inexplicable, p.ejem. por cansancio.
Por ello no se ha de creer que el exegeta podrá interpretar el origen de todos los cambios.
Los errores de lectura y escritura se produjeron por confusión de letras similares en la escritura he-
brea cuadrada : 3 n " n n ~ n n ~ r ~ ¡' ¿ " 3 ) .
También hubo confusiones con letras hebreas antiguas. La versión griega del AT, la Septuaginta o
LXX, agregó otras posibilidades de confusión entre letras griegas.
Otros errores se deben a la transposición de letras, haplografía (eliminación de letras o palabras pa-
recidas), ditografía (duplicación de letras o palabras), confusión de renglones por saltos por comienzos pare-
cidos o idénticos (homoioarcton) o por finales similares o iguales (homoioteleutón), saltos transversales,
combinación o separación errónea de palabras, confusión de consonantes empleadas como vocales, modifi-
caciones debidas a pasajes paralelos, interpretación falsa de abreviaturas, asimilaciones, etc.
Los cambios intencionales deben comprenderse sobre el trasfondo histórico: antes de la fijación ca-
nónica y del desarrollo de la concepción del carácter sagrado de las Escrituras los copistas y estudiosos de los
escritos del pueblo de Dios introdujeron los cambios con plena conciencia e intencionadamente. Estos no
deben considerarse hoy como falsificaciones de la Palabra de Dios. Los cambios se hicieron con total buena
fe, y jamás se quiso introducir algo extraño al texto. Más bien se quiso corregir o mejorar pasajes no del todo
claro o considerados erróneos.
Así se introdujeron partículas breves (y, todo, uno, tú, que, allí, diciendo).
Diversos textos fueron adaptados a la comprensión, el estilo y las necesidades populares. Los térmi-
nos poco frecuentes fueron reemplazados por otros más comunes. De allí que ciertas variantes con vocablos
menos frecuentes y más difíciles pueden ser originales. Algunos términos y giros chocantes para el sentimien-
to religioso o moral fueron sustituidos por otros más elegantes, eliminando p.ejem. el nombre de Baal de
ciertos nombres personales compuestos.
Los copistas incluyeron en el texto de vez en cuando agregados y glosas marginales. Posteriormente
otros copistas los consideraron parte del texto y los incluyeron como parte de él.
Actividad 31
La anterior edición de la BH, de Kittel, y la actual BHS siguen en su totalidad el TM según el Códice
L de Leningrado. Lo designan mediante una M gótica: f)Jl que no debe confundirse con la sigla similar de la
CT del NT, 911 (que designa el texto Mayoritario, Bizantino y otros).
Originalmente el texto hebreo circulaba sólo como texto consonántico, con algunas consonantes ac-
tuando como vocales finales (desde el siglo VII a.C.).
El actual texto consonántico se consolidó hacia fines del siglo I y comienzos del siglo II d.C. Des-
pués de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. se inició un proceso de restauración judía que incluyó
decisiones definitivas sobre la forma canónica del conjunto de libros de la Biblia hebrea y sobre la forma
consonántica del texto. La interpretación judía meticulosa exigía un texto absolutamente seguro. Los sabios
elaboraron entonces una recensión a partir de manuscritos antiguos, y su producto tiene mejor calidad que los
textos de circulación popular. Así el TM oficial difiere de los testigos anteriores: el Pentateuco Samaritano, la
LXX, el Rollo de Isaías encontrado en Qumrán juntamente con otros textos fragmentarios. Todos estos testi-
gos eran de circulación popular. El TM es más exacto, meticuloso, conservador y restaurador.
Por otra parte los sabios judíos hicieron diversas correcciones, sobre todo por razones dogmáticas.
Así p.ejem. en Crónicas se encuentran diversos nombres personales compuestos con el nombre del dios Baal,
mientras que en los textos paralelos de Samuel y Reyes este nombre odiado fue eliminado y sustituido por
otros elementos, Dios, o también vergüenza. O sea que los textos de mayor importancia que Crónicas recibie-
ron más corrección.
Hubo varias mejoras, eliminaciones, inclusiones y otras versiones. Las tradiciones judías han regis-
trado conscientemente algunos de estos cambios. Este texto fijado y purificado críticamente por las autorida-
des judías tenía que ser transmitido luego de manera absolutamente confiable, pues para la concepción judía
los escritos sagrados no pueden ser cambiados en su conformación o en su texto. Se profundizó así la con-
cepción del carácter intocable de los textos sagrados.
Había personas especialmente encargadas de realizar el trabajo de transmisión, el cuidado de las Es-
crituras, la búsqueda y eliminación de eventuales errores. Los primeros eruditos se llamaban Soferim, escri-
bas, sabios de la Escritura, maestros y copistas de la Biblia.
A partir del siglo V d.C. un grupo de estudiosos llamados Masoretas inició la vocalización de los
textos hebreos consonánticos. A partir del siglo XI también se llamaban naqdanim (puntuadores). Sin vocali-
zación exacta el texto consonántico mantiene ciertas ambivalencias, ya que vocalizaciones diferentes pueden
producir significados distintos. Por ello fue necesario fijar la pronunciación exacta a medida que avanzaban
los siglos.
Desde el siglo VII a.C. se empleaban en ocasiones algunas letras con valor vocálico (llamadas ma-
tres lectionis, madres de la lectura). Asimismo se usaban en algunas partes ciertas transliteraciones del texto
hebreo mediante letras griegas. Esta práctica se abandonó luego por razones religiosas y prácticas.
En Tiberias trabajó la familia de Ben Naftalí por un lado y la de Ben Aser por el otro, cada uno con
un sistema propio de signos vocálicos y de acentuación. Este trabajo llegó a su conclusión en los siglos IX - X
d.C. El sistema de Ben Aser alcanzó la máxima validez, desplazando todos los demás textos y sistemas. Con
ello se reglamentó definitivamente y hasta en el más mínimo detalle la pronunciación y la lectura de los textos
del AT.
En síntesis: desde fines del siglo I d.C. la Biblia hebrea tiene un texto consonántico fijo, mientras que
su puntuación vocálica y su acentuación actuales se terminaron de fijar recién en los siglos IX y X d.C.
Los textos del hebreo moderno, el ivrit, comúnmente no llevan puntuación vocálica, salvo en pala-
bras claves, ambiguas o ambivalentes.
3.3 La Masora
Además del texto hebreo y de su aparato crítico la BHS también contiene una serie de otras indica-
ciones tradicionales de los sabios judíos, conocidas bajo el nombre genérico de Masorá.
La Masorá completa se divide en Masorá marginal y Masorá final. La marginal a su vez se subdivide
en M. parva (Mp) o pequeña, colocada en los márgenes derecho e izquierdo del texto; y M. magna (Mm,
Mas. M) o grande, colocada en los márgenes superior o inferior. La BHS sólo contiene la Mp.
La Mp contiene indicaciones sobre la configuración externa del texto a los efectos de preservar la
misma. Tiene referencias sobre la frecuencia de términos y giros.
La Mm complementa las indicaciones de la Mp, dando las citas del empleo de los términos, y otras
especificaciones.
La Mm y la Final se editan en tomos separados de la BHS, pero con referencias desde ésta a la tota-
lidad.
El punto de partida fundamental y constante de la CT del AT debe ser siempre el texto hebreo (con
sus partes arameas) llamado Texto Masorético, transmitido oficialmente por el judaismo. Todas las traduc-
ciones, inclusive las más antiguas, son secundarias, con mayor o menor libertad, literalidad o interpretación; y
no se pueden considerar representantes mecánicas del original.
Además se sigue comprobando constantemente que el TM se basa en una transmisión muy cuidado-
sa y exacta del texto canonizado en los siglos previos al trabajo de fijación consonántica. Esto no significa
que todas las palabras del TM deben tomarse como originales: ya sabes que también hay errores y cambios.
Actividad 32
Registra en una ficha resumen los datos más importantes consignados en esta unidad
sobre el Texto Masorético:
Como la CT del AT trabaja con diversos testigos junto al TM, conviene conocer algunos detalles de
los mismos.
El Pentateuco Samaritano difiere del TM en unos 6000 casos. Mayormente se trata de variantes or-
tográficas y otras menores que no cambian el sentido.
En cientos de casos el texto coincide con el de la LXX contra el TM. En otros casos se trata de
adaptaciones a las necesidades samaritanas. En general podría decirse que el texto samaritano es una recen-
sión popular del verdadero texto hebreo original, que tampoco coincide del todo con la versión oficial que
conocemos como TM.
La Septuaginta o LXX es la traducción del AT al griego y como tal sólo un testimonio indirecto del
texto hebreo.
Actividad 33
Por su antigüedad la LXX es más importante que las demás versiones, la aramea y la siriaca.
La LXX no es producto del trabajo de un sólo traductor ni de una sola versión original, sino que es
una obra de diversas manos en distintas etapas históricas. Además ha pasado por varias recensiones. Es una
colección de traducciones, realizadas por judíos de la diáspora y con una dosis de judaismo helenístico.
Contiene además varios libros que no entraron en el canon hebreo, y presenta otro ordenamiento de
los escritos.
Por todas estas razones las variantes entre la LXX y el TM no pueden usarse indiscriminadamente
para la CT del AT.
En el siglo III d.C. el teólogo cristiano alejandrino Orígenes hizo una recensión de la LXX, basándo-
se en el TM, ya normativo en ese momento para el judaismo.
La LXX abrió el AT al mundo no judío interesado en esos escritos. Por este medio la Septuaginta
llegó a ser de importancia capital para la Iglesia cristiana: el joven cristianismo, una vez superado el límite de
los judeocristianos, y ampliando a los paganocristianos, incorporó los escritos sagrados de Israel en su versión
griega a su cuerpo de revelaciones. El verdadero AT de los cristianos de los primeros siglos no fue entonces
el texto hebreo, sino la versión griega, ampliamente usada y citada por los teólogos cristianos.
El judaismo por su parte reaccionó contra este uso de sus escritos. Iba abandonando la LXX; y se
elaboraron tres nuevas traducciones que querían ofrecer versiones más fidedignas a! texto hebreo: las de
Áquila ( a ' , en la BHS), la de Teodoción ( 8 ' o ©' ) y la de Símaco ( 6 ).
La LXX gozó de amplio aprecio más allá de la antigüedad cristiana. Todavía en el siglo XIX muchos
exegetas la valoraban más que el TM. Como la LXX se originó en los siglos a.C. se creía poder reconstruir a
partir de esa versión griega un texto hebreo premasorético más cercano al original que el TM.
Hoy sin embargo se sabe que la LXX no es ni quiere ser una mera traducción filológica exacta, y
que tampoco presenta un texto uniforme en toda su extensión.
El TM tuvo una gran constancia en su fijación consonántica a partir del siglo I d.C. Las copias de la
LXX por su parte presentan gran variación durante varias centurias. En el siglo pasado el exegeta Paul de
Lagarde se había propuesto llegar a un texto griego original de la LXX a partir del estudio de sus distintas
recensiones, citas y otros criterios. Esto no fue posible. Por ello Paul Kahle levantó otro programa: la LXX
constituye en sí ya una unificación de diversas traducciones griegas en circulación entre los judíos en Egipto.
No hubo pues un texto griego original, sino varios. Esto imposibilitaría la reconstrucción de un texto prema-
sorético hebreo a partir de la LXX que conocemos.
Las coincidencias entre la LXX y el Pentateuco Samaritano permiten deducir que ambos se basan en
un texto hebreo popularizado, mientras que el TM es una recensión que se propone mayor exactitud y fideli-
dad respecto del original.
Además debe considerarse que la LXX, como cualquier traducción a otro idioma, contiene una bue-
na dosis de interpretaciones. El griego no tiene los mismos moldes que el hebreo. Una misma palabra hebrea
a veces necesita varios sinónimos griegos, según el contexto. Otros términos difíciles fueron adaptados o
simplificados. Los judíos de la diáspora vivían bajo condiciones sociales y culturales diferentes. Este ambien-
Los escritos de la LXX que no fueron canonizados por el judaismo, pero sí usados por la tradición
cristiana, se llaman deuterocanónicos en la terminología católica y apócrifos en la de la Reforma: Judit, Sabi-
duría de Salomón, Tobías, Eclesiástico, Siracides, Baruc, 1 y 2 Macabeos, y agregados a Ester y Daniel.
El AT de las biblias evangélicas comunes suele contener sólo los libros del canon judío, pero los tie-
ne en el orden de la LXX, tal como en la tradición católica.
Actividad 34
4.3 El Targum
En el judaismo postexílico el idioma hebreo perdía más y más su importancia como lengua hablada
por el pueblo. Fue sustituido por el arameo, el idioma literario oficial del imperio persa. Los teólogos judíos
seguían cultivando el hebreo, también lo hacían diversos grupos del pueblo; pero se impuso la necesidad de
ofrecer a los fieles que asistían al culto, juntamente con la lectura hebrea de los pasajes de las Escrituras,
también una correspondiente traducción aramea. Esta traducción recibió el nombre de Targum, que significa
traducción. En un primer momento las traducciones se transmitieron en forma oral, luego fueron fijadas por
escrito. El origen geográficamente diversificado llevó a la fijación escrita de diversos targumes (o targumim,
según el plural hebreo). En Babilonia estos recibieron en el siglo V su fijación definitiva y oficializada: el T.
Onkelos del Pentateuco y el T. Jonatán de los Profetas anteriores y posteriores. Ambos contienen material
muy antiguo. De Tierra Santa proceden targumes no oficiales, pero con textos más antiguos que los babilóni-
cos: el Jerusalmi I (también llamado T. Pseudojonatán) del Pentateuco; el T. Fragmentario (o Jerusalmi //),
con fragmentos del Pentateuco; el T. Neófiti del Pentateuco; y algunos textos menores.
Estas versiones arameas, juntamente con traducciones más o menos literales, están llenas de interpre-
tación libre, paráfrasis, explicaciones, actualizaciones y adaptaciones a la explicación judía del momento.
Estos cambios del texto hebreo implican que los Targumin no pueden aportar demasiada exactitud a la bús-
queda de un texto hebreo original.
El Pentateuco Samaritano también fue traducido al arameo: se trata del Targum Samaritano, ¡J, ' en la
BHS. Además existió una versión griega del Samaritano, llamada Samariticón.
La versión latina antigua, la Vetus Latina, proviene del siglo II d.C. Se basa en la LXX. Fue despla-
zada más tarde por la traducción latina que en su momento sería la oficial de la Iglesia Católica, la Vulgata.
Otras versiones interesantes son la copta con sus dos ramas principales, la bohaírica y la sahídica
(son traducciones de la LXX); la etiópica; la armenia; la árabe o la arábica; la gótica; la georgiana.
TIPO MASORETICO
911 TM consonántico
Oeste:
a ' Áquila
6 ' Teodoción
0 Símaco
U Vulgata
Occ Puntuación palestinense (occidental)
Naft ben Naftalí
Asch ben Aser
Este:
Or Puntuación babilónico (oriental)
ÍB Texto de Qumrán
Targum (versiones arameas)
TIPO SAMARITANO
TIPO LXX
® Septuaginta, LXX
% Antigua versión latina
Otras recensiones de la LXX:
R Versión copta
V Versión etiópica
got Versión gótica
Orígenes
arm Versión armenia
georg Versión georgiana
Métodos Exejjétieos - 6 9
6. EJEMPLO DE CRITICA TEXTUAL DEL TEXTO HEBREO
Actividad 35
Realiza ahora el estudio del siguiente ejemplo de CT en hebreo: Gn 2:4 ''o^cil flN1',
tierra y los cielos. El aparato crítico dice: f"i¡<: o^Datíí, cielos y tierra. El Penta-
teuco Samaritano y la versión siriaca invierten el orden, en evidente paralelo a Gn
1:1. Constituyen pues una corrección, y como tal la variante ha de desecharse.
Actividad 36
Gn 4:25 ''mi Set. El aparato aclara:' + Xéyouaa= "ibíó, diciendo. ¿Por qué
la LXX y similarmente (según el sentido) también la traducción latina de la Vulgata
agregan aquí diciendo? ¿Es aceptable o no esta variante? Fundamenta tu respuesta
tanto en el caso que la misma sea afirmativa o negativa.
7. CT EN LA BHS
La BHS contiene un sistema de referencias que establece una relación entre el TM del Códice L y las
variantes provenientes de diversas tradiciones.
Las variantes se enumeran dentro de cada versículo mediante letras latinas minúsculas a media altu-
ra: a , b , c . En el aparato crítico vuelve a aparecer la letra correspondiente y luego viene la indicación de la
lectura alternativa y o información de diversa índole, juntamente con el suministro de los testigos de la va-
riante.
Lamentablemente la BHS carece de un sistema de signos que ya desde el texto indique el tipo de
cambio: remplazo, omisión, agregado o inserción, otra puntuación; tal como lo tiene el NTG 2 f \
Según los tipos de referencias, las letras latinas minúsculas pueden indicar marcas o paréntesis, se-
gún su posición y número.
Marca. Cuando hay un sola letra se trata de una marca. Si está a la derecha de la palabra hebrea, o
sea, antes de ella según la dirección de la escritura y lectura del hebreo, la variante se refiere a todo el versícu-
lo; si está a la izquierda, o sea después de la palabra hebrea, la variante se refiere a esa palabra.
En ambos casos aparece también una sola letra minúscula en el aparato crítico.
Paréntesis. Cuando dos letras minúsculas encierran un grupo de palabras, se trata de un paréntesis.
En el aparato vuelven a aparecer las dos letras separadas por un guión: a-a.
El paréntesis indica que la variante abarca todo el grupo de palabras incluidas entre esas letras.
Variantes, muchas veces sin vocalización. Cuando la variante tiene la misma raíz que la palabra del
texto y sólo cambia p.ejem. un sufijo, una preposición, un prefijo, una desinencia o algo similar, entonces el
aparato indica sólo la parte cambiada. Si cambia la primera parte, la variante va seguida de un apostrofe; si
cambia la desinencia o el sufijo, la variante va precedida por un guión siempre en el sentido de la lectura
hebrea. Si la variante procede de otro idioma semítico, p.ejem. el árabe, va transliterada.
Indicaciones de la procedencia de las variantes. Los testigos más importantes se indican mediante
letras góticas especiales. El rango de importancia de los testigos es aproximadamente'el siguiente: TM, Penta-
teuco samaritano, Qumrán, Septuaginta, las otras versiones griegas (Aquilea, Teodoción, Sínmaco), Versión
siriaca, el Targum, la Vulgata, la antigua versión latina. Luego siguen las demás versiones. El aparato de la
BHS emplea este rango de CT.
EJEMPLO
En Is 32:9 el aparato dice con respecto a la variante a : prb di m es: probablemente debe suprimirse
por razones métricas.
Los principales códices, recensiones, versiones y textos son citados de la siguienmte manera (la lista
completa se encuentra en BHS pág. XLIV-XLVIII):
EJEMPLO
Is 32:11, en el aparato crítico dice imp aram 2fpl=la variante propuesta es imperativo arameo de
la segunda persona femenina plural.
Es importante considerar que la BHS tiene una gran cantidad de indicaciones latinas no abreviadas.
El significado de las mismas se puede obtener fácilmente en cualquier diccionario del latín.
Actividad 37
Una forma de tenerlas disponibles para trabajar, será transformarlas en una ficha.
Tendrá importante valor instrumental.
La exégesis del AT debe reconocer que hasta el momento no ha podido desarrollar con total exacti-
tud un procedimiento para la CT. Aparentemente ello no es posible, ya que la transmisión del texto es suma-
mente compleja, y los procedimientos correctos en un caso pueden ser errados en otro.
Hay sí algunos principios que gozan de amplio reconocimiento. No son teológicos, sino de trabajo
con cualquier texto antiguo y que pueden ser aplicados concretamente al AT.
En primer lugar debe considerarse que el texto impreso en la actual BHS es el texto oficial del ju-
daismo. No se trata del texto en sí, tal como salió de la mano de sus autores. Pero sí es una forma de texto
muy antigua, prácticamente anterior a la era cristiana. La vocalización hebrea es posterior en varios siglos y
tiene su origen en la labor de los masoretas. De ello se desprende que los signos vocálicos no pueden tener el
mismo valor que las consonantes para la CT.
El TM no es sino una recensión de los originales. Así lo indican las demás traducciones y tradiciones
del texto, sobre todo las formas hebreas que se pueden postular como base de la Septuaginta, los textos de
Qumrán y el Pentateuco samaritano. Estos tres textos divergentes en menor o mayor escala del TM constitu-
yen a su vez otras tantas recensiones. La LXX a su vez no se basa en un texto hebreo único, sino que empleó
diversas formas textuales. Lamentablemente los textos bíblicos de Qumrán, a excepción del rollo completo de
Isaías conocido como 1 Q Is a, sólo se han conservado en forma fragmentaria. Las variantes que provienen de
la LXX y de otras versiones se pueden confrontar con el TM recién después de una cuidadosa reconstrucción
de la base hebrea de esas versiones.
La CT del AT sigue generalmente los siguientes pasos: recopilación de las variantes, examen de las
mismas, y decisión.
Para la recopilación se deben ordenar las variantes y los datos de la historia del texto, excluyendo de
entrada los cambios intencionales y las paralelizaciones del texto. Se anota pues cada variante, una debajo de
la otra o también en columnas sinópticas cuando se trata de variantes de varias palabras o incluso de frases.
Aquí debe tenerse en cuenta que hay mayor o menor diferencia entre el TM y la LXX desde Josué
hasta Reyes, en Jeremías y en Ezequiel; y que algunos capítulos de Josué y todo el texto de Jueces de la LXX
se han transmitido en dos versiones: la del códice Alejandrino y la del códice Vaticano.
En la recopilación de las variantes deben indicarse lógicamente sus testigos, en el siguiente orden
según su rango de importancia: TM, Pentateuco samaritano, Qumrán, LXX, demás versiones griegas (Aquila,
Teodoción, Sínmaco), Versión siriaca, Targum, Vulgata, Vetus latina, copto, etíope, árabe, armenio. Los
textos hebreos TM, Samaritano y Qumrán sobrepasan en importancia a las versiones.
En el examen de las variantes y en la decisión final debe prestarse la mayor atención posible al TM.
Conviene clarificar el uso de los términos en cuestión mediante una concordancia. Como ha de darse
por sentado que ningún autor del AT escribió un texto sin sentido, la gramática y las cuestiones de contenido
también pueden ser tomadas como criterios para la CT. Variantes sin ningún sentido, totalmente ridiculas, no
tienen derecho a ser tomadas como originales.
En los textos con discurso métrico como los poéticos también debe prestarse atención al metro.
Textos rítmicos se encuentran en discursos proféticos, Salmos y textos sapienciales. Cualquier corrección de
estos textos debe verificar la coincidencia de la variante elegida con el metro, aunque este no es constante en
un mismo texto.
Cuando las versiones tienen un texto que difiere del TM y/o entre ellas, no es legítimo concluir in-
mediatamente que existan dudas con respecto al original.
En los últimos años se produjo una apreciación cada vez mayor del TM, abandonándose una ten-
dencia anterior que daba menos crédito al TM y más al Samaritano, la LXX y otros testigos. Ya sabes que
estos textos no representan directamente el original, sino que son recensiones o sus respectivas traducciones
que a su vez incluyen interpretación. Las traducciones además no se hacían en un sentido totalmente literal.
Por otra parte también hay traducciones y versiones dañadas.
Las versiones dependientes de la LXX, traducciones hijas, no tienen el mismo valor testimonial que
su madre.
La mayor apreciación del TM también se expresa en el hecho de que antes se editaba el texto del AT
en base a una compaginación de los mejores testigos y las versiones, mientras que actualmente las ediciones
científicas (BHS y HUB) siguen estrictamente el TM y dentro del mismo, al testigo que consideran funda-
mental.
En la confrontación y duda entre variantes del TM por un lado y por otro lado de un texto hebreo
elaborado a partir de una retrotraducción de la LXX al hebreo suele preferirse la lectura más difícil y la más
breve, pues es de suponerse que diversos copistas y traductores introdujeron antes aclaraciones, explicacio-
nes, ampliaciones que variantes más difíciles. Se deduce pues que lo arcaico, difícil, complicado, desacos-
tumbrado o no del todo claro puede ser anterior que lo fácil y aclarado. Pero esto no significa que cualquier
lectura complicada deba tomarse como original: recuerda que hay muchos errores que dañaron el texto (crrp=
corrompido, dañado); y que también lo difícil y complicado debe tener sentido para poder valorarlo como
posible lectura original.
Si existen diversas lecturas igualmente bien atestiguadas, independientes entre ellas, puede conside-
rarse muchas veces como original la que mejor explique la formación de las otras. Para ello deben tomarse en
cuenta las fuentes de errores, los intentos de aclaración o explicación, los errores de traducción, etc.
Se supone y se sabe que algunas partes del texto original del AT quedaron dañadas por errores de
una época de la que no existen testimonios.
Por eso la CT maneja también la posibilidad de conjeturas, sin base en los testimonios pero sí en la
lógica (gramatical y sintáctica) de la frase, su contexto y su contenido.
La posibilidad de la conjetura debe usarse con sumo cuidado, y nunca tan libre y extravagantemente
como lo hacían muchos exegetas en el pasado. Actualmente se sospecha cada vez más de la conjetura. En
algunos casos los textos bíblicos de Qumrán confirmaron ciertas conjeturas anteriores.
Muchas veces es más fácil descubrir y constatar el daño en un texto (errp); conviene reconocer en-
tonces honestamente que no es posible reconstruir el texto original, y no elaborar conjeturas.
Antes de optar por una conjetura conviene escribir el texto transmitido encima o debajo de la conje-
tura, para ver si la imagen gráfica del TM se parece a la de la conjetura. Así se descubren eventuales cambios
de letras.
La corrección crítica del texto del AT es un verdadero arte que presupone muchos conocimientos de
la historia del texto y de su lengua. Ha de advertirse pues contra toda corrección ligera y sobre todo contra la
conjetura.
serían un agregado; es decir, si no habría que sacarlas. La opción queda en manos del exegeta. Hay otra indi-
cación superpuesta a la primera, y lleva la letra c : c nonn Ms tZC V ut Q "^BD . O sea, algunos manus-
critos hebreos, la LXX, el Targum y la Vulgata tienen para que no reine en lugar de cuando reinaba, tal
como también lo indica la corrección masorética del Qeré. Posiblemente la semejanza gráfica entre las letras
mem y bet produjo la confusión que entró al TM. Las antiguas versiones aún se basaban en el texto original
con mem, y los masoretas por su parte corrigieron el error con su indicación de Qeré. Se ha de optar pues por
esta variante.
Sal 110:5: » \nN En el aparato: « £ mlt Mss m n \ Esto significa que el fragmento de un códice hebreo
hallado en El Cairo y muchos mss hebreos leen aquí el Tetragrama. Esto no implica ninguna diferencia de
contenido, por consiguiente la variante no tiene importancia.
Ex 3:14: ¡, rrnx "ifflX rrnx ». En el aparato: a-¡. éyo) ei|ii ó ójv . Aquí el aparato no ofrece una verda-
dera variante, sino una muestra del trabajo de traducción interpretativa de la LXX. Como variante sólo tendría
sentido si se pudiera reconstruir una base hebrea distinta del TM.
Pero esto no se intenta aquí en la BHS. La muestra de la LXX es de importancia para la historia de la
teología de esa versión, no para la CT.
Actividad 38