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Un vertedero es una pared que intercepta la corriente.

Éstos tienen dos aplicaciones:

1.- control de nivel: como para vertederos en presas.

2.- medición de caudal: vertederos de medida.

Tipos de vertederos:

Se clasifican por:

1. Según la altura de la lamina aguas abajo:


a. Vertederos de Lamina libre
Cuando el nivel de aguas arriba es mayor que el nivel aguas abajo

b. Vertederos sumergidos
En estos el nivel de aguas abajo es superior al de la cresta, p´> p, en los vertedores
ahogados el caudal disminuye a medida que aumenta la sumersión.

2. Según la posición en planta del vertedero con relación a la corriente:


a. Normal
b. Inclinados
c. Quebrados
d. Curvilíneos
3. Según el espesor de pared:

a. Vertederos de pared delgada, éstos con cresta en arista viva sirven para tener
mayor precisión al medir el caudal. Se clasifican según la abertura:
i. Rectangular, y éstos se clasifican a su vez en:
1. Vertederos sin contracción lateral, si el ancho de la abertura es
igual al ancho del canal.
2. Vertedero de contracción lateral, si es el caso contrario.

La exactitud en la medida de caudales es mayor cuando el


vertedero esta ventilado.
ii. Trapezoidal:

La inclinación fue establecida de modo que la descarga a través de las


paredes triangulares del vertedero corresponda al decrecimiento de la
descarga debido a contracciones laterales

iii. Triangular:

Hacen posible una mayor precisión en la medida de carga correspondiente


a caudales reducidos. Estos vertedores generalmente son construidos en
placas metálicas en la práctica, solamente son empleados los que tienen
forma isósceles, siendo más usuales los de 90°

iv. Parabólica

b. Vertederos de pared gruesa, éstos desaguan un mayor caudal.

En la figura siguiente se muestran los diferentes tipos de vertederos de pared


gruesa, estos no son muy empleados para la medición ya que no son tan exactos
como los de pared delgada. Se emplean más en estructuras de control.

Bibliografía:

Mecánica de Fluidos y maquinas hidráulicas. Claudio Mataix. Segunda Edición, Ed. Ediciones del
castillo. Página 291

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