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Esto nos puede llevar a sugerir que, de alguna manera, el concepto de error y
transmisión social del mismo existe también en los chimpancés y no sería muy correcto
decir que solamente en los humanos existe el hecho de ser consientes del error.
No obstante, aquello que podríamos decir nos distinguiría de los primates (aun
compartiendo más del 90 % del ADN con ellos) es la consciencia de la propia existencia
que provoca la constatación de la individualidad única y la sensación de total soledad
frente al resto de humanos. Esta sensación de aislamiento respecto a todo el entorno no
priva que como seres sociables y socializadores nos lleve a unirnos al resto de humanos
para compartir una vida en común. Esta idea ya era intuida por Kant en los apartes de su
crítica a la Razón Práctica y la frase que en aquella ocasión usaba era la insociable
sociabilidad de los seres humanos1. Junto a ella también todo un revuelo científico con
aquellos que defendían e problema de la conciencia en primates y que chocaban
directamente con estos postulados, pero esta es otra historia de corte filosófico-
científico que no atañe a este trabajo.
Ahora bien, Observando los procesos que el hombre ha estado utilizando desde
la prehistoria para ir avanzando en el descubrimiento de nuevos conocimientos son los
bucles generados entre: los métodos de observación, hipótesis, experimentación, error,
corrección, nueva hipótesis, error, rectificación y así sucesivamente desde la técnica de
hacer fuego y hasta el descubrimiento de las partículas subatómicas más elementales; se
fue gestando la tecnología más primitiva, transmitida de generación en generación y con
ello se ha ido articulando una organización social basada en la división de funciones de
sus integrantes; ¿esto a qué viene a nuestro proyecto de responder a la pregunta?
1
SERRANO GÓMEZ, ENRIQUE. LA INSOCIABLE SOCIABILIDAD. El lugar y la función del derecho
y la política en la filosofía práctica de Kant. Barcelona: Anthropos Editorial, 2004
No olvidemos que nuestros sentidos son ventanas al exterior que sólo detectan
una parte muy limitada de la realidad. Los umbrales de detección de señales exteriores
de nuestros sentidos nos permiten conocer solo una parte de la realidad y si a ello
añadimos la incapacidad de abarcar todas las variables que intervienen en un fenómeno
observado, es obvio pensar que nunca llegaremos al conocimiento de la Verdad Total
(recordemos no más el ejemplo de las galaxias que vemos y percibimos gracias a la
“coloración” que artificialmente se hace del espectro electromagnético no visible, a
simple vista no están, pero eso no significa que no esté allí)
último párrafo: “Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de
poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones
de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno. Se trata de
privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a
otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes
acontecimientos históricos. Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y
tenacidad”.
“El todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces,
no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares...
... Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia...
... El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es
equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el
poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su
originalidad...”.
Creo que mejor explicado no puede estar expresado lo que deseo hacer en este tema…
2
Evangelii Gaudium, 222 – 225.
3
Evangelii Gaudium 231 – 233.
4
Evangelii Gaudium 234 – 237.