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Alicia Fernanda Soberón Elizondo 1611633 Grupo: 126

Según Melanie Klein, la fantasía inconsciente es la expresión mental de los instintos y por
consiguiente existe, como éstos, desde el comienzo de la vida. Por definición los instintos son
buscadores de objetos. El aparato mental se experiencia al instinto vinculado con la fantasía de un
objeto adecuado a él. De este modo, para cada impulso instintivo hay una fantasía
correspondiente. Al deseo de comer, le corresponde la fantasía de algo comestible que satisfaría
ese deseo: el pecho. Lo que Freud describe como "realización alucinatoria de deseos" se basa
según Melanie Klein en que una fantasía inconsciente acompaña y expresa al impulso instintivo.
Por ejemplo, él bebe somnoliento que mueve la boca con expresión placentera y hace ruidos de
succión, o se chupa los dedos, fantasea que está realmente succionando o incorporando el pecho,
y se duerme con la fantasía de tener el pecho y que queda leche realmente dentro de sí. En forma
similar, él bebe hambriento, furioso, que grita y patalea, fantasea que está realmente atacando al
pecho, desgarrándolo y destruyéndolo, y experiencia sus propios 2 gritos que lo desgarran y
lastiman como el pecho desgarrado atacándolo en su propio interior. Por consiguiente, no siente
solamente una necesidad; puede sentir también que sus contracciones de hambre y sus propios
gritos son un ataque persecutorio en su interior.

Crear fantasías es una función del yo. La concepción de la fantasía como expresión mental de los
instintos por mediación de yo supone mayor grado de organización yoica del que postula Freud.
Supone que desde el nacimiento el yo es capaz de establecer y de hecho los instintos y la ansiedad
lo impulsan a establecer relaciones objétales primitivas en la fantasía y en la realidad. Desde el
momento del nacimiento él bebe se tiene que enfrentar con el impacto de la realidad, que
comienza con la experiencia del nacimiento mismo y prosigue con innumerables experiencias de
gratificación y frustración de sus deseos. Estas experiencias con la realidad influyen
inmediatamente en la fantasía inconsciente, que a su vez influye en ellas. La fantasía no es tan sólo
una fuga de la realidad; es una concomitante constante e inevitable de las experiencias reales, en
constante interacción con ellas. Se puede ver un ejemplo de fantasías que influyen en la reacción
ante la realidad en el caso del bebe irritado por el hambre que, en vez de aceptar el pecho, se
aparta de él y no quiere mamar. En este caso, él bebe puede haber hecho la fantasía de que ha
atacado y destruido el pecho, al que siente ahora malo y atacándolo a su vez. Por eso, en el
momento de la mamada, cuando reaparece el pecho externo real ya no lo siente como un pecho
bueno que lo alimenta, sino que sus fantasías lo han distorsionado convirtiéndolo en un
perseguidor terrorífico. Estas fantasías se pueden observar fácilmente en el juego de niños muy
pequeños, así como en el juego y verbalizaciones de niños algo mayores. Pueden persistir en el
inconsciente de los niños e incluso de adultos, causando dificultades en la alimentación.

Algunos analistas creen que estas fantasías surgen después y se las proyecta retrospectivamente a
la lactancia. Sin duda es ésta una hipótesis adicional innecesaria, ya que hay una congruencia
notable entre lo que podemos observar en la conducta de lactantes y fantasías que se expresan
realmente cuando se alcanza el estadio del juego y del lenguaje, o material analítico del
consultorio.

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