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La espiritualidad del músico católico

Nosotros como músicos somos el Ejército de Cristo. No nos debemos de confundir, nuestra
principal arma no es la música sino el amor. Si nos presentamos a la guerra tan solo con la
espada de la música no llegaremos muy lejos. En cambio, cuando vamos utilizando como
principal arma el amor, a la primera nota el enemigo será derrotado. Solo cuando el amor es
nuestra guía y nuestro camino, nuestros instrumentos y nuestras voces tendrán la fuerza para
derrotar al enemigo
“¿Es acaso que el amor entra en el corazón del que escucha por la boca del que alaba? De
ninguna manera, sino que de un amante se enciende otro” (C 10, 28, 39) Como expresó San
Agustín, de un amante que canta con el corazón y con la vida, se enciende otro. Así podríamos
discernir perfectamente cual debiera ser la Espiritualidad de Músico. La Buena Nueva de Cristo
descansa en el amor, como única forma de liberación del egoísmo que vive el hombre. El
resumen de los mandamientos es Amar a Dios, amarse a sí mismo y amar al prójimo, pero a
todos nos parece difícil practicar este precepto, más aún, en un mundo hedonista e
individualista.
Para amar se necesitan dos personas, una comunión entre un tú y un yo. Se necesita amar y
ser amado, “para poder cantar y ser cantado” como dice el poeta antioqueño, Oscar Hernández.
Así, cuando amas y eres correspondido se siente un gozo indescriptible.
Si amas a Dios y eres un misionero musical a su servicio, te amarás a ti mismo. Y si te amas a ti
mismo, puedes amar a tu prójimo, pues no podemos dar de lo que no tenemos, o proclamar lo
que no vivimos.
En consecuencia, si cantas al Señor con tu voz, lo debes alabar también con el testimonio de
una vida cristiana que proclame en estos tiempos los valores del evangelio. Es decir, debemos
responder con amor al llamado y de Dios, de palabra cantada y de hecho.
Yo le puedo decir a mi esposo, ¡te amo!! Pero con actos de infidelidad contradecir las palabras.
De igual manera, se necesita actitud y acción para cantarle a Dios.
Quiero expresarte que no se trata de cantar por cantar, sino de servir con el canto y amar. Si
permites que se enfríe el amor con el que cantas, las notas, las técnicas, las voces melodiosas
pierden el sentido y se paralizan en los oídos de quienes las escuchan.
El profesionalismo musical no basta para ser un cantor de Dios. Los artistas de Dios arrastran
multitudes por el vigor de su amor, al fin, todos tenemos sentimientos. Por lo tanto, la música
que realices sin amor es banal, el canto sin amor es como un objeto desechable que se tira a la
basura.
Que tu canto se convierta en una saeta (o flecha) que conduce al amor con la fuerza de Dios.
De esta forma, las palabras son saetas por el amor que llevan al otro. La música se lanza con el
peso del amor y sólo con amor es fecunda donde quiera que llegue. El impulso y la dirección, se
la dejas al artífice del mundo, al gran artista y creador.
Cuando amas ves, escuchas y descubres en la música a aquel que hizo cuanto amas. Ejecuta por
amor los instrumentos, interpreta por amor las voces, para que unidos en un mismo espíritu
cristiano cosechemos los frutos en el coro de Dios.
Cuando cantes, no lo hagas sólo por goce estético, dale una impronta de amor a tu canto.
Cantar con amor significa unir la palabra, la mente, el cuerpo y el corazón, para darle un abrazo
incorpóreo a Dios y al hermano. Si haces la música con amor, agradable a los oídos perfectos de
Dios, proyectas el amor y la alegría a los demás.
Tú y yo hemos sido conquistados por el amor de Dios. Si el pueblo de Israel cantaba con alegría
durante su peregrinación al templo de Jerusalén; cantemos nosotros jubilosos, “con todo nuestro
corazón, salmos, himnos, y cantos espirituales, dándole gracias” -Col. 3-16 – Ef. 5, 19 - en el
camino de nuestra vida.
Querido hermano, reemplaza las notas sin sentido, las notas sin valor, por notas de amor en
clave de Cristo. ALABEMOS AL CREADOR CON UNA INMENSA VOZ. Cantante de Dios, “si
flaqueas en el amor, flaqueas en la alabanza” (San Agustín, CS 83,8).
Hoy nosotros músicos católicos, estamos llamados a ser profetas, tal como Juan el Bautista, Una
voz grita en el desierto…( Mc 1, 3 ) estamos llamados a anunciar la Buena Noticia y lo más difícil
a denunciar el mal.
La verdad es que nosotros también vivimos en un periodo de tiempo difícil en el cual muchas
veces es mejor guardar silencio para evitar que otros se enojen, se sientan o nos critiquen, sin
embargo, ¿qué diría la Biblia si Juan hubiese preferido haber sido más suave en sus palabras o si
Isaías, hubiese guardado silencio para no molestar con sus predicas a sus contemporáneos, o si
el mismo Pablo, hubiese decidido ser más suave en sus cartas y predicas para que no le
persiguieran? Es más, ¿que sería del Cristianismo si el mismo Jesús no hubiese levantado la voz
tal como lo hizo?
Hoy Profetas afónicos hay mucho; Cristianos que por vergüenza o por temor guardan silencio,
que prefieren vivir con el mal y con el error de sus hermanos y contemporáneos a denunciarlo y
combatirlo; que pasaría si en una guerra los soldados decidieran no ir al combate o al
enfrentarse al enemigo, huyeran o se escondieran para evitar el combate; de seguro ese ejército
nunca ganaría una batalla y es más, nunca ganaría una guerra.
Radicalismo Cristiano El radicalismo es el modo extremado de tratar ciertos asuntos; si vamos a
ser profetas seamos tal como lo fueron los que están en la Biblia, Radicales; sin importarnos el
qué dirán, el mal existe y domina el mundo y cada día avanza con mayor fuerza, podemos ver
con tristeza que inclusive nuestra propia Iglesia ha sido atacada por este, tanto dentro como
fuera; frente a esta situación la reacción de la inmensa mayoría de los cristianos ha sido,
Guardar silencio y es más muchos de los que se consideraban como tal en vez de defender a su
madre Iglesia, le dieron vuelta la cara…, ¿qué está pasando?
¿Estaremos cayendo en la típica frasecita mediocre: "si no puedes contra ellos, únete”?
El músico católico, dentro del ejército de Cristo, es de las unidades de elite, pues nuestra tarea
está en combatir inserto en el campo del enemigo; y estas unidades se caracterizan por su
determinación al actuar, por lo radical de sus acciones y por su excelente preparación.
¿Intérprete o músico?
Existe una sutil diferencia, pero fundamental entre ser un intérprete de música católica o ser un
músico católico.
El intérprete de música católica es un individuo cualquiera que sabe algo de música y que así
como interpreta música secular, también interpreta música católica; sin un compromiso mayor o
inclusive una espiritualidad que le acompañe; simplemente es un artista.
El músico católico, es un servidor, para él la música no es tan solo arte, es más, es una
herramienta para salvar almas}, es una misión confiada por Dios, es una excusa para anunciar
el evangelio y un arma poderosa para expulsar el mal y disipar las tinieblas. El músico católico
es un artista, pero un artista para Dios; más aún, este no solamente es músico, sino que lleva
una espiritualidad que lo avala como cristiano, que lo mantiene en el camino correcto y que le
permite anunciar el mensaje de Dios, o sea ser un puente entre Dios y los hombres, un profeta.
Ahora, ¿que eres tú?, ¿un músico católico o un intérprete?
El alimento del músico católico No solo para el músico, sino que para todo cristiano existen
ciertos alimentos espirituales que debe consumir con frecuencia, para mantener una dieta
balanceada y así tener la fortaleza y el vigor que se necesitan para el combate, estos son:
1. Eucaristía: Asistir a misa y comulgar, lo óptimo es todos los días o lo más posible y
obviamente no faltar a la misa del día domingo y a las de precepto, además si es posible trata
de cantar en alguna misa.
2. Confesión periódica: Hasta el más santo peca siete veces al día. Los que dicen que se
confiesan con Dios directamente, son los primeros que deben ir a confesarse o de lo contrario
pueden empezar a buscarse alguna otra Iglesia light que acepten esa aberración; por que los
católicos verdaderos sabemos que el mismo Jesucristo instituyo la confesión, -lo que ustedes
aten en la tierra quedara atado en el cielo, lo que desaten, quedará desatado- (Mt 16, 19)
3. Adoración al Santísimo: Este es un momento de intimidad con Dios, que nos llena el corazón
y nos ayuda a creer cada día más en el. El milagro más grande que tenemos como Iglesia
Católica es la presencia real de Cristo en la Ostia Consagrada; nuestros ojos muchas veces nos
engañan, pero es real, ese pedacito de pan es el Señor.
4. Oración Personal: Jesús en varias ocasiones se retiraba a orar en soledad, la oración personal
es el momento en el cual uno entra en contacto con Dios en privado, para contarle tus cosas,
alabarlo, pedirle, leer la palabra, darle gracias y porque no, si es necesario reclamarle.
5. Oración del Rosario: María es nuestra intercesora, nuestra madre y nuestra mejor aliada,
mantenernos a su lado no cuesta nada, si somos fieles al Rosario ella siempre será la primera en
ayudarnos en los momentos de dificultad y cuando le queramos pedir algo al Señor de seguro
también estará ahí para interceder por nosotros.
6. Leer la Palabra del Señor: Toma tu Biblia, que esta nunca te falte, llévala contigo a todas
partes y una vez al día como mínimo, encomiéndate a Dios y pídele que te hable, cierra tus ojos
y di de corazón -habla Señor que tu siervo escucha- y abre tu Biblia donde sientas, lee, aun que
no entiendas y luego medita lo que leíste, esto te alimentará y te formará.
7. Cántale al Señor: Cantar es lo que sabes hacer mejor y es el carisma que el Señor te regaló,
úsalo también para cantarle a el en la intimidad, para esto utiliza cantos en los cuales le digas
que le amas, que le alabas; pero no dejes nunca de hacerlo, Él es feliz escuchándote y cada vez
que haces esto el siempre te bendice, más aún te aseguro que el es tu fans número uno; si no
eres cantante pero eres músico, igualmente, toca tu instrumento para el Señor.
El Apoyo Mutuo
Hablábamos de no ser egoístas con nuestras canciones y con lo que aprendemos y con lo que
hacemos, tanto para los cristianos en general como para los músicos en particular, el único
digno de alabanza y adoración y el único que debe ser exaltado es Dios y nadie más; ahora a
raíz de esto y para esto Dios nos otorga un carisma y este es nuestro deber hacerlo crecer,
buscar como formarnos en él y cómo hacerlo dar fruto, lo importante es que no estamos solos
siempre hay gente con más experiencia que nosotros y siempre hay quienes poseen menos
experiencia.
Para los que poseen experiencia, nunca debemos cerrarle la puerta a alguien que nos pida
ayuda, un consejo o simplemente alguna palabra de aliento, es más debemos ser acogedores,
abiertos, buenos guías, sedientos de comunicar lo que sabemos y dar todo lo que este a nuestro
alcance para ayudar a los más jóvenes en este ministerio de la música católica, aquí no existe la
competencia, al contrario mientras más seamos mejor, lo importante es que los que seamos,
seamos buenos hijos de Dios y buenos servidores y la única forma de que otros lleguen a serlo
es a través de la enseñanza y de la tutela que los más experimentados le podamos entregar y
de las oportunidades que podemos brindar, invitarlos conversar a orar y lo más importante a
cantar.
Para los que tenemos menos experiencia, nunca olvidemos que "preguntando se llega a Roma", cada vez
que veamos un músico con más experiencia, preguntemos, pidamos consejos, orientaciones, ayuda, etc.;
no dejemos de buscar como aprender, investiguemos, leamos todo lo que nos puede servir para crecer en
nuestro ministerio y en nuestra espiritualidad; nadie nace sabiendo y cada día nos damos cuenta de que
sabemos menos, ahora según tu entrega a Dios, tu confianza y tu cercanía a él, el Espíritu Santo te regala
enseñanzas y sin darte cuenta de pronto sabes cosas que no sabías y que te ayudan a crecer en este
camino, esto no es magia, eso es el poder de Dios y es una muestra del amor que te tiene; pero por lo
mismo como todo lo que aprendes es un regalo de Dios así mismo, debes tú también debes enseñar, sin
esperar nada a cambio.

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