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Razón: descubrimos que 80% de los nutrientes en la sangre son alcalinos y 20%
ácidos. Para conservar la sangre como debe ser, seis verduras y dos frutas componen
ese 80% de alimentos alcalinos que necesitamos, mientras que una proteína y un
almidón son el 20% de alimentos ácidos.
Bernard Jensen nos advierte que la principal razón por la que se acidifica la sangre es
por la alimentación. Las proteínas y varios almidones en su composición, nitrógeno y
carbono, respectivamente, forman ácidos y casi todos los desechos metabólicos del
cuerpo son ácidos. De todos es sabido que la mayoría de las personas comen proteínas
en exceso (carnes, pescados, huevos, legumbres, etc.). Como estudiamos en la tercera
ley, no se debería comer más de una proteína al día para mantener o recuperar la salud.
Este exceso de proteínas en nuestra ingesta diaria es la razón de que el equilibrio ácido-
base del organismo se rompa. Entre los hidratos de carbono más ácidos incluimos todas
las harinas refinadas –en especial el trigo- y el azúcar blanco, otro de los principales
acidificantes orgánicos.
Aunque el doctor Jensen se centra en la alimentación, sabemos que son muchos más los
factores que pueden alterar el pH sanguíneo. Un disgusto, emociones fuertes,
pensamientos negativos, estrés emocional, exceso de trabajo o actividad física,
contaminantes externos (tabaco, drogas, humos, compuestos químicos, etc.), etc., son
peligros para nuestra salud; y si los combinamos con la mala alimentación ya tenemos el
cóctel explosivo y causante de tantas enfermedades crónicas.
Esfuerzos del organismo por mantener el equilibrio del pH
sanguíneo
La sangre no puede bajar mucho de ese pH idóneo -7,38 más o menos-. Si bajara de esta
cifra nos moriríamos. Sin embargo, seguimos viviendo y comiendo mal, y el cuerpo
sigue adelante. Para evitar la muerte, si no suministramos al organismo los nutrientes
adecuados, por medio de la alimentación o de suplementos nutricionales alcalinos,
nuestro cuerpo se buscará la manera de sobrevivir, y una de esas maneras es robando
minerales alcalinos (calcio, magnesio, potasio, sodio) de otras partes para mantener el
equilibrio tan necesario. Los huesos y dientes son la fuente principal de minerales
alcalinos (calcio y magnesio) que contribuyen a mantener ese equilibrio perdido.
Recordemos que lo que estamos tratando es una ley de curación. De modo que si
estamos enfermos (uremia, uricemia, colesterol, osteoporosis, artritis, artrosis, etc.)
por un exceso de ácidos en nuestro organismo la clave como nos dice Jensen es seguir
estas leyes de curación. Debemos cambiar nuestra alimentación y esforzarnos para que
por lo menos el 80 % sea alcalino.
Alimentos alcalinos
Todas las verduras, y si son de cultivo biológico mucho mejor porque así evitaremos
los nitratos y pesticidas que nos acidifican. El tomate no tomarlo fuera de temporada
pues es más ácido, y en su temporada siempre muy maduro. Entre las verduras también
podemos incluir las algas por su aporte de minerales alcalinos (calcio y oligoelementos).
Todas las frutas siempre que estén maduras. No nos preocupemos por los cítricos
(limón, naranja, lima), al ser digeridos en el estómago se transforman en sustancias
alcalinas. Por supuesto, siempre será mejor tomar las frutas de la temporada y de
cosecha reciente.
Los jugos de frutas y verduras
Otra excelente manera de limpiar nuestro organismo de los ácidos es tomando estos
mismos alimentos pero en jugos. Su concentración en minerales alcalinos será superior.
Será como un lavado interno que poco a poco irá reduciendo la acumulación de ácidos.
A la hora de tomar jugos separe los de verduras de los de frutas. No combinan bien.
Solo la manzana la podrá incluir en cualquier jugo.