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También utilizada como piedra ornamental conocida como ojo de tigre u ojo de halcón, la
exposición puede provocar enfermedades mortales como el cáncer de pulmón ,
Mesotelioma o Asbestosis. Este mineral provocó por lo menos 1000 muertes entre
mineros que lo extraían y vecinos de Wittenoom, Australia, entre 1943 y 1966.
2.Hidroxiapatita
3.Erionita
La Erionita es un mineral fibroso natural perteneciente al grupo minerales de silicato
llamado zeolitas. Se suele encontrar en las cenizas volcánicas alteradas por las aguas
subterráneas y la intemperie, así como en algunas formaciones rocosas como los basaltos
o riolitas. Está en la lista de las 118 cosas que provocan cáncer según la OMS, y su
extracción se detuvo a finales de los 80.
Pero el berilio también sirve para muchas otras cosas, y actualmente se utiliza en los tubos
de rayos X, como moderador de neutrones en reactores nucleares o como material
estructural en satélites, aviones de alta velocidad, naves espaciales, misiles y elementos
para dispositivos de comunicación. También fue utilizado en la industria cerámica, pero en
ese caso las múltiples enfermedades pulmonares que causaba hicieron que se restringiera
su uso.
5.Feldespato potásico
El feldespato potásico o K-feldespato es un grupo de minerales de silicato de potasio de
aluminio en los que se incluyen la ortoclasa, microclina y adularia. Actualmente se utilizan
para la fabricación de porcelanas, aislantes eléctricos, esmalte cerámico, vidrio, abrasivo o
incluso gemas con algunas de sus variantes.
Contiene pequeñas cantidades de uranio radiactivo que forman gas radón, y que según la
EPA es uno de los mayores causantes de cáncer de pulmón de todo Estados Unidos. Por si
esto fuera poco, también es una fuente importante de emisiones de plomo en el medio
ambiente.
6.Crisotilo o amianto blanco
En este prohibición tiene mucho que ver que el mineral haya sido declarado
cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La inhalación de sus partículas
sólidas puede provocar neumoconiosis, que causa daños en el tejido pulmonar y acaba
derivando en cáncer. Aun así, países como Estados Unidos aun lo utilizan para la
producción de diferentes productos como bandas para embragues o pastillas para frenos
de discos.
7.Cuarzo
El cuarzo, también conocido como dióxido de silicio, es uno de los minerales más
abundantes de la corteza terrestre, y puede darse en diferentes formas como las arenas
de sílice, el cristal, las piedras y el Trípoli. Es utilizado tanto por la industria del petróleo o
la fracturación hidráulica como para fabricar componentes electrónicos y ópticos.
Pero ojo, porque la exposición prolongada a sus partículas finas puede provocar cáncer de
pulmón, enfermedades renales, problemas inmunológicos y silicosis, que es la deposición
de polvo de sílice en los pulmones causante de insuficiencias respiratorias y cardíacas.
8.Fluorita
A la pirita también se la conoce como "el oro de los tontos" por su gran parecido con el
oro, pero en realidad se trata de un sulfuro de hierro que tiene un 53,48% de azufre. Es un
importante contaminante de arroyos y aguas subterráneas debido a sus residuos mineros,
y su oxidación libera metales tóxicos y metaloides muy venenosos para los humanos como
el arsénico.
Actualmente este mineral está bastante en desuso, ya que aunque en el pasado se utilizó
para extraer azufre y ácido sulfúrico, actualmente estos suelen obtenerse como
subproductos de gas natural o el procesamiento de petróleo crudo. Eso hace que la pirita
prácticamente sólo sea extraída para realizar estudios e investigaciones científicas.
10.Galena
Pero lo que no sabían sobre este mineral relativamente insoluble es que puede paralizar el
desarrollo del sistema nervioso de los fetos y niños, y causar enfermedades
cardiovasculares en los adultos. No es tan tóxico como el Plomo, pero se va acumulando
en nuestro organismo hasta llegar a niveles que pueden ser peligrosos.
Estos dos compuestos que produce el Cinabrio pueden afectar muy gravemente al sistema
nervioso, y crear problemas en el desarrollo de fetos y niños. Aun así, su color rojo
bermellón intenso hizo que se le atribuyesen cualidades mágicas y medicinales tanto en
oriente como en la América Precolombina, utilizándolo los chinos como ornamento y
medicina para el restablecimiento de la vitalidad y algunas tribus del norte de Perú en sus
máscaras ceremoniales.
TOXICIDAD DE LOS MINERALES
Minerales venenosos
Los minerales de arsénico son los más importantes de entre éstos, tanto por su
abundancia como por su elevada toxicidad, y siempre deben manejarse con precaución.
Todos aquellos que son solubles, como los óxidos y los arseniatos de metales alcalinos y
algunos de los alcalinotérreos son muy peligrosos, deben manejarse con extremo cuidado
y no dejarse nunca al alcance de niños.
Entre estos minerales están la arsenolita, claudetita (poco más de 100 miligramos de
cualquiera de ellos pueden causar la muerte), farmacolita, picrofarmacolita, weilita,
bukowskita, guerinita, haidingerita, rauenthalita, hoernesita, mcnearita ...
Como ya se ha dicho antes, la solubilidad es decisiva en el caso del bario. Los minerales
solubles, como la witherita, alstonita y baritocalcita pueden ser peligrosos, sobre todo en
forma pulverulenta. Lo mismo sucede con los fluoruros. La villiaumita es muy venenosa, y
su color rosa y su exfoliación hacen que un niño pueda confundir ciertos ejemplares con
un caramelo. Una pieza de ese tamaño puede resultarle mortal. La fluorita, en cambio, no
requiere evidentemente ninguna precaución especial en su manejo.
Un científico especialista en alimentos escribió una vez que, a dosis excesivas, todo puede
resultar nocivo, incluso el amor de una madre. Lo mismo puede decirse de la halita,
silvina, carnalita, sulfatos y carbonatos de sodio, y potasio, nitratos, y fosfatos y boratos
solubles, que en general no representan un riesgo cuando se encuentran en una colección
de minerales, aunque los boratos (de los que unos cuantos gramos pueden ser letales
para un niño) tienden a acumularse en el organismo, y los nitratos unen a una cierta
toxicidad la posibilidad, en determinadas circunstancias de intervenir en la formación de
nitrosaminas, substancias reconocidas como cancerígenas.
El talio es un elemento muy peligroso, por su toxicidad aguda y por los riesgos a largo
plazo, ya que también se acumula en el organismo. Sus minerales (como la lorandita,
raguinita, pierrotita y galkhaita) son raros, pero deben manejarse con precaución, sobre
todo si están acompañados de productos de alteración pulverulentos, que se forman
fácilmente.
El cadmio es también tóxico, con efectos acumulativos semejantes a los de otros metales
pesados, pero incluso más difícilmente reversibles. El único mineral relativamente
frecuente de este metal es la greenockita, que es ligeramente soluble en agua y además
aparece prácticamente siempre en forma pulverulenta. Aunque este material, artificial, se
utilizó antiguamente incluso para colorear jabones, los datos de la bioacumulación de
cadmio en los riñones son cada vez más preocupantes, de modo que también es preferible
ser cuidadosos en este caso.
El mercurio representa un caso especial. Sus compuestos solubles son muy venenosos,
pero extremadamente raros en la naturaleza. Sin embargo, el propio mercurio metálico es
un tóxico acumulativo por inhalación. Aunque no lo parezca, las pequeñas gotitas de
mercurio se evaporan (muy lentamente, claro está) pudiendo pasar a través de los
pulmones al sistema nervioso. Allí se acumula, pudiendo ocasionar en casos extremos
trastornos neurológicos gravísimos e incluso la muerte. Los ejemplares con mercurio
nativo deben guardarse pues en cajas herméticas, y el cinabrio u otros minerales,
limpiarse muy cuidadosamente hasta eliminar cualquier rastro de mercurio, incluyendo el
presente en las grietas, y sellándolas si esto no es posible. El calomelanos, al alterarse por
la acción de la luz, forma mercurio metálico y cloruro mercúrico, también conocido como
"sublimado corrosivo", un producto muy peligroso. Esto debe tenerse en cuenta al
manipular ejemplares antiguos de este mineral.
El selenio es el elemento en el que la dosis indispensable y la que resulta tóxica están más
próximas, siendo la primera sólo diez veces más grande que la segunda. En algunas zonas,
su presencia en la hierba, que lo capta desde el suelo, hace que ésta resulte nociva para el
ganado. Usualmente, los minerales de selenio algo solubles no pasan del tamaño de
"micromounts", pero no obstante su toxicidad debe tenerse presente.
Minerales cancerígenos
Aunque afortunadamente son relativamente pocos, uno de ellos, o más bien una familia,
el asbesto, está muy difundido. El más peligroso es el llamado "asbesto azul" o crocidolita,
pero ningún componente de la familia está exento de riesgos. El peligro está en el paso a
los pulmones de fibras diminutas de estos minerales, producidas en la extracción o
limpieza de ejemplares. Cuanto más pequeñas son las fibras, más peligrosas resultan. En
consecuencia, deben adoptarse precauciones, evitando procesos como el serrado de
piedras en seco, o utilizando mascarillas en trabajos en minas en las que esté presente
este mineral. Debe tenerse en cuenta la existencia de asbesto "invisible", por ejemplo, en
ejemplares de serpentina, incluso en los de calidad de talla. Es preferible que los
piroxenos y anfíboles fibrosos (del tipo de la bisolita) estén en cajas cerradas. Un material
peligroso, que debe manejarse con cuidado, es la magnesioriebeckita que acompaña a los
cuarzos azules de algunas ofitas, Dentro del urazo es obviamente inofensiva, pero cuando
forma masas fibrosas deben extremarse las precauciones. Los ejemplares con este
material deberían conservarse en recipientes cerrados, para evitar la liberación de
partículas al aire.
En general, respirar polvo de cualquier mineral puede resultar muy nocivo para la salud.
En las minas en activo se toman usualmente las precauciones adecuadas, que deben
extrapolarse a las actividades de recolección de minerales en minas abandonadas,
escombreras, etc., y a la preparación y manipulación de los ejemplares.
Minerales radiactivos
El uranio es por sí mismo un elemento tóxico, afectando especialmente a los riñones, lo
que debe tenerse presente al manejar sus minerales. Además, tanto sus minerales como
los de torio presentan básicamente tres tipos de riesgos debidos a la radiactividad. Estos
riesgos son la irradiación externa, la irradiación interna por ingestión y la irradiación
interna por inhalación de los productos de fisión del radón.
El primer riesgo no suele ser excesivamente serio por varias razones. En primer lugar, una
parte importante de la emisión del uranio y torio es en forma de partículas alfa. Su poder
de penetración es muy reducido, deteniéndolas en su mayor parte una pequeña capa de
aire, o una hoja de papel. Por supuesto, el propio mineral detiene todas las que proceden
de su interior. Además, al disminuir la radiación recibida con el cuadrado de la distancia,
simplemente colocando los ejemplares en la parte más interior de los cajones o vitrinas se
reduce mucho la dosis. Evitando actuaciones evidentemente imprudentes, como
coleccionar muestras de tamaño grande y muy ricas, almacenar muestras duplicadas
debajo de la cama, llevarlas en el bolsillo, o convertir la casa en una "anomalía radiactiva",
como cierto coleccionista americano, cuyo desván fue detectado en una campaña de
prospección aérea de minerales de uranio, la irradiación externa no es muy preocupante.
La emisión de radón puede ser el mayor riesgo de los minerales radiactivos. Este gas es un
producto de desintegración del radio que a su vez lo es de la del uranio. En los minerales
primarios antiguos, estos elementos están en equilibrio, mientras que, en los secundarios,
más modernos en general, es posible que el contenido de radio y la emisión de radón sea
menor. El torio también emite radón en su desintegración, pero otro isótopo diferente. El
radón es un gas químicamente inerte, con una vida corta. El riesgo principal aparece
cuando se desintegra, dando lugar a isótopos químicamente muy reactivos y de vida
relativamente larga, que se unen a cualquier partícula presente en el aire (procedente,
por ejemplo, del humo del tabaco) y pueden así alcanzar e irradiar los pulmones. Se
considera que esta irradiación es un factor de riesgo importante en la aparición del cáncer
del pulmón. Las medidas de precaución a adoptar pueden ir desde guardar los minerales
radiactivos en lugares ventilados a hacerlo en recipientes herméticos.
Dado que el humo del tabaco actúa de forma combinada con los productos de
desintegración del radón, una forma muy razonable de reducir el riesgo global es dejar de
fumar. Si a la reducción de riesgo se une la estimación del ejemplar de colección (o de los
libros, o de los viajes de búsqueda) que uno puede comprarse cada año con el valor del
tabaco que quema, la elección para cualquier fumador está clara: Pasar a ser ex-fumador.