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MINERALES TÓXICOS

Los 11 minerales más peligrosos. La selección la hizo el profesor Gordon Brown de la


Universidad de Tierra, Energía y Ciencias Ambientales de Stanford

1.Crocidolita o amianto azul

La crocidolita, también conocido como amianto azul, es una variedad fibrosa de la


riebeckita, y es considerado el mineral más peligroso del mundo. Su nombre
significa incorruptible en griego, y su baja conductividad térmica y alta resistencia al calor
hace que, como otros tipos de asbesto, sea utilizada en la fabricación de aislantes,
materiales termo resistentes y recubrimientos de tejados.

También utilizada como piedra ornamental conocida como ojo de tigre u ojo de halcón, la
exposición puede provocar enfermedades mortales como el cáncer de pulmón ,
Mesotelioma o Asbestosis. Este mineral provocó por lo menos 1000 muertes entre
mineros que lo extraían y vecinos de Wittenoom, Australia, entre 1943 y 1966.

2.Hidroxiapatita

La Hidroxiapatita es una forma mineral natural de apatita de calcio, y de este mineral


pueden provenir elementos como el fósforo del fertilizante para jardines o el flúor del
agua de grifo. La apatita tiene varias variantes, siendo la Hidroxiapatita es uno de los
componentes más importantes del esmalte dental y su hermana la Fluorapatita se utiliza
en el agua para prevenir la caries.
Tener unos dientes y huesos sanos es importante, pero la exposición a la Hidroxiapatita
durante la minería o su procesado es peligrosa, ya que puede formar depósitos en las
válvulas del corazón y las arterias. Muchas personas mueren cada año por esto, ya que
puede acabar provocando un flujo restringido de la sangre o incluso su bloqueo completo.

3.Erionita
La Erionita es un mineral fibroso natural perteneciente al grupo minerales de silicato
llamado zeolitas. Se suele encontrar en las cenizas volcánicas alteradas por las aguas
subterráneas y la intemperie, así como en algunas formaciones rocosas como los basaltos
o riolitas. Está en la lista de las 118 cosas que provocan cáncer según la OMS, y su
extracción se detuvo a finales de los 80.

La exposición a este mineral puede causar enfermedades como el mesotelioma, una


forma de cáncer que se desarrolla en un revestimiento protector que cubre muchos de
nuestros órganos internos llamado mesotelio. Algunos de sus síntomas son las dificultades
respiratorias por derrame pleural, dolor torácico, y una inexplicable pérdida de peso.
4.Fenaquita

La Fenaquita es parte de la familia de los neosilicatos y una importante fuente de berilio,


un elemento tóxico que puede inducir cáncer de pulmón y otras enfermedades
inflamatorias pulmonares graves, como la neumonitis química o la beriliosis, que provoca
fibrosis pulmonar y granulomas en distintos órganos del cuerpo.

Pero el berilio también sirve para muchas otras cosas, y actualmente se utiliza en los tubos
de rayos X, como moderador de neutrones en reactores nucleares o como material
estructural en satélites, aviones de alta velocidad, naves espaciales, misiles y elementos
para dispositivos de comunicación. También fue utilizado en la industria cerámica, pero en
ese caso las múltiples enfermedades pulmonares que causaba hicieron que se restringiera
su uso.

5.Feldespato potásico
El feldespato potásico o K-feldespato es un grupo de minerales de silicato de potasio de
aluminio en los que se incluyen la ortoclasa, microclina y adularia. Actualmente se utilizan
para la fabricación de porcelanas, aislantes eléctricos, esmalte cerámico, vidrio, abrasivo o
incluso gemas con algunas de sus variantes.

Contiene pequeñas cantidades de uranio radiactivo que forman gas radón, y que según la
EPA es uno de los mayores causantes de cáncer de pulmón de todo Estados Unidos. Por si
esto fuera poco, también es una fuente importante de emisiones de plomo en el medio
ambiente.
6.Crisotilo o amianto blanco

Empatado en el número 6 con el Cuarzo, el Crisotilo es un hidroxi-silicato de magnesio que


normalmente se ha utilizado como roca ornamental, aunque en el pasado fue empleado
para la fabricación de tejidos y aislantes. Aunque países como Rusia y China siguen siendo
los mayores explotadores de este mineral, su minería también está prohibida en más de
50 países.

En este prohibición tiene mucho que ver que el mineral haya sido declarado
cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La inhalación de sus partículas
sólidas puede provocar neumoconiosis, que causa daños en el tejido pulmonar y acaba
derivando en cáncer. Aun así, países como Estados Unidos aun lo utilizan para la
producción de diferentes productos como bandas para embragues o pastillas para frenos
de discos.
7.Cuarzo

El cuarzo, también conocido como dióxido de silicio, es uno de los minerales más
abundantes de la corteza terrestre, y puede darse en diferentes formas como las arenas
de sílice, el cristal, las piedras y el Trípoli. Es utilizado tanto por la industria del petróleo o
la fracturación hidráulica como para fabricar componentes electrónicos y ópticos.

Pero ojo, porque la exposición prolongada a sus partículas finas puede provocar cáncer de
pulmón, enfermedades renales, problemas inmunológicos y silicosis, que es la deposición
de polvo de sílice en los pulmones causante de insuficiencias respiratorias y cardíacas.

8.Fluorita

La Fluorita está compuesta principalmente de flúor y calcio, es relativamente soluble y


tiene un llamativo color morado. Se emplea sobre todo en la fundición del hierro y el
acero, en la cosmética y la industria óptica para crear ciertos vidrios y lentes microscópicas
y telescópicas.

Su exceso en el organismo puede causar trastornos óseos severos, resultando en una


enfermedad irreversible llamada fluorosis esquelética. Actualmente su productor principal
es China, y de hecho no es casualidad que en la provincia de Guizhou ya se han
contabilizado millones de personas afectadas por esta enfermedad.
9.Pirita

A la pirita también se la conoce como "el oro de los tontos" por su gran parecido con el
oro, pero en realidad se trata de un sulfuro de hierro que tiene un 53,48% de azufre. Es un
importante contaminante de arroyos y aguas subterráneas debido a sus residuos mineros,
y su oxidación libera metales tóxicos y metaloides muy venenosos para los humanos como
el arsénico.

Actualmente este mineral está bastante en desuso, ya que aunque en el pasado se utilizó
para extraer azufre y ácido sulfúrico, actualmente estos suelen obtenerse como
subproductos de gas natural o el procesamiento de petróleo crudo. Eso hace que la pirita
prácticamente sólo sea extraída para realizar estudios e investigaciones científicas.

10.Galena

La Galena es un mineral de sulfuro de plomo, y la principal manera de obtener este. Se


presenta en brillantes formas cúbicas de color plateado, y aunque su componente
principal es el plomo puede contener pequeñas cantidades de plata. Su belleza hizo que
fuese utilizado en el antiguo Egipto para fabricar polvos cosméticos.

Pero lo que no sabían sobre este mineral relativamente insoluble es que puede paralizar el
desarrollo del sistema nervioso de los fetos y niños, y causar enfermedades
cardiovasculares en los adultos. No es tan tóxico como el Plomo, pero se va acumulando
en nuestro organismo hasta llegar a niveles que pueden ser peligrosos.

11.Cinabrio o sulfuro de mercurio


El Cinabrio es la principal fuente de mercurio al ser su forma natural. Se presenta en forma
granular y de cristal en zonas cercanas a actividad volcánica y aguas termales, y lleva
siendo extraído en minas desde el neolítico. Es insoluble, y al oxidarse produce los
compuestos tóxicoscomo el metilmercurio y el dimetil de mercurio. Es mortal en
concentraciones pequeñas, y puede absorberse a través del tracto respiratorio, los
intestinos o la piel.

Estos dos compuestos que produce el Cinabrio pueden afectar muy gravemente al sistema
nervioso, y crear problemas en el desarrollo de fetos y niños. Aun así, su color rojo
bermellón intenso hizo que se le atribuyesen cualidades mágicas y medicinales tanto en
oriente como en la América Precolombina, utilizándolo los chinos como ornamento y
medicina para el restablecimiento de la vitalidad y algunas tribus del norte de Perú en sus
máscaras ceremoniales.
TOXICIDAD DE LOS MINERALES

Minerales venenosos
Los minerales de arsénico son los más importantes de entre éstos, tanto por su
abundancia como por su elevada toxicidad, y siempre deben manejarse con precaución.

Todos aquellos que son solubles, como los óxidos y los arseniatos de metales alcalinos y
algunos de los alcalinotérreos son muy peligrosos, deben manejarse con extremo cuidado
y no dejarse nunca al alcance de niños.
Entre estos minerales están la arsenolita, claudetita (poco más de 100 miligramos de
cualquiera de ellos pueden causar la muerte), farmacolita, picrofarmacolita, weilita,
bukowskita, guerinita, haidingerita, rauenthalita, hoernesita, mcnearita ...

Al disminuir la solubilidad, disminuye el riesgo, pero otros arseniatos, como la escorodita,


eritrina o annabergita, y sulfuros como oropimente y rejalgar, exigen aún adoptar ciertas
precauciones. En el extremo de la escala de peligrosidad de los minerales con arsénico
están minerales como la arsenopirita (mispiquel) o la mimetita, con los que basta el
sentido común. Aun así, siempre teniendo en cuenta que se trata de minerales de
arsénico.

Debe tenerse en cuenta también la presencia de minerales peligrosos "camuflados". Por


ejemplo, la alteración por la acción de la luz del rejalgar produce óxidos de arsénico, así
como la oxidación del arsénico nativo, y ya hemos dicho que su solubilidad los hace muy
peligrosos. La arsenopirita, al aire libre en las escombreras o expuesta al agua en las
galerías mineras, se altera fácilmente, formando una costra que incluye arseniatos más o
menos solubles. Por lo tanto, debe tenerse cuidado especialmente con los materiales de
escombreras que contienen minerales de arsénico (no sólo filones de sulfuros; el
mispiquel abunda también en algunas pegmatitas), no comiendo ni fumando sin lavarse
antes las manos.

Son especialmente peligrosos los antiguos hornos de tostación y sus chimeneas,


conductos, etc., que pueden estar recubiertos de una gruesa capa de óxidos de arsénico.
En algunas escombreras o minas de carbón en las que se ha producido una combustión
espontánea pueden aparecer también óxidos o sulfuros de arsénico.

El antimonio es un pariente próximo del arsénico. Aunque es menos venenoso, debe


tenerse cuidado especialmente con los minerales pulverulentos llamados a veces ocres de
antimonio, producto de alteración sobre todo de la estibina. Entre ellos están la
cervantita, senarmontita, estibiconita, bindehimita y otros, que abundan en las
escombreras de las minas de antimonio. Estos minerales representan un riesgo adicional
cuando los ejemplares de antimonita se tratan con ácidos para eliminar la calcita que la
acompaña, y a veces engloba completamente los cristales. En primer lugar, se forman
compuestos de antimonio solubles y venenosos. Pero además puede formarse el hidruro
de antimonio, un gas muy tóxico. Este compuesto se forma en presencia de metales
atacables por el ácido que se está usando, como por ejemplo el hierro, por lo que nunca
deben emplearse objetos metálicos (recipientes, pinzas, etc.) cuando se limpien con ácido
minerales de antimonio. El bismuto, tercer miembro de esta familia, no suele representar
un riesgo serio debido a su relativamente baja toxicidad y la insolubilidad de sus
minerales.

Como ya se ha dicho antes, la solubilidad es decisiva en el caso del bario. Los minerales
solubles, como la witherita, alstonita y baritocalcita pueden ser peligrosos, sobre todo en
forma pulverulenta. Lo mismo sucede con los fluoruros. La villiaumita es muy venenosa, y
su color rosa y su exfoliación hacen que un niño pueda confundir ciertos ejemplares con
un caramelo. Una pieza de ese tamaño puede resultarle mortal. La fluorita, en cambio, no
requiere evidentemente ninguna precaución especial en su manejo.

Los minerales solubles de hierro y cobre, como la calcantita y melanterita, son


relativamente venenosos, y de hecho causan intoxicaciones de niños con cierta
frecuencia, probablemente al confundir sus cristales (artificiales en la mayor parte de los
casos) con caramelos. La calcantita es especialmente peligrosa, ya que tiene un sabor
metálico dulzón que no resulta especialmente desagradable, así como la melanterita. Este
último material (de origen artificial) es una de las causas importantes de intoxicaciones
infantiles en Estados Unidos. Otros minerales de hierro son menos tóxicos y en muchos
casos su sabor es suficientemente repugnante como para que la cantidad ingerida, y el
riesgo corrido, no resulte muy grande.

Un científico especialista en alimentos escribió una vez que, a dosis excesivas, todo puede
resultar nocivo, incluso el amor de una madre. Lo mismo puede decirse de la halita,
silvina, carnalita, sulfatos y carbonatos de sodio, y potasio, nitratos, y fosfatos y boratos
solubles, que en general no representan un riesgo cuando se encuentran en una colección
de minerales, aunque los boratos (de los que unos cuantos gramos pueden ser letales
para un niño) tienden a acumularse en el organismo, y los nitratos unen a una cierta
toxicidad la posibilidad, en determinadas circunstancias de intervenir en la formación de
nitrosaminas, substancias reconocidas como cancerígenas.

Los llamados "metales pesados" son todos venenosos, pero en la naturaleza se


encuentran en general en forma de minerales muy insolubles, y los ejemplares de
colección no suelen representar un riesgo. El plomo es el más importante, por su gran
difusión, debiendo adoptarse algunas precauciones en casos de ejemplares pulverulentos,
como suelen ser los de minio, coronadita (mineral más común de lo que parece) y algunos
de cerusita o anglesita. La anglesita es relativamente soluble en agua (casi un gramo en
dos litros), pero se disuelve muy lentamente. La cotunnita es aún más soluble, pero muy
rara. El carbonato de plomo pulverulento, conocido con el nombre de albayalde,
equivalente a la cerusita, y utilizado antiguamente para la fabricación de pinturas, ha
producido muchos millares de intoxicaciones, y cientos de muertes. El riesgo de
intoxicación aguda por plomo puede ser también importante en el caso de beber agua de
las corrientes o filtraciones de una mina, una barbaridad evidente pero más común de lo
que se pensaría a primera vista. La manipulación de compuestos de plomo durante mucho
tiempo puede dar lugar a intoxicaciones crónicas, ya que este metal tiende a acumularse
en el organismo.

El talio es un elemento muy peligroso, por su toxicidad aguda y por los riesgos a largo
plazo, ya que también se acumula en el organismo. Sus minerales (como la lorandita,
raguinita, pierrotita y galkhaita) son raros, pero deben manejarse con precaución, sobre
todo si están acompañados de productos de alteración pulverulentos, que se forman
fácilmente.

El cadmio es también tóxico, con efectos acumulativos semejantes a los de otros metales
pesados, pero incluso más difícilmente reversibles. El único mineral relativamente
frecuente de este metal es la greenockita, que es ligeramente soluble en agua y además
aparece prácticamente siempre en forma pulverulenta. Aunque este material, artificial, se
utilizó antiguamente incluso para colorear jabones, los datos de la bioacumulación de
cadmio en los riñones son cada vez más preocupantes, de modo que también es preferible
ser cuidadosos en este caso.

En el caso de la pirolusita, y en general de los óxidos de manganeso, su peligrosidad no


está tanto en su contenido de manganeso como en su acción oxidante y en la posibilidad
de que forme cloro con el ácido clorhídrico del estómago. Su habitual aparición en forma
pulverulenta incrementa también sus riesgos al aumentar su reactividad.

El mercurio representa un caso especial. Sus compuestos solubles son muy venenosos,
pero extremadamente raros en la naturaleza. Sin embargo, el propio mercurio metálico es
un tóxico acumulativo por inhalación. Aunque no lo parezca, las pequeñas gotitas de
mercurio se evaporan (muy lentamente, claro está) pudiendo pasar a través de los
pulmones al sistema nervioso. Allí se acumula, pudiendo ocasionar en casos extremos
trastornos neurológicos gravísimos e incluso la muerte. Los ejemplares con mercurio
nativo deben guardarse pues en cajas herméticas, y el cinabrio u otros minerales,
limpiarse muy cuidadosamente hasta eliminar cualquier rastro de mercurio, incluyendo el
presente en las grietas, y sellándolas si esto no es posible. El calomelanos, al alterarse por
la acción de la luz, forma mercurio metálico y cloruro mercúrico, también conocido como
"sublimado corrosivo", un producto muy peligroso. Esto debe tenerse en cuenta al
manipular ejemplares antiguos de este mineral.

El selenio es el elemento en el que la dosis indispensable y la que resulta tóxica están más
próximas, siendo la primera sólo diez veces más grande que la segunda. En algunas zonas,
su presencia en la hierba, que lo capta desde el suelo, hace que ésta resulte nociva para el
ganado. Usualmente, los minerales de selenio algo solubles no pasan del tamaño de
"micromounts", pero no obstante su toxicidad debe tenerse presente.

Minerales cancerígenos
Aunque afortunadamente son relativamente pocos, uno de ellos, o más bien una familia,
el asbesto, está muy difundido. El más peligroso es el llamado "asbesto azul" o crocidolita,
pero ningún componente de la familia está exento de riesgos. El peligro está en el paso a
los pulmones de fibras diminutas de estos minerales, producidas en la extracción o
limpieza de ejemplares. Cuanto más pequeñas son las fibras, más peligrosas resultan. En
consecuencia, deben adoptarse precauciones, evitando procesos como el serrado de
piedras en seco, o utilizando mascarillas en trabajos en minas en las que esté presente
este mineral. Debe tenerse en cuenta la existencia de asbesto "invisible", por ejemplo, en
ejemplares de serpentina, incluso en los de calidad de talla. Es preferible que los
piroxenos y anfíboles fibrosos (del tipo de la bisolita) estén en cajas cerradas. Un material
peligroso, que debe manejarse con cuidado, es la magnesioriebeckita que acompaña a los
cuarzos azules de algunas ofitas, Dentro del urazo es obviamente inofensiva, pero cuando
forma masas fibrosas deben extremarse las precauciones. Los ejemplares con este
material deberían conservarse en recipientes cerrados, para evitar la liberación de
partículas al aire.

La carcinogenicidad de los silicatos depende en gran parte de las características físicas de


las fibras, de tal forma que otros silicatos también pueden ser peligrosos. La erionita, una
zeolita, es también carcinógena por inhalación, y consecuentemente debe manejarse con
cuidado. En algunas zonas de Turquía se producen muchos casos de mesotelioma por la
presencia de esta zeolita en el suelo, y el uso para el recubrimiento de paredes de
materiales que la contienen. No existen evidencias de que otras zeolitas fibrosas también
lo sean, pero aun así, es razonable tener un poco de cuidado con ellas. Gran parte de los
silicatos fibrosos menos comunes no se han estudiado en absoluto.

En general, respirar polvo de cualquier mineral puede resultar muy nocivo para la salud.
En las minas en activo se toman usualmente las precauciones adecuadas, que deben
extrapolarse a las actividades de recolección de minerales en minas abandonadas,
escombreras, etc., y a la preparación y manipulación de los ejemplares.

Algunos derivados de metales como el cromo o el níquel se consideran como factores de


riesgo de cáncer en toxicología industrial. Sin embargo, en el caso de ejemplares
mineralógicos, las especies comunes son extremadamente insolubles o no están en el
estado químico necesario, mientras que las que podrían ser cancerígenas (por ejemplo, la
lopezita) son sumamente raras.

Minerales radiactivos
El uranio es por sí mismo un elemento tóxico, afectando especialmente a los riñones, lo
que debe tenerse presente al manejar sus minerales. Además, tanto sus minerales como
los de torio presentan básicamente tres tipos de riesgos debidos a la radiactividad. Estos
riesgos son la irradiación externa, la irradiación interna por ingestión y la irradiación
interna por inhalación de los productos de fisión del radón.

El primer riesgo no suele ser excesivamente serio por varias razones. En primer lugar, una
parte importante de la emisión del uranio y torio es en forma de partículas alfa. Su poder
de penetración es muy reducido, deteniéndolas en su mayor parte una pequeña capa de
aire, o una hoja de papel. Por supuesto, el propio mineral detiene todas las que proceden
de su interior. Además, al disminuir la radiación recibida con el cuadrado de la distancia,
simplemente colocando los ejemplares en la parte más interior de los cajones o vitrinas se
reduce mucho la dosis. Evitando actuaciones evidentemente imprudentes, como
coleccionar muestras de tamaño grande y muy ricas, almacenar muestras duplicadas
debajo de la cama, llevarlas en el bolsillo, o convertir la casa en una "anomalía radiactiva",
como cierto coleccionista americano, cuyo desván fue detectado en una campaña de
prospección aérea de minerales de uranio, la irradiación externa no es muy preocupante.

La irradiación interna por ingestión puede evitarse no comiendo ni fumando mientras se


manipulan los minerales, lavándose las manos después, etc. Como en el caso de la
toxicidad, la solubilidad del mineral, y su grado de división, resultarán también
importantes. Afortunadamente, en este caso muchos minerales con tendencia a aparecer
en forma pulverulenta, como la carnotita, son también muy insolubles.

La emisión de radón puede ser el mayor riesgo de los minerales radiactivos. Este gas es un
producto de desintegración del radio que a su vez lo es de la del uranio. En los minerales
primarios antiguos, estos elementos están en equilibrio, mientras que, en los secundarios,
más modernos en general, es posible que el contenido de radio y la emisión de radón sea
menor. El torio también emite radón en su desintegración, pero otro isótopo diferente. El
radón es un gas químicamente inerte, con una vida corta. El riesgo principal aparece
cuando se desintegra, dando lugar a isótopos químicamente muy reactivos y de vida
relativamente larga, que se unen a cualquier partícula presente en el aire (procedente,
por ejemplo, del humo del tabaco) y pueden así alcanzar e irradiar los pulmones. Se
considera que esta irradiación es un factor de riesgo importante en la aparición del cáncer
del pulmón. Las medidas de precaución a adoptar pueden ir desde guardar los minerales
radiactivos en lugares ventilados a hacerlo en recipientes herméticos.

Dado que el humo del tabaco actúa de forma combinada con los productos de
desintegración del radón, una forma muy razonable de reducir el riesgo global es dejar de
fumar. Si a la reducción de riesgo se une la estimación del ejemplar de colección (o de los
libros, o de los viajes de búsqueda) que uno puede comprarse cada año con el valor del
tabaco que quema, la elección para cualquier fumador está clara: Pasar a ser ex-fumador.

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