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El señor
feudal debía proteger a sus vasallos
Los torneos
Para compensar las horas de tedio en el castillo, los señores feudales
organizaban con frecuencia cacerías y torneos. El torneo era la diversión
predilecta. Se celebraba en las proximidades del castillo, donde acudían
numerosos nobles de otras comarcas que instalaban sus tiendas ahí.
Entonces, los guerreros más diestros y vigorosos se preparaban para el
combate. El torneo duraba normalmente dos días. El primero se dedicaba a
los combates individuales entre los nobles: cabalgando a gran velocidad dos
nobles se enfrentaban, armados con una lanza de madera. El que derribaba
a su contendor, era el triunfador. El segundo día, en cambio, se celebraban
enfrentamientos entre unidades completas de guerreros. Con cierta
frecuencia, algunas personas morían en los torneos. Aun así, a lo largo de
este peligroso juego se realizaban grandes banquetes y bailes.
Torneo en el feudalismo
El Vasallaje
La vinculación de relación social a la nobleza feudal se llamó vasallaje. El
origen del vasallaje, que fue un vínculo personal de hombre a hombre, se
remonta a los pueblos germánicos, cuyos miembros se vinculaban al rey por
lazos de fidelidad personal. En los reinos francos, el vasallo ofició de guerrero
y fue utilizado por los reyes, como Carlomagno, para afianzar su poder en el
reino.
En la época feudal, el vasallaje dejó de ser una práctica necesariamente
vinculada al rey y pasó a convertirse en un contrato o compromiso verbal
entre dos hombres libres: el primero solicitaba protección al señor, y éste,
más poderoso, se la daba.
De esta manera, se fue formando una jerarquía social, cuya característica
principal consistió en que los hombres libres se convertían en vasallos de
otros más poderosos.
Los deberes y los derechos
A través del contrato de vasallaje, el señor adquiría poder sobre el vasallo,
pues éste le prometía fidelidad, obediencia y respeto pero este contrato
determinaba, también, ciertas obligaciones y derechos por ambas partes.
Mientras el vasallo se comprometía a apoyar a su señor con consejos y ayuda
militar y económica, el señor, por su parte, se comprometía a proteger al
vasallo y a entregarle una compensación material que dependía de su
generosidad: caballos, armas, vestidos lujosos y sobre todo,, tierras.
El Feudo
A través del contrato de vasallaje, el vasallo adquiría de su señor un beneficio
material: diversos objetos, un puesto de importancia, el derecho a un cobro,
a una renta o a tierras. Al comienzo, esta compensación se llamó beneficio.
Luego se llamó feudo y acabó por designar casi exclusivamente el beneficio
en tierra.
En cambio, el feudo desprovisto de toda base territorial fue llamado feudo de
bolsa y se presentaba bajo diversos aspectos: podía consistir en la entrega
de una suma de dinero al vasallo, o en una renta fija.
Cuando el feudo era una propiedad de tierra, tenía una extensión variable y
albergaba las fuentes de riqueza indispensables: agricultura, ganadería y
explotación forestal. Se trataba de una unidad económica autárquica, en la
que se consumía lo que se producía.
El comercio, en cambio, fue casi inexistente. En ese entonces, las relaciones
comerciales se limitaron, por parte del señor, a la compra ocasional de
objetos de lujo o mercaderes ambulantes, y por parte de los campesinos, a
pequeños intercambios entre vecinos. Asimismo, la producción artesanal
declinó.
El señorío territorial
Todos los feudos giraban alrededor de la residencia habitual del señor feudal:
el castillo o la abadía. Los nobles raramente cultivaban todas sus tierras. Por
eso concedían una buena parte de ellas a otras personas. Conceder la tierra
equivalía a adquirir un poder: el de participar en los recursos de las familias
a quienes se les entregaba. La tierra cultivable se dividía en tres partes
diferentes:
La herencia de un feudo
El contrato de vasallaje podía renovarse entre los herederos: por eso el feudo
también se heredaba. Para reglamentar esta herencia, en casi todos los
países se estableció una costumbre: la primogenitura. Sin embargo, como
el feudo fue cada vez más visto por el vasallo como un elemento de su fortuna
personal, el vasallo intentó beneficiar a todos sus hijos con sus bienes
territoriales, y no sólo al mayor.
Por eso, a la larga, los feudos tendieron a fragmentarse enormemente, sobre
todo en países como Francia y Alemania.
La Caballería
Desde el siglo XI, los combatientes a caballo se convirtieron en los
protagonistas fundamentales de la guerra. El auge de la caballería se debió,
en gran parte, a algunas innovaciones técnicas como, por ejemplo, el estribo,
que facilitó el movimiento del jinete.
En su origen, los caballeros eran campesinos libres que podían comprar y
mantener armas y caballos, lo que era sumamente costoso. Estos hombres
se ponían al servicio de los señores feudales, para formar parte de sus
ejércitos privados. Con el tiempo, la caballería se convirtió en un grupo cada
vez más cerrado al que solo podían acceder los nobles.
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