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Una estructura de borde (3)

Hablar de psicoanálisis implica hablar de institución [1]. A partir del momento en que Freud da a la cura la
dirección de la palabra, crea el psicoanálisis como institución. Sus premisas, probadas en su práctica, se
formalizan en el axioma lacaniano del "inconsciente estructurado como un lenguaje". En la estructura de
lenguaje se funda la institución. De la institución la transferencia es el motor. En la transferencia emerge el
psicoanalista como formación del inconsciente y se pone en juego la transmisión.

Este es un capítulo entre tres, elaborados alrededor del concepto de inconsciente que, de Freud a Lacan es
formulado como estructura de borde. En el primer capítulo trabajo ese principio fundamental, en el segundo
reviso, en una articulación que considero inevitable con el anterior, el tema de la transferencia: entre el amor
y el matema, y en éste último he querido proponer algunas reflexiones en relación con la preocupación y la
pregunta por la institución analítica, completando así el rizo en la consideración lógica de que una
institución analítica toma sus características del modo en que aborda y resuelve el concepto de inconsciente.

El psicoanálisis en nuestros países, en donde no nació la palabra ni de Freud ni de Lacan, con distancias no
solo geográficas al desarrollo de su obra, ha tenido que esperar los desplazamientos aislados de quienes
salieron fuera del país, se encontraron con el discurso psicoanalítico, y lo trajeron. Dadas las características
que luego ha tomado el movimiento psicoanalítico y en el interés de llevar las preguntas y explicaciones en
otra dirección que la de la descalificación personalizada, o asimilar los acontecimientos de ruptura
institucional a una repetición de lo que pasa en todas las instituciones analíticas, he querido poner el énfasis
en la hipótesis de que, la formulación de inconsciente con la que un analista opera, tiene un efecto decisorio
en la institución psicoanalítica en la que con otros participa, construye o funda.

En el encuentro con el psicoanálisis "afuera", hay un tiempo de trabajo, un linaje de inscripción y luego un
transporte. Se conjugan contingencias que van a tener su peso en el destino y las características de la
transmisión del psicoanálisis en ese otro lugar, acá, "adentro", entre nosotros. Afuera y adentro, que del
sentido geográfico al institucional se diluye - teóricamente al menos - en la transferencia de trabajo soporte
de la institución. Ese transporte puede, y con toda legitimidad, atenerse a un deseo personal, pero
interrogando el deseo de analista. Contingencias y posibilidades, pero ninguna sin consecuencias.

Si es muy temprano para hacer afirmaciones definitivas no lo es para poner en pié algunas preguntas, dar
valor de trabajo a alguna conjetura y aventurar así esta hipótesis, no excluyente de otras.

En "Tres ensayos para una teoría sexual" Freud propuso para el Edipo lo del "shibbólet" como el santo y
seña del psicoanálisis [2] Con más justificada razón tendríamos que exigírnoslo para el concepto de
inconsciente, y aquí estoy proponiendo su estructura de borde en una condición de especificidad similar. ¿De
qué inconsciente hablamos en la teoría? ¿De qué inconsciente damos cuenta en la praxis?¿En qué praxis?
¿Qué sujeto surge como producto de nuestros divanes, de nuestras instituciones psicoanalíticas? Referencias
tales como "yo soy freudiano" "yo lacaniano", no son garantía; pueden quedarse en investiduras
desconectadas de un objeto de trabajo. En las particularidades que allí se expresan está la propia experiencia
de análisis, la dirección del discurso de los maestros que han dado soporte a la formación y a la enseñanza y,
el efecto en red de todo esto en el trabajo de cada uno.

No resulta fácil seguir a Lacan en su elaboración del inconsciente como una estructura de borde porque nos
introduce en la exigencia de la lógica nueva que Freud descubrió en el determinismo inconsciente del
psiquismo. Tampoco es fácil ni inmediata la verificación en la clínica porque implica una posición subjetiva
trabajada en la división, una condición de analista atravesada en el deseo que le da la particularidad insólita
de des-ser. Des-ser que hace posible una lectura flotante de dos niveles de discurso, de dos versiones de un
texto, entre los que el sujeto del inconsciente pulsa. La estructura de borde es un correlato topológico de la
estructura de ficción que Lacan propone para la verdad y el sujeto. Borde, ficción, modalidades discursivas,
por los que la verdad se desliza. El objeto, ausente, causa del deseo, traslada el peso del significado al
significante, e introduce la lógica que determina la estructura de borde. Borde que no es ni el un lado ni el
otro de una superficie, es el borde. Ese lugar límite que conjuga el interior y el exterior en una continuidad.
Lógica paradógica.

Las vías y modos de arribo del psicoanálisis hasta nosotros han estado marcados por aproximaciones
diversas a lo inconsciente. Unas, en que se lo ha tomado mas bien a la ligera, aligerado si se quiere,
terapeutizado y asimilado a lo no consciente; la interpretación, propuesta en consecuencia como el ejercicio
de volver consciente lo inconsciente. Y aún allí, cuando el trabajo ha sido serio en la vertiente del
significante, los aplanamientos de lo que implica "significante", no han superado la lógica tradicional, a
veces maniquea, oscureciéndose el axioma entre una propuesta teórica y la praxis, alejada o desmentida en la
clínica o en la institución. Lo inconsciente como una estructura de borde, ya dicho por Lacan en escritos
tempranos, es nuevo entre nosotros y dado a luz en el trabajo de la topología [3] que transforma las viejas y
enraizadas posiciones.

En el capítulo sobre lo inconsciente quedó señalado el alcance de la afirmación de la estructura de borde en


donde los opuestos como valores de verdad desaparecen y las consecuencias de una tal forma de
pensamiento. En el de la transferencia se recoge lo esencial de la elaboración de Freud y Lacan en ese
concepto esencial prendido y desprendido del de inconsciente. Cuando en nuestra formación se ha insistido
en el desarraigo necesario de los afectos incluyendo allí el amor de transferencia y apuntando al matema
como el único motor que debe sostener el trabajo analítico, se hace un desconocimiento de esta condición de
borde ligada a la lógica paradógica en que se des-a-rrolla todo trabajo psicoanalítico.

Si entre nosotros es notorio el interés responsable por el trabajo psicoanalítico, repartido éste en iniciativas
individuales, a veces en encierros solitarios en el trabajo clínico, en agrupaciones que se atomizan, o en la
institución fortalecida en lo clástico y en la reivindicación de lo verdadero; es legítimo intentar explicárselo.
Sabemos que las instituciones psicoanalíticas con orígenes e historias amasadas en la enseñanza directa de
Lacan, así como en sus vicisitudes y momentos fundadores, tienen sus propios problemas y con ellos existen
y trabajan, con ellos sostienen el funcionamiento institucional como tal.

Nuestros esfuerzos en el sentido institucional parecerían no encontrar el surco, su modus propio y efectivo.
¿Por qué?. Vale la pena en este punto recordar un debate que puso a nuestro alcance el espacio de internet de
la AFI sobre Psicoanálisis y Política, el debate entre el escritor mejicano Carlos Fuentes y el profesor
español Carlos Malamud. Un debate alrededor de la falta de institución en América Latina aunque los temas
fueran los de las democracias, la pobreza, etc. Carlos Fuentes dice: "la legislación de las repúblicas
independientes, es cierto, abolió la esclavitud, pero no aseguró el tránsito de una sociedad de súbditos a otra
de ciudadanos"; "Solo en torno a la institución estatal logramos superar la oscilación entre anarquía y
dictadura". [4]

Carlos fuentes señala lo histórico de esta dificultad de organizar nuestros pasos políticos de ciudadanos
responsables en torno al eje de la institución. Melman lleva lo histórico a la estructura y argumenta la
hipótesis del rasgo de corte desplazado en la escritura de los cuatro discursos, para todas las situaciones
coloniales, como efecto de la acción violenta desconocedora de la castración del otro. Los efectos en lo
simbólico son graves. [5]

Olga Fernández [6] por su parte analiza los orígenes de la "novela histórica" hispanoamericana, mostrando
un entretejido de significantes primeros que surgen en la "ficción del descubrimiento del Nuevo Mundo" con
figuras de dictadores y caudillos que animan no solo esta forma literaria, sino la incipiente vida republicana.
A ojos de los primeros descubridores y cronistas de Indias, "maravilloso fue el primer significante que tuvo
esta tierra", de donde un "mágico real" alimenta una "novela histórica" en la que "fábula, praxis, mito,
realidad fragmentada... reorganizan un universo verbal". Lo "real" [7] concluye ella, "surge de lo real
maravilloso como identificador de la cultura americana".
En este lecho significante histórico estructural, en este Otro como lugar de palabra y acontecimientos, ¿cómo
estamos introduciendo el psicoanálisis? Me interesa la pregunta por los efectos que conlleva. No es
suficiente cabalgar en la frase freudiana "les traigo la peste", ni la investidura del analista es la del
conquistador, colonizador, caudillo o misionero. La in-vención que conjuga inventar con invenir (venir-in)
es más del orden de su función. Cómo se viene a, cómo se atraviesa este real nuestro con el psicoanálisis?.
Cómo se in-viene, se in-venta, se produce?.

Cuando Lacan pone al inconsciente en la dimensión del significante, cuando revisa las dificultades de Freud
con la transferencia a la luz del amor y del saber, o mejor del saber sobre el amor para dar el salto al matema,
es porque quiere refundar la enseñanza del psicoanálisis en la transmisión, fundiendo en un punto central los
análisis didácticos, terapéuticos, encuadres, regulaciones y contratos. Funde y funda sobre un vacío central,
lo que llamó su única creación el objeto a causa del deseo, el soporte necesario de la función del analista.
Paso decisivo para rescatar la institución del psicoanálisis para el psicoanálisis, para volver a su cauce la
causa en su momento marginada.

Para ponernos frente a este objeto sin otra sustancia que la de goce, Lacan nos lleva primero a salir de los
engaños teóricos y técnicos de un yo apoderado del lugar del sujeto, devolviéndolo a su lugar de
desconocimiento, nos quita la ilusión de la relación de objeto, mostrándonos el encierro mortífero del
circuito de los objetos parciales, de los ideales y las identificaciones imaginarias. Solo entonces establece el
objeto a como el objeto del deseo que nos pone a dar vueltas, que nos saca de la línea recta de los saberes, de
lo co-rrecto como el destino de la clínica psicoanalítica; el que convierte la vida en ex-sistencia, el que hace
de la experiencia del psicoanálisis una apuesta, jugada tanto en el diván como en la institución.

a-típico y a-tópico, el objeto a es el que dá a la experiencia de la institución analítica su condición de


apuesta. Se apuesta a la transmisión, se hace el juego a la transferencia para llegar a la escritura, no solo de
su matema, sino del fantasma, de los literales ominosos propios, escritura no precisamente científica que
torsiona el deseo en deseo del analista, necesario lógico para sostener la apuesta. Toda jugada es importante
y si en el tablero el rey se cree rey, la partida ha fracasado desde la entrada, los caminos de desvío conducen
por las trampas del reconocimiento y la infatuación, las jugadas se convierten en palazos de ciego
enceguecido por los destellos de su propia luz. Son obstáculos presentes en todos, en los espejos
inmovilizados que cargamos, haciendo difícil el andar entre nos-otros, y con otros.

Cuando en agosto del año 92, los miembros fundadores de la AFI visitaron Quito por primera vez, a poco de
la creación de la primera instiución psicoanalítica en Ecuador, se respondió a las preguntas allí formuladas,
con proposiciones que resultaron novedosas, que en más de uno hicieron hendidura y finalmente corte sobre
un discurso de lo institucional. Anoto algunas:

De la fundación: "Para poder fundar - se dijo - es decir, para tomar una posición, que es una posición de S1,
se necesita que ya haya consigo S2. No hay fundación si aquel que funda no dice a los suyos: "yo les
reconozco", y si aquellos a quienes él dice "yo les reconozco" no le dicen: "caminamos juntos". Esto da
responsabilidades a cada uno".

Al hablar de la institución como asociación y no escuela, se habló de la falta: "pusimos nuestras faltas,
nuestras insuficiencias en común" El valor de la asociación puesto alrededor de la falta; y también se habló
del pacto y de la valentía. [8] La Asociación Freudiana, ahora Asociación Lacaniana, este año cumple 20
años de su apuesta, tiempo significativo para dar cuenta del cómo y en qué se sostuvo hasta ahora. Esto de
poner las insuficiencias en común crea un centro particular de la institución analítica, un real alrededor del
cual hay que mantener el esfuerzo de la construcción. Pone a prueba un principio de estructura, no un
modelo.

Lo pulsátil implicado en la estructura de borde, tiene al objeto inalcanzable como causa, y es causa
invariante de una topología particular de la institución. El contorneo irremediable de cada uno de aquellos
que comprometen sin cálculo ni medida su trabajo en lo institucional, en la práctica tiene que traducirse en
un tejido con hilos y puntadas desiguales pero efectivas, en una partida com-partida con los otros semejantes
y diferentes, que sostienen en común solo el pacto de la palabra.

Si no opera el borde en la institución, opera la lógica de los opuestos donde el objeto perdido resulta
encontrado en objetos - objetivos que apuntan en una dirección y se forcluye la circulación. ¿Cuál es nuestra
experiencia?. Por un lado se proponen verdades axiomáticas de la teoría psicoanalítica, en nombre de un
rigor necesario se eterniza el tiempo de la producción volviéndolo árido, y la interlocución tiene un espacio
virtual en la teoría, pero en la práctica, se convierte en una amenaza. Los argumentos se mezclan y
confunden con cuestionamientos implacables al otro que es exigido de pensar y funcionar como igual, en
una dirección, reduciéndolo a la condición de objeto o de doble. Es una forma de desconocer el lugar del
gran Otro (A), no tolerar el síntoma, anular la posibilidad de sujeto.

En otro opuesto, quizá cuestionando el anterior, se hacen lecturas particulares del "inconsciente es lo social"
[9]. Lacan habla de S1 - S2 como combinatoria significante, significante binario (al menos dos, no el uno sin
el otro), señalando en el vector lo solidario, el lazo social del significante. Lacan, con Benveniste, sabe que
la estructura de la lengua y la estructura de la sociedad no son isomorfas [10]. Cuando se estatiza la lectura
de lo social del lazo en términos de símbolos, se transtorna lo simbólico de la cadena significante
volviéndolo ideología. Teniendo como tenemos un espectro amplio de objetos sociales tangibles en la
pobreza, la enfermedad, la salud, la falta de educación, que hacen proliferar las demandas en esas
direcciones, aparece el riesgo de las respuestas inmediatas que transforman el lazo social significante en
acción social que oferta lo terapéutico del psicoanálisis como curación de los males sociales, a riesgo de
descuidar el eje de la formación y la transmisión.

Así como en la estructura de ficción, el engaño - sostenido entre i(a) e i'(a) - tiene valor de imagen, el valor
de verdad está en a. En esa afirmación Lacan descarta la lógica esférica, encuentra que no es suficiente la
cadena lineal y debe trabajar progresivamente lo unilátero de las superficies en la banda de Möbius, el cross-
cap, la botella de Klein, para llegar al anudamiento de los bordes en los nudos y dejar sin dudas la condición
de no especularizable de este objeto, así como el estatuto modificado de la identificación.

Es en torno al a que se decide la transmisión. Es el objeto que condiciona las características de límites y
fronteras a borde, donde lo igual y lo diferente se conjugan, lo extranjero resulta lo más íntimo. Cualquier
intervención del analista tiene lugar de semblant [11] de a. Descolocarse de allí arriesga los deslizamientos
que advirtió Lacan hacia lo perverso o lo delirante. Caer en los opuestos es defender posiciones, desarticular
significantes. Desarticulación o rompimiento no equivale a corte. Y allí donde el objeto sale de su lugar de
hueco, de sustracción en el gran Otro, todo se desordena, el S1, significante amo es degradado a persona,
padre, líder, sujeto objetivado, sujeto forcluído; la salida del discurso histérico al discurso de analista puede
volverse imposible. [12]

Para terminar, intento conjugar y proponer a la reflexión dos anotaciones pertinentes. La una es de Lacan,
del seminario Problemas cruciales para el psicoanálisis, cuyas particularidades conocemos: [13], al término
de la segunda reunión, el 9 de diciembre de 1964, se preocupa y se pregunta por lo que pasa "todo el tiempo
en lo que se llama las sociedades analíticas". Nos hace saber que se ha percatado de que "los psicoanalistas,
en condiciones normales, no se comunican entre ellos" y apoyándose en el sentido (sens / non-sens) como su
referente radical, sigue la huella trazada por el Witz de Freud para caracterizar lo comunicable pero no
codificable que marca el límite entre el efecto del significante y lo que retorna por reflexión de efecto
significado. Introduce así el pas de sens con su ambigüedad entre negación y franqueamiento para afirmar
que "nada prepara al psicoanalista para discutir efectivamente su experiencia con su vecino".

La otra es de Melman [14] y dice: "Una agrupación de analistas no puede hacer como si ignorase la historia
y las historias que lo han conducido a constituirse, y la realidad de su organización es más elocuente que sus
declaraciones de principio".
La ambigüedad del pas de sens de Lacan inscribe lo comunicable fuera de la referencia a un código y lo
suspende a un "por significarse" que no cesa, con lo cual pone un elemento básico para encarar nuestras
dificultades, para hacer funcionar la invención allí donde el síntoma de cada uno puede hacer obstáculo o
estropear el lazo social que sostiene la institución psicoanalítica. En Melman hay el como si que señala una
forma de ignorancia que tiende un velo pesado sobre un no querer saber que puede mantenerse intocado.

1 - Texto presentado en las jornadas de Bogotá La invención del objeto a, en febrero de 2002.

2 - Primera lectura de esta referencia hecha en el "Edipo Vienés" de Néstor Braunstein, Cap. VI de "El
discurso del Psicoanálisis". Coloquios de la Fundación Mexicana de Asistencia psicoterapéutica, n°4, S.XXI.
México, 1986

3 - La presencia de J-M.VAPPEREAU en Ecuador, por dos ocasiones, en 1994 y 1998, ha sido determinante
en este sentido

4 - FUENTES, C. : "El difícil camino de Latinoamérica" en El País, de 1 de julio de 2001, propuesto, como
tema de debate sobre Democracia en América Latina el 4 de julio de 2001, por "Psicoanálisis y Política"

5 - MELMAN, Ch.: "Casa grande e senzala" en "D'un inconscient post-colonial, s'il existe". AFI, 1995. París.

6 - FERNANDEZ, O., "El Arpa y la Sombra: ficción del descubrimiento del Nuevo Mundo", en "Palabra,
furia y razón. Sobre autores y personajes." Ediciones Abya-Yala, 2002, Quito. Ecuador.

7 - El entrecomillado es de la autora.

8 - CZERMAK, M.: "Psicoanálisis y cultura", Seminario dictado en Quito-Ecuador por miembros de la AFI,
en agosto de 1992.

9 - En Ecuador, esta afirmación de "el inconsciente es lo social" aparece creando polémica, en forma de
transmisión oral, como dicha por Lacan pero sin poder citar la fuente. Conviene la lectura del artículo Le
social de plus en plus sciant de Ch. MELMAN en la revista Le Trimestre Psychanalytique n°1 de 1996,
L'inconsciente, c'est le social, publication de l'AFI, Paris.

10 - Cf. BENVENISTE, E. "Estructura de la lengua y estructura de la Sociedad", en "Problemas de


Linguística general II, S. XXI editores, México, 1979.

11 - Se ha elegido mantener semblant en francés, tomando en cuenta lo que en el texto "Un semblant más
semblant (que el verdadero) o traducir el sens blanc" de O.Guerrero y C.Hopen (Freud.Lacan.com sept. de
1999) rescatan del concepto - invención de Lacan que desaparecería al reducirlo en las traducciones que
ofrecen los diccionarios en español, a apariencia, parecido, rostro, representación.

12 - De la asamblea de enero de 1998 de EFE (Escuela Freudiana del Ecuador) está el texto del
planteamiento que hago respecto del efecto institucional al paralizarse la rotación de los discrusos en el $ -
S1 de la histeria sin dar lugar al giro a - $ del analista.

13 - LACAN, J. "Problèmes cruciaux pour la psychanalise" Séminaire 1964 - 1965. Éditions de l'Association
Freudienne Internationale. Publication hors commerce. París. 2000. Pág. 35

14 - MELMAN, CH. "Association" Bulletin de l'Association freudienne n° 16, janvier 1986. París. Pág. 20

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