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El Criticismo

es el término utilizado en general para referirse a la filosofía de Kant y


también a otras teorías filosóficas que consideren como principio
fundamental de la filosofía a la teoría del conocimiento.

El Criticismo es una postura intermedia entre el Dogmatismo y el


Escepticismo.

El Dogmatismo es la creencia de que la razón humana puede llegar a


tener certeza absoluta y conocimiento de la realidad tal como es, existe
una verdad y el conocimiento es posible; y el escepticismo es la doctrina
filosófica que no cree en la capacidad del hombre para alcanzar el
conocimiento.

El Criticismo

El subjetivismo, el relativismo y el pragmatismo son escepticismo, que


es lo opuesto al dogmatismo.

El Criticismo comparte con el Dogmatismo la idea de la razón como


fuente de conocimiento; pero como el Escepticismo desconfía de todo
conocimiento determinado,

El Criticismo no acepta afirmaciones de la razón sin ninguna objeción,


necesita motivos y fundamentos y tiene una actitud reflexiva y crítica,
entre la audacia dogmática y el nihilismo escéptico.

Es común que en cualquier reflexión epistemológica aparezcan


reacciones criticistas.

Por ejemplo, en la antigüedad en Platón y Aristóteles y en los estoicos; y


en la Edad Moderna Descartes, Leibniz, Locke y Hume; pero el
verdadero creador del Criticismo es Kant con su filosofía llamada
específicamente criticismo.

Kant llegó al Criticismo después de haber compartido las ideas del


Dogmatismo y del Escepticismo; según él, ambas exclusivistas: el
Absolutismo por su ciega confianza en la razón y el Escepticismo por su
desconfianza en la razón pura sin previa crítica.

El Criticismo surge ara superar a estos dos exclusivismos, investigando


las bases de las propias afirmaciones y objeciones y las razones en que
se fundamentan, lo que otorga la posibilidad de alcanzar la verdad.

El principio de la razón pura es dogmático, pero luego es escéptico,


porque exige cotejarla con la experiencia; hasta que finalmente
considera la necesidad del juicio maduro.

El Criticismo es la única postura justa sobre la posibilidad del


conocimiento. Sin embargo no quiere decir que la filosofía kantiana debe
ser aceptada, porque es necesario diferenciar el criticismo como método
o como sistema.

Para Kant, Criticismo quiere decir ambas cosas, el método, que se


opone al Dogmatismo y al Escepticismo y el resultado que se obtiene
con ese método.

El Criticismo de Kant es una clase específica de Criticismo general, que


es la única postura justa y no la forma específica hallada por Kant, o sea
el reconocimiento de la teoría del conocimiento como una doctrina
fundamental e independiente.

Se ha objetado que la teoría del conocimiento fundamente el


conocimiento mediante la suposición, pues esta teoría es conocimiento.

Hegel es uno de los que hicieron esta objeción en su “Enciclopedia”,


diciendo que el estudio del conocimiento no puede hacerse de otro modo
que conociendo, ya que se trata de un supuesto e investigarlo es
conocerlo.

Pero esta afirmación es absurda porque significa querer conocer antes


de conocer.

La objeción será acertada si la teoría del conocimiento careciera de


supuestos, o sea si deseara comprobar la posibilidad del conocimiento.

Pero la teoría del conocimiento no carece de supuestos en este aspecto,


porque parte del supuesto de que es posible el conocimiento.

Fuente: “Teoría del Conocimiento, J. Hessen, Editorial Losada, 1956

La conciencia cognoscente es capaz de formular juicios que provienen de


la experiencia y del pensamiento.

Algunos juicios los formulamos según determinadas percepciones


apoyándonos en los datos que nos proporcionan nuestros sentidos a
través de la experiencia.

Pero el juicio tiene un factor que no se encuentra en la experiencia, que


afirma que entre esos dos procesos, o sea entre el pensamiento y la
experiencia, hay una conexión causal, o sea que la mente agrega la idea
de que un proceso resulta de otro, o sea la lógica o razón.
el origen del conocimiento

El origen del conocimiento se puede considerar de origen psicológico


como lógico. Quien participa de la idea de que la razón es la única base
del conocimiento considera que los procesos del pensamiento tienen
autonomía psicológica; y el que funda el conocimiento en la experiencia
negará que el pensamiento tiene autonomía.

El racionalismo es la posición epistemológica que mantiene la postura de


que la fuente principal del conocimiento humano es la razón. Sostiene
que sólo se puede hablar de conocimiento cuando es lógicamente
necesario y universalmente válido. Los juicios tienen que poseer una
necesidad lógica, o sea no admitir lo contrario y universalmente válidos,
es decir, ser así siempre y en todo lugar.

Otros juicios pueden ser válidos dentro de determinados límites, según


la experiencia; como por ejemplo: el agua hierve a cien grados o todos
los cuerpos son pesados. Podemos juzgar en estos casos que es así,
pero no necesariamente tiene que ser así porque estos juicios no tienen
necesidad lógica y les falta validez universal.

El conocimiento matemático es el modelo por excelencia del


racionalismo y casi todos sus representantes proceden de la
matemática.

La forma más antigua de racionalismo fue Platón. Para Platón la


posibilidad del conocimiento proviene del mundo de las ideas, del reino
de las esencias ideales metafísicas. Las ideas son los modelos del
mundo sensible que el alma contempló antes de nacer. Es un
racionalismo trascendente.

Para San Agustín, la verdad es irradiada por Dios a nuestro espíritu. Es


un racionalismo teológico.

En la Edad Moderna Descartes y Leibniz defienden la teoría de las ideas


innatas. Según Descartes son conceptos, mientras Leibniz propone que
existen en nosotros ideas en potencia como facultad del espíritu. Este
racionalismo es inmanente, opuesto al teológico trascendente.

El Empirismo, contrario al racionalismo sostiene que la única fuente de


conocimiento es la experiencia, que no existe nada “a priori; y que el
espíritu humano es una “tabula rasa” sin ningún contenido previo.
Fundamenta esta tesis en la evolución del pensamiento y del
conocimiento a través de la historia del conocimiento.

Los representantes del empirismo provienen de las ciencias naturales


mientras los que consideran el pensamiento como única fuente de
conocimiento provienen de la matemática.

Una forma de empirismo es el sensualismo que afirma que la base de la


experiencia son los sentidos.
En la antigüedad las ideas empiristas las encontramos en los sofistas y
luego en los estoicos y los epicúreos. Pero su verdadero desarrollo fue
en la Edad Moderna, especialmente en la filosofía inglesa de los siglos
XVII y XVIII.

Su fundador es John Locke (1632-1704) que además reconoce verdades


“a priori”.

David Hume (1711-1776) desarrolla el empirismo de Locke


reconociendo también el conocimiento de la matemática como
independiente de la experiencia y universalmente válido.

Los racionalistas tienden a un dogmatismo metafísico en cambio los


empiristas se orientas hacia un escepticismo metafísico.

El intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo es el


intelectualismo afirmando que tanto la razón como la experiencia son la
base del conocimiento.

Otro intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo es el


“apriorismo” que acepta tanto la razón como la experiencia presentando
elementos “a priori” independientes de la experiencia.

El fundador de este apriorismo es Kant que dedica toda su filosofía a


mediar entre el racionalismo y el empirismo.

Fuente: “Teoría del Conocimiento”, J.Hessen, Editorial Losada, 1956


El Objetivismo y el Subjetivismo

El problema del conocimiento es la relación entre el objeto y el sujeto.


La pregunta es: ¿Cuál es el elemento determinante, el sujeto o el
objeto?

Si no se cuestiona la existencia o no del objeto existe una respuesta


premetafísica que puede ser favorable tanto para el objeto (objetivismo)
como para el sujeto (subjetivismo).

Si en cambio se cuestiona el carácter ontológico del objeto, o sea si


existe o no en sí, da lugar a una doble respuesta: admitir que todos los
objetos tienen un ser ideal, mental (que es la tesis del idealismo) o que
además de objetos ideales hay objetos reales, independientes del
pensamiento (esta es la tesis del realismo).

el objetivismo y el subjetivismo

A su vez, dentro del idealismo y del realismo existen distintas posturas.

Se puede lograr la solución del problema del sujeto y del objeto, si se lo


lleva hasta lo absoluto, el principio de todas las cosas, para definir desde
allí la relación entre el pensamiento y el Ser. Esta es la solución
teológica, que puede ser trascendente o inmanente, teísta o panteísta.

Para el objetivismo, el conocimiento tiene su fundamento en el objeto, o


sea el reino objetivo de las ideas o esencias.

El objetivismo propone que el objeto determina al sujeto, quien deberá


regirse por aquel.

El sujeto reproduce al objeto que es algo dado con una estructura


definida, y es reconstruida por la conciencia cognoscente.

Platón es un ejemplo. Las ideas de Platón son realidades objetivas.

Con la intuición sensible descubrimos los objetos del mundo sensible por
medio de la percepción y los objetos del mundo suprasensible, con la
intuición de las ideas.

Edmund Husserl rescata la teoría platónica de las ideas, con su doctrina


fenomenológica, haciendo la distinción entre la intuición sensible y no
sensible; la primera que tiene por objeto el mundo concreto, lo
individual; y la segunda las esencias generales de las cosas.

Husserl se detiene en las esencias ideales como lo último, negándoles el


carácter de realidad, pero Platón les atribuye una realidad metafísica.

Según el subjetivismo el fundamento del conocimiento humano es el


sujeto, o sea que pone a los principios del conocimiento en un sujeto.
No se trata de un sujeto concreto sino del sujeto trascendente del que
deriva la verdad del conocimiento.

El tránsito desde el subjetivismo y el objetivismo lo realizó San Agustín


siguiendo a Plotino, colocando al mundo de las ideas de Platón en el
espíritu divino y convirtiendo las esencias ideales, existentes en sí, en
contenidos de la razón divina, pensamientos de Dios.

A partir de allí, la verdad no se fundamenta en un mundo de realidades


suprasensibles, espiritual objetivo, sino en la conciencia de un sujeto.

El conocimiento se vuelve hacia el sujeto supremo y no se enfrenta con


un mundo objetivo.

La conciencia cognoscente recibe sus contenidos del sujeto, no del


objeto; y mediante estos contenidos supremos, de estos conceptos
generales y de estos principios, la razón estructura el conocimiento,
fundado en lo absoluto, en Dios.

También se encuentra esta concepción en la filosofía moderna, en la


doctrina opuesta a la fenomenología, el neokantismo; y es la Escuela de
Marburgo la que defiende esta tesis que se presenta sin los aspectos
metafísicos y psicológicos.

El sujeto, en quien se funda el conocimiento no es metafísico sino


totalmente lógico; caracterizado como una conciencia en general.

No hay objetos independientes de la conciencia, son todos productos del


pensamiento, coincidiendo el concepto con la realidad y el pensamiento
con el Ser.

Para la escuela de Marburgo sólo hay un ser conceptual, mental, no un


ser real independiente del pensamiento, y de este modo le quita toda
realidad al objeto.

El subjetivismo arriba a una síntesis en el platonismo cristiano con el


realismo y en los kantianos modernos está comprendido dentro de un
idealismo riguroso, implicando de esta forma una solución premetafísica.

Fuente: “Teoría del conocimiento”, J. Hessen, Editorial Losada, 1956.


El Realismo

El realismo es una solución metafísica según la cual existen cosas reales


en si mismas, fuera de la conciencia.

Dentro de esta postura se encuentra el realismo ingenuo que no realiza


ninguna reflexión sobre si es posible o no el conocimiento e identifica lo
percibido con el objeto sin ver la diferencia, atribuyéndoles todos los
contenidos de la percepción. Por lo tanto, las cosas son tal cual las
percibimos con todas sus propiedades objetivas.

el realismo

En cambio, el realismo natural tiene la influencia de la reflexión crítica


sobre el conocimiento, distingue la percepción del objeto pero continúa
proponiendo la identidad entre ellos.

La tercera forma de realismo es el crítico, que se basa en la crítica del


conocimiento y en que todas las cualidades de un objeto percibido con
un solo sentido existe en la conciencia cuando recibe el estímulo
externo. Son reacciones de la conciencia y son propiedades que no
tienen un carácter objetivo sino subjetivo. Sin embargo, suponen en las
cosas ciertos elementos objetivos y causales que permiten explicar la
observación de estas cualidades.

Estas formas de realismo las encontramos en la filosofía antigua; por


ejemplo el realismo ingenuo en el primer período del pensamiento
griego.

En Demócrito (470-379 a. de C.), aparece el realismo crítico que supone


que todo elemento cualitativo y cuantitativo es subjetivo.

Aristóteles, al contrario, propone el propone el realismo natural, con la


opinión de que las propiedades que percibimos de las cosas son también
de las cosas, independientes de la conciencia.

Esta postura se mantuvo hasta la Edad Moderna con el surgimiento de


las ciencias naturales que actualiza la filosofía de Demócrito.

Galileo fue el primero en admitir que la materia presenta sólo


propiedades espacio temporales y cuantitativas y que todas las demás
son subjetivas.

Descartes y Hobbes fundamentaron más esta posición y John Locke se


encargó de difundirla clasificando a las cualidades sensibles en primarias
y secundarias. Las primarias son las percibidas por los sentidos como el
tamaño, la forma, el movimiento, el espacio y el número que pertenecen
al objeto como propiedades de las cosas; y las secundarias, o sea las
percibidas por solo un sentido, tienen un carácter subjetivo, es decir
pertenecen a nuestra conciencia.
Las ciencias naturales conciben un mundo compuesto de cosas que se
pueden definir cuantitativamente, ya que lo cualitativo, aunque es
causado por procesos objetivos sólo lo concibe la conciencia.

Los complicados procesos de la percepción hacen difícil aceptar que la


respuesta a un estímulo físico sea semejante al verdadero objeto.

La psicología también revela en el análisis psicológico de la percepción


que las sensaciones no constituyen por si mismas las percepciones, ya
que en toda percepción hay elementos que la conciencia agrega.

El realismo crítico, opone razones físicas, fisiológicas y psicológicas


contra el realismo ingenuo y natural, de un carácter de probabilidad, o
sea que la propuesta del realismo ingenuo y natural es inverosímil pero
posible.

El realismo crítico defiende su tesis fundamental que coincide con el


realismo ingenuo y natural, de que existen objetos fuera de la
conciencia.

A favor de esta tesis tiene argumentos importantes:

Hay una diferencia elemental entre las percepciones y las


representaciones;

Las percepciones pueden ser percibidas por varios sujetos, mientras las
representaciones sólo son perceptibles por el sujeto que la experimenta.
Esta coincidencia en las percepciones sólo se explica por la existencia de
los objetos en si mismos.

Otra razón es la independencia de las percepciones con respecto a la


voluntad. Mientras las representaciones individuales se pueden hacer
desaparecer a voluntad las percepciones no.

Y la más importante de las razones que tiene el realismo crítico es que


los objetos de la percepción siguen existiendo aunque no los
percibamos; y además cambian sin nuestra intención.

El realismo pertenece a la filosofía moderna, del siglo XIX, según estos


filósofos, la realidad no puede ser probada sino solamente
experimentada y vivida. Son las experiencias de la voluntad las que nos
dan la certeza de la existencia de los objetos. Las cosas se oponen a
nuestros deseos y esta resistencia hace que vivamos la realidad de los
objetos.

Este realismo lo vemos en el filósofo francés Maine de Birán, Whilhelm


Dilthey, Frischeisen Köhler y en Max Scheler.

Fuente: “Teoría del Conocimiento”, J.Hessen, Editorial Losada, 1956


El Idealismo

El término “idealismo” tiene distintos significados. Desde el punto de


vista metafísico es la creencia en que el fundamento de la realidad es de
índole espiritual o sea de poderes ideales; y desde el enfoque
epistemológico es la postura que sostiene que no existen cosas reales
fuera de la conciencia. O sea que al eliminar la existencia de todos los
objetos, quedan solamente como objetos reales los contenidos de la
conciencia (representaciones, imágenes, sentimientos, etc.) y los
objetos ideales (la lógica y la matemática).

el idealismo

De esta manera surgen dos formas de idealismo: el subjetivo o


psicológico y el objetivo o lógico.

En el idealismo subjetivo o psicológico la realidad se encuentra


contenida dentro de la conciencia del sujeto. Los objetos son sólo
contenidos de la conciencia, el ser de los objetos consiste en ser
percibidos por el hombre y cuando dejan de ser percibidos dejan
también de existir al no poseer ser, fuera de nuestra conciencia, que es
lo único real. A esta posición también se la llama conciencialismo.

El obispo inglés Berkely es el clásico representante de esta cosmovisión


que identifica el ser con el percibir y que considera a los objetos
externos puras sensaciones de los sentidos.

Sin embargo, para Berkely, Dios, que es la causa de nuestras


percepciones, y las almas; tienen existencia independiente.

El idealismo de Berkely tiene base metafísica y teológica, característica


que no aparece en las nuevas formas de idealismo subjetivo como por
ejemplo, el empiriocriticismo de Avenarus y Mach, que creen nada más
que en las sensaciones, y la filosofía de la inmanencia de Schupe y de
Schubert-Soldern, que proponen que todo es inmanente a la conciencia.
En el caso de este último lo único existente es la conciencia
cognoscente.

En cuanto al idealismo objetivo o lógico es diferente, porque parte de la


conciencia objetiva de la ciencia, cuyo contenido es una suma de juicios
lógicamente ideales, elementos lógicos, que distinguen lo dado en la
percepción de la percepción misma y consideran al objeto como nacido
del pensamiento, un producto del pensamiento, un concepto, un ser
lógico ideal, postura que es denominada panlogismo.

En la actualidad, esta posición la defiende el neokantismo,


principalmente la escuela de Marburgo, cuyo fundador es Hermann
Cohen.

Pero el neokantismo no es la misma concepción de Kant, más bien


Fichte es un sucesor de Kant, que fue el que dio el primer paso para la
aparición del idealismo lógico, con la idea de un yo absoluto desde
donde deriva toda la realidad. Pero al igual que Schelling, lo lógico
todavía se confunde con lo psicológico y lo metafísico.

Solamente Hegel fue el que hizo del ser de las cosas algo puramente
lógico. Esta es la distinción entre el panlogismo hegeliano del
neokantismo, el haber establecido el puro panlogismo.

A pesar de la división entre el idealismo subjetivo o psicológico y el


objetivo o lógico, ambos idealismos tienen en común la concepción
fundamental de que toda realidad está contenida en la conciencia, que
es el principal argumento del idealismo.

Con la inmanencia, intentan probar que la tesis del realismo es


lógicamente absurda; sin embargo, la tesis del idealismo tampoco es
consistente, porque se puede decir que el objeto que pensamos es un
contenido de la conciencia pero no que el objeto sea idéntico a este
contenido, sino que es una representación o un concepto que se refiere
al objeto, que por lo tanto sigue siendo independiente de la conciencia.

De manera que al afirmar que existen objetos independientes de la


conciencia esta independencia es un elemento del objeto y la
inmanencia es el contenido del pensamiento, o sea que lo propio del
objeto es lo que no puede ser pensado.

Fuente: “Teoría del conocimiento”, J. Hessen, Editorial Losada S.A.,


1956.
El fenomenalismo (fenómeno-apariencia), propone que las cosas en sí
no las podemos conocer, sólo podemos percibir los fenómenos, o sea
como aparecen.

Según esta postura no podemos conocer la esencia de las cosas pero


reconoce que hay cosas reales, o sea, las cosas tienen ser pero no
sabemos lo que son.

Al igual que el realismo, el fenomenalismo admite la existencia de cosas


reales, pero como en el idealismo reduce el conocimiento a la
conciencia; ya que el mundo de las apariencias no se puede conocer en
sí, son sólo fenómenos.

el fenomenalismo

Si comparamos el realismo crítico y el fenomenalismo ambos criterios


coinciden en que las cosas no son como las percibimos, porque según el
primero, las cualidades secundarias, como los olores, sabores, etc.
surgen sólo en nuestra conciencia. Pero el segundo tampoco admite las
cualidades primarias, como la forma, la extensión, el movimiento y
todas las propiedades especiales y temporales de las cosas, pero las
reconoce en la conciencia.

El racionalismo y el empirismo se enfrentan en la cuestión del origen del


conocimiento así como el realismo y el idealismo se oponen en cuanto a
la esencia del conocimiento.

Existen criterios que han intentado conciliar a ambos problemas. Uno de


los intentos más destacados en mediar entre el realismo y el idealismo y
entre el racionalismo y el empirismo es el de Kant.

Su teoría frente a estas antítesis se presenta como un apriorismo o


trascendentalismo; que desde el enfoque de estas doctrinas opuestas
representa un fenomenalismo.

Para Kant, el espacio y el tiempo son formas de nuestra intuición, obras


de nuestra sensibilidad que ordena y dispone las sensaciones en forma
inconsciente e involuntaria.

Para el fenomenalismo, no sólo proceden de la conciencia la intuición de


las cosas sino también proceden de ella las propiedades conceptuales de
las cosas.

Según el fenomenalismo, tanto las propiedades como las sustancias, las


causas, la realidad, la posibilidad y la necesidad de las cosas tienen su
fundamente en las formas “a priori” de nuestro entendimiento, que
estimuladas por las sensaciones actúan independientemente de la
voluntad.

Los conceptos y las categorías no son las propiedades objetivas de las


cosas sino formas lógicas subjetivas del entendimiento humano, que
ordenan los fenómenos y crean el mundo objetivo, que el hombre
ingenuo cree que existe, sin su participación.

Para el fenomenalismo, no podemos concebir las cosas en si mismas


sino al mundo fenoménico tal como aparece en virtud de esa
organización previa.

El mundo en que vivimos está formado por la conciencia y jamás


podremos conocer como es en sí si prescindimos de la conciencia.

Esencialmente, la teoría del fenomenalismo desarrollada principalmente


por Kant, se puede reducir a tres proposiciones básicas:

1) no podemos conocer las cosas en sí mismas

2) el conocimiento está limitado al mundo fenoménico

3) este mundo fenoménico aparece en nuestra conciencia y es ordenado


y elaborado por la sensibilidad, en función a formas “a priori” de la
intuición y del entendimiento.

Ni el idealismo ni el realismo pueden ser cuestionados por medio de la


lógica, pero sí por el idealismo volitivo, que señala que el hombre es
ante todo un ser de voluntad y acción; y las resistencias y los obstáculos
del mundo frente a la realización de sus deseos es lo que le hace vivir
en forma inmediata la realidad.

Nuestra creencia en la realidad del mundo fenoménico no se basa en la


lógica sino en la vivencia inmediata, en la experiencia de la voluntad.

Sin embargo, todo idealismo fracasa frente a la certeza de la existencia


del yo.

Podemos conocer la existencia pero no la esencia de las cosas. Somos


seres de voluntad, sujetos a los opuestos yo y no yo, sujeto y objeto,
por esta razón es imposible para nosotros superar teóricamente este
dualismo y resolver el problema en forma definitiva.

Fuente: Teoría del Conocimiento, J. Hessen, Editorial Losada S.A., 1956.

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