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Berti Sindy
Ovalles Argenis
Pinto Armando
Nacido en una familia judía alemana que huyó a Estados Unidos en 1938.
Profesor en Harvard desarrolló un seminario sobre relaciones internacionales de
1951 a 1960, desarrollando una teoría pragmática de las relaciones diplomáticas,
contraria a basarla en planteamientos ideológicos y dispuesta a legitimar el uso de
lo fuerza cuando estuvieran en juego los "intereses nacionales" estadounidenses.
Aunque no rechazaba la guerra como medio de acción internacional, era partidario
de evitar una generalización de los conflictos mediante los contactos diplomáticos
con los adversarios ("política de pequeños pasos"), que permitieran disipar las
desconfianzas mutuas.
Preocupado ante todo por las relaciones con la URSS, fomentó también el
acercamiento a China con su visita en 1971, previa a la de Nixon el año siguiente.
Veía esta distensión con Pekín como un medio indirecto que podría hacer mejorar
las relaciones con Moscú.
Sus dotes diplomáticas permitieron reforzar, tras la guerra del Yom Kippur
en 1973, la influencia norteamericana en Oriente Medio.
Kissinger, al igual que los otros realistas clásicos, se basa en el principio de los
intereses nacionales y la supremacía soberana ilimitada del Estado en el sistema
internacional. Por lo tanto, reconoce por completo el principio de la anarquía y no
establece el objetivo de poner orden de una u otra forma. Cualquier Estado para
un realista es la estimación racional de sus intereses nacionales, que sus
gobernantes políticos tratan de poner en práctica de manera más eficiente. Por
eso, explica Kissinger, el único factor que debe tenerse en cuenta es la política
real, y si se utiliza con habilidad, sin prestar atención a la apariencia ideológica y
moral, es posible alcanzar resultados impresionantes.
Las armas nucleares fueron esenciales para mantener la seguridad internacional durante
la Guerra Fría porque tenían un propósito disuasivo. El final de la Guerra Fría hizo
obsoleta la doctrina de la disuasión mutua soviético-americana. No obstante la disuasión,
continúa siendo una consideración relevante para muchos estados, respecto de las
amenazas por parte de otros estados. Sin embargo, la confianza en las armas nucleares
para este propósito está resultando cada vez más peligrosa y menos efectiva.
El reciente test nuclear de Corea del Norte y la negativa por parte de Irán a detener su
programa de enriquecimiento de uranio - potencialmente a grado arma- pone en relieve el
hecho de que el mundo actual se encuentra en el precipicio hacia una nueva y peligrosa
era nuclear. Posiblemente lo más alarmante, es la creciente probabilidad de que algún
grupo terrorista no-estatal obtenga armamento nuclear. En la guerra de los terroristas al
orden mundial actual, las armas nucleares son la última instancia de la devastación en
masa. Y los grupos terroristas con armas nucleares están conceptualmente fuera de los
límites de una estrategia de disuasión lo que presenta nuevos y difíciles desafíos a la
seguridad
El Tratado de No Proliferación (TNP) previó el fin de todas las armas nucleares. Estipula:
a) que los estados que no poseían armas nucleares hasta 1967 acuerdan no obtenerlas, y
b) que los estados que las poseen acuerdan en despojarse de estas armas a lo largo del
tiempo. Todos los presidentes de ambos partidos desde Richard Nixon han reafirmado
estas obligaciones del tratado, pero los estados que no poseen armas nucleares sehan
vuelto cada vez más escépticos respecto de la sinceridad de las potencias nucleares.
Por lo tanto el grupo apoya el objetivo de un mundo libre de armas nucleares y el trabajar
enérgicamente en las acciones requeridas para alcanzar ese objetivo.