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ANTROPOLOGIA FILOSOFICA
El ser humano es, de todos los seres que existe en el cosmos o universo físico, el
único que se extraña de su existencia. Las cosas materiales, los entes inorgánicos como:
las piedras, la tierra, la arena, el agua, los instrumentos, etc., no tienen conciencia de
nada los vegetales, aunque seres vivos, tampoco parecen tenerlos. Los animales
inferiores tienen reflejos y tal vez una vaga conciencia, una nebulosa percepción del
entorno que lo rodea. Los animales superiores, especialmente los mamíferos, tienen
conciencia de las cosas, las perciben, asumen actitudes ante ellos, tratan de poseerlas o
de evitarlas. Pero no tienen conciencia de sí, es decir no saben que existen, que tienen
un yo único, insustituible, diferente de todos los demás sujetos. Solo el ser humano tiene
verdadera conciencia de sí, y experimenta una nítida impresión de existencia única y
propia y distingue entre su experiencia, entre lo que sucede en él y lo que sucede fuera
de él.
DEFINICION:
Su objeto o tema central es el conocimiento del ser del hombre. Esto quiere decir
que concentra su interés en lo esencialmente humanos, sin embargo, resulta muy difícil,
casi imposible definir los límites de este tema y aislarlo de sus múltiples implicaciones.
Así, por ejemplo, no es objeto de la antropología filosófica la teoría de la cultura; sin
embargo, hombre y cultura constituyen una unidad indisoluble, porque la cultura es el
medio indispensable, creado por el mismo hombre, para poder vivir, pues sin el medio
cultural el hombre no podría desenvolverse ni realizarse como tal. Por esto la
antropología filosófica no puede prescindir de la cultura.
Lo mismo ocurre con la historia, porque toda meditación profunda acerca del
hombre, desemboca en el problema del origen, sentido, dirección o finalidad de su
existencia. O sea, en esta otra dimensión del hombre que es su historicidad. No es
propio agregar a la antropología filosófica la filosofía de la historia, pero sería absurdo
eliminar de ella las consideraciones de esta índole.
¿Qué es el hombre?, ¿quién soy yo?, ¿cuál es el sentido de la existencia humana? Estos
y otros interrogantes por el estilo se imponen en el campo de la antropología filosófica.
En todas las épocas y niveles culturales, bajo formas y desde perspectivas distintas, han
acompañado al hombre en su caminar. Hoy se plantean más urgentemente a todo el que
quiere vivir su existencia de un modo auténticamente humano. Dichos interrogantes
tienden a ocupar el lugar más importante en el conjunto de la reflexión filosófica. A
primera vista parece que la humanidad se encuentra en este momento histórico más
madura que lo estuvo en el pasado para responder a tales cuestiones. En efecto, nunca
fue tan amplio y especializado el desarrollo de las ciencias del hombre (biología,
fisiología, medicina, psicología, sociología, economía, política, etc.), ciencias que tratan
de explicar la enorme complejidad del comportamiento humano y proporcionar los
instrumentos necesarios y útiles para regular la vida del hombre. Cada uno de estos
sectores científicos contiene un amplio programa de conocimientos concretos y precisos
sobre el hombre, de manera que cuatro o cinco años de estudios universitarios
constituyen apenas una primera iniciación. Coincidiendo con el enorme aumento de los
conocimientos científicos y tecnológicos, se plantea un difuso interrogante sobre el
significado humano de esta gigantesca empresa cultural. Hoy ya no se puede seguir
soñando con que el programa científico pueda conseguir casi automáticamente una vida
mejor o que la creación de nuevas estructuras sociales pueda proporcionar la clave
última y definitiva para superar las miserias humanas. Las inmensas posibilidades
positivas que la civilización técnica e industrial ofrece al hombre no están exentas de
ambigüedad. Un mundo dominado exclusivamente por la ciencia o la tecnología podría
incluso ser inhabitable no sólo desde una perspectiva biológica, sino sobre todo desde el
punto de vista espiritual y cultural. Tras dos guerras mundiales y después de los campos
de exterminio donde fueron eliminados millones de hombres inocentes, no se puede
contemplar el proceso científico y tecnológico con esa ingenua superficialidad tan
característica del siglo XIX.
LA BÚSQUEDA DEL SER DEL HOMBRE
Todo es materia en el universo, materia que adopta diferentes formas pero que es
la misma en todas partes y en todas las épocas. La conciencia no es sino un producto de
la materia una función de células cerebrales que son materia altamente organizada, el
ser humano, no es, pues, sino un producto de la naturaleza, una manifestación más de
sus fuerzas ciegas e indiferentes.
Pero también desde el comienzo hubo pensadores que negaron que el ser pudiera
reducirse a la materia. Hasta el momento nadie ha explicado cómo es que la materia
puede producir conciencia, la conciencia conserva su aspecto irreductible a nada que no
sea ella misma. La materia es el fondo un concepto abstracto. Nunca lo vemos ni lo
tocamos. Solo vemos diferentes cosas y personas. Para explicar ciertos movimientos de
los cuerpos y ciertas combinaciones de sustancias, elaboramos el concepto de materia y
llegamos a la conclusión de que hay una materia, que es la sustancia universal de los
cuerpos, gracias a la cual estos tienen consistencia. Pero esto no explica la conciencia,
puesto que el concepto de materia ha sido elaborado por nuestra propia conciencia. Para
explicar la conciencia hay, pues, que suponer una sustancia diferente de la materia, una
sustancia espiritual que hace posible la existencia de nuestro yo. Durante siglos los
partidarios de la primera tesis han estado discutiendo con los partidarios de la segunda.
La discusión sigue hasta hoy en día, lo que prueba su importancia. Efectivamente, es
muy importante llegar a una conclusión sobre la alternativa planteada. Si el ser del
hombre es puramente material, sus normas de conducta sus esperanzas, el significado de
sus existencia, serán muy diferentes de aquellas que tendrá si su ser es espiritual. Por
eso, los pensadores de los tiempos han tenido tanto interés en llegar a una solución.
En segundo lugar, su cuerpo está sujeto a las leyes del mundo material, en el
sentido que está sujeto al cambio, a las transformaciones propias de la materia viva o
inerte, orgánica o inorgánica. El cuerpo humano está sujeto a la ley de la gravedad y
como ser vivo a las leyes biológicas.
En tercer lugar, el hombre como ser natural necesita para su supervivencia del
concurso del mundo natural, ejemplo: Requiere de oxígeno y elementos naturales para
su metabolismo. La paleontología ha mostrado con abundante material de ´prueba los
cambios que ha sufrido el hombre como ser natural; ha podido establecer la evolución
de predecesores: El Pithecantropus, Australipithecus, Sinanthopus, el hombre de Pekin,
el homo Neardenthalensis. La biología ha mostrado la complejidad del cerebro humano,
la complejidad de su lenta maduración (biológicamente el hombre no ha seguido el
sistema muscular sino el sistema nervioso). El cerebro humano es excepcionalmente
grande con relación a la cara y muy complejo(se ha comprobado que el cerebro
humano, especialmente a través de la vista y de la yema de los dedos, emana
radiaciones magnéticas, producto, tal vez, de modificaciones físico- magnéticas en las
células). La Bioquímica, La genética, la Anatomía, la Fisiología, la sociología y otras
ciencias mas, han contribuido enormemente en el conocimiento del hombre como ser
natural.
La importancia del lado material del hombre ha sido subrayada por el papel que
juega el cerebro en la vida humana, porque cuando este se daña, la vida humana
prácticamente acaba y por eso definimos al hombre como cerebro de sus artefactos. Es
parte sustantiva del hombre su lado natural; sin embargo es un solo lado.
Consideramos ahora otro punto de vista sobre el ser del hombre. Al asumir otro
tipo de concepción, no dirigimos nuestra concepción a hechos como la evolución
biológica, la conformación del órgano humano, la posición vertical, el cerebro, etc. ,
sino, por el contrario nos interesamos, mas bien, por la interioridad del hombre por su
capacidad consciente y reflexiva, por la racionalidad y por el lenguaje. Ponemos en
relieve las funciones psíquicas del individuo, su vida mental, etc., a esto y a otras cosas
más se refiere el Espiritualismo entendiéndose como tal a la corriente filosófica que
sostiene que el hombre es, esencialmente, de naturaleza espiritual y que,
conscientemente, no se reduce a un mero producto de la naturaleza material ni está
regido por las leyes que gobiernan a éste.
El espíritu tampoco se reduce a actividades psicológicas que se cumplen
mediante procesos fisiológicos y bioquímicos que ocurren en el cerebro y que son
procesos de la materia viva u orgánica. El espíritu es de naturaleza inmaterial y su
esencia es la libertad. El hombre es diferente de los animales porque es un ser libre, pero
es libre porque es un ser espiritual. Gracias a su espíritu, el hombre puede decirle no a
sus impulsos instintivos y puede liberarse de la naturaleza. A diferencia del animal, que
tiene que estar reaccionando permanentemente a los estímulos del ambiente, el hombre
puede refugiarse en la interioridad de su conciencia y ensimismarse en el reino de su
pensamiento.
El hecho de ser social significa estar entre otros, con otros, contar con los
otros, en otras palabras pertenecer a un grupo y esto, a su vez, requiere conocer
las costumbres, los usos del grupo. Si no saben las costumbres, ni las ciencias, ni
las ideas, ni las lenguas del grupo, no pueden pertenecer ni integrarse a él.
Por eso, el hombre necesita apropiarse de las ideas, de las ciencias, de las
costumbres y del la lengua del grupo. Desde que nace el hombre comienza este
proceso de integración al grupo. En grupos organiza, también la integración, es
el proceso sistemático que se llama educación.
El hombre es libre porque elige su propio ser, el hombre desde que nace
no tiene ningún ser definido de una vez y para siempre, su ser se va haciendo
diariamente, permanentemente. En eso se distingue, también del animal, que su
ser está definido, desde que nace, el tigre es tigre desde que nace, por eso el
animal no tiene historia.