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Oración Original a San Miguel:

(Papa León XIII, 18 de mayo de 1890; Acta Apostolicae Sedis, p. 743)

“¡Oh glorioso príncipe de la milicia celestial, San Miguel Arcángel,


defiéndenos en el combate y en la terrible lucha contra los principados y
las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra
los espíritus malignos esparcidos por los aires (Ef. 6)!

Ven en auxilio de los 7 hombres que Dios ha creado inmortales, hechos a


su imagen y semejanza y rescató con gran precio de la tiranía del demonio
(Sab. 2; I Cor. 6). (La profecía del Papa León XIII sobre la futura apostasía de Roma)

”Combate en este día, con el ejército de los santos ángeles, el combate del
Señor como en otro tiempo combatiste contra Lucifer, jefe de los
orgullosos, y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes de
resistirte y para quienes nunca más hubo lugar en el cielo.

”Sí, ese gran dragón, esa antigua serpiente que se llama demonio y
Satanás, que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al
fondo del abismo (Apoc. 12). Pero he aquí que ese antiguo enemigo, este
antiguo homicida, ha levantado ferozmente la cabeza. Disfrazado como
ángel de luz y seguido de toda la turba de espíritus malignos, recorre el
mundo entero para apoderarse de él y desterrar el nombre de Dios y de su
Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a las almas
destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre los hombres de espíritu
perverso y de corazón corrupto, este dragón malvado derrama también,
como un torrente de fango impuro, el veneno de su malicia infernal, es
decir, el espíritu de mentira, de impiedad, de blasfemia y el soplo
envenenado de la impudicia, de los vicios y de todas las abominaciones.

”Los enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la


Iglesia, esposa del Cordero inmaculado y le han dado de beber ajenjo, y
sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales para
realizar todos sus impíos designios. Allí, en el lugar sagrado donde está
constituida la Sede del beatísimo Pedro y Cátedra de la Verdad para
iluminar a los pueblos, allí colocaron el trono de la abominación de su
impiedad, para que, con el designio inicuo de herir al Pastor, se dispersen
las ovejas.

”Te suplicamos pues, oh príncipe invencible; auxilia al pueblo de Dios y


dale la victoria contra los ataques de esos espíritus réprobos. Este pueblo
te venera como su protector y patrono, y la Iglesia se gloría de tenerte
como defensor contra los malignos poderes del infierno. A ti te confió
Dios el cuidado de conducir a las almas a la beatitud celestial. ¡Ruega pues
al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies a Satanás vencido y de tal
manera abatido, que no pueda nunca más mantener a los hombres en la
esclavitud ni causar perjuicio a la Iglesia! Presenta nuestras oraciones
ante la mirada del Todopoderoso, para que las misericordias del Señor nos
alcancen cuanto antes. Somete al dragón, a la antigua serpiente, que es el
diablo y Satanás, lánzalo encadenado en el abismo para que no pueda
seducir más a las naciones (Apoc. 20). Amén.

”Desde ya confiados con vuestra asistencia y protección, con la sagrada


autoridad de la Santa Madre Iglesia, y en nombre de Jesucristo, Dios y
Señor nuestro, emprendemos con fe y seguridad repeler a los asaltos de la
astucia diabólica.

V/ He aquí la Cruz del Señor, huyan potencias enemigas.

R/ Vence el León de la tribu de Judá, la estirpe de David.

V/ Que tus misericordias, Oh Señor, se realicen sobre nosotros.

R/ Como esperamos de ti.

V/ Señor, escucha mi oración.

R/ Y mi clamor llegue hasta ti.

Oremos.

”Oh Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo nombre,


e imploramos insistentemente tu clemencia, para que con la intercesión
de María inmaculada siempre Virgen, nuestra Madre, y el glorioso San
Miguel Arcángel, de San José, esposo de la misma bienaventurada Virgen,
de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, te
dignes auxiliarnos contra Satanás y los demás espíritus inmundos que
recorren la tierra para dañar al género humano y perder las almas.
Amén”. 8 La profecía del Papa León XIII sobre la futura apostasía de Roma

La Oración Abreviada:

“San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla; sé nuestro amparo contra la perversidad


y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes; y tú, príncipe de la
milicia celestial, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan
dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén”.

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