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Visita al Castillo de San Carlos

Visita a Castillo San Carlos. Esta es una fortificación construida en el siglo XVIII
por orden de Carlos III. En su interior está el Museo de pesca. Una visita muy
interesante que cuesta 2€ y te lo explica un guía (Manolo).

Visita del Puerto de Finisterre


Puerto de pequeñas embarcaciones, que parecen decorar el puerto, esperando la
siguiente jornada de pesca. Al del puerto final hay una pequeña playa muy limpia.

Día de playa en la playa Lagosteira

Preciosa...larga,... con agua limpia y clara y unos tonos turquesas. Arena fina, y
un largo paseo desde el pueblo de Fisterra.

Visita al Faro del fin del mundo.

Visita imprescindible al faro, ahora reconvertido en un hotel con cinco


habitaciones y restaurante.

Es el faro más occidental y emblemáticos de Europa, considerado


tradicionalmente como el faro del fin del mundo, "Finis Terrae".
Deleitarse con una comida.

Comer en uno de los muchos restaurantes de la zona que ofrecen la gastronomía


gallega, que es conocida mundialmente. Con producto local insuperable en cuanto
a calidad y elaboración.

Cementerio de Fisterra.

Quería era ofrecer a unos muertos el descanso que se merecen en un lugar


sublime en el que la arquitectura fuera capaz de fundirse positivamente con la
naturaleza, dar respuesta a inquietudes culturales, antropológicas, espirituales. Así
describe el arquitecto gallego César Portela su proyecto de cementerio en Fisterra

Esta fue una actuación muy polémica, ejecutada en un espacio natural, Monte do
Cabo, con vistas al mar y al Monte Pindo. A pesar de todo ello, este cementerio
vanguardista, hoy está en desuso y abandonado.
Ver la puesta de sol desde las rocas mirando al oeste

Maravilloso rincón en el que muchos peregrinos terminan el Camino de Santiago


y en el que si se tiene suerte de tener un día sin lluvia y despejado para poder
plasmar este momento tan emotivo y singular de todo peregrino.

Un paseo por las calles de Fissterra

Recorremos las callejuelas de Fisterra y se nos presentaban estrechos callejones


que comunicaban otras vías principales, pendientes más o menos pronunciadas y
calles de lo más variopintas con fachadas multicolor. Un pueblo marinero de
enorme encanto.

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