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Los Enemigos De La Bendición

Vamos al libro de Números capítulo 13, versículos 17 al 24: “Moisés envió a


los hombres a explorar la tierra y les dio las siguientes instrucciones:
«Vayan al norte a través del Neguev hasta la zona montañosa. Fíjense
cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles,
pocos o muchos. Observen cómo es la tierra en que habitan. ¿Es buena o
mala? ¿Viven en ciudades amuralladas o sin protección, a campo
abierto? El terreno, ¿es fértil o estéril? ¿Abundan los árboles? Hagan
todo lo posible por traer muestras de las cosechas que encuentren». (Era
la temporada de la cosecha de las primeras uvas maduras). Así que
subieron y exploraron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob,
cerca de Lebo-hamat. Yendo al norte, atravesaron el Neguev y llegaron a
Hebrón donde vivían Ahimán, Sesai y Talmai, todos descendientes de
Anac. (La antigua ciudad de Hebrón fue fundada siete años antes de la
ciudad egipcia de Zoán). Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una
rama con un solo racimo de uvas, tan grande, ¡que tuvieron que
transportarlo en un palo, entre dos! También llevaron muestras de
granadas e higos. A ese lugar se le llamó el valle de Escol (que significa
«racimo») por el racimo de uvas que los israelitas cortaron allí.”

Padre, bendice la lectura de tu palabra y bendice otra vez la predicación de


ella. Ya has obrado en medio de nosotros durante el día, durante la noche,
pero te rogamos una vez más Señor, que nos visites, que nos hables, que
estemos atentos para escuchar lo que tienes para nosotros; mucho trabajo,
mucho esfuerzo para llevar a cabo nuestras reuniones, por eso te rogamos que
por un momento podamos concentrarnos en la razón que nos ha traído aquí.
Te pedimos todos Señor, en el nombre de Cristo Jesús. Amén.

Quiero hablar acerca de los enemigos de la bendición. La bendición de Dios,


no se limita a lo material, a lo pasajero, a lo terrenal. Su bendición trasciende a
lo eterno. Aquí vemos que el pueblo de Israel iba siendo dirigido por Moisés, ya
los había sacado su mano poderosa de Egipto. Los llevaba a lo que
conocemos como la Tierra Prometida, donde fluye leche y miel. Iban hacia allá
y Moisés manda a un grupo de espías, para reconocer la Tierra de Canaán.
Quería tener una estrategia y quería saber qué es lo que había ahí, como eran
sus ciudades; para planear la toma de posesión. Podríamos argumentar que
era un error, porque el simplemente hubiera hecho lo que Dios le estaba
mandando hacer y no tener un plan humano, por decirlo así, para tomar
posesión de aquello que Dios le quería dar. Pero, bueno, es humano. Y mandó
a estos espías, Dios quería bendecirlos: y Dios quiere también a nosotros
bendecirnos; pero, a veces hay enemigos de esa bendición.

Hermanos aquí vemos, en esta historia varios enemigos. El diablo quiere


robarnos las bendiciones que Dios quiere darnos; y encontramos otra vez
también estos enemigos. A veces, por el enemigo, el diablo, que quiere
quitarnos esa bendición y a veces por errores que nosotros cometemos, que no
disfrutamos de aquella bendición. Esta experiencia nos deja unas cuantas
enseñanzas. El mensaje no he planeado hacerlo muy largo, pero quiero
hacerlo conciso para que entendamos como es que a veces si no recibimos
bendición no es porque Dios no quiera bendecir, sino porque nosotros
permitimos al enemigo o a los enemigos de la bendición robarnos aquella
bendición que Dios tiene para nosotros. A propósito, recuerden que tardaron 40
años hasta tomar posesión de esa tierra y acuérdese que le costó a Moisés
todo ese atraso. Le costó que él mismo no llegara a esa Tierra Prometida.

Hermano, muchas veces nosotros nos damos cuenta que el diablo nos robó la
bendición inmediata y nos roba la bendición y la atrasa por muchos años,
porque nosotros permitimos esos enemigos.

El Primer Enemigo de la Bendición


Primera cosa que yo veo aquí hermanos. Leímos la historia ya como él dice
“vayan y vean si las ciudades fortificadas, vean si el terreno es estéril o es
fértil”. Ellos van y traen muestra de lo que había allá en aquella Tierra del Siglo
XXV y volvieron de reconocer la tierra, a fin de cuarenta días. Anduvieron y
vinieron a Moisés y Aarón y a toda la congregación de los hijos de Israel en el
desierto de Parán en Cadés y dieron la información a ellos. Toda la
congregación y le mostraron el fruto de la tierra. Hasta ahorita, todo iba bien.
Todo iba como planeado. Regresaron, traían muestras, se las presentaron a
Moisés, a Aarón, a la congregación. Pero, entonces la historia comienza
tornarse un poco negativa. ¿Qué sucede? Ahí, hermanos, le contaron diciendo
“nosotros llegamos a la Tierra, a la cual nos enviaste, en la cual ciertamente
fluye leche y miel y este es el fruto de ella, mas el pueblo que habitan en esa
tierra es fuerte y la ciudad es muy grande y fortificada y también vimos ahí a los
hijos de Anac”. Hermano, aquí empezaron a poner una cierta duda sobre la
capacidad que ellos tenían de tomar aquella tierra que Dios les había
prometido. Aquí vemos el primer enemigo. Es una visión limitada de lo que
Dios puede hacer. Hablaban esta mañana algunos pastores: “nosotros nos
limitamos de lo que Dios puede hacer, porque miramos lo que nosotros no
podemos hacer, pero se nos olvida que no se trata de nosotros, se trata de
Dios”.

Ellos empezaron a dar un reporte negativo del siglo XXVIII, mas el pueblo que
habita aquella tierra es fuerte, y la ciudad es muy grande, fortificada, del siglo
XXIX. Ameleb, que habita en el Heteb o en el Jubuseb o el Maurreb. Habita en
el monte y el Cananeo habita junto al mar y a la rivera del Jordán. Piensen lo
que estaban diciendo. Estaban dando un reporte negativo. Pero, se fijan ahí
hermanos, como Caaleb interviene. Caaleb hizo callar al pueblo delante de
Moisés y dijo “subamos luego, tomemos posesión de ella, porque más
podremos nosotros que ellos”. Ahora fijémonos un poco más detalladamente
en la historia. Hasta ahorita estaban dando un reporte positivo, un reporte real
de la situación, pero Caaleb, como anduvo con ellos 40 días había oído algo en
ellos, que cuando él vio que el camino que llevaban y el reporte que estaba
dando, inmediatamente Caaleb interviene y dice “¡ey! espérense, antes de que
estos hablen, les quiero decir que hemos de tomar posesión ya”. Pero nosotros
sabemos que no tomaron posesión, ¿por qué? Porque no tuvieron visión,
¿quién les había prometido la Tierra?, ¿quién había estado con ellos?, ¿quién
estaba con ellos? Dios. Pero, perdieron visión hermanos, porque los espías
cuando regresaron de la misión pusieron más énfasis a los gigantes, a la
grandeza de las ciudades y pasaron por alto la bendición que ahí había.
Porque vemos en el S. XXIII que el fruto era bendecido. Pero ellos no miraron
el fruto, miraron la grandeza del enemigo, miraron la pequeñez que ellos
tenían.

Una visión limitada, hermanos, va a ser que te distorsiones y no te deje ver lo


que Dios quiere que tú veas; porque eso es lo que es una visión, es mirar más
allá de lo que es real. Es por medio de Dios y por medio del Espíritu Santo, que
te deja ver más allá de lo que tienen en frente de ti. Cualquier grande cosa que
se ha hecho para a Gloria de Dios, alguien tuvo visión. Pero hermano, nos
vamos a encontrar con ese enemigo número 1: la visión limitada de lo que Dios
puede hacer. Pero si hacemos algo grande tenemos que pensar en grande; no
porque yo piense en grande va a suceder. Es que tenemos un Dios grande;
pero nos pasamos todo el tiempo convenciéndonos a nosotros mismo que no
podemos: una visión limitada.

El Segundo Enemigo de la Bendición


Había otro enemigo. Su primo de la visión limitada se llama negativismo.
Números 13: 31: “Pero los demás hombres que exploraron la tierra con él, no
estuvieron de acuerdo: —¡No podemos ir contra ellos! ¡Son más fuertes que
nosotros!” Miren que diferencia Caaleb dijo “sí podremos, tomemos ya. Sí es
cierto que son fuertes, sí es cierto que somos pequeños, sí es cierto que somos
débiles, pero el Señor va a estar con nosotros”. Y los demás dijeron: “no
podemos, porque son fuertes, no podemos, porque somos pequeños”. Es que
cuando la visión se limita, empezamos a ser negativos. Yo le pudiera dar cien
razones por las cuales nosotros no debemos estar haciendo nada en los
Estados Unidos. Pero, yo no veo las cosas negativas por las cuales no
podemos. Tengo que ver lo positivo de las razones, por las cuales sí podemos.
El Hermano Ramos hace unos años me dejo ver algo, no sé si él se acuerda,
pero me dijo “no paren, porque lo que Dios está haciendo allá con ustedes en
la ciudad de Long Beach es algo extraordinario, es porque ustedes son un
grupo minoritario étnico. Es un grupo en un país extranjero, con otra cultura,
con otro idioma y sin embargo, han roto esas barreras culturales, el idioma. Y
están haciendo cosas grandes para la Gloria de Dios”. Yo empecé a ver, “de
verás, que bueno es el Señor”, y eso me dio fuerza. Cuando me dijo esto él, me
dio más visión. Si hemos hecho eso hasta ahorita, Dios puede hacer cosas
más grandes. Ahora tenemos enemigos, peleamos batallas, pero no podemos
ser negativos. Hermano, eso lo encuentro yo aquí en México, en
Centroamérica, en Sudamérica; pastores, iglesias miembros muy negativos, lo
veo en los Estados Unidos. No solamente en iglesias hispanas, pero iglesias
americanas, que han perdido visión. Creen que ya no se puede hacer la obra, o
creen que hay que comprometer nuestras convicciones, hay que traer nueva
música, hay que quitar todos los estándares de separación; y hermano,
empiezan a hablar negativamente, como si Dios ya terminó, como si Dios no
existe. Hermano, yo estoy aquí para decirles “vamos a tener visión de lo que
Dios puede hacer”. Ellos dijeron “no podemos” por su negativismo. Las grandes
victorias alcanzadas por el apóstol Pablo tenían un secreto, que él decía:
“todo lo puedo en Cristo que me fortalece“. La gente negativa nunca ve el
fruto de su trabajo. Quizá muchos de ustedes no han entrado al ministerios
quizás por eso jóvenes que están siendo llamados no han dicho “sí” al llamado
de Dios. ¿Por qué? porque son muy negativos, porque escuchan a alguien
negativo, porque está viendo a alguien negativo. Yo estoy aquí para decirte que
sí se puede.

El Tercer Enemigo de la bendición


Hay otro enemigo. La visión limitada, el negativismo, el pesimismo. Número
13:32: “Entonces comenzaron a divulgar entre los israelitas el siguiente
mal informe sobre la tierra: «La tierra que atravesamos y exploramos
devorará a todo aquel que vaya a vivir allí. ¡Todos los habitantes que
vimos son enormes!” Cuando uno se vuelve pesimista hasta habla
estupideces, tonterías. Hermano, ellos mismo están diciendo que no van a
poder, porque aquí los hombres son fuertes, aquí las ciudades son fortificadas
y ahora están hablando tonterías porque están diciendo que se traga a sus
moradores. Si se los traga quiere decir que ya no hay nadie. Ya se los tragó.
Pero empezaron a hablar hasta tonterías para convencer a los demás de que
no se podía.

Qué triste que gente negativa y pesimista a veces tiene más influencia que el
mismo pastor dentro de la Iglesia. El pastor a veces cuando agarra ánimo y
quiere echarle ganas, la iglesia no lo deja. A veces hermanos encontramos a
alguien que tiene unos grandes planes, quiere hacer grandes cosas y en vez
de decirle “Amén hermano, échale ganas” decimos “hermano aquí no se
puede”. Como aquel misionero, antes decía su nombre, pero me dijeron que
no. Ellos dijeron, esa tierra se traga a sus moradores y todo el pueblo que
vimos en medio de ella son hombres grandes de estatura. Números 13:33:
“También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y
éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les
parecíamos a ellos. ”

Una cosa mi querido hermano, es que otros te menosprecian, y otra cosa que
tú te menosprecies a ti mismo. ¿Cómo no les iban a parecer como langostas si
ellos mimos se miraban como langostas? Ahora quiero que se ubiquen, ahí
había hombres de guerra, gigantes, unas grandes armaduras, grandes armas,
escudos, lanzas, espadas, bien alimentados, y ellos andaban sucios, flacos,
hambrientos, habían sido esclavos, no sabían pelear, no sabían defenderse.
Por supuesto, cuando vieron este gran ejército dijeron “¡mira que somos
nosotros! unos miserables insectos, unas langostas” y cuando aquellos los
vieron, cuando vieron su autoestima dijeron “sí son langostas”. Pero, ¿qué no
los había sacado Dios con manos poderosas de Egipto?, ¿qué no los había
guiado él durante su peregrinaje?, ¿qué no les había prometido él esa tierra?
Caaleb, también estaba ahí, también él andaba sucio, también él andaba
andrajoso, también él estaba flaco, también él había estado allá con ellos; pero
él dijo “no, vamos, sí podemos” El pesimismo es horrible, es feo y hermanos. A
veces nosotros los pastores somos demasiado pesimistas. Por eso es que
nuestro jóvenes no quieren entrar al ministerio, dicen “si entrar al ministerio es
ser como mi pastor, mejor me quedo así”. Si encontramos a un pastor que
tenga visión grande y es positivo y es optimista y está haciendo grandes cosas
para Dios, los jóvenes quieren ser pastores, los jóvenes quieren servir a Dios,
la Iglesia quiere avanzar.

El Cuarto Enemigo de la Bendición.


Después de la visión limitada, negativismo, el pesimismo, viene la queja.
Versículo uno capítulo 14: “entonces toda la congregación gritó y dio voces
y el pueblo lloró aquella noche” ¿Se imaginan gritos y llantos? Cuando uno
llora, todos lloran. Se pusieron a gritar, a llorar, a dar voces ¿Saben por qué?
porque los negativos los habían convencido de que no se podía. Todo es
progresivo, una visión limitada conduce a u negativismo, el negativismo al
pesimismo y el pesimismo a la queja. Y fíjense que se quejaron, versículo 2:
“se quejaron contra Moisés y contra Aaarón, todos los hijos de Israel y le
dijo toda a l multitud- ojalá muriéramos en la tierra de Egipto o en este
desierto“. Hermanos, ya querían hasta morirse. Hay personas que yo digo
“mejor si te murieras” estás ocupando un pedazo de espacio, ocupando mi aire
y el agua que nosotros podemos tomarnos ¡muérete! Hermanos, querían
morirse, miren a Canaán, estaba pasando. Estaban ahí donde estaban,
aquellos vinieron con reporte, le dieron reporte empezaron a llorar y ahora
hasta querían morirse, ¿se imaginan? Era para decirles “¡qué mensos!, ¿por
qué se quieren morir? todavía no es tiempo”, pero ya querían morirse, regresar
a Egipto. Hermano, ¿qué no ellos habían clamado en Egipto a Dios para que
los sacara, para que los librara de la mano opresora de los egipcios? -“¡Señor
sálvanos, ayúdanos!”- El Señor oye su clamor, los saca y estando frente al
enemigo, después de que Dios les había mostrado su poder, se vuelven
negativos, pesimistas, quejistas y ahora dicen “mejor me quiero morir”.
Versículo 3: “se quejaron contra Moisés” y después el versículo 3 dice “que
se quejaron contra Jehová ¿por qué nos trae Jehová a esta tierra? para
caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa,
¿no sería mejor volvernos a Egipto?”, ¡qué estupidez! Ya hasta daban por
sus mujeres como muertas, los hijos muertos. Ya se había apoderado de ellos
un espíritu de temor, de negativismo, de pesimismo, de queja. Ya estaban
amargados, así de pronto, en un reporte negativo, ya no se podía hacer nada.

Hermano, hay que agarrar ánimo, hay que creer en el Señor y en sus
promesas. A pesar de las dificultades, a pesar de la falta de recursos tengamos
fe de que Dios nos puede hacer algo grande y maravilloso. Se decían uno al
otro “designemos a un capitán”, volvámonos a Egipto.

El Quinto Enemigo de la Bendición


Visión limitada, negativismo, pesimismo, queja y rebelión. Hermano, usted sea
negativo y se va a encontrar otro igual que usted. La gente negativa, yo les
hago la señal de la cruz y me les alejo. Yo estoy tratando de que me animen,
voy a una reunión y me empiezan a cantar calamidades y enfermedades y
“aquí no se puede” y yo digo “en el nombre del Señor aléjate de mí”. Eso se
pega hermanos, hay gente negativa, a mí no me gusta ni saludarlos. Así que si
me miras después del servicio, espero me traiga un reporte positivo, ¿por qué
me vienen a dar la llorona? Hermano, si está vivo y está quejándose entonces
tiene ánimo. Ocupe esa fuerza que tiene no para quejarse, no para llorar, no
para caer en un espíritu de rebeldía contra Dios y lo que Dios puede hacer,
Dios es grande, Dios es maravilloso. Versículo 7: “Entonces Moisés y Aarón
se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la
congregación de los hijos de Israel. Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de
Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus
vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel,
diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran
manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta
tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis
rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque
nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y
con nosotros está Jehová; no los temáis entonces toda la multitud habló
de apedrearlos.”. Imagínense. Están tratando de animarlos, están tratando de
decirles que Dios es grande poderoso, que él les va a suplir, que no se sientan
solos, que tomen posesión, es una tierra, nos los vamos a comer a ellos y
dijeron “apedreémoslos”.

“Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.Pero la gloria de Jehová


se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel, y
Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta
cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de
ellos?”. Hermano ¿cuándo vamos a creer a Dios que nos quiere hacer algo
grande y maravilloso”‘ ahora yo sé que oímos de esto, y oímos historias de
aquello, historias de eso, pero Dios va a proveerle no de acuerdo a como usted
quiera. No le indique a Dios.

Versículo 2: “Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré


sobre gente más grande y más fuerte que ellos.“ Eso me da miedo a mí
hermanos, el sentido positivo de la palabra miedo: temor a Dios. Porque si yo
no acepto el reto que Dios pone delante de mí, va a buscarse a alguien más. Si
los miembros de las Iglesias, si Dios le pone en la mente y el corazón a tu
pastor para tener visión para algo, apóyalo. Porque si no Dios te va a quitar y el
va a poner en tu lugar a otras personas más fuertes, más positivas, con más fe
de la que tú tienes. Sabemos de gente que se ha ido de nuestras iglesias
diciendo, “me voy a ir, a ver como la hacen”. Todos tenemos una experiencia,
sí, quizá alguno de ustedes ha dicho eso “ya no voy a ayudar, a ver si el
ministerio sigue adelante”. Hermanos, la Iglesia no es de nosotros es del
Señor. Moisés no era el problema, Aarón no era el problema, el problema son
los hombres negativos que tuvieron más influencia que el mismo Moisés, que
tuvieron más influencia que el mismo Dios. Por eso Dios dijo “me voy a buscar
a otros”, “Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios,
porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder; y lo
dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh
Jehová, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh
Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de
ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego; y que has
hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que
hubieren oído tu fama hablarán, diciendo: Por cuanto no pudo Jehová
meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en el
desierto” Moisés era astuto. Moisés lo que estaba diciendo era “Señor, no se
trata de nosotros, se trata de ti, por favor ten misericordia y va a haber día en
que nosotros entendamos que no se trata de nosotros se trata de ti”. Él va a

la visión la debemos de tener, yo creo que sí se puede. Yo no puedo obligar a


mi gente, pero la puedo motivar a través de hacer el reto y desafío, e influenciar
para que crean, no lo que nosotros no podemos pero para que crean lo que
Dios sí puede hacer.

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