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Gilberto A.

Gamboa-Bernal1

Atención domiciliaria de
la persona anciana: una
perspectiva bioética
RESUMEN

Una práctica cada vez más frecuente es la atención domiciliaria de las personas ancianas, la cual genera ciertos problemas que de-
penden directamente de la longevidad misma, de la patología que pueden padecer y de la actitud que asumen sus familiares o quienes
los atienden. El artículo presenta una reflexión sobre esta realidad desde la perspectiva Bioética, con el ánimo de proponer cambios en
las actitudes que se adoptan frente al anciano que es atendido en la casa.

PALABRAS CLAVE

Anciano, servicios de salud para ancianos, servicios de atención de salud a domicilio, bioética, calidad de vida, instituciones de salud.
(Fuente: DeCs, BIREME).

Home Care for the Elderly:


A Bioethical View
ABSTRACT

Home care for the elderly is becoming increasingly common. This creates certain problems that are directly dependent on the patient’s
longevity, pathology and the attitude assumed by the patient’s family members or caregivers. The article examines the facts of this si-
tuation from the standpoint of bioethics, in an effort to propose changes in the attitudes adopted towards the elderly who are cared for
at home.

KEY WORDS

Elderly, health service for the elderly, homecare, bioethics, quality of life, health-care institutions. (Source: DeCs, BIREME).

1. Máster en Bioética. Facultad de Medicina, Universidad de La Sabana, Chía, Colombia. gilberto.gamboa@unisabana.edu.co


Recibido: 25 de noviembre de 2008
Aceptado: 12 de junio de 2009

AÑO 9 - VOL. 9 Nº 2 - CHÍA, COLOMBIA - AGOSTO 2009 171-184 171


AQUICHAN - ISSN 1657-5997

Atenção domiciliária da pessoa idosa:


uma perspectiva bioética
RESUMO

La atenção domiciliária das pessoas idosas é uma prática cada vez mais freqüente. Esta origina alguns problemas que dependem
diretamente da longevidade do paciente, da patologia que pode sofrer e da atitude que assumam os seus familiares ou quem os cuidam.
Neste artigo apresenta-se uma reflexão sobre esta realidade desde a perspectiva bioética, a fim de introduzir mudanças nas atitudes
adotadas frente aos idosos cuidados é tratado em casa.

PALAVRAS-CHAVE

Idoso, serviços de saúde para idosos, serviços de saúde domiciliária, bioética, qualidade de vida, instituições de saúde. (Fonte: DeCs,
BIREME).

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Atención domiciliaria de la persona anciana: una perspectiva bioética Gilberto A. Gamboa-Bernal

Un hecho que los marcadores demográficos no hacen más que constatar (1), es el
envejecimiento progresivo de la población (2), que en los países europeos se está cons-
tituyendo en un verdadero problema de manejo y sobre el cual los gobiernos han venido
tomando medidas conducentes a conjurarlo (3); una de esas alternativas es la atención
domiciliaria. Las largas listas de espera, la creciente demanda de consulta para la aten-
ción de pacientes que cursan patologías crónicas o de entidades propias del envejecimien-
to y la precaria distribución de profesionales para atenderla, han fomentado la búsqueda
de alternativas para la adecuada atención de estos grupos etarios de población.

El incremento de personas ancianas es consecuencia —en buena medida— del pro-


greso de la misma ciencia médica: la expectativa de vida ha ido incrementándose al ritmo
del desarrollo tecnológico y asistencial. La sofisticación de los recursos diagnósticos ha
permitido detectar e intervenir con mayor precocidad patologías que antes se descubrían
cuando ya era demasiado tarde.

Pero a la par con este desarrollo, la asistencia a grupos específicos de la población se


ha visto comprometida, y un ejemplo de ello es el caso del paciente anciano (4). El incre-
mento de la demanda no ha permitido la conveniente adecuación de los servicios destina-
dos a la atención de esos grupos; la organización social no se encuentra preparada para
manejar con propiedad este tipo de situaciones (5), y esto hace que otras alternativas de
prestación de servicios de salud, como la atención domiciliaria, cobre cierta relevancia.

A este fenómeno se suma otro que tal vez sea más preocupante, pero no más impor-
tante: muchos de esos grupos poblacionales específicos —casi siempre minoritarios (pa-
cientes, negros, mujeres, homosexuales)— se han puesto en la tarea de reivindicar una
serie de “derechos” que las más de las veces no pasan de ser sólo meras pretensiones
o aspiraciones más o menos legítimas (6). Y puede ser más preocupante por la fuerza de
presión que saben ejercer sobre la opinión pública en general y sobre la misma comunidad
científica. Esta presión se puede traducir no sólo en públicas manifestaciones sino en algo El incremento de
que es mucho más delicado: el apoyo de grupos económicos que enarbolan esas nuevas personas ancianas
banderas, sin casi ocultar su avidez pecuniaria.
es consecuencia —en
Poco a poco se han venido creando unos “nuevos derechos humanos” (7), han venido
apareciendo nuevas generaciones de ellos. Los derechos civiles y políticos hacen parte de buena medida— del
una primera generación; los derechos económicos, sociales y culturales de una segunda. progreso de la misma
Hoy se habla de una tercera generación de derechos: derecho al desarrollo, a la paz, a
gozar de un medioambiente sano, a la propiedad del patrimonio cultural de la humanidad, ciencia médica: la
a la protección de los datos personales almacenados en sistemas informáticos o los dere-
chos de las generaciones futuras. Estos derechos originan no pocos problemas al momento
expectativa de vida ha
de intentar concretar quién es el titular de ellos, quién es el obligado a cumplirlos, cuál es ido incrementándose
el objeto y cuál el fundamento de esos derechos.
al ritmo del desarrollo
Actualmente se propone una cuarta generación de derechos humanos. En esta cate-
goría se han querido introducir pretensiones —más que derechos— de ciertos secto-
tecnológico y
res o grupos sociales: “derechos reproductivos” (entre ellos el derecho al aborto libre asistencial.

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y subsidiado por el Estado)2, derechos de mana especializada en resolver problemas


los homosexuales, etc. Aunque parezca puntuales de salud, que sin embargo se
contradictorio, también se pretende el muestra muy inadecuada como vivienda;
reconocimiento, dentro de los derechos entre otras cosas, por el incremento de la
humanos, del derecho de los animales (8) rotación de pacientes y la disminución de
y de la naturaleza (9). los días de hospitalización, pero principal-
mente y como consecuencia directa de lo
Los estudiosos están, en general, en anterior, porque no ha sido posible —al
contra de esta cuarta generación de “de- menos en nuestro medio— evitar la pér-
rechos humanos” (10), sin embargo, exis- dida del sentido de hogar, tan necesario
ten fuertes movimientos e intereses que para cualquier ser humano. Así, la aten-
buscan su reconocimiento. “No fue otra ción en casa se muestra como un recurso
cosa distinta la que se vio en las últimas real para brindar al paciente anciano una
dos conferencias mundiales de la ONU so- mejor atención (14).
bre la población (El Cairo, 1994) y sobre la
mujer (Pekín, 1995)” (11). El hogar es el lugar donde transcurre
la vida de una persona, y está íntimamente
En el contexto latinoamericano estos unido a ella. Es el lugar donde se guarda a
problemas apenas se insinúan y no son sí misma, donde se mantiene en contacto
ajenos al tema que nos ocupa, puesto con sus posesiones, no sólo las materia-
que las personas ancianas, por su misma les. El hogar hace parte de la intimidad
condición, pueden ser fácilmente manipu- de una persona, de cada ser humano, es
lables (12). No es utópico pensar que sea parte de él mismo.
posible hacer de ellas una nueva fuerza
contestataria —no tanto por su número El arraigo hacia el lugar donde se ha-
como por su condición de indefensión y bita es una inclinación natural. El hombre
muchas veces de marginalidad— que en tiende a identificarse con el paraje donde
lugar de proponer soluciones para recla- vive, sobre todo cuando ha permanecido
El arraigo hacia mar la atención que en justicia merecen, un cierto tiempo en ese lugar, que es su
pueda dificultar la intervención pública hábitat. El hogar es también el ámbito de
el lugar donde
y privada en relación con los problemas la intimidad familiar. En su propia casa la
se habita es una para los que demandan soluciones. persona se siente a gusto porque no hay
miradas extrañas, todo le es familiar, no
inclinación natural. Es patente que en la práctica clínica hay que disimular.
El hombre tiende a cada vez se está atendiendo a un número
creciente de personas ancianas (13): en Son numerosas las obras de la litera-
identificarse con el los hospitales el índice de ingresos de este tura y el cine donde se dibujan dramas hu-
tipo de pacientes es lentamente creciente. manos vivos relacionados con el hogar o
paraje donde vive, su pérdida: la Odisea de Homero, Los her-
sobre todo cuando ha Este hecho hace que se empiecen a manos Karamazov de Dostoyevski, El doctor
generar problemas, pues la institución Zhivago de Pasternak, Lo que el viento se
permanecido un cierto hospitalaria es una estructura física y hu- llevó de Margaret Mitchell, magistralmente
llevada al cine, y la pequeña obra maestra
tiempo en ese lugar, 2. La Corte Constitucional colombiana, mediante sentencia de Roberto Benigni La vida es bella, son
C-355 de 2006, despenalizó el aborto en Colombia en tres
que es su hábitat. situaciones y recomendó su reglamentación. sólo algunos ejemplos.

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Atención domiciliaria de la persona anciana: una perspectiva bioética Gilberto A. Gamboa-Bernal

Una de las tareas propias del hogar, principialista, propuesto por Beauchamps
que nuestra sociedad occidental ha ido y Childress, en su conocido libro Principios
perdiendo o abandonando, es el guardar, de ética biomédica, uno de los pioneros en
cuidar y amar a la persona anciana (15). Bioética y precursor de la Encyclopedia of
Y si en la vida actual se ha ido perdiendo Bioethics. Este paradigma –el principialis-
esta natural inclinación, en un centro hos- ta–, que tiene amplia difusión en la Bioética
pitalario es sumamente difícil de lograr, norteamericana, se resume en la formulación
si no se toma conciencia de ella y no se de los principios de autonomía, de beneficen-
ponen en práctica pequeñas y sencillas cia, de no maleficencia y de justicia (18).
estrategias encaminadas a lograr que la
permanencia de un anciano (y en general Y aunque es indudable que estos princi-
de cualquier paciente, también los niños) pios contienen elementos válidos, su mutua
no se constituya en una nueva agresión. articulación no guarda la coherencia antro-
pológica que es necesaria cuando de per-
Los profesionales de la salud no pode- sonas se habla, y no aclaran qué se debe
mos perder de vista que toda hospitaliza- entender, por ejemplo, por el bien de la
ción es una ruptura de nuestro paciente con persona y por la autonomía del individuo
su ambiente; un cambio brutal que además, (18). Además, tales principios son inter-
en el caso de los ancianos, se produce en pretados a la luz de dos teorías que poco
un periodo de la vida en el cual las posi- pueden tener de coincidentes: el utilita-
bilidades de adaptación están muy dismi- rismo y la deontología. El principialismo
nuidas (16).
carece de una antropología fundante; los
principios sostenidos por él están indeter-
Un recurso que puede servir para la
minados y esto lleva necesariamente al
aproximación a este sistema de la atención
relativismo ético (19); no hay una jerar-
en casa del paciente anciano puede ser la
quía entre los cuatro principios.
reflexión bioética. Y parecería un buen ca-
mino utilizar el contexto que estuvo en el
El empuje de la Bioética en la segun-
origen de esta nueva ciencia. La Bioética
(17)3 resurgió en el ambiente biomédico da mitad del siglo XX no pudo ser ajeno
norteamericano, allí adquirió su primera al utilitarismo, pues una de las raíces del
configuración y recibió su primer impulso contexto norteamericano está en el prag-
con el apoyo de instituciones serias4 que, matismo que desde finales del siglo XIX Una de las tareas
quiso servir de base a la reflexión filo-
desde años atrás, tenían como uno de sus
sófica. Una de las derivaciones del prag-
propias del hogar,
principales cometidos el permear la prácti-
ca profesional con los elementos rectores matismo originario de C. S. Pearce es el que nuestra sociedad
de la ética. pragmatismo utilitarista que pretendió
establecer el significado de las cosas por occidental ha
Sin embargo, las siguientes reflexio- sus consecuencias, privilegiar la acción
(pragma en griego) sobre la reflexión, ha-
ido perdiendo o
nes tendrán un enfoque que parte de la
persona, pues parece preferible al modelo cer depender la verdad, el ser de las co- abandonando, es el
sas –y el bien– del éxito de las acciones,
3. El término Bioética se utilizó por primera vez en el edito- de su utilidad. guardar, cuidar y
rial de la revista Kosmos de 1927; allí aparece un escrito
de Fritz Jahr titulado “Bio-Ética. Una perspectiva sobre la amar a la persona
relación ética del hombre con los animales y plantas”. Por el contrario, otro enfoque de la
4. El Hastings Center y el Kennedy Institute of Ethics. Bioética se apoya en la realidad del ser anciana.

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personal, en su dignidad propia e inaliena- se ve es el vivo, pero no la vida del vivo. Se vida de una persona anciana un valor in-
ble, en el estatuto objetivo y existencial ven las manifestaciones del vivo, pero no trínseco que parte de la experiencia que
(ontológico) de la persona, en su unitotali- la vida que permite tales acciones” (24). aportan los años vividos —y muchas veces
dad de cuerpo y espíritu (20). Este modelo sufridos— y que se puede revelar en dis-
está muy lejos de poderse confundir con La vida humana es un movimiento que tintos contextos, si se lo permitimos. Pero
el individualismo subjetivista (21) —al no es físico, es inmaterial; es interno, no en nuestro medio, en la cultura occidental,
que podría parecerse— que subraya, casi transitivo; es el acto primero que anima aunque se sostenga esto en la teoría, la
como constitutivo único de la persona, la todas las restantes operaciones vitales que práctica revela una verdad algo distinta:
capacidad de autodecisión y de elección. se denominan actos segundos (nutrición,
sensaciones, desarrollo, etc.) (25); vivir es la retórica habitual consiste en ensalzar
la vejez, pero en la práctica es ésta una
Un modelo de Bioética que parte de la el acto primero, o si se prefiere, siguiendo
etapa de soledad, abandono y pérdida.
persona habla también de principios, pero a Aristóteles, vivir para los seres vivos es Precisamente en aquellos aspectos en
los toma en su genuina acepción5 y los ser (26). La vida de cada ser vivo es princi- los que suele invocarse la solidaridad so-
considera, no exentos, sino íntimamente pio que controla los movimientos propios cial suele percibirse un discurso ambiguo,
ligados a la realidad del ser personal y a (27). Los seres vivos –y a la cabeza de cuando no equívoco. La mayor demanda de
su correspondiente dignidad (22). Estos ellos la persona humana–, son más que servicios asistenciales en la edad provec-
principios muestran su alcance en la re- sustancias, son naturalezas, principios in- ta suele aparecer como un lastre para los
flexión sobre los diversos casos de la bio- trínsecos de operaciones. Es por esto que rendimientos societarios (29).
medicina, y en el estudio de los principales las operaciones son secundarias respecto
momentos éticos vinculados con la práctica de la vida, y hacen parte del proceso de El reflejo de esta realidad en el pacien-
biomédica. humanización (27). te anciano que se cuida en casa se traduce
más en actitudes que en acciones. Y aunque
Pasaremos, por tanto, a reflexionar La vida humana es un valor fundamen- en el ambiente familiar pueda pensarse que
sobre la realidad de la persona anciana las atenciones estarían mejor invertidas
tal, no absoluto (28); es el primer valor
que recibe atención en casa, a la luz de los en los niños y las personas jóvenes, esta
del cual dependen todos los restantes. Se
postura solo refleja una base conceptual
principios ofrecidos por este modelo de dice valor fundamental porque se debe
utilitarista. La defensa a ultranza del bien-
Bioética, aunque en líneas anteriores ya entender que:
estar de muchos lleva a descuidar necesa-
se hayan comentado algunos elementos.
la vida corporal no agota toda la riqueza
riamente la atención de los más débiles, de
de la persona, la cual es también, y ante los más indefensos, como los discapacita-
Principio de defensa todo, espíritu, y por esto trasciende como dos, los ancianos, los enfermos incurables
de la vida física tal al cuerpo mismo y a la temporalidad. y también los no nacidos.
Sin embargo, respecto de la persona el
La vida física de la persona es una rea- cuerpo es coesencial, el fundamento único Cuando se habla del principio de defen-
lidad abordable sólo de manera sistémica en el cual y por medio del cual la persona sa de la vida física hay también necesidad
se realiza y entra en el tiempo y en el es- de concretar qué es calidad de vida, pues
(23). “Quien pretenda entender la vida
pacio, se expresa y se manifiesta, constru-
humana desde un punto de vista analítico, bajo este concepto no se incluyen gene-
ye y expresa los otros valores (…) (19).
más si es meramente empírico o biologis- ralmente las mismas realidades, dado que
ta, está abocado al fracaso, porque la vida éste es un término equívoco (30). Para el
Por todo esto, y mucho más, la vida utilitarista la calidad de vida es el compo-
no se ve; no tiene ni forma ni figura. Lo que
del paciente anciano es valiosa y, como nente de una ecuación:
tal, hay que tratarla. No es posible sosla-
5. Se entiende por principio la fuente de donde deriva o
procede algo real. Existen diversos tipos de principios: yar que detrás de la fragilidad, de la dis- Posibilidad de éxito +
Intensidad Calidad de vida +
los físicos, que son las cuatro causas (material, formal, minución de la autonomía física o social, del deber de Duración de vida
eficiente y final); los metafísicos, que son los primeros beneficencia =
principios reales; los cognoscitivos y apetitivos, que son de las limitaciones propias del paso de los
las facultades o potencias, etc. años, etc., siempre está en la base de la COSTOS

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Atención domiciliaria de la persona anciana: una perspectiva bioética Gilberto A. Gamboa-Bernal

Según esta ecuación son los costos, en La primera pregunta que surge en torno
último término, los que determinarán cuál al sufrimiento es su “por qué”. Como se ha
ha de ser la calidad de vida: a mayores dicho, el sufrimiento es una realidad que la
costos, menor calidad de vida, a meno- experiencia manifiesta a diario; sería necio
res costos más calidad de vida. Pero una negar el sufrimiento humano; es una reali-
sana y correcta apreciación ética no puede dad que el hombre enfrenta, pero la causa
aceptar tal ecuación. “La llamada Calidad de su existencia está envuelta en el miste-
de Vida se interpreta principal o exclusiva- rio, principalmente cuando se ve esa rea-
mente como eficiencia económica, consu- lidad encarnada en una persona inocente,
mismo desordenado, belleza y goce de la indefensa o anciana (33). Solo con el tiempo
vida física, olvidando las dimensiones más se puede llegar a tratar de desentrañar su
profundas –relacionales, espirituales y re- causa aunque en ocasiones muchas perso-
ligiosas– de la existencia” (31) . nas nunca lleguen a ello.

En el contexto utilitarista se usa el tér- La respuesta al porqué del sufrimien-


mino calidad de vida para procurar conjurar to es sencilla pero por lo mismo difícil de
el sufrimiento humano. Pero una aproxima- asimilar: el hombre sufre porque además
ción a la realidad del sufrimiento permitirá de ser viviente, sabe que lo es; pero no
desligarlo de una calidad de vida sanamen- sólo esto, el hombre sufre principalmente
te comprendida. porque tiene corazón (34).

El sufrimiento es algo todavía más amplio El sentido del sufrimiento es un poco


que la enfermedad, más complejo y más más intrincado que su causa. Y si se decía
profundamente enraizado en la humanidad que algunas personas no llegan a entender
misma; el sufrimiento físico se da cuando el porqué del sufrimiento, muchas más no
de cualquier manera duele el cuerpo, mien- pueden encontrar respuesta al para qué.
tras que el sufrimiento moral es dolor del ¿Qué sentido puede tener el sufrimiento
alma. Se trata, en efecto, del dolor de tipo humano?
espiritual, y no solo de la dimensión psíqui-
El sufrimiento surge
El ambiente actual no ve ningún sen-
ca del dolor que acompaña tanto al sufri-
tido, significado o valor al sufrimiento del
cuando el hombre
miento moral como al físico (32).
hombre; como se afirmaba antes, el en- interioriza tanto el
El sufrimiento surge cuando el hombre rarecido concepto de “calidad de vida”6 lo
interioriza tanto el dolor físico como aque- excluye de plano como un verdadero mal, dolor físico como
que hay que evitar a toda costa o eliminar
llo que se opone a su bien o a su felicidad.
cuando se presenta (35).
aquello que se
En un anciano este proceso es más vivido
y esto es importante tenerlo en cuenta. opone a su bien o a
Es un hecho que el hombre reacciona
Las líneas que siguen versarán prefe- al sufrimiento con la natural tendencia a su felicidad. En un
rechazarlo, pero no porque necesaria-
rentemente sobre el sufrimiento humano, anciano este proceso
dejando de lado la realidad fisiológica del
dolor, pero retomando sus consecuencias 6. La calidad de vida, correctamente entendida, lejos de es más vivido y esto es
desestimar el sufrimiento lo considera como una reali-
para el ser personal del hombre, y así tra- dad que es casi siempre susceptible de contribuir al cre-
cimiento integral de la persona. Al sufrir, la persona no
importante tenerlo en
tar de encontrar el sentido antropológico ve mermada su calidad de vida, antes por el contrario, le
del sufrimiento. puede encontrar sentido. cuenta.

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mente lo considere un mal en sí mismo, muerte para poder asumir frente al ancia-
sino porque el sufrimiento contradice la no moribundo las actitudes convenientes.
vocación radical del hombre a la felicidad.
Esto tampoco quiere decir que el sufrimien- La muerte forma parte de la vida de
to sea antihumano, o inhumano, y mucho cada uno y constituye un momento perso-
menos antinatural. Simplemente es una nal y único. Vivir y morir forman parte de
manifestación más de que el hombre está lo mismo: morir es uno de los parámetros
llamado a realizar su propia naturaleza y del vivir. Cada vida humana que se apaga
reacciona cuando esto se le dificulta o se en el silencio es un misterio que apenas
le impide. Es en este sentido, en el plano pueden intuir los que están a su lado. Na-
ético, como el sufrimiento puede ser valo- die puede sustituir al anciano moribundo,
rado como bueno, el criterio de bondad o ni tan siquiera comprenderle, pues por
maldad depende de la relación a la perfec- mucho que alguien intente ponerse en su
ción de la naturaleza y al cumplimiento de lugar, siempre se estará muy lejos y dis-
los fines. tante de quien agoniza. El que se muere lo
hace a solas consigo mismo; nadie puede
Una buena y positiva manera de ver el hacerlo por él.
sufrimiento referido a la persona humana
es la de considerarlo como una oportuni- La muerte constituye una situación lí-
dad de cambio: tendrá sentido si permite mite íntimamente relacionada con la per-
un cambio personal (36); la decisión de sonal trayectoria biográfica y las actitudes
“aprovechar” esa posibilidad está en el ante la vida que se hayan tenido. Estas
interior (37) y depende directamente del actitudes marcarán sus vivencias y orien-
grado de comprensión que la persona tarán el comportamiento que se manifiesta
tenga de su potencialidad de perfección. en la fase terminal, cuando la hay, pues no
También influye, aunque menos, el grado siempre así acontece. La atención al ancia-
Es un hecho que el de equilibrio psicoafectivo que la persona no enfermo en esta fase terminal constitu-
posea y su capacidad de manifestarlo. ye una de las funciones más importantes
hombre reacciona al e ineludibles del médico, para la que casi
sufrimiento con la Ante el sufrimiento el hombre puede no recibe en la actualidad ningún tipo de
decidir encerrarse en sí mismo o darse información.
natural tendencia a con generosidad; puede contraerse sobre
su instinto, o abrirse al mejor conocimien- Pero también es cierto que a nadie se
rechazarlo, pero no to de sus limitaciones existenciales y de le enseña a morir, ni en la casa, ni en el
porque necesariamente sus recursos espirituales; puede revelarse colegio, ni en la universidad. La pedagogía
ante su destino o reorientarlo y conducir- de la muerte debería empezar desde el
lo considere un mal se a su verdadero y trascendente fin; pue- principio de la educación. Los padres no
de hacerse la criatura más desdichada o suelen hablar de la muerte a sus hijos, como
en sí mismo, sino
alcanzar la felicidad por un camino sólo en tampoco los maestros a sus alumnos.
porque el sufrimiento apariencia heterodoxo.
Una de las manifestaciones más gra-
contradice la vocación Los ancianos no sólo sufren sino que ves de aquella omisión es que los médicos
radical del hombre a también mueren, y muchas veces padecien- evitan hablar de la muerte a los enfermos.
do un síndrome de enfermedad terminal. Y es que en Occidente se prefiere igno-
la felicidad. Es por ello que es obligatorio pensar en la rar la muerte, aunque en nuestro medio

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vivamos inmersos en una verdadera cul- que el enfermo es mucho menos conscien-
tura de la muerte (38). Tanto es así que el te de su situación de lo que suele ser.
anciano moribundo suele inhibir y ocultar
sus sentimientos al respecto. Quienes así piensan se olvidan de que
en ocasiones el propio enfermo es moral-
Su comportamiento acaso esté justi- mente más fuerte que los que le cuidan.
ficado por resultarle extraordinariamente En estos casos es lógico pensar que la
difícil disfrutar de la presencia y el apoyo de “conspiración del silencio” a quien real-
una persona en quien poder confiar, de ma- mente protege no es al anciano enfermo,
nera que sea posible comentar con ella lo sino a sus familiares y cuidadores. De ahí
que piensa e imagina acerca de la muerte. que sean éstos quienes —acaso por sus
Para esto es necesario tener su confian- temores y la angustiosa resonancia que
za; que el enfermo esté persuadido de que en ellos produce la vivencia de la muer-
si hace ciertas preguntas no se le contes- te— traten de sustraer al paciente y a sí
tará con mentiras o evasivas. mismos de enfrentarse con la situación y
tomar las decisiones oportunas.
En la comunicación con el anciano, y con
cualquier enfermo terminal, no hay lugar Se engaña a los moribundos porque a
para las mentiras piadosas. Aunque algu- los vivos les cuesta decir la verdad. El cri-
nos autores afirmen lo contrario, no pue- terio por el que no se comunica la verdad,
de ser posible escamotear la verdad a una en la mayor parte de los casos, no es por
persona que libremente la desea acerca caridad con el que se va a morir sino por el
de un hecho fundamental para su existen- miedo del que sigue vivo.
cia. Y si, como se decía atrás, al médico no
se le forma para tratar al paciente termi- En la mayoría de las pseudos-razones
nal, mucho menos para saber cómo hablar y los argumentos a los que se apela para En Occidente se
con él y cómo prestarle la información que tratar de hacer racional lo que en absoluto
se le debería facilitar en relación con su es, late incontenible una gran falsedad. Es
prefiere ignorar
propia muerte. falso que la persona que está muy grave la muerte, aunque
ignore la más de las veces su estado; que
En la actualidad, en el entorno de un si se le informa puede empeorar a causa en nuestro medio
enfermo terminal se da un cambio de ac- de la noticia suministrada; que tal vez se le
titudes y comportamientos. Lo ordinario haga sufrir con esa información más de lo
vivamos inmersos
es que al paciente se le aísle, creándose necesario, etc. en una verdadera
alrededor de él un extraño clima de sobre-
protección y distanciamiento, entreverado La comunicación profunda con el en- cultura de la
en ocasiones de engaño, que ha sido cali- fermo terminal exige, previamente, ha-
ficado justamente con el término “conspi- ber tomado conciencia de la decadencia muerte. Tanto es
ración del silencio” (39). personal y de la propia muerte, y haber así que el anciano
superado la angustia que esto conlleva.
Esta situación se pretende justificar De lo contrario, el profesional de la salud moribundo suele
aludiendo a la necesidad de evitar al pa- sólo verá en el paciente el reflejo de su
ciente el “trauma” que, seguramente, propia y mal asumida muerte, por lo que inhibir y ocultar
podría causarle conocer la gravedad del difícilmente le podrá ayudar. El engaño, sus sentimientos al
estado en que se encuentra. Los familia- el distanciamiento y la innecesaria apli-
res más próximos quieren convencerse de cación de técnicas agresivas durante esta respecto.

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etapa son manifestaciones que expresan Para el médico, ayudar a morir con
bien la intención de huir de la confiada y dignidad significa asistir durante el proce-
profunda relación con la persona que se so de la muerte al enfermo y a sus familia-
está muriendo. res, con honestidad y compasión. Además
de administrar los cuidados físicos y psi-
También expresan la convicción –más cológicos necesarios, ha de esmerarse en
o menos consciente– que pueda tener el evitar el sufrimiento y la inseguridad, que
médico, o su equipo de trabajo, de que la con mayor frecuencia son producidos por
muerte es un enemigo contra el que se la soledad y la indiferencia; y también ha
ha de luchar irrestrictamente, sin admitir de facilitar el apoyo y la asistencia espiri-
nunca la posibilidad de fracaso. Y es que tual que necesita su paciente (41).
el médico ha sido formado para combatir
la muerte y salir victorioso. La actitud del Larga ha salido la reflexión sobre el
médico frente a la muerte ha de ser diame- primer principio de defensa de la vida fí-
tralmente opuesta (40): no es un enemigo sica. Sin embargo, es necesario tener pre-
al que imperiosamente hay que vencer, la sentes todas y cada una de las anteriores
muerte es una amiga que se debe cono- líneas para estar en capacidad de brindar
cer, que se debe respetar, que se debe al anciano que se atiende en casa parte del
aprender a tratar; más aún, en realidad el cuidado que su estado personal demanda.
médico no está ni frente a ella, ni en con-
tra de ella, sino frente a una persona que De manera necesariamente sucinta
la experimenta y a la que hay que ayudar. terminaremos mencionando, sin comen-
tar en extenso, otros tópicos que ayudan
El médico es también responsable de al personal de salud a manejar lo más in-
que al paciente no se le deje solo con su tegralmente posible al anciano. Y esto lo
sufrimiento, en estas circunstancias. El haremos siguiendo los otros principios de-
médico ha de intervenir personalmente rivados del modelo bioético que parte de la
siempre que, en su equipo o en la familia realidad ontológica de la persona, teniendo
del enfermo, no haya nadie más capacita- en cuenta que siempre se han de reflexio-
do que pueda y quiera hacerlo. A pesar de nar a la luz del primer principio: la defensa
de la vida física.
Para el médico, que haya otra persona que reúna estas
características, el médico debe aportar
ayudar a morir con siempre su ayuda, bien de forma indirecta Principio de libertad y
dignidad significa o bien colaborando directamente con las responsabilidad
personas que más estrechamente cuidan
asistir durante al paciente. Esta relación entre el médico y Este principio ha de aplicarse siempre
el paciente forma parte –y parte importan- antecedido de la salvaguardia de la vida fí-
el proceso de la te e irrenunciable– del tratamiento que el sica, pues para actuar con libertad es nece-
muerte al enfermo paciente ha de recibir. A través de esa re- sario estar vivo (42); pero a este principio
lación, el médico puede aliviar o aumentar han de atenerse tanto el personal del equi-
y a sus familiares, las expectativas del paciente, aun cuando po sanitario –cuando de una hospitalización
persistan o sean muy intensas sus moles- se trata–, como la misma familia cuando
con honestidad y
tias, más allá del tratamiento antálgico atiende a un anciano en su casa, como el
compasión. que de forma adecuada esté recibiendo. paciente, de tal manera que ni el pacien-

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Atención domiciliaria de la persona anciana: una perspectiva bioética Gilberto A. Gamboa-Bernal

te puede forzar la conciencia de quien le Principio de totalidad


atiende, ni el personal de salud ni la fa-
o principio terapéutico
milia puede imponer su criterio sin contar
con el parecer del paciente. Este principio de basa en el hecho de
que la corporeidad humana es un todo uni-
En el caso del paciente anciano es tario resultante de distintas partes, que
importante tener presente este principio están unificadas entre sí de una manera
pues, por su misma condición (43), en orgánica y jerárquica por la existencia per-
ocasiones se puede tender a desestimar sonal y única (45). Dentro de este principio
su opinión y su consentimiento. “Ni la con- está vinculada la norma de la “proporcio-
ciencia del paciente puede ser violentada nalidad de las terapias” (46): cuando se
por el médico, ni la del médico puede ser decide practicar cualquier terapia, ésta ha
forzada por el paciente: ambos son res- de evaluarse en el contexto de la totalidad
ponsables de la vida y de la salud tanto de la persona, de modo que se tengan en
como bien personal cuanto como bien so- cuenta y exista cierta proporción entre los
cial” (19). riesgos y daños que tal terapia pueda oca-
sionar, y los beneficios derivados de ella.
Algunos detalles, que pueden pare-
cer pequeños, se derivan de guardar este Siguiendo este principio se han de cui-
principio: la intimidad del anciano (44) ha dar, entre otras muchas cosas, las siguien-
de ser tenida en cuenta y valorada en ca- tes: la manera como se viste al anciano (una
sos tan simples como el uso del pato, del simple bata con abertura posterior no es
baño, las visitas, etc. A la par con la intimi- generalmente suficiente para que el ancia-
dad hay que cuidar el pudor del anciano: no se encuentre a gusto), pero también la
exámenes físicos, procedimientos especia- manera como viste el personal que le trata
les, traslados, administración de terapias y son importantes; la forma como se maneja Ni la conciencia
tratamientos, higiene, etc. al paciente cuando padece de alguna de-
formidad o simplemente está conectado a del paciente puede
No es posible olvidar que en general diversos artefactos; el respeto que se les
los pacientes ancianos no tienen compro-
ser violentada por
demuestra al llamarlos por su nombre o
metida su capacidad de consentir y no utilizando un tratamiento más formal; el el médico, ni la
pierden tampoco su competencia legal; respeto por sus silencios, etc.
por tanto, es necesario tenerlo en cuenta del médico puede
en el momento de adelantar acciones que El paciente anciano necesita que le sea ser forzada por el
a ellos los involucren: hay que contar con proporcionada una seguridad mínima, que
su permiso, con su consentimiento, se les normalmente encuentra en casa, pero que es paciente: ambos son
debe informar siempre, se ha de conocer conveniente no dar por supuesta, pues en
qué piensan, qué quieren. Estas actitudes algunas ocasiones no puede realizar por
responsables de la
frente al anciano se han de dar también sí mismo muchas cosas simples, por su vida y de la salud
cuando su independencia física, económi- estado de dependencia y desvalimiento,
ca o social esté empezando a declinar, o de incompetencia y discapacidad. Hay tanto como bien
incluso cuando su libertad física esté al- que procurar hacerles sentir que hay
personal cuanto
tamente comprometida, siempre y cuando siempre alguien a su lado y que son que-
su dimensión cognitiva lo permita. ridos (47): no son detalles irrelevantes el como bien social.

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tomarles de la mano, tocarles la cabeza ria de pacientes. Cuando el Estado y las


con respeto, dar una suave palmada en instituciones de salud no alcanzan a dar
la espalda, etc., pero teniendo en cuenta, un cubrimiento apropiado, la iniciativa
por supuesto, que no todos los ancianos particular o privada cobra especial rele-
agradecen esos detalles de cariño, y que vancia (48). No es posible desconocer que
incluso pueden llegar a reaccionar con tampoco este mecanismo está exento de
cierta agresividad. También hay que tener dificultades, pero la buena organización
en cuenta que la alimentación y los patro- —y formación adecuada de los emplea-
nes de sueño del anciano son diferentes, dos— de las empresas que se constituyen
y hay que prever y estar atentos ante la para brindar este cuidado domiciliario,
posibilidad de caídas, accidentes, etc. To- un óptimo sistema de contratación con el
das estas medidas materiales son impor- Estado y las instituciones prestadoras de
tantes, pero más que cuidado y seguridad salud, y la convicción de que los ancianos
físicas, lo que el anciano generalmente (y muchos más pacientes) pueden recibir
necesita es compañía, amor, comprensión una mejor atención en sus casas, harán de
y paciencia. este sistema una muy buena opción.

La experiencia con la utilización de los Solo tres aspectos mencionaré para


La alimentación y los cuidados paliativos en casa en el caso de concluir el comentario de este principio. El
los pacientes con enfermedades termi- primero es la aceptación que demanda
patrones de sueño el anciano por parte de quienes le cuidan,
nales muestra con claridad cómo sí es
le tratan o acompañan. A este respecto
del anciano son posible tener en cuenta los elementos de-
rivados de este principio. hay que tener en cuenta que la mayoría
diferentes, y hay que de estos pacientes tienen la tendencia a
permanecer callados, tal vez recordando
prever y estar atentos Principio de sociabilidad su pasado; que anhelan no ser olvidados
ante la posibilidad de y subsidiariedad por los suyos; que aprecian la compañía
de sus seres queridos, y en especial de
caídas, accidentes, Sgreccia habla de este principio en los sus nietos.
siguientes términos:
etc. Todas estas Otro aspecto que también hay que
El principio de sociabilidad compromete a tener en cuenta es el ayudar al anciano
medidas materiales todas y cada una de las personas en su a manejar el miedo que generalmente le
propia realización al participar en la rea-
son importantes, pero lización del bien de sus semejantes. En
acompaña. Muchas veces el miedo se en-
cubre en una actitud de resignación, de in-
más que cuidado y el caso de la promoción de la vida y de la
conformidad o de abierta crítica y exigen-
salud, implica que todo ciudadano se ha de
cia, esto hay que saber comprenderlo para
seguridad físicas, comprometer a considerar su propia vida
poder darle un manejo adecuado. Sencillas
y la de los demás como un bien, no sólo
lo que el anciano personal, sino también social, y compro- estrategias facilitan esta tarea: el trabajo
mete a la comunidad a promover la vida y de explicarles todo; que el anciano perciba
generalmente necesita la salud de todos y cada uno, a fomentar el cómo los miembros del equipo de salud,
bien común promoviendo el bien de todos que se desplazan hasta el domicilio para
es compañía, amor, y cada uno (19). prestarle las necesarias ayudas que de-
comprensión y manda un entrenamiento específico, ha-
Este principio se aplica con gran pro- blan con sus familiares, y que esa relación
paciencia. piedad en el caso de la atención domicilia- es cordial y productiva; el solo hecho de

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Atención domiciliaria de la persona anciana: una perspectiva bioética Gilberto A. Gamboa-Bernal

acompañar y estar dispuestos a escuchar que reciben atención domiciliaria: el saber Todo lo anterior no puede quedarse
ayuda a que el anciano pueda conjurar sus cuándo y cómo trasladarlo al centro de solo en palabras o en buenas intenciones,
miedos (49). Cuando sea necesario, no se atención sanitaria. Hay que entrenar a los con aquéllas y con éstas el anciano atendido
debe olvidar el recurso a la interconsulta familiares o cuidadores para que sepan a domicilio no se sentirá mejor tratado. Las
con grupos de apoyo especializado. moverse entre dos extremos: no precipi- acciones de las personas que conforman
tar traslados a la clínica, al hospital o al los equipos de salud han de tener siempre
Finalmente, es necesario decir una centro de salud cuando se experimenta la ese apoyo proporcionado por una ética que
palabra sobre un fenómeno que aparente- primera complicación, o posponerlos tanto se lleva a la vida diaria, que no se contenta
mente no debería revestir mayor proble- que cuando se hacen efectivos ya es tar- con mínimos, que tiene siempre por funda-
ma pero que es necesario tener en cuenta de para brindar una ayuda real al anciano mento el ser personal de cada paciente, de
para dar un buen manejo a los ancianos enfermo. cada colega, de cada ser humano.

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