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3.

2 Actividades de contextualización e identificación de conocimientos necesarios para el


aprendizaje.)

Desarrollo
“Los 5 Componentes de la Inteligencia emocional “

Autoconocimiento emocional. (Reconocer fortalezas débiles)

Es la capacidad de entendernos a nosotros mismos, significa tener un profundo entendimiento


de nuestras emociones, de nuestras fortalezas, habilidades, debilidades e impulsos, son
personas reales, honestas, sentimientos, también llamada autoconciencia emocional, hace
referencia a la capacidad para reconocer nuestras propias emociones y cómo afectan a
nuestro estado de ánimo. Las personas con esta habilidad bien desarrollada muestran: confianza
en sí mismo, una autoevaluación realista y un sentido del humor autocrítico.

Autorregulación o Autocontrol emocional. (Control y Confianza)

Básicamente a lo que hace referencia es a la habilidad de autocontrol sobre nuestros


sentimientos en un momento dado. Es decir, saber reaccionar apropiadamente durante una
crisis o un momento puntual y controlar nuestros impulsos emocionales, por ejemplo durante
una discusión. Pensar antes de actuar. Las personas con altas capacidades de autocontrol
suelen tener altos niveles en confiabilidad, apertura al cambio o conformidad con la
ambigüedad.

Motivación. (Compromiso)

Es la habilidad para dirigir las emociones hacia las metas en vez de contra los problemas,
mantenerse motivado en la consecución de los objetivos. Mentalidad emprendedora y positiva
ante las adversidades. Estas personas suelen tener un alto impulso hacia el logro y un gran
compromiso en los proyectos en los que se envuelven.

Empatía. (Externo)

La empatía es el reconocimiento de las emociones ajenas. Saber como se siente la otra persona
por sus expresiones, gestos nos ayudará a mantener unas buenas relaciones sociales, más reales
y duraderas que nos permitirán identificarnos con las emociones y con las personas creando
vínculos más fuertes. Las personas con alta empatía fomentan y retienen talento con mayor
facilidad, muestran una sensibilidad interpersonal e intercultural mayor, por lo que parece que
tendrán más éxito en trabajos que implique trato con el cliente.

Habilidades sociales. (Interacción)

Son las capacidades para relacionarnos con los demás.. Las relaciones interpersonales son clave
para el desarrollo personal y profesional. Es evidente que mantener relaciones sociales
saludables repercute positivamente en nuestra vida. Ser simpático ayuda. Ser comunicativo de
manera asertiva, ayuda. Tendrás más amigos, tendrás mejores relaciones con tus jefes y familia
e incluso tus relaciones con los posibles enemigos serán más exitosas. Las personas con altas
capacidades sociales son más eficaces a la hora de liderar cambios o persuadir a otras personas,
por lo que serán buenos gestores de equipos de trabajo.
3.3 Actividades de apropiación del conocimiento (Conceptualización y Teorización).

Desarrollo

La Inteligencia Emocional:

La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones,


comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que
soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar
una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo
personal. Daniel Goleman explicaba que el éxito de una persona no dependía en un
100% de su coeficiente intelectual o de sus estudios académicos. Lo que más importa
es el nivel de inteligencia emocional. La inteligencia emocional, tal y como lo señala
Goleman, es la capacidad de reconocer los sentimientos propios y los de los demás,
para así manejar bien las emociones y tener relaciones más productivas con quienes
nos rodean.

Las reglas en el mundo laboral están cambiando, las personas ahora son juzgadas en
base a un nuevo canon: no sólo cuán inteligente, entrenado o experimentado se es, sino
también cuán bien pueden manejarse a sí mismos y a los demás. Las personas con una
alta inteligencia emocional no necesariamente tienen menos emociones negativas, sino
que, cuando aparecen, saben manejarlas mejor. Tienen también una mayor capacidad
para identificarlas y saber qué es exactamente lo que están sintiendo y también una alta
capacidad para identificar qué sienten los demás. Al identificar y entender mejor las
emociones, son capaces de utilizarlas para relacionarse mejor con los demás, tener más
éxito en su trabajo y llevar vidas más satisfactorias.

Para conocer y controlar las emociones propias y ajenas, con el fin de obtener
determinados fines, se necesita desarrollar cinco habilidades:
Conocer las propias emociones: El principio de Sócrates “conócete a ti mismo” se refiere
a esta pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias
emociones; reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad
en este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas.
Manejar las emociones: La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de que
se expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las propias
emociones. La habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es
fundamental en las relaciones interpersonales.
Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar hacia una acción. Por eso,
emoción y motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones,
y la motivación consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar
atención, automotivarse, manejarse y realizar actividades creativas. El autocontrol
emocional conlleva a demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, lo cual suele
estar presente en el logro de muchos objetivos. Las personas que poseen estas
habilidades tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que emprenden.
Reconocer las emociones de los demás: Un don de gentes fundamental es la empatía,
la cual se basa en el conocimiento de las propias emociones. La empatía es la base del
altruismo. Las personas empáticas sintonizan mejor con las sutiles señales que indican
lo que los demás necesitan o desean.

Establecer relaciones: El arte de establecer buenas relaciones con los demás es, en
gran medida, la habilidad de manejar las emociones de los demás. La competencia
social y las habilidades que conlleva, son la base del liderazgo, popularidad y eficiencia
interpersonal. Las personas que dominan estas habilidades sociales son capaces de
interactuar de forma suave y efectiva con los demás.

Actualmente son muchas las empresas que están invirtiendo mucho dinero en formar
a sus trabajadores en Inteligencia Emocional. Y esto es así porque se han dado
cuenta de que la clave del éxito, la clave de las ventas, está en el grado en el que los
trabajadores de una empresa conozcan y controlen sus emociones. Tanto el trabajo
como el aprendizaje son sociales. Las organizaciones son redes de participación. Para
lograr un desempeño efectivo en los trabajadores del conocimiento, la clave está en
inyectar entusiasmo y compromiso, dos cualidades que las organizaciones pueden
ganar, pero no imponer. Solamente los trabajadores que deciden participar, los que se
comprometen voluntariamente con sus colegas, pueden crear una compañía
ganadora.

El nivel colectivo de inteligencia emocional de una organización determina el grado en


que se realice su grado de capital intelectual y su desempeño general. El incremento
de las presiones competitivas otorga nuevo valor a las personas automotivadas, que
tienen iniciativa, deseos de esmerarse u optimismo suficiente para tomar con calma los
contratiempos y los obstáculos. Ante la permanente necesidad de servir bien a
compradores y clientes, y de trabajar con creatividad estable en grupos de personas
cada vez más diversas, las capacidades empáticas resultan más esenciales. La
demanda de inteligencia emocional no puede menos que elevarse, según las
organizaciones dependan cada vez más de los talentos y la creatividad de trabajadores.
La buena noticia, resalta Goleman, es que “la inteligencia emocional se puede aprender.
Individualmente, podemos añadir estas habilidades a nuestro equipo de herramientas,
a fin de sobrevivir en una época en la “estabilidad laboral” es incierta”.

https://es.slideshare.net/anakaryelba/ensayo-28769981

La inteligencia se la define como la capacidad que tenemos los seres humanos de


guardar y asimilar información para poder aprender, reconocer y relacionarnos con los
demás. Una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar
satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos en sus relaciones con
los demás
El concepto de inteligencia emocional se refiere a las capacidades y habilidades
psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las
emociones propias y ajenas. Una persona emocionalmente inteligente es aquella
capaz de gestionar satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos
en sus relaciones con los demás.

Se suele relacionar el significado de inteligencia con nuestras emociones, por lo tanto,


podemos decir que la inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo
que nos rodea por medio de nuestros sentimientos, habilidades, entusiasmo,
perseverancia, empatía y agilidad mental, entre otros aspectos.

Existen dos formas elementales de inteligencia emocional: la inteligencia interpersonal


implica entender y comprender las emociones de los otros y tener la habilidad de
reaccionar según el estado anímico del otro, mientras que la inteligencia intrapersonal
se refiere a la comprensión de las propias emociones, de tenerlas en cuenta al momento
de tomar decisiones y ser capaz de regular las emociones según la situación.

Es de bastante importancia el desarrollo de habilidades practicas a la hora de manejar


nuestra inteligencia emocional en los distintos contextos que nos desenvolvamos, como
en los vínculos laborales, familiares, sentimentales, entre otros, siendo un papel central
a la hora de tener éxito en estas, con el fin de lograr nuestros objetivos y bienestar dentro
de estas, manejando habilidades tales son como la empatía la capacidad de motivación
(tanto hacia uno mismo como hacia los demás), la autoconciencia, la capacidad de
controlar la exteriorización de las emociones, el liderazgo, entre otras.

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