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Desarrollo
“Los 5 Componentes de la Inteligencia emocional “
Motivación. (Compromiso)
Es la habilidad para dirigir las emociones hacia las metas en vez de contra los problemas,
mantenerse motivado en la consecución de los objetivos. Mentalidad emprendedora y positiva
ante las adversidades. Estas personas suelen tener un alto impulso hacia el logro y un gran
compromiso en los proyectos en los que se envuelven.
Empatía. (Externo)
La empatía es el reconocimiento de las emociones ajenas. Saber como se siente la otra persona
por sus expresiones, gestos nos ayudará a mantener unas buenas relaciones sociales, más reales
y duraderas que nos permitirán identificarnos con las emociones y con las personas creando
vínculos más fuertes. Las personas con alta empatía fomentan y retienen talento con mayor
facilidad, muestran una sensibilidad interpersonal e intercultural mayor, por lo que parece que
tendrán más éxito en trabajos que implique trato con el cliente.
Son las capacidades para relacionarnos con los demás.. Las relaciones interpersonales son clave
para el desarrollo personal y profesional. Es evidente que mantener relaciones sociales
saludables repercute positivamente en nuestra vida. Ser simpático ayuda. Ser comunicativo de
manera asertiva, ayuda. Tendrás más amigos, tendrás mejores relaciones con tus jefes y familia
e incluso tus relaciones con los posibles enemigos serán más exitosas. Las personas con altas
capacidades sociales son más eficaces a la hora de liderar cambios o persuadir a otras personas,
por lo que serán buenos gestores de equipos de trabajo.
3.3 Actividades de apropiación del conocimiento (Conceptualización y Teorización).
Desarrollo
La Inteligencia Emocional:
Las reglas en el mundo laboral están cambiando, las personas ahora son juzgadas en
base a un nuevo canon: no sólo cuán inteligente, entrenado o experimentado se es, sino
también cuán bien pueden manejarse a sí mismos y a los demás. Las personas con una
alta inteligencia emocional no necesariamente tienen menos emociones negativas, sino
que, cuando aparecen, saben manejarlas mejor. Tienen también una mayor capacidad
para identificarlas y saber qué es exactamente lo que están sintiendo y también una alta
capacidad para identificar qué sienten los demás. Al identificar y entender mejor las
emociones, son capaces de utilizarlas para relacionarse mejor con los demás, tener más
éxito en su trabajo y llevar vidas más satisfactorias.
Para conocer y controlar las emociones propias y ajenas, con el fin de obtener
determinados fines, se necesita desarrollar cinco habilidades:
Conocer las propias emociones: El principio de Sócrates “conócete a ti mismo” se refiere
a esta pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias
emociones; reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad
en este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas.
Manejar las emociones: La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de que
se expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las propias
emociones. La habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es
fundamental en las relaciones interpersonales.
Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar hacia una acción. Por eso,
emoción y motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones,
y la motivación consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar
atención, automotivarse, manejarse y realizar actividades creativas. El autocontrol
emocional conlleva a demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, lo cual suele
estar presente en el logro de muchos objetivos. Las personas que poseen estas
habilidades tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que emprenden.
Reconocer las emociones de los demás: Un don de gentes fundamental es la empatía,
la cual se basa en el conocimiento de las propias emociones. La empatía es la base del
altruismo. Las personas empáticas sintonizan mejor con las sutiles señales que indican
lo que los demás necesitan o desean.
Establecer relaciones: El arte de establecer buenas relaciones con los demás es, en
gran medida, la habilidad de manejar las emociones de los demás. La competencia
social y las habilidades que conlleva, son la base del liderazgo, popularidad y eficiencia
interpersonal. Las personas que dominan estas habilidades sociales son capaces de
interactuar de forma suave y efectiva con los demás.
Actualmente son muchas las empresas que están invirtiendo mucho dinero en formar
a sus trabajadores en Inteligencia Emocional. Y esto es así porque se han dado
cuenta de que la clave del éxito, la clave de las ventas, está en el grado en el que los
trabajadores de una empresa conozcan y controlen sus emociones. Tanto el trabajo
como el aprendizaje son sociales. Las organizaciones son redes de participación. Para
lograr un desempeño efectivo en los trabajadores del conocimiento, la clave está en
inyectar entusiasmo y compromiso, dos cualidades que las organizaciones pueden
ganar, pero no imponer. Solamente los trabajadores que deciden participar, los que se
comprometen voluntariamente con sus colegas, pueden crear una compañía
ganadora.
https://es.slideshare.net/anakaryelba/ensayo-28769981