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All content following this page was uploaded by Jesus Manuel Macias on 26 January 2016.
Desacatos,
ISSN (Versión impresa): 1405-9274
desacato@juarez.ciesas.edu.mx
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social
México
¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista
www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Sobre los recuerdos de las desgracias
colectivas en catástrofes y desastres
Jesús Manuel Macías
4
Los editores Gray y Oliver han reali- comparten el mismo espacio cultural. tentación de esa definición dentro
zado una extensa introducción a ca- Las afirmaciones al respecto sugieren de la memoria y la cantidad de sufri-
torce ensayos de primer nivel y de una aspiración a un cierto purismo miento humano que produce “ (p. 6).
gran importancia. A manera de cierta conceptual o a una elaboración que El libro en cuestión tiene como eje
justificación a los contenidos de la no dé cabida a otras aportaciones o medular un conjunto de ensayos que
obra, introducen la discusión del sig- asunciones de disciplinas diversas, representan un provocador cruce en-
nificado de conocer, retener, mante- o por lo menos que éstas no distorsio- tre memoria y catástrofe, con disputas
ner, acudir, etc., al pasado para mejo- nen una aproximación más o menos entre memoria-historia y catástrofe,
rar el presente como una verdad de unificada en tal sentido. Esto no cons- así como sus significados, entre los
Perogrullo, que en realidad sostiene un tituiría una práctica inusual a no ser cuales resalta aquel que alude al trau-
mensaje algo críptico, pero de ningu- porque la obra incorpora precisamen- ma social.
na manera pretencioso: escudriñemos te ensayos que difieren en casos, tiem- Otro elemento crítico que no sólo
desastres pasados para prevenirlos. pos, escalas, disciplinas, fuentes, se encuentra en esta obra, sino que se
Gray y Oliver sugieren que en la ac- etcétera. expresa en la existencia del propio li-
tualidad existe un inocultable apego al Sin embargo, Gray y Oliver ofrecen bro, es la asimilación de que la noción
recurso de la “memoria” como una una muy interesante idea acerca de la de catástrofe engloba a la guerra y a
necesidad de combatir un déficit de necesaria distinción entre historia y los conflictos civiles. Hay una inevita-
identidad producido por el estilo mo- memoria. Acuden a la frase del histo- ble discrepancia conceptual con aque-
derno de vida: “se busca con ansia la riador francés Pierre Nora que dice: llas opciones que descartan que tales
reelaboración de una memoria de no- “Entre la memoria y la historia, la me- sucesos sean susceptibles de entender-
3
sotros mismos” (p. 3). La creación de moria introduce el recuerdo dentro de se como catástrofes. Esta discrepancia,
memoria, dicen, es actualmente una lo sagrado. La historia, siempre prosai- desde luego, no se observa de manera
empresa plural y descentralizada, que ca, lo vuelve a liberar” (p. 4). Como explícita.
exige una postura antagónica hacia las Luckhurst (2004) afirma, esto repre- El libro se centra en sucesos vincu-
interpretaciones del pasado apoyadas senta una suerte de teorización dife- lados a la guerra (principalmente de la
por el Estado y también contra la re- rencial, es decir, la memoria y la histo- Segunda Guerra Mundial, la guerra de
flexión de las autoridades académicas ria han merecido consideraciones Vietnam, la de la ex Yugoslavia) a los
que desconfían de cualquier afirma- diferentes en ese nivel: “La historia es que se dedican diez capítulos. Así, se
ción no probada en el dato histórico. el discurso oficial fatalmente ligado al atiende un caso de “disturbio civil”,
La creación de memoria, por tanto, se nacionalismo, a las élites gobernantes como la insurrección de esclavos en el
plantea como una alternativa a la in- […] mientras que la memoria es el estado de Carolina del Sur, en Estados
dagación histórica controlada por la recurso fugitivo y frágil de los oprimi- Unidos, en el siglo XIX; o la explosión
autoridad. dos” (p. 3). e incendio de un pozo petrolero cer-
El estudio introductorio de Gray y Las catástrofes, afirman Gray y Oli- cano a la pequeña comunidad de San
Oliver contiene, no obstante, un ele- ver para señalar la veta lingüística de la Diego del Mar, en el estado mexicano
mento perturbador en el planteamien- relación, son finalmente definidas por de Veracruz en 1809. También contie-
to que éstos hacen de los conceptos de lo que se dice de ellas: “la operación del ne un ensayo sobre el hundimiento
“memoria” y “catástrofe” como porta- lenguaje determina, de alguna manera del Titanic; otro sobre las consecuen-
dores de una condición que refleja arbitraria, si un evento en particular cias sociales y económicas del retiro
una “promiscuidad intelectual”. Esta está de acuerdo con el estatus de catás- inglés de la India, que se plasmaron en
misma condición, según advierten, trofe […] Hay una relación no esen- grandes y sangrientos disturbios civi-
supone que ambos conceptos son cial entre la definición de un evento les, pérdidas económicas y el cambio
identificados con frecuencia pues particular como catastrófico, la sus- contundente del mapa político de Asia.
- Desacatos
Yazmín Ortega Cortés / La Jornada
Inundaciones por las fuertes lluvias en el municipio de El Marqués en el estado de Querétaro. 4
Conceptualmente, el libro supone la justificación específica del caso que das soviéticas, que fue la parte que
diversos problemas entre los cuales tratan, de manera que la explosión e más muertos aportó en el conflicto
hay que destacar, precisamente, aque- incendio del pozo Dos Bocas en Vera- bélico global y a cuyo recaudo debe
llos en los que se define, interpreta o cruz al iniciar el siglo XX, que significó sustentarse en buena parte la libera-
refiere a la catástrofe como un gran una tragedia local memorable en esa ción de los judíos sobrevivientes, les
desastre. Los editores omiten toda re- escala, apenas se diferencia de la di- guste o no a los actuales dueños de las
flexión al respecto, exceptuando lo que mensión continental, por así decirlo, versiones históricas de la Segunda
he señalado antes. Asumen la noción que implica la Segunda Guerra Mun- Guerra Mundial.
de catástrofe como un evento o una dial vista como catástrofe según la Tal vez un común denominador
serie de sucesos de infortunio, donde lógica de la obra comentada. El Holo- que excusó de alguna manera una dis-
cabe en igual dimensión la masacre causto es percibido como una catás- cusión conceptual inicial se refiere a la
de judíos en la Europa dominada por trofe que subsume la misma dimen- noción de trauma, y más propiamente
los nazis, la masacre de una comuni- sión global de la Segunda Guerra a la de trauma social o colectivo, a la
dad vietnamita a manos del ejército Mundial, lo que incide en la reproduc- que se recurre en la obra. Las caracte-
estadounidense y la decimonónica ción de un sesgo en el que este suceso rísticas individuales y/o colectivas del
insurrección de esclavos en un con- bélico supone más tragedia por ese trauma se colocan como centrales. Las
servador ambiente sureño de Estados exterminio selectivo que por las muer- causalidades de los eventos desenca-
Unidos, entre otros. Dejan descansar tes globales, entre las cuales, sin duda, denantes del trauma se desvanecen o
en los diversos autores contribuyentes hay que destacar el peso de las pérdi- no existen, de manera que la opera-
Desacatos -
3
del “comportamiento colectivo” tuvo demuestra que cada caso de catástro-
que tener derivaciones como la cono- fe, desastre o crisis social documenta-
ción memorable de la catástrofe —en cida “sociología de los desastres”, ya do es portador de un conjunto de sig-
mucho se trata del propio trauma— que la producción de conocimiento nificados cambiantes, resultantes de
sólo recoge expresiones que son con- no permitía explicar cabalmente di- cambios y al mismo tiempo impul-
secuencia de “algo” que simplemente chos patrones de comportamiento sin sores de cambios.
no existe en la perspectiva teórica del referencia clara a las causalidades del
libro. En otro sentido, eso se aprecia fenómeno social. Un desastre no es lo
en la expresión de advertencia de mismo que una guerra, aunque exis- Bibliografía
Kansteiner a la que acude Luckhurst tan resultados similares como la des- Dynes, Russell R., 2003, “Finding Or-
(2004): “El peligro de la teoría del trucción, la muerte, los heridos. El der in Disorder: Continuitis in the
trauma es que nos implica a todos en nivel de desorganización social es 9-11 Response”, IJME, vol. 21, núm.
un mundo indiferenciado de dolor” diferente. El comportamiento social 3, noviembre, pp. 9-23.
(p.10). es deseable que no sea el mismo en Kansteiner, Wulf, 2004, “Genealogy of
a Category Mistake: A Critical In-
La noción de trauma, desde luego, tanto que la naturaleza causal es dife- tellectual History of the Cultural
ha requerido una vinculación con la rente. Cuenta mucho la variable de la Trauma Metaphor”, Rethinking His-
dimensión psicológica y psiquiátrica y voluntad colectiva en la conformación tory, vol. 8, núm. 2, pp. 193-221.
sin embargo encuentro que existen de esos fenómenos donde se generan Luckhurst, Roger, 2004, “On Memory
insuficiencias en la búsqueda de rela- respuestas sociales a situaciones críti- of Catastrophe”, en <http://www.
history.ac.uk/reviews/paper>.
ciones más profundas con las corrien- cas o extremas. La voluntad de un
Macías, Jesús M., 1999, Desastres y
tes sociológicas que han realizado ma- grupo o gobierno de relacionarse en protección civil, Centro de Investi-
yores esfuerzos en la investigación de términos de destrucción supone un gaciones y Estudios Superiores en
los desastres. referente distinto a la condición crítica Antropología Social, México.