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Efesios 2:6/7
"Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros
las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en
Cristo Jesús" (Ef.2:6-7).
A pesar de todo, nos llamó, nos salvó, nos dio vida, nos hizo aptos, nos
dio herencia; en fin, no sólo quitó nuestra culpa, sino que nos capacitó,
dándonos todos los recursos para que lleguemos a ser vencedores, y
compartamos su gloria para siempre. Esta es la gracia.
Todos cuantos
participen del gozo de su Señor, los que hereden el reino y las glorias
eternas prometidas para los santos, reconocerán que la gracia de Dios en
Cristo Jesús les pudo conducir allí. ¡Gloria a Dios para siempre!
Todos admiramos al apóstol Pablo como un siervo muy bien dotado, tanto
natural como espiritualmente; sin embargo, él atribuye toda la gloria de
su servicio a la gracia de Dios, cuando declara: "No osaría hablar sino de
lo que Cristo ha hecho por medio de mí ... con la palabra y con las
obras." (Rom.15:18); y más aún, en 1ª Corintios 15:10, donde declara
enfáticamente: "Por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no
yo, sino la gracia de Dios conmigo."
¿QUÉ ES LA GRACIA?
La palabra gracia es una de las más hermosas de toda la Biblia.
Gracia expresa un rasgo inefable de nuestro bendito Dios que se manifiesta
en sus tratos con el hombre, y según el cual Él ama al hombre caído, le
perdona y le levanta; le transforma, y pone en él su propia vida,
capacitándole para colaborar con su propósito eterno y compartir su
gloria.
Nuestro Dios es el Dios que hace salir su sol sobre malos y buenos y que
hace llover sobre justos e injustos. El Dios nuestro da el pan al ateo, al
apóstata, al vil y al despreciable, escucha sus denuestos, y aún le ama.
La gracia de Dios es insondable.
El hombre actúa sobre la base de la ley del talión, ojo por ojo y diente
por diente; o bien exigiendo mucho y dando poco. El hombre siempre espera
ser objeto de misericordia, pero trata a los demás sin misericordia. El
corazón del hombre es un corazón de ley, mas el corazón de Dios es un
corazón de gracia.
Dios ha introducido su vida en la parte más íntima del hombre, para que
desde ahí se propague hacia el exterior, a fin de que el hombre que quiera
colaborar con Dios eche mano a esa fuente de recursos celestiales. Pero el
hombre es tardo para ver esto, y aún quiere hacer la obra de Dios con la
vida del alma. Lo único que en el cristiano es herencia de Dios es su
espíritu; lo demás, es herencia de Adán. ¿Cómo podría el Dios de la vida,
ocupar nuestra muerte para hacer su obra?
Israel es el
nombre de uno que lucha y que vence, porque Dios es Dios de gracia, y
levanta al vil, y se sirve del duro y rebelde para manifestar su paciencia
y su infinita bondad.