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INTERNACIONAL

https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/4677/tesis97.pdf?sequence=1&isAll
owed=y EJEMPLO DE TRABAJO SEGÚN RELATO

En Colombia, según la ENDS (2015), el desempleo obedece tanto a las dificultades para su
consecución, sino también por la carga de tareas de cuidado del hogar que no goza de
reconocimiento social, al ser atribuidas a las mujeres como condición de su naturaleza femenina.

En ese sentido, Cobo & Posada (2006, en Pinzón y Aponte, 2013) plantean que “Colombia, aunque
no solo aquí,́ las funciones que el Estado no cumple plenamente, como las garantías del derecho a
la salud, la nutrición y la educación, son realizadas por mujeres quienes, por su dedicación a estas
labores, se enfrentan a dificultades para acceder a trabajos de tiempo completo y, de esta forma,
a la posibilidad de mejorar sus condiciones y calidad de vida” (p . 110).

La manera como las mujeres viven la experiencia emocional de ser madre cabeza de familia está
asociada, en buena medida, a procesos históricos y culturales, que se concretan, entre otros
elementos, en las creencias o significados socioculturales que se expresan en las familias y
personas respecto de esta condición, por lo que la ideología de la maternidad es asimismo “una
ideologi ́a é tnica y de clase” (Fernández, 2014, p 22)

Esto indica que las creencias sociales juegan un rol determinante en la configuración de la
identidad, en el establecimiento de relaciones sociales, en la posibilidad de gozar o no de
bienestar, ligándose así no solo con su biología como mujeres y con el deseo de ejercer como
Experiencia emocional de mujeres madre cabeza de familia 7 madres cabeza de familia, sino
también con la ideología, etnia y clase que posean en su entorno sociocultural.

está ampliamente legitimado, dado que culturalmente la crianza de los hijos ha sido atribuida de
manera casi que exclusiva a las mujeres: “desde la diferencia entre la esperanza de vida entre
mujeres y hombres que deja a muchas mujeres con responsabilidades familiares, el peso de los
roles tradicionales de género, que responsabiliza más fuertemente a la mujer en el cuidado de los
hijos e hijas” (Rodríguez, Molpeceres, & Ongil, 2012) .

la construcción cultural de familia tradicional está centrada en la idea de la convivencia de padre,


madre e hijos: “el ideal de la mujer reproductora sigue vigente (…) a principios del siglo pasado
podríamos hablar de una mujer ideal dedicada tan sólo al cuidado de su hogar, sus hijos y su
esposo” (Moncó, Jociles, & Rivas, 2011). Lo que en ocasiones deriva en que al no cumplir con ese
mandato, las mujeres solteras que son cabeza de hogar vivan Experiencia emocional de mujeres
madre cabeza de familia 8 episodios de discriminación, o experimenten sentimientos de
frustración al no cumplir con la expectativa social del matrimonio o de una relación de pareja
estable en el tiempo.

En el contexto patriarcal, además, la carga desproporcionada del cuidado de los hijos para las
mujeres, no se compensa con un reconocimiento social de su labor. Por el contrario, suele
considerarse poco valioso, en comparación con las labores tradicionales de provisión económica
que realizan los hombres: “el trabajo de las mujeres en el hogar y el papel de la maternidad están
devaluados porque quedan fuera de la esfera del intercambio monetario y no se les puede medir
en esos términos. Lo anterior refleja que los valores dentro de esa sociedad han reforzado la
ideología de la inferioridad y la relativa carencia de poder que las mujeres poseen frente a los
hombres” (Panatt y Pardo, 2007, p 42).

Esto se expresa en que muchas de las investigaciones acerca de la vida de las mujeres se enfocan
directamente en la labor de la madre como educadora y no como mujer o netamente sobre las
dificultades que tienen que pasar en su entorno cotidiano como madre cabeza de familia, mas no
cómo es su proceso vivencial desde su propia subjetividad. Así lo señala Fernández (2014), al
afirmar que “tradicionalmente, la maternidad no ha sido un objeto de interés para las Ciencias
Sociales y, por lo general, ha sido una cuestión omitida, devaluada y desestimada por el mundo
académico, ya que se ha considerado un hecho natural, individual, privado y exclusivo de la mujer
que nada tiene de significativo para el campo epistemológico, si no es desde lo biológico, lo
psicoanali ́ tico o demográ fico” (p. 23).

En adicion a lo anterior, la condición de madre aporta a la construcción de sus dinámicas actuales


y las respuestas emocionales distintas en cada mujer del mismo evento: “La maternidad se
presenta enraizada en las emociones, entendidas como experiencias per- sonificadas que
responden a un sistema de valores morales, ideas o creencias culturalmente construidas, que
forman parte de la cosmovisión de un determinado contexto de relaciones.” (Blázquez y Montes,
2010, p 81)

https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/35140/EXPERIENCIA%20EMOCIONAL
%20DE%20MUJERES%20MADRES%20CABEZA%20DE%20FAMILIA.pdf?sequence=1&isAllowed=y

La condición de mujer cabeza de familia ha sido entendida en nuestro contexto histórico y cultural
como el rol de “madre” que ejerce la mujer encargada de las labores domésticas, la procreación y
la crianza de sus hijos.

Esta situación deriva en la discriminación y en lucha de género reconocida por la especial


protección constitucional que emana del artículo 43 de la norma superior. En palabras de la Corte
Constitucional “el constituyente de 1991 quiso equilibrar las cargas al interior de la familia, tanto
en las relaciones de poder intrafamiliar, como en cuanto a los deberes y las obligaciones de las que
cada uno es titular” (CC Sentencia C-722, 2004) La posibilidad de hacer efectivo el derecho a la
igualdad y la no discriminación de la mujer, en los últimos tiempos ha sido objeto de preocupación
en el debate jurídico y político que busca la creación y el fortalecimiento de las instituciones
encargadas de la lucha por la equidad de género y la reivindicación de los derechos femeninos. No
es suficiente incorporar en normas legales los derechos de protección de los grupos marginados o
excluidos por su condición especial, pues es necesario para la reivindicación de sus garantías y
libertades la creación de políticas públicas que permitan la participación en las decisiones públicas
y en la toma de posición en cualquier contexto. Aunque las mujeres trabajan muchas horas al día
en el hogar, como este trabajo no está remunerado, no suele tenerse en cuenta cuando se
contabilizan los respectivos aportes de las mujeres y de los hombres a la prosperidad conjunta de
la familia. Sin embargo, cuando la mujer trabaja fuera del hogar y percibe un salario, su
contribución a la prosperidad de la familia es más visible. También tiene más voz, ya que depende
menos de otros. (Sen, 1999, p. 239) En este sentido, Sen sugiere que la posibilidad autónoma de
las mujeres para tener ingresos significativos para el desarrollo y el sustento del hogar (rol que se
identifica con el término madre cabeza de familia en Colombia) es una forma de garantizar el
desarrollo como libertad, en la medida que fomenta la libertad en otras áreas

hay un reconocimiento de la ayuda del Estado, hay intervención de este en la creación de esos
espacios institucionales donde los grupos sociales marginados, entre ellos las mujeres, pueden
desarrollar iniciativas que les permitan evolucionar hacia el empoderamiento. Algunas de estas
instituciones son Familias en Acción, La gota de leche, el SISBEN, grupo de madres gestantes, el
Cedeco y Bienestar Familiar. Varios programas de Manizales se han creado para cubrir el derecho
a la alimentación, algunos son apoyados por fundaciones privadas como la Fundación María
Teresa Carreño-Bustamante, Valentina González-Carreño y Luz Eliana Gallego-Henao 56 Luker y
hay varios programas en este sentido como San Sebastián de Betania, Orden de las religiosas
adoratrices y fundación Nutrir

Las mujeres están subrepresentadas en el sector formal y sobrerrepresentadas en el sector


informal. Dedican el doble de tiempo que los hombres a tareas domésticas, y cuatro veces más
tiempo al cuidado de los niños. Representan un 70 % de los mil millones de personas que
subsisten con menos de un dólar al día, y son las primeras en sucumbir en una crisis económica

Otros factores como el aislamiento social, la gran cantidad de ocupaciones que deben desarrollar
las mujeres en el hogar las apartan de la participación, según lo manifestado en entrevista
realizada a las madres comunitarias dependientes de Bienestar Familiar en Manizales (noviembre
2016): “No realizo trabajo comunitario, la mayoría de las mujeres de acá somos cabeza de familia y
no hay tiempo, salimos del trabajo para la casa a preparar la cena, arreglar uniformes” (Entrevista,
M, 2016). Esto limita sus niveles de participación siendo este un aspecto fundamental para el
empoderamiento. Una mayor participación política y ciudadana de las mujeres es muy importante.
Para eso se debe prestar atención al cambio de normas legales y culturales que actúan
fomentando la exclusión e impidiendo que las mujeres lleven una vida decente. Se trata de
combatir lo que Sen denomina inclusión desventajosa de las mujeres que forman parte de una
comunidad con derechos reconocidos, pero recortados, donde persisten usos y costumbres que
postergan sus derechos y que son el motivo por el que se mantiene vigente el uso retórico del
concepto de feminización de la pobreza. (Montaño, 2003, p. 368)

En Colombia, con la Constitución Política de 1991, el principio de la dignidad humana, que obliga al
Estado, a la sociedad y a la familia a tratar de manera digna a las personas por su sola condición
humana y fortalecer la salvaguarda de garantías fundamentales como la vida, la libertad y la
igualdad, exige una mayor relevancia, de modo que permita propiciar la consolidación de normas
que garanticen los mínimos vitales de la persona, el acceso a la administración de justicia y la
protección de grupos en estado de vulnerabilidad que, por su condición física, económica o social
merecen un trato especial del Estado por mandato constitucional y legal. Bajo esta concepción, las
mujeres cabeza de familia se ubican en un estado de salvaguarda reforzada, porque su condición
de mujeres cabeza de hogar así lo amerita y porque su naturaleza de mujer la ubica en una doble
situación de marginamiento.
Para lograr el cuidado y la crianza de los hijos e hijas, las madres refieren que diseñan diversas
maneras que les permitan conjugar sus múltiples roles, en algunos casos ratifican la crianza que
tuvieron cuando eran niñas, las costumbres y creencias de la familia, articulando los consejos de
profesores o conocidos; no obstante, reconocen que estas estrategias no siempre son las más
efectivas o no encuentran la mejor manera de ajustarlas a medida que sus hijos crecen. De
acuerdo con el ciclo vital de los hijos e hijas, las madres deben reconocer aspectos para estimular
un vínculo más estrecho entre madre e hijo y así aportar al desarrollo humano en ellos. Para
Hernández (1997, p. 125): Los niños(as), en la edad comprendida entre los tres y seis años, la
madre debe proporcionarle protección y permiso de experimentar, favorecer la expresión e
identificación de sentimientos y ayudarle para la resolución de problemas; esta etapa se
caracteriza por la imaginación y socialización del niño(a). Para la edad comprendida entre los siete
y doce años, la madre debe facilitar el desarrollo de la responsabilidad y la consideración hacia los
demás, estimular el razonamiento, el cuestionamiento y la discusión sobre las distintas formas de
ver la realidad.

En este orden de ideas es importante mencionar que el Congreso de la República estipuló en la Ley
1232 de 2008, la normatividad para apoyar de manera especial a la mujer cabeza de familia,
definiendo su condición como: Quien, siendo soltera o casada, ejerce la jefatura femenina del
hogar y tiene bajo su cargo, afectiva, económica o socialmente, en forma permanente, hijos
menores propios u otras personas incapaces o incapacitadas para trabajar, ya sea por ausencia
permanente o incapacidad física, sensorial, síquica, o moral del cónyuge o compañero permanente
o deficiencia sustancial de ayuda de los demás miembros del núcleo familiar (Ley 1232, 2008, p.1).

http://vitela.javerianacali.edu.co/bitstream/handle/11522/10157/Sistematizacion_experiencia_m
ujeres.pdf?sequence=1&isAllowed=y

http://juridicas.ucaldas.edu.co/downloads/Juridicas14(2)_4.pdf

https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/35140/EXPERIENCIA%20EMOCIONAL
%20DE%20MUJERES%20MADRES%20CABEZA%20DE%20FAMILIA.pdf?sequence=1&isAllowed=y

http://juridicas.ucaldas.edu.co/downloads/Juridicas14(2)_4.pdf

http://vitela.javerianacali.edu.co/bitstream/handle/11522/10157/Sistematizacion_experiencia_m
ujeres.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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