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Ediciones Socialidad
"La experiencia nos enseña que, en la lucha contra las
enfermedades psíquicas, únicamente disponemos, a la
larga, de una sola arma: encontrar emocionalmente la
verdad de la historia única y singular de nuestra infancia".
Alice Miller
Página
Introducción. Un breve perfil de la vida y obra de Alice 5
Miller.
5. Maltrato y perversión. 26
Es por la misma época que Alice Miller tomó plena conciencia del daño
que le había infligido a sus hijos, en especial a su hijo mayor, Martín, que
fue el que más padeció los malos tratos del padre. En El auténtico «drama
del niño dotado», libro escrito por su hijo Martin, éste publicó la carta que
su madre le escribió en 1987, en la que, entre otras cosas, reconoce que
vivió treinta años con un hombre que la manipuló y maltrato durante
LA LLAVE PÉRDIDA
EL SABER PROSCRITO
LA MADUREZ DE EVA
SALVAR TU VIDA
Esta obra, publicada en el 2007, es una de las últimas que escribió Alice
Miller. En este libro, además de repasar las causas y consecuencias de la
violencia contra la infancia, la autora explora los mecanismos que
permiten la superación del maltrato. En este marco, plantea la necesidad
de que las personas que han sufrido malos tratos en su infancia, en lugar
de compadecer a sus padres o de intentar comprenderlos o culparse a
sí mismo, se pongan del lado del niño maltratado que una vez fueron. Ello
no sólo permite acceder al saber proscrito, reprimido, sino también
liberarse de los efectos que la represión produce en la vida del adulto y
de sus familias y comunidades en las que vive. El libro incluye una sección
de cartas de los lectores y las respuestas de Alice Miller, que ayudan a
ejemplificar no sólo los casos, sino también las soluciones o salidas que se
proponen.
En mi cuarto libro, Bilder einer Kindheit (1985), describí con más precisión
el modo en que se produjo mi encuentro con aquella criatura que acaba
de volver de su destierro, y cómo pude ofrecerle el amparo que
necesitaba para poder sentir sus dolores y hablar de ellos.
LA RAÍZ DE LA VIOLENCIA
12 Puntos*
*Fuente:http://www.screamsfromchildhood.com/raiz_de_la_violencia.html. Año de
publicación: 2008.
LA CEGUERA EMOCIONAL
21 Puntos*
10)En la neurosis, las necesidades del niño han sido reprimidas o negadas;
en cambio, se experimentan sentimientos de culpa.
*Fuente: http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/varios/alice_miller_2.html
21)Por lo tanto, los relatos de las víctimas serán capaces, con el tiempo,
de lograr más conciencia y responsabilidad social.
*Fuente: http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/varios/alice_miller_5.html
Les llamo a estas personas los testigos que ayudan. Dostoyevsky, por
ejemplo, tenía un padre muy brutal, pero una madre amorosa. Ella no era
lo suficientemente fuerte para protegerlo de su padre, pero le dio una
poderosa concepción acerca del amor, sin la cual sus novelas hubieran
sido inimaginables. Algunos también tuvieron la suficiente suerte de
encontrar testigos fuertes e iluminados, gentes que les ayudaron a
reconocer las injusticias que los hicieron sufrir, que los dejaron expresar sus
sentimientos de odio, dolor e indignación por lo que les había sucedido.
Estas personas nunca se convirtieron en criminales.
Cualquiera que aborde el problema del abuso hacia los niños, es común
que se encuentre algo muy raro: es muy frecuente observar que los
padres que abusan de sus hijos tienden a maltratarlos y no ocuparse de
ellos de maneras que se asemejan al tratamiento que recibieron cuando
niños, sin tener ninguna memoria consciente de sus propias experiencias.
Es bien sabido que los padres que molestan a sus hijos a través de abuso
sexual, a menudo no son conscientes que ellos mismos sufrieron el mismo
abuso. Es solo durante la terapia, aún ordenada por la corte, que ellos
descubren, estupefactos, su propia historia, y se dan cuenta de que por
años han actuado su propio escenario, solo para tratar de librase de el.
MALTRATO Y PERVERSIÓN*
Son muchas las personas que afirman estar horrorizadas por los actos de
perversión cometidos por los soldados estadounidenses contra los
prisioneros iraquíes. Yo no he oído nunca que se haya producido una
reacción semejante en respuesta a los intentos esporádicos de denunciar
prácticas similares en las escuelas británicas y estadounidenses. Allí,
dichas prácticas se presentan bajo el membrete de "educación". Pero la
crueldad es la misma. El mundo parece estar estupefacto porque
semejante brutalidad haya asomado la cabeza entre las fuerzas
estadounidenses. Después de todo, Estados Unidos se presenta a sí mismo
ante la opinión pública internacional como el guardián de la paz
mundial.
Hay una explicación para todo esto, pero casi nadie quiere oírla.
Definitivamente, ha sido bueno que se haya arrojado luz sobre la
situación y que los medios de comunicación hayan desenmascarado
esta mentira tal y como es. Básicamente, la historia viene a ser la
siguiente: nosotros somos una nación civilizada y amante de la libertad y
Alice Miller, filósofa y psicóloga suiza, es autora, entre otros libros, de Por tu
propio bien: raíces de la violencia en la educación del niño y El saber
proscrito (Tusquets Editores). Traducción de News Clips. © Alice Miller, 2004.
Hoy en día es todavía práctica corriente creer que los niños no están
dotados de sensibilidad y persuadirnos de que todos los sufrimientos que
les infligimos no tienen consecuencias o en todo caso de menor
importancia que en los adultos, precisamente porque son « todavía
niños ». Por esta misma razón, hasta hace poco tiempo las operaciones
sin anestesia estaban autorizadas en los niños. Peor aún, la circuncisión y
la extirpación se consideran en numerosos países como costumbres
tradicionales legítimas igual que los ritos de iniciación sádicos...
*Fuente: http://www.screamsfromchildhood.com/decir_la_verdad_a_sus_hijos.html
Fecha de publicación: 22 / 12 / 2007.
Dado que las torturas que sufren los niños son negadas y rechazadas por
la mayor parte de la gente, se podría suponer que este mecanismo (de
protección) forma parte de la naturaleza humana, evita sufrimientos y
desempeña incluso un papel positivo en el ser humano. No obstante
existen al menos dos hechos que contradicen esta aserción. En primer
lugar es justamente cuando negamos los malos tratos sufridos que los
transmitimos a la siguiente generación, impidiendo así la interrupción de
la cadena de la violencia y en segundo lugar, el recordar lo que hemos
sufrido permite le desaparición de los síntomas de enfermedad.
Estas informaciones no son una revelación para él, puesto que su cuerpo
lo sabe ya desde hace mucho tiempo. Pero la decisión de sus padres de
no huir ya delante de estos hechos, y el valor de reconocerlos produce
sin duda en él un efecto benéfico liberador y duradero. Nos
presentaremos así como un modelo hecho no solamente de palabras,
sino de la actitud, que se necesita para actuar tal como se piensa con el
respeto de la verdad y de la dignidad del niño y no con violencia y falta
de dominio de sí mismo. Como los niños aprenden de la actitud de sus
padres y no de sus palabras esta confesión será más que positiva. El
secreto con el que el niño vivía, ha sido por fin desvelado e integrado en
la relación que puede establecerse a partir de ahora, sobre una base de
respeto mutuo y no bajo el autoritarismo y el poder. Las heridas hasta
ahora ignoradas pueden curarse puesto que ya no se quedarán
almacenadas por más tiempo en el inconsciente. Cuando estos niños,
informados, se vuelven padres ya no corren el riesgo de reproducir de
forma compulsiva el comportamiento brutal o perverso de sus padres, ya
no son sus heridas reprimidas quienes los dirigen. La confesión de los
padres ha borrado la trágica historia quitándole su peligroso potencial.
Está claro que todos los padres no van a estar de acuerdo con esta
proposición aun cuando el consejo proviene del propio terapeuta, cosa
que sería deseable. Algunos se burlarán incluso de esta idea y dirán que
el terapeuta es muy ingenuo, que no tiene ni la menor idea de cómo los
niños son manipuladores y seguramente abusarán de la gentileza de sus
padres. Estas reacciones no tienen nada de extraño puesto que la
mayoría de los padres ven en sus hijos a sus propios padres y temen
confesar sus faltas ya que antaño les castigaron severamente por ellas.
Se aferran a su idea de perfección y es muy probable que sean
incapaces de corregirse.
Quiero sin embargo creer que todos los padres no son incorregibles.
Pienso que a pesar del pánico hay muchos que desean renunciar a una
relación de poder, que quieren desde hace mucho tiempo ayudar a sus
hijos pero que hasta ahora no sabían cómo hacerlo ya que temían abrirse
sinceramente a ellos. Es cierto que esos padres podrán con más facilidad
imponerse una franca conversación sobre el « secreto » y que con la
reacción de sus hijos podrán ver los efectos positivos de la revelación de
la verdad. Constatarán entonces por ellos mismos que los valores que
intentamos transmitir por medio del autoritarismo son inútiles comparados
con la confesión sincera de sus errores, condición indispensable para que
Intenté comprobar esta idea con amigos y pedí a los padres y también a
los niños su parecer. A menudo constaté que se me comprendía mal, mis
interlocutores interpretaban mis propósitos como si se tratara de pedir
excusas de parte de los padres. Los niños respondían que había que ser
capaz de perdonarlos, etc. Pero mi idea no corresponde en absoluto con
eso. Si los padres se disculpan los hijos pueden tener la impresión que se
espera de ellos el perdón para descargar a sus padres y liberarlos de sus
sentimientos de culpabilidad. Esto sería pedir demasiado a nuestros hijos.
En cuanto los padres pueden reconocer el dolor que han causado a sus
hijos, muchos caminos hasta ahora cerrados, se abren en un proceso de
espontánea curación. Este es el resultado que esperamos de un
terapeuta pero sin la cooperación de los padres resulta imposible.
Los niños que han podido sentir a través de esas conversaciones que sus
padres han tomado en serio sus heridas y sentimientos y han sido
respetados en su dignidad, estarán igualmente mejor protegidos de los
efectos nocivos de la televisión que aquellos que siguen dominados por
el deseo de venganza reprimido contra sus padres y por esta razón se
identificarán con las escenas violentas que verán en la pequeña
pantalla. Y no es la prohibición, como preconizan los hombres políticos,
la que les impedirá « deleitarse » con lo que propone la televisión.
La mejor edad para hablar con sus hijos de las heridas que se le ha
infligido, es sin duda entre cuatro y doce años o sea antes de la pubertad.
Pasada la adolescencia el interés por estos hechos probablemente va a
¿Por qué las zurras, las bofetadas e incluso los golpes aparentemente
anodinos, al igual que las palmadas sobre las manos de un bebé son
peligrosas?
3) Que no hay que sentir el dolor, que hay que ignorarlo, lo cual es
peligroso para nuestro sistema inmunitario.
5) Que negar las emociones es saludable (sin tener en cuenta que será
el cuerpo el que pagará por este error, a menudo mucho más tarde).
A la edad adulta:
*Fuente: www.screamsfromchildhood.com/rescatar_al_nino_interior.html
Acompañarlos en el proceso
Lo que daba por supuesto cuando escribí mis libros posteriores se vio
completamente confirmado por las cartas de los lectores: no sólo un
grupo reducido de personas tiene el alma herida por vejaciones infantiles,
sino la mayoría de la población mundial. Sin embargo, únicamente unas
pocas de sean tomar conciencia de ello, porque el miedo a la antigua
impotencia del niño golpeado impide ese conocimiento. Por eso doy por
supuesto que a todos nosotros, con muy pocas excepciones, nos
castigaron en la infancia, y en muchos casos muy pronto, como expongo
en mi libro Por tu propio bien.
Digo que una terapia “desvela” cuando ayuda a los sujetos –con la
colaboración de los sentimientos de la vigilia y los sueños– a conocer su
dolorosa historia infantil reprimida para que no vuelvan a temer los
peligros que les acechaban de verdad durante la infancia y que ahora
ya no representan una amenaza. Entonces se acaba para los pacientes
la necesidad de temer y repetir inconscientemente lo que les ocurrió en
su más tierna infancia, porque ahora conocen la realidad de aquella
edad y pueden reaccionar a ella con rabia y con tristeza en presencia
del terapeuta como su testigo empático. Dejan de despreciarse, dejan
de acusarse y hacerse daño mediante todo tipo de adicciones, porque
son capaces de desarrollar empatía con el niño que sufrió gravemente a
causa de la conducta de sus padres. Si más tarde en la vida de estos
adultos se presentan peligros, estarán mejor preparados para afrontarlos
porque comprenderán mejor sus antiguos miedos.
Descubrir la verdad
Esto también puede verse en el psicoanálisis, que hasta hoy elude los
abusos sufridos en la infancia, cierra los ojos ante ellos. Sus teorías se
Casi todos los niños reciben algún cachete durante sus tres primeros años
de vida, cuando empiezan a caminar y a tocar objetos que no pueden
ser tocados. Esto sucede precisamente en un periodo en que el cerebro
humano construye su estructura y, por lo tanto, debería interiorizar
amabilidad, sinceridad y amor, pero en ningún caso crueldad y engaño.
Un círculo vicioso
Se almacena en el cuerpo
Encontrar ayuda
Para superar esta situación, el adulto que fue un niño maltratado debe
contar con la escucha empática de una persona que le ayude a tomar
conciencia de lo que su cuerpo ya sabe. Una persona que ya haya
tenido éxito en recorrer ese camino por sí misma porque ya tuvo la
oportunidad de encontrarse con alguien que le ayudara. La persona
maltratada tiene que saber que son los demás los que fallaron, y no ella.
Un cambio social
*Fuente: https://www.terapiapsico-corporal.com/2010/06/entrevista-alice-miller.html En
base a extractos de las entrevistas publicadas en la sección de entrevistas de: Alice
Miller. Salvar tu vida. La superación del maltrato en la infancia. Ensayos Tusquets Editores.
Buenos Aires – Argentina, 2009.
¿Cree usted que cuando nacemos somos como una hoja de papel
donde no hay nada escrito?
Sí, pero sólo cuando nos permite comprender y sentir el dolor que ha sido
bloqueado por los sentimientos de culpa. La idea de que "soy culpable
de lo que me sucedió" nos bloquea. Existen muchas técnicas
irresponsables y perjudiciales que hacen aflorar los sentimientos pero
impiden que nos enfrentemos de forma sistemática con el pasado.
Algunas técnicas dejan al paciente completamente sólo con ese
sentimiento de dolor que no es capaz de resolver. Y así, estos pacientes
que en la infancia fueron víctimas de abuso y maltrato en la infancia,
siguen siéndolo en la terapia. Intentan "ayudarse" a sí mismos tomando
drogas, acudiendo a sectas o a gurús o buscando otras formas de negar
la realidad y erradicar el dolor. La militancia política puede ser una de
estas formas, entre muchas otras.
¿Qué opina de las formas de violencia más leves como los cachetes, los
gritos o la humillación verbal?
A pesar de ello, los "científicos" se aferran todavía al mito del "mal innato"
y millones de padres siguen pegando a sus hijos convencidos de que les
inculcan la virtud a cada golpe. Y lo que están produciendo en su lugar
es un niño servil, que quizás no muestre hoy su rabia, más que justificada,
pero sin duda la descargará un día sin piedad en otros inocentes. Los
únicos que no se verán forzados a transmitir a otros esta herencia de
destructividad serán aquellos que ya en la infancia, o más adelante,
conozcan a un "testigo con conocimiento" que les ayude sentir la
crueldad a la que fueron sometidos, a reconocerla como la que fue y a
juzgarla con determinación.
Para mí abuso significa que una persona utilice a otra para todo cuanto
quiere de ella y de la manera que más le conviene. Le exige todo sin
pedirle su consentimiento, sin respetar su voluntad, su necesidad o sus
intereses. Es muy fácil hacer esto con los niños, porque los niños quieren y
necesitan a sus padres, confían en ellos y no pueden darse cuenta de
que alguien está abusando de ellos y aprovechándose de su amor.
Especialmente cuando se ven obligados desde el principio a ignorar sus
sentimientos. Así, una niña seguirá a su vecino, que le ha prometido darle
chocolate, al sótano, aunque quizás al hacerlo se sienta incómoda. Pero
si desde el principio de su vida ha aprendido que sus sentimientos no son
importantes y que tiene que obedecer a los adultos, aunque sienta algo
de resistencia por su parte, seguirá al vecino. Y quizás sufrirá toda su vida
en las relaciones con los hombres, porque no habrá llegado a ser
consciente de esta experiencia de su infancia. Si lo hace, correrá menos
riesgos de ser víctima de una violación o de otros abusos sexuales.
*Fuente: www.psicodinamicajlc.com/articulos/varios/alice_miller_1.html
Las palabras tienen que encontrarse. Una buena terapia debe ayudar al
paciente a evolucionar desde el "niño en silencio" al "niño que habla". El
niño no pudo encontrar palabras si el trauma fue demasiado temprano o
el entorno demasiado hostil. Pero ahora, en la terapia, si tienes un
terapeuta que es realmente tu abogado, tu testigo consciente de tu
trauma, entonces, por primera vez, te convertirás en un niño que habla.
La terapia te ayuda a encontrar las palabras que decir a tu madre o tu
padre sobre cómo te sentiste en aquel momento, cuando te hacían
daño, o cómo te sentías cuando ni siquiera se podía hablar de nada.
¿Crees que el niño no tiene historia, que nace como una página en
blanco donde la experiencia va escribiendo su personaje?
Sí. Los países escandinavos, Holanda y los Estados Unidos son más liberales
y abiertos. La mayoría de mis libros se venden en Alemania, pero muchos
alemanes están aún muy formados por la pedagogía negra. Los suizos
también. Así que a muchos de ellos no se les permite criticar a los padres,
o descubrir el veneno de su crianza. Estas personas dicen que mi trabajo
Detrás de cada acto de violencia hay una historia. Una historia de abuso,
y una historia de negación. La negación es la ley que nos rige, pero es
ignorada por la sociedad y aún no ha sido investigada por los
profesionales. La la negación es la clave de por qué ciertas tonterías
pueden ser aún estimadas en nuestra cultura, como la idea de Sigmund
Freud de que el niño inventa traumas.
Sí, pero sólo si la terapia viene del dolor, que está bloqueado por nuestros
sentimientos de culpa. La idea "yo soy culpable por lo que me pasó" es
un bloqueo. Desde que descubrí que la teoría freudiana de las pulsiones
oculta, no por casualidad sino necesariamente, la realidad del abuso
Si miras hacia atrás, puedes ver que el abusador siempre fue abusado.
Pero en la mayoría de casos no se oye hablar de él o de ella, porque hay
tanta negación. Si vas a una prisión y preguntas a un asesino "¿cómo fue
tu infancia?", te dirá: "¡oh, no fue tan mala! Mi padre era severo y me
castigó porque me portaba mal. Y mi madre era una mujer agradable."
Éste es el problema: no se puede encontrar la verdad, porque la persona,
el propio asesino, no puede ver su cruel infancia como lo que realmente
fue. Y, debido a que no puede soportar su dolor, en vez de sentir su
infancia, mata a personas inocentes.
¿Qué pasa con las formas más leves de crueldad, como nalgadas, gritos
y humillaciones verbales?