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Cuando dos o más gases ocupan un mismo volumen, la presión total es igual a la suma
de las presiones parciales de los distintos gases. Definimos la presión parcial de un gas
diciendo que es la que ejercería si ocupara el sólo todo el volumen. La ley experimental,
debida a Dalton, de las presiones parciales nos dice que, en toda mezcla de gases, cada
gas ejerce una presión parcial proporcional a su concentración molecular. Estas ideas son
compatibles con la ley de los gases ideales. En efecto, supongamos una mezcla de tres
gases cuyos números de moléculas respectivos sean N1, N2 y N3. La presión total es:
NkT
P
V
donde N = N1 + N2 + N3.
Podremos, pues, escribir:
( N 1 N 2 N 3 )kT
P P1 P2 P3
V
donde Pi (i = 1,2, 3,) son las presiones parciales de cada uno de los tres gases y Ni/V
representan sus concentraciones. Así pues, la presión total es igual a la suma de las
presiones parciales y cada una de éstas es proporcional a su concentración molecular.
Por ejemplo, el 78 % (en volumen) de las moléculas del aire son de nitrógeno y el 21 %
de oxígeno, existiendo proporciones mucho menores de vapor de agua, argón y otros
gases. Para una presión del aire igual a 1 atm, el oxígeno ejerce una presión parcial de
0,21 atm. y el nitrógeno de 0,78 atm.
La ley de Dalton tiene importancia en diversas situaciones biológicas. Por ejemplo, en los
pulmones, el intercambio de gases con la sangre depende de la presión parcial de cada
gas y no de la presión total: El oxígeno pasa del aire a la sangre porque la presión parcial
del oxígeno en los pulmones es mayor que en la sangre; y el C02 pasa de la sangre al aire
porque tiene mayor presión parcial en la sangre. Este proceso se denomina difusión.
(ULPGC, 2012)
CURVA DE DISOCIACIÓN
Cuando se desea analizar la incidencia de la PO2 en el número de moléculas de Hb que
podrán unirse con moléculas de O2 (oxígeno combinado), debe utilizarse la curva de
disociación de la oxihemoglobina (O2Hb).
DONDE:
ABCISAS: se grafica la presión parcial de oxígeno (PO2) que puede corresponder a vena
(PvO2), a capilar pulmonar (PcO2), a arteria (PaO2) o a alvéolo (PAO2), según el fenómeno
que se analice.
Efectos de una presión parcial de oxígeno baja
A medida que ascendemos a alturas cada vez
mayores, ya sea en la aviación, el montañismo
o los vehículos espaciales, la presión
barométrica disminuye. Esta disminución de
la presión barométrica es la principal causa de
todos los problemas de hipoxia en la fisiología
de las grandes alturas porque, a medida que
disminuye la presión barométrica, la presión
parcial de oxígeno (PO2) atmosférica
disminuye de manera proporcional,
permaneciendo en todo momento algo por debajo del 21% de la presión
barométrica total: la PO2 al nivel del mar es de aproximadamente 159 mm Hg,
pero a 15.240 metros es de sólo 18 mm Hg.
Una persona que permanece a alturas elevadas durante días, semanas o años se
aclimata cada vez más a la PO2 baja, de modo que produce menos efectos
adversos sobre el cuerpo, y es posible que la persona trabaje más sin los efectos
de la hipoxia o ascienda a alturas todavía mayores.
Algunos de los efectos agudos más importantes de la hipoxia en una persona no
aclimatada que respira aire, comenzando a una altura de 3650 metros, son mareo,
laxitud, fatiga mental y muscular, a veces cefalea, de manera ocasional náuseas
y algunas veces euforia. Estos efectos pueden progresar a una fase de calambres
y convulsiones e incluso un coma seguido por la muerte, a medida que una
persona no aclimatada continúa subiendo en altura.
Uno de los efectos más importantes de la hipoxia es la disminución del
rendimiento mental, que reduce el juicio, la memoria y la realización de
movimientos definidos
(farmacia, 2014)
Transporte del O2 en la sangre por los glóbulos rojos (y dentro de ellos por la
hemoglobina).
Con la presión atmosférica a nivel del mar, el oxígeno ingresa con una pO2 de 150
mm Hg, para que finalmente le lleguen a las células entre 5 y 8 mm Hg de O2.
Mecanismos Compensadores
En resumen, cuando una persona llega a la altura, ocurren cambios fisiológicos
que permiten vivir en ese “nuevo y hostil” ambiente. Debido a la hipoxia
ambiental, que lleva a tener hipoxemia y por ende hipoxia celular, aparecen
mecanismos compensatorios para hacer frente a esta disminución de O2.
Acomodación
Como señalamos anteriormente, los primeros cambios y los más rápidos son las
modificaciones a nivel cardiocirculatorio (aumento de la FC y FR). Se dan desde
las primeras horas de haber llegado a la altitud y hasta los primeros días de estancia
en la altura. A esta etapa se le llama fase de acomodación. Inicialmente con estos
dos mecanismos, el organismo compensa este descenso de la pO2. El aumento de
la FC se percibe apenas llegamos a la altura como taquicardia. Y la
hiperventilación (incluso en reposo), es evidente a partir de los 3.500 metros. En
definitiva, la “falta de oxígeno” se percibe vivamente al menor esfuerzo.
Para que la hiperventilación sea eficaz y no sea sólo un “jadeo”, es aconsejable a
veces, hacer alguna inhalación profunda, consciente y forzada, seguida de una
exhalación marcada. Así se consigue llevar una mayor cantidad de aire hasta el
bronquíolo terminal y sus alvéolos. También conviene evitar ingerir sustancias que
disminuyan la respiración, como el alcohol o ciertos medicamentos sedantes, ya
que, si el mecanismo compensatorio está presente, es porque a través de los
aumentos de FC y FR nos aseguramos de que llegue O2a las células. Y justamente
la idea es no inhibir este proceso normal de acomodación.
No todo sistema compensatorio es perfecto y la acomodación tiene su desventaja.
Debido a un aumento de la FC y la FR, se sobrecargan de trabajo el corazón y los
músculos de la respiración, produciendo un gasto energético considerable. Por lo
tanto, no se aconseja el ejercicio intenso en esta etapa, para no sobrecargar aún
más a un corazón y pulmones que ya están trabajando sobrecargados. Si no,
corremos el riesgo de que se manifieste el Mal Agudo de Montaña (MAM) y/o
sus complicaciones (edema agudo de pulmón y/o cerebral por altura).
Debemos tener en cuenta de que el concepto de ejercicio intenso es relativo a cada
persona y sus características. No es lo mismo un montañista consumado que está
en actividad todos los meses, a una persona que vivió a nivel del mar toda su vida
y va a la altitud por primera vez. Pero en líneas generales y con criterio, durante
esta fase de “primeros días en la altura”, hemos de evitar transportar elementos
muy pesados de un sitio a otro, debemos reprimir las ganas de caminar a altas
velocidades o correr, agacharse bruscamente haciendo esfuerzos considerables,
evitar hacer actividades de alta intensidad, etc.
Aclimatación
Si la hipoxia persiste en el tiempo, ocurrirán cambios más lentos que son los vistos
como modificaciones a nivel sanguíneo y a nivel celular. Modificaciones llamadas
técnicamente como aclimatación. El cambio más importante de ellos es el aumento
de glóbulos rojos (GR). Otros cambios son las modificaciones a nivel celular y
enzimático, pero escapan de los fines didácticos de este artículo.
El aumento de GR o poliglobulia es una respuesta más lenta del organismo,
comparada con la acomodación. Los primeros efectos recién se pueden ver después
de 10 días si permanecemos a una misma altura. Y se observan de forma completa
al cabo de tres semanas (para una misma altitud).
El aumento de GR se explica comprendiendo qué sucede primero a nivel de los
riñones. El riñón es un órgano que no sólo excreta productos tóxicos y del
metabolismo del cuerpo a través de la orina. Además, regula el volumen y la
composición de los líquidos corporales como también el estado ácido base del
organismo. También tiene funciones hormonales; y ésta última función es la que
nos importa a los efectos de comprender la aclimatación.
A las pocas horas de exposición a la baja pO2, y debido a la hipoxemia que llega
al riñón; un lugar en él capta este descenso en la pO2 arterial y como resultado,
secreta una hormona llamada eritropoyetina (EPO). La EPO una vez que se diluye
por la sangre, llega, entre otros sitios, a la médula ósea. Como es sabido, en la
médula se producen las células sanguíneas a través de una secuencia de
maduración celular. Justamente la EPO estimula dentro de la médula ósea, la
producción de glóbulos rojos, aumentando así la capacidad de la sangre para
transportar O2 (fig. 3).