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CENTRO DE ESTUDIOS DE DERECHO E

INVESTIGACIONES PARLAMENTARIAS

USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA PÚBLICA

José Ulises López Sanraymon

1
Contenido
Introducción................................................................................................... 3

Uso legítimo de la Fuerza Pública .............................................................. 4

La fuerza del Estado .................................................................................... 6

Respaldo internacional .............................................................................. 10

Facultades del Estado ............................................................................... 11

Marco jurídico ............................................................................................. 12

Iniciativa constitucional para regular el uso de fuerza pública .............. 14

Lineamientos para regular el uso legítimo de la fuerza ......................... 18

Antecedentes de lineamiento del poder Judicial .................................... 21

Conclusión................................................................................................... 22

Fuentes de Información ............................................................................. 23

2
Introducción.

En nuestro país, es importante señalar, que actualmente es más común estar

relacionando con sucesos en los que hay un supuesto abuzo de fuerza, acusados

por parte de las organizaciones y comisiones de derechos humanos, con base a

que hay algún tipo de violación de derechos humanos, lo cual en determinadas

ocasiones, puede más ser un impacto mediático por parte de los medios de

comunicación, en función de desacreditar el estado de gobierno, el cual, resulta

ser más delicado, ya que se presenta la situación de hasta donde es jurídicamente

apropiado el uso de la fuerza. Lo cual se puede relacionar mucho a las

detenciones de manifestaciones radicales, en los cuales, si actúan las

autoridades, son acusados de represalias y con uso excesivo de fuerza para violar

la garantía de expresión, pero no podemos analizar solo ese contexto, ya que los

manifestantes están de igual forma violando derechos humanos de los demás

ciudadanos, incluyendo a los policías.

3
Uso legítimo de la Fuerza Pública

En la actualidad nos hacemos las preguntas de cuándo y cómo pueden

actuar los elementos policiales sin que su hecho sea un abuso de poder, esto no

debe resultarle ajena al propio policía, pues de ello depende no solo realizar bien

su trabajo sino también su situación personal, ya que, con ello, actualmente puede

ser tomado como una violación de derechos humanos.

Así como lo menciona y da su opinión Max Weber; “...la convicción de que el

Estado, en aras de mantener el orden, es el único instituto político legítimamente

facultado para ejercer la coacción física, habrá que coincidir, también, en que

cualquier uso de la violencia fuera del Estado es ilegítima...”1

Bajo esa opinión podemos reflexionar que aquel acto con coacción física

entre dos personas, sería ilegal.

Enfocándonos al ámbito Jurídico Penal, así como la interrogante que hace

Luis Felipe Guerrero Agripino, “… ¿cuándo y cómo pueden actuar los elementos

policiales sin que su hecho sea delictivo? ...” para este cuestionamiento trata de

responderla de la siguiente forma:

“El tratamiento de esos supuestos se encuentra, principalmente, en el ámbito del

Derecho penal. Desde esa perspectiva, lo primero que debemos ubicar es su

análisis desde la sistema- tica del delito a fin de precisar los alcances del actuar

policía en el contexto nuestro estudio. Sabemos que para que se actualice un delito

se requiere la concurrencia de una serie de elementos. Si falta alguno, el delito no

1
Weber, Max, El político y el científico, Alianza editorial, Madrid

4
se realiza. En contrapartida, existen instituciones jurídico-penales que precisamente,

de presentarse, eliminan el elemento respectivo. A continuación, nos enfocaremos

en los principales elementos en los que tiene injerencia la actuación policial al

momento de hacer uso de la fuerza.”2

Debemos también tomar en mente que es la seguridad pública, sus

funciones y sus alcances podemos señalar el Apunta Pérez Canchola;

“que la seguridad pública es un derecho humano imprescindible para ejercer otros

derechos (en lato sensu los de tranquilidad y protección), e incluso tiene que ver con

la manifestación plena del Estado de Derecho. Es importante porque constituye un

elemento central de gobierno y gobernabilidad, dando al mismo tiempo sustento a la

justicia y al orden público.”3

En ese sentido, Augusto Sánchez Sandoval señala que:

“la seguridad pública cumple una función conservadora del orden social con

base en un orden jurídico que controla el poder y norma sus relaciones con

los ciudadanos y de éstos entre sí.”4

El concepto que da la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública,

define a la seguridad pública en su artículo 2º como:

2
GUERRERO AGRIPINO, Luis Felipe y DE SANTIAGO ÁLVAREZ Adriana, “EL USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA
POLICIAL: BREVE ACERCAMIENTO AL CONTEXTO MEXICANO“ Ciencia Jurídica. Departamento de Derecho.
División de Derecho Política y Gobierno, Universidad de Guanajuato - Año 1, No. 3, 2013
3
Vid. Pérez Canchola, José Luis, “La seguridad pública y la profesionalización del personal policial en la
administración pública actual”, en: Seguridad Pública Nacional en México y en Francia. Memoria coloquio
franco-mexicano sobre seguridad pública nacional, México, Secretaría de Gobernación, Embajada de Francia
e Instituto Nacional de Administración, 1998, p. 123.
4
Sanchez Sandoval, Augusto, Derechos Humanos, Seguridad Pública y Seguridad Nacional, México, Instituto
Nacional de Ciencias Penales, 2000, p. 83

5
Una función a cargo de la Federación, el Distrito Federal, los Estados y los

Municipios, cuyo fin es la salvaguarda de la integridad y derechos de las personas,

así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos y comprende la

prevención especial y general de los delitos, la investigación para hacerla efectiva,

la sanción de las infracciones administrativas, así como la investigación y la

persecución de los delitos y la reinserción social del individuo, en sus respectivas

competencias.

Además, en el mencionado artículo respecto a quien está a cargo y sus

funciones de la seguridad nos dice:

El Estado desarrollará políticas en materia de prevención social del delito con

carácter integral, sobre las causas que generan la comisión de delitos y conductas

antisociales, así como programas y acciones para fomentar en la sociedad valores

culturales y cívicos, que induzcan el respeto a la legalidad y a la protección de las

víctimas.

La fuerza del Estado

La facultad estatal para emplear la fuerza tiene su origen con el mismo

nacimiento del Estado, de hecho, es su fundamento, su razón primigenia de ser.

Se ubica en la transición de la venganza privada a la venganza pública: que no

sean los particulares quienes resuelvan sus diferencias por propia mano y bajo

sus propias reglas, sino que sea una entidad distinta la que resuelva dichas

controversias, aun empleando la fuerza.

El Estado se forma cuando un conglomerado social requiere protegerse.

Para lograrlo, se les otorga a algunos miembros de este Estado la facultad y

6
obligación de usar la fuerza para mantener las condiciones de protección

necesarias para el desarrollo de la sociedad. Pero la vigencia de esta facultad

estatal está íntimamente ligada a un concepto fundamental de las sociedades

modernas: el Estado de Derecho, que se refiere al Estado cuyo poder y actividad

se encuentran regulados y controlados por la ley.

Así como lo mencionan en Amnistía Internacional con respecto al usó de la

fuerza:

“La facultad policial de usar la fuerza debe estar suficientemente fundamentada en

la legislación nacional. En particular, el uso de la fuerza debe estar al servicio de un

objetivo legítimo establecido por ley (es decir, el principio de legalidad en sentido

estricto; no debe entenderse en el sentido de la calificación general de una acción

como (i)legal o (i)lícita). De hecho, una condición previa para evaluar un acto a la luz

de los Principios Básicos es que la fuerza se use para un fin lícito de aplicación de la

ley. Cuando el empleo de la fuerza no tiene como fin lograr un objetivo legítimo

establecido en la legislación nacional (por ser, por ejemplo, castigo o uso de medios

físicos para obtener una confesión), es ilícito per se y no se inscribe dentro del

alcance de estas Directrices.”5

Respecto a esto, el Estado además de encargarse de la protección, también

está obligado a implementar acciones tanto cívicos y culturales evitar la ilegalidad

y malas conductas con el objetivo de evitar coaccionar la fuerza del estado.

Cuando se analiza temas de los policías en México, en general se

mencionan en la ineficiencia para combatir el delito también se mencionan la

5
Amnistía Internacional Sección Neerlandesa Programa Policía y Derechos Humanos USO DE LA FUERZA

7
corrupción y la falta de profesionalidad, además se menciona cuando la policía

usa la fuerza para detener a presuntos delincuentes o a manifestantes es acusada

penalmente por incurrir en posibles delitos como violación de derechos humanos,

y cuando los agentes policiales no actúan por no incurrir en esas posibles

transgresiones, presentan descalificados como flojos y holgazanes, pero en los

casos donde, de alguna manera usan la fuerza física en legítima defensa, su

actuación es señalada como abuso, exceso de poder, innecesaria, ilegal,

arbitrarios y de represión.

La mayor parte de los casos, activistas y organizaciones defensoras de

derechos humanos reportaron uso indebido de la fuerza y detenciones arbitrarias

por parte de policías, pero cuándo es legal y en qué términos debe emplearse la

fuerza.

La brutalidad es un acto consiente de causar daño más allá del control de

una situación, mientras que el uso innecesario puede reflejar la incapacidad de

manejar una situación, ya sea por falta de entrenamiento adecuado u otros

motivos. El uso innecesario de la fuerza puede ser un error de buena fe en un

intento por manejar una situación.

La importancia de la distinción reside en que las causas de ambos tipos de

mal uso de la fuerza son, muy probablemente, de naturaleza diversa. El uso

innecesario puede resolverse con una mejor capacitación técnica, mientras que la

brutalidad refleja un problema mucho más profundo. Como rasgo sistemático de

su funcionamiento, la brutalidad policial refleja no solamente las carencias de una

capacitación profesional, aspecto sobre el que recaen, en el caso mexicano, casi

8
todas las recomendaciones cuando existe algún escándalo de abuso de la fuerza

pública. La brutalidad policíaca, como rasgo sistemático, refleja también

inadecuación de los objetivos y la ideología institucional y de sus reglas culturales

cotidianas. Representa también el fracaso de los mecanismos de control y

transparencia involucrados en un sistema de rendición de cuentas en prevenir

delitos y faltas administrativas, salvaguardar y mantener, el orden y la paz públicos

y detener en flagrancia delictiva a los probables responsables son las funciones

básicas que se le otorgan en México a la policía.

Sin duda una confusión generalizada en la opinión pública de México es

creer que todo agente de policía preventiva, está dotado de poderes o facultades

coactivas; es decir, que posee facultades previstas en la ley para poder aplicar la

violencia como coacción directa.

Desde una aproximación global se ha señalado la confusión que generan las

designaciones fuerzas de policía y fuerzas de seguridad.

Desde esa perspectiva se distinguen claramente las funciones o

responsabilidades y las facultades o poderes. La función de aplicación de la ley

puede definirse, en

Responsabilidades fundamentales: Mantenimiento del orden y de la

seguridad pública; prevención y detección del delito; y suministro de ayuda

y de asistencia.

Facultades fundamentales: arresto; detención, allanamiento e

incautación; y uso de la fuerza y de las armas de fuego.

9
Respaldo internacional
Asimismo, hay un modelo internacional de policía, en el cual, el uso de las

armas de fuego es una facultad legal prevista en las normas jurídicas de la

mayoría de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas

(ONU). Además, al respecto la Propia ONU ha establecido el Código de conducta

para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, para tener los principios

básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego para los funcionarios

encargados de hacer cumplir la ley.

También lo da a conocer Amnistía Internacional Sección Neerlandesa

Programa Policía y Derechos Humanos:

Obviamente, la legislación nacional también debe ajustarse al derecho y las

normas internacionales de los derechos humanos. Un aspecto importante en este

sentido es el deber del Estado de no discriminar. La legislación nacional debe

afirmar que el ejercicio de las facultades de aplicación de la ley –incluido el uso de la

fuerza y de armas de fuego– debe llevarse a cabo sin ningún sesgo discriminatorio,

por ejemplo, por motivos de raza, etnia, religión, identidad de género o afiliación

política. La legislación también debe estar formulada de tal manera que no afecte de

hecho a un grupo específico de personas más negativamente que al resto de la

población.6

6
Amnistía Internacional Sección Neerlandesa Programa Policía y Derechos Humanos USO DE LA FUERZA

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Facultades del Estado

Pero es indiscutible que el Estado es quien tiene la titularidad directa e

indirecta para dar eficacia a sus distintas facultades, así como para el

cumplimiento de otras potestades estatales.

La fuerza regulada, dirigida e incluso limitada por medio de normas jurídicas,

además de estar monopolizada por el Estado, es lo que aquí llamamos fuerza

pública.

La fuerza pública y su expresión específica adquiere dos propiedades:

En la fuerza material que se impone en la aplicación de sanciones

tanto administrativas como penales, así como, también en ejecución de

todo tipo de resoluciones judiciales.

La coacción administrativa utilizada sin la intermediación de los

órganos judiciales es inmediatamente sobre los particulares, sus bienes o

actividades y sin que, en ocasiones medie previo acto de requerimiento o,

cuando exista, se presente con una forma no procedimentalizada es la

Policía el instrumento principal de la coacción administrativa.

La policía se caracteriza porque en todo momento puede recurrir a la fuerza

para prevenir o reprimir la violación.

En México, así como en los países que normalmente regulan las

circunstancias, medios, requisitos, niveles, modalidades que adquiere el uso de la

coacción policial con fines y objetivos legales, también para ello se establecen los

poderes o facultades específicos para realizar arrestos, detenciones, niveles de

11
uso de la fuerza y uso de armas de fuego, es decir, las debidas protecciones para

realizar sus funciones. Esto incluye también la sanción y castigo cuando la

actuación policial no corresponde ni es congruente con la ley y sus finalidades,

pues las leyes constituyen los límites de la actuación legítima de la policía.

En nuestro país normalmente se regulan las circunstancias, medios,

requisitos, niveles, modalidades que adquiere el uso de la coacción policial con

fines y objetivos legales, también para ello estas establecen los poderes o

facultades específicas para realizar arrestos, detenciones, niveles de uso de la

fuerza y uso de armas de fuego, es decir, las debidas protecciones para realizar

sus funciones. Esto incluye también la sanción y castigo cuando la actuación

policial no corresponde ni es congruente con la ley y sus finalidades, pues las

leyes constituyen los límites de la actuación legítima de la policía.

Marco jurídico

En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no hay

facilitación ni mención expresa sobre la función policial ni sobre el uso de la

fuerza, pero la policía existe, pues está mencionada en seis de sus artículos.

Desde la perspectiva constitucional se desprende que la actuación de las

instituciones policiales se rige por cuatro principios (Art. 21), que, ningún

extranjero puede servir en el ejército, ni en las fuerzas de policía o seguridad

pública (Art. 32); que el congreso es quien expide leyes para su coordinación,

organización y funcionamiento, el ingreso, selección, promoción y reconocimiento

de los integrantes de las instituciones de seguridad publica en el ámbito federal

(Art. 73.XXIII); que los municipios tienen a su cargo las funciones de seguridad

12
pública, policía preventiva municipal y de tránsito (Art. 115.III.h); que los

presidentes municipales tienen el mando sobre ellas y que deberá acatar las

órdenes del gobernador en casos excepcionales. Asimismo, que el ejecutivo

federal tiene el mando de la fuerza pública en el lugar donde resida (115.VII), así

como en el Distrito Federal es el Jefe de Gobierno quien, como facultad y

obligación ejerce las funciones de dirección de los servicios de seguridad pública

(Art. 122 II.e); que en términos laborales son trabajadores de confianza, se rigen

por sus propias leyes y que, si son removidos de su cargo, por motivos

justificados, no procederá su reinstalación (Art. 123.B. XIII). Sin embargo, queda

claro que en la norma fundamental además hay una ambigüedad semántica pues

hay ocho connotaciones distintas que conllevan a confusión y que no puede

entenderse simplemente como un laxo sentido de la analogía en el caso de la

redacción de la Carta Magna:

a) La policía como seguridad pública

b) Policía y seguridad pública

c) Seguridad pública como servicio público municipal

d) Policía como función administrativa de verificación y reglamentación,

especialmente municipal

e) Seguridad pública como una función de Estado

f) Seguridad Pública como un sistema nacional de coordinación

g) Policía como objeto de mandato

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h) Instituciones policiales e instituciones de seguridad pública (municipales,

estatales, del Distrito Federal y Federales).

En el caso particular de la referencia a la fuerza pública, debe hacerse la

suposición de que tal fuerza es la policía, pues ello en ningún momento se

establece. Y esta observación no debe ser considerada como exceso de purismo

conceptual ya que desde el punto de vista jurídico la Constitución no sólo es una

norma directamente aplicable, sino que tiene un valor específico como directriz

interpretativa de la totalidad del ordenamiento jurídico.

Iniciativa constitucional para regular el uso de fuerza pública

Para tener cierta regulación la Lorena Corona Valdés plantea:

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia emitida el 27 de

agosto de 2014, respecto al uso de la fuerza, determinó que para garantizar el

derecho a la vida se debe contar con una adecuada legislación sobre el uso de la

fuerza y para tal efecto se debe adecuar el derecho interno. Además, reiteró que

es indispensable que el Estado a) cuente con la existencia de un marco jurídico

adecuado que regule el uso de la fuerza; b) brinde equipamiento apropiado a los

funcionarios a cargo del uso de la fuerza, y c) seleccione, capacite y entrene

debidamente a dichos funcionarios7

Como podemos entender, no hay una ley que regule el uso de fuerzas por

parte del estado, por tal motivo sería importante considerar el tema de una reforma

7
CORONA VALDÉS Lorena, INICIATIVA QUE REFORMA EL ARTÍCULO 73 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, EN MATERIA DE USO DE LA FUERZA

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constitucional para limitar por medio jurídico el uso de la fuerza por parte del

estado.

La problemática que presenta en la iniciativa Lorena Corona, tiene cierta

parte de razón, el cual citamos la problemática:

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia emitida el 27 de

agosto de 2014, respecto al uso de la fuerza, determinó que para garantizar el

derecho a la vida se debe contar con una adecuada legislación sobre el uso de la

fuerza y para tal efecto se debe adecuar el derecho interno. Además reiteró que es

indispensable que el Estado a) cuente con la existencia de un marco jurídico

adecuado que regule el uso de la fuerza; b) brinde equipamiento apropiado a los

funcionarios a cargo del uso de la fuerza, y c) seleccione, capacite y entrene

debidamente a dichos funcionarios.1 En México, a nivel federal no contamos con

una ley que regule el uso legítimo de la fuerza poniendo en riesgo el derecho a la

vida y a la integridad personal en términos de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos, a nivel local solo algunas entidades federativas han expedido

leyes sobre el uso de la fuerza, entre ellas, el Estado de México, la Ciudad de

México, Morelos, Oaxaca y Puebla. De conformidad con el artículo 1o.

constitucional las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de

conformidad con la Constitución Federal y con los tratados internacionales de la

materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.

Tomando en cuenta que las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos son fuente de obligaciones internacionales para nuestro país, ante el

vacío legal a nivel federal y las legislaciones disímbolas a nivel local, se estima

necesario facultar al Congreso de la Unión para que expida una ley general que

establezca la concurrencia de la federación, las entidades federativas, los

15
municipios y, en su caso, las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México,

en el ámbito de sus respectivas competencias, en materia de uso legítimo de la

fuerza de las instituciones de seguridad pública, con base en los principios de

legalidad, oportunidad, estricta necesidad, congruencia y proporcionalidad. Más

aún que la Comisión Nacional de Seguridad ha manifestado la necesidad de

contar con una Ley General en la materia, con el ánimo de coadyuvar, se presenta

esta iniciativa de reforma constitucional.

Sin embargo, también podemos apreciar, que respecto al punto de vista se

da a relación con la CNDH, la cual como lo mencionamos con anterioridad, ha

presentado que aun cuando el abuso de los derechos, sin tomar en cuenta, las

acciones que generaron al iniciar el uso de la fuerza.

Pero por la parte de regularización, debe ser prevista, para que de ella

derive las funciones de los cuerpos policiacos, así como también, la previsión por

parte de la ciudadanía, para evitar en caer en el supuesto para generar el uso de

la fuerza por parte del estado.

Como lo menciona Luis Felipe tiene relación a la necesidad de la regular el

uso de la fuerza:

La institución de la policía está ligada al Sistema de Justicia Penal, es decir, a los

ámbitos de prevención del delito, y de procuración, administración y ejecución de

justicia; se organiza a través de cuerpos policiales, y éstos se ubican,

respectivamente, en cada uno de los tres ámbitos de gobierno (municipal, estatal y

federal). Esta precisión es importante, pues, aunque si bien la institución de policía

es una sola, se encuentra diseccionada por tres ámbitos de gobierno y por

variadas esferas de competencia, lo cual adquiere relevancia precisamente, para

16
determinar, en los casos concretos, si su actuación policial se ajusta o no al marco

normativo vigente, y por ende, cuándo es legítimo su actuar o cuándo es ilegítimo,

de origen. Pero también es importante por cuestiones de apreciación cualitativa,

como la cultura e identidad policial, sus estructuras organizacionales, su realidad

institucional, su grado y calidad en la vinculación con la comunidad8

Además de esto menciona como lo marcábamos la relación entre los

cuerpos policiacos con relación a la sociedad para evitar el uso de fuerza:

El acto de autoridad es la materia, el motivo o la causa de acercamiento del policía

al gobernado. Es el supuesto de hecho o de derecho que motiva la intervención

policial. Necesariamente tiene que derivarse del marco normativo de actuación de

ese cuerpo policial en particular. De tal suerte que habría primero que identificar a

qué cuerpo policial pertenece, en qué ámbito de gobierno se ubica, cuál es su

ámbito de competencia específica de todo el universo de actuación que tiene a su

cargo la policía, y en consecuencia, el marco normativo general y específico de su

actuación (internacional, constitucional, legal, reglamentario y técnico). Aunado a

lo anterior, también es importante resaltar que la materia (acto de autoridad

específico) tiene relevancia para definir, en cierta medida, cómo el policía entrará

en contacto con el gobernado. Es decir, el diseño de la estrategia de su actuación.

De tal suerte que no es lo mismo prevenir la comisión de un probable hecho

delictuoso, perseguir a un probable delincuente, cuidar una manifestación pacífica

(legal o ilegal), detener a un conductor ebrio o arrestar por alguna falta

8
GUERRERO AGRIPINO, Luis Felipe y DE SANTIAGO ÁLVAREZ Adriana, “EL USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA
POLICIAL: BREVE ACERCAMIENTO AL CONTEXTO MEXICANO“ Ciencia Jurídica. Departamento de Derecho.
División de Derecho Política y Gobierno, Universidad de Guanajuato - Año 1, No. 3, 2013

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administrativa a los bandos de policía y buen gobierno, entre otros múltiples

supuestos.9

Lineamientos para regular el uso legítimo de la fuerza

El 23 de abril del 2012, se publica en el diario de la federación, el acuerdo en que

se establecen los lineamientos generales para la regulación del uso de la fuerza

pública por las instituciones policiales de los órganos desconcentrados en la

Secretaría de Seguridad Pública, en el cual contienen sus consideraciones:

Que el artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

reconoce el derecho a la seguridad pública, al establecer que ésta es una función

a cargo de la Federación, el Distrito Federal, los Estados y los Municipios, que

comprende la prevención de los delitos; la investigación y persecución para

hacerla efectiva, así como la sanción de las infracciones administrativas, en los

términos de la ley, en las respectivas competencias que la propia Constitución

señala;

Que dicho precepto constitucional ordena que, en el ejercicio de dicha función

pública, la actuación de las instituciones de seguridad pública se regirá por los

principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto

a los derechos humanos reconocidos en la misma Constitución;

Que el uso legítimo de la fuerza pública como un medio para asegurar el

cumplimiento de la ley, constituye un elemento indispensable para preservar el

orden y la paz públicos;

9
GUERRERO AGRIPINO, Luis Felipe y DE SANTIAGO ÁLVAREZ Adriana, “EL USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA
POLICIAL: BREVE ACERCAMIENTO AL CONTEXTO MEXICANO“ Ciencia Jurídica. Departamento de Derecho.
División de Derecho Política y Gobierno, Universidad de Guanajuato - Año 1, No. 3, 2013

18
Que el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha

determinado que la legalidad en el uso de la fuerza pública por parte de los

cuerpos policiales es un principio exigido por el artículo 21 de la Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos, al establecer los principios rectores dela

función de seguridad pública y también es un elemento necesario para analizarla

racionalidad en el uso de la fuerza;

Que los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por

los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, adoptados por el Estado

Mexicano, prescriben que "Los gobiernos y los organismos encargados de hacer

cumplir la ley adoptarán y aplicarán normas y reglamentaciones sobre el empleo

de la fuerza y armas de fuego contra personas por parte de funcionarios

encargados de hacer cumplir la ley. Al establecer esas normas y disposiciones, los

gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley examinarán

continuamente las cuestiones éticas relacionadas con el empleo de la fuerza y de

armas de fuego";

Que, siendo obligación de los Estados de generar las condiciones para garantizar

la seguridad pública a sus gobernados, previendo y detectando los delitos y

manteniendo el orden público, por lo que otorga a sus Funcionarios Encargados de

Hacer Cumplir la Ley (FEHCL), facultades que el resto de la ciudadanía no tiene,

tales como el arresto, la detención, el uso de la fuerza y el empleo de las armas de

fuego;

Que la potestad legítima que los FEHCL tienen respecto al uso de la fuerza, será

una prerrogativa destinada a lograr los fines señalados en la seguridad ciudadana

y el manteniendo del Estado de Derecho, por lo que, bajo ninguna circunstancia

podrá ser empleada para fines distintos a dicha tarea;

19
Que el artículo 41 de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública

establece que, al hacer uso de la fuerza pública, los integrantes de las

Instituciones Policiales lo harán de manera racional, congruente, oportuna y con

respeto a los derechos humanos, para lo cual deberán apegarse a las

disposiciones normativas y administrativas aplicables, realizándolas conforme a

derecho;10

Estos lineamientos tienen por objeto establecer:

las bases normativas generales para el uso de la Fuerza Pública por las

instituciones policiales de los Órganos Administrativos Desconcentrados de la

Secretaría de Seguridad Pública.11

Haciendo un breve resumen en relación al uso legítimo de la fuerza, precisa que

los objetivos son hacer cumplir la ley; evitar la violación de derechos humanos y

garantizar el restablecimiento de la paz y el orden público, mantener la vigencia

del Estado de derecho, salvaguardar el orden y la paz públicos.

Posteriormente el 12 de diciembre del 2016, se publica un protocolo de actuación

para el uso de la fuerza por parte de los integrantes del Servicio de Protección

Federal, considerando el acuerdo del 23 de abril de 2012, como lo marca este

protocolo, el objetivo es;

10
Diario Oficial de la Federación, ACUERDO 04/2012 del Secretario de Seguridad Pública, por el que se
emiten los lineamientos generales para la regulación del uso de la fuerza pública por las instituciones
policiales de los órganos desconcentrados en la Secretaría de Seguridad Pública.
11
Diario Oficial de la Federación, ACUERDO 04/2012 del Secretario de Seguridad Pública, por el que se
emiten los lineamientos generales para la regulación del uso de la fuerza pública por las instituciones
policiales de los órganos desconcentrados en la Secretaría de Seguridad Pública.

20
de observancia obligatoria para los integrantes del Servicio de Protección Federal,

y tiene como objetivo establecer los parámetros y condiciones mínimas necesarias

para el adecuado uso de la fuerza en el ejercicio de sus funciones.12

Antecedentes de lineamiento del poder Judicial

A pesar de que no hay ley sustantiva ni adjetiva que adjudique directamente

a la policía el uso de la fuerza y las armas de fuego para el desempeño de sus

funciones, el poder judicial sí ha establecido tesis al respecto, pero no en relación

a la coacción directa, la coacción policial propiamente dicha, sino a la de ejecución

forzosa mediada o ejercida por la acción de un órgano público con potestad de

autoridad. Refiriéndose a la fuerza pública se dice que:

El uso de ella para hacer comparecer ante la autoridad judicial a una persona que

se ha negado a ello, después de haber sido citada no constituye ninguna violación

de garantías individuales

La siguiente tesis sobre la procedencia de un juicio de amparo contra una

autoridad, definida como tal por su facultad de hacer cumplir sus decisiones,

incluso a través de la acción material de la policía, que ordeno la privación de la

libertad e incomunicación de un menor, es muy importante para definir lo que sí es

una autoridad: “Con independencia de las atribuciones legales que le sean

conferidas al Consejo Tutelar para Menores de Tonalá, Jalisco, debe considerarse

que la coacción material implicada en lo que genéricamente puede estimarse

como una privación de libertad y además de ello, si ocurre, la incomunicación del

menor directamente agraviado, se traduce propiamente en una clara disposición

12
Diario Oficial de la Federación, PROTOCOLO de actuación para el uso de la fuerza por parte de los
integrantes del Servicio de Protección Federal. 12 de diciembre de 2016

21
de fuerza pública, primeramente porque la responsable resulta ser un órgano del

aparato estatal y, por ende, de derecho público, (…) a quien se atribuye el uso de

la fuerza necesaria para privar a un gobernado de su libertad personal y aún para

incomunicarlo, y, en segundo lugar, porque al tener la responsable el carácter de

órgano público, la referida coacción material, frente al gobernado, no puede ser

anulada por la simple voluntad de éste; en consecuencia, aquella autoridad sí tiene

el carácter de responsable para los efectos del amparo ante el Juez de Distrito”

(Semanario Judicial de la Federación: Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito,

Parte: 199-204 Sexta Parte, Página: 110. Primer Tribunal Colegiado del Tercer

Circuito).13

Como podemos aprecias, el poder judicial tiene ciertamente un precepto de que se

tiene que regular la actuación del uso de la fuerza del estado y en que momentos

debe de ser para tener una relación entre el Gobierno y Gobernado.

Conclusión

Con base a lo anterior, podemos entender que la intervención por parte del Estado

al usar la fuerza pública, en los diferentes supuestos, no podrá ser bien vista,

además de que es una situación de fuerza con todos los elementos para ser

coaccionada, no será respaldada por la sociedad, ya que es un elemento que solo

el Gobierno puede hacer ante el Gobernado, por lo cual el gobernado aun cuando

el allá incurrido en un hecho delictivo, se sentirán agredidos al ser sometidos al

régimen jurídico legal, lo cual, aun la sociedad no vera bien el uso para erradicar

ese sometimiento, para resguarda una supuesta paz.

13

22
Sin embargo, la implementación de una regulación del uso de las fuerza por parte

del estado, podrá hasta en determinado momento respaldar su acciones para no

confrontar sucesos que puedan salir de control, y tener un impacto negativo ante

el Estado.

Fuentes de Información

Weber, Max, El político y el científico, Alianza editorial, Madrid

GUERRERO AGRIPINO, Luis Felipe y DE SANTIAGO ÁLVAREZ Adriana, “EL

USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA POLICIAL: BREVE ACERCAMIENTO AL

CONTEXTO MEXICANO” Ciencia Jurídica. Departamento de Derecho.

División de Derecho Política y Gobierno, Universidad de Guanajuato - Año 1,

No. 3, 2013

SANCHEZ SANDOVAL, Augusto, Derechos Humanos, Seguridad Pública y

Seguridad Nacional, México, instituto Nacional de Ciencias Penales, 2000

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