Introducción Buenos días hermanos, acompáñenme por favor con sus Biblias al Sal 9. Daremos lectura de manera antifonal. ¿Justificados o condenados?. Éste es el título del sermón del día de hoy. Imaginemos por un momento que vuelve Cristo por segunda vez y somos llevados ante su trono e inicia su juicio. Que sucederá en ese momento, solo usted y Dios sabe ¿Justificados o condenados?. Los Salmos fueron escritos en un periodo aproximado de 1000 años; desde Moisés (1400 a.C.) a Esdras (400 a.C.). La mayoría de ellos fueron escritos durante los 300 años que distancian a David de Ezequiel. Los Salmos en general, fueron escritos para la adoración del pueblo judío en el culto, ya sea privado o público. De manera que, los Salmos son destinados a la ejecución; ya sea recitarlos o cantarlos. El canon hebreo del Antiguo Testamento se reparte en 3 grupos generales: Primero, la Torá (Pentateuco); segundo, el Nebiim (Profetas); y tercero, el Ketuvim (Escritos). Los Salmos se encuentran en el tercer grupo y se les conoce como Tehilim, que traducido significa: alabanzas. Ahora, en cuanto al Sal 9, el autor de este salmo es David. El cual lo escribió durante el período de su reinado en Jerusalén entre el 1011 – 971 a.C. En el Salmo vemos que David realiza una acción de gracias a Dios por haberlo librado de sus enemigos y haber manifestado la justicia Divina en el castigo de los malos, de modo que se puede clasificar este Salmo como un Salmo de alabanza individual. Sin embargo, fue escrito, o está en el libro de los Tehilim para animar al pueblo escogido de Dios a alabarle por su justicia a favor del justo y revelada en el castigo del malo. Además, un comentarista afirma que “…cuando David expresa sus sentimientos, así como cuando expresa sus emociones y debilidades, expresa en verdad los sentimientos, emociones y debilidades de cada persona en particular. Porque David habla en nombre de todo el pueblo, y en nombre de cada uno individualmente.” De manera que, un verdadero creyente se identificará con cada uno de los 150 Salmos, a pesar que estén en su contexto particular, porque son la expresión de la vida cristiana de creyentes en el pasado. Ahora, en cuanto a alguna ocasión histórica que la Escritura nos presente para la existencia de este Salmo no tenemos. Sin embargo, en el V.0 se encuentra una palabra muy particular que solo se presenta en este Salmo, y es la palabra “Mut–Labén”. Algunos comentaristas dicen que este término se refiere a la muerte de un enemigo de Israel llamado Labén, en épocas del rey David. Otros afirman que es la celebración de David por la muerte de Goliat. Otros traducen el término como “la muerte del hijo” y puede referirse a la melodía con que debía tocarse el Salmo. Pero lo que si está claro, es que no hay unanimidad en los comentaristas en cuanto a este tema, así que, ir más allá de lo que la Biblia presenta sería especular, de modo que, nos quedamos con la posición de que es la melodía con que debía tocarse el Salmo. Desarrollo Ahora, una vez aclarada la introducción histórica, demos inicio al contenido del Salmo. El tema que se ve a lo largo del capítulo es la manifestación de la justicia de Dios. Así que, tenemos que hacer una pregunta que el mismo Salmo responderá; ¿cómo se manifiesta la justicia de Dios?. En todo el Salmo hay algo que se repite con referencia a la justicia de Dios, y es que primero, se manifiesta castigando al pecador impenitente y exonerando al justo del poder del malo. Así que, iniciemos con la primera manifestación de la justicia de Dios. 1. El castigo del pecador impenitente. En este Salmo hay un énfasis marcado en este punto; 14 veces se refiere al castigo de los pecadores. Y David usa dos términos para referirse a ellos; “enemigos” y “el malo”. En el v.3 y el v.6 vemos a David dando gracias a Dios porque sus enemigos han caído debido a que Dios se ha sentado en el trono juzgando con justicia. El término “enemigos” hace referencia a un enemigo político y esto encaja con el hecho de que es el rey David quien está escribiendo. Además, alternadamente, David da gracias por la destrucción del malo en el v.5, y lo que le sucederá en el juicio de Dios en el v.16-17. El término “malo” también puede ser traducido como “impío”, y hace referencia a una persona judicialmente culpable por haber violado la ley y que a pesar de eso continua defraudándola. 2. La exoneración del justo del poder del malo Al igual que hay un énfasis en el castigo del malo por la justicia de Dios, también hay un énfasis en la intervención de la justicia de Dios a favor de los justos. Es como una simetría, donde la justicia de Dios actúa conforme a los diferentes tipos de personas que hay. Para referirse a los justos, David usa tres términos; “pobre”, “afligidos” y “menesteroso”. El término “pobre” usado dos veces en los v.9,18, hace referencia a alguien que ha sido afectado por la violencia. El término “afligido” usado en el v.12 hace referencia a una persona que está deprimida por las circunstancias. Y el término “menesteroso” usado en el v.18, hace referencia a una persona que desea satisfacer sus necesidades, un indigente que no tiene la capacidad de hacerlo y la LXX usa la misma palabra que se usa en Mt 5:3 para referirse a los pobres en espíritu. De manera que, David claramente emplea un notable contraste entre los dos grupos de personas que existen en toda la tierra. Y para ambas hay una afirmación escatológica de la justicia de Dios, la cual recompensará a cada uno. De manera que todo hace referencia a un juicio final, sin embargo, debido al principio de la retribución, los israelitas tenían un concepto vago del “más allá”, es decir, no tenían una idea clara del juicio, de manera que creían que la justicia de Dios solo se podía cumplir en esta vida. Así que, si alguien sufría era el castigo justo de Dios por su maldad, asimismo, las recompensas serían proporcionales a la rectitud de la persona, las cuales recibiría en esta vida. En este sentido, esto explica el hecho de que David mencione sucesos de juicio que ya acontecieron, como en el v.4b, 5-6, 16. Aunque también menciona sucesos de juicio que acontecerán, como en el v.7-8, 19. Y esto es porque David comprende que aún no ha habido un exterminio completo del malo, por eso es movido a pedir misericordia en el v.13. De modo que, la idea que se quiere expresar, a pesar de la perspectiva israelita, es que el malo no quedara sin castigo, la justicia de Dios no permitirá que quede impune, sino que se manifestará en la condenación del impío. Y esta es la insistencia de David en el Salmo. De modo que, como lo mencioné anteriormente, hay una diferencia de manifestación de la justicia de Dios entre el bueno y el malo. Para exponerlo de una manera más sistemática, Berkhof las diferencia entre justicia remunerativa y justicia retributiva, la remunerativa, la podemos llamar también justicia apremiante, la cual es aquella que justifica a la persona, sin tomar en cuenta sus méritos y la recompensa. Y la justicia retributiva, también la podemos llamar justicia salarial, la cual es aquella que recompensa teniendo en cuenta los méritos de la persona y la condena por eso. Esto indica que tanto en el bueno como en el malo se manifiesta la justicia de Dios. En el bueno, haciéndolo bueno y en el malo dándole lo que es justo, de manera que, la condenación es justa, es por esto que el juicio infunde temor. Todos aquellos que no creyeron en esta vida en Jesucristo como Señor y Salvador, el día del juicio lo harán pero no será suficiente, reconocerán que son hombres, como lo menciona el v.20. Sin embargo, los creyentes hallan consuelo en la justicia de Dios. David alaba la justicia de Dios en el v.1-2 de cuatro formas diferentes: (1) Con todo el corazón. (2) Contando todas sus maravillas. (3) Alegrándose y regocijándose en Dios. (4) Cantando a su nombre. Así que, los creyentes hallan consuelo en la justicia de Dios porque Dios mismo es su refugio, como lo vemos en v.9-10. Así que, como creyentes debemos buscar refugio en Dios, esto implica pedir misericordia a Dios como lo hizo David en el v.13a; poner delante de Dios nuestras vidas en oración constantemente, como David en el v.13b; reconocer el poder de Dios, confiando en lo que ha hecho por nosotros y en lo que hará respondiendo a nuestras oraciones, como David en el v.13c; y en agradecimiento vivir para Dios conforme a Su Palabra, como David lo muestra en el v.14. Así que, esto es lo que David hace, es un llamado para el pueblo de Israel, y se sabe por lo que viene antes; en el v.11-12 David con dos imperativos exhorta al pueblo a la alabanza. De modo que nuestro Dios es un Dios justo y por lo tanto digno de ser alabado, incluso por la justicia manifestada en la condenación del malo, de manera que podemos ver claramente dos grupos de personas, unas que confían y serán salvas por la justicia, y otras que temen y serán condenadas por la justicia. La cuestión es ¿en qué grupo estamos? ¿en qué grupo estaremos en aquel grande y temible día? Aplicaciones Cristológica: Ahora, después de toda esta explicación, pensarán que estoy siendo simplemente legalista. ¿Pero acaso habrá una persona que cumpla con los requerimientos de la justicia Divina? La respuesta es si; Jesucristo. Es por eso que Jesucristo debe ser exaltado, pues es el único que la ha cumplido, no por necesidad propia, sino por nuestra necesidad, pues claramente nosotros no podíamos presentarnos ante Dios por nuestros méritos. Por Jesucristo es que el creyente es justificado. Y sin Jesucristo es porque el incrédulo será condenado. De manera que, Jesucristo es la única salida en medio de este mundo perdido, nosotros hallamos consuelo en la justicia de Dios que es en Jesucristo a favor nuestro. Eclesiológica: ¿Justificados o condenados?, hermanos esta pregunta debemos estar dispuestos a hacérnosla y responderla con la mayor sinceridad, pues es el destino eterno lo que está en juego. Como lo dije anteriormente, ninguno puede ser justificado ante Dios por sus propios méritos, pero una persona que ha sido justificada ante Dios por los méritos de Cristo necesariamente estará agradecida con su vida por aquel evento que no merecía ni merece. Así que, como creyentes debemos caracterizarnos por el agradecimiento a Dios, dándole alabanzas, así como David lo hacía por haberle librado de sus enemigos, así también nosotros debemos alabarlo por habernos librado de lo que nos tenía esclavizados, el pecado y su condenación. De manera que, si piensas que has sido justificado pero tu vida no se caracteriza por el agradecimiento y la alabanza a Dios, duda de esto, pues posiblemente estés siendo llevado por una vana ilusión. Pero si no, hermano, nuestro consuelo está en la justicia de Dios, jamás confiemos en nosotros mismos, en nuestra propia justicia, nuestra mirada debe estar puesta en Aquel que verdaderamente es justo, y por quien nosotros somos justificados. Escatológica: Tanto la justificación como la condenación son eventos futuros. De manera que, a pesar que en este momento hemos sido justificados por la fe en Cristo Jesús, solo es una manifestación presente de lo que sucederá en el futuro. Así que, nuestro mayor consuelo es que viviremos eternamente agradecidos por la justicia de Dios en Cristo y que solo es en la eternidad donde gozaremos por completo de esta justicia Divina.