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B :•-•;• •
En Brasil, donde todavía florece eí paternaíismo y el feudalismo del negocio familiar, rr.e
desempeño como presidente de una compañía manufacturera que trata a sus 800 empleados como
adultos responsables. La mayoría- de ellos, incluyendo a los trabajadores de la fábrica, establecen
sus propias horas de trabajo. Todos tienen acceso a ios libros de la compañía. La gran mayoría
vota sobre varias decisiones corporativas importantes, y más de 150 de nuestros administradores
estipulan sus propios salarios y primas.
Lo anterior puede sonar una forma no convencional de manejar un negocio, pero parece
funcionar. Muy cerca del desastre financiero de 1980, Semco es hoy en día una de las compañías
brasileñas de más rápido crecimiento, con un margen de utilidades del 10% sobre ventas de $37
millones en 1988. Nuestras cinco fábricas producen un rango de productos sofisticados,
incluyendo bombas marinas, scanners digitales, lavadoras comerciales de platos, filtros para
camión, y equipo de mezcla para cualquier cosa desde chicle hasta combustible para cohetes.
Entre nuestros clientes se encuentran Alcoa, Saab, y General Motors. Hemos construido varias
fabricas de galletas para Nabisco, Nestíe y United Biscuits. Nuestros competidores
multinacionales sen, entre oíros, AMF, Worthington industries, Mitsubushi Heavy Industries y
Carrier.
Cuando ingrese a la compañía en 1980, 27 años después de que mi padre la fundara. Semco
contaba con unos 100 empleados, manufacturaba bombas hidráulicas para embarcaciones,
generaba unos US 4 millones en ingresos y se balanceaba al borde de la catástrofe. Durante todo
1981 y 1982, corríamos de banco en banco solicitando préstamos, luchábamos con persistencia
contra los bien fundados rumores de que la compañía se hallaba en peligro de naufragar. A
menudo pasábamos la noche leyendo archivos y buscando en los cajones de los escritorios de
venerables ejecutivos las claves sobre contratos celebrados privadamente hacía mucho tiempo y
olvidados también privadamente. •
La mayor parte de los administradores fuera de ios miembros de la junta se pusieron de acuerdo
en dos necesidades inmediatas: profesionalizar y diversificar. En realidad ambas medidas habían
sido discutidas durante años pero nunca habían progresado más allá de la creencia deseada.
Durante dos años buscamos licencias para fabricar los productos de otras compañías en Brasil.
Viajábamos constantemente. Recuerdo un día desayunando en Oslo, almorzando en New York,
cenando en Cincinnati y pasando la noche en San Francisco. Los obstáculos eran inmensos. A
nuestra compañía le hacia falta reputación internacional y a nuestro país también. Las
excentricidades políticas de Brasil y las dracojiianas-regulaciones cojoaercialps alegaban a muchas
compañías.^
Sin embargo, la buena suerte y un inexorable programa para vencer los inconvenientes
corporativos en cuatro continentes produjeron finalmente sus frutos. Para 1982 habíamos firmado
siete contratos de licencia. Nuestra división marina -una vez toda la compañía- llegaba ahora al
60% de las ventas totales. Más aún, los administradores y directores eran todos profesionales sin
vínculos con la familia.
Con Semco en una nueva posición, ingresamos en una fase de adquisiciones que
costaba millones de dólares en gastos y millones más en perdidas durante los próximos dos a tres
años. Todo este crecimiento estaba financiado por bancos a tasas de interés que generalmente
estaban un 30% por encima de la tasa de inflación, que ibajlej^40% al 900% anualmente. En ese
momento no había dinero a largo plazo en Brasil, de modo que todos esos prestamos tenían
plazos máximos de 90 días.
No recibimos un centavo de financiación gubernamental ni de agencias de ayuda, y nunca
pagamos un céntimo~eñ~sor3ornos o peculados.
¿Cómo lo hicimos y sobrevivimos? Con trabajo duro, por supuesto. Pero lo más importante, creo,
fueron los cambios drásticos que hicimos en nuestro concepto de la administración. Sin estos
cambios, y sin el trabajo duro, no hubiéramos podido salir adelante.
¿Jodemos ser también muy especializados. Nos dedicamos a la manufactura celular de productos
tecnológicamente sofisticados, y trabajamos "en el extremo alto" en cuanto a calidad y precio.
Entonces nuestros críticos pueden tener la razón. Quizás nada de lo que hemos hecho puede ser
una copia para nadie más. Sin embargo, en un mundo
industrial cuyos métodos muestran obvios signos de agotamiento, el mérito de compartir
experiencias es alentar el experimento y plantar las semillas del cambio conceptual. Entonces,
que importa!
Pero casi el 90% del tiempo, la administración participativa es sólo aire caliente. No es que las
intenciones no sean buenas. Es sólo que lograr el compromiso del empleado es un asunto tan
complejo, tan difícil, y comúnmente tan frustraste, que es más fácil hablar de ello que hacerlo.
Encontramos cuatro grandes obstáculos para ía administración participativa efectiva: el tamaño,
la jerarquía, la falta de motivación y la ignorancia. En una unidad inmensa de producción, la
gente se siente pequeña, desconocida e incapaz de influenciar la forma en que se hace el trabajo o
la utilidad final obtenida. Los administradores que celosos de su poder y prerrogativas, subrayan
este sentimiento de impotencia, se niegan a dejar que sus subordinados tomen una decisión por
ellos mismos, algunas veces aún para ir al baño. Pero aún si el tamaño y la jerarquía pueden
superarse, por qué razón deben los trabajadores preocuparse de la productividad y las utilidades
de la compañía? Además, aún si pueden hacerlos preocupar, ¿cómo pueden decir cuándo hacen lo
correcto?
Como Anthony Jay lo señalo en los años 50 en " Corporation Man", los seres humanos
no fueron diseñados para trabajar en equipos grandes.
Hasta hace poco nuestros antepasados eran cazadores y segadores. Por más de cinco millones de
años, refinaron su capacidad de trabajar en grupos de no más de una docena de personas
aproximadamente. Luego viene la revolución industrial, y de pronto los trabajadores tratan de
funcionar eficientemente en las fábricas que emplean cientos y aún miles de personas. La
organización de estos cientos de trabajadores en equipo de unos diez miembros de cada uno
puede ser de utilidad, pero existe todavía un limite de cuántos equipos o grupos pequeños pueden
trabajar bien, juntos. En Semco, hemos encontrado que la unidad de producción más efectiva
consta aproxmadamenteritde unas cincuenta personas. El número exacto queda abierto a la
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discusión, pero queda" claro que varios miles de personas en una instalación, hacen que el
compromiso individual sea una ilusión.
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éfecta de la separación
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fue un incremento en, costos debido a la duplicación de
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esfuerzos^^ama^péídida en economía de escala. DeSiáfórttiíiáiáñiente, las hojas de balance señalan
estos costos cómo pasivos, todos con cifras en dólares anexas, y no hay nada al comienzo para
colocar en la columna de activos más que cosas como "compromiso mejorado" y un "sentimiento
de pertenencia". Sin embargo los resultados a largo plazo fueron superiores a lo que
esperábamos.
En un año, las ventas se doblaron los inventarios bajaron de 136 a 46 días, descubrimos nuevos
productos que habían sido demorados en R&D durante dos años; y la calidad general mejoró
hasta el punto que una tasa de desecho de un tercio sobre escalas inspeccionadas federalmente
cayó hasta menos del 1%. La productividad aumentada nos permitió reducir la nomina de
^ trabajadores en un 32% a través de incentivos de conciliación y pensión.
No pretendo que la sola reducción del tamaño haya hecho todo esto, sólo que la reducción de
tamaño es esencial para poner a los empleados en contacto unos con otros para que puedan
coordinar su trabajo. La clase de distancia que queremos eliminar viene de tener a muchas
personas en un sitio, pero también de tener una jerarquía piramidal.
PIRÁMIDES Y CIRCULOS
Los anillos del sistema son los coordinadores, un grupo que incluye a todos los que antes se
llamaban capataces, supervisores, directores, o jefes. Los únicos que reportan a los coordinadores
son los asociados. Ningún coordinador se reporta a -otro coordinador, esa característica del
sistema es la que garantiza la reducción en los estratos administrativos.
Como en todas las empresas, valoramos el liderazgo, pero no es lo único que valoramos. En el
área de las bombas mannas, por ejemplo, tenemos un ingeniero de aplicaciones que puede mirar..^
el trazado de un barco y luego observar una bomba particular para decir, "Esa bomba fallará si la
llevan al Circulo Ártico". Gana mucho más dinero que la persona que administra su unidad.
Podemos cambiar el administrador, pero este sujeto sabe que clase de bomba funcionará en el
Ártico, y eso vale más. Los asociados a menudo ganan salarios más altos que los coordinadores-y
los socios, y pueden incrementar su status y su compensación sin ingresar en la "Línea de
Administración".
Los administradores, su status y eí dinero que disfrutan, en una palabra, la jerarquía, son el único
y más grande obstáculo para la administrado:; paríicipativa. Tuvimos que sacar del camino de la
toma de decisiones democráticas a los administradores y nuestro sistema circular lo logra
bastante bien.
Pero vamos más allá. No enganchamos, ni promovemos a nadie hasta que no ha sido entrevistado
y aceptado por todos sus futuros subordinados Dos veces al año, los subordinados evalúan a los
administradores. También dos veces al año, todos en la compañía diligencian en forma anónima
un cuestionario sobre la credibilidad de la compañía y la competencia de la alta administración.
Entre otras cosas, les preguntamos a nuestros empleados qué cosas los haría renunciar o entrar en
paro.
El edificio está construido al frente de una planta de Caterpiliar que es una de las fábricas del
Brasil con paros más frecuentes. Con dos sindicatos fuertes propios, no buscábamos estar en
primera fila en cada disputa laboral que se presentara. Pero aceptábamos la decisión de los
empleados porque creemos que a largo plazo, dejar que la gente participe en !as decisiones que
afectan sus vidas tendrá un efecto positivo en la motivación y la moral de los empleados.
Los empleados me ganaron también en votos en la adquisición de una compañía que todavía
estoy seguro hemos debido comprar. Pero ellos creyeron que no estábamos listos todavía para
digerirla y perdí el voto. En un caso como este, la credibilidad de nuestro sistema administrativo
está en juego. El compromiso de los empleados debe ser real, aún cuando no hace fácil la
administración. De todas formas, cuál es el futuro de una adquisición si aquellos que deben
operarla no creen que funciona?
ENGANCHE DE ADULTOS
"Piense en esto: Fuera de la fabrica, los trabajadores son hombres y mujeres que eligen a sus
gobernantes, prestan servicio en el ejercito, Lideran proyectos de la comunidad, crían y educan
familias, y toman decisiones sobre su futuro todos los días. Sus amigos les solicitan consejo. Los
vendedores hacen hasta lo imposible por convencerlos. Los hijos y nietos buscan en ellos su
sabiduría y experiencia. Pero en el momento que ingresan a la fabrica, la compañía los
transforma en adolescentes, deben usar escudos y escarapelas, llegar a una hora exacta, pararse
en la jila para marcar tarjeta en el reloj o solicitar su almuerzo, pedir permiso para ir al baño,
dar largas explicaciones cada vez que llega cinco minutos tarde, y seguir instrucciones sin hacer
muchas preguntas ".
También es cierto que el sentido común incluye una dosis de desobediencia civil, cada vez que
alguien llama la atención sobre algo que no funciona. Tuvimosque..libeíaí-a-lGS Thoreaus1 y los
Tom paines2 en la fábrica y convenir con el hecho de qu^a^ejjobediencia civil^io)era un signo
temprano de revolución sino una indicación clara de que hapa sentido cólmuiTeñ él trabajo.
Entonces reemplazamos todas las regulaciones tontas por la regla de sentido común y colocamos
a nuestros empleados en la exigente posición de utilizar su propio juicio.
Echamos también a la basura las complejas reglas de la compañía sobre gastos de viajé/ a que
clase de alojamiento tenia la gentederejJTg^Í4iagaiiajuiQjjjn^ llamada gratis a la casa
debía ser de cinco a diez minutos. Generalmente gastábamos una cantidad de tiemppdiscutiendo
El punto es que no nos importa. Si no podemos confiar en la gente nuestro dinero, por ningún
motivo deberíamos enviarlo fuera deljgaisji hacer negocios en nuestro nombre.
Suprimimos las investigaciones por seguridad, los candados de la bodega, y las auditorias de las
cuentas de caja menor de los empleados veteranos. No es que no iniciemos un juicio penal por
.una violación a nuestra confianza. Sólo que rehusamos a humillar al 97% de los trabajadores por
un ladrón ocasional o un desfalcador de centavos.
Fomentamos - prácticamente insistimos en- la rotación de puestos cada dos a cinco años para
evitar el aburrimiento. Hacemos un gran esfuerzo en proporcionar seguridad en el puesto y para
aquellos mayores de 50 o que han trabajado con la compañía durante más de tres años, los
procedimientos de despido son extra complicados.
En primer lugar, utilizamos un sistema de manufactura celular. En nuestra planta de equipos para
procesamiento de alimentos, por ejemplo, una célula fabrica sólo tajadoras ntra balanzas, j3tr.a
mezcladoras y así sucesivamente en nuestra planta de equipos para
procesamiento. Cada célula se auto-contiene, de modo que los productos -y sus problemas - se
separan uno del otro. En segundo lugar, asumimos que todos nuestros empleados eran adultos
dignos de confianza. No podíamos creer que vendrían a trabajar día tras día y sentarse a no hacer
nada porque los demás no llegaban. Con bastante rapidez nos imaginamos comenzarían a
coordinar sus horas de trabajo con sus compañeros de labores.
Y eso exactamente fue lo que sucedió. Sólo que aún más, por ejemplo, un hombre que quería
comenzar a las 7 a.m., pero como el operador de la grúa no entraba hasta las 8 a.m., él no poda
comenzar. Entonces se inició uri£¿jigjgusión generapy et resultado tínal rué que ahora todos saben
operar la grúa. En realidad, la mayoría de personas pueden ahora desempeñar varios puestos-. El
sindicato nunca ha puesto reparos porque la iniciativa surgió de los mismos trabajadores. Fue
idea de ellos.
Más aún, la gente del piso de la fábrica organizó el horario, y si dicen que este mes construirán 48
lavadoras comerciales de platos, entonces podemos ir a jugar tenis, porque 48 será"lcTque
construyan.
En un caso, un grupo decidió fabricar 220 cortadoras de carne. Al terminar el mes, habían
terminado las cortadoras según lo programado, excepto que aún luego de repetidas llamadas
telefónicas, el proveedor todavía no producía los motores. Entonces dos empleados lo visitaron»
le hablaron y consiguieron que entregara al finalizar el día 31. Entonces se quedaran toda la
noche, todos los trabajadores y terminaron el lote a las 4:45 de la madrugada.
Cuando introdujimos el horario flexible, decidimos realizar reuniones de seguimiento regulares
para "seguirle la pista" a los problemas y decidir como manejar los abusos y las interrupciones
del trabajo. Esto sucedió hace años, y todavía no realizamos la primera de estas reuniones.
¿Qué hace que nuestra gente se comporte de ésta forma?. Como Anthony Jay lo señala, el
hombre corporativo es un animal muy reciente. En Semco, tratamos de respetar al cazador que
dominó el primer 99.9% de la historia de nuestra especie. Si usted tenia que matar un mamut o
arreglárselas sin cena, no había tiempo para diseñar un cuadro organizacional, asignar tareas o
delegar autoridad. Básicamente, la persona que vio el mamut desde más lejos era el Avistador
Oficial, el más veloz era el corredor principal, quien disparó la lanza más certera era el Gran
Tirador, y la persona a quien todos los demás respetaban y escuchaban era el Jefe. Y esto era
todo. La distribución de pequeños cuadros para producir una apariencia de orden hubiera sido un
desperdicio de tiempo. Y todavía lo es.
"Creemos que a largo plazo, dejar que la sentéjjarticipe
en las decisiones que afectan sus vidas tendrá un efecto
positivo en la motivación y la moral de los empleados^
Lo que trato de decir es que, ponga a diez personas juntas, no nombre un jefe, y puede estar
seguro que uno de ellos se destacará. Y así surgirán un avistador, un corredor, tirador o lo que el
grupo necesite. Formamos grupos, pero éstos encuentran sus propios lideres. Y esto no es falta de
estructura, es sólo falta de una estructura impuesta_desde arriba.
Perp^ volviendo a ese mamut, por qué razóntpdos los miembros del grupo deseaban cada uno
hacer su parte del trabajo -buscando, cpniendlo, disparandóTdirigiendo- y mantenerse a un lado
cuando alguien lo pudiera hacer mejor? Porgue todos tendrían comida una vez el animal fueía
muerto y cocinado. Lo que importaba eran Tósresultados, no los rangos.
Las utilidades de la compañía son hoy en día la carne del mamut, y aunque existe un amplio
consenso sobre que la participación de utilidades es alguna clase de infección socialista, me
parece a mí que pocas herramientas de .motivación son más capitalistas. Todos están de acuerdo
en que las utilidades deberían pertenecer a aquellos quienes arriesgan su capital, que el
comportamiento empresarial merece una recompensa, que la creación de riqueza debería
enriquecer al creador. Bien, dependiendo de cómo defina usted el capital y el riesgo, todos estos
axiomas que pueden aplicarse tanto a los trabajadores como a los accionistas.
Una división escogió utilizar el dinero como un fondo para prestamos para construcción de
vivienda. Se trató de una votación muy estrecha y es posible que los trabajadores cambien de^
parecer el ano entrante. Mientras tanto, algunos de ellos, ya han recibido préstamos y han
comenzado a construir sus casas. En cualquier caso, los empleados hacen lo que quieren con el
dinero. Los asesores no intervienen.
*
La experiencia de Semco me ha llevado al convencimiento de que la participación de utilidades
tiene una excelente oportunidad de funcionar cuando corona en un amplio programa de
participación de los empleados, cuando el criterio sobre las utilidades es tan claro y simple que el
empleado menos favorecido puede entenderlo y, quizás lo más importante, cuando los empleados
tienen acceso cada mes a las estadísticas más vitales de la compañía: Costos, gastos generales,
ventas, nomina, impuestos y utilidades. "
TRANSPARENCIA
Son muchas la cosas que contribuyen a un exitoso programa de participación de utilidades: bajo
nivel de cambio de empleados, pago competitivo, ausencia de patemaíismo, negativa a otorgar
premios de - consolación cuando las utilidades bajan, distribución frecuente (trimestral • o
semestral) de utilidades y muchas oportunidades para que los empleados cuestionen las
decisiones de la administración que afectan las futuras utilidades. Pero nada es más importante
que aquellas estadísticas vitales, reportes frecuentes, cortos y francos sobre cómo se desempeña
la compañía. Transparencia total. Sin tretas, sin simplificaciones.
• Por el contrario, todos los empleados de Semco asisten a ciases para aprender a leer y entender
las cifras, y uno de sus sindicatos es el que dicta las clases. Cada mes, cada empleado recibe una
hoja de balance, un análisis de perdidas y ganancias, y un estado de flujos de caja de su división.
Los informes contienen unos 70 ítems (más, incidentaímente, de los que utilizamos para manejar
la compañía, pero no queremos que nadie piense que tratamos de retener información).
Creo que el coraje para mostrar las cifras reales siempre tendrá consecuencias positivas a largo
plazo. Ée otra parte, solo podemos mostrar las cifras que nos molestamos por reunir, y ya no hay .
tantas como solía haber. A mi parecer, solo importan las cifras grandes. Pero la gente de
contabilidad de Semco vive diciéndome que la única forma de obtener las grandes cifras es sumar
las pequeñas, no será necesario un esfuerzo extra para producir un presupuesto o un informe que
incluya iodo detalle pequeño. Un sofisma costoso y difícil de erradicar.
Hace unos años el presidente estado unidense Chalmers visito a Semco. Al terminar el recorrido
por la fabrica, hojeo nuestros informes mensuales y presupuestos. Para ese entonces teníamos
listas nuestras cifras el quinto día de cada mes en carpetas muy bien organizadas y las cifras
podían entenderse!. En la página 67, cuadro 112.6, por ejemplo, podíamos ver cuanto café
habían consumido los trabajadores de Manufactura Liviana III el mes anterior. El hombre dijo
estar sorprendido de hallar tal eficiencia en una compañía brasilera. De hecho, estaba tan
impresionado que le pidió a su subsidiaria en Brasil, una organización muchas veces más grande
que la nuestra, instalar un sistema similar.
Durante meses nos pavoneamos repitiendo a todo el que quería escuchar, que nuestro sistema de
presupuesto era de un alto nivel de desarrollo y que el presidente de una empresa norteamericana
ordenó a su gente copiarlo. Pero pronto comenzamos a darnos cuenta de dos cosas. Primero, que
nuestros gastos eran siempre demasiado altos, y que nunca bajaban porque el departamento de
contabilidad estaba llenos de oficinistas sobre pagados que no hacían otra cosa que compilarlos.
Segundo, habían tantos malditos números dentro de la carpeta que casi ninguno de nuestros
administradores los leían. De hecho sabíamos menos acerca de la compañía con toda esa
información de lo que sabíamos sin ella.
En la actualidad contamos con un sistema contable sencillo que suministra información limitada
pero relevante que podemos tomar y utilizar rápidamente. Bajamos de 400 centros de costos a
50. Descabezamos cientos de clasificaciones y docenas de líneas contables. Finalmente
podemos ver la compañía atraves de la bruma.
Lo que importa en los presupuestos como en los informes es que las cifras sean pocas e
importantes y que la gente las entienda c,on aproximación. Los tres informes mensuales, con sus
setenta líneas de artículos nos dicen como dirigir la compañía, les dicen a los administradores qué
también conocen sus unidades, y les dicen a nuestros empleados si habrá una utilidad. Todos
trabajan con base en la misma información y todos esperan lo que sucederá con lo que yo
llamaría una ferviente curiosidad.
De modo que no contamos con sistemas o funciones de personal o analistas ni nada como eso. Lo
que tenemos es gente que o vende o fabrica, y no hay nada intermedio. Existe un departamento
de mercadeo? ¡Nunca en la vida!. El mercado es problema de todos. Todos saben el precio del
producto. Todos conocen el costo. Todos tienen la hoja de balance mensual que dice
exactamente lo que cada uno fabrica, cuanto dinero nos cuesta, cuánto sobretiempo se pagó, todo.
Y los empleados saben que el 23% de la utilidad luego de impuestos les pertenece.
tornos muy, muy estrictos con las cifras. Queremos que entren el cuarto día del mes para que el
quinto salgan de regreso. Y como somos tan estrictos con los controles financieros, podemos ser
extremadamente laxos con todo lo demás. Los empleados
pueden pintar las paredes del color que deseen. Pueden entrar a trabajar cuando lo decidan.
Pueden utilizar la ropa que los haga sentir cómodos. Pueden hacer lo que les venga en gana. Es
asunto de ellos ver la conexión que hay entre productividad y utilidad y actuar de acuerdo con
ellos.
Un barco petrolero en una noche , máquinas lavaplatos capaces de limpiar 4.100 por hora,
unidades refrigerantes para sistemas de aire acondicionado que mantienen agradable la
temperatura de enormes torres de oficinas durante las más sofocantes olas de calor, batidoras que
mezclan todo, desde combustibles para naves espaciales hasta gomas de mascar, y fabricas
completas de galletitas, con 6.000 componentes diferentes y 25 kilómetros de cables eléctricos.
Pero no es por lo que Semco produce que ejecutivos y expertos en management del mundo pasan
meses esperando concretar una visita a nuestras plantas y oficinas, sino que se trata del estilo de
trabajo de la gente de Semco.
Cuando sucedí a mi padre en la dirección de Semco hace veinte años, ésta era una empresa
tradicional en todos los aspectos, con una estructura piramidal y una norma para cada
contingencia. Hoy, nuestros operarios muchas veces determinan sus propios cupos de producción
e incluso usan su tiempo libre para cumplirlos, sin presiones por parte de la gerencia, ni cobro de
horas extras. Ayudan a rediseñar los productos que fabrican y formulan los planes de marketing.
Por su parte sus jefes manejan nuestras unidades de negocio con extraordinaria libertad, al
determinar estrategias sin interferencias de sus superiores. Hasta fijan sus propios salarios sin
condicionamientos.
De todos modos nada es secreto para nadie, y la información financiera sobre Semco, se trata sin
ningún secreto. Es más, nuestros operarios tienen acceso ilimitado a nuestros libros (y solo
tenemos un juego). Para demostrar nuestra seriedad en este tema. Semco, con los sindicatos que
representan a nuestros obreros, desarrolló un curso para enseñar a todos, incluso a los mensajeros
y personal de limpieza, a leer los balances y estados dejflujo de caja. Para tomar decisiones
verdaderamente importantes, como comprar otra empresa, en Semco todos dan su opinión. Hace
algunos años, cuando queríamos reasentar una fabrica, cerramos la fábrica por un día y todos nos
amontonamos en autobuses para inspeccionar tres nuevos sitios posibles.¿Después de eso los
obreros decidieron. Su elección no nos entusiasmo en absoluto pues el lugar se hallaba junto a
una empresa que soportaba huelgas con frecuencia. Pero como nadie quería entradas en primera
fila para presenciar una guerra entre trabajadores y directivos, nos mudamos de, todas maneras.
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Con frecuencia me preguntan: ¿qué piensan los jefes de todo eso? Bueno, ya no tenemos tantos
jefes como solíamos tener. A medida que los obreros comenzaron a tener mayor control sobre
sus tareas y tomaron mayor participación en nuestras políticas, las necesidades de supervisores
disminuyo. También hemos reducido nuestro plantel corporativo que proporciona asesoramiento
legal, contable y de comercialización a nuestras unidades de fabricación, en más de un 75%. Ya
ni siquiera tenemos departamento de procesamiento de datos ni de entrenamiento. Cada uno
verifica su
propio trabajo, de manera que tampoco necesitamos un departamento de control de calidad.
Después de observarnos muy bien a nosotros mismos comenzamos a desgastar la burocracia que
nos rodea y de 12 niveles de management pasamos a 3 y diseñamos una nueva estructura sobre la
base de círculos concéntricos que reemplazan la tradicional y atrapante pirámide corporativa.
También hemos modificado la forma en que nuestros departamentos hacen negocios entre sí. Si
uno de ellos no quiere adquirir los servicios de otro, es libre de buscar a fuera de la empresa y
comprar a alguien distinto. La amenaza de la competencia nos mantiene a todos en guardia. No
hace mucho hemos atentado a los empleados a iniciar sus propias empresas, facilitándoles el
arrendamiento de la maquinaria a precios preferciales. Por supuesto que les compramos a
nuestros exempleados, pero ellos también pueden vender a otros, incluso a competidores de
Semco. Este programa nos ha comprimido y tomado mas ágiles y les ha posibilitado a ellos el
máximo control de su vida laboral, genera entrepreneurs (empresarios dentro de la empresa) a
partir de ser o haber sido empleados.
Este es un caso extremo, por supuesto pero traíamos de maximizar las posibilidades y minimizar
la supervisión de todas las personas que trabajan en Semco. No es que no tengamos un proceso
de rendición de cuentas. Antes de que las personas sean contratadas o ascendidas a posiciones de
liderazgo son entrevistadas, y aprobada por todos quienes trabajaran para él. Y cada 6 meses los
gerentes son evaluados por quienes ocupan cargos inferiores a ellos. Los resultados se exhiben
para que todos los puedan ver. ¿Esto significa que los obreros pueden despedir a sus jefes?
Supongo que si, ya que toda persona que en reiteradas oportunidades obtiene malas notas por lo
general se va de Semco por uno u otro modo.
Hemos tomado una empresa moribunda y la hemos rescatado, negándonos a despilfarrar nuestro
principal recurso, nuestra gente, Semco ha crecido 6 veces a pesar del deterioro de la recesión, la
galopante inflación y la cahotica política económica nacional. La productividad ha crecido casi 7
veces. Las ganancias se quintuplicaron. Y hemos tenido periodos hasta de 14 meses en los que_,.:
ningún obrero dejo la empresa. Se han acumulado más de 2000 solicitudes de empleo, cientos de .
ellas pertenecen a personas que harían cualquier trabajo por el solo hecho de estar en Semco. Eri .->•;
realidad el ultimo aviso publicado en el que solicitábamos personal genero más de 1400
respuestas en la primera semana. Y en una encuesta realizada a recientes graduados
universitarios por una importante revista brasilera, 25% de hombres y 13% de mujeres dijeron
que Semco era la empresa en la que tenían mayores deseos de trabajar.
SIN MANUALES
Mi función es la de un catalizador. Trato de crear un ambiente en el que otros tomen casi todas
las decisiones. Tener éxito significa no tener que tomarlas yo. Uno de mis primeros actos en
Semco fue dejar de lado las reglas. Todas las empresas tienen Biblias de procedimiento. Algunas
de ellas se parecen a la Enciclopedia Británica. ¿Quién las necesita? Ellas desalientan la
flexibilidad y reconfortan a los complacientes. En Semco, nos alejamos de las formulas e
intentamos mantener nuestras mentes abiertas. Supe que nuestro libro de reglas o manual de
procedimiento servia para nada cuando una vez, a manera de prueba distribuí algunas paginas
'adicionales al mismo. Solicite a algunos gerentes que leyeran las nuevas secciones y me
comunicaran su impresión. Casi todos dijeron que estaba bien. El problema fue que yo había
abrochado las paginas de manera que no pudieran ser leídas sin separarlas primero. Es curioso
que'nadie haya mencionado eso. Todo lo que reciben los nuevos empleados de Semco es ufí
folleto de 20 páginas al que llamamos, El Manual de Supervivencia. Tiene muchos dibujos percí
pocas palabras. El mensaje básico es use su sentido común.
Por si hasta ahora no lo ha adivinado, la política estándar de Semco es no tener una política.
Muchas empresas tienen departamentos enteros dedicados a generar montañas de papeles para
controlar a sus empleados. Tomemos los viajes. Tienen reglas que gobiernan lo que una persona
puede gastar en cada situación posible. En Semco, queremos que la gente gaste lo que piensa que
debe gastar, tal como si viajara por su cuenta, con su propio dinero. No existen los
departamentos, las reglas, las auditorias. Si nos atemorizara dejar que la gente decida en que
sector del avión sentarse o que cantidad de estrellas debería tener un hotel, no los estaríamos
enviando al exterior para hacer negocios a nuestro nombre, ¿Verdad?.
Confiamos plenamente en nuestros empleados. De hecho, somos socios. Con la premisa de que
una sociedad capitalista debe ser capitalista para todo, Semco cuenta con un plan de participación
en las ganancias, pero con una diferencia. Es habitual que ¡as empresas entreguen estos planes tal
como Dios entrego los mandamientos a Moisés. Los propietarios deciden quién obtiene qué y
cuándo. En Semco, la participación en las ganancias es democrática. Nosotros negociamos con
nuestros trabajadores el porcentaje básico a distribuir -resultó ser un valor aproximado al cuarto
de nuestras ganancias corporativas- y ellos celebran asambleas para decidir cómo dividirlo Es
cuestión de ellos. La participación en las ganancias ha funcionado tan bien que una vez, durante
las negociaciones realizadas por un nuevo contrato laboral, un líder sindical argumento que un
aumento demasiado grande extendería demasiado la empresa.
Algunas personas han vinculado la filosofía de Semco con el socialismo, con el viejo sentido deíj
socialismo de Europa Oriental. Pienso que estamos 'demostrando que la participación del;5'
trabajador no significa que los jefes pierdan autoridad. Lo que si descartamos es el autoritarísimar
ciego e irracional que disminuye la productividad. Nos conmueve que nuestros empleados sean
autónomos e independientes. Eso significa que se preocupan por su trabajo y por su empresa, y
eso es bueno para todos nosotros.
Cuando se elimina el pensamiento rígido y las estructuras jerárquicas, las cosas se vuelven
desordenadas y ese es el aspecto de nuestras fabricas. Nuestras maquinas, en lugar de estar
prolijamente alineadas en largas hileras recías, al estilo Henry Ford, se encuentran instaladas en
curiosos rincones y en lugares inesperados. Eso se debe a que por lo general nuestros operarios
trabajan en grupos o equipos que ensamblan un producto completo, no sólo un componente
aislado. Eso les da mayor control y responsabilidad, lo que hace que ellos sean más felices y
nuestros productos mejores. Casi todos nuestros obreros dominan varias tareas. Hasta manejan
los elevadores de carga para suministrar a sus compañeros materias primas y elementos que ellos
mismos han comprado a los proveedores.
Al principio, el Sindicato Metalúrgico se resistió a esa flexibilidad. Mucho tiempo atrás, la mano
de obra organizada se vio forzada adoptar clasificaciones de trabajos cada vez más y más
estrechas como defensa frente a las grandes corporaciones que presionaban mucho más para
obtener mayor productividad y ganancia.
Con el tiempo los Sindicatos tomaron conciencia de que podrían hacer que el sistema se volviera
en contra de los dueños de las corporaciones negándose a permitir cualquier desviación de las
regias sin un pago adicional. Con el tiempo el sistema se volvió más ventajoso para los
trabajadores que' para los directivos, pero en realidad no beneficiaba a ninguno de los dos.
Cuando el sindicato se dio cuenta de que Semco no tenia intenciones de desmantelar su poder,
que las mayores ganancias que generaría nuestra fabrica significarían mejores sueldos para los
afiliados al sindicato y que teníamos la intención de proporcionar a los trabajadores una
participación significativa en nuestra actividad, ios obstáculos desaparecieron. Se nos había
permitido innovar, dejar que nuestros empleados innovaran. Todos somos más libres.
Los obreros de nuestra fabrica pueden llegar en cualquier momento entre las 7 y las
9 a.m. Ellos lo eligen, no nosotros. ¿Qué pasa si un operario desea llegar a las 7 y su compañero
de equipo a las 9? ¿Con seguridad eso influiría en la producción? Esa era también nuestra
preocupación, de manera que formamos, un equipo de trabajo para mediar ante cualquier
problema. Pero no hubo necesidad. Nuestros operarios sabían que la producción sufriría sino
coordinaban sus horarios, así que eso fue lo que hicieron.
En el vestíbulo de nuestra sede central, un edificio estándar de acero y vidrio con cuatro pisos de
oficinas, hay un escritorio de recepción pero sin recepcionisía. Ese es el primer indició dé que
somos diferentes. No tenemos recepcipnisías. Ño pensamos que sean necesarias, a pesar de todas
las personas que nos visitan. Tampoco tenemos secretarias ni asistentes personales. No creemos
que sea conveniente cargar el listado de empleados con puestos no gratificantes y sin futuro.
Todos en Semco, hasta los altos gerentes, buscan en la recepción a sus invitados, esperan su turno
para la fotocopiadora, envían sus propios faxes, escriben sus cartas a maquina o en computador y
hacen sus llamadas telefónicas. No contamos con comedores para ejecutivos y el aparcamiento
funqiona estrictamente por orden de llegada. Todo eso es parte de dirigir una "empresa natural".
En Semco nos hemos despojado de los privilegios que aumenten eí ego pero perjudican el
balance.y distraen a todos de las tareas de fabricar, comunicar, vender, facturar y cobrar, etapas
cruciales para cualquier empresa.
Nuestras oficinas ni siquiera tienen la cantidad habitual de paredes. En lugar de estás, conjuntos
de plantas separan nuestros escritorios, computadora, y tableros de dibujo en nuestras áreas de
trabajo. El estilo es informal : hay quienes usan trajes, corbatas o vestidos, otros blujines y
zapatillas. Eso no interesa. Si ia gente quiere emular a Tilomas Watson y usan camisa blanca, no
hay ningún problema. Pero también se pueden usar 1< s cuellos volcados y camisetas. Y quiero
que nuestra gente se sienta libre de poner ¡os pies sol re el escritorio, tal como lo hago yo. Me
complace informar que, en mas de una oportunidad, uo grupo de ejecutivos de Semco ha sido
interrumpido por personas que deseaban usar su sala de conferencias para realizar una fiesta de
cumpleaños. Me emociona ver a los gerentes comer torta en pequeños platos de cartón decorados
con Mikcy y Minnie. Tenemos un gerente de ventas llamado Rubín Agater que se sienta en su
silla y lee el diario durante horas y ni siquiera desea aparentar estar ocupado. Estoy seguro de que
este descontrola a algunos de nuestros visitantes. La mayoría de los gerentes modernos no lo
tolerarían. Pero cuando una bomba Semco instalada efl un petrolero del otro lado del mundo
fallan y millones de petróleo están a punto de derramarse en el mar, Rubin entra en acción. Eí
sabe todo lo que hay que saber sobre nuestras bombas y como repararlas: Es en ese momento
cuando gana su sueldo. A nadie le importa sino parece oc «pado el resro del tiempo.
Mi oficina se encuentra en el cuarto piso, al menos allí es-aba ia úiíirfia vez. No uso mi oficina
tanto cerno oíros. Por lo general en las mañanas trabajo en casa. Me concentro mejor allí, a pesar
de los dos peiros ovejeros a los que les gusta ¡adrar cuando hablo aor teléfono con clientes
importantes. Estimulo a oíros gerentes de Semcp para que también trabajen en su casa. Además,
suelo tomarme como mínimo dos meses por año para viajar, y me gusta ir a lugares lejanos. En
mi oficina hay dos fotografías de dos expediciones recientes, un safari en un globo en Tanzania y
una expedición a través del paso Khyber, en Afganistán. Nunca dejo un número telefónico al que
puedan llamarme cuando estoy de viaje y tampoco llamo yo. Quiero que todos en Semco sean
autosuficieníes. La empresa esta organizada -bueno, tal vez ésa no sea la palabra justa para
nosotros- para no depender demasiado de nadie, en especial de mí. Me siento orgulloso de que en
dos oportunidades al regresar de largos viajes me haya encontrado con que mi oficina había sido
trasladada, y cada vez era más pequeña.
.-z.
No hace mucho la esposa de unos de los obreros fue a ver a un integrante de nuestro equipo de
recursos humanos. Estaba asombrada por la conducta de su marido. Había dejado de gritar a los
niños, dijo y preguntaba a todos que querían hacer durante los fines de semana. Esos modales
estaban muy distantes de su habitual manera de ser autoritaria y gruñona. La mujer estaba
preocupada y se preguntaba: ¿Qué estábamos haciéndole a su marido? Nos dimos cuenta que así
como Semco cambió para mejorar, el también había mejorado a la par con nosotros.
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