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Que son los dones espirituales en que consiste y quien los imparte
Los dones espirituales son habilidades especiales que Dios regala a sus hijos para
la edificación de su iglesia. Debemos usarlos para bendecirnos los unos a los otros
y construir juntos una iglesia fuerte que honra a Dios.
Todos los cristianos tenemos por lo menos un don y el Espíritu Santo distribuye los
dones según quiere: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a
cada uno según él lo determina» (1 Corintios 12:11). Sin embargo, la Biblia nos
dice también que podemos anhelar otros dones, y nos anima a pedirlos (1
Corintios 12:31).
De igual forma el capítulo 14 es uno de esos pasajes que está en boca de todos.
Tanto igualitaristas como tradicionalistas mencionan a menudo las palabras del
apóstol, aunque con fines dispares: unos las citan para afirmar su autoridad,
mientras que otros para rechazarla. ¿Qué significa, entonces, que las mujeres
guarden silencio? La respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que parece
a simple vista. Este debate se ha prolongado por años y las soluciones son
variopintas y extensas. Por lo menos hay nueve interpretaciones posibles y todas
afirman ser la solución satisfactoria. Pero es evidente que no todas las opciones
son legítimas. Es necesario analizarlas una a una para poder establecer cuál refleja
la intención y el significado original del apóstol.
Biografía de Filemón y Onésimo
En una de las cartas del apóstol Pablo escritas por inspiración divina, se analiza la
delicada situación que enfrentó a dos hombres, a saber: Filemón y Onésimo.
¿Quiénes eran? ¿Qué hizo que Pablo se interesara en su situación?
Las Escrituras no nos dicen por qué Onésimo se encontraba a más de 1.400
kilómetros de su casa, en compañía de Pablo en Roma, donde este escribió la
carta a Filemón alrededor de 61 E.C. Pero Pablo dijo a Filemón: “Si [Onésimo] te
hizo alguna injusticia o te debe algo, tenlo cargado a mi cuenta” (Filemón 18). De
estas palabras se desprende que Onésimo se había metido en un problema con su
amo, Filemón. Pablo escribió su carta con el propósito de reconciliar a ambos.
Se ha dicho que Onésimo se hizo fugitivo después de robar a Filemón para costear
su huida a Roma, donde tenía pensado pasar inadvertido entre las masas.* En el
mundo grecorromano, los fugitivos constituían un problema de grandes
proporciones, no solo para sus dueños, sino también para la administración
pública. Se dice que Roma misma tenía “fama de ser un lugar habitual de refugio”
de los esclavos fugitivos.