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ROMANOS 12 AL 16

Deberes cristianos, Cívicos y sociales

En romanos 12 nos dice los deberes cristianos diciendo en el versículo 6 - 21 “6 De


manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o si de servicio, en servir; o el
que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte,
con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los
unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a
los otros. 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu,
sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación;
constantes en la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos;
practicando la hospitalidad. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no
maldigáis. 15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. 16 Unánimes
entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en
vuestra propia opinión. 17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno
delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros,
estad en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis vosotros mismos, amados
míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo
pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si
tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás
sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.”

De igual forma en el capítulo 13 en el versículo 5-14 “5Por lo cual es necesario


estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la
conciencia. 6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de
Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al
que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que
honra, honra. 8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el
que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque: No adulterarás, no matarás, no
hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento,
en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no
hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. 11 Y esto,
conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está
más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está
avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y
vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente; no en
glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14
sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.

Que son los dones espirituales en que consiste y quien los imparte

En la Biblia encontramos tres listas principales de dones: 1 Corintios 12:4-11, 28;


Romanos 12:6-8 y Efesios 4:7-13. Es interesante ver que los tres capítulos
principales en los que se habla de los dones tienen como denominador común el
tema del amor y la unidad de los creyentes. Por esto queda claro que los dones
deben usarse con amor, con el deseo de aportar para el bien y la edificación de la
iglesia. De otra forma no cumplirán el propósito para el cual Dios los ha concedido.

Los dones espirituales son habilidades especiales que Dios regala a sus hijos para
la edificación de su iglesia. Debemos usarlos para bendecirnos los unos a los otros
y construir juntos una iglesia fuerte que honra a Dios.

Todos los cristianos tenemos por lo menos un don y el Espíritu Santo distribuye los
dones según quiere: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a
cada uno según él lo determina» (1 Corintios 12:11). Sin embargo, la Biblia nos
dice también que podemos anhelar otros dones, y nos anima a pedirlos (1
Corintios 12:31).

Capítulos 13 y 14 1ra carta a los corintios

El tema central de este capítulo es el amor, que es la energía de los dones. El


capítulo 13 ha sido llamado el capítulo del amor de la Biblia. Ahora bien, Pablo dijo
que había una manera en que los dones debían ser utilizados y ese era un detalle
de suma importancia. Hay personas que han tratado de explicar lo que se ha dado
en llamar propiamente, "el capítulo de amor de la Biblia". Pero hay algunos pasajes
en la Biblia que se proyectan mucho más allá de nuestra comprensión y
entendimiento. Este capítulo 13 es uno de ellos y también lo es Juan, capítulo 3,
versículo 16. En este capítulo 13 de la Primera Epístola a los Corintios se utiliza la
palabra amor, y ésta viene de la palabra ágape, usada en el griego original del
Nuevo Testamento.

De igual forma el capítulo 14 es uno de esos pasajes que está en boca de todos.
Tanto igualitaristas como tradicionalistas mencionan a menudo las palabras del
apóstol, aunque con fines dispares: unos las citan para afirmar su autoridad,
mientras que otros para rechazarla. ¿Qué significa, entonces, que las mujeres
guarden silencio? La respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que parece
a simple vista. Este debate se ha prolongado por años y las soluciones son
variopintas y extensas. Por lo menos hay nueve interpretaciones posibles y todas
afirman ser la solución satisfactoria. Pero es evidente que no todas las opciones
son legítimas. Es necesario analizarlas una a una para poder establecer cuál refleja
la intención y el significado original del apóstol.
Biografía de Filemón y Onésimo

En una de las cartas del apóstol Pablo escritas por inspiración divina, se analiza la
delicada situación que enfrentó a dos hombres, a saber: Filemón y Onésimo.
¿Quiénes eran? ¿Qué hizo que Pablo se interesara en su situación?

El destinatario de la carta, Filemón, vivía en Colosas (Asia Menor). A diferencia de


muchos otros cristianos de la zona, Filemón conocía a Pablo, pues había aceptado
las buenas nuevas a raíz de su predicación (Colosenses 1:1; 2:1). Pablo lo
consideraba un ‘amado colaborador’. Filemón fue un ejemplo de fe y amor,
además de ser hospitalario y una fuente de refrigerio para sus compañeros
cristianos. Hay indicios de que Filemón era también un hombre acaudalado, pues
su casa era de tamaño suficiente como para celebrar en ella las reuniones de la
congregación de Colosas. Se ha dicho que Apfia y Arquipo, a quienes Pablo dirigió
también la carta, eran la esposa y el hijo de Filemón. Además, Filemón tenía por lo
menos un esclavo, Onésimo (Filemón 1, 2, 5, 7, 19b, 22).

Las Escrituras no nos dicen por qué Onésimo se encontraba a más de 1.400
kilómetros de su casa, en compañía de Pablo en Roma, donde este escribió la
carta a Filemón alrededor de 61 E.C. Pero Pablo dijo a Filemón: “Si [Onésimo] te
hizo alguna injusticia o te debe algo, tenlo cargado a mi cuenta” (Filemón 18). De
estas palabras se desprende que Onésimo se había metido en un problema con su
amo, Filemón. Pablo escribió su carta con el propósito de reconciliar a ambos.

Se ha dicho que Onésimo se hizo fugitivo después de robar a Filemón para costear
su huida a Roma, donde tenía pensado pasar inadvertido entre las masas.* En el
mundo grecorromano, los fugitivos constituían un problema de grandes
proporciones, no solo para sus dueños, sino también para la administración
pública. Se dice que Roma misma tenía “fama de ser un lugar habitual de refugio”
de los esclavos fugitivos.

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