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1.

TEORIA GENERAL DEL CONTRATO

1.1 Concepto, contenido, necesidad.


La teoría general del contrato podemos definirla, como el conjunto sistematizado de
conocimientos que explican qué es el contrato; cómo funciona, se desenvuelve, se
genera, se transmite, se modifica, se extingue, es decir, todos los efectos que
produce en el contorno jurídico de las personas que intervienen en él; dónde debe
ser cumplido, en su caso el lugar dónde deba ser reclamada su ejecución forzosa o
su rescisión; cuáles reglas le pueden ser válidamente aplicadas por los forjadores,
cuáles deben ser las reglas de interpretación del mismo. Todo ello explicando las
reglas genéricas para el contrato en general como acto jurídico y las específicas en
relación a cada tipo de contrato en particular.

1. El contenido fundamental del contrato ha de estar determinado de manera clara


y suficiente, sin que sea preciso un nuevo acuerdo de voluntades de las partes
contractuales.

2. Los efectos fundamentales del contrato no se pueden dejar al mero arbitrio de


uno de los contratantes.

3.Sin perjuicio de lo que establecen los apartados anteriores, las partes pueden
pactar que el precio u otro elemento del contrato sea determinado por tan solo una
de ellas o por un tercero. En este caso, salvo que el contrato establezca otra cosa,
si la elección del precio o del otro elemento no es razonable, estos pueden ser
sustituidos por otros adecuados a las circunstancias del contrato.

1.2 Estructura del código civil de 1928, ubicación de la


teoría general del contrato.
CÓDIGO CIVIL mexicano de 1928. Es un código largo, que se caracteriza por
constituir la más fuerte reacción contra el individuo así mismo dentro de los códigos
occidentales.1928. Distrito Federal. El 28 de marzo, durante el gobierno de Plutarco
Elías Calles, se publicó el Código Civil para el Distrito Federal y Territorios
Federales, en materia común y para toda la República en materia federal. Su
vigencia fue a partir de 1932.El Código Civil para el Distrito y Territorios Federales
en Materia Común y para toda la República en Materia Federal surge como
consecuencia de que en 1926 el Congreso de la Unión autorizó al titular del Poder
Ejecutivo para reformar, entre otros ordenamientos, al Código Civil, desde luego se
hacía referencia al Código Civil del Distrito Federal y Territorio de la Baja California,
de 31 de marzo de 1884, entonces en vigor, tal autorización fue prorrogada en dos
ocasiones, en 1927 y1928. En ese entonces, el presidente de los Estados Unidos
Mexicanos era Plutarco Elías Calles (cargo que ocupó desde el 1o. de diciembre de
1924 al 30 de noviembre de 1928).

la constitucionalidad del Código Civil: ordenamiento que por las materias que
contiene, lo colocan en un lugar preponderante dentro de todo el sistema jurídico
mexicano. Motivan este planteamiento básicamente dos opiniones encontradas,
una sosteniendo su constitucionalidad y otra negándola. La opinión a favor de la
constitucionalidad del código proviene básicamente de u n criterio de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, de 1995.

Sostiene que cuando se expide el Código Civil para el Distrito y Territorios Federales
en Materia Común y para toda la República en Materia Federal, el Congreso de la
Unión estaba facultado para expedirlo, y en consecuencia el código está acorde con
la Constitución (en adelante, argumento I-1995).9Al anterior criterio de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, agregamos la tesis jurisprudencial P. J. 12/93
(publicada en la Gaceta 71, de noviembre de 1993, p. 10); la cual sostiene que el
Código Civil expedido por el presidente de la república en el ejercicio de facultades
extraordinarias es constitucional (en adelante, argumento I-1993).Pues bien, el
argumento I-1995 inicia con una afirmación contundente: "Aun cuando es verdad
que en ningún artículo de la Constitución se establecía de modo expreso la facultad
del Congreso de la Unión para expedir el Código Civil...".Y no obstante lo anterior,
se considera que tal atribución se encontraba implícita en diversos artículos de la
misma Constitución como son el 14, 16 y 17.Se sustenta este argumento en los
párrafos segundo y cuarto del artículo 14; en el primer párrafo del artículo 16 y en
los párrafos primero y segundo del artículo 17.Y concluye que de las disposiciones
legales en comento, se advierte la necesidad de que la comunidad cuente con
ordenamientos del orden civil y procesal; de ahí que la facultad legislativa se
concediera al Congreso de la Unión

1.3 Convenio y contrato, conceptos, utilidad, el derecho


italiano.
convenio: una decisión tomada en común por dos o más personas, por una junta,
asamblea o tribunal. También se denomina así a un pacto, tratado o resolución de
organizaciones, instituciones, empresas públicas o privadas. Es el control externo
que existe para la conducta humana en pocas palabras las normas que rigen
nuestra conducta social. Constituye una de las fuentes del derecho.

Es, por lo tanto, la manifestación de una convergencia de voluntades con la


finalidad de producir efectos jurídicos. El principal efecto jurídico del convenio es su
obligatoriedad para las partes que lo otorgan naciendo para las mismas obligaciones
y derechos. Es válido cualquiera que sea la forma de su celebración, oral o escrita,
siempre que el consentimiento de los otorgantes sea válido y su objeto cierto,
determinado, no esté fuera del comercio o sea imposible.

Contrato: Es un acuerdo de voluntades, verbal o escrito, manifestado en común


entre dos, o más, personas con capacidad (partes del contrato), que se obligan en
virtud del mismo, regulando sus relaciones relativas a una determinada finalidad o
cosa, y a cuyo cumplimiento pueden compelerse de manera recíproca, si el contrato
es bilateral, o compelerse una parte a la otra, si el contrato es unilateral.

Es el contrato, en suma, un acuerdo de voluntades que genera «derechos y


obligaciones relativos», es decir, sólo para las partes contratantes y sus
causahabientes. Pero, además del acuerdo de voluntades, algunos contratos
exigen, para su perfección, otros hechos o actos de alcance jurídico, tales como
efectuar una determinada entrega (contratos reales), o exigen ser formalizados en
documento especial (contratos formales), de modo que, en esos casos especiales,
no basta con la sola voluntad. De todos modos, el contrato, en general, tiene una
connotación patrimonial, incluso parcialmente en aquellos celebrados en el marco
del derecho de familia, y es parte de la categoría más amplia de los negocios
jurídicos. Es función elemental del contrato originar efectos jurídicos (es decir,
obligaciones exigibles), de modo que a aquella relación de sujetos que no derive en
efectos jurídicos no se le puede atribuir cualidad contractual.

Derecho italiano: ha tenido una vida corta; la unificación política de la península


sólo se llevó a cabo en 1861. El sistema jurídico que se estableció entonces tuvo
las siguientes características:

- La Constitución del reino de Cerdeña (Cerdeña y Piamonte) de 1848 fue extendida


a todo el reino de Italia.

-Un código civil, uno comercial y alrededor de diez leyes administrativas mayores
fueron aprobados en 1865.

- Entre los tres poderes del Estado (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), el Ejecutivo,
detentado por la corona, desempeñó el rol principal. El Legislativo únicamente llevó
a cabo un papel residual y el Judicial fue sólo parcialmente independiente. · Desde
1889 le fue otorgada al Consejo de Estado competencia judicial en la resolución de
las controversias entre los ciudadanos y las autoridades públicas, estableciéndose
así un sistema dualista de tribunales.

-El sistema administrativo era extremadamente centralizado a través del uso de


prefectos. Los prefectos eran oficiales superiores con el poder de mantener los
gobiernos locales bajo control.

1.3.1 acuerdo simple.


Es aquél en el que las partes firman ante los invitados tantos ejemplares como
partes, a los efectos de que cada una pueda llevarse suscrito por todos un ejempla

La firma de convenios simples.

El acto denominado convenio simple es aquél en el que las partes firman ante los
invitados tantos ejemplares como partes, a los efectos de que cada parte, pueda
llevarse, suscrito por todos, un ejemplar. Tras la firma es habitual el intercambio de
carpetas y el apretón de manos como símbolo del éxito alcanzado y de la
satisfacción conseguida. Este tipo de acto es el indicado hasta un máximo de cuatro
firmantes; más no, dado que el sistema se complicaría mucho.

1.3.2 Acuerdo normativo.


Se conoce como a la norma o conjunto de normas que guían, dirigen y ajustan el
comportamiento de un individuo, organización, materia y/o actividad. Por ejemplo:
normativa laboral.

El acuerdo normativo es usado como sinónimo de regla, método, procedimiento,


siendo su presencia y cumplimiento de suma importancia dentro de una
organización, institución y/o sociedad, ya que estipula y limita el comportamiento y
funciones de cada uno de sus miembros permitiendo lograr una sana convivencia y
el alcance de sus objetivos planteados. Se debe llevar a cabo una serie de normas
y reglas que queda estipuladas para llevar un buen funcionamiento de las
relaciones.

1.3.3 Tratos preliminares, a carta de intención.


Los tratos preliminares no son vinculantes, en virtud de que el resultado de ellos
no es todavía el contrato, sino un mero esquema hipotético, que se convertirá en un
futuro contrato, si las partes dan su consentimiento sobre cada una de las cláusulas
que lo forman. Sin embargo, tales tratos sí obligan cuando ya han llegado al punto
en que haga prever que se podría celebrar el contrato y una de las partes rompe
con los tratos sin motivo justo o atendible, porque entonces se da la culpa en el
curso de los tratados contractuales y la responsabilidad precontractual y entonces
la contraparte tendrá derecho al resarcimiento del daño, esto es, al denominado
interés contractual negativo, en contraposición al llamado interés contractual
positivo o interés en el cumplimiento cuando pueda probarse que confiando en el
estado de los tratos, ha incurrido en gastos que no habría afrontado si hubiese
podido prever que el contrato no se iba a concluir, o bien, que rechazó otra oferta
igual o más ventajosa, proveniente de otra persona sufriendo así daños y/o
perjuicios lo cual se encuentra implícito en el artículo 1796 del Código Civil para el
Distrito Federal, pero no obstante lo anterior, no hay lugar al resarcimiento cuando
la ruptura de los tratos ha quedado sin consecuencias patrimoniales para la
contraparte.

Carta de Intención. La carta de intención o MOU como: “Documento que se


suscribe en la etapa precontractual, originado de forma unilateral o bilateral, que
consigna la intención o voluntad de iniciar o continuar una negociación, el objeto y
alcances de la misma, los avances en la negociación al día de su firma en su caso,
los puntos abiertos sobre los cuales habrá de alcanzarse un acuerdo definitivo, las
reglas de conducta que deberán observar los firmantes en la negociación y las
condiciones a las que se sujetará su desarrollo.”

Es una propuesta unilateral que una parte le entrega a la otra, en la cual se asientan
las condiciones bajo las cuales se desarrollarán las negociaciones, y las reglas de
conducta o de comportamiento de los interesados durante la etapa gestacional del
contrato (precontractual), sin que esto implique una obligación de concluir o cerrar
un acuerdo final. Contiene declaraciones y manifestaciones de voluntad de una sola
parte, dirigida a un destinatario (el otro negociante) y con solicitud de firma de
aceptación que garantice la seriedad de las negociaciones. Se mantienen los
términos comunes del género Epistolar (desde el “Estimado Sr.” hasta el
“Atentamente”)

La carta de intención o MOU incluye también ciertas condiciones sobre las se


desarrollará el proceso de negociación, como un precio indicativo de venta, que será
casi en todos los casos susceptible de ajustes o modificaciones, adelantar un
proceso de auditoría legal y contable estableciendo de qué manera y a cargo de
quién correrá ese proceso, fijar una fecha estimada para la conclusión de
negociaciones y firma del contrato definitivo, fijar ley aplicable y jurisdicción para la
resolución de conflictos emanados de la operación.

1.3.4 Condiciones generales, de la contratación.


Las Condiciones Generales de la Contratación son cláusulas contractuales que se
caracterizan por:
- Estar predispuestas.

- Imponerse por una de las partes, con independencia de su autoría material, de su


apariencia externa, de su extensión y de cualesquiera otras circunstancias.

- Redactarse con la finalidad de ser incorporadas a una pluralidad de contratos. Se


suelen presentar en la contratación de servicios tales como el teléfono, la luz, el
agua, la electricidad o en la contratación bancaria.

Son cláusulas que aparecen en contratos, que teniendo igual contenido, son
elaborados por parte de las empresas prestadoras de servicios con objeto de
concertarlos con una pluralidad indeterminada de consumidores o usuarios, sin que
se produzca con éstos una negociación individualizada de cada cláusula. Por ello
decimos que la empresa “impone” el contrato (su contenido no es negociable),
mientras que el consumidor es un mero “adherente” (se adhiere, si quiere, al
contenido de ese clausulado, sin tener la posibilidad de negociar).

1.3.5 Autonomía privada, autonomía de la voluntad y


dirigismo contractual, conceptos, contenidos.
Autonomía privada: es el poder reconocido a las personas para regular, dentro del
ordenamiento jurídico, sus propios intereses y crear libremente relaciones jurídicas
obligatorias entre sí”.

La autonomía privada, entonces, es una facultad que el ordenamiento jurídico le


concede a las personas, para que, en ejercicio de su libertad, puedan contratar y
determinar libremente el contenido de su contrato, creando relaciones contractuales
válidas. No le falta razón a FEDERICO DE CASTRO cuando advierte que la
autonomía privada es el “poder complejo reconocido a la persona para el ejercicio
de sus facultades, sea dentro del ámbito de libertad que le pertenece como sujeto
de derechos, sea para crear reglas de conducta para sí y en relación con los demás,
con la consiguiente responsabilidad en cuanto actuación en la vida social”

Autonomía de la voluntad
En los contratos se encuentra limitado por las leyes de orden público y las buenas
costumbres, es decir, no se puede ir en contra de una ley prohibitiva, tomemos como
un caso, el que se quiera llevar a cabo un contrato de compraventa de órganos de
un ser humano, no será posible, ya que existe una prohibición a tal operación y se
va en contra de una ley de orden público y de las buenas costumbres, la libertad
para llevar a cabo un contrato es necesaria para que surta efectos plenamente y en
esa medida se justifique su razón de ser, ya que, al existir alguna influencia o un
vicio en la voluntad, podría no manifestarse el consentimiento de manera correcta y
libre. Ambos contratantes deben realizar el contrato con intención de que surta
efectos plenamente y de manera libre. El consentimiento de manera correcta y libre.
Ambos contratantes deben realizar el contrato con intención de que surta efectos
plenamente y de manera libre.

Y manifestarán el consentimiento en forma expresa o tácita, expresa cuando se


manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívocos; y tácito cuando resulta
de hechos o actos que lo presuponen. Verbigracia de consentimiento tácito, podría
ser el caso de que contraiga matrimonio un menor de edad sin el consentimiento de
los que ejercen la patria potestad, pero en un momento posterior, los padres, los
llevan a vivir a su casa o les hacen regalos, de manera tácita estarán consintiendo
en ese matrimonio.

Un juez al juzgar un contrato deberá buscar la conservación del mismo y no su


destrucción, debe producir efectos jurídicos plenamente, por lo que la autonomía de
la voluntad debe prevalecer. La destrucción de los contratos trae consecuencias
nocivas para la sociedad, por lo que el destruirlos también afectará a la economía,
al patrimonio de cada individuo, entre otras cosas, ya que se debe buscar construir
actos jurídicos, siendo éste un aspecto fundamental en el mundo jurídico y benéfico
para la colectividad.

Dirigismo contractual

La experiencia social ha determinado que es posible dejar librado al arbitrio de las


partes ciertos contratos que por su naturaleza publicista y social deben ser
controlados por el Estado, mediante normas minuciosas que contemplen
la equidad en las relaciones contractuales y no vulnerar la convivencia pacífica. Ej.
Contratos de trabajo, locación urbana y rural, la compraventa bajo ciertas
circunstancias, etc.

1.4 Libertad de contratar o de contratación y libertad


contractual.
Denominada también libertad de conclusión o de autodecisión. Esta libertad es la
potestad que el Estado concede a las personas para contratar o no y, en caso de
hacerlo, elegir al otro contratante. Por ello, SPOTA señala que se contrata porque
se quiere y se contrata con tal persona porque así se desea.

La libertad de contratar comprende a su vez dos libertades:

a) libertad de contratar o no, es decir, celebrar un contrato y

b) libertad de elegir al otro contratante.

“Contratar con fines lícitos siempre que no se contravengan leyes de orden público”.
Entonces, nadie puede ser obligado a celebrar un contrato. La decisión de contratar
es personal, salvo delegación expresa mediante apoderado, pero aun en este caso,
existe la intención de contratar para sí mismo, pero por intermedio de otra persona.
La libertad de elección del otro contratante es la facultad que se tiene para decidir
con quién vamos a celebrar el contrato.

Libertad contractual Conocida también como libertad de configuración interna o de


autorregulación. La libertad contractual es la facultad que tienen las partes
contratantes para determinar libremente el contenido del contrato, es decir, estipular
el conjunto de cláusulas que van a regir la relación contractual creada por el
contrato.

Mediante el ejercicio de esta libertad, las partes acuerdan libremente cómo va a ser
el contrato, adecuándolo a los intereses que buscan satisfacer mediante la
conclusión del mismo. Es pues, la libertad que tienen los contratantes para
determinar entre sí la forma y el contenido del contrato que han convenido en
celebrar.
1.6 Escuelas o sistemas de estudio de los contratos.
A la doctrina llamada propiamente bipartita por dividir los supuestos de hecho o
hechos jurídicos en dos categorías, la del hecho y del acto, se le denomina también
como francesa y como clásica de su principal sistematizador Julen Bonicas y porque
en el Código Napoleónico, en sus diversos libros, se regula lo que la propia doctrina
considera actos y hechos jurídicos concretos, especialmente el contrato, aunque el
propio código, como muchos otros de derecho positivo, no contenga sistematizada
una doctrina general de actos y hechos.

A la doctrina se alude también como clásica por haber sido enunciada primero, por
su innegable notabilidad y por constituir un modelo digno de imitación. Esto último
se evidencia por el hecho de que la doctrina tripartita sigue en parte la estructura de
la francesa, aunque de manera más clara y precisa e incluye una nueva categoría
la del negocio jurídico sin la que es difícil comprender el actual derecho privado y
que es lo que la caracteriza. Parte la doctrina bipartita, tras de excluir de su
comprensión a los aconteceres o mutaciones fenomenológicas que por cualquier
causa no constituyen hechos jurídicos al no producir consecuencias de derecho, de
dividir a los hechos jurídicos en sentido general en dos categorías, la de los hechos
jurídicos en sentido especial y la de los actos jurídicos.

A los hechos jurídicos en sentido especial o estricto a su vez los subdivide en dos
categorías. La primera de ellas se comprende por los hechos jurídicos
independientes de la voluntad del hombre, son acontecimientos naturales o
accidentales que nada tienen de voluntad humana. Entre ellos, el nacimiento que
puede producir,

1.6.1Clasica por requisitos de existencia y validez.


Es útil para el estudio del contrato en general y nos dice que el contrato consta de
dos clases de elementos:
De existencia: consentimiento y objeto
De validez: capacidad, ausencia de vicios del consentimiento, forma en los
contratos establecida por la ley, y fin o motivo determinante lícitos. Un quinto
elemento podría ser la legitimación para celebrar el contrato.
Elemento= cuestiones constitutivas o esenciales.
Elementos de existencia
 Voluntad o consentimiento
 Objeto que pueda ser materia de contrato
 Solemnidad
 Causa
Elementos o “requisitos” de validez
 Capacidad de ejercicio
 Formalidad
 Licitud
 Ausencia de vicios de la voluntad
Sánchez Medal dice que existe un elemento llamado “de eficacia” que es la
legitimación. Ej. Tienes que estar legitimado para disponer del coche. No puedes
vender el coche de otra persona sin su consentimiento, aunque cumplas con todos
los elementos de existencia y requisitos de validez.
Una parte de la doctrina crea una tercera categoría:
Presupuestos del acto jurídico
Sin ellos no hay posibilidad de que haya siquiera un planteamiento del acto jurídico.
 Capacidad de goce.
 Forma: manera de expresar o manifestar la voluntad. Formalidad: adecuación
de la voluntad a los requisitos de la ley.

16.2 española, por elementos personales, reales y


formales.
En el concreto estudio en particular de los contratos, la doctrina española estudia
los elementos personales, reales y formales dentro de los cuales pueden estudiarse
los elementos de validez y de existencia respectivamente.
 Elementos personales
 Elementos reales
 Elementos formales

Sánchez Medel sigue la doctrina española porque sería muy pesado referirse
siempre a la doctrina clásica en cada uno de los contratos.

1.6.3 Escolástica, por elementos esenciales, naturales y


accidentales.
Existe otra clasificación escolástica de los contratos: los divide en elementos
esenciales que son las cláusulas sin las cuales no pueden celebrarse los contratos;
elementos naturales, que acompañan al contrato por ser propios de su naturaleza;
elementos accidentales, que se agregan a los contratos por voluntad expresa de las
partes como el término, condición y otros.

 Elementos esenciales. - constitutivos. Ej. Hombre: cuerpo y alma.


 Elementos naturales. - son aquellos que en principio tiene el ente en cuestión,
puede tenerlos, pero puede ser que no. Ej. Hombre: inteligencia y voluntad.
Ej. Los doctrinarios ponen el caso del saneamiento para el caso de evicción.
 Elementos accidentales. - cuestiones circunstanciales o características
particulares de cada ente. Ej. Hombre: color de piel, estatura, etc. Ej.
Cualquier tipo de modalidad como la condición.

2.ELEMENTOS DEL CONTRATO

2.1 Elementos de existencia, de validez y de eficacia,


enunciación, conceptos.

Validez y cumplimiento de los contratos

Artículo 7.33.- La validez y el cumplimiento de los contratos no pueden dejarse a la


voluntad de uno de los contratantes. (C.C.E.M)
Artículo 1794.- Para la existencia del contrato se requiere: (C.C.F)

I. Consentimiento;

II. Objeto que pueda ser materia del contrato.

Validez.
Si acaso, el punto de debate, la mayor discusión, el más amplio y el más difícil de
los elementos del acto jurídico lo es la validez, porque mientras que cuando el acto
jurídico logro su existencia, por otra parte, es necesario discutir su validez.
Validez para el diccionario de la lengua española es "calidad de valido", lo valido "el
que tiene el primer lugar en la gracia o favor de otro", luego entonces lo valido se
antepone a lo que excluye, lo invalido. Ha descrito Cesar Augusto Abelenda
"denominamos elementos necesarios para la plena validez aquellos factores que
contribuyen al total perfeccionamiento de los actos jurídicos integrados con todos
sus elementos estructurales o de existencia, y elementos indispensables de eficacia
jurídica, de tal manera que tengan plena validez y produzcan todos sus efectos
jurídicos propios sin el peligro de que sin mediar una causa sobreviniente, pierde la
eficacia que el Derecho objetivo les atribuye...", y agrega el mismo autor "la falta de
estos elementos de plena validez no determinara la inexistencia ni la nulidad
absoluta del acto jurídico, sino solamente la anulabilidad o nulidad relativa" 15, por lo
que la validez del acto jurídico representa la esencia misma del consentimiento y
voluntad de las partes externado, es en suma, la connotación fáctica y teórica de lo
que las partes han convenido cuando previamente existió el consentimiento, el
objeto y en su caso la solemnidad.
Los elementos del contrato” son de tres clases a saber: elementos de existencia,
de validez y de eficacia.
Se define el consentimiento como un acuerdo de voluntades que implica la
existencia de un interés jurídico; como en el caso particular del contrato, ese interés
consiste en la creación o transmisión de derechos reales o personales.

El consentimiento en el contrato es el primer elemento de existencia; la voluntad es


la intención, ánimo o resolución de hacer una cosa, y desde el punto de vista jurídico
es esa intención para realizar un acontecimiento, referida a la obtención de efectos
jurídicos previstos en la norma.
El consentimiento en el contrato es la suma de voluntades de las partes
contratantes, conforme a lo establecido en la norma para cumplir con lo establecido
de crear o transmitir derechos y obligaciones.
Por lo anterior, en el contrato el consentimiento es la unión o conjunción acorde de
voluntades de los sujetos contratantes, en los términos de la norma, para crear o
transmitir derechos y obligaciones, es decir; el consentimiento es la aceptación de
cada una las partes de forma conjunta, para complementar con estos elementos el
de consentimiento, debiendo ser de manera pura, las partes contratantes se deben
avenir conforme se hayan querido obligar, pudiendo ser la prestación en dar, hacer
o no hacer.
Si en un determinado supuesto no existiera esa unión o conjunción acorde de
voluntades en los términos de la norma, podría existir un hecho jurídico o uno o
varios actos mono subjetivos que originaran consecuencias de derecho, pero no
existiría un contrato, ya que es un elemento para la existencia de éste, el que se dé
ese consentimiento. Así lo advierte claramente el Código Civil Federal:

“Artículo 1803. El consentimiento puede ser expreso o tácito, para ello se estará a
lo siguiente:

I. Será expreso cuando la voluntad se manifiesta verbalmente, por escrito, por


medios electrónicos, ópticos o por cualquier otra tecnología, o por signos
inequívocos, y

II. El tácito resultará de hechos o de actos que lo presupongan o que autoricen a


presumirlo, excepto en los casos en que por ley o por convenio la voluntad deba
manifestarse expresamente.”

En la formación del consentimiento nos encontramos siempre con una oferta o


policitación, nombre que se le da a la proposición de celebrar un contrato, y con un
asentimiento o conformidad con dicha oferta, que se denomina aceptación. A la
persona que formula la oferta se le llama oferente, proponente o solicitante, y a la
que otorga la aceptación, aceptante.
Para que haya consentimiento es necesario que la oferta reciba una aceptación lisa
y llana, es decir, que ésta no implique ninguna modificación a la oferta, según lo
dispuesto en el artículo 1810 del Código Civil, según el cual, “El proponente quedará
libre de su oferta cuando la respuesta que reciba no sea una aceptación lisa y llana,
sino que importe, modificación de la primera.”

La ausencia de consentimiento produce la inexistencia del acto, de conformidad con


lo señalado en el artículo 2224, y con todas las características de esta ineficacia;
dicho acto, además, no produce efecto alguno “de derecho”, aunque podría
producirlo “de hecho”, y no es susceptible de valer por confirmación ni por
prescripción y, finalmente su inexistencia puede ser invocada por todo interesado.

2.2Consecuencias o sanciones por la falta de los


elementos de existencia, validez y eficacia.

los elementos de existencia, consiste en la sanción que el derecho les aplica cuando
estos no se cumplen, mientras que para los elementos de validez la sanción
consiste en una nulidad ya sea relativa o absoluta, mientras que, para la ausencia
de algún elemento de existencia implica la inexistencia del contrato; como es lógico
deducir los efectos jurídicos de la sanción correspondiente (nulidad relativa -o
anulabilidad-, nulidad absoluta, o inexistencia) son muy distintos.

Los elementos de existencia: son dos elementos que conjuntamente debe tener un
acto jurídico para ser contrato, de manera que la ausencia de cualquiera de esos
dos elementos impide que haya contrato si ambas partes proceden con dolo,
ninguna de ellas puede alegar la nulidad del acto o reclamarse indemnizaciones.

Artículo 1818.- Es nulo el contrato celebrado por violencia, ya provenga ésta de


alguno de los contratantes o ya de un tercero, interesado o no en el contrato.

Artículo 1823.- Si habiendo cesado la violencia o siendo conocido el dolo, el que


sufrió la violencia o padeció el engaño ratifica el contrato, no puede en lo sucesivo
reclamar por semejantes vicios consentimiento y el objeto.
2.3El consentimiento, conceptos, dos acepciones,
contenidos, perfeccionamiento, sistemas.

Artículo 7.43. El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es expreso cuando se


manifiesta verbalmente, por escrito en documentos físicos, electrónicos o por signos
inequívocos. El tácito resultará de hechos o de actos que lo presupongan o que
autoricen a presumirlo, excepto en los casos en que por ley o por convenio la
voluntad deba manifestarse expresamente. (C.C.E.M.)

Consensualismo en los contratos

Artículo 7.32.- Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento de las


partes; excepto aquellos que deban revestir una forma establecida por la ley. Desde
que se perfeccionan obligan a los contratantes no sólo al cumplimiento de lo
expresamente pactado, sino también a las consecuencias que, según su naturaleza,
son conforme a la buena fe, a la costumbre o a la ley.

Artículo 1796.- Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, excepto


aquellos que deben revestir una forma establecida por la ley. Desde que se
perfeccionan obligan a los contratantes, no sólo al cumplimiento de lo expresamente
pactado, sino también a las consecuencias que, según su naturaleza, son conforme
a la buena fe, al uso o a la ley. (C.C.F)

Artículo 1803.- El consentimiento puede ser expreso o tácito, para ello se estará a
lo siguiente:

I.- Será expreso cuando la voluntad se manifiesta verbalmente, por escrito, por
medios electrónicos, ópticos o por cualquier otra tecnología, o por signos
inequívocos, y

II.- El tácito resultará de hechos o de actos que lo presupongan o que autoricen a


presumirlo, excepto en los casos en que por ley o por convenio la voluntad deba
manifestarse expresamente.
Artículo 1804.- Toda persona que propone a otra la celebración de un contrato,
fijándole un plazo para aceptar, queda ligada por su oferta hasta la expiración del
plazo.

Artículo 1805.- Cuando la oferta se haga a una persona presente, sin fijación de
plazo para aceptarla, el autor de la oferta queda desligado si la aceptación no se
hace inmediatamente. La misma regla se aplicará a la oferta hecha por teléfono o a
través de cualquier otro medio electrónico, óptico o de cualquier otra tecnología que
permita la expresión de la oferta y la aceptación de ésta en forma inmediata.

Artículo 1806.- Cuando la oferta se haga sin fijación de plazo a una persona no
presente, el autor de la oferta quedará ligado durante tres días, además del tiempo
necesario para la ida y vuelta regular del correo público, o del que se juzgue
bastante, no habiendo correo público, según las distancias y la facilidad o dificultad
de las comunicaciones.

Artículo 1807.- El contrato se forma en el momento en que el proponente reciba la


aceptación, estando ligado por su oferta, según los artículos precedentes.

Artículo 1808.- La oferta se considerará como no hecha si la retira su autor y el


destinatario recibe la retractación antes que la oferta. La misma regla se aplica al
caso en que se retire la aceptación.

Artículo 1809.- Si al tiempo de la aceptación hubiere fallecido el proponente, sin que


el aceptante fuere sabedor de su muerte, quedarán los herederos de aquellos
obligados a sostener el contrato.

Artículo 1810.- El proponente quedará libre de su oferta cuando la respuesta que


reciba no sea una aceptación lisa y llana, sino que importe, modificación de la
primera. En este caso la respuesta se considerará como nueva proposición que se
regirá por lo dispuesto en los artículos anteriores.

Artículo 1811.- La propuesta y aceptación hechas por telégrafo producen efectos si


los contratantes con anterioridad habían estipulado por escrito esta manera de
contratar, y si los originales de los respectivos telegramas contienen las firmas de
los contratantes y los signos convencionales establecidos entre ellos.
Tratándose de la propuesta y aceptación hechas a través de medios electrónicos,
ópticos o de cualquier otra tecnología no se requerirá de estipulación previa entre
los contratantes para que produzca efectos.

2.4 El error, concepto de error, obstáculo, inexistencia,


nulidad, el error indiferente, el error de buena fe.
Vicios del consentimiento
Artículo 7.52.- El consentimiento no es válido si se sufre lesión, si se da por error,
arrancado por violencia o sorprendido por dolo o mala fe.
Error de hecho o derecho
Artículo 7.53.- El error de derecho o de hecho invalida el contrato cuando recae
sobre el motivo determinante de la voluntad de cualquiera de los que contratan, si
en el acto de la celebración se declara ese motivo o si se prueba por las
circunstancias del mismo contrato que se celebró éste en el falso supuesto que lo
motivó y no por otra causa.
Error de cálculo o aritmético
Artículo 7.54.- El error de cálculo o aritmético sólo da lugar a la rectificación.
La lesión en los contratos
Artículo 7.55.- Cuando alguno explotando la ignorancia, inexperiencia, miseria o el
estado de necesidad de otro, obtiene un lucro excesivo que sea evidentemente
desproporcionado a lo que él, por su parte se obliga, el perjudicado tiene derecho
de pedir la nulidad del contrato o en su caso la reducción equitativa de su obligación.

Concepto de dolo y mala fe

Artículo 7.56.- Es dolo el artificio o maquinación fraudulenta que se emplee para


inducir al error o mantener en él a alguno de los contratantes. Mala fe es la
disimulación del error de uno de los contratantes, una vez conocido.

El dolo o mala fe como causa determinante

Artículo 7.57.- El dolo o mala fe de una de las partes o de un tercero, sabiéndolo


aquélla, anulan el contrato si ha sido la causa determinante.

Dolo o mala fe de ambas partes


Artículo 7.58.- Si ambas partes proceden con dolo o mala fe, ninguna de ellas puede
alegar la nulidad del acto.

Nulidad del contrato por violencia

Artículo 7.59.- Es nulo el contrato celebrado bajo violencia, proviniendo de alguno


de los contratantes, o de un tercero, interesado o no en el contrato.

Concepto de violencia

Artículo 7.60.- Hay violencia cuando se emplea fuerza física o moral con amenaza
de perder la vida, la honra, la libertad, la salud o una parte considerable de los
bienes del contratante, de su cónyuge, concubino, ascendientes, descendientes y
parientes colaterales dentro del segundo grado y por afinidad en primer grado.

Temor reverencial

Artículo 7.61.- El temor reverencial de desagradar a las personas a quienes se debe


sumisión y respeto, no basta para viciar el consentimiento o la voluntad.

Consideraciones ajenas al dolo o violencia

Artículo 7.62.- Las consideraciones generales o vagas que los contratantes


expusieron sobre los provechos y perjuicios que naturalmente pueden resultar de la
celebración o no celebración del contrato, y que no importen engaño o amenaza a
alguna de las partes, no serán tomadas en cuenta al calificar el dolo o la violencia.

Renuncia futura sobre dolo, mala fe, lesión o violencia

Artículo 7.63.- Es ilícita la renuncia futura sobre la nulidad que resulte del dolo, mala
fe, lesión o violencia.

Ratificación del acto

Artículo 7.64.- La ratificación del acto afectado de invalidez por violencia, dolo o
mala fe, extingue la acción de nulidad.

Vicios del Consentimiento (C.C.F)


Artículo 1812.- El consentimiento no es válido si ha sido dado por error, arrancado
por violencia o sorprendido por dolo.

Artículo 1813.- El error de derecho o de hecho invalida el contrato cuando recae


sobre el motivo determinante de la voluntad de cualquiera de los que contratan, si
en el acto de la celebración se declara ese motivo o si se prueba por las
circunstancias del mismo contrato que se celebró éste en el falso supuesto que lo
motivó y no por otra causa.

Artículo 1814.- El error de cálculo sólo da lugar a que se rectifique.

Artículo 1815.- Se entiende por dolo en los contratos, cualquiera sugestión o artificio
que se emplee para inducir a error o mantener en él a alguno de los contratantes; y
por mala fe, la disimulación del error de uno de los contratantes, una vez conocido.

Artículo 1816.- El dolo o mala fe de una de las partes y el dolo que proviene de un
tercero, sabiéndolo aquélla, anulan el contrato si ha sido la causa determinante de
este acto jurídico.

Artículo 1817.- Si ambas partes proceden con dolo, ninguna de ellas puede alegar
la nulidad del acto o reclamarse indemnizaciones.

Artículo 1818.- Es nulo el contrato celebrado por violencia, ya provenga ésta de


alguno de los contratantes o ya de un tercero, interesado o no en el contrato.

Artículo 1823.- Si habiendo cesado la violencia o siendo conocido el dolo, el que


sufrió la violencia o padeció el engaño ratifica el contrato, no puede en lo sucesivo
reclamar por semejantes vicios.

3. EL CONSENTIMIENTO Y EL OBJETO

3.1 El contrato consigo mismo, auto-contrato o auto


entrada.
Es el acto jurídico que una persona celebra consigo misma sin que sea necesario
la concurrencia de otra, en razón de que el compareciente actúa a la vez
-como parte directa y como representante de otra,
-o bien simultáneamente como representante de partes diferentes,
-o bien, por último, como titular de dos patrimonios (o fracciones de un patrimonio)
sometidos a estatutos jurídicos diferentes.
Ejemplo del primer caso es el mandatario que compra para sí o que el mandante le
ha ordenado vender.

Ejemplo del segundo, cuando una persona es simultáneamente mandataria del


comprador y mandataria del vendedor (como lo corredores de Bolsa de Comercio).

Ejemplo del tercer caso lo encontramos en la partición consigo mismo. Como si en


sociedad conyugal, la mujer aporta a la sociedad conyugal un terreno del cual es
comunera con un tercero y luego durante el matrimonio adquiere con patrimonio
reservado la cuota del tercero. Se formará una comunidad consigo misma que habrá
que partir, a fin de definir qué parte del inmueble puede ella administrar y cual en
cambio está sometida a la administración del marido.

En la doctrina comparada hay varios autores que han aceptado la idea de que el
auto-contrato es, propiamente, un contrato (Romer, Giorgi, Demogue,
Vallimaresco), entre ellos, destaca la obra de Rumelin que ha difundido la tesis de
que el auto-contrato es un acto jurídico unilateral que produce los efectos de un
contrato desde que compromete dos patrimonios diferentes. Otros han sostenido
que no hay contrato pues todo contrato supone dos voluntades y no puede haber
dos voluntades en una sola persona (Baudry-Lacantierie, Masnatta,).

El auto-contrato existió en ciertos casos en el Derecho Romano en el “sibi solvere”:


el administrador de un patrimonio ajeno podía pagarse a sí mismo, como
representante, lo que él, personalmente, adeudaba a su representado y, a la
inversa, podía pagarse a sí mismo, en cuanto acreedor, lo que el representado le
adeudaba a él.

En la legislación comparada, la mayoría de las legislaciones no hacen una


referencia general, sino que prohíben, en ciertos casos, la auto contratación. El
Código Alemán es el más especial en este punto. Según el artículo 181, el auto-
contrato sólo es lícito cuando el representante ha sido expresamente autorizado
para ello (por ley o por el mandante) o cuando el auto-contrato consiste
exclusivamente en el cumplimiento de una obligación. A su vez, el Código Civil
italiano establece que “el contrato concluido por el representante en conflicto de
intereses con el representado podría ser anulado a instancias del representado, si
el conflicto era conocido o conocible por el tercero” (artículo 1394) y que “es anulable
el contrato que el representante concluya consigo mismo , en nombre propio o como
representante de otra parte, a menos que el representado lo hubiere autorizado
específicamente o que el contenido del contrato hubiera sido determinado de tal
manera que excluya la posibilidad de un conflicto de intereses.

En la representación de las personas jurídicas, la auto contratación será posible


siempre que no exista alguna prohibición legal o estatutaria o que en definitiva se
acredite un conflicto de intereses. En la ley de sociedades anónimas, hay que tener
presente el articulo 44 en cuya virtud una sociedad anónima puede celebrar actos
o contratos en los que uno o más directores tengan interés por sí o como
representantes de otra persona, cuando dichas operaciones sean conocidas y
aprobadas por el directorio y se ajusten a condiciones de equidad similares a las
que habitualmente prevalecen en el mercado.

3.2 Los contratos de adhesión.


El contrato de adhesión, es aquel en que una de las partes ha dictado o redactado
las cláusulas y la otra parte se ha limitado a aceptar, adhiriendo en bloque a dichas
cláusulas. En el contrato de adhesión hay ciertas características típicas. Se trata de
contratos con un destinatario general, de carácter permanente y muy minucioso. Así
en los contratos de transporte, de seguros.

Pero lo característico del contrato de adhesión es el desequilibrio en el poder


negociador de ambas partes.

Hay quienes han discutido que los contratos de adhesión sean tales (Saleilles,
Duguit, Hauriou); piensan que se trata de actos jurídicos unilaterales cuyos efectos,
una vez verificada la adhesión por el tercero, se determinan según la sola voluntad
del oferente. Por otra parte, resulta interesante destacar que la adhesión supone un
desequilibrio en la fuerza negociadora de las partes. Ahora bien, esa situación
puede ser distinta en la etapa de la formación del consentimiento a lo que ocurre en
la etapa de cumplimiento del contrato. En la etapa de cumplimiento del contrato la
parte débil suele transformarse en más poderosa.

Nuestra jurisprudencia, aunque excepcionalmente, ha hecho aplicación de la


doctrina del contrato de adhesión, restando valor a ciertas cláusulas en que aparece
de manifiesto la falta de libertad al aceptarlas por una de las partes. Tales cláusulas
no serían contractuales sino verdaderos actos jurídicos unilaterales insertos en un
contrato.

Hay dos reglas tradicionales de interpretación especiales del contrato de adhesión


que se pueden enunciar del siguiente modo: la regla de la interpretación en contra
del redactor y la regla de la preferencia de la cláusula manuscrita por sobre la
cláusula impresa.

Los inconvenientes de la adhesión han ido siendo paliados mediante diversos


mecanismos. Desde luego, la regulación de ciertas cláusulas en los contratos de
adhesión ("contrato dirigido"). Otro mecanismo que se suele aplicar es la necesidad
de la aprobación previa por la autoridad de los modelos de ciertos contratos. En
legislación comparada, resulta interesante citar del Código Civil italiano, el artículo
1341:” Las condiciones generales del contrato establecidas por uno de los
contratantes serán eficaces respecto del otro si en el momento de la conclusión del
contrato éste las ha conocido o hubiera debido conocerlas usando la diligencia
ordinaria. En todo caso no tendrán el efecto, si no fuesen específicamente
aprobadas por escrito, las condiciones que establezcan a favor del que las ha
impuesto, limitaciones de responsabilidad, facultades de rescindir el contrato o
suspender su ejecución, o sancionen a cargo del otro contratante; caducidades,
limitaciones a la facultad de oponer excepciones, restricciones a la libertad
contractual en las relaciones con terceros, prórrogas o renovación tácita del
contrato, cláusulas compromisorias o derogaciones a la competencia de la
autoridad judicial”
3.3 El contrato por persona a designar, el contrato por
cuenta de quien corresponda, noticia.
Contrato por persona a nombrar: Es aquel en que una de las partes se reserva la
facultad de designar, mediante una declaración ulterior, a la persona que adquirirá
retroactivamente los derechos y asumirá las obligaciones inicialmente radicados en
su patrimonio.

Contrato por cuenta de quien corresponda: Es aquel en el cual una de las partes
inicialmente queda indeterminada, en la seguridad de que después será
individualizada.

3.4 Los llamados contratos forzados, tesis española de


actos parecidos, tesis mexicana o contratos obligatorios

Son en gran parte producto del dirigismo estatal en materia económica y de la cada
vez más absorbente intervención pública en materia patrimonial, en los cuales las
partes se ven inmersas en una relación contractual, o para decirlo más
exactamente, en una relación jurídica similar a la que crea un contrato sin haberlo
querido, esto es, sin voluntad o incluso en contra de su voluntad.

Los genuinos contratos forzosos no son verdaderos contratos, sino que se trata de
hipótesis de constitución forzosa legal, administrativa o judicial de relaciones
jurídicas de derecho privado por razones de interés social.

Existe en la doctrina una gran anarquía cuando se trata de determinar las partes
que necesariamente deben integrar un contrato.
La mayoría de los autores mexicanos, por no decir todos, siguiendo el criterio del
Código Civil (CC) clasifican a los elementos del contrato en esenciales y de validez.
Estos autores, y por ello la doctrina mexicana en su conjunto, consideran que el
consentimiento y el objeto son los elementos esenciales, y que los de validez, son
la capacidad, la ausencia de vicios en el consentimiento, la licitud en el objeto, el
motivo o fin, y la forma.
Para la doctrina mexicana son elementos esenciales el consentimiento y el objeto,
y de validez, la capacidad, la ausencia de vicios en el consentimiento, la licitud en
el objeto, motivo o fin y la forma.
No obstante que el Código Civil y los autores mexicanos analizan al contrato
respecto a sus elementos de esencia y validez, en este estudio no se seguirá ese
criterio por considerar que no debe confundirse el ámbito o campo de la formación
del contrato, con el de sus efectos. Ciertos requisitos son indispensables para que
el contrato exista y deben llamarse precisamente elementos, mientras que otros son
necesarios para que produzca efectos normales en los términos previstos por la
norma.
Se llama elemento a la parte integrante de una cosa que, si falta, esa cosa no existe
como tal, aunque de hecho puede haber una diferente. Bajo ese concepto, para
realizar un análisis sistemático del contrato deben distinguirse aquellas partes que
efectivamente son indispensables para que exista, de aquellas que deben existir
previamente a la formación del contrato.

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