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2019
FALACIAS ARGUMENTATIVAS
Decimos que un argumento es falaz cuando las premisas no logran apoyar la conclusión. En un
sentido general podemos decir que cualquier error de razonamiento es una falacia. Sin embargo, el
término tal como lo utilizan los lógicos, no designa cualquier error de razonamiento, sino errores
típicos, equivocaciones en el razonamiento cuyo patrón común puede detectarse.
Falacias informales o materiales: referidas al mal manejo del contenido de las proposiciones
que constituyen un argumento.
Si A entonces B
No A
Por lo tanto, no B
Falacias de relevancia, cuyas premisas no son relevantes para la conclusión extraída, aunque,
parecen ser relevantes y, por ello engañan. Podrían llamarse mejor de irrelevancia, porque son producto
de una falta de conexión real entre las premisas y la conclusión. Ya que falta esta conexión, las
premisas ofrecidas no puedan establecer la verdad de la conclusión extraída. Pero las premisas pueden
continuar siendo psicológicamente relevantes para la conclusión y tener algún impacto emocional
sobre los lectores o receptores.
Cada una de estas falacias tienen un nombre tradicional en latín (o griego), aquí utilizaremos
tanto los nombres tradicionales como los modernos.
Por ejemplo:
Cátedra: Metodología de las Ciencias Sociales
Esp./Prof. Norma R. García
1
Facultad de Ciencias Económicas- UNNE-
2019
“Ciudadanos, debemos ajustar las cuentas públicas y recaudar más impuestos. Hagan este
sacrificio pensando en sus hijos, ¿o acaso quieren dejarle un país endeudado para el día de
mañana?”
Falacia en la que se recurre a amenazar con la fuerza (no necesariamente física). También se
conoce como ad baculum (garrote en mano).
El uso de la fuerza para coaccionar a su oponente parecería ser un último recurso cuando
fallan los métodos racionales.
Existen ocasiones en que la amenaza ad baculum se usa sutilmente. El argumentador puede no
amenazar directamente, sin embargo, puede transmitir una amenaza velada, encubierta, para ganar el
asentimiento de aquellos en peligro.
Por ejemplo:
“Si el partido x gana las elecciones millones de personas perderán su trabajo”.
“Aunque Ud. es libre de hacer lo que le parezca mejor, sin embargo, no creo que desee
perjudicarnos publicando ese artículo. No olvide que nuestro Banco es uno de los principales
anunciantes de su periódico”.
El argumento ad hominem está entre las falacias más perjudiciales, en parte porque dicho
argumento es muy común y en parte porque tal argumento es injusto para el adversario, le ocasiona un
daño personal sin que se evidencie la falacia.
“El Estado debe repartir el dinero, haciéndolo llegar a quien más lo necesita”
Alguien puede argumentar atacando a la persona que hace la afirmación sin necesidad de
enfrentarse al argumento y decir: “Usted nunca ha tenido problemas de dinero, no tiene
ni idea de lo que está hablando”.
En un debate, alguien puede estar tentado a menospreciar la calidad personal del oponente, a
negar su inteligencia o su raciocinio, a cuestionar sus creencias, entendimiento, su seriedad o incluso
su integridad. Pero la calidad personal de un adversario lógicamente es irrelevante para la verdad o
falsedad de lo que asevere la persona. Sin embargo, la ofensa personal puede ser psicológicamente
persuasiva porque puede inducir a quienes escuchan a desaprobar lo que afirma el oponente.
Por ejemplo:
“Las tesis económicas que el Ministro de Economía sostiene son mentiras, porque es un
neoliberal y los neoliberales son corruptos y mentirosos”.
Algunos errores comunes en el argumento ocurren porque las premisas son inadecuadas para justificar
la conclusión.
En las ciencias, la apelación falaz a la ignorancia surge cuando se sostiene que algo es falso solo
por no tener evidencia a favor.
Es falaz argumentar que una proposición es verdadera simplemente porque no se ha probado que
es falsa. Es igualmente falaz argumentar que una proposición es falsa simplemente porque no se ha
probado que es verdadera.
Existen muchas proposiciones cuya verdad o falsedad no está demostrada y, por lo tanto, es
evidente que nuestra ignorancia acerca de cómo probar o refutar una proposición no establece su
verdad o falsedad.
Por ejemplo:
El Gobierno no se ha pronunciado sobre el aumento del gas. Por tanto, es falso el rumor
de que subirá el próximo mes.
Los ejemplos más evidentes aparecen en anuncios publicitarios cuando se incita a manejar
determinada marca de automóvil porque un jugador de futbol famoso afirma la superioridad de esa
marca.
Por ejemplo, apelar a Einstein para sustentar el valor de una teoría económica, sería una
apelación inapropiada a la autoridad. Einstein era un experto en Física, no en economía.
Bibliografía
Copi, I., y Cohen, C. (2013). Introducción a la Lógica. Limusa. México.