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Matricula: ES162012897
Licenciatura en Derecho.
Origen de la moneda
Es difícil precisar la fecha exacta de las primeras monedas, pero los historiadores la sitúan
entre mediados del siglo VII a.C. y mediados del VI a.C. en el reino de Lidia, en la costa
occidental de Turquía, en el seno de un Estado influido por la Dodecápolis Jonia, es decir,
las doce polis jonias de la costa turca.
Las primeras monedas solo eran acuñadas usando metales preciosos. De hecho, el conjunto
de monedas más antiguas encontradas, en el Templo de Artemisa en Éfeso (1904), son de
“electro”, una aleación natural de oro y plata que aparece en los ríos de esa zona. Forman
parte de un exvoto a la diosa por parte de los reyes lidios.
-Medida de valor: Es usada para asignar valores a las cosas que se pueden comprar.
-Medio de pago y de cambio: En un principio surge para ser usada como medio de cambio
(transacción comercial) aunque poco a poco se le añade e impone el medio de pago
(impuestos y multas).
-Acumulación de riqueza: La moneda es usada como medidor de riqueza. Cuantas más
monedas se poseen, más rico es el que las acumula. Esta función solo es posible si es de curso
legal, es decir, si es admitida por el Estado. En ese caso, es de aceptación obligatoria y el
valor de la moneda es respaldado por el propio Estado. El valor de las primeras monedas es
real y no fiduciario como las monedas actuales.
El cumplimiento de estas funciones a la vez hace que la moneda sea dinero con carácter
universal. Otras sociedades utilizaron elementos diferentes a modo de dinero. El cacao o las
conchas caurí. Estos no cumplen con alguna de estas funciones, convirtiéndose en dinero
paramonetal y premonetal, por lo tanto, no universal.
Además, la moneda necesita una sociedad compleja para ser aceptada, aunque la complejidad
social no siempre desemboca en la acuñación de moneda. Ejemplo de ello son las culturas
egipcias y mesopotámicas que no usaron moneda.
Los griegos extendieron el uso de la moneda por el Mediterráneo tras la caída de Lidia ante
los persas (VI a.C.) llegando a Roma a finales del siglo IV a.C. y principios del III a.C. Es
en esta ciudad donde la moneda adquiere el nombre por el que hoy la conocemos, pues la
ceca donde se acuñaban las monedas en Roma era el edificio anexo al templo de la diosa
Juno Moneta, protectora de la propia ceca.
La moneda es una Institución Histórica y como tal, tuvo su inicio y tendrá su fin y de hecho
no debe estar muy lejano, pues cada vez más, está siendo sustituida por el uso del papel
moneda. Billetes, cheques o tarjetas. (Sáez, 2012)
Aún durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, las monedas metálicas se
acuñaban en oro y plata. El valor nominal de las monedas equivalía al valor al que podía
venderse el metal que contenían. Esto permitía que fueran aceptadas como medio de pago.
El descubrimiento de la riqueza minera del nuevo continente cambió las perspectivas
coloniales. Muy pronto, el crecimiento del comercio en la Nueva España hizo necesario el
establecimiento de una Casa de Moneda. En 1535, al tiempo en que se establecía oficialmente
el Virreinato de la Nueva España, el Virrey Don Antonio de Mendoza recibió la cédula de
fundación de la Casa de Moneda de México (la primera en América) con el siguiente mandato
de los reyes Carlos I y Juana: "Y PÓNGASE EN LA PARTE DONDE HOBIERE LA
DEVISA DE LAS COLUNAS UNA M LATINA, PARA QUE SE CONOZCA QUE SE
HIZO EN MEXICO". Esto se convirtió en lo que ahora conocemos como ceca mexicana y
que se representa con el símbolo:
Son de poco monto por lo general las transacciones que, actualmente, se realizan en efectivo,
por lo que puede decirse que la sociedad moderna se basa, en una considerable medida, en el
crédito mutuo entre las diferentes personas que la integran. Es por eso fundamental también
el ordenamiento jurídico y social que garantiza el pago de las deudas contraídas y permite
efectuar los reclamos correspondientes cuando las mismas no se satisfacen debidamente.
La esencia de una transacción crediticia es la promesa de pago en una fecha a futuro. Tal
promesa puede ser formal y escrita, como en las letras de cambio, cheques, hipotecas, los
billetes de banco (cuando tenían respaldo oro) etc., o puede tomar la forma de un libro de
deudas y préstamos, como ocurre en muchas operaciones bancarias y comerciales. El
comercio y la industria funcionan sobre la base del crédito -generalmente a corto plazo- entre
proveedores y compradores de insumos o productos terminados. La principal función del
crédito, en este sentido, es la financiación de la producción con anticipación a la demanda,
lo cual permite vincular la propiedad de los recursos productivos más ágilmente a la
demanda. El crédito también es ampliamente usado para facilitar el consumo final de los
particulares, poniendo a su alcance bienes de alto costo que, de otro modo, resultarían mucho
más difíciles de adquirir.
El crédito economiza también el uso del dinero, pues permite el planeamiento más flexible
de los gastos a lo largo del tiempo, canalizando los pequeños ahorros de las personas y
evitando que consumidores y productores tengan que poseer grandes sumas de efectivo para
realizar sus transacciones. El crédito tiene también el poder de ampliar el gasto, tanto de las
personas y empresas como del Estado. Este último puede así aumentar el gasto público más
allá de lo que recibe como ingresos corrientes, mediante el expediente de aumentar sus
deudas con el público mediante la emisión de títulos de diverso tipo. En este sentido la
expansión desmedida del crédito puede ocasionar o contribuir decisivamente a la aparición
de la inflación. (eumed, s.f.)
¿Cuáles fueron las necesidades que se cubrieron al realizarse la transición del trueque
al intercambio de la moneda?
CUANDO Y POR QUÉ NACE EL TRUEQUE: La primera condición para que exista
intercambio de bienes es la capacidad de producir excedente. El excedente es una parte de la
producción que no se necesita consumir. Si una sociedad dispone de excedente, puede
intercambiarlo por algún producto que posea otra sociedad (y que tampoco necesita
consumir).
El trueque se mantuvo por mucho tiempo, aun en sociedades sedentarias: un jarrón de vino
por una bolsita de trigo, pieles de abrigo por un arma de caza, lana de oveja por pescados.
En segundo lugar, también era un problema determinar cuál era el valor exacto de los
productos a intercambiar: ¿cuánta lana por un jarrón de vino? ¿de qué tamaño debía ser el
jarrón? ¿una vaca valía lo mismo que un camello?
Para resolver estos primeros problemas los hombres buscaron un producto de referencia: los
valores de todas las mercaderías se establecerían en base a ese producto. Esa referencia es el
primer paso en la historia de la moneda.
A partir del siglo XVI se generalizó la utilización de monedas de plata debido a la gran
cantidad de ese material extraído de las minas americanas. Más tarde, a finales del siglo
XVIII surgió el papel-moneda, o sea, el billete actual. También fabricado por el Estado con
exclusividad, su aceptación es forzosa (o sea, ningún comerciante puede exigir el pago en
oro o en plata; debe aceptar el billete de curso legal).
Actualmente existe tarjeta de crédito como otra forma de pago. Estas permiten inclusive
aplazar el pago del producto adquirido
La paulatina aparición del dinero, que podía ser cualquier bien que, gracias a sus propiedades,
pudiera intercambiarse por cualquier otro, significó un progreso, ya que facilitó las
transacciones y permitió satisfacer una cantidad mayor de necesidades.
Por ejemplo, en algunas regiones la sal era usada como dinero, ya que era útil y apreciada
por todos, y cualquiera estaba dispuesto a recibirla como forma de pago. En otros lugares se
utilizaban cueros o camellos.
Como muchos de los bienes usados como moneda local eran perecederos -es decir que se
destruían con el tiempo-, y no servían para comerciar con otras regiones -ya que allí no los
valoraban de la misma forma-, progresivamente se fueron adoptando los metales preciosos
(en especial, oro y plata), que tenían tres ventajas: eran aceptados por diversos pueblos, eran
resistentes al tiempo debido a sus características físicas y podían ser transportados con mayor
comodidad que otros objetos. (HB, s.f.)
Como se sabe, los bancos representan un espacio de toma de decisiones fundamental en todos
los países del mundo, y con el correr del tiempo se ha complejizado su funcionamiento. En
la actualidad, excepto en economías particulares donde el acceso al crédito es muy fácil, el
otorgamiento de un crédito es un voto de confianza por parte del sistema bancario a un
individuo o empresa. En el caso de las personas físicas, uno de los préstamos más frecuentes
son los llamados hipotecarios (para la compra o construcción de casas), o los destinados a la
adquisición de vehículos u otros bienes de utilidad para las personas, ya sea para el trabajo o
para otros fines.
Con todo, los créditos bancarios no dejan de ser un instrumento fundamental para la
capitalización, tanto de los individuos como de las empresas. Grandes emprendimientos a lo
largo de la historia no hubieran sido posibles sin el puntapié inicial dado mediante uno de
estos instrumentos financieros. Las cooperativas de crédito apuntan a acercar estas
inyecciones de dinero a los sectores con menos posibilidades de acceder al crédito bancario,
dados los rigurosos requerimientos formales que las instituciones bancarias suelen tener. Para
ciertas particulares o pequeñas y medianas empresas, esta puede resultar la única alternativa
de financiación viable. (concepto.de, s.f.)
“INTRODUCCIÓN”
Títulos de Crédito
Un título de crédito es un documento que expresa en su contenido, un derecho literal y
autónomo, y que con solo poseer ese soporte material (el documento) puede ejecutarse, sin
probar los hechos que determinaron su emisión. Son ejemplos de títulos de crédito, las
acciones de sociedades anónimas, los pagarés y los cheques.
La diferencia entre un título de crédito y un contrato consensual, es que este último tiene
carácter probatorio, del acuerdo de voluntades celebrado entre las partes, que es lo que hace
nacer la obligación. Los títulos de crédito no prueban ningún acuerdo previo de partes, son
constitutivos. Poseer un título de crédito implica poder cobrarlo sin probar nada. Quien
sostenga la nulidad del documento por algún vicio de la voluntad, deberá probarlo. Los títulos
de créditos son irrevocables, una vez otorgados, no puede arrepentirse quien lo otorgó.
Podemos hacer varias clasificaciones de los títulos de crédito:
Por su consagración legal: Algunos están contemplados por la ley, que les ha dado un nombre
y una regulación jurídica, por eso se llaman típicos o nominados, como la letra de cambio, el
cheque o el pagaré. Los innominados son los que los usos mercantiles consagraron como
válidos y vigentes.
Por su objeto: Pueden ser: 1. Personales o corporativos, cuando no confieren un derecho de
crédito, sino la calidad de miembro societario; 2. Obligacionales: Que confieren un título de
crédito y 3. Reales: Que hacen constar un derecho real sobre mercaderías, siendo
representativos de ellas.
Por su materia: Pueden ser civiles o comerciales
Por el carácter de su creador: Pueden ser públicos, otorgados por el estado, o particulares.
Por su manera de creación: Pueden ser singulares, como la letra de cambio, el cheque o el
pagaré, que se realizan en casos particulares y específicos, y seriales, creados en masa, como
las acciones.
Por su naturaleza: Pueden ser principales, con existencia propia, y accesorios, que son los
dependientes de un título de crédito principal.
Por su modo de circulación: Pueden ser: 1. nominativos o directos: Creados en serie, donde
aparece una persona como titular, y que para poder ser transmitido necesita que esa persona
lo endose y que el obligado en el título lo consienta, y lleve un registro de todos los títulos
emitidos; 2. A la orden: Donde se designa un titular específico que para transmitirlo, debe
necesariamente endosarlo, y 3. Al portador, que otorga la calidad de titular por la simple
tenencia del documento, ya que no hay un titular específico designado.
Por su eficacia procesal: Pueden clasificarse en: 1. Plenos, que dan derecho a la acción por
sí mismos, como el cheque; o 2. Limitados: cuando deben probarse ciertos hechos
extracartulares, como por ejemplo cuando se tiene un cupón con el que se pretende cobrar
los dividendos de una sociedad anónima. Además del cupón, debe acompañarse copia del
Acta de Asamblea que reconoció ese pago.
Por el lugar de su creación: Nacionales y extranjeros.
Los papeles de comercio son una especie dentro de los títulos de crédito, que además de
compartir las características enunciadas, deben ser formales, completos y abstractos. Por
ejemplo, los cheques, el pagaré y la letra de cambio.
CASO
Caso práctico sesión 6.
Don Prócoro, ha solicitado un préstamo de Dinero a su compadre Lucho, nada más ni nada
menos que la suma de $100, 000. 00 (cien mil pesos 00/100 m.n.), en el entendido que su
compadre a veces se “le olvida pagar” Don lucho se acerca a usted a efecto de que le
recomiende, que será mejor:
RESPUESTA
Apoyándome a los artículos 170°, 171°, 172° y 173° de la ley general de títulos y crédito los
cuales nos dicen lo siguiente:
Artículo 170. El pagaré debe contener:
La mención de ser pagaré, inserta en el texto del documento;
La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero;
El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago;
La época y el lugar del pago;
La fecha y el lugar en que se subscriba el documento; y
La firma del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su nombre.
Artículo 171. Si el pagaré no menciona la fecha de su vencimiento, se considerará pagadero
a la vista; si no indica el lugar de su pago, se tendrá como tal el del domicilio del que lo
suscribe.
Artículo 172. Los pagarés exigibles a cierto plazo de la vista deben ser presentados dentro de
los seis meses que sigan a su fecha. La presentación sólo tendrá el efecto de fijar la fecha del
vencimiento y se comprobará en los términos del párrafo final del artículo 82.
Si el suscriptor omitiere la fecha de la vista, podrá consignarla el tenedor.
Artículo 173. El pagaré domiciliado debe ser presentado para su pago a la persona indicada
como domiciliatario, y a falta de domiciliatario designado, al suscriptor mismo, en el lugar
señalado como domicilio.
El protesto por falta de pago debe levantarse en el domicilio fijado en el documento, y su
omisión, cuando la persona que haya de hacer el pago no sea el suscriptor mismo, producirá
la caducidad de las acciones que por el pagaré competan al tenedor contra los endosantes y
contra el suscriptor.
Salvo ese caso, el tenedor no está obligado, para conservar sus acciones y derechos contra el
suscriptor, ni a presentar el pagaré a su vencimiento, ni a protestarlo por falta de pago.
Artículo 174. Son aplicables al pagaré, en lo conducente, los artículos 77, párrafo final, 79,
80, 81, 85, 86, 88, 90, 109 al 116, 126 al 132, 139, 140, 142, 143, párrafos segundo, tercero
y cuarto, 144, párrafos segundo y tercero, 148, 149, 150, fracciones II y III, 151 al 162, y 164
al 169.
Para los efectos del artículo 152, el importe del pagaré comprenderá los réditos caídos; el
descuento del pagaré no vencido se calculará al tipo de interés pactado en éste, o en su defecto
al tipo legal, y los intereses moratorios se computarán al tipo estipulado para ellos; a falta de
esa estipulación, al tipo de rédito fijado en el documento, y en defecto de ambos, al tipo legal.
El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante para todos los efectos de las
disposiciones enumeradas antes, salvo el caso de los artículos 168 y 169, en que se equiparará
al girador.
He llegado a la conclusión de que me parece mejor un pagaré por la suma de $100, 000. 00
(cien mil pesos 00/100 m.n.), que suscribir cinco pagarés por veinte mil pesos ya que la
persona por tener “fama” de mala paga se sentiría presionado al saber que debe un monto
grande y que deberá pagar anualmente un monto del 10% por intereses moratorios, también
una manera de obligarlo a pagar sería realizar una letra de cambio donde Don Prócoro
proporcione un inmueble o pertenencia como garantía al monto proporcionado.
PAGARÉ
.
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