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EL PROCESO DEL PECADO

Ninguna persona sobre la faz de la tierra puede gloriase que nunca ha sido tentado a pecar, el mismo
Jesús cuando estuvo en esta tierra fue tentado, pero no peco. ¿Será que nosotros hacemos lo mimo?,
¿Será que cuando somos tentados a pecar, nunca cedemos?, o ¿Será que cedemos aun cuando ni
siquiera estamos siendo tentados?.
A lo mejor tu conoces personas que se encuentran en pecado y que se acomodan tanto que llega un
momento en donde el pecado ya no es un obstáculo para caminar, sino mas bien se acomoda y ahora
“caminan con el pecado”, quizá tu que me lees en esta hora seas una de las personas que te has
acomodado tanto a tu pecado, que te has hecho amigo de el y ahora caminas junto a el.
La realidad es que jamás el hombre tendría que acomodarse al pecado, al contrario tendría que ser
apático a pecar, tendríamos que tener el deseo de ser obedientes a Dios y a su Palabra y esforzarnos
por no pecar, pero lastimosamente muchos de nosotros somos débiles y nos dejamos manipular por el
pecado. Es por esa razón que a través de este tema quiero enseñarte que caminar con el pecado es lo
peor que podemos hacer y que es hora de desechar toda carga que nos estorba para encontrar la
gracia y el favor de Dios para nuestra vida.

¿LEVANTE LA MANO QUIEN NO PECA?

Es increíble pero TODOS pecamos, el hecho de que somos cristianos, no nos hace perfectos, aunque
tendríamos que buscar la perfección, es decir, en el día se nos presentan muchas situaciones que a
veces sin darnos cuenta nos hacen pecar, la Biblia habla acerca que el pecado no deja prosperar y que
esta en contra de lo que Dios quiere para nuestra vida. Si tu dices que no pecas y realmente es
verdad, pues te felicito y Gloria a Dios por tu vida, pero por otra parte estamos lo que si pecamos, los
que aunque muchas veces luchamos en contra de pecar, terminamos pecando, aquellos que aunque
tenemos un corazón con el deseo de ya no fallar, aun así fallamos muchas veces. A lo mejor en esta
ocasión solo me puedan entender aquellos que al igual que yo, muchas veces han luchado por no pecar y
han fallado, aquellos que han clamado a Dios por superar áreas de su vida y lastimosamente no lo han
logrado superar. Pues te tengo una buena noticia, Dios te ama, aunque no ama tu pecado, pero te ama a
ti y esta dispuesto a levantarte si tan solo eres obediente a su voz.

¿CÓMO ACTUA EL PECADO?

Bueno es fácil describir como actúa el pecado, el enemigo de nuestras almas es inteligente y un
estratega de primera, el sabe como llegar a tu vida para tentarte a pecar, el conoce tus gustos y no
porque conociera lo que tu piensas, pues el no es omnisciente, pero si observa tus movimientos, a lo
mejor no el porque no es omnipresente, pero si alguno de sus demonios, entonces la pregunta es:
¿Cómo actúa el pecado?

1. En primer lugar el enemigo averigua tus debilidades, como ya te dije el es un estratega de primera.
2. Pone diferentes situaciones en tu vida, para irte alejando de la comunión que tienes con Dios,
recuerda que entre mas apagado estés de tu comunión con Dios, mas fácil será desanimarte.
3. Es ahí donde entra la fase 3, como te has descuidado de tu relación personal con Dios, el enemigo
comienza a bombardear tu mente con pensamientos de desanimo y pecado.
4. Atacado por pensamientos de pecado y sumándole que no estas teniendo una relación personal con
Dios como tendrías que tener, no te queda mas nada que ceder a la tentación y fallar.

¿QUÉ OCURRE DURANTE EL PECADO?

Bueno nadie dijo que el pecado humanamente no se disfrute, creo que la mayoría disfruta el pecado si
lo hablamos en términos carnales, pero lastimosamente las realidades espirituales son otras, puesto
que nuestra función tendría que ser luchar en contra de nuestra carne, vencer los deseos carnales,
para fortalecer nuestra vida espiritual, la Biblia habla acerca de “no satisfacer los deseos de la
carne”. Pero la pregunta seria ¿Qué ocurre durante el pecado?

1. Al cometerlo tendrás presente en tu mente que no lo tienes que hacer, pero tu misma
debilidad(por no mantener una constate comunión con Dios), te hace querer obviar eso, aunque
sinceramente no podrás.

2. A lo mejor sientas satisfacción carnal, pero jamás espiritual.

3. Ten por seguro que el hecho de estar pecando, no será motivo de gozo, sino que durante peques
tendrás presente que no es lo debido.

¿DESPUÉS DEL PECADO?

Si bien es cierto todo comenzó descuidando tu relación personal con Dios para luego caer en pecado,
no tienes que olvidarte que tus acciones tendrán una consecuencia. Quizá a lo mejor antes de pecar y
durante el pecado ni siquiera pase por tu mente que tu pecado trae consecuencias, pero la realidad es
que siempre tus acciones traerán consigo una consecuencia, ya sea enseguida o en un futuro. Pero
volviendo a la pregunta: ¿Qué pasa después de cometer pecado?

1. Te sentirás derrotado.

2. Te arrepentirás de haber hecho lo que hiciste y querrás regresar en el tiempo para no cometer
ese error, pero lastimosamente no se podrá, sino que tendrás que enfrentar las consecuencias.

3. A lo mejor las consecuencias de tu pecado serán difíciles, pero recuerda que todo se debió a la
mala decisión de caer en el pecado.

VICTORIA SOBRE EL PECADO.

Todos nosotros somos sabedores que Dios nos ha dado la victoria sobre el pecado y que el enemigo de
nuestras almas ya esta derrotado, partiendo de eso tienes que mantenerte firmes para que el día de
mañana no seamos objeto de tentaciones que nos hagan fallarle a Dios y deteriorar nuestra relación
personal con El. Cada uno de nosotros es dueño de la decisión de pecar o no hacerlo, nadie te obliga a
que no lo hagas, pero tampoco nadie te obliga a hacerlo, sino que eres tu al fin y al cabo el que decide
si hacerlo o no. Pero ¿Cuál seria la mejor forma de vencer al pecado?
1. Nunca descuidar tu relación personal con Dios, mientras mantengas una vida de devocional(orar,
leer la palabra, congregarte, servir, ayunar, etc) con Dios, no creo que el enemigo pueda hacer mucho
en contra de ti. Recuerda la Biblia dice: “someteos pues a Dios, resistid al Diablo y huirá de vosotros”.

2. Antes de cometer el pecado, piensa en las consecuencias que te puede traer y no solo en el
placer que sentirás, pues el placer es momentáneo y la vida que Dios te ofrece es eterna, ponte a
pensar: ¿Qué vale mas?, ¿Un momento de placer carnal o una vida eterna que heredar?.

CONCLUSIÓN:
La verdad es que no hay mejor cosa que superar el pecado, en esos momentos en los cuales estas a
punto de pecar, el hecho de decir “no” te hará sentir mil veces mejor que dejarte llevar y caer en el
pecado. Créeme que no hay mayor satisfacción que cuando un hijo de Dios resiste al pecado y este
huye de el. Dios quiere hacerte entender que eres mas que vencedor y que no hay pecado que te
derrote, así que ¡arriba! Dios quiere hacer de ti un siervo(a) útil para su obra.

Qué sea el pecado

En el Catecismo de la Iglesia Católica, tercera parte, primera sección, capítulo primero, artículo 8, II,
se encuentran tres puntos bajo el título "Definición del pecado" (que no han sido corregidos en la
edición típica latina), y dicen:

1849. El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es un faltar al amor
verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la
naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como "una palabra, un
acto o un deseo contrarios a la ley eterna" (S. Agustín, "Contra Faustum Manichaeum", 22, 27; S.
Tomás de Aquino, "Summa Teología", I-II, q. 71, a. 6).

1850. El pecado es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí"
(Sal 51,6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de él nuestros corazones.
Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como
dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3,5). El pecado es así "amor de sí
hasta el desprecio de Dios" (S. Agustín, civ. 1,14,28). Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es
diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación (cf Flp 2,6-9).

II. División del Pecado

En relación al principio por el cual procede el pecado, éste puede ser original o actual. La voluntad de
Adán, como cabeza de la raza humana para la conservación o pérdida de la justicia original es la causa
y fuente del pecado original. El pecado actual es cometido por un acto personal libre de la voluntad del
individuo. Se divide en pecados de comisión y de omisión. Un pecado de comisión es un acto contrario
a los preceptos prohibitivos (hacer lo que yo se que esta mal); un pecado de omisión es una falta de
hacer lo que ha sido ordenado, o al menos desear algo incompatible con su cumplimiento (no hacer lo
que se que esta bien).

En cuanto a las actividades que involucran, en pecados del pensamiento, palabra o hecho (cordis,
oris, operis); el que se consuma en la mente, como el odio de Dios, el juicio temerario, la simple
deleitación morosa, se llama pecado cordis. Si se consuma en la boca, como la detracción, la mentira, y
contumelia, será pecado oris. Y últimamente el que se consuma en la obra, como el hurto, homicidio, y
otros, se dice pecado operis. en cuanto su gravedad, en mortales o veniales. Esta última división es,
sin dudas, la más importante de todas y requiere un tratamiento especial. Aunque, previo a entrar en
los detalles, resulta útil mostrar algunas distinciones posteriores que ocurren en teología así como en
el uso general.

A. Pecado Material y Formal:

Esta distinción está basada en la diferencia entre los elementos objetivos (el objeto en sí mismo,
circunstancias) y los subjetivos (advertencia del pecado en el acto). Una acción que, de hecho, es
contraria a la ley Divina pero no es conocida como tal por el agente, constituye un pecado material;
mientras que el pecado formal es cometido cuando el agente libremente trasgrede la ley tal como se
lo ha mostrado su conciencia, ya sea que tal ley realmente exista o si sólo se cree que existe por aquel
que actúa. Por lo tanto, una persona que toma algo ajeno mientras piensa que es suyo, comete un
pecado material; pero el pecado sería formal si toma lo ajeno en la creencia que pertenece al prójimo,
sea ésta su creencia correcta o no.

B. Pecados Internos.

Pecado que puede ser cometido no solo por actos externos sino también por la actividad interna de la
mente fuera de cualquier manifestación externa, son simplemente los preceptos del Decálogo: “ No
codiciarás los bienes ajenos” y del reproche de Cristo a los escribas y fariseos a quienes asemejó
como “sepulcros blanqueados...llenos de inmundicia” (Mateo 23:27). De ahí que, el Concilio de Trento
(Sess. XIV, c.v), al declarar que todos los pecados mortales deben ser confesados, hace especial
mención a aquellos que son más secretos y que violan sólo los últimos dos preceptos del Decálogo,
sumando que ellos “a veces hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los pecados
cometidos abiertamente”. Usualmente, podemos distinguir tres tipos de pecados internos:

Tradicionalmente se suelen considerar tres tipos de pecados internos: la "delectatio morosa", el


"gaudium peccaminosum" y el "desiderium pravum".

En la "delectatio morosa" la voluntad se complace simplemente en un objeto malo. Esta complacencia


es un acto propio de la voluntad, aunque no se denomine propiamente "deseo". (el placer logrado en un
pensamiento pecaminoso o imaginación incluso sin desearlo)

El "gaudium peccaminosum" es la reafirmación de un acto previo de la voluntad por el que se ha


cometido algún pecado. En este sentido renueva lo que de más formal tenía aquel pecado.
Derivadamente, se puede asimilar a este pecado el acto por el que se detesta un acto previo de la
voluntad con el cual se rechazó un mal moral; sería como el arrepentimiento de no haber pecado
cuando se pudo. (vivir complacido con pecados ya cometidos)

El "desiderium pravum" es el acto desordenado de la voluntad cuando ésta tiene el carácter de


"deseo" o de "imperio" y no de pura complacencia. (el deseo por aquello que es pecaminoso)

El Pecado Capital o Vicios.


De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente
deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice
son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Entonces, no es la gravedad del vicio en sí
mismo que lo torna

El pecado actual consiste principalmente en un acto voluntario repugnante al orden de la recta razón.
El acto pasa, pero el alma del pecador se mantiene manchada, privada de gracia, en estado de pecado,
hasta que el desorden se haya restaurado por penitencia. Este estado es llamado pecado habitual,
maccula peccati, reatus culpae. La división del pecado en original y actual, mortal y venial no es una
división de género y especies porque el pecado no tiene la misma significación cuando se aplica al
pecado original y personal, moral y venial. El pecado mortal nos desgarra completamente de nuestro
verdadero destino final; el pecado venial sólo nos impide en sus logros. El pecado actual personal es
voluntario por un acto propio de la voluntad. El pecado original es voluntario no por un acto personal
voluntario nuestro, sino por un acto de la voluntad de Adán. El pecado original y actual se distinguen
por la forma bajo la cual son voluntarios (ex parte actus); el pecado mortal y venial por la forma bajo
la cual afecta nuestra relación con Dios (ex parte deordinationis).

El pecado mortal y el pecado venial

El pecado mortal se denomina así en dependencia del presupuesto de que la "vida" en sentido pleno es
la comunión con Dios (cfr Juan 17, 3). El pecado mortal rompe la comunión con Dios, y en ese sentido,
mata el alma del que lo comete. Pero el pecado mortal es remisible, es decir, es "mortal" en sentido
verdadero, pero no lo es de manera definitiva. Quien pierde la vida del alma por un pecado mortal, no
muere de la misma manera que en la muerte natural, pues ésta es irreparable, mientras que la muerte
implicada en el pecado mortal, sí lo es.

Quien peca gravemente pierde la gracia santificante, pero sigue siendo una criatura llamada por Dios
a la filiación, aunque esa llamada esté impedida en su eficacia por la negativa de la libertad. Por eso, el
que está en pecado mortal ha perdido realmente la filiación divina, pero al mismo tiempo, cuando se
convierte puede estar seguro de ser recibido por el Padre como un hijo pródigo, pues Dios no le ha
retirado el amor paternal.

La doctrina de pecado venial debe inscribirse en la perspectiva de que los actos engendran hábitos, y
de esa manera el apartamiento de Dios se puede "preparar" con actos que van indisponiendo el
corazón respecto del amor a Dios, por ejemplo cambiando el fin, desde el amor a Dios a los aspectos
sociales o institucionales. Por eso se solía decir que el pecado venial es un desorden respecto de los
medios: la palabra pecado la tomaría del fin al que va encaminando, y la palabra venial vendría de la
posición del acto respecto de ese fin, pues no es aún determinante. Hay materias morales que no tiene
fuerza para comprometer la unión con Dios, por eso, por ejemplo, no pueden ser materia de
compromisos que la hagan grave.

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