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Conclusión
Cuando Dios reina en nuestras vidas por medio de Cristo,
nuestros valores cambian, nuestros comportamientos cambian,
y siempre y cuando estemos sujetados a Él vamos a encontrar
paz, armonía, y gozo.
Cuando una iglesia, cuando creyentes no se someten al gobierno
de Dios, a la autoridad de Su palabra, vivirán como el mundo.
Es lamentable que muchas veces se escucha de escándalos, de
comportamientos que se ven en el mundo presente en algunas
iglesias, pero porque, porque quieren hacer las cosas como bien
les parece, lejos de Dios.
La conclusión del libro, los últimos versículos tienen un objetivo
de traernos una esperanza en medio a la miseria del hombre.
Los hijos de Israel volvieron a su heredad (24). El Señor no les
quitó la tierra que les había dado. Merecían ser expulsado de la
tierra y perder la herencia. Pero Dios es fiel a Su pacto 2:1,
"Jamás quebrantaré mi pacto con vosotros… Dios todavía tenia
planes para este pueblo en aquella tierra.
En esos días no había rey, todavía no había llegado la plenitud
del tiempo, la promesa del Rey todavía estaba por cumplirse, el
propósito del libro es que los oyentes pudieran escuchar de su
infidelidad, de su miseria y anhelar la venida del Mesías, del
Salvador.
Los reyes temporales que ordenarían el culto y las normas en el
territorio apuntaban para El Rey que era perfecto. Los mejores
de los reyes no podrían conceder los que ellos necesitaban,
salvación eterna.
La historia comienza con un levita sacrificando su concubina para
salvar su propia vida, Jesús entregó Su vida para salvarnos. El
castigo que nos trae la paz fue sobre Él.
Cristo padeció y murió para que yo no viva como bien parece a
mis ojos, sino para que yo viva como bien parece a los ojos de
Dios.
A parte de Dios, estamos atrapados en un ciclo de infidelidad
que es una ofensa a Dios.
Tenemos que reconocer que amamos otras cosas más que a Dios
y nos amamos a nosotros mismos más que a los demás - incluso
intentamos hacerlo espiritualmente.
Por eso estamos condenados a morir y a la desesperanza, a
menos que alguien tome nuestro lugar, no sólo para pagar por
mi injusticia, sino para darme una justicia que no es mía. El ciclo
del pecado no se rompe al confiar en aquello que puedes hacer
por ti mismo.
La fidelidad viene al confiar en lo que Jesús ha hecho por ti. Él
es nuestro sustituto en la muerte y en la vida.
El alivio de la debilidad, de la culpa y la desesperanza no se
encuentra en buscar sentirse bien o en pensar positivo o en
tratar de ser mejor, El alivio, el perdón y la seguridad vienen de
confiar plenamente en Su sacrificio en nuestro favor.
Al final, los jueces nos enseñan dos cosas: 1) Los hombres son
infieles; no pueden salvarse, no pueden gobernarse a sí mismos,
no pueden confiar en sí mismos. Lo que pensamos que es
correcto a menudo es incorrecto; lo que pensamos que es
adoración a menudo es idolatría; y lo que pensamos que es un
compromiso inofensivo es un pecado digno de muerte.
Los "mejores" de los hombres son infieles y Jueces nos muestra
que no sólo que necesitamos un Rey que nos salve, sino que
necesitamos de uno que sea más que un hombre común y
corriente.
2) Jueces también prueba que la fidelidad de Dios es más grande
que nuestra infidelidad. Que Él sigue obrando en nosotros,
aunque en estos días mi infidelidad haya sido mayor que mi
fidelidad.