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MOVIMIENTOS ESTETICOS

EN ESCENOGRAFIA Y VESTUARIO

APUNTE

DECADENTISMO
SIMBOLISMO

UCINE – DIRECCION DE ARTE

Profesora Titular: Adriana Rial

Ayudantes meritorias: Sofía Bonsignore


Mercedes Amorena
DECADENTISMO
Corriente artística, filosófica y por sobre todo literaria. Se origina en Francia,
en las dos últimas décadas del S. XIX
Movimientos anteriores, paralelos para comprender el porque:
Gustav Coubert - defensor de las ideas de plasmar la realidad -, da nombre
al movimiento Realismo. Inaugura una exposición individual en las barracas
de París, a la que llamó Le Réalisme, en 1855.
Coubert no quería ser discípulo más que de la naturaleza. No deseaba la
belleza, sino la verdad. Como Ej. “Bonjour, monsieur Coubert”, donde se
representa a sí mismo de excursión por el campo, con utensillos para pintar
en sus espaldas, siendo saludado respetuosamente por un amigo y un
cliente.
El deseo del artista fue que su pintura constituyera una protesta contra los
convencionalismos aceptados en su tiempo; proclamando un valor de
sinceridad artística, sin concesiones, contra la rutinaria habilidad tradicional.
Véase en la pintura que no existen actitudes elegantes, ni fluidez de línea.
La idea de retratarse en mangas de camisa, como un vagabundo, fue
considerada una ofensa para los artistas “respetables” y sus admiradores.

“Confío siempre ganarme la vida con mi arte sin tener que desviarme nunca
de mis principios ni el grueso de un cabello, sin traicionar mi conciencia ni un
solo instante, sin pintar ni siquiera lo que pueda abarcarse con una mano
sólo por darle el gusto a alguien o por vender con más facilidad” – G.
Coubert – Carta, 1854

Esta deliberada renuncia estimuló a otros artistas a reírse de los


convencionalismos y a no seguir más que su propia conciencia artística.

Mientras tanto, pintores, como Millet, - representantes de la escuela de


Barbizon -, decidían pintar ya no a los grandes señores, sino escenas
cotidianas, con personajes cotidianos, como lo es por ejemplo, “Las
espigadoras”, obra de una nobleza desde el hecho en sí mismo, como así su
significación. Reaccionando a la sociedad burguesa, y expresando con
realismo las escenas.
Aquí no existe tema dramático, ni anecdótico. Se trata de 3 jornaleras
atareadas en un campo donde se está sesgando.
Millet procura retratarlas modelándolas con vigor, con sencillos contornos
contra la llanura, a la luz del brillante sol. De está manera sus tres campesinas
adquieren una gravedad espontánea, verdadera.
Existe un ritmo calculado en el movimiento y la distribución de las figuras, que
da consistencia a toda la pintura.
• Comparada con la obra mencionada de Coubert, tosca en su
propósito, “Las espigadoras” de Millet parece muy estudiada.

Esta misma necesidad de rebelarse a la pintura “tradicionalista” hizo que en


Inglaterra, un grupo de artistas emprendieron un camino distinto. Meditaron
acerca de las causas que habían llevado al arte por una ruta peligrosa:
sabían que las academias declaraban representar la tradición de Rafael, y lo
que se conocía con el nombre de “gran estilo”. Para ellos, si esto era cierto,
el arte había tomado un giro erróneo con y a través de Rafael. Fueron él y
sus continuadores quienes exaltaron el procedimiento de “idealizar” la
naturaleza, conduciendo hacia lo bello a expensas de la realidad.
Con este pensamiento, un grupo de amigos creó la “Hermandad
Prerrafaelista”, creyendo que el arte se había vuelto no sincero por influjo de
Rafael, y que su misión era volver a la “Edad de la Fe”. Uno de ellos fue
Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), en su pintura “La anunciación”.
El propósito de Rossetti de volver al espíritu de la Edad Media no significa
imitación. Deseó emular su actitud, leyendo fervorosamente el relato bíblico,
e imaginando esta escena en que el ángel se presenta a la Virgen.
Podemos observar como el artista se esfuerza en ser sencillo y sincero en su
concepción, y cuánto se propuso realizar un relato antiguo con el espíritu
más puro. Muchos definieron que la “Hermandad” se propuso un fin
inalcanzable. Una cosa era admirar la fe ingenua de los llamados primitivos, y
otra es poner el esfuerzo en serlo.
• De este modo, aunque su intención y punto de partida fue muy
semejante a la de Millet y la de Coubert, su intento honrado y sincero
los colocó en un callejón sin salida.
• El propósito de los maestros victorianos de convertirse en nuevos
primitivos era demasiado contradictorio en sí mismo para triunfar.
• En el caso de los maestros franceses, de explorar la naturaleza
desdeñando los convencionalismos, demostró ser mucho más
fructífero. Véase Impresionismo en clase 6 “Los Ismos”.

La época
Es importante destacar la expresión “fin de siècle” (fin de siglo), que suele
tomar no solo las últimas décadas del siglo saliente sino también las primeras
del siglo entrante.
Fin de Siècle en francés, se refiere específicamente a los últimos años del
S. XIX.
Tiene connotaciones decadentes, que se consideran típicas en los últimos
años de un período próspero, junto con la excitante expectativa y/o
desesperanza, cuando un período llega a su fin.
Está particularmente asociado a ciertas tertulias literarias francesas en París y
Bruselas, ejemplificadas por artistas como Stephane Mallarmé, movimientos
tales como el Simbolismo y el Decadentismo y obras como “Salomé” de
Oscar Wilde, (escrita en francés y estrenada en París).
Es una época cargada de cambios, con grandes conflictos sociales, y donde
los intelectuales presentan un obstáculo mayor en la búsqueda de la propia
identidad, traducida a un estilo de vida. Ver la sociedad intelectual.
Producto de la época, nacen grandes movimientos artísticos (que veremos
más adelante dentro de “los ismos”) y perdura el realismo.
Políticamente, burguesía y democracias liberales. Predominio cultural y
económico de Europa. Nacionalismos.
El mundo esconde grandes conflictos:
• Reparto colonial e imperialismo
• Enfrentamiento de potencias
• Revolución Industrial
• Desigualdades sociales y auge de movimientos obreros
• Temor ante el potencial peligro de los descubrimientos científicos.
• Resquebrajamiento del sólido mundo positivista.
• Gran Confusión.
Como movimientos aparecidos a fin de siglo, los límites y rasgos distintivos
entre Simbolismo y Decadentismo, y de acuerdo al artista de los albores del
Art Nouveau, están poco definidos.
• El decadentismo nace como movimiento filosófico, principalmente
literario. El nombre surge de sus detractores, siendo adoptado por
aquellos a quienes iba dirigido.
Se inspira en la doctrinas poéticas posrománticas, denominándose
decadentes a todos aquellos escritores ligados a la herencia espiritual
o formal de Baudelaire, considerado el padre espiritual de
movimiento.

El decadentismo se manifiesta y se desarrolla en la literatura, en mayor


grado, y el simbolismo lo hace en todas las artes. Comparten los postulados,
con cambios de acuerdo a su género artístico. Se funden con el
Parnasianismo (movimiento una década anterior). Conviven con el
Prerrafaelismo, el realismo y el esteticismo. Ver Decadentismo desarrollo.

• El Parnasianismo fue creado por Théophile Gautier, en Francia, en el


año 1866, con motivo de la publicación de tres antologías poéticas
tituladas "El Parnaso contemporáneo", y seguido por poetas como
Leconte de Lisie o Charles Baudelaire. Sus seguidores deseaban dejar
fuera de la obra la intimidad del autor y defendían “el arte por el
arte”, es decir, el culto absoluto a la perfección formal.
Depuraron y seleccionaron el léxico para sublimar la realidad,
liberándola de toda fealdad o vulgaridad, y utilizaron un lenguaje de
gran plasticidad y cromatismo. Este deseo de huir de lo prosaico les
llevó a refugiarse en mundos exóticos. A los parnasianos les
entusiasmaba todo lo relacionado con la cultura griega clásica
(mármoles, estatuas, mitos...) y lo oriental.
Gautier, junto con el poeta Charles Baudelaire y el Dr. Jacques Joseph
Moreau, así como muchos otros literatos e intelectuales de su época,
se dedicaron a la experimentación con drogas - principalmente
hachís- , en el “Club des Hashischins”. En un artículo publicado en
Revue des Deux Mondes, en 1846, Gautier detalló sus experimentos.
El Parnasianismo surge como una antítesis del Romanticismo y esta
oposición tiene como causa lo que los parnasianos consideraban sus
"excesos": exceso de subjetivismo, hipertrofia del yo (crecimiento
excesivo y anormal), exceso de sentimiento.
Las características del parnasianismo son muchas. Entre ellas podemos
encontrar que representa una reacción contra el subjetivismo poético
y un desprecio contra la emoción poética. El escritor parnasianista
busca la perfección mediante una poesía descriptiva.

• El esteticismo se acompañó, en general, de un exotismo e interés por


países lejanos, especialmente los orientales - que ejercieron gran
fascinación en autores como el francés Pierre Louÿs, en su novela
"Afrodita" (1896) y en sus poemas "Las canciones de Bilitis" (1894).
Ambiente intelectual
Las corrientes de pensamiento simbolistas, expresadas en el movimiento
llamado Decadentismo, aparecen por lo menos una década antes en la
obra de poetas franceses como Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé y Arthur
Rimbaud, quienes aspiraban a una poesía sugestiva y musical que fuera una
expresión de los estados de ánimo subjetivos, mediante un lenguaje de
símbolos. Los artistas plásticos adoptan sus teorías.
La crítica artística tuvo influencia de Charles Baudelaire quien, con su teoría
sobre la sinestesia, defendía un arte tan expresivo como para satisfacer
todos los sentidos de una vez. Sonidos que sugieren colores, colores unidos a
sonidos e incluso ideas sobre el sonido de los colores.
El simbolismo se anuncia como movimiento autoconsciente, en Francia, en
1886, con la publicación del manifiesto del movimiento por parte de Jean
Moréas.

La sociedad intelectual
En el transcurso del S. XIX, la ruptura con la tradición había abierto un campo
ilimitado para que el artista escogiera; estaba en ellos decidir si querían
pintar paisajes, dramáticas escenas del pasado, si se decidían por elegir
temas de los clásicos, si querían adoptar los rasgos severos de David, o la
modalidad fantástica de los románticos.
Cuanto mayor era el campo de elección, más difícil era que los artistas
coincidieran con el gusto del público. Aquellos que compraban pinturas,
tenían una idea determinada, buscando algo muy similar a lo que habían
visto en otra parte.
Es decir, el gusto del comprador se había fijado en un sentido, el artista no se
sentía conforme con él para poder satisfacer la demanda.
Aquel que se veía obligado a atenderla, era por necesidad de dinero,
sintiendo que había hecho concesiones, y perdía autoestima.
Si decidía seguir su voz interior y rechazar cualquier encargo que no
coincidiese con su idea del arte, quedaba destinado a morir de hambre.
Para el hombre de negocios, el artista era más o menos una especie de
impostor que pedía precios abultados por algo que apenas si podía
considerarse un trabajo honrado.
Entre los artistas, como reacción, se volvió una especie de deporte el “epater
le bourgoise” (sacar de las casillas al burgués). Los artistas comenzaron por
dejarse la barba y el pelo largo, vestían de terciopelo o pana, usaban
sombreros de ala ancha y corbatas anudadas de cualquier modo.
Extremaron el desprecio a los convencionalismos de la gente “respetable”.
Desarrollaron un sistema de vida “libertino”, con exposición pública: se
reunían en bares a discutir el futuro del arte, entre ideas mezcladas con
humor satírico dirigido a la burguesía, mezclado esto con exceso de alcohol,
y drogas estimulantes, opiáceas y alucinógenas, como el ajenjo.
Este era el mundo del fin de siglo dentro de la sociedad intelectual. Estaba
claro que el arte había llegado a un punto de inflexión, y debía cambiar.

DECADENTISMO-DESARROLLO
Se aplica en el S. XVI, a la cultura alejandrina y cierra el ciclo del clasicismo
pagano.
Renace aproximadamente en 1885, en torno a los simbolistas. Los escritores
logran centrar la mirada del mundo culto en París y en las revistas que se
suceden con cierto vértigo, contagiando poco a poco su enfermedad a
toda la Europa estudiosa e ilustrada.
La palabra “decadente” pierde la connotación peyorativa, cuando Edward
Gibbon publicó en Inglaterra “Declive y caída del Imperio Romano”, entre
1876 y 1888.

El decadente va perfilando, tras el romanticismo y sus secuelas, su


perfectamente definida psicología.
Este artista:
• Deambula sin conocer su meta por las calles de París.
• Se aparta de la masa del hombre vulgar.
• Adquiere una conducta extravagante, y genera grupos de artistas
con la misma actitud.
• Se complace en el abandono a sus sentimientos melancólicos e
insatisfechos, en la eterna búsqueda de nuevas experiencias, con
tendencia al desencanto.
• Persigue placeres ocultos, renovados, impensados, por encima de
toda moral.

El decadentismo arremete contra la moral y las costumbres burguesas,


pretende la evasión de la realidad cotidiana, exalta el heroísmo individual y
desdichado y explora las regiones más extremas de la sensibilidad y del
inconsciente.
Es un período en que el culto a la belleza se muestra fervoroso y
engendrador, y en el que el sentimiento lírico renace en formas nuevas,
exaltadas, a veces maravillosas.
El decadentismo representaba la imposición del “yo” liberado en la realidad
exterior y en las fórmulas sociales. El pleno florecimiento del individualismo
desenfrenado.
La máxima expresión del decadentismo lo constituye la novela "A rebours" (A
contrapelo), escrita en 1884 por el francés Joris Karl Huysmans, quien es
considerado uno de los escritores más rebeldes y significativos del fin de siglo.
Fue definida por el poeta inglés Arthur Symons como el breviario del
decadentismo.
La novela narra el estilo de vida exquisito del duque Jean Floressas des
Esseintes, que se encierra en una casa de provincias para satisfacer el
propósito de sustituir la realidad por el sueño de la realidad.
Este personaje se convirtió en un modelo ejemplar de los decadentes, de tal
manera que se consideran descendientes directos de Des Esseintes, entre
otros, personajes como Dorian Gray, de Oscar Wilde, y Andrea Sperelli, de
Gabriele D'Annunzio.
Walter Pater, maestro de O. Wilde, publicó la novela “sagrada” para la
generación, “Mario el epicúreo”. En ella plasmó sus ideales estéticos y
religiosos al mismo tiempo. Su héroe, el joven Mario, vive en la época de los
Antoninos. Al principio, el cálido culto de los dioses domésticos y de los
espíritus campestres colman todas sus aspiraciones, pero la muerte de su
madre y de su más querido amigo, el poeta Flavio, lo sumen en la
incertidumbre sobre los problemas fundamentales de la vida, que cree
resueltos en la filosofía epicúrea. Más tarde, su decisivo encuentro con Marco
Aurelio le inclina hacia las doctrinas estoicas. Finalmente es seducido por el
espíritu rebelde y la serena actitud fraterna y esperanzada de los fieles que
se reúnen en las catacumbas romanas o mueren en el circo. Yeats llegó a
afirmar que fue el único libro sagrado para su generación.
También son considerados decadentes los franceses postsimbolistas Jean
Lorrain, Madame Rachilde, Octave-Henri-Marie Mirabeau y, en cierta
manera, Villiers De L'Isle-Adam, Stéphane Mallarmé y Tristan Corbière.
La revista Le Décadent, fundada en 1886 por Anatole Baju, sirvió como
vehículo de expresión de este movimiento.

En Inglaterra, se refleja como reacción al puritanismo moral victoriano,


caracterizado por la represión sistemática de las pasiones. Figuras como
Oscar Wilde, pagó su desafío literario y personal con una condena en
presidio.
La figura de Jack el destripador muestra la sordidez del mundo de la
prostitución en las callejuelas portuarias, no ajena a los personajes de la alta
sociedad londinense.
La literatura de ficción representa esta realidad en obras como: “El retrato de
Dorian Gray, (Oscar Wilde, 1890), “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (R.
L. Stevenson, 1886) o “Drácula” (Bram Stoker, 1897).

En Francia, En Francia tiene como precursores a Baudelaire, Rimbaud y


Gauthier. Pero es Verlaine a quien se considera como “El decadente”. En su
obra “Fêtes Galantes”, nos da muestras de sus “paisajes” anímicos, de su
interioridad, de sus ambiguas aspiraciones: ¿se diluye en sí mismo o consigue
encontrarse? Ni él mismo lo sabe.
Nostalgia, imperiosa necesidad de sentimientos simples, sinceros y profundos,
que conducen al “decadente” al éxtasis.
Verlaine cuenta su enfermedad vital: posee un coeficiente de desgracia y
un gran fastidio, de hastío, junto con frecuentes crisis de furor insensato.
En teoría de costumbres mucho más relajadas en el ámbito político-social,
Gustave Flaubert y Charles Baudelaire, tuvieron que enfrentarse a procesos
judiciales contra sus obras “Madame Bovary” y “Las flores del mal” (ambas
de 1857). Ver La llegada de los poetas malditos.

En Alemania aproximadamente en 1885 aparece la Revue Wagnerienne,


con la cual Wagner forma parte de los genios mentores del decadentismo.
Este se centra especialmente en “Tristán e Isolda”, de R. Wagner.
El poeta decadente pide a voces la música por encima de todas las cosas.
Baudelaire reclama tonalidades nuevas, inusitadas, no simples colores netos,
sino matices, colores nunca vistos, formas no plásticamente armoniosas,
movedizas, al compás de la vida.
Wagner es entonces un claro representante, por su magna polifonía
instrumental y de voces, con las que sueña.
Llega, como Baudelaire, a la creación de un mundo nuevo, aprovechando
el desmoronamiento y los restos del antiguo, por medio de la función de las
analogías y las correspondencias.
Influenciado por las ideas de Schopenhauer (“hemos de aprender a morir allí
donde el amor ha nacido”), toma esta idea y su reflexión lo lleva a la
creación de Tristán. Había conseguido dar la imagen más alta de la muerte
en la escena y a la vez la imagen de la pasión vencida; el grito de dos almas
que se reunirían más allá de la vida, en el reino impenetrable de las sombras.
(Fuente “Psicopatología del decadentismo alemán” Ángeles Cardona
Casto).

La llegada de los poetas malditos


Otros dos precursores del simbolismo fueron los franceses Arthur Rimbaud
(quien variaba entre el decadentismo y el simbolismo) y Paul Verlaine. Estos
dos poetas, que para esa época tenían una azarosa relación amorosa,
fueron decisivos para el arranque del movimiento. Rimbaud, que contaba
con 17 años, fue el más influyente, al buscar lo que llamó su alquimia del
verbo en la cual trataba de convertirse en vidente por medio del desarreglo
de todos los sentidos.
Con este pretexto pasó a sumirse, junto a Verlaine, en toda una ola de
excesos. Vagabundeaba día y noche por las calles de París para luego
presentarse en las reuniones literarias con la ropa sucia o en estado etílico,
hechos que rápidamente le dieron mala fama y el sobrenombre de “enfant
terrible”. Sus obras más representativas y únicas fueron “Una temporada en el
infierno” e “Iluminaciones”.
La influencia decadente de Rimbaud en sus palabras, “el poeta debe
hacerse vidente a través de un razonado desarreglo de los sentidos”. Se trata
de “registrar lo inefable” y para ello “es precisa una alquimia verbal que,
nacida de una alucinación de los sentidos, se exprese como alucinación de
las palabras”; al mismo tiempo, “esas invenciones verbales tendrán el poder
de cambiar la vida”.
En cuanto a Verlaine, su libro de crítica literaria “Los poetas malditos” se
convirtió en el más influyente escrito dentro del Simbolismo hasta esa época,
mostrando la verdadera esencia del movimiento. En él se exponían ensayos
sobre Tristan Corbière, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Marceline
Desbordes-Valmore, Villiers de L'Isle-Adam, y "Pobre Lelian" (anagrama del
propio Verlaine); poetas a los cuales Verlaine bautizó como Malditos.

Verlaine expuso que dentro de su individual y única forma, el genio de cada


uno de ellos había sido también su maldición, alejándolos del resto de
personas y permitiéndoles de esta forma acoger el hermetismo y la
idiosincrasia como formas de escritura. También fueron retratados como
desiguales respecto a la sociedad, teniendo vidas trágicas y entregados con
frecuencia a tendencias autodestructivas; todo esto como consecuencia de
sus dones literarios. El concepto de Verlaine del poeta maldito fue en parte
tomado del poema de Baudelaire llamado Bendición, que inicia su libro “Las
flores del mal”.

Después de esto, Paul Verlaine se convirtió rápidamente en el líder del


decadentismo y Stéphane Mallarmé (1842–1898) pasó a ser la figura más
representativa del simbolismo, en especial después de publicar su libro “Una
tirada de dados jamás abolirá el azar”, creando un lenguaje hermético
cercano al antiguo culteranismo español y a la sintaxis del inglés y reuniendo
semana a semana a decenas de escritores en su casa.

Influencia posterior
Hacia 1890, la revista “Mercure de France” se manifiesta a favor del
simbolismo. A partir de ese momento, se puede considerar al decadentismo,
como movimiento, terminado.
Las teorías del simbolismo aparecieron publicadas en “Le symboliste”,
mientras los decadentes continuaron usando a “Le decadente” como
vehículo de difusión.
Se perfilaron las divergencias entre decadentes, complacientes
experimentadores en el campo de los sentidos y del lenguaje; y simbolistas,
que buscan los valores absolutos de la palabra y aspiran a expresar una
armonía universal del mundo.
Si el decadentismo como movimiento se puede considerar concluido, no se
puede decir lo mismo del clima que alimentó.
En la pintura se imponía el impresionismo; en el pensamiento filosófico, la
filosofía de Schopenhauer, que había contrapuesto apariencia y realidad,
mientras Nietzsche meditaba sobre el tema de superar al hombre, que forma
la constante de la poesía de Baudelaire y sus herederos.
Algunos críticos ampliaron el significado del término decadente como
opuesto a los convencionalismos.

Finalmente y como revisión, el decadentismo sería:


• Antiacadémico en pintura
• Antipositivista en filosofía
• Antinaturalista en literatura

Se definen como decadentes aquellas formas de arte que superan o alteran


la realidad:
• En la evocación
• En la analogía
• En la evasión
• En el símbolo

Una lista de nombres puede incluir a: Rainer Maria Rilke, Paul Valéry, Marcel
Proust, Franz Kafka, James Joyce. Realismo crítico de Thomas Mann
Movimientos de vanguardia como
Surrealismo
Cubismo
SIMBOLISMO
Movimiento artístico, surgido hacia 1888, revela inquietudes místicas y ejerce
una influencia limitada. Sobre 1900, se funde con el Art Nouveau. Se ha
definido el simbolismo como ideista, sintético, decorativo, subjetivo....
elementos que son, ciertamente, comunes a muchos estilos.
Muchas de sus obras están inspiradas en la Biblia y en la mitología. Expresan
misterio y magia.
El simbolismo alcanza sólo esporádicamente la arquitectura, en la figura de
Gaudi y la escultura.
Se manifiesta en la pintura, donde combina aspectos ideológicos y
metodológicos.

Los pintores simbolistas pretenden dotar de expresión visual a las


experiencias emocionales. Es decir, vestir la forma de una manera sensible
como decía el manifiesto simbolista de Moréas.
Apostaban por el color y la línea, como elementos necesarios para mostrar
sus ideas. Tienden hacia las formas planas y grandes áreas de color, en
consonancia con el postimpresionismo.
Su distintivo pictórico es la sutileza del colorido y su mensaje con un alto
contenido de idealismo espiritual y religioso que manifiesta a través de
símbolos, sin dejar de lado el interés por lo erótico, lo perverso, la muerte, la
enfermedad o el pecado... todo ello, figura entre sus temas favoritos.
Plasmado con poesía, subjetividad exaltada, fantasía y sueños, dentro de
una envoltura rica en decoración.
Tienen en común el subjetivismo, el antirracionalismo y antipositivismo, y el
intento de sobreponer su obra por encima de la mera apariencia.
Desean que su pintura no esté supeditada a la realidad de su momento,
rechazan el día a día, la actividad, la polución y las aglomeraciones...
persiguen estados inconscientes, idílicos, irracionales...

Tres son los pintores más destacados de este movimiento:


Gustav Moreau (1826-1898), idealista, con grandes influencias entre escritores
y artistas; gran narrador de sueños y de visiones; sus obras, fueron todas
simbólicas y, en su mayor parte, tomadas de la mitología.
Odilon Redon (1840-1916) es el más puro de los simbolistas. Su pintura dotada
de gran lirismo, refleja lo mágico, lo visionario y lo fabuloso. Su lema era
poner la lógica de lo visible al servicio de lo invisible.
Pierre Puvis de Chavannes (1824-1898) supo llevar a la pintura a la
subordinación de la naturaleza, anteponiendo la expresión de las ideas, por
lo que se le considera el más idealista de los simbolistas.

El simbolismo tema extendido


El Simbolismo fue uno de los movimientos artísticos más importantes de finales
del siglo XIX.
En " Un manifeste littéraire ("Un manifiesto literario")", publicado en 1886, Jean
Moréas definió este nuevo estilo:
"Enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la
descripción objetiva" (Ennemi de l'enseignement, la déclamation, la fausse
sensibilité, la description objective).
« La poesía simbólica busca vestir la idea de manera sensible » (La poésie
symbolique cherche à vêtir l'Idée d'une forme sensible).
La literatura simbolista posee intenciones metafísicas. Intenta utilizar el
lenguaje literario como instrumento cognoscitivo, por lo cual se encuentra
impregnada de misterio y misticismo.
Intentaba encontrar lo que Charles Baudelaire, gran poeta precursor de este
movimiento, denominó "correspondencias", las secretas afinidades entre el
mundo sensible y el mundo espiritual.
Para ello utilizaban determinados mecanismos estéticos, como la sinestesia,
figura retórica que, además de la mezcla de sensaciones auditivas, visuales,
gustativas, olfativas y táctiles, cromáticos, asocia elementos procedentes de
los sentidos físicos con sensaciones internas (sentimientos).

Estilo simbolista
Paralelamente a la preocupación del impresionismo por la pintura al aire
libre, contra el academicismo oficial, y a los intentos de construcción
científica de la pintura por el llamado puntillismo, se desarrolla una nueva
concepción sobre la función y objeto de la pintura.
Propugnan una pintura de contenido poético.
Reacciona contra los valores del materialismo y del pragmatismo de la
sociedad industrial, reivindicando la búsqueda interior y la verdad universal y
para ello se sirven de los sueños que, gracias a Freud, ya no se conciben
únicamente como imágenes irreales, sino como un medio de expresión de la
realidad.

El Simbolismo no pudo desarrollarse mediante un estilo unitario; por eso, se


hace muy difícil definirlo de forma general. Es más bien un conglomerado de
encuentros pictóricos individuales.

Necesitó desde un principio de un idioma pictórico abstractivo. En


consecuencia, los pintores hicieron uso de un vocabulario de formas lineal y
ornamental y de una composición del cuadro antinaturalista. Son
especialmente estos elementos abstractivos y acentuados en la linealidad,
así como las relaciones composicionales inmanentes al cuadro, los que
hacen del Simbolismo el precursor del tan cercano Modernismo.
En Gustave Moreau existe una visión particular sobre la belleza, el amor y la
muerte.
Pierre Puvis de Chavannes parece perpetuar la claridad y el rigor
compositivo del clasicismo combinado con colores planos y claros. Sus obras
parecen vacías de movimiento y de luz.
Odilon Redon encamina sus esfuerzos hacia la representación de ideas, de
tal manera que su obra se aproxima a lo que más tarde será la estética
surrealista.
El Simbolismo es una tendencia que supera nacionalidades, límites
cronológicos y estilos personales. En especie de caja multi objetos podemos
encontrar figuras tan dispares como Vincent Van Gogh, Paul Gauguin,
Gustav Klimt, Eduard Munch, etc.
Derivará en una aplicación bella y cotidiana de honda raigambre en el arte
europeo de fines del siglo XIX y principios del XX: el Art Nouveau.
El Simbolismo pretende restaurar significado al arte, que había quedado
desprovisto de éste con la revolución impresionista.
Mientras que otros neoimpresionistas se inclinan por ramas científicas o
políticas, el Simbolismo se decanta hacia una espiritualidad frecuentemente
cercana a posiciones religiosas y místicas. La fantasía, la intimidad, la
subjetividad exaltada sustituyen la pretenciosa objetividad de impresionistas
y neo-impresionistas. Continúan con la intención romántica de expresar a
través del color, y no quedarse solamente en la interpretación.
Ahí encontramos el nexo de unión con el resto de neo-impresionistas, puesto
que las teorías del color local y los efectos derivados de las yuxtaposiciones
de primarios, complementarios, etc., les resultarán muy útiles a la hora de
componer sus imágenes, muy emotivas, como en la casi violenta visión de la
pasión amorosa que Klimt ofrece en su Danae.
Los simbolistas encontraron un apoyo paralelo en los escritores: Charles
Baudelaire, Jean Moréas, en contra del naturalismo descarnado de Zola.
En escultura, Rodin fue el más cercano a sus planteamientos, y pese a todo,
íntimamente ligado a los presupuestos del gran escultor impresionista Edgar
Degas.
Muy cercana a los planteamientos del Simbolismo, en cuyo seno se sitúa la
Escuela de Pont-Aven (ver apartado La escuela de Pont-Aven)

El Simbolismo posee una estética académica, y se presta más a las


realizaciones escultóricas de vanguardia. Junto con Rodin destacan Aristide
Maillol (1861-1944), que es el gran maestro de la escultura simbolista. La
noche, Isla de Francia, Flores en la pradera, Venus, Flora, El río. También
destacan Adolf von Hildebrand, Estatua ecuestre del príncipe regente,
Medardo Rosso, Niño enfermo, Cabeza de niño, Emile-Antoine Bourdelle,
Hércules arquero.

Simbolismo pictórico
Pictóricamente las características más relevantes son las siguientes:
Color: a veces se utilizaban colores fuertes para resaltar el sentido onírico de
lo sobrenatural. Del mismo modo, el uso de colores pasteles por parte de
algunos artistas, junto con la difuminación del color, perseguía el mismo
objetivo.
Temática: Pervive un interés por lo subjetivo, lo irracional, al igual que en el
romanticismo. No se quedan en la mera apariencia física del objeto sino que
a través de él se llega a lo sobrenatural. Lo cual va unido a un especial
interés por la religión. Los pintores y poetas ya no pretenden plasmar el
mundo exterior sino el de sus sueños y fantasías por medio de la alusión del
símbolo. La pintura se propone como medio de expresión del estado de
ánimo, de las emociones y de las ideas del individuo, a través del símbolo o
de la idea.
Una de las novedades más importantes, a nivel temático, es el de la mujer
fatal. Surge la unión entre el Eros y el Thanatos y en ello subyace una nueva
relación entre sexos.
A la pintura se la define con conceptos como ideista (de ideas), simbolista,
sintética, subjetiva y decorativa.
Técnicas: Lo que une a los artistas es el deseo de crear una pintura no
supeditada a la realidad, en oposición al realismo, y en donde cada símbolo
tenga una concreción propia en la aportación subjetiva del espectador y
del pintor. No hay una lectura única, sino que cada obra puede remitir cosas
distintas a cada individuo. Su originalidad, pues, no estriba en la técnica, sino
en el contenido.

Los simbolistas españoles estuvieron fuertemente influenciados por el arte de


los precursores, entre los que destacan Gustave Moreau, Pierre Puvis de
Chavannes, Arnold Böcklin, Edward Burne-Jones y Robert Bresdin.

Muchos se decantaron solamente con el auténtico exponente del


Simbolismo. Odilon Redon, que cultivó un estilo de colores puros y una
temática fantasiosa, buscaba una síntesis entre el sueño y la vida. Sin
embargo, ya se habían manifestado estas ideas en el Gauguin de la Escuela
de Pont-Aven y en sus seguidores.
Posteriormente, los nabis, segunda generación simbolista, aspiraron a traducir
estas ideas en forma de vida y en activas reformas.
Entre los nabís destacan pintores como Pierre Bonnard: Retrato de Nathanson
y la señora Bonnard, Edouard Vuillard: Autorretrato, Maurice Denis: Paisaje
con árboles verdes, Félix Valloton: La lectora, Ker Xavier Roussel: Montones
junto al mar, Henri-Gabriel Ibels, y Paul Ranson. También pueden considerarse
nabís los tres grandes simbolistas, Moreau, Redon y Chavannes.

Al contrario que el impresionismo, escuela concreta y localizada


básicamente en Francia, el Simbolismo fue un gran movimiento que también
se extendió a España. Se difundió a partir de 1890, y adoptó diferentes
interpretaciones. En Cataluña cabe señalar la obra de Joan Brull, Adrià Gual
y del Santiago Rusiñol de mediados de los años de 1890.
Experimentalmente, a finales de 1991, el pintor Estéfano Viu también pintó
una serie de cuadros con este estilo.
En el seno del Simbolismo, tomó también cuerpo una tendencia que
acentuaba ciertos trazos de sus figuraciones. Lo que desequilibraba la
representación objetiva de las cosas, en un sentido fuertemente expresivo.
En Bélgica, cabe señalar, la obra de Jean Delville, Fernand Khnopff y
Degouve de Nuncques, en la línea del culto a lo misterioso. Esta tendencia,
que tiene un precursor claro en el belga Felicien Rops, está representada por
Jan Toorop, una de las figuras clave, junto a Klimt, del Simbolismo pictórico.
En Italia, por el contrario, el Simbolismo tuvo una fuerte base de minucioso
realismo en la obra de Gaetano Previati, Giovanni Segantini y Pellizza da
Volpedo.
En Alemania se caracterizó por una técnica muy realista, pero con una
temática idealista; destacan aquí Ferdinand Hodler y Gustav Klimt.
En los países escandinavos se caracteriza por una visión austera y una
acusada expresión de la soledad, con artistas como V. Hammershoi, Harald
Sohlberg, Thorárinn B. Thorláksson y Magnus Enckell. La excepción sería el
fines Akseli Gallen-Kallela, inclinado hacia la mitología.
Cabe señalar la marcada influencia del Simbolismo en movimientos
posteriores, como el Art nouveau o el Surrealismo.

Los representantes más destacados del simbolismo


1) Gustave Moreau (1826-1898): gran dibujante y de gran virtuosismo técnico.
Es un narrador de sueños y extrañas visiones. Su fuente de inspiración
principal es la mitología.
2) Odilon Redon (1840-1916) es el más puro de los simbolistas. Representa lo
mágico, lo visionario y lo fabuloso. El sueño, La Esfinge, El nacimiento de
Venus, Las flores del mal, Mujer y flores.
3) Pierre Puvis Chavannes (1824-1898) es el más idealista del grupo. Utiliza
tintas planas, subordinadas a un buen dibujo. El pobre pescador, Bosque
sagrado, Musas inspiradoras.
4) Carlos Schwabe es un pintor de gran imaginación para plasmar imágenes
oníricas. Es precursor del modernismo. Spleen e ideal, La boda del poeta y la
musa.
5) Edward Robert Huget: Obra destacada " Un idilio de sueño. "
6) Herbert James Draper: Obra destacada " Lamento de Ícaro. "
7) Franz von Stuck: fue pintor, escultor, grabador y arquitecto que se destacó
en el estilo del simbolismo y del Art nouveau.
A lo que artistas simbolistas se refiere, podríamos alargar más la lista pero
estos últimos son puntos de referencia.

La escuela de Pont-Aven
Desde 1873, la villa de Pont-Aven es frecuentada por los alumnos de la
Escuela de Bellas Artes de París. En 1886 llega Gauguin y en 1888 se instala un
grupo de pintores dispuestos a seguir sus enseñanzas al margen de la
Academia. Participan en la exposición del Café Volpini en 1889. Ese mismo
año, Paul Gauguín marcha para Tahití y el grupo se desvanece.
Sus obras se caracterizan por el uso libre del color - pueden pintar la hierba
roja si así lo sienten-, que se aplica en grandes manchas y con tintas planas.
Se utilizaban colores planos, en contornos silueteados perfectamente
delimitados.
El resultado es una obra altamente decorativa. En esta forma de pintar ha
influido mucho el conocimiento del arte primitivo y las estampas japonesas.
Existe una voluntad de sintetizar las formas. Son una síntesis entre el estilo
impresionista y el simbolista por lo que pueden ser considerados simbolistas,
por su espíritu.
Entre los pintores más destacados de Pont-Aven están Emile Bernard, que se
interesó por recuperar lo rústico, lo arcaico, en una región alejada de la vida
moderna. : Bretones bailando en la pradera.
Cultivó un estilo muy personal de colores planos, perfectamente delimitados
en contornos silueteados. Se imprimían y repetían, dando a la obra de arte
una nueva dimensión. La obra de arte deja de ser única. A pesar de ello no
crearon escuela.
Otros artistas fueron:
Charles Laval: Autorretrato, Jacob Isaac Meyer Haan: Bretonas tejiendo
cáñamo, Paul Serusier: Naturaleza muerta con escalera, Claude-Emile
Schuffenecker: Los acantilados de Concarneau, Cuno Amiet, Louis Anquetin
y Roderico O’Connor.
A Bernard se le unirán otros pintores, como Gauguin, Van Gogh y Meyer de
Han... para los que la pintura es una evocación simbólica de la naturaleza y
lo real, puesto que el arte no es otra cosa que una abstracción, un soñar de
nuevo el mundo.
El Simbolismo en la literatura internacional
Los precursores literarios de esta corriente fueron el poeta norteamericano
Edgar Allan Poe, que tanto influyó sobre Charles Baudelaire, y los franceses
Arthur Rimbaud y Paul Verlaine, llamados también "poetas malditos".
El más representativo fue Stéphane Mallarmé (1842-1898), quien creó un
lenguaje hermético, cercano al antiguo culteranismo español (Verlaine leyó
y admiraba a Luis de Góngora) y cercano a la sintaxis del inglés.
Menor importancia tuvieron Auguste Villiers de l'Isle-Adam (1838-1889),
Prosper Mérimée (1803-1870), más conocido como narrador; Gérard de
Nerval, (1808-1855), poeta de trágico fin; Joris Karl Huysmans (1848-1907), más
conocido como escritor del decadentismo; Albert Samain (1858-1900), Rémy
de Gourmont (1858-1915), Alfred Jarry (1873-1907), creador de la Patafísica y
más importante como autor teatral, como “Ubu rey” .
Como precursor de la literatura de Vanguardia; Gustave Kahn (1859-1936),
Jules Laforgue (1860-1887), el primer introductor del verso libre; Maurice
Maeterlinck (1862-1949), que creó el teatro simbolista; Stuart Merrill (1863-
1915), Albert Mockel (1866-1945), Jean Moréas (1856-1910), Henri de Régnier
(1864-1936), Adolphe Retté (1863-1930), Paul Valéry (1871-1945), que pasó del
Simbolismo a una intelectualizada poesía pura; el belga Emile Verhaeren
(1855-1916), también narrador, y Francis Vielé-Griffin (1863-1937), entre
muchos otros.
En otros países el Simbolismo tuvo también extensión. En Rusia, por ejemplo,
fue divulgado por Alexandr Blok, Fiódor Sologub, Andrei Bely; en Suecia, el
dramaturgo August Strindberg recurrió a algunos de sus postulados, y en el
mundo hispanoamericano y español se difundió a través del Modernismo.
Gustave Moreau (1826-1898)

Gran dibujante y de gran virtuosismo técnico. Es un narrador de sueños


y extrañas visiones. Su fuente de inspiración principal es la mitología.

La aparición (1874-1876 )
Odilon Redon (1840-1916)

Es el más puro de los simbolistas. Representa lo mágico, lo visionario y


lo fabuloso. El sueño, La esfinge, El nacimiento de Venus, Las flores del
mal.

“El Sueño” (1879)


Pierre Puvis Chavannes (1824-1898)

Es el más idealista del grupo. Utiliza tintas planas, subordinadas a un


buen dibujo. El pobre pescador, Bosque sagrado, Musas inspiradoras.

“The poor fisherman” (1881)


Carlos Schwabe (1866-1926)

Pintor de gran imaginación para plasmar imágenes oníricas. Es


precursor del modernismo. Spleen e ideal, la boda del poeta y la
musa.

“Spleen et ideal” (1907)

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