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1. Un nuevo municipalismo
A escala local y regional, la realización del desarrollo integral del que hablamos requiere
una redefinición del “municipalismo”. El pensamiento y el sentimiento municipalistas se
han caracterizado por la reivindicación de las autonomías municipales. Esa ha sido, es y
será la bandera del municipalismo. Es decir, aumentar y mejorar las autonomías de los
municipios, sus capacidades de decisión y de acción.La autonomía política para elegir y
remover a sus autoridades, la autonomía económica y financiera para crear y disponer de
sus recursos y la autonomía administrativa para designar a sus empleados, realizar las
obras y prestar los servicios directamente o a través de terceros.
Sin embargo, todavía hay municipios que no son autónomos legal y constitucionalmente.
Es decir, todavía hay municipios que no gozan del reconocimiento legal y constitucional
de sus autonomías.A su vez, todavía hay municipios que gozan de esas autonomías
según las leyes y constituciones tanto nacionales como subnacionales, pero no son
realmente autónomos. Esta es, tal vez, la gran hipocresía del municipalismo
latinoamericano. Los municipios tienen amplias competencias según las leyes y
constituciones, pero no tienen los recursos necesarios y suficientes para atenderlas.
Sobre todo, no tienen los recursos financieros y humanos.
Esa reivindicación no tiene que ver con la población ni con el territorio. La base y el punto
de partida de la reivindicación municipalista no dependen de la cantidad de habitantes ni
de la superficie del radio. Tampoco dependen de las formas de organización de los
Estados nacionales o subnacionales. La reivindicación municipalista depende del
“principio de inmediatez”. Los municipios deben ser autónomos porque las
administraciones y los gobiernos locales están cerca de los problemas y, por lo tanto,
pueden y deben estar más cerca de las soluciones. A su vez, la reivindicación
municipalista es el fundamento de la descentralización política, económica, financiera y
administrativa.
Con la lucha por las autonomías municipales como trasfondo, la evolución del
municipalismo latinoamericano muestra dos grandes momentos (u olas) y un tercero al
que nos estamos introduciendo.Con diferencias según los diversos regímenes de cada
país, en general se puede observar que en un primer momento las administraciones
municipales se dedicaron solamente a la prestación de los servicios urbanos.
En las primeras décadas de este nuevo siglo, está claro que los gobiernos municipales no
pueden prestar servicios urbanos ni promover desarrollos locales sin autonomías . Está
claro, también, que los procesos de transferencia de funciones de los gobiernos
nacionales o subnacionales a los gobiernos municipales continuarán y se consolidarán los
existentes, con los recursos necesarios y suficientes en el mejor de los casos. Ahora bien,
se vislumbra una tercera ola del municipalismo.
1) el de “municipios colindantes”
2) el de “municipiosno colindantes”
De acuerdo con el marco conceptual que explicita y justifica la pertinencia de cada uno de
estos ocho componentes del desarrollo (local y regional), a continuación nos remitimos a
presentar y definir muy brevemente los componentes, subcomponentes e indicadores de
ambos índices. Al respecto, consideramos que hay cuatro componentes que sirven para
medir el desarrollo:
1. Capital físico
2. Actividad económica
3. Capital humano
4. Capital social
5. Gestión de recursos financieros
6. Transparencia
7. Capacidad institucional
8. Participación política
Según los Indicadores de Desarrollo Local y Regional para Gestión el desarrollo del
capital físico refiere a las viviendas, las condiciones medioambientales y la infraestructura
de servicios con que cuentan los habitantes de una localidad o una región. Para su
medición, el capital físico se compone de tres dimensiones:
1) la vivienda,
2) el medioambiente
3) la infraestructura de servicios.
Según los Indicadores de Desarrollo Local y Regional para Gestión , el desarrollo del
capital humano refiere a un conjunto básico de capacidades humanas que mejoran las
oportunidades de las personas. Además de considerárselas un fin, constituyen también un
instrumento para el desarrollo integral. Para su medición, el capital humano se compone
de tres dimensiones:
1) la educación
2) la salud
3) el nivel de satisfacción de las necesidades básicas.
La idea de capital social surge cuando se deja de considerar a los seres humanos como
“unidades individuales que actúan en el mercado como oferentes y demandantes de
bienes” y se atienden por lo menos cuatro dimensiones de relaciones entre ellos ajenas al
mercado pero de gran peso en la vida concreta: 1:el “clima de confianza al interior de una
sociedad” 2)la “capacidad de asociatividad” 3)la “conciencia cívica” 4)los “valores éticos”
1) el funcionamiento financiero
2) la eficiencia financiera
3) la gestión del endeudamiento.
2.6. Transparencia
1) el acceso a la información
2) la percepción de transparencia.
1) la gestión asociada
2) la capacidad de gestión.