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4 lecciones para nuevos creyentes

Lectura bíblica
Jn. 10:28 Y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi mano.
6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que a Mí viene, por ningún motivo le echaré
fuera.

La vida eterna de Dios


En Juan 10:28 el Señor dijo: “Y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás”. La vida eterna es la
vida de Dios. El Señor nos dio la vida eterna y nos introdujo en una relación eterna con Dios, en una
relación en vida, de manera que jamás podremos separarnos de El. Ahora la vida eterna de Dios que
está en nosotros guarda nuestra salvación y la mantiene eternamente segura, de modo que no
perezcamos jamás.
El nuevo pacto de Dios
Nuestra salvación también está asegurada por el nuevo pacto que Dios hizo con nosotros (He. 8:8-12).
Este pacto fue consumado mediante la redención que se efectuó cuando el Señor Jesús derramó Su
sangre (Mt. 26:28; Lc. 22:20). Según este pacto, Dios perdonará los pecados de todos aquellos que
crean en el Señor Jesús, y no se acordará más de las iniquidades de ellos; El impartirá Sus leyes en sus
mentes y las inscribirá en sus corazones; El será su Dios y ellos serán Su pueblo; y ellos conocerán a
Dios y no tendrán necesidad de
que nadie les enseñe. Asimismo, este pacto es un pacto eterno (He. 13:20), el cual permanecerá para
siempre y tiene vigencia eterna. Además, debido a que Dios es fiel y guarda Su pacto (Dt. 7:9), El
jamás lo quebrantará (Sal. 89:34), sino que cumplirá fielmente todo lo estipulado en dicho pacto. Por
tanto, Su pacto, el cual no puede ser anulado, garantiza la seguridad eterna de nuestra salvación.
La redención eterna, perfecta y completa efectuada por Cristo
Nuestra salvación está también asegurada por la redención perfecta y completa efectuada por Cristo.
Hebreos 10:14 dice: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. Al
ofrecerse a Sí mismo en la cruz, sin mancha, como sacrificio único para Dios, Cristo logró una eterna
redención (He. 9:12; 10:10, 12). Por lo tanto, esta redención es eternamente perfecta y completa, sin
mancha ni defecto alguno. Por medio de la redención eterna de Cristo, nosotros, los santificados,
hemos sido hechos perfectos eternamente. Nadie puede condenarnos más (Ro. 8:34), ni nadie puede
anular la redención perfecta, completa y eterna que Cristo realizó por nosotros.
La salvación eterna efectuada por Cristo
Tenemos una salvación segura debido a que la salvación que Cristo efectuó es eterna. Hebreos 5:9
dice que Cristo “vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen”. La salvación
que Cristo nos brinda es una salvación eterna, y todos los efectos, beneficios y resultados de ella
poseen una naturaleza eterna y trascienden las limitaciones del tiempo. Por lo tanto, nuestra salvación
es eternamente segura.
La mano todopoderosa de Cristo
Tal como la mano de Dios es poderosa, la mano de Cristo también es poderosa [Jn. 10:28]. Ambas
salvaguardan nuestra salvación. Por un lado, la vida eterna nunca se agotará, y por otro, las manos del
Hijo y del Padre nunca fallarán. Por consiguiente, nuestra salvación es eternamente segura, y nosotros
nunca pereceremos.
La promesa inmutable de Cristo
[En] Juan 6:37 … el Señor prometió que El jamás echará fuera a aquellos que se acerquen a El. Tal
promesa garantiza la seguridad eterna de nuestra salvación … Por lo tanto, Dios nos muestra en Su
Palabra, desde diferentes ángulos, que una vez que somos salvos, somos salvos eternamente y
eternamente perfeccionados, y que de ninguna manera pereceremos eternamente, sino que tendremos
una seguridad eterna.
El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una
cruz.
Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor,
vamos a encontrar compañia en otros que tambien conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando anduvieron
con Dios, y aprendieron sus caminos

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