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Fuentes Vivas

Cisternas Rotas

Un Problema Educacional para Protestantes

"Dos males ha hecho mi pueblo: Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua”. Jer. 2:13.

Por
E. A. Sutherland
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Prefacio

HAY pocos libros que tratan sobre la historia de la educación, y menos aun que tratan de mostrar la
parte en que la obra educacional ha nacido en la construcción de las naciones. La religión está in-
separablemente conectada con, y sostenida por, el sistema de educación mantenido por sus defenso-
res, y ha sido reconocida por muchos historiadores de una manera casual; pero, de acuerdo al co-
nocimiento del autor, nadie hasta aquí ha hecho con que este pensamiento sea el asunto de un volu-
men.
Al enseñar la historia de la educación y el crecimiento del Protestantismo, la cercana relación que
siempre ha existido entre el último y los verdaderos métodos de educación, conducen a un cuidad o-
so estudio del sistema educacional de las naciones de la tierra, especialmente de aquellas naciones
que han ejercido una gran influencia sobre la historia del mundo. Este volumen es el resultado de ese
estudio.
D'Aubigne dice que en la Reforma "la escuela fue colocada muy luego a un lado de la iglesia; y estas
dos grandes instituciones, tan poderosas para regenerar a las naciones, fueron igualmente reanima-
das debido a esto. Fue debido a una cercana alianza con el estudio que la Reforma entró en el mun-
do".
La verdadera educación, el Protestantismo, y el republicanismo forman una triple unión que desafía
los poderes de la tierra para destronarlos; pero hoy las iglesias Protestantes crecen en forma débil,
y la tan alardeada libertad de la democracia Norteamericana está siendo cambiada por principios
monárquicos de gobierno.
Esta debilidad está correctamente atribuida por algunos al deseo de la misma educación. La misma
causa de degeneración, sin duda se le atribuye por muchos otros, a efectos trazados en sus fuentes.
El autor ha tratado, a través de un generoso uso de las citas históricas, ordenar los hechos que el lec-
tor va a ver que la esperanza del Protestantismo y la esperanza del republicanismo radica en la co-
rrecta educación de la juventud; y que esta verdadera educación se encuentra en los principios entre-
gados por Jehová a su pueblo escogido, los Judíos; y eso fue posteriormente más completamente
demostrado por el Maestro, Cristo; que la Reforma testimonió un reavivamiento de estos principios;
y que los Protestantes de hoy, si son fieles a su fe, van a educar a sus hijos de acuerdo con estos mis-
mos principios.
Se le otorga el debido crédito a las citas del autor, cuyos nombres aparecen en un a lista al final de
este volumen. Un completo índice permite una fácil referencia.
E.A.S.
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ÍNDICE

I Dios, la Fuente de Sabiduría .............................................................. 04


II La Escuela Celestial .......................................................................... 06
III La Escuela del Edén .......................................................................... 08
IV La Historia de Quince Siglos ............................................................... 13
V La Escuela de Abraham .......................................................................... 16
VI La Educación en Israel ........................................................................... 20
VII El Sistema Educacional del Mundo Pagano ......................................... 27
VIII Cristo, el Educador de los Educadores .................................................... 34
IX La Educación en la Iglesia Primitiva ..................................................... 40
X El Papado – Un Problema Educacional ..................................................... 45
XI La Educación en la Edad Media ................................................................. 53
XII La Reforma del Siglo XVI: Una Reforma Educacional …………………… 61
XIII La Reacción Después de la Reforma Educacional ............................... 71
XIV América y el Problema Educacional ...................................................... 81
XV América y el Problema Educacional (Continuación) ............................... 90
XVI La Educación Cristiana ............................................................................ 96
XVII La Educación Cristiana (Continuación) .......................................... 108
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Capítulo 1

Dios, la Fuente de Sabiduría

―Es cierto que existen minas de plata, y lugares donde se refina el oro. El hierro se saca de la tierra, y
de la piedra se funde el cobre. El hombre pone fin a las tinieblas, y hasta lo último busca el mineral
oculto en densa oscuridad. Balanceándose suspendido de una soga, abre minas en lugares solitarios, lu-
gares donde nadie pasa. La tierra donde nace el pan, se trastorna con el fuego subterráneo. Hay lugar
cuyas piedras son zafiro, y su polvo contiene oro, senda que ningún ave conoció, ni ojo de buitre vio;
que nunca la pisaron animales fieros, ni león pasó por ella…
Sin embargo, ¿dónde se halla la sabiduría? ¿Dónde mora el entendimiento? El hombre no conoce su
valor, ni se halla en la tierra de los vivientes. El océano dice: 'No está en mí', y el mar: 'Ni conmigo'.
No se compra con oro, ni su precio será a peso de plata. No se puede adquirir con oro de Ofir, ni con
precioso ónice, ni con zafiro. Ni el oro ni el diamante se le igualan, ni se cambiará por alhajas de oro
fino. Ni el coral ni las perlas se mencionarán. La sabiduría es mejor que las piedras preciosas. No se le
iguala el topacio de Etiopía, no se podrá comparar con el oro fino. ¿De dónde, pues, vendrá la sabidur-
ía? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? Está encubierta a los ojos de todo viviente, y oculta a las
aves del cielo. La Destrucción y la Muerte dicen: 'Sólo su fama ha llegado a nuestros oídos'". Aquí está
la sabiduría. Sólo Dios entiende el camino de la sabiduría, y conoce su lugar. Porque él mira hasta los
fines de la tierra, y ve cuanto hay debajo del cielo. Él dio peso al viento, y puso el agua por medida, fijó
leyes a la lluvia, y camino al relámpago. Entonces vio la sabiduría y su justo valor. La examinó y
aprobó. Y dijo al hombre: 'Venerar al Señor es la sabiduría, apartarse del mal es la inteligencia'". *1
El hombre a veces siente que entiende el camino de la sabiduría, y se jacta de conocer el lugar de ella.
Puede hasta entenderla de alguna manera, y puede saber donde está su lugar; pero ese conocimiento
proviene de una manera, y solamente de una manera. El que entiende ese camino y conoce su lugar,
abre un canal que conecta la tierra con la fuente de la vida.
En la creación del universo se manifestó esa sabiduría. "Él dio peso al viento, y puso el agua por me-
dida, fijó leyes a la lluvia, y camino al relámpago. Entonces vio la sabiduría y su justo valor. La exa-
minó y aprobó‖. Escrita en la cara de la creación está la SABIDURÍA DEL ETERNO. "Y dijo al hom-
bre: 'Venerar al Señor es la sabiduría, apartarse del mal es la inteligencia'". En otras palabras, cuando
el hombre vive en armonía con Dios, esto es, cuando físicamente actúa de acuerdo con las leyes del
universo; cuando mentalmente sus pensamientos son los del Padre; y cuando espiritualmente su alma
responde al poder guiador del amor, aquel poder que controla la creación, entonces él ha entrado al
camino real que conduce a la SABIDURÍA.

¿Adónde está la sabiduría? Es implantado en cada corazón humano un deseo para entrar en contacto
con la sabiduría. Dios, a través de la abundancia de vida, es un gran imán, que atrae a la humanidad
hacia Él mismo. Tan cercana es la unión, que en Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabi-
duría y del conocimiento. En un hombre, un hombre hecho de carne y sangre como todos los hom-
bres que viven ahora, habita el espíritu de la sabiduría. Más que eso, en Él están "escondidos todos
los tesoros de la sabiduría"; y así la vida de Emmanuel es un testimonio constante de que la
SABIDURÍA DE LAS EDADES es accesible al hombre. Y los registros añaden: "Vosotros estáis
completos en Él".
Esta sabiduría trae la vida eterna; porque en Él están "escondidos todos los tesoros de la sabidur-
ía", "y vosotros estáis completos en Él". "Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti, el único
Dios verdadero".
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Cristo, en el pozo de Jacob, le explicó a la mujer de Samaria, y a través de ella, a usted y a mí, la
manera para ganar sabiduría. El pozo de aguas vivas, de cuyas profundidades el patriarca había sa-
cado para sí mismo, para sus hijos, y para su ganado, y que él consideró como un gran legado para
las siguientes generaciones, las cuales bebieron, y bendijeron su nombre, simbolizando sabiduría
mundana. Los hombres hoy, yerran al considerar la sabiduría descrita en Job, de donde Dios entiende
el camino y conoce el lugar. Cristo habló de esto cuando dijo: "Si conocieras el don de Dios, y al que
te dice, dame de beber; le habrías preguntado, y Él te habría dado agua viva". "Si alguien tiene sed,
que venga a Mí, y beba".
¿Por qué, entonces, si la sabiduría se puede obtener pidiéndola, si esa bebida espiritual se puede ob-
tener tomándola, no son todos llenos? La fuente fluye libremente; ¿por qué no son todos satisfe-
chos? Solamente se puede dar una razón: los hombres en su búsqueda, aceptan lo falso en lugar de
lo verdadero. Esto embota sus sensibilidades, hasta que lo falso parece ser verdadero y lo verdadero
falso.
"¿Adónde está la sabiduría? ... ¿No ha hecho Dios una tontería la sabiduría de este mundo?". "Sin
embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; no sabiduría de este mundo, ni
de los príncipes de este mundo, que han de perecer‖. *2
Existe, entonces, una distinción entre la sabiduría de Dios y la de este mundo. ¿Cómo, podemos en-
tonces, obtener la vida más alta, la verdadera y real sabiduría? Hay cosas que el ojo no ha visto y el
oído no ha escuchado, y que los ojos debieran ver y los oídos debieran escuchar, y estas "Dios nos
las ha revelado por Su Espíritu: porque el Espíritu discierne todas las cosas, si, las cosas profundas
de Dios".

Al hombre, entonces, si ha nacido del Espíritu, le es dada una visión espiritual, la cual penetra lo in-
finito, y capacita al alma para que entre en comunión con el Autor de todas las cosas. No es de ad-
mirarse que la realización de esas posibilidades dentro de uno mismo, condujeron al salmista a ex-
clamar: 'Ese conocimiento es demasiado maravilloso para mí; es alto, no puedo alcanzarlo". Y el
mismo Pablo exclamó: "¡Oh la profundidad tanto de la sabiduría como del conocimiento de Dios!
¿Por qué, quién ha conocido la mente del Señor?". "Las cosas de Dios no las conoce el hombre, sino el
Espíritu de Dios". Y "hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino que el Espíritu que es de Dios;
para que conozcamos las cosas que nos son libremente dadas por Dios". Así es que a nosotros nos es
dado el poder de tener comunión con Él y de buscar en los misterios de lo insondable.
El lidiar con la sabiduría es educación. Si es la sabiduría del mundo, entonces esa educación mun-
dana; si, por otro lado, es una búsqueda de la sabiduría de Dios, entonces es EDUCACIÓN
CRISTIANA.
Sobre estas dos cosas se trata la controversia entre el bien y el mal. El triunfo final de la verdad va a
colocar a los partidarios de la educación cristiana en el reino de Dios. "Dios es Espíritu: y los que Lo
adoran, tienen que adorarlo en espíritu y en verdad".
La educación que vincula al hombre con Dios, la fuente de la sabiduría, y el autor y consumador
de nuestra fe, es una educación espiritual, y prepara al corazón para ese reino que está adentro.
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Capítulo II

La Escuela Celestial
El trono de Dios, el centro alrededor del cual giran los mundos que han surgido de la mano del Crea-
dor, fue la escuela del universo. El Sostenedor de los mundos fue el gran Maestro, y Su carácter, el
amor, fue el tema de la contemplación. Cada lección fue una manifestación de Su poder. Para ilus-
trar el funcionamiento de las leyes de Su naturaleza, este Maestro solo tenía que hablar, y delante de
las atentas multitudes aparecían las cosa vivas. "Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y surgió". *3
Ángeles, y los seres de los otros mundos en número incontables, fueron los estudiantes. El curso
debía extenderse por toda la eternidad; fueron hechas observaciones a través de un espacio sin lími-
tes, e incluía todo, desde lo más pequeño hasta lo más grande, desde la formación de la gota de
rocío hasta la construcción de los mundos, y el crecimiento de la mente. Para terminar el curso, si
es que esa expresión es permitida, significaba alcanzar la perfección del Creador.
A la hueste angélica se le dio un trabajo. Los habitantes de los mundos estaban bajo prueba. Era la
alegría de los ángeles ministrarles y enseñarles a las demás criaturas del universo. La ley del amor es-
taba escrita en todas partes; era el estudio constante de los seres celestiales. Cada pensamiento de
Dios era tomado por ellos; y a medida que veían el desarrollo de Sus planes, caían delante del Rey
de reyes diciendo: "Santo, santo, santo". La eternidad era demasiado corta para poder revelar Su
amor.
El Padre y el Hijo estaban a menudo en concilio. Envueltos en esa gloria, el universo esperaba la ex-
presión de Su voluntad. Como uno de los querubines cubridores, Lucifer era el primero en poder y
majestad, de toda la hueste angélica. Su ojo contemplaba, su oído escuchaba, él sabía todo, excep-
to los profundos consejos que el Padre, desde toda la eternidad, había colocado en el Hijo. "Cristo la
Palabra, el unigénito de Dios, era uno con el Padre eterno – uno en naturaleza, en carácter, en propó-
sito – el único ser que podía entrar en todos los consejos y propósitos de Dios... El Padre actuó a
través de Su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. 'Todas las cosas fueron creadas por
Él... ya sean tronos, o dominios, o principados, o poderes. Todas las cosas fueron creadas por Él, y
para Él'. Los ángeles son los ministros de Dios, radiantes, con la luz siempre fluyendo de Su pre-
sencia, y usando sus veloces alas para ejecutar Su voluntad. Pero el Hijo, el ungido de Dios, la 'ex-
presa imagen de Su persona, 'el brillo de su gloria', 'sosteniendo todas las cosas a través de la palabra
de Su poder', retiene la supremacía sobre todas ellas". Lucifer, "hijo de la mañana", el cual "era la
suma de todo, lleno de sabiduría, y perfecto en belleza… toda piedra preciosa era tu cobertura". "Tu
eras el querubín ungido que cubría; yo te hice así; tu estabas sobre la montaña sagrada de Dios; tu
andabas por todas partes en medio de las piedras de fuego". *4 Aquel que ha rondado por el trono
de Dios, que ha estado en el monte de la congregación en los lados del Norte, y que ha andado por
entre esas piedras vivas, relampagueando con brillo eléctrico la gloria de la luz reflejada, que mi-
raste el concilio, y que envidiaste la posición del Hijo.
Hasta aquí, todos los ojos se han vuelto instintivamente hacia el centro de la luz. Una nube, la primera
conocida, oscureció la gloria del querubín cubridor. Volviendo sus ojos hacia adentro, él razonó que
estaba errado. ¿No fue él, Lucifer, el portador de la luz y la alegría para los otros mundos? ¿Por qué
no debería ser reconocido su poder? "Tu eras perfecto en tus caminos desde el día en que fuiste
creado hasta que se encontró iniquidad en ti". "Se elevó tu corazón debido a tu hermosura, has co-
rrompido tu sabiduría debido a tu brillo". *5 "Tu has dicho en tu corazón: ascenderé hasta el cielo,
exaltaré mi trono por sobre las estrellas de Dios: me sentaré también sobre el monte de la congrega-
ción, a los lados del Norte: ascenderé sobre las alturas de las nubes: seré como el Altísimo". *6
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Mientras Lucifer razonaba de esa manera, Cristo, envuelto en la gloria del Padre, estaba ofreciendo
Su vida por el mundo en su creación. El pecado aun no había entrado, el mundo aun no había sido
creado; pero como los planes ya habían sido decididos, el Hijo había dicho: "Si el pecado entra, yo
soy, desde ahora en adelante, uno con aquellos que ahora hemos creado, y su caída significará Mi
vida en la tierra. Nunca mi corazón ha sido colocado en ninguna creación, como lo he colocado en es-
ta. El hombre en este hogar terrenal debe tener la más alta expresión de Nuestro amor, y para él Mi
amor exige que Yo coloque mi vida junto a la de él en su misma creación". ¡Oh, maravilloso don!
¡Oh, amor no egoísta! ¿Cómo pudo ese querubín cubridor, en el momento en que el Hijo de Dios
ofrendaba Su vida, planear su propia exaltación? El pesar, el primer pesar conocido, llenó el cielo. El
coro de ángeles se mantuvo en silencio; las piedras vivas contuvieron su brillo. La quietud se sintió
por todo el universo.
Fue hecha una ofrenda para volver, pero el orgullo cerró el canal. La piedad y la admiración por el
líder de las huestes condujeron a muchos a sentir que Dios era injustamente severo. El universo esta-
ba fuera de juicio. "Satanás y sus simpatizantes estaban luchando para reformar el gobierno de Dios.
Ellos querían ver Su inescrutable sabiduría, y determinaron Su propósito en exaltar a Jesús, y lo do-
taron de un poder y comando ilimitado". Aquellos que antes, inspirados por amor, tomaron a Dios en
Su palabra, y encontraron su más alto placer en observar las revelaciones de Su amor, ahora coloca-
ron sus propias mentes en el lugar de la palabra de Dios, y raciocinaron que todo estaba errado. El
desdoblamiento de Su amor, que había significado su propia vida, ahora solo veía tinieblas y deses-
peración. La sabiduría de Dios, oscurecida por colocar el yo entre el trono y ellos, se convirtió en
tontería. "Toda la hueste angélica fue convocada para que apareciera delante del Padre para decidir to-
do caso". "Los santos ángeles se reunieron alrededor del trono, una vasta, innumerable multitud, 'diez
mil veces diez mil, y miles de miles', los más exaltados ángeles, como ministros y súbditos, rego-
cijándose en la luz que caía sobre ellos de la presencia de la Deidad".
Los principios del gobierno de Dios fueron ahora colocados al descubierto: era nada más que un gran
y amplio sistema de desarrollo educacional, y las huestes angélicas decidieron si la fe en Su palabra
sería la norma de su obediencia, o si la razón finita ejercería su influencia. Hasta el mismo Satanás
estaba siendo ganado, a medida que las notas de alabanza resonaban a través de las cúpulas del cie-
lo; pero nuevamente el orgullo lo gobernó. Aquí surgió el sistema rival, el egoísmo supremo en-
frentándose al Cristo totalmente desprovisto del yo, la razón por sobre la fe. Después de muchas
súplicas, y entre profundas lamentaciones, los portales del cielo se cerraron para siempre para
aquel, que juntamente con sus seguidores, se volvieron de la luz hacia las tinieblas de la desesp era-
ción.
Estaba surgiendo una nueva era; había comenzado una controversia. El alto cielo, con sus eternos
principios de amor, vida, progreso, había sido desafiado por un enemigo sutil, el padre de las men-
tiras. Profundo como es el misterio que asiste al paso, pero coexistente con el movimiento hacia
abajo, fue formulado el plan que, después del lapso de las edades, va a ser probado de una manera
más profunda, y que manifestará eternamente la verdad, que "DIOS ES AMOR". El camino es el de
la cruz. Es un trazar de nuevo la degradación mental ocasionada por la caída, pero el proceso está de
acuerdo con la ley de la escuela del cielo, "de acuerdo con vuestra fe". Si ustedes creen, todas las
cosas son posibles.
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Capítulo III

La Escuela del Edén

"Él dijo y fue hecho; él mandó y surgió". *7 Desde el trono del Infinito salió el decreto, y la vida salió
hacia el espacio, y un mundo apareció. Millares de otros mundos, sostenidos en sus órbitas debido al
incesante poder del amor, orbitaron alrededor del trono de Dios. Pero un espacio en el universo había
sido reservado para la más alta expresión de Su amor, donde tenían que manifestarse las profundida-
des de este atributo divino. "La tierra estaba desierta y vacía, las tinieblas cubrían la superficie del
abismo". *8 Pero aun en las tinieblas, Su presencia penetró; y cuando "el Espíritu de Dios se cernía
sobre las aguas", Él dijo: "Haya luz", y las tinieblas huyeron delante de la palabra. La luz, reflejándo-
se de Su propio ser, le agradaron; y Él quiso que estuviera siempre presente, acompañando toda forma
de vida. El primer día de trabajo estaba concluido, un día que el hombre futuro conocería, y que,
aun en su estado caído, mediría sus años.
El segundo día escuchó el mandato para que las aguas se separaran; y un tercero reunió las aguas en
los mares, y apareció la tierra seca. Y entonces "Dios dijo: que la tierra produzca pasto", que la parte
inferior descubierta de la tierra se cubra con un manto de verde vivo, muy humilde, pero que hacía
parte de Su vida; porque el hálito de su boca lo formó, y participó de esa vida. Después vinieron
las hierbas y los elevados árboles, cada uno llevando sus semillas, - auto-productivas – porque la
vida es reproductiva; y así como el carbón vivo enciende un fuego sagrado, así cada árbol lleva
dentro de sí mismo el poder para reproducir su especie. "Y vio Dios que era bueno". Entonces, para
que Su propia luz pueda ser siempre la causa del crecimiento, colocó luminarias en los cielos,
siendo cada una el reflejo de Su propio semblante. Con esto debía ser sostenida la vida.
En las aguas que se mueven pasó el poder de la vida. "Dios dijo: Rebose el agua de seres vivientes, y
haya aves que vuelen sobre la tierra en la expansión del cielo". *9 A Su palabra, una abundancia de
vida llenó la tierra y el cielo y el mar. Cada gota de agua sostuvo la vida; cada milímetro cuadrado de
aire ayudó a millares. Y desde el poderoso leviatán que se movía en las aguas hasta la mota que
flota en el aire, toda vida proclamó el amor de Dios; y el Creador, viendo con satisfacción la obra de
Su mano, dijo que cada forma de vida fuese perfecta en su esfera. Cada una contenía en sí misma el
hálito de vida; cada una en cada momento le cantó aleluya al Hacedor de los cielos y de la tierra.
Pero la obra aun no estaba completa. Una mente controlaba al universo; y su poder podía ser aprecia-
do, su amante corazón volvió en el más amplio sentido, solo a través de la mente, por seres hechos a
la imagen del mismo Dios. Y así "Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza". Que tenga dominio sobre los bajos niveles de la creación, y que esté ante ellos
así como Nosotros lo estamos delante del universo, toda la naturaleza verá Nuestro poder en él. ―Así
es que Dios creó al hombre a Su propia imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los
creó". *10
Como el momento de supremo esfuerzo había sido alcanzado, por parte de Dios, Él moldeó la forma
de barro, una, solamente una, a la imagen de Él mismo. Le inhaló en sus narices Su propio hálito, el
hálito que, vocalizado, movió los mundos; delante del cual los ángeles se inclinan en adoración. Ese
elemento de vida que todo lo penetra, surgió a través de la poderosa estructura corporal, los
órganos comenzaron a funcionar, el cerebro trabajó; el hombre Adán se puso en pie, fuerte y perfec-
to; y en vez del intenso lamento que ahora anuncia el comienzo de una nueva vida, sus labios se mo-
vieron, y un canto de alabanza ascendió hacia el Creador.
De pie a su lado estaba su Hermano Mayor, Cristo, el Rey del cielo. Adán sintió la emoción de unidad
y armonía; y aun cuando era un "poquito inferior", pero dentro de él estaban las posibilidades de al-
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canzar mayores alturas que las que tenían los ángeles. Él iba a ser el compañero de Dios, el perfecto
reflejo de Su luz y gloria; no había ningún pensamiento de Dios que no pudiese tener acceso al cere-
bro del hombre. El universo se le mostró en una vista panorámica delante de él. La tierra, recién
hecha, le presentó incontables bellezas. A su lado estaba su compañera, la otra mitad de su misma na-
turaleza, siendo que ambos formaban una perfecta unidad. La armonía de pensamiento trajo fortale-
za y vida; y, como resultado de esta unión, nuevos seres como ellos mismos, serían traídos a la exis-
tencia, hasta que la tierra estuviese llena de personas.
Dios plantó un jardín al Este del Edén, y desde las bellezas de la tierra escogió el lugar más bello
para que fuese el hogar de la nueva pareja. En medio del jardín estaba el árbol de la vida, cuyo fru-
to le otorgaba al hombre un perfecto alimento físico. Cerca de sus ramas, el mismo Dios los visi-
taba, y, hablándoles cara a cara, les revelaba el camino de la inmortalidad. Al comer del fruto del
árbol de la vida, y al encontrar satisfechas todas sus necesidades físicas, se les recordaba constan-
temente la necesidad de la comida espiritual, la cual se obtenía a través de la conversación abierta
con la Luz del cielo. La gloria de Dios rodeaba el árbol, y envueltos en ese halo, Adán y Eva pasa-
ban mucho tiempo en comunión con los visitantes celestiales. De acuerdo con el sistema divino de en-
señanza, aquí tenían que estudiar las leyes de Dios y aprender sobre su carácter. Ellos "no solo eran
Sus hijos, sino que eran estudiantes que recibían instrucción del todo sabio Creador". Los ángeles,
que contemplaban las maravillas de la nueva creación, se deleitaban en venir a la tierra; y dos de
ellos, habiendo sido seleccionados especialmente de la hueste angélica, se convirtieron en los ins-
tructores de ambos. "Ellos estaban llenos de vigor impartido por el árbol de la vida, y su poder inte-
lectual era apenas un poco menor que el de los ángeles. Los misterios del universo visible 'las ma-
ravillosas obras de Su fuente inagotable de instrucción y delicia. Las leyes y las operaciones de la
naturaleza, que han ocupado el estudio de los hombres durante seis mil años, estaban abiertas a
sus mentes por el infinito Constructor y Sostenedor del universo.
"Se entretenían con las hojas, las flores y los árboles, descubriendo en cada uno 33 de ellos los secretos
de su vida. Toda criatura viviente era familiar para Adán, desde el poderoso leviatán que juega entre las
aguas hasta el más diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A cada uno le había dado nombre y
conocía su naturaleza y sus costumbres. La gloria de Dios en los cielos, los innumerables mundos en
sus ordenados movimientos, ‗las diferencias de las nubes‘ (Job 37:16), los misterios de la luz y del so-
nido, de la noche y el día, todo estaba al alcance de la comprensión de nuestros primeros padres. El
nombre de Dios estaba escrito en cada hoja del bosque, y en cada piedra de la montaña, en cada brillan-
te estrella, en la tierra, en el aire y en los cielos. El orden y la armonía de la creación les hablaban de
una sabiduría y un poder infinitos. Continuamente descubrían algo nuevo que llenaba su corazón del
más profundo amor, y les arrancaba nuevas expresiones de gratitud.
Mientras permaneciesen fieles a la divina ley, su capacidad de saber, gozar y amar aumentaría conti-
nuamente. Constantemente obtendrían nuevos tesoros de sabiduría, descubriendo frescos manantiales
de felicidad, y obteniendo un concepto cada vez más claro del inconmensurable e infalible amor de
Dios‖.

El método divino de enseñanza nos es revelado aquí, la manera con que Dios lidia con las mentes que
le son leales. Las leyes que gobiernan el universo fueron expuestas. El hombre, como si estuviera
mirando un cuadro, encontró en la tierra, en el cielo y en el mar, en el mundo animado y en el mundo
inanimado, la ejemplificación de esas leyes. Él creyó, y con la luz celestial, la cual es la recompensa
de la fe, se aproximó de cada nuevo objeto de investigación. Las verdades divinas se abrieron conti-
nuamente. La vida, el poder, la felicidad, estos asuntos crecieron juntamente con él. Los ángeles es-
timularon el deseo de preguntar, y nuevamente condujeron a sus estudiantes a buscar respuestas para
sus propias preguntas. En esta obra de vestir el jardín, Adán aprendió verdades que solamente el tra-
bajo podía revelar. A medida que el árbol de la vida daba alimento para la carne, y que le recordaba
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constantemente del necesario alimento mental y espiritual, así el entrenamiento manual añadía luz a
la disciplina mental. Las leyes del mundo físico, mental y espiritual, fueron enunciadas; la triple na-
turaleza del hombre recibió atención. Esto era educación, perfecta y completa.
El poder magnético acerca del árbol de la vida, sostuvo al hombre, llenando sus sentimientos con un
poco de delicia. Adán y Eva vivían por ese poder, y la mente humana era un canal abierto para que
fluyera el pensamiento de Dios. Rápidamente, el carácter del edénico par estaba siendo formado, pe-
ro la fortaleza no podía provenir de una acción meramente automática. La libertad de elección para
escoger la compañía y el espíritu de Dios, les fue dada; y mientras Él los galanteaba con Su cariñoso
amor, Él colocó en el medio del jardín un árbol de otra especie.
Al hombre le dijo: "Del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás; porque en el día en
que comieres de él, ciertamente morirás". *11 ¿Cuál era el significado de este mandato? Cuando los
ángeles enseñadores escucharon la pregunta de los labios del hombre, una nube pareció oscurecer
el brillo de su gloria. ¿No sintió Adán una extraña sensación, como si la totalidad del pensamiento
divino hubiese sido verificado mientras fluía hacia su cerebro? Él se estaba preparando a sí mismo
para aceptar las enseñanzas de un carácter diferente. Entonces se le contó la triste historia que el
cielo había conocido, de la caída de Lucifer, y la tiniebla que le trajo a él; que mientras viviera, el
decreto de Dios era que no podía permanecer dentro de las murallas del Paraíso. En tono bajo le fue
dicho cómo algunos no conseguían ver la justicia de esto; que la Lucifer se le había dado la tierra
como su hogar; que él iba a usar sus artimañas para capturarlos; pero esa luz y ese poder habían si-
do colocados alrededor del árbol de la vida, y el resto de la verdad dada dentro del círculo de sus ra-
yos, no se la podían quitar. "Fe, tengan fe en la Palabra de Dios", dijo el ángel, mientras iniciaba su
vuelo hacia el cielo.

La palabra "muerte" no sonó natural a los oídos humanos, y mientras estaban sentados juntos hablan-
do sobre las palabras de los ángeles, un deseo de entender llenó sus corazones. ¿Temor? Ellos no co-
nocían esa palabra. ¿No era el amor de su Hacedor? Eva, alejándose del lado de su esposo, encontró,
antes que lo supiera, que se estaba acercando al árbol del conocimiento del bien y del mal. Ella per-
maneció mirando fijamente desde una distancia, cuando desde la rica vegetación provino una voz de
dulce música:
"Hermosa mujer, hecha a la misma imagen de Dios, ¿qué puede marchitar tu perfecta belleza? ¿Qué
puede detener esa vida que ahora corre por tus venas? ¿No ha dicho Dios que no debéis comer de
ningún árbol del jardín?... Ciertamente no moriréis: porque Dios sabe que el día en que comiereis,
entonces vuestros ojos serán abiertos, y seréis como dioses conociendo el bien y el mal'". Al hablar,
él cogió un fruto y se lo comió. ¿Era este el engañador? ¿No se le había prometido un conocimiento
de todas las cosas? ¿No debía estar ella con Dios? Tal vez esta era una nueva revelación de su bon-
dad. Ella no sintió ningún peligro. Él comió, ¿por qué ella no podía comer también?
Se despertó su curiosidad, y se sintió halagada por las palabras de la serpiente. En vez de huir, argu-
mentó con él, y trató de decidir en su propia mente entre lo justo y lo errado. Pero Dios le había di-
cho lo que era justo. En ese momento de indecisión, de duda, fue la oportunidad del diablo.
Incapaz de alcanzar el alma del hombre por medios directos, Satanás se le aproximó por esos canales
diferentes, donde él tenía todo para ganar, y procedió cautelosamente. Si la mente del hombre podía
ser ganada, él conseguiría una gran obra. Para conseguir eso, usó el proceso del raciocinio, un méto-
do inverso a aquel usado por el Padre en su instrucción en el árbol de la vida. La mente de Eva era
fuerte, y rápidamente sacó conclusiones; por lo tanto, cuando su nuevo profesor dijo: "Si coméis,
seréis como dioses", en la mente de Eva, surgió la idea, Dios posee inmortalidad. "Por lo tanto", dijo
Satanás, "si coméis, ciertamente no moriréis". La conclusión fue obtenida lógicamente, y el mundo,
desde los días de Eva hasta hoy, ha basado su creencia religiosa en ese silogismo, y la mayor premisa
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de eso, tal como lo hizo Eva, ellos fallaron en reconocerla como falsa. ¿Por qué? Porque usaron la
mente para decidir a respecto de la verdad, en vez de tomar una declaración directa del Autor de la sa-
biduría. De esta falsa premisa proviene la doctrina de la inmortalidad natural del hombre, con sus in-
finitas variaciones, con algunos nombres modernos, lo cual es teosofía, espiritismo, reencarnación, y
evolución. Los hijos e hijas de Eva, la condenaron por el error cometido hace seis mil años atrás,
mientras ellos mismos lo repiten sin cuestionarlo. Es predicado desde los púlpitos, es enseñado en
las escuelas, y su espíritu invade el pensamiento de cada libro escrito, cuyo autor no está en perfecta
armonía con Dios y con la verdad. Ahora tenemos el estudio de las "dialécticas", tan destructivo para
la fe cristiana. Habiendo aceptado la lógica de la serpiente, y habiendo transferido su fe de la palabra
de Dios al árbol del conocimiento a sugerencia de Satanás, la mujer podía ser fácilmente conducida a
probar la verdad de todas sus declaraciones, a través de sus sentidos. Ha sido colocada una teoría; el
proceso experimental ha comenzado. Esa es la manera como los hombres ahora obtienen su conoci-
miento, pero su sabiduría proviene de otra parte. Ella miró la fruta prohibida, pero no se observaba
ningún cambio físico como resultado del mal uso de sus sentidos. Esto la hizo sentirse más segura,
de que el argumento usado era el correcto. Sus oídos estaban atentos a las palabras de la serpiente,
pero ella no percibió ningún cambio como resultado del pervertido uso del sentido de oír. Esto, para
la mente cambiada de la mujer, era aun una prueba más concluyente que las palabras de Cristo y de
los ángeles no significaban lo que ella al principio había creído que significaban. Los sentidos del
tacto, del olfato y del gusto, fueron entonces usados, y cada uno de ellos corroboró la conclusión ex-
puesta por el diablo. La mujer había sido engañada, y a través del engaño, su mente fue cambiada.
Este mismo cambio de mente puede ser conseguido por engaño o como resultado de un falso racio-
cinio.
Eva se aproximó a Adán con el fruto en su mano. En vez de responder con las palabras repetida-
mente usadas por Cristo: "El día que comiereis, ciertamente moriréis", él tomó la lógica de la ser-
piente. Habiendo comido, su mente también fue cambiada. El que desde la creación había pensado
los pensamientos de Dios, estaba cediendo a la mente del enemigo. La exactitud con la cual había
una vez entendido la mente de Dios, quedó ejemplificada cuando le dio nombres a los animales;
porque el pensamiento de Dios, que formó a los animales, pasó por la mente de Adán, y "el nombre
que Adán les dio, ése fue su nombre".
La totalidad del cambio que ocurrió se ve en el argumento usado cuando Dios caminó en el jardín al
atardecer. Dijo Adán: "La mujer me lo dio a comer. Tu me diste la mujer. Por lo tanto, Tu eres el cul-
pable". Esta era decididamente otra conclusión lógica, desde el punto de vista de la sabiduría de la
serpiente, y fue repetida por Eva, la cual colocó la culpa primero en la serpiente, y finalmente en el
mismo Dios. La auto-justificación, la auto-exaltación, la auto-adoración, he aquí el origen humano del
papado, el poder que "se opuso y se exaltó a sí mismo por sobre todo lo que es llamado Dios".
La muerte espiritual que se siguió a la perversión de los sentidos surgió, a tiempo, por la muerte
física. En verdad, el fruto ha sido comido escasamente cuando la atención del hombre y de su
esposa se ha vuelto hacia las cosas eternas. El alma, que había envuelto al hombre físico con un
velo de luz, desapareció, y apareció el hombre físico. El sentido de su desnudez les pareció aho-
ra horrible. Algo estaba faltando; y con toda la gloria que habían conocido, con todas las verda-
des que les habían sido reveladas, no había nada para llenar el lugar de la naturaleza espiritual
perdida. "Debes morir, debes morir", era el decreto; y si en ese momento el Salvador no le
hubiese contado a Adán el plan de la cruz, la muerte eterna habría sido inevitable.
Dios, a través de Su instrucción, había enseñado que el resultado de la fe sería la vida inmortal. Sa-
tanás enseñó, y trató de demostrar su lógica a través de un apelo directo a los sentidos, que había vida
inmortal en la sabiduría que proviene como resultado del raciocinio humano. El método empleado
por Satanás es aquel que los hombres hoy llaman el método natural, pero en la mente de Dios la sa-
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biduría del mundo es tontería. El método que para la mente divina, es de naturaleza espiritual, pare-
ce natural, pero es tontería para el mundo.
Solo hay dos sistemas de educación, aquel basado en lo que Dios llama sabiduría, y cuyo don es la vi-
da eterna; y el otro basado en lo que el mundo ve como sabiduría, pero que Dios dice que es tontería.
Este último exalta la razón por sobre la fe, y el resultado es la muerte espiritual. Que la caída del
hombre fue el resultado de elegir el falso sistema de educación, no puede ser desmentido. La reden-
ción viene a través de la adopción del verdadero sistema de educación.
La re-creación es un cambio de mente, un cambio de lo natural por lo espiritual. "No os conforméis
con este mundo, sino que debéis ser transformados por la renovación de vuestra mente". Para que se
cambio sea posible, Cristo tiene que magullar la cabeza de la serpiente; esto es, la filosofía del diablo
tiene que ser refutada por el Hijo de Dios. Cristo hizo eso, pero al hacerlo, su talón, el cual representa
su naturaleza física, fue magullado. El resultado de la aceptación de la filosofía satánica ha sido el
sufrimiento físico; y mientras más completo sea el ceder humano hacia el sistema construido bajo
esa filosofía, más completa es la sujeción de la raza a las enfermedades físicas.
Después de la caída, el hombre se puso a mostrar artículos sobre la dieta, y su naturaleza se volvió
gradualmente más gruesa. La naturaleza espiritual, que al comienzo era la parte más prominente de su
ser, se achicó y se anuló, hasta que solo quedó aquella "pequeña voz" dentro. Con el desarrollo de lo
físico y lo intelectual, negligenciando lo espiritual, hemos llegado a los males de la sociedad moderna,
el amor por mostrase, la perversión del gusto, la deformidad del cuerpo, y aquellos pecados anexos
que destruyeron a Sodoma, y que ahora amenazan a nuestras ciudades. El hombre se volvió descui-
dado también en su trabajo, y la tierra falló en ceder su totalidad. Como resultado, surgieron espinas
y cardos.
No es sorprendente, después de seguir el declinio de la raza, encontrar que el sistema de educación
introducido por Cristo comience con la instrucción dada en el jardín del Edén, y que esté basada
en la simple ley de la fe. Nosotros apreciamos mejor el don de Cristo cuando habitamos con
el pensamiento que, mientras sufrimos físicamente, mientras le coloquemos nuestras enferme-
dades en su propio cuerpo, Él aun preserva una mente sana y una voluntad totalmente sujeta a la del
Padre, y que hacerlo así, la filosofía del archiengañador puede ser derrocada por la filosofía divina.
Nuevamente, es natural suponer que cuando somos llamados a decidir entre ambos sistemas de edu-
cación, el humano y el divino, y se elige la educación cristiana, que el hombre también va a tener
que cambiar su manera de vivir y de comer. La dieta original del hombre se hace nuevamente cono-
cida, y para su hogar él es urgido a elegir un jardín, fuera de las atestadas ciudades, donde Dios
pueda hablarle a su naturaleza espiritual a través de Sus obras. Dios usa los sentidos del hombre; pe-
ro el conocimiento así adquirido se convierte en sabiduría solamente cuando es iluminado por el
Espíritu, la salida cuya fuente es abierta con la llave de la fe.
Cerca del árbol de la vida se originó el más elevado método de educación, el plan que el mundo ne-
cesita hoy. Cerca de las ramas del árbol del conocimiento del bien y del mal surgió el sistema con-
flictivo, teniendo siempre un objetivo en vista, la derrocada de los eternos principios de la verdad.
Sobre uno, y después sobre el otro, ha surgido la oscilación sobre la tierra. Ya sea con estudios Ba-
bilónicos, o con la filosofía Griega, o con la sabiduría Egipcia, o con el alto centellear de la pompa
papal, o con las más modestas pero no menos sutiles obras de la ciencia moderna, los resultados
siempre han sido, y siempre lo serán, un sabor de muerte para muerte.
Así como fue la vida modesta del Salvador del hombre cuando caminó en la tierra no siendo recono-
cido por los señores Fariseos y por los hombres sabios de sus días, así ha sido el progreso de la ver-
dad. Se ha mantenido siempre marchando hacia adelante, a pesar de la opresión. Las mentes de los
hombres, nubladas por la auto-adoración, fallaron en reconocer la voz del cielo. Ha pasado como las
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bajas murmuraciones del trueno a la puerta Hermosa cuando el Padre le habló a su Hijo, y el halo de
la luz celestial rodeando la verdad eterna, es explicado como si fuese una causa natural. La razón del
hombre se opone a la simple fe, pero aquellos que finalmente alcanzarán el estado de completa ar-
monía con Dios, van haber comenzado donde Adán falló. La sabiduría será obtenida por la fe. El yo
se habrá perdido en la adoración de la gran Mente del universo, y aquel que fue creado a la imagen
de Dios, que fue declarado por la Mente Maestra como "muy bueno", será, después de la batalla con
el pecado, restaurado a la armonía del universo por el simple acto de la fe.
"Si puedes creer, todas las cosas son posibles".

Capítulo IV

La Historia de Quince Siglos

Al igual que una piedra, lanzada de algún pico de una montaña, cae hacia el valle cercano, ganando
velocidad con cada metro que desciende, hasta que, envuelto dentro de ella, hay un inmenso poder
de destrucción, así el hombre, al salir de la puerta del Paraíso, comenzó una carrera hacia abajo, la
cual, en intensidad y en velocidad, solo puede ser medida por la altura de la cual él cayó.
Las mentes gigantes poseen grandes poderes en suspenso. Delante de la fuerte voluntad de los hom-
bres de los primeros siglos, pocas fuerzas podían permanecer en pie. Así como el plan al cual ellos
tenían que llegar era la perfección, así el nivel al cual descendieron fue la confusión. La vida de los
hombres, en vez de ser medida por la poca duración de la vida de unos setenta años, era medida en
siglos; y los intelectos, poderosos desde el nacimiento, tenían tiempo y poder para expandirse. A la
edad de los setenta años, eran apenas un muchacho, con la vida y todas sus posibilidades delante de
ellos. Adán vivió para ver a sus hijos hasta la octava generación; y cuando pensamos que desde sus
propios labios Enoc aprendió la historia de la caída, de las glorias del hogar del Edén; cuanto tene-
mos en mente que Enoc probablemente vio a este mismo ancestral ser colocado en la tierra, para que
volviera al polvo, entendemos mejor la relación que él deseaba mantener con su Dios. Después de
una vida de 300 años, en la cual, el Registro sagrado dice que él "caminó con Dios", la atracción
hacia la tierra creció tan lentamente que él mismo fue trasladado al cielo. Esto sucedió apenas 60 años
después de la muerte de Adán. Al pasar por la puerta del Edén, se desarrollaron dos tipos de mentes.
La diferencia era clara y distinta, así como la luz era diferente de las tinieblas, entre a mbas. Caín, al
exaltar sus propios poderes de raciocinar, aceptó la lógica de Satanás. Admitiendo que el plano físico
sea la base correcta para vivir, él perdió la apreciación de las cosas espirituales, y dependió totalmente
de los sentimientos. Es verdad que, durante el tiempo en que él adhirió a la forma de adoración, vino
semana tras semana a la puerta del Edén a ofrecer sacrificio; pero so ojo de la fe estaba ciego. Cuan-
do él vio que el sacrificio de su hermano había sido aceptado, un sentimiento de odio surgió en su
pecho, y, alzando su mano, le quitó la vida a su hermano.
Los hombres se sobresaltan con la rapidez del descenso desde la pureza Edénica hasta la condición en
que el asesinato es algo fácil, pero fue el resultado natural del sistema educacional elegido por Caín.
Cuando la razón es exaltada por sobre la fe, eso convierte al hombre en un motor que no posee un
controlador.

El asesinato, sin embargo, era apenas un resultado de la decisión tomada por Caín. Él huyó de la pre-
sencia de Dios, y, con sus descendientes construyó ciudades hacia el Este. Predominaron las nece-
sidades físicas, de tal manera que toda la atención de estas personas se concentró en la gratificación
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de los deseos de la carne. El orgullo aumentó, el amor a las riquezas era algo que gobernaba a la pa-
sión; lo artificial tomó, cada vez más, el lugar una vez ocupado por lo natural. En el lugar de la ado-
ración a Dios, estaba la auto-adoración, o paganismo. Este era el aspecto religioso, y encontraremos
los primeros adoradores del sol, los progenitores humanos del moderno papado.
A medida que se operó un cambio en la religión, también se operó un cambio en el gobierno. Ya no
podía haber una teocracia, siendo el padre de familia el sumo sacerdote delante de Dios; porque Dios
se había perdido de vista, y su lugar fue llenado por el mismo hombre. Por lo tanto, estos descen-
dientes de Caín se reunieron en ciudades, donde el más fuerte gobernó sobre el más débil, y así se
desarrolló una monarquía absoluta, la cual es perpetuada hoy en los reinos del Este de Asia.
La educación que sostuvo al paganismo y a la monarquía en la religión, en el gobierno, era la misma
que en los días posteriores controló a Grecia, y que es conocida por nosotros hoy, como Platonismo.
Es apenas otro nombre para una educación que exalta la mente del hombre por sobre Dios, y coloca
a la filosofía humana por sobre la filosofía divina.
La filosofía que fue así exaltada, esta falsamente llamada ciencia, deificó la naturaleza, y hoy día es
conocida como evolución. Usted puede ver que el nombre es moderno. Puede ser, pero la filosofía
es anterior al diluvio, y las escuelas de esos hombres anteriores al diluvio, enseñaron como verdad
las tradiciones de los hombres tan verdaderamente como son enseñadas hoy en día.
Nosotros pensamos, tal vez, que en aquel entonces no había escuelas, pero eso es un error. "El entre-
namiento de la juventud en aquellos días era del mismo orden como los niños son educados y entrena-
dos en esta época, que amen la excitación, que se glorifiquen a sí mismos, que sigan la imaginación
de sus propios corazones malos". Sus mentes agudas se apoyaron en las ciencias; ellos indagaron en
los misterios de la naturaleza. Hicieron maravillosos progresos en invenciones y en las búsquedas ma-
teriales. Pero las imaginaciones de sus corazones eran malas continuamente.
Los niños educados en las ciudades tenían sus malas tendencias exageradas. La enseñanza filosófica
de esa época borró toda fe; y cuando Noé, un maestro de justicia, alzó su voz contra la educación
popular, y proclamó su mensaje de fe, hasta los niños más pequeños se burlaron de él.

Tan contaminadas estaban las ciudades, que Enoc eligió pasar mucho tiempo en lugares retirados, don-
de pudiera tener una comunión con Dios, y donde estaría en contacto con la naturaleza. A veces en-
traba en las ciudades, proclamándoles a los habitantes la verdad que Dios le había dado. Algunos es-
cucharon, y ocasionalmente algunos grupos pequeños lo buscaban en su lugar de retiro, para escuchar
sus palabras de advertencia. Pero la influencia del entrenamiento anterior, la presión originada por la
sociedad, y la filosofía de las escuelas, ejercieron un poder demasiado fuerte como para resistirlo, y
ellos se volvieron de las súplicas de la conciencia a su antigua vida.
A medida que Noé les habló sobre el próximo diluvio, y a medida que él y sus hijos continuaron cons-
truyendo el arca, los hombres y los niños se burlaron. "¡Agua desde el cielo! Ah, Noé, tu puedes hablar
de tus reflexiones internas, ¿pero quién ha escuchado alguna vez de agua que caiga del cielo? Eso es
una imposibilidad; es contrario a todo raciocinio, a toda verdad científica, y a toda la experiencia de
la tierra. Tu puedes decir que esas cosas te fueron reveladas a ti; pero desde los días de nuestro padre
Adán, nunca sucedió algo así". Esas declaraciones parecían verdaderas. Generación tras generación
había mirado hacia el cielo siempre limpio de nubes de tormenta. Noche tras noche el agua que caía en
forma de rocío regaba las plantas. ¿Por qué deberían ellos creer en algo diferente? No veían ninguna
razón para eso. Para esos antidiluvianos, la posibilidad de un diluvio parecía tan absurda como un re-
cital de historia para la crítica moderna. Estaba fuera de armonía con los sentidos de los hombres, y
por lo tanto era una imposibilidad.
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El estudiante del siglo XIX ha encontrado en las costras de la tierra grandes camadas de carbón, o de
restos de monstruos que una vez vivieron sobre la faz de la tierra, y ellos dicen que el "el tiempo es
largo". En las palabras de Dana: "Si el tiempo desde el comienzo de la edad Siluriana incluyó 48 mi-
llones de años, lo que algunos geólogos consideran muy poco como estimativa, la parte Paleozoica,
de acuerdo al cálculo anterior, comprendería 36 millones, la parte Mesozoica 9 millones, y la parte
Cenozoica 3 millones. Los modernos libros de texto están llenos con estas y otras ideas de la evolu-
ción, lo cual hace con que los efectos del diluvio, con sus cambios graduales, consuman millones de
años.
La Palabra de Dios es, una vez más, dejada a un lado, y el hombre con su propio poder de raciocinio,
saca conclusiones contrarias al testimonio del Registro Inspirado. La teoría de la evolución es así
sostenida en la mente humana; y así como eran los antidiluvianos, con su investigación científica y
su sabiduría, falsamente llamada así, descalificada para recibir el mensaje del diluvio, así las perso-
nas de hoy, siguiendo un curso similar, están descalificados para el mensaje de la aparición de Cris-
to en las nubes del cielo. ¿Cuándo aprenderá el hombre que hay cosas que el ojo no ha visto, y que
el oído no ha escuchado, pero que existen tan verdaderamente como lo hacen aquellas cosas pe-
queñas, poco comparadas con las muchas en las regiones celestes, que caen dentro de nuestro ran-
go de visión?
Antes del diluvio, ningún estruendo de trueno había jamás sonado entre las montañas, ni ningún rayo
había jamás había caído desde el cielo. Usted que hoy ha leído las obras de los grandes autores de la
tierra, que se ha introducido en los secretos de la ciencia, ¿ha descubierto el alma del hombre? ¿Ha
encontrado el cordón de oro de la fe? Si el Altísimo le preguntara a usted, tal como lo hizo con Su
siervo Job, ¿cómo pasaría usted el examen? A usted le acontecería lo mismo que a la generación de
Noé. Cuatro hombres construyeron el arca. Algo así nunca había sido visto antes. "Qué falto de for-
mas", dijeron ellos. "¡Cuán absurdo pensar que el agua va a estar por sobre la tierra hasta que eso flo-
te!" Pero a los oídos de los cuatro fieles se oía la suave voz de Dios, y la obra continuó adelante.
La controversia era un problema educacional. La educación cristiana casi desapareció de la tierra. La
sabiduría mundana pareció triunfar. En cuestión de números sus adherentes excedieron inmensamen-
te a aquellos de las escuelas cristianas. ¿Fue este aparente triunfo del mal sobre el bien una señal que
el mal era más fuerte que la verdad? De ninguna manera. Solo en asuntos de intrigas y de engaño, el
diablo tiene ventaja; porque Dios puede obrar solamente de una manera correcta.
El árbol de la vida aun estaba sobre la tierra, un emblema de la sabiduría de Dios. El hombre, sin em-
bargo, le había dado la espalda a eso. El comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del
mal, trajo muerte, y esto lo iban a entender los habitantes de la tierra, aun cuando su sabiduría mun-
dana les dijera lo contrario.
El árbol de la vida fue llevado al cielo antes del diluvio, *12 simbolizando así el alejamiento de la
verdadera sabiduría de la tierra. Vino el diluvio. Tremendos truenos agitaron la tierra. El hombre y
las bestias huyeron despavoridos debido a los relámpagos. Los cielos se abrieron; cayó la lluvia, al
comienzo en grandes gotas. La tierra se tambaleó y se abrió; los fundamentos del gran abismo se
quebraron; el agua vino desde arriba, y desde abajo. Un llanto subió al cielo, a medida que los pa-
dres abrazaban a sus hijos en la agonía de la muerte; pero el Espíritu del Dador de la vida había sido
retirado. ¿Esto parece cruel? Dios le había suplicado a cada generación, a cada individuo, diciendo:
"¿Por qué moriréis? ¿Por qué moriréis?" Pero solamente hubo oídos sordos. El hombre, satisfecho
con haber educado sus sentidos, dependiendo de sus propios poderes de raciocinio, cerró, una a una,
todas las avenidas a través de las cuales el Espíritu de Dios podía obrar; y la naturaleza, respondien-
do a la pérdida, se quebró hasta el mismo corazón, y lloró diluvios de lágrimas.
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Una familia, solo una, unió el cielo con la tierra. Sobre el pecho de las aguas, el arca flotó en com-
pleta seguridad. El Espíritu de Dios descansó ahí, y en medio de la gran agitación, que los ángeles
jamás habían visto, una paz que sobrepasa todo entendimiento, llenó las mentes y los corazones de
esa compañía fiel.
Las aguas se apaciguaron; la tierra era una masa desolada. Las montañas estaban desoladas y estéri-
les, donde una vez hubo mucho verde. Los árboles, magníficos en su fortaleza, estaban muertos
cuando las aguas bajaron. Grandes masas de rocas cubrían los lugares hasta entonces inhabitados. Es-
ta familia se convirtió en extraños en un lugar extraño.
El plan de educación tuvo que partir de nuevo. Cada paso sucesivo alejándose de Dios, se convirtió
en una mayor dificultad para que el hombre tuviera acceso a su trono; ha alargado, la escalera una
vez más. Esta fue una lección que debió ser tomada con fe, que Dios era verdadero al decir: "En el
día en que de él comieres, ciertamente morirás". Fue una lección de fe versus raciocinio. Después vi-
nieron dos lecciones de fe: primera, la fe se opone a la razón; y, segunda, el plan de la redención a
través de Cristo. Entonces vino la tercera lección, el diluvio. El hombre podría haber tomado la prime-
ra, o, habiendo perdido la primera, podría haber tomado la segunda, o aun perdiendo las dos prime-
ras, podría haber tomado la tercera por la fe, y así podría haber impedido el diluvio.
Desde el comienzo hasta el fin, fue una cuestión de educación. Los cristianos hoy exaltan lo mate-
rial y negligencian lo espiritual, tal como lo hicieron los hombres antes del diluvio. ¿No veremos
resultados similares, ya que son principios similares los que están siendo llevados a cabo?
La educación de las escuelas populares apoya el estudio de la naturaleza; pero, al dejar a Dios afue-
ra, ellas deifican la naturaleza, y creen que la existencia de todas las cosas son producto de las
mismas teorías que hoy promulga la evolución. Esta es una teoría del hombre con respecto a la
creación, pero la fe está fuera de ella.
―Pero ellos intencionalmente ignoran que en el tiempo antiguo, los cielos fueron hechos por la Palabra
de Dios, y la tierra surgió del agua y fue establecida entre aguas. Por eso el mundo de entonces pereció
anegado en agua, y los cielos y la tierra de ahora son conservados por la misma Palabra, guardados pa-
ra el fuego del día del juicio, y de la destrucción de los hombres impíos‖. *13
―Como fue en los días de Noé, así también será en el día en que regrese el Hijo del Hombre‖. *14

Capítulo V

La Escuela de Abraham

La facilidad con que los hombres cayeron en los malos hábitos, está ilustrada en la historia del mundo
después del diluvio. Después de abandonar el arca, a cuatro familias que habían conocido a Dios, se
les encomendó el poblar la tierra. Pero las malas tendencias, el resultado de años de familiarizarse
con la iniquidad del mundo antidiluviano, ganó el predominio, y los hijos de Noé, al fallar en llevar
adelante los principios de la verdadera educación en sus hogares, vieron a sus hijos apartarse de
Dios.
Es verdad, que el arco iris de la promesa apareció a menudo en el cielo como un recuerdo de los
horribles resultados del pecado, y también para contarles a respecto del Dios-Padre que buscaba el
servicio de sus corazones. Pero nuevamente la lógica del maligno fue aceptada, y los hombres dije-
ron: "Ciertamente no moriremos". Como una señal en la confianza de su propia fortaleza, construye-
ron la torre de Babel. Ellos habían sido dispersados en el país de las colinas, donde la naturaleza y el
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escenario natural tendían a elevar sus pensamientos. Ellos buscaron el valle, y construyeron ciuda-
des en las planicies.
No había transcurrido más que un siglo desde que el diluvio destruyera todas las cosas. El cambio fue
rápido. Los pasos sucesivos de la degeneración son trazados rápidamente. Ellos eligieron una educa-
ción de los sentidos en vez de una por la fe; abandonaron el país y se congregaron en ciudades; sur-
gió una monarquía. Surgieron escuelas que perpetuaron estas ideas; el paganismo tomó el lugar de la
adoración a Dios. La torre fue un monumento al sol; ídolos llenaron los nichos en la estructura. Los
hombres ofrecieron a sus hijos como sacrificios.
La matanza de infantes y de hijos es el resultado apenas de los extremos que son llevados a cabo
cuando mental y espiritualmente los niños son enseñados con una falsa filosofía. Para que el hombre
no trajese sobre sí mismo una inmediata destrucción, el lenguaje fue confundido, y la educación en
la falsa filosofía se volvió algo más difícil.
Fue a partir de esta influencia, que se encontró en la ciudad de Ur de los Caldeos, que Abraham fue
llamado. Aun cuando la familia de Taré conocía al verdadero Dios, y su adoración era mantenida en
el hogar, fue imposible para él contrarrestar la influencia de la ciudad con sus prácticas idól atras;
así es que Dios llamó a Abraham al campo.

Él fue obligado a salir por la fe. El salir significaba la separación de todo lazo terrenal. La riqueza y
la comodidad fueron cambiadas por una vida nómada. Abraham no supo cómo iba a sobrevivir. No
entendió cómo iba a educar a sus hijos. Pero fue hacia donde estaba su padre, Taré, y su nieto Lot,
salió con él. Se detuvieron en Harán, una ciudad pequeña, y permanecieron allí hasta la muerte del
padre. Entonces vino el mandato para salir. Él salió hacia un nuevo país, un peregrino y un extran-
jero.
―Por la fe Abrahán, cuando fue llamado por Dios, obedeció para salir al lugar que había de recibir por
herencia. Y salió sin saber a donde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como
en tierra ajena. Y habitó en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. Porque espe-
raba la ciudad con fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios‖. ―Tampoco dudó, ni desconfió
de la promesa de Dios, antes se fortaleció por la fe, y dio gloria a Dios‖. *15
Fue cuando el patriarca se había adentrado en este extraño país, y cuando no sabía hacía adónde se es-
taba dirigiendo, que comenzó su obra de maestro. La comisión de Cristo a los apóstoles: "Id y ense-
ñad a todas las naciones", no fue menos enfática que el mandato a Abraham. Dios lo llamó para que
enseñara, y él tenía que ser un maestro de naciones. A los discípulos se les dijo: "Se me ha dado todo
el poder... por lo tanto id y enseñad a todas las naciones". Un poder tenía que asistir su enseñanza.
Poder es sinónimo de vida; no hay poder sin vida, y un maestro tiene poder en proporción a lo que
vive y desea enseñar.
Abraham tenía que ser un maestro de naciones, por lo tanto tenía que tener poder. El poder solo pod-
ía provenir como resultado de una vida de fe, así es que toda su vida fue una continua lección de fe.
Cada experiencia lo hizo un maestro más poderoso. Su fe creció debido a las pruebas, y solo en la
medida en que él escaló, prueba tras prueba, la escalera que cubría la separación entre el cielo y la
tierra, y que pareció alargarse con cada generación subsiguiente. Un periodo no inferior a 25 años,
años llenos de dudas, temor y ansiedad, fueron necesarios para conducirlo al lugar donde el nombre
Abraham – el padre de las naciones – podía ser correctamente usado por él. Otro cuarto de siglo pasó
por su cabeza, años en que él vio el crecimiento del hijo de la promesa; entonces la voz de Dios lo
llamó para que levantara su mano y le quitara la vida a ese mismo hijo. Aquel que había dicho que en
Isaac serían bendecidas todas las naciones de la tierra, ahora exigía el sacrificio de esa vida en las ma-
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nos de su padre. Pero Él, el dador de la Vida en el evento del nacimiento del hijo, era ahora el dador
de la Vida que le quitaría su hijo, y el padre no titubeó.

Estos 50 años, con Dios y con los ángeles como maestros, nos revelan, como no lo hace ningún otro
periodo, los resultados de la verdadera educación, y merecen una cuidadosa atención. Si el trabajo
del Espíritu alguna vez trajo cambios en el corazón humano, esos cambios se vieron en Abraham.
No es extraño que cuando Dios lo llamó por primera vez, la voz pareciese muy lejana, y que apenas
parcialmente despertó el alma somnolienta. Como si fuese un sueño, él, su padre, su sobrino, y su
esposa, se despertaron de los lazos terrenales y de las bellas planicies de los Caldeos, donde la lu-
juria y la falsa educación eran cosas de todos los días, y se dirigieron hacia el país de las montañas.
Se ha declarado antes que Dios enseña a través de la enunciación de principios, o de leyes universa-
les, y el espíritu que proviene por la fe ilumina los sentidos para que ellos puedan aferrase a las
ilustraciones de estas leyes en el mundo físico. Ese es el método celestial para enseñar a la hueste
angélica, y fue el método aplicado antes de la caída. Con Abraham el caso estuvo, desde el comien-
zo, lejos del ideal. He aquí un pupilo con falta de fe. ¿Cómo se le podría enseñar la sabiduría del
Eterno? Dios condujo de una manera misteriosa. Así como Cristo vivió Su vida visible, debido a
que el ojo de la fe estaba ciego en Israel, así, en el tiempo de Abraham, Dios enseñó inductivamen-
te, así como Él ahora dice que deben ser enseñados los paganos. Para aquel que no tiene fe, Dios
vino visiblemente al comienzo, y, conduciendo paso a paso, desarrolló una fe que antes de la muerte,
capacitó a Abraham a aferrase de los principios eternos de la verdad, que Dios pronunció.
En Ur, Dios dijo: "Haré de ti una gran nación, y te bendeciré, y haré que mi nombre sea grande". Se
pasaron los años, la edad avanzó, y aun no había heredero. ¿Se habría equivocado él al escuchar la
voz que le dijo que se volviera hacia Canaán, y que le prometió a él y a sus descendientes toda la
tierra desde el "gran río, el río Eufrates... hasta el gran mar adonde se pone el sol"? "Y Abraham di-
jo, Señor Dios, ¿qué me has de dar - dijo Abrahán - siendo así que ando sin hijo? ... Y he aquí que
es mi heredero uno nacido en mi casa". *16
Esta era la manera del hombre de conseguir la promesa hecha por el Maestro del universo. ¿Hemos pa-
sado más allá de esta lección elemental de fe? ¿Podemos aferrarnos a la promesa de fe de Dios, y,
sin temor ni pensamiento, dejar los resultados con Él, ya que Él conoce todo?
No, Abraham; no pienses que el cielo está limitado por la línea que une el horizonte. "Ese no será tu
heredero; sino aquel que provenga de tus propias entrañas será tu heredero". Y, estando bajo la
bóveda celeste, el alma de Abraham se aferró al poder del Creador. ¡Él mismo iba a ser el padre! Su
rostro se iluminó con una santa alegría cuando le contó a Sarai su experiencia con Dios.
Pero Sarai no le dio ningún hijo; y para que ella ayudase al cielo a cumplir la promesa, ella aban-
donó la divina ley del matrimonio, y le dio a Abraham su sierva, Hagar, para que sea su esposa.
¡Ese hombre podría aferrarse por lo menos a los principios de las posibilidades de Dio s! Inconta-
bles sufrimientos fueron el resultado de ese único paso de incredulidad. Nadie, no apenas dos perso-
nas, sino que generaciones aun no nacidas, tuvieron manchados sus destinos, debido as esta falta de
fe. Hagar, sentada al lado de su hijo moribundo, y llorando debido a la amargura de su destino, es un
constante retrato de un intento de vivir por la vista. *17 Nuevamente, la aproximación del ángel y el
rescate del niño registra en humeantes caracteres el deseo de Él que se compadece de nuestra cegue-
ra, y que nos recompensa mucho más que lo que podemos pedir o pensar.
Se pasaron 99 años por la cabeza del patriarca, y aun la voz del mensajero celestial fue recibida
con una risa cuando la promesa fue repetida. Sarah se volvió dentro de la entrada de la tienda
cuando llegó el ángel, a quien ellos había alimentado, y le repitió a Abraham la promesa concer-
niente a su esposa. Y ella le dio a Abraham un hijo que Dios llamó Isaac, en el cual las naciones
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de la tierra fueron bendecidas. Una inmensa alegría llenó el corazón de la madre y del padre,
cuando sostuvieron al bebé.
Esta fue la alegría de la vista. 25 años antes, eso era igualmente verdadero, y Abraham pudo haber
trabajado sobre la base de esa verdad; pero el testarudo corazón humano requiere muchas lecciones.
25 años después de esto, la fortaleza de la fe de Abraham fue probada en el altar del sacrificio.
Dejando el hogar temprano una mañana, él llevó fuego, colocó leña sobre la espalda del joven, y se
dirigió hacia el monte Moriah. "He aquí el fuego y la leña; ¿pero adónde está el cordero para la ofren-
da quemada?" preguntó el hijo. "Dios se proveerá a sí mismo de un cordero", respondió el hombre,
que por lo menos había aprendido a confiar en Dios. Es apenas la simple historia de un anciano pa-
triarca; pero la palabra de Dios registra que "Abraham le creyó a Dios, y eso se le contó como justi-
cia".
Y "si sois de Cristo, entonces sois de la simiente de Abraham y sus herederos de acuerdo a la prome-
sa". Aquí radica el valor de esta lección para nosotros. Somos sus herederos si nos unimos a noso-
tros mismos al poder del Infinito por aquella cuerda de la fe. Solamente a través de una vida y de
una educación tal como esa, podemos ingresar en el reino de Cristo . Esas lecciones hicieron de
Abraham un maestro de éxito.
Aquellos que quisieron adorar al Dios verdadero, se reunieron alrededor de la tienda de Abraham, y se
convirtieron en pupilos en su escuela. La palabra de Dios fue la base de toda instrucción, tal como
está escrito: "Estos son los mandamientos... que el Señor tu Dios te manda que enseñes, para que los
hagáis en el país que vais a poseer".
Esta PALABRA fue la base para el estudio de la ciencia política, y los "métodos de gobierno" de
Abraham fueron "llevados a los hogares en los cuales [sus estudiantes] iban a presidir". La igualdad
de todos los hombres fue una lección aprendida primeramente en el hogar. "El afecto de Abraham
por sus hijos y por su hogar lo condujo... a impartirles un conocimiento de los estatutos divinos, como
el más precioso legado que podía transmitirles, y a través de ellos, al mundo. Todos fueron enseña-
dos que estaban bajo el gobierno del Dios del cielo. No debía haber ninguna opresión por parte de
los padres, y ninguna desobediencia por parte de los hijos". La de él no era una escuela donde solo
se enseñase la teoría, sino que la práctica fue enfatizada. Al estudiar la ciencia política, ellos forma-
ron el núcleo de un gobierno divino; en el estudio de las finanzas, ellos hicieron la moneda y levan-
taron el rebaño que trajo el reconocimiento de las naciones vecinas. "La permanente integridad, la
benevolencia y la cortesía no egoísta, que había ganado la admiración de los reyes, fue mostrada en
el hogar".
La influencia de la vida en el campo y el contacto directo con la naturaleza, en contraste con la ener-
vante influencia de la ciudad, con su enseñanza idolátrica y sus métodos artificiales, desarrolló una raza
resistente, un pueblo que Dios podía usar para colocar el fundamento para la nación Israelita. Ve-
mos, entonces, que cuando Dios funda una nación, él coloca ese fundamento en una escuela. La na-
ción con la cual Abraham y sus seguidores formaron el comienzo, prefiguró a la tierra redimida,
donde Cristo va a reinar como Rey de reyes. La educación de la escuela de Abraham simbolizó a la
educación cristiana.
"Si sois de Cristo, entonces sois de la simiente de Abraham, y herederos de acuerdo a la promesa", no
solo del reino, sino que de la educación que prepara a los habitantes para ese reino.
Así como la fe fue el método empleado en la enseñanza en los días del patriarca, así en las escuelas de
hoy, la fe tiene que ser el motivo para trabajar, la avenida de la fuente de la sabiduría. Hoy existen
aquellos que no consiguen armonizar sus sentimientos y sus ideas sobre educación con el plan que
Dios le ha dado a Su pueblo. De la misma manera, en los días de Abraham hubo por lo menos una
familia que se retractó de la influencia de la escuela.
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Lot había sentido los efectos de la enseñanza de Abraham, pero a través de la influencia de su espo-
sa, "una mujer egoísta, irreligiosa", él dejó el altar donde una vez adoraron juntos, y se fue a la ciu-
dad de Sodoma. "El matrimonio de Lot, y su elección de Sodoma como su hogar, fueron los prime-
ros vínculos en una cadena de eventos llenos de mal para el mundo durante muchas generaciones".
Si tan solo él hubiese sufrido, no habría necesitado seguir la historia; pero la elección de un nuevo
hogar arrojó a sus hijos a las escuelas de los paganos; orgullo y amor a mostrarse fue lo que se si-
guió, el matrimonio con los Sodomitas fue una consecuencia natural, y su destrucción final en la
ciudad quemada, fue el terrible pero inevitable resultado.
"Cuando Lot entró en Sodoma, él trató de mantenerse libre de la iniquidad, y de mandar a su casa
después de él. Pero falló señaladamente en esto. Las influencias corruptoras a su alrededor tuvieron
un efecto sobre su propia fe, y la conexión de sus hijos con las habitantes de Sodoma ligó sus in-
tereses con los de ellos".
La declaración es bien familiar, que las escuelas debieran ser establecidas donde se pueda dar una
educación diferente de la del mundo, porque los padres son incapaces de contrarrestar la influencia
de las escuelas del mundo. La experiencia de Lot es una recordación de la verdad de esa declaración.
Y el entredicho de "acuérdate de la esposa de Lot", debiera servir como advertencia para los cristia-
nos para que no se vayan a las ciudades, para darles una educación a sus hijos. Las palabras de
Spalding son verdaderas: "No vivan en una gran ciudad, porque una gran ciudad es un molino que
convierte todos los granos en harina. Vayan a ellas para conseguir algún dinero o para predicar el
arrepentimiento, pero no vayan a ellas para ser hombres nobles".
Ambos sistemas de educación son más vívidamente retratados en las experiencias de Abraham y Lot.
La educación en las tiendas de Abraham, bajo la guía del Espíritu de Jehová, trajo vida eterna. La
educación en las escuelas de Sodoma trajo muerte eterna. Esto no fue algo no natural. Usted no
puede encontrar aquí algo arbitrario por parte de Dios. El participar del fruto del árbol de la vida,
imparte vida. Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal se ha dicho: "En el día que de él
comieres, ciertamente morirás". El sistema de educación revelado a Abraham, si fuese llevado ade-
lante completamente, habría colocado a Israel en un plano de existencia sobre las naciones del mun-
do. Era una educación espiritual, que alcanzaba el alma a través de un apelo directo a la fe, y habría
colocado al pueblo de Dios como maestros de las naciones. No solo a algunos se les dio la posibili-
dad de enseñar, sino que a toda la nación se le dio la posibilidad de enseñarle a otras naciones. El
segundo Israel va a ocupar una posición similar, y ellos serán traídos a esa posición a través de la
educación cristiana.

Capítulo VI

La Educación en Israel

―Y de ese único hombre, ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, como la in-
numerable arena de la orilla del mar‖. Así como Dios lidió con ese hombre, así lidió con la nación.
Así como Él había conducido al hombre desde una planicie hasta una exaltada posición, así condu-
jo a la nación hasta que fueron un espectáculo para todo el mundo. Él los escogió debido a su gran
número, sino que, tomando la menor cantidad de hombres, Él quiso mostrarle al mundo lo que podía
ser hecho por el poder del amor.
Este pequeño pueblo, sin embargo, debía conducir al mundo, y debía conducirlo en todos los senti-
dos de la palabra. Para que pudieran conducir en vez de ser conducidos, Él los hizo un pueblo pecu-
liar ante Sí mismo, dándoles en primer lugar el rito de la circuncisión, lo cual colocó una barrera pa-
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ra siempre entre el creyente en el Dios de Israel y todas las naciones del mundo. Esta separación ten-
ía un propósito. El hecho que deberían ser peculiares a los ojos de las otras naciones, era meramente un
paso precautorio, no era una cosa de importancia en sí misma. Dios tenía una misión para la nación; y
para que eso pudiese ser cumplido, todos los esfuerzos tenían que ser dirigidos en esa dirección. La
unidad de propósito es una ley divina; y si Israel debe conducir, Israel tiene que ocupar una posición
de avanzada con respecto a los demás pueblos.
Los hombres viven en diversos planos. Existen aquellos que están constituidos por las características
físicas y que se contentan con la gratificación de los deseos físicos. Estos pueden fácilmente ser
conducidos por hombres que viven en un plano mental; porque la mente siempre ha sido recono-
cida como siendo superior a la materia, así es que sin saberlo, el físicamente fuerte cede ante el men-
talmente superior. Casi inconcientemente de su poder, el hombre del plano mental guía y controla a
aquellos del plano físico; él no puede cambiar eso. Es una ley natural; uno guía y el otro lo sigue.
Dos individuos, siendo que uno vive en una de estas esferas y el otro en la esfera superior, jamás
van a pelear debido a un principio; porque el hombre físicamente organizado encuentra natural se-
guir los dictados del otro. Esta es, y siempre ha sido, la condición de la sociedad. La naturaleza por
sí misma elige los líderes. Ellos nacen, no son hechos, para el liderazgo. Son los menos, es verdad;
las masas siempre prefieren ser conducidas.
Pero no fue como meros líderes mentales que Dios llamó a Israel. Sobre el plano mental existe otro
plano, que la escalera alcanza, y que se llama el plano superior, y donde hay muy pocos. A medida
que el número disminuye, mientras pasan del plano físico al mental, así ellos disminuyen aun más al
pasar del plano mental al plano espiritual.
El hombre alcanza este plano superior de existencia solamente por la fe. Requiere una constante nega-
ción del yo y un continuo desarrollo. En realidad es vivir como viendo al invisible. El hombre físico
depende casi completamente del conocimiento adquirido de los sentidos. El desarrollo de la menta-
lidad depende de la razón. Muchos combinan estas dos naturalezas, y esos individuos son guiados por
el sentido de la razón, justamente en la proporción en que ambas naturalezas se desarrollan . El co-
nocimiento como resultado de las percepciones sensoriales y del raciocinio finito, capturan a la mayoría
de la humanidad. La vida de la fe, el caminar con Dios, consigue muy pocos seres humanos.
¿Consigue ver por qué Dios eligió a un pueblo pequeño? Él los eligió, como nación, para que fuesen
sacerdotes o maestros para Él mismo. Como individuos, y como nación, Israel tenía que estar en el
plano espiritual, consiguiendo y manteniendo la posición a través de una vida de fe. Estando ahí,
sería de acuerdo con la ley natural para todos en el otro plano inferior, el obedecer. Como lo mental
controla lo físico sin ninguna fricción, así lo espiritual controla a todo lo demás. Por lo tanto (por es-
ta razón) el Señor dijo: "Os he enseñado estatutos y juicios... Los guardaréis pues para cumplirlos;
porque en esto consistirá vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a la vista de las naciones; las cuales
oirán hablar de todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido es esta gran na-
ción". *18
Los estatutos en sí mismos no pueden originar respeto a ningún pueblo, pero Dios le dio a Israel un
estilo de vida que los vinculó con Él mismo. Al vivir en un plano espiritual, todo el mundo los
observó para conseguir que los guiaran. Así como alguien no puede subir y ayudar a aquellos que
están sobre él, sino que tiene que venir de arriba y entonces puede ayudar a otros a subir, así Isra-
el fue colocado en una vida que hizo con que los demás lo siguieran, a pesar de ellos mismos,
mientras que al mismo tiempo ellos siguieron lo que sabían que era verdad. Esta es la exaltada
posición que la verdad siempre ha sostenido.
Quedando claro que Israel conduciría por virtud del plano de existencia en el cual estaba, y que es-
to fue obtenido por una vida de fe, se puede ver claramente por qué le fue dada a la nación un sis-
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tema de educación que difería completamente de los sistemas de las otras naciones del mundo, así
como la vida espiritual difiere de la puramente física o de una existencia estrictamente mental. Es
imposible para cualquier mezcla de sistemas tomar el lugar sin la total ruina de lo espiritual; por-
que así como eso llegase al nivel de cualquiera de las otras, dejaría de ser espiritual, y perdería su
poder para guiar.

Si Israel tratara de adoptar la educación de las naciones vecinas, en ese momento su educación se
habría convertido en papal en carácter, porque habría sido una combinación de lo divino con lo
mundano. Si una teocracia hecha por el hombre, un gobierno de la iglesia con el estado, es papal
en principio, lo divino y lo mundano combinado en los sistemas educacionales, no es menos que
un principio papal. Israel formó ese tipo de combinación más de una vez, pero con los resultados
registrados en el Salmo 106:34-38. "No destruyeron a los pueblos que el Eterno les ordenó, antes se
mezclaron con las naciones, aprendieron sus obras, y sirvieron a sus ídolos, lo que causó la ruina de
ellos. Sacrificaron sus hijos e hijas a los demonios, derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos
e hijas, que ofrecieron a los ídolos de Canaán, y la tierra se contaminó con sangre‖.

La verdad y el error nunca se juntan, aun cuando pueden ser mezclados. La unión de ambos nunca
produce la verdad, y el fin es la muerte. La verdad amalgamada con el error, tal como el oro con el
mercurio, permanecen dormidos (latentes) hasta que son liberados. Israel no pudo positivamente
olvidar la forma de educación otorgada por Dios, sin renunciar a su lugar como líder de las naci o-
nes. Destinada a ser la cabeza y no la cola, ella inmediatamente invirtió su posición cuando adoptó
un sistema mixto.
La educación que fue delineada para los hijos de Israel fue una cultura del alma, pura y simple. Su
objetivo era el de desarrollar el alma, la cual es Dios en el hombre; y la Divinidad planificó eso de
tal manera, que todo verdadero Judío podía ser un hombre de Dios. La educación tenía que desarro-
llar la chispa de la divinidad otorgada en el nacimiento, y era el privilegio de todo Judío tener, así
como lo Aquel Judío, Cristo, el Espíritu sin medida.
Veamos, entonces, lo que era el plan que tomaría al bebé recién nacido, y lo seguiría durante su vida,
haciéndolo una unidad en una nación de seres espirituales. Dios reconoció la influencia prenatal, y
por lo tanto dio directrices y leyes con relación a la vida de los padres. Esto está ilustrado en la his-
toria de Ana y la esposa de Manoá, en Elizabeth, y en María, la madre de Jesús.
En la primera historia de la nación, la "educación", dice Painter, "estaba restringida a la familia, en la
cual el padre era el principal maestro. No había escuelas populares ni maestros profesionales. Pero la
instrucción del Judío... abrazaba un vasto número de particularidades". *19 Hinsdale dice: "La educa-
ción Judía comenzaba con la madre. Lo que la verdadera madre Judía, consideraba un maestro, era, lo
sabemos de ambos Testamentos y de muchas otras fuentes. Los mismos deberes hogareños que ella
desempeñaba, moldeaban a sus hijos de acuerdo con la disciplina nacional. La comida del Sábado, el
encender las velas los Sábados, y el separar una porción de la masa del pan para la casa, estas son
apenas instancias con las que todo joven debía estar familiarizado. El pedazo de pergamino colocado
en el dintel de la puerta, en el cual se escribía el nombre del Altísimo... estaba en las primeras cosas
que llamaban su atención.
"Fue en la escuela de las rodillas de la madre que las historias de patriarcas y profetas, de hombres de
estado y de guerreros, de poetas y sabios, de reyes y jueces, hombres sabios y patriotas, y del mis-
mo Dador de la Ley, siendo que el todo formaba el mejor cuerpo de material para los propósitos
de la nutrición del niño encontrada en cualquier lengua, eran contadas hasta que se hacían parte
de la propia mente". Él entonces menciona el caso de Timoteo, y añade: "Como maestras de sus
hijos, las mujeres de cualquier país aprenden lecciones de las matronas de Israel". *20 Este era
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evidentemente el plan original, y si las familias se hubiesen mantenido fieles a la confianza, la gran
parte, si no todas, de la educación, habrían estado en las escuelas familiares. Siempre, sin embar-
go, desde que Israel fue una nación, el niño (y el término cubre los primeros 12 o 15 años) estaba
bajo la instrucción de los padres.
De la escuela del hogar seguimos al niño Judío a la sinagoga o a la escuela de la iglesia. Moisés fue
instruido por el Señor para que hiciera de todo sacerdote un maestro, y así la nación tuvo toda una
tribu de maestros. Como cada pueblo poseía su sinagoga, así "un pueblo que no posee una escuela
tiene que perecer". Citamos otra vez a Hinsdale: "Los niños eran reunidos para instrucción en las si-
nagogas y en las escuelas de hogar, donde el maestro, generalmente el Chazán, u oficial de la sinago-
ga, les impartía el precioso conocimiento de la ley, con una constante adaptación a su capacidad, con
una infatigable paciencia, intensa sinceridad, estricta temperancia con bondad, pero, por sobre todo,
con el más alto objetivo de su entrenamiento siempre a la vista. Para mantener a los niños sin un
contacto con los vicios; para entrenarlos a ser gentiles, aun cuando hubiesen recibido un amargo
error; para mostrar el pecado en su repulsividad, en vez de aterrorizarlos debido a sus consecuen-
cias; para entrenarlos a la estricta veracidad; para evitar todo eso que puede conducir a desacuerdos
o a pensamientos indelicados; y para hacer todo esto sin mostrar parcialidad, sin siquiera con una
severidad indebida o laxitud de disciplina, con un juicioso aumento del estudio y del trabajo, con
cuidadosa atención a la totalidad en adquirir conocimiento, todo esto y más constituía el ideal colo-
cado delante del maestro, lo cual hacía de su oficio de tanta estimación en Israel". *21 Estos maes-
tros tomaban a la juventud en el periodo más crítico de su desarrollo. ¡Y cuán completamente ellos
entendieron las necesidades de las mentes en desarrollo!
En los días de Samuel leemos, por primera vez, sobre la escuela de los profetas, donde los jóvenes
eran reunidos para el estudio de la ley, de la música, la poesía y la historia, y sobre los diversos co-
mercios. El nombre Escuela de los Profetas indicaba la espiritualidad de su trabajo, y se refería a los
tiempos de Elías y de Eliseo y la experiencia de Saúl comprobaría la verdad de la inferencia.
En relación con los asuntos enseñados no somos dejados en la ignorancia, si estudiamos la historia
del pueblo. Así, citando nuevamente de Painter: "El padre Hebreo no solo tenía que impartirle la ins-
trucción oral a sus hijos, sino que tenía que enseñarles también lectura y escritura. Como él tenía que
escribir las palabras del Señor en el dintel de la puerta, él mismo debió haber aprendido a escribir;
y, al escribírselas a sus hijos, ellos tienen que haber aprendido a leer. Por lo tanto, al parecer la
habilidad para leer y escribir estaba generalizada entre los antiguos Judíos; y, en este particular, ellos
ultrapasaron a todas las demás naciones de la antigüedad". *22 Hinsdale dice: "De la enseñanza del
alfabeto, o la escritura en la escuela primaria, hasta el más lejano límite de instrucción en las acade-
mias de los rabinos, todo estaba marcado por un extremo cuidado, sabiduría, exactitud, y un propó-
sito moral y religioso como último objetivo". *23
"Hasta los diez años de edad, la Biblia era el único libro texto; desde los diez hasta los quince, la
Mishna, o la ley tradicional, era usada; y después de eso, el pupilo era admitido en las discusiones de
las escuelas rabínicas. Como el curso de estudio era muy extenso, era tomado solo por aquellos que
demostraban una decidida aptitud para estudiar. El estudio de la Biblia comenzaba con el libro de
Levíticos; después venían otras partes del Pentateuco; después los profetas, y finalmente la Hagio-
grafía". *24
Al trabajar para estas personas escogidas, Dios curó las enfermedades físicas con la misma facilidad
con que sanó a algún enfermo del pecado en el alma; y con las leyes para el crecimiento espiritual
fueron dadas directrices para la preservación de la salud. Cada sacerdote era también un médico, y
las leyes concernientes al uso simple de alimentos sanos, una respiración adecuada, ventilación, el
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uso de desinfectantes, el baño, etc., eran familiares para todos los que leyeran los estatutos de Je-
hová.
Painter dice, concerniente a otros asuntos enseñados: "Entre las potentes agencias educacionales de
los Judíos, aquella de los festivales nacionales anuales merecía consideración... Al conmemorar im-
portantes eventos nacionales, ellos mantenían a las personas al tanto de su historia pasada... Estas
reuniones frecuentes no solo contribuían a la unidad nacional y religiosa, sino que ejercían una fuer-
te influencia educacional sobre las personas". *25
"Los Levitas, más que otros Hebreos, tenían que estudiar el libro de la ley; para preservarlo y dise-
minarlo en copias exactas; para llevar a cabo los deberes de los jueces y de los genealogistas, y con-
secuentemente para ser teólogos, juristas e historiadores. Como los sacerdotes y Levitas tenían que
comprobar la exactitud de los pesos y medidas... era necesario que entendieran algo de matemáticas;
y como tenían que determinar y anunciar las fiestas movibles, las lunas nuevas, los años, e interca-
lar años, tenían que estudiar astronomía", dice Jahn.
Como las escuelas de los profetas florecieron en los días de Saúl y de David, no sería sorprendente si
David obtuviese sus habilidades musicales allí, como también en las colinas cuidando a las ovejas,
porque poesía y música formaban parte del curso de instrucción en estas escuelas. Un autor le da un
buen tributo a estos asuntos al afirmar: "La poesía Griega es bella; la poesía Hebrea es sublime".
Cuando los niños eran fortalecidos por una educación así desde la infancia hasta la edad madura, no es
de extrañarse que la influencia que la nación "ha ejercido sobre el mundo es incalculable. Ha suplido
la base de toda teología verdadera; ha dado un sistema de moralidad sin errores; y, en el cristianismo,
ha provisto la más perfecta forma de religión. La civilización de Europa y América puede ser direc-
tamente seguida debido a los Judíos". *26
No es difícil determinar los resultados, si la nación hubiese vivido de acuerdo con sus privilegios edu-
cacionales. La historia de la tierra se habría acortado por lo menos en dos mil años; porque la na-
ción jamás se habría adentrado en la esclavitud, y Cristo jamás habría sido traicionado. ¡Como estos
principios de la educación cristiana están siendo nuevamente considerados por las personas, con
qué interés debe ser observado el progreso de la obra por los habitantes de otros mundos, los cuales
han visto las fallas pasadas, debido a la falta de fe! Que la educación Hebrea tiende principalmente a
desarrollar el hombre interior en vez de darle meramente un conglomerado de hechos, está bien ex-
presado por Wines. Él dice: "La ley Hebrea requería un entrenamiento temprano, constante, vigoroso
y eficiente de la disposición, del juicio, de las maneras y hábitos, tanto de los pensamientos como de
los sentimientos. Los sentimientos apropiados para el hombre en la sociedad, eran embebidos con la
leche de la infancia. Las maneras consideradas apropiadas en los adultos, eran asiduamente impar-
tidas en la niñez".
La educación, sin embargo, no era solo moral e intelectual, sino que también física; a todo joven
Judío le era enseñado algún negocio que le pudiera servir de sostén propio. Ni la riqueza ni la po-
sición removían esta necesidad. Pablo, que se sentó a los pies de Gamaliel mientras estudiaba la ley,
fue capaz de ganarse la vida como hacedor de tiendas, mientras predicaba el evangelio.
Había, sin embargo, este pensamiento: toda instrucción tenía que desarrollar la naturaleza espiri-
tual. Era considerado el más alto honor el ser un sacerdote (todo Judío podría haber sido un sacer-
dote y un maestro), y en este oficio el hombre estaba cerca de Dios. Esta era una posición totalmente
espiritual, y prefiguraba la obra del Mesías. Es verdad que Israel como nación, nunca alcanzó la
norma establecida para ella, nunca escaló aquella escalera que unía el cielo con la tierra; y le fue
dejado a Aquel Hombre, el Maestro de Israel, el unir los dos reinos, el físico con el espiritual. Pero
de tiempo en tiempo, surgieron hombres en la nación Judía que consiguieron entender en un
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sentido mucho más amplio que la mayoría, el significado de la verdadera educación que le fue
dada a los Judíos, y que, sometiéndose a la influencia educadora del Espíritu de Dios, y fueron ca-
paces de ser líderes del pueblo y representantes de Dios en la tierra. Esos fueron Moisés, Daniel,
Job y Ezequiel, y, hasta cierto punto, todos los profetas de Israel. En cada uno de ellos, el alma
brilló por sobre el hombre físico, hasta que encontró la fuerza de su padre en el corazón de Dios.
Esto hizo posible que Moisés hablara cara a cara con el Padre, y que Ezequiel siguiera al ángel de
la revelación hasta el límite del hogar de Dios.
Estos hombres estaban disfrutando lo que cualquier hombre en Israel podría haber experimentado, si
la nación hubiese permanecido en el plano al cual fueron llamados, recibiendo su educación por la
fe. Uno es tentado a preguntarse por qué cayeron. La respuesta es la misma que para esta otra pre-
gunta: ¿Por qué no nos levantamos nosotros? Ellos no miraron hacia arriba; la fe falló, y la razón
tomó su lugar, y en vez de liderar, ellos quisieron ser semejantes a las naciones que los rodeaban.
Ahí estaba Egipto, con sus hombres poderosos, y el corazón carnal anhelaba ser como los Egipcios.
Para entenderlo, debemos considerar nuevamente la diferencia entre la vida y la educación. La vida
en el plano espiritual significa olvidarse completamente del yo; pero cuando los deseos carnales se
levantan, la caída es inevitable. La educación Egipcia se basaba principalmente en lo físico. Es verdad
que las alturas mentales eran alcanzadas, pero solamente por unos pocos, y esos pocos, atados por
los grillos terrenales, fueron incapaces de liberarse totalmente de ellos. Las masas, no apenas en la
educación, sino que en la religión, eran físicas, y básicamente físicas. El toro sagrado era una personi-
ficación de la deidad. ¿Por qué? Porque Dios, para un Egipcio, era una personificación lujuria. Todos
sus dioses, todos sus ritos y ceremonias, todas las paredes de sus templos y sus servicios religiosos,
dejaban ver el espantoso olor de la licenciosidad. Los historiadores declaran que la clase sacerdotal
conocía algo mejor. Y así fue; pero su manera de ver las cosas no era la de la verdad, y por lo tanto
jamás podrían haber sido los sacerdotes y maestros de una religión así o de un sistema así de educa-
ción.
Estas palabras, colocadas en la boca de un antiguo sacerdote Egipto, hablan verdaderamente del espí-
ritu de la educación Egipcia. Él dice: "Yo que he visto casi 80 años de miseria... Yo que he sido ma-
estro en todas las artes, ciencias y religión del antiguo Egipto – un país que fue arrugado varios siglos
antes de la era de Moisés; yo que conozco todo lo que los sacerdotes de Kem les enseñaban al pueblo,
y también las más altas y más recónditas formas de ignorancia en que los mismos sacerdotes creían –
¡yo realmente no se nada! Apenas puedo creer en algo que salve de las tinieblas universales, porque
no ha surgido ningún día claro, sino que la miseria universal para la cual no hay cura. Oh miserable
hombre que soy, ¿quién me salvará de esta muerte?"
Y sin embargo los Judíos cambiarían esa educación que ofrecía la vida eterna, por esta otra que los
Egipcios más educados reconocían que era solamente tinieblas. Fue de esto que Dios sacó a Israel; pe-
ro muchos hoy, afirmando ser el Israel en el Espíritu, aun buscan la sabiduría y la filosofía de Egipto
para sí mismos y para sus hijos. Israel no podía entrar en contacto con esta forma de vida sin conta-
minarse. No, más aun, ella cayó de su exaltado estado, y jamás se volvió a recuperar. "Jerusalén fue
destruida porque la educación de sus hijos fue negligenciada".
La ley ceremonial dada después del Sinaí, al comienzo de aquella memorable marcha de 40 años,
era necesaria porque la nación había perdido toda apreciación de lo espiritual en lo abstracto, y no
tenía ninguna idea siquiera de Dios como un Espíritu, excepto a través de algún apelo a los sent i-
dos físicos. Esta condición se debió al hecho que cuatro generaciones habían estado sujetas a la
educación Egipcia.
El plan de tipos y ceremonias apelaba apenas a la mente. Y aun en este método inductivo de ense-
ñanza, la nación parecía lenta para aprender; porque los 40 años entre el Mar Rojo y el Jordán sir-
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vieron para desarrollar apenas la suficiente fe como para conducir a las personas a la tierra prometida.
La ley de Dios, escrita en las tablas del corazón por la pluma de la fe, apeló apenas a unos pocos .
Los hombre comieron Maná del cielo, pero no sabían que era el símbolo de un Salvador crucifica-
do: ellos bebieron agua que fluía constantemente de la roca golpeada, sin jamás imaginarse que
prefiguraba la sangre derramada del moribundo Hijo de Dios. Una vez establecidos en Canaán, todo
el sistema de educación fue planificado de tal manera que los niños aceptaran a Cristo por la fe.
Algunos entendieron esta verdad espiritual; pero muy pocos tenían ojos como para ver las cosas es-
condidas de la multitud, porque la fe era una avenida para el alma.
Teniendo el privilegio de vivir por la fe, y aceptando la enseñanza divina en esta su forma más ele-
vada, ellos prefirieron el camino antiguo, y caminaron por la vista. "A menos que veáis, no creer-
éis"; "Oh vosotros de poca fe". Cuando vemos lo que los Israelitas podrían haber llegado a ser, y
después vemos lo que fueron, surge un sentimiento de intenso dolor, porque la caída es inmensa-
mente grande. De a poco, Jehová trató de alcanzar nuevamente la naturaleza superior, y conducir a
Israel a su lugar celestial pre-establecido. Hubo progreso continuo hasta los días de Salomón, cuya
sabiduría superó a la de los grandes hombres de la tierra, e Israel como nación, estaba nuevamente a
punto de convertirse en el pueblo conductor del mundo, políticamente, intelectualmente y moralmente.
Salomón fue levantado a una posición de eminencia entre los grandes hombres de la tierra, porque
aprendió de Dios el secreto de la verdadera educación. Su sabiduría no fue un don exclusivo para él,
sino que fue ofrecido a todos los que acataran los requerimientos de la educación educacionales. De
Salomón leemos que Dios le dio un oído que escuchara. Sus sentidos espirituales fueron despertados
por la fe, y él mismo se encontró en tanta armonía con el Dios de la naturaleza, que todas las obra s
del Creador fueron leídas por él como en un libro abierto. Su sabiduría parecía grande en contraste
con la de los demás Judíos, apenas porque los demás fallaron en vivir de acuerdo con sus privil e-
gios. Dios deseaba que toda la nación se colocase delante de los demás pueblos, así como Salomón
se colocó delante de los reyes de la tierra.
La característica más sorprendente para los estudiantes, es el hecho que el sistema de educación dado
por la voluntad de Dios, cuando es seguido, le abre al hombre muchos beneficios materiales. No es,
como a menudo se le acusa ser, ideal y teórico, pero que carece de la práctica. Al contrario, es de la
naturaleza más práctica, y le abre a sus seguidores todas las líneas legítimas de la prosperidad, co-
locando a sus devotos por sobre todos sus contendientes. Esto es visto en la experiencia del rey
antes mencionado. Como hombre de estado y abogado, Salomón fue notable; como científico, él
superó a los eruditos del mundo; con respecto a la riqueza y al esplendor, no se ha dicho ni la mitad;
durante su reinado, la arquitectura Judía, tal como quedó ejemplificado en el templo, asumió tal
grandeza, que se convirtió en el modelo hasta para la estética Griega. En el trabajo del suelo y en ob-
tener frutos, siempre se ha dicho que Israel sobrepasó a otras naciones. *27 La juventud fue entrena-
da para ocupar posiciones de confianza, y fueron enseñados en los deberes prácticos de la vida dia-
ria. Ese entrenamiento le fue dado a las niñas y a los muchachos, capacitándolas para ocupar su es-
fera de acción como madres y esposas en Israel. *28
Desde la caída que se siguió a esta exaltación, Israel nunca se recuperó. El sistema educacional perdió
su verdadero carácter, y la nación fue llevada finalmente al cautiverio. Cuando la raza Hebrea per-
dió la espiritualidad de su educación, ellos lo perdieron todo; porque el poder político, la reputación
nacional, todo, dependía de un hilo. "Jerusalén fue destruida porque la educación de sus hijos fue ne-
gligenciada". Esta destrucción no vino repentinamente. Hubo un declinio, después una arremetida
hacia adelante, otra recaída, y la caída era cada vez peor y la reacción más débil.

Diversas veces fue hecho un alto, y la vida nacional fue prolongada debido a un retorno a los méto-
dos prescritos de educación. Jeosafat, por ejemplo, colocó a los Levitas como maestros en las dife-
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rentes ciudades de Israel, y, como resultado, "El temor del Señor cayó sobre todos los reinos de los
países que rodeaban a Judá, de tal manera que no hicieron la guerra". *29 Si la reforma hubiese sido
llevada adelante, tal como había sido iniciada, toda la historia nacional habría sido cambiada.
Otro hecho notable es que el salir de una esclavitud, siempre estuvo precedido por dos reformas. Por
ejemplo, antes de la liberación de Babilonia, Daniel fue levantado para que le diera al pueblo instruc-
ciones con respecto a la reforma pro-salud y a la reforma educacional. Estas dos siempre estuvieron
juntas. Una afecta al cuerpo, preparándolo para que sea el templo del Espíritu Santo; la otra vuelve la
mente hacia la verdad, para que el Espíritu de Dios pueda pensar a través de éste. Un cuerpo purifica-
do por un vivir correcto, y una mente entrenada de acuerdo a las leyes de la educación cristiana, trae
una experiencia como la que tuvo Daniel. *30 Que él vivió en un plano por sobre la mayoría de los
hombres es evidente; porque "Yo solo, Daniel, vi la visión: porque los hombres que estaban conmigo
no vieron la visión". Lo que para Daniel era la voz de Dios, aquellos cuyos oídos no estaban sintoni-
zados con el Infinito, solo escucharon truenos o terremotos. Ha sido el privilegio de todos el ver y es-
cuchar como Daniel vio y escuchó, pero ellos eligieron una vida más vulgar, una existencia vibratoria
más baja, donde el esfuerzo mental fuese inferior, y las cuerdas del corazón estuviesen menos tensas.
Era más fácil estar en sintonía con Egipto o con Babilonia, que con el Dios del cielo. Y cuando el
Hijo del Hombre nació, encontró difícil elegir aun una compañía tan pequeña, cuyas vidas estuviesen
en armonía con la Suya misma.
La educación de Israel era una educación espiritual. Su Rey iba a instaurar un reino espiritual en los
corazones de un pueblo espiritualizado con la presencia de la verdad. Era el mismo sistema que le
había sido otorgado a Adán por parte de Cristo; el mismo a través del cual Abraham fue enseñado; y
que no fue llevado a cabo en las edades pasadas y que será llevado a cabo por la educación cristi a-
na en los días preparatorios a Su segunda venida.

Capítulo VII

El Sistema Educacional del Mundo Pagano

Dios llamó a Israel para que fuese una nación de maestros, y les dio estatutos y juicios que, cuan-
do fuesen la base de los sistemas educacionales, tenderían a hacer de la nación un pueblo peculiar,
una nación de sacerdotes, una raza espiritual, constituyéndolos así en el pueblo guía del mundo.
¿De adónde los llamó? "El Señor te ha tomado, y te ha sacado del horno de hierro, FUERA DE
EGIPTO". *31 Y nuevamente: "Fuera de Egipto he llamado a mi Hijo". *32 Egipto es una personi-
ficación del mundo pagano, y su nombre significa tinieblas. El manto negro del paganismo siem-
pre ha obstruido a la brillante iluminación de la verdad.
Como el poder de Israel, físico, intelectual y político, derivaba de, y dependía de, su sistema de edu-
cación, entonces no sería nada más que natural suponer que el poder opuesto del paganismo poseería
ideas educacionales, y que sería controlado por un sistema de instrucción que estaría en armonía con
sus prácticas. O, para colocarlo de una manera más lógica, necesariamente concluimos que el mundo
pagano descansaba sobre un sistema de educación distinto, y que las costumbres y prácticas de las
naciones paganas eran el resultado de las ideas educacionales que ellos sostenían.
El sistema dado por Dios, tal como se encuentra entre los Hebreos, descansaba en la fe, y desarrolla-
ba el lado espiritual de la naturaleza del hombre, haciendo posible en el sentido más alto, que la di-
vinidad se uniera con la humanidad. El resultado de esta unión de lo humano con lo divino – el
Emmanuel – es la más alta creación del universo. En sí misma era un poder delante del cual los
hombres y los demonios se inclinaban.
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En cuanto al paganismo y su sistema de educación, ¿cuál era la religión del mundo pagano? ¿Y cuá-
les eran las ideas que propagaba? Primero, colocó por sobre Dios el estudio y la adoración del yo.
Cristo es la "verdadera luz que ilumina a todo hombre que viene al mundo". Todos los hombres tie-
nen, entonces, en algún tiempo en su vida, suficiente luz como para que sean conducidos a la ver-
dad, porque el evangelio "revela una ira divina desde el cielo sobre toda impiedad e iniquidad de los
hombres que pervierten la verdad en falsedad, porque Dios habiéndoselos revelado; porque desde la
creación del mundo Sus invisibles atributos pueden ser descubiertos desde los hechos creados, esto
es, Su invisible poder y Divinidad. Consecuentemente, ellos son inexcusables". *33

Los hombres, por lo tanto, que por necesidad tienen luz, pueden rechazar esa luz, y entonces se con-
vierten en paganos. Pablo, en el primer capítulo de su carta a los Romanos, declara una ley universal
que cuando la verdad es rechazada, el error toma su lugar. La cita está tomada nuevamente de la
traducción de Fenton, porque las palabras, difieren ligeramente de la versión autorizada, y estimula
el pensamiento: "Porque, conociendo a Dios, no lo honraron como un Dios, ni se regocijaron, sino
que jugaron con sus aumentos, y oscurecieron sus corazones sin sentido; profesando ser filósofos, ju-
garon a ser tontos, y transformaron la gloria del Dios imperecedero en una imagen del hombre perece-
dero, ¡de pájaros! ¡y de bestias! ¡y de reptiles! Y, por lo tanto, Dios los abandonó en la lujuria de
sus sucios corazones, para que deshonraran sus propios cuerpos con ellos mismos: habiendo cambia-
do la verdad de Dios en falsedad, honrando y sirviendo a la criatura contrariamente al Creador, el cual
es verdaderamente bendecido en todas las épocas". *34
Habiéndose alejado de la adoración a Jehová a la adoración del hombre, y entonces pájaros, y bes-
tias, y reptiles, encontramos asociadas con la adoración, las más groseras formas de licenciosidad.
Esto es declarado por Pablo en el primer capítulo de Romanos. El pensamiento que debe surgir en
la mente es que el hombre se aleja de Dios y se adora a sí mismo. Él no consigue concebir ningún
poder superior al de su propia mente, ninguna forma más elevada que la suya misma. Su primer
ídolo es la forma humana, masculina o femenina. Él dota esto con las pasiones humanas, porque
no conoce a ningún corazón, a no ser el suyo mismo. Contemplando, él es transformado en la
misma criatura pasional; una bestia se convierte en la personificación de su deidad, y el toro sagra-
do es su dios. Todo acerca de la adoración es burdo, y los pájaros, los cocodrilos, y todo tipo de
reptiles se convierten en objeto de adoración. Esto es Egipto. Esto, de hecho, pinta la última adora-
ción en cualquier país que se aleje de Cristo y que coloque su fe en el hombre.
Existe una variedad de formas de adoración, así como existe una variedad de aspectos en los hombres
de diferentes países; pero siempre es el mismo plan, que descansa sobre un sistema de educación,
produciendo los mismos resultados, ya sea si son trazados en la orgullosa corte de Babilonia, en la
sucia y repugnante corte de Egipto, en Grecia con su orgullo intelectual y su culture, en la ley Ro-
mana, o en los países más modernos de Europa. El paganismo es el monstruo de ojos verdes, que se
agacha en las playas al sur del Mediterráneo, y cuyo cuerpo sigue el curso del Nilo, cuyos manotas
alcanzan desde el Este hasta el Oeste, y cuyo aliento ha envenenado la atmósfera de toda Europa. En
esos ojos los hombres han contemplado esperando encontrar la sabiduría. No fue nada más que el
relumbrar del demonio, como la mirada fija del tigre en la noche.

Porque el mismo Egipto, borró todos los derechos individuales, colocando a las masas como una
herencia común retorciéndose en la superstición bajo las manos de un rey tirano y de un sacerdocio
intrigante. Realmente fue "un horno de hierro", tal como lo llamó Dios, y como Israel lo encontró a
través de una mala experiencia. Había tiranía en el gobierno; había aun una peor tiranía en la edu-
cación y en la religión. Así como uno puede esforzarse para construir pirámides, u obtener palabras
de la silente esfinge, así esperar cambiar la vida en Egipto por medio de cualquier cosa presentada
en Egipto.
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De la educación Egipcia, Jahn dice: Los "sacerdotes eran una tribu separada... y ellos llevaron a cabo
no solo los servicios de la religión sino que los deberes de todos los oficiales civiles que eran nece-
sarios para aprender. Ellos por lo tanto se devotaron a sí mismos en una forma peculiar a la cultiva-
ción de las ciencias... Ellos estudiaron la filosofía natural, la historia natural, la medicina, las ma-
temáticas (especialmente la astronomía y la geometría), la historia, la constitución política civil, y la
jurisprudencia". Coloque este curso de estudio al lado de la educación Judía, y observará que en la
última está la Biblia y aquellos aspectos que tienden a desarrollar la espiritualidad, aquellas cosas que
solamente la fe puede entender; mientras la educación Egipcia poseía una base intelectual, y lidiaba
con aquellos aspectos que apelan a los sentidos y a la razón humana.
Cuando este sistema, como sistema, es trazado en otros países, especialmente en Grecia, esta carac-
terística se vuelve sobresaltante en extremo; y si la referencia es hecha, a menudo en contraste con el
sistema Judío, es porque aquí radica el pívot sobre el cual gira la historia de las naciones. No es ni
siquiera la fe o la razón hoy, tal como la fe se ha opuesto a la razón a lo largo de las edades. En lugar
de la razón use la palabra filosofía, porque esa era una expresión favorita entre los paganos.
El evangelio se ha opuesto a la filosofía del mundo desde el comienzo; así leemos: "Porque la razón
de la cruz es ciertamente tontería para el reprobado, pero para nosotros, los salvos, es un poder divi-
no; porque está escrito: 'Yo voy a destruir la filosofía de los filósofos, y voy a elevar el ingenio del in-
genioso'. ¿Adónde está el filósofo? ¿Adónde está el erudito? ¿Adónde está el investigador de esta
época? ¿No ha hecho Dios la filosofía de este mundo algo tonto? Porque cuando en la filosofía divi-
na el mundo no percibió a Dios a través de la filosofía, agradó a Dios salvar a los fieles por medio
de la locura de la predicación. Así como, sin embargo, los Judíos exigen una señal, y los Griegos
buscan la filosofía, nosotros ahora proclamamos a Cristo crucificado, una cierta ofensa para los Jud-
íos, y chiste para los gentiles, pero para los llamados, ya sean Judíos o Griegos, Cristo el poder divino
y una filosofía divina. Porque observen vuestro llamado, hermanos, porque no hay muchos filósofos
de buen tono, ni muchos hombres poderosos, ni muchos de alto nacimiento". *35
Es esta filosofía divina la que entiende la mente espiritual, y que es la suma de las sustancia de su
educación. Es esta filosofía humana, o filosofía natural, que a la vista de Dios es tonta, la que adoptó
Egipto y sus seguidores. Las mentes que hurgan en la filosofía humana, nunca encuentran a Dios, ni
tampoco se aproximan a los reinos de la filosofía divina. Hay una filosofía divina, y se consigue por
la fe; y hay una filosofía humana, una creación de la mente humana, una ciencia formulada a partir
de deducciones que apelan a los sentidos naturales. Pero el hombre, que es sabio solamente en
aprender lo humano, aun es un tonto a los ojos de Dios, porque el hombre interior no ha sido alcan-
zado.
Nuestro estudio de la educación pagana no está, sin embargo, confinado al Valle del Nilo. En verdad,
una de las frases más interesantes, una de las características más fuertes del sistema, fueron desarro-
lladas en otra parte. Egipto fue la cuna, pero Grecia y Roma fueron campos donde estas ideas gana-
ron fuerza. Leemos: "Los antiguos miraron hacia Egipto como una escuela de sabiduría. Grecia envió
allá a ilustres filósofos y a estadistas – Pitágoras y Platón, Licurgus y Solón – para que completaran
sus estudios". "Por lo tanto, aun los Griegos en los tiempos antiguos estaban acostumbrados a tomar
prestado a sus políticos y a sus estudiosos de los Egipcios". *36
De los cuatro hombres mencionados, vemos que Licurgus fue el fundador del gobierno Espartano
Egipcio, desatacado por el entrenamiento físico que daba y la total sujeción del individuo al estado.
Todo historiador reconoce esto como debiéndose al sistema de educación introducido por Licurgus,
y seguido por su pueblo. El bebé recién nacido era juzgado para ver si era digno de vivir o de morir
por un consejo de estado, y la decisión se basaba en la condición física del infante. A la edad de sie-
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te años, el niño se convertía en propiedad del estado, y así permanecía hasta los sesenta. Era más
exclusivamente una educación física o puramente secular que cualquier otra ofrecida en la tierra.
La prosperidad de Atenas, donde se "formó la más perfecta forma de la civilización pagana", viene de
los tiempos de Solón, el cual, como ya lo hemos mencionado, terminó su educación en Egipto. En
estos dos hombres, vemos la tendencia a darle importancia al lado físico, que es tan prominente en
la educación pagana. "El programa de estudio en la escuela de Pitágoras abrazaba las matemáticas, la
física, la metafísica y la medicina. Una prominencia especial le fue dada a las matemáticas, la cual
Pitágoras la tenía como la ciencia más noble".

Aquí es revelada la inclinación de la educación pagana hacia solamente lo intelectual. De Platón


vamos a preocuparnos más tarde.
Si Egipto ofrecía terreno para la germinación de la semilla de la educación pagana, Grecia hizo con
que la planta llegase al estado de la producción; y Roma, actuando como el viento del villano del car-
do, diseminó la educación pagana por todas partes. De Roma leemos: "Reunió en sus brazos los ele-
mentos de la cultura Griega y Oriental, y como sus fines se acercaban, los dispersó libremente sobre
el resto de Europa. Roma ha sido el portador de cultura hacia el mundo moderno". *37
Para poder entender la fertilidad de las semillas de la educación pagana, es necesario observar con
cuidado la mente maestra de ese sistema, y esto lo encontramos en Platón. Emerson, en su "Hom-
bres Representativos", define su posición y la posición de su filosofía en el mundo pagano y en el
así llamado mundo cristiano, haciendo de las enseñanzas de este Griego, enseñado en Egipto, em-
pujado de la misma Palabra de Dios. Él dice: "De Platón vienen todas las cosas que aun están escri-
tas y son debatidas entre los hombres pensantes... la Biblia de los entendidos durante 22 siglos, cada
vigoroso joven, que dice en sucesión cosas finas a cada generación reacia (... Erasmo, Bruno,
Locke, Rousseau, Coleridge) es algún lector de Platón".
Eso quiere decir que durante 22 siglos, Platón y su sistema educacional, era conocido en todas partes
como Platonismo, y ha tomado el lugar de la Biblia en las mentes de los hombres de liderazgo del
mundo. "Platón es filosofía, y filosofía, es Platón, en uno solo la gloria y la vergüenza de la huma-
nidad, ya que ni los Sajones ni los Romanos han conseguido añadir ninguna idea a estas categorías",
continua Emerson. "Ninguna esposa, ningún hijo, y los pensadores de todas las naciones civilizadas,
son su posteridad, y están matizados con su mente. ¡Cuántos grandes hombres están siendo ince-
santemente enviados de la noche, para ser sus hombres, Platonistas!"
Entonces él da una lista de nombres ilustres que han permanecido por haber estudiado en las épocas
de la historia del mundo, y continua: "El Calvinismo está en su Phoedo [en el de Platón]; el cristia-
nismo también está en el Phoedo". ¡Cuán poco conocían estos escritores del poder de la verdad da-
da por Cristo! Sin duda él formó su juicio de profesos maestros cristianos. Pero él continua: "El
Mahometanismo coloca toda su filosofía, en su manual de morales, de él [Platón]. El misticismo en-
cuentra en Platón todos sus textos. Este ciudadano de un pueblo en Grecia no es ningún aldeano ni
patriota. Un Inglés lee y dice: '¡Cuán Británico!' Un Alemán: '¡Cuán Teutónico!' Un Italiano: '¡Cuán
Romano y cuán Griego!'" Y para demostrar que el reconocimiento de Platón no está limitado por el
Atlántico, nuestro versátil escritor de Nueva Inglaterra dice: "Platón parece ser, para un lector de
Nueva Inglaterra, un genio Americano". ¿El lector posee alguna sospecha que nuestras instituciones
educacionales de América han reconocido la universalidad de este maestro de la filosofía, y que han
adoptado en su currículo su sistema de raciocinio? Uno teje, sin la ayuda de magnificadores, el hilo
pagano de la filosofía a través de las escuelas Americanas.
"Así como nuestra Biblia Judía se ha implantado ella misma en la mesa de conversaciones y en la vida
hogareña de todo hombre y mujer en las naciones Europeas y Americanas, así los escritos de Platón han
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preocupado a todas las escuelas de enseñanza, a todo amante del pensamiento, a toda iglesia, a todo
poeta, haciendo imposible el pensar, en ciertos niveles, a no ser a través de él. Él está entre la verdad
y la mente de todo hombre, y casi ha impreso un lenguaje y las formas primarias de pensamiento con
su nombre y con su sello... He aquí el germen de aquella Europa que conocemos tan bien, en su larga
historia de artes y armas; aquí aun están sus trazos, ya discernibles en la mente de Platón. Cómo
Platón se convirtió en Europa, y en la filosofía, y casi en la literatura, es el problema que tenemos que
resolver". *38
Uno cesa de maravillarse que, rodeaba como estaba la iglesia de Corinto por esta filosofía y en contac-
to diario con estas ideas que han hecho oscilar al mundo, Pablo les escribió contra el aceptar la filosof-
ía de los hombres en lugar de aquella filosofía divina, que él y otros apóstoles estaban predicando a
través de la cruz de Cristo. "Cuando vine a ustedes, hermanos", escribe el apóstol, "no vine procla-
mando el testimonio de Dios con grandes reafirmaciones de filosofías, porque decidí no saber nada en-
tre vosotros, excepto a Jesucristo, y Él fue crucificado... Y mi pensamiento y mi declaración no es-
taba vestida con cautivantes raciocinios filosóficos; sino que, en demostrado espíritu y poder, de tal
manera que vuestra confianza no estuviese en una filosofía humana, sino en el divino poder". *39
"Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y vanas sutilezas, según la tradición de los hom-
bres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo". *40
Viendo, entonces, que el sistema Platónico de educación ha ejercido, y aun ejerce, esa influencia sobre
las mentes de los hombres, nos conviene a nosotros determinar los principios básicos de su sistema.
¿Qué creía el hombre y qué enseñaba? Ya se han dado las citas mostrando que él es el padre de la
moderna filosofía. Emerson define esta filosofía. Él dice: "La filosofía es la cuenta que la mente
humana se da a sí misma sobre la constitución del mundo". Todos los intentos, entonces, para entender
la constitución del mundo cuando un "así dice el Señor", es rehusado, es filosofía. Y filosofía es
Platón.

"A través de la fe entendemos que los mundos fueron formados por la palabra de Dios, de tal manera
que las cosas que se ven no fueron hechas de las cosas que aparecen". *41 Pero el Platonismo es la
mente tratando de encontrar por sí misma la constitución de los mundos. ¿Cómo, piense usted, con-
siguió el autor de esta filosofía encontrar las cosas que pueden ser entendidas solamente a través de
la fe? "A Platón le corresponde el honor de haber primero sujetado a la educación a un examen científi-
co", dice Painter. Aquí comienzan los estudios de laboratorio que han continuado con Huxley, Dar-
win, y otros. Y así, desde Platón, Europa y América han obtenido sus ideas sobre la evolución. Platón
trajo estas ideas desde Egipto y de Babilonia, y las escuelas de hoy siguen esta filosofía hecha por el
hombre. Nuestros hombres de intelecto escribieron libros texto, que ellos colocaron en las manos
de la juventud, enseñándoles a conocer la constitución de los mundos de acuerdo al raciocinio de las
mentes de los hombres.
Unos pocos pensamientos más relacionados con Platón, y podremos ver lo que es la evolución, y
adónde se encuentra ahora. Aristóteles, el ilustre pupilo de Platón, "creó la ciencia de la lógica", "la
ciencia del raciocinio exacto", como lo coloca Webster. Dice Emerson: "El alma equilibrada vino". "Su
audaz imaginación le dio el más sólido entendimiento de los hechos... De acuerdo con la antigua sen-
tencia, 'Si Jove debiera descender sobre la tierra, hablaría con el estilo de Platón'. Esto último, el
cristiano lo puede entender y creer fácilmente; pero el Hijo del hombre usó un discurso completa-
mente diferente, aun cuando Platón lo antecedió en su nacimiento por más de 400 años, y fue, en el
tiempo del advento de Cristo, el gobernante del mundo intelectual.
"En leer logaritmos, uno no está más seguro que siguiendo a Platón en sus vuelos". Al mismo
Platón se le da crédito por decir: "Hay una ciencia de las ciencias – yo la llamo Dialéctica – la cual
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es el intelecto discriminando lo que es falso y verdadero". Hay en verdad una ciencia de las cien-
cias, y es la ciencia de la salvación.
Hay realmente una manera de juzgar entre lo falso y lo verdadero, porque el Espíritu de la verdad
va a guiarlo a usted a toda la verdad. Pero el cerebro humano nunca puede hacer esto. Fue esta
misma lógica, la "ciencia de las ciencias" de Platón, lo que le dio tanta prominencia a las escuelas
papales y a toda la educación medieval.
He aquí ambos sistemas lado a lado, uno guiado por la razón humana, y el otro por el Espíritu del
Dios vivo. Recuerde que el mundo se inclinó ante Platón; y, levantando sus manos en actitud de
adoración, colocó a sus pies su tributo, su más querido ídolo, su sistema educacional. La Enciclo-
pedia Chambers, artículo "Platón", muestra concluyentemente que este filósofo Griego aun retiene
su exaltada posición en los círculos literarios y entre los educadores. Ella dice: "Especialmente
desde la Revolución Francesa, el estudio de Platón ha sido perseguido con renovado vigor en Alema-
nia, Francia e Inglaterra; y muchos de nuestros distinguidos autores, sin que profesen expresamente
el Platonismo, tales como Coleridge, Wordsworth, Mrs. Browning, Ruskin, etc., han formado un
fuerte y creciente partido de adherentes, los cuales no han encontrado ninguna bandera común bajo
la cual reunirse conveniente y honorablemente, como la de Platón".
Los cristianos tienen que reunirse bajo la insignia de Cristo; *42 pero muchos educadores hoy no en-
cuentran "una bandera bajo la cual ellos se puedan reunir conveniente y honorablemente, como la de
Platón". Cristianismo y paganismo, ¿cuál será elegido en la educación de los niños Protestantes de
hoy? ¿Cómo fue posible que las ideas de Platón fuesen tan generalizadamente aceptadas en toda Euro-
pa? El artículo en la Enciclopedia Chambers, de la cual hemos extraído la cita anterior, dice con las
siguientes palabras cómo la iglesia cristiana primitiva se contaminó con las enseñanzas d e Platón:
"Las obras de Platón fueron extensamente estudiadas por los Padres de la Iglesia, siendo que uno de
ellos reconoció alegremente, en el gran maestro de la academia, al maestro de escuela que, en la tota-
lidad del tiempo, fue destinado a educar a los paganos para Cristo, tal como Moisés lo hizo con los
Judíos". Si la iglesia primitiva adoptó el sistema educacional de Platón, uno no se maravilla que en la
Edad Media, Europa estuviese lista para la filosofía Griega.
En el año 1453, los Turcos capturaron Constantinopla, y "muchos eruditos Griegos se refugiaron en
Italia. Los tiempos eran propicios para ellos". Recuérdese que esto fue uno de los hitos en la histo-
ria de la Edad Media. La lengua latina había sido el idioma universal durante los días de la supre-
macía papal. Había un levantamiento contra la tiranía del papado contra el pensamiento, y entonces
comenzaron a aparecer las cuatro lenguas modernas. Para poder contener el diluvio sin perder terre-
no, el papado volvió la atención de las mentes hacia los clásicos Griegos en vez de hacerlo hacia la
Biblia de Wycliff o Erasmo, y un poco después a los escritos de Lutero. En realidad, para el papado,
los "tiempos fueron propicios".
"No estaba faltando el noble y rico patrocinio, y bajo su fomentado cuidado ellos (los Griegos) se
convirtieron por algún tiempo en los maestros de Europa. Ellos tuvieron éxito en encender un extra-
ordinario entusiasmo por la antigüedad. Los manuscritos fueron coleccionados, fueron hechas las
traducciones, fueron establecidas las academias, y fueron fundadas las librerías. Varios papas se
convirtieron en generosos patronos del estudio antiguo... Ávidos eruditos de Inglaterra, Francia y
Alemania se sentaban a los pies de los maestros Italianos, para después llevar la preciosa semilla al
otro lado de los Alpes con la nueva cultura". *43 Painter nos da también los efectos de esta disemina-
ción de los clásicos Griegos: "En Italia paganizó fuertemente a sus adherentes. El ardor por la anti-
güedad se convirtió después en intoxicación. Prevaleció la infidelidad en los altos rangos de la igle-
sia; el cristianismo fue despreciado como una superstición; abundó la inmoralidad en sus formas
más vergonzosas. El paganismo de Atenas fue revivido en la Roma cristiana". Y los eruditos de In-
glaterra, Francia y Alemania se sentaban a los pies de estos maestros paganos, bebiendo de su filosof-
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ía, y después se apresuraban a cruzar los Alpes para propagar estas ideas en las escuelas para que
fueran educados los jóvenes. Esta fue la influencia contra la cual tuvo que luchar la Reforma. Es de
Oxford, Cambridge, y de las universidades de Alemania y de Francia, que los colegios y las univer-
sidades de América se han embebido con estas mismas ideas paganas.
Los clásicos forman la espina dorsal del paganismo, así como la Biblia forma la base de la educación
cristiana. Los clásicos están perdurando, porque son el más alto producto de la mente humana. El re-
ciente movimiento en los círculos educacionales, y por parte de algunos de nuestros colegios líderes
contra el estudio de las "humanidades" (los clásicos en Griego y Latín), y a favor del estudio de los
"modernos" (esto es, ciencia, lenguas modernas, e historia), no pueden alcanzar un punto de estabili-
dad hasta que la Biblia sea colocada en su adecuada posición como factor educacional, porque sacar
a los clásicos sin colocar en su lugar algo que sea igualmente fuerte, o aun más fuerte, no tiene
ningún sentido. La reacción es inevitable, y los clásicos serán vueltos a colocar en su antiguo lugar
de honor. La educación cristiana en su simplicidad, es la única alternativa.
Esto no significa la sustitución de una clase de Biblia o de historia sagrada, por los antiguos clásicos.
Como la literatura clásica ha sido la base de toda instrucción en nuestras escuelas desde la Edad
Media, una reforma necesita un decidido quiebre del antiguo sistema, y la adopción de un nuevo sis-
tema construido sobre una base totalmente diferente, un sistema en que la Palabra de Dios sea la
base de toda educación, y el libro texto en todas las líneas de estudio.
Los padres, al leer esto, pueden decir que apenas una pequeña porción de las personas han recibido
una educación clásica. Pero si usted envía a su hijo solamente a los modernos kindergarten, allí se
le enseña la historia de Pluto; o de Ceres, que son diosas del grano dorado; Mercurio, el dios mensa-
jero alado; las ninfas de madera; Eolo, que gobierna los vientos y trae tormentas; o Apolo, el cual es
conducido por los cielos en un carro de fuego. O, si los verdaderos nombres Griegos son dejados a
un lado, la naturaleza es personificada de tal manera que la mente de los niños establece una idea dis-
torsionada de las cosas, lo cual conduce solamente a la pura y simple verdad de la Palabra de Dios. Él
entonces bebe de los mitos y fábulas de los Griegos desde la misma infancia. Una de sus primeras
lecturas es la historia de Proserpina, la cual fue robada, y fue escondida debajo de la tierra durante una
estación. Los estudios de la naturaleza son a menudo hechos atractivos para las mentes de los j o-
vencitos, asociándolos con los antiguos dioses y diosas Griegos. Pero aun de una manera más su-
til, las ideas de la tradición clásica son enseñadas en las teorías evolucionistas de la ciencia y de la
filosofía, en los grados primario, secundario y terciario.
La "Filosofía", tal como fue citado anteriormente, es definida como siendo "la cuenta que la men-
te humana se da a sí misma sobre la constitución del mundo". Esa filosofía ahora se la está nom-
brando como evolución, porque la evolución es el camino del hombre para entender la consti-
tución del mundo, y las criaturas que habitan en él. Observe estas palabras de la pluma de Henry
Drummond. En un trabajo preparado para el Parlamento de Religiones, titulado "Evolución del
Cristianismo", él dice: "Trabajando en su propio campo, la ciencia hizo el descubrimiento de cómo
Dios h izo el mundo". "A través de la fe entendemos que los mundos fueron hechos por la palabra
de Dios", le escribe Pablo a los Hebreos. *44
El Sr. Drummond continua: "Para la ciencia misma, este descubrimiento fue asombroso y tan inespe-
rado como lo ha sido siempre para la teología. Exactamente 50 años atrás, el Sr. Darwin le escribió
consternado al Sr. Hooker que la antigua teoría de la creación específica – que Dios hizo a todas las
especies separadas, y que las introdujo en el mundo una a una – estaba siendo derretida delante de
sus ojos. Él hizo a un lado ese pensamiento, tal como dice en su carta, como si estuviese confesan-
do un asesinato. Pero el mundo se ha inclinado de tal manera ante el peso de los hechos, delante de
los cuales hasta Darwin tembló, que uno de los últimos libros del Darwinismo, por una mente tan re-
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ligiosa como la del Sr. Alfred Russell Wallace, contiene en su primer capítulo estas palabras: 'Todo el
mundo científico y literario, hasta todo el público educado, acepta como un asunto de conocimiento
común, el origen de las especies a partir de las demás especies aliadas, a través del proceso normal
del nacimiento natural. La idea de una creación especial, o cualquier otro modo excepcional de pro-
ducción, está absolutamente extinto'".
Sería bueno si cada uno pudiese leer las palabras de Drummond por sí mismo; pero en resumen él di-
ce: "No es necesario en estos días señalar la incomparable grandeza de la nueva concepción [la evolu-
ción]. Cómo ha llenado la imaginación cristiana y ha encendido el entusiasmo de las mentes
científicas más sobrias, a partir de Darwin, es conocido por todos. Por esa espléndida hipótesis, no
podemos ser demasiado agradecidos a la ciencia; y que la teología solo se puede enriquecer a sí
misma, lo cual le da aun un lugar temporáneo en su doctrina de la creación".
¡Cuán extraño que Dios fallara en hacer conocida esta estupenda verdad (?) a través de Su Palabra, y
dejó a la ciencia, en las manos de los descendientes de Platón, para que lo descubrieran! "Lo que se
necesitaba", dice Drummond, "era una presentación creíble, teniendo en vista especialmente a la as-
tronomía, a la geología, a la paleontología y a la biología. Estas, tal como lo hemos dicho, ha hecho
con que la anterior teoría sea simplemente indefendible. Y la ciencia ha suplido a la teología con una
teoría que el intelecto puede aceptar". La fe ha sido dejada a un lado. El intelecto humano ha sido
exaltado, el Paganismo ha arrojado fuera al cristianismo, y nuestros niños y niñas ahora estudian la
hipótesis nebulosa, que explica la creación de los mundos, en su astronomía y geografía; ellas habitan
en los eónes de las edades consumidas en la formación de los estratos geológicos de la tierra; ellas es-
tudian los fósiles de las edades pasadas, y a partir de ellos describen la evolución del hombre a partir
de un pólipo.
¿De qué sirve la predicación del evangelio en un día de la semana, si en seis días de siete, el paganis-
mo guía el intelecto? ¿Para qué sentarse a soñar con el cielo, o a gastar dinero en proselitismo,
mientras la educación pagana conduce a vuestros hijos por la mano, y teje en sus mentes una red de
teorías que ciegan sus ojos a las verdades espirituales? Hay peso en las palabras del Presidente Har-
per, de la Universidad de Chicago, el cual dice: "Es difícil profetizar cuál será el resultado de nuestro
actual método de educación para la juventud de aquí a 50 años. Estamos entrenando la mente en
nuestras escuelas públicas, pero el lado moral de la naturaleza del niño está siendo casi totalmente
negligenciado. La Iglesia Católica Romana insiste en remediar este manifiesto mal, pero nuestras
iglesias Protestantes parecen ignorarlo completamente. Ellos esperan que las escuelas dominicales
arreglen lo que nuestras escuelas públicas dejan sin hacer, y la consecuencia es que menospreciamos
el peligro tan real y tan grande, como ninguno de los que hemos enfrentado hasta aquí".

Capítulo VIII

Cristo, el Educador de los Educadores


I. La vida de Cristo.-
A Israel como nación, se le había confiado el sagrado don de enseñar; pero el poder se había apar-
tado de este pueblo, porque habían mezclado sus ideas educacionales con lo pagano, y se habían
olvidado tanto de los mandamientos de Jehová, que estaban enviando a sus hijos a maestros paga-
nos, convidando a su medio a los profetas de Baal. *45 Aquella nación, cuyos profetas habían, más
de una vez, advertido a los reyes de la tierra sobre el peligro inminente, ya no escuchó más la voz
de Dios. Durante casi 400 años, ningún profeta surgió en Israel. "La profecía se había casi extingui-
do por completo – el Espíritu se había alejado tan completamente de Israel – que aparentemente mu-
chos asumieron que un nuevo profeta era casi una imposibilidad". ¿Había el Dios que sacó a sus pa-
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dres de Egipto, que había sacado a las naciones delante de sus rostros, el Dios de Abraham, Isaac y
Jacob, había Él abandonado a Su pueblo? A menudo se hace la pregunta, cuando el círculo familiar
está alrededor de la mesa. Casi con el aliento entrecortado, las madres aguardaban el nacimiento de
un niño, esperando que fuese el elegido de Dios, pero aun no había aparecido ningún profeta.
Los sacerdotes en Israel siguieron en sus deberes normales; todos los años la nación se reunía en Je-
rusalén para las fiestas anuales. Miles de víctimas eran muertas, y la sangre corría libremente desde
el altar; pero no había un fuego que respondiese, ningún resplandor de la Shekinah. Los niños Judíos
se sentaban día tras día a los pies de los maestros en Israel, escuchando la repetición de la tradición y
las palabras del Talmud; pero la vida se había alejado de la instrucción, y no había respuesta en las
almas de los hombres. El cielo esperó ansiosamente por la apertura de algún alma a la influencia del
Espíritu de Dios, pero las avenidas a través de las cuales debiera venir, estaban cerradas. Los maes-
tros que debieron haber estado "bajo el completo control del Espíritu", no sabían lo que era escuchar
la voz de Dios; y los niños, alimentados solamente con alimento físico y mental, llegaban a la edad
adulta con naturalezas espirituales marchitadas, para, a su vez, convertirse en maestros de la próxi-
ma generación. Como la prosperidad gubernamental de Israel se debía a su sistema educacional, y
como su tierra producía abundantemente cuando los niños eran adecuadamente enseñados, y como las
naciones a su alrededor se inclinaban en respeto a la elección de Dios, desde que ellos se adhirieran
al sistema de educación una vez ofrecido, no es de extrañarse que en el año 5 a.C., y los siguientes
siglos de alejamiento de estas verdades, encontrara a Palestina bajo el hierro de Roma, y a su pueblo
casi sin poder pagar el necesario tributo. El ojo del cielo vio esto y mucho más.
Entre los sacerdotes que ministraban en el templo, había uno que buscaba a un liberador, y a él vino el
ángel Gabriel con las palabras: "Tu oración ha sido escuchada; y tu esposa Elizabeth te dará un hijo,
y tu lo llamarás Juan". Aun cuando este hombre había tocado la cuerda en la cual cantaban los ángeles,
y estaba capacitado para sentir el pulso del Eterno; las palabras del ángel lo sobresaltaron, y él no le
creyó. Y para que los sonidos de la tierra fuesen anulados por poco tiempo, y Zacarías fuese capaci-
tado para escuchar solamente la voz de Dios, el ángel colocó su mano sobre él, y él quedó mudo
hasta el día del cumplimiento de las palabras de Gabriel.
Había nacido un profeta, el cual iba a volver los corazones de Israel a su Dios. Él vino en el espíritu y
poder de Elías; predicando el arrepentimiento. Su vida fue una de soledad y pobreza. Su tiempo fue
gastado lejos de las ciudades y de las multitudes; porque Jerusalén, el líder escogido de las naciones,
ya no ofrecía una educación que fuese la adecuada para sus propios profetas. Y así Dios entrenó a
Juan. De aquellos nacidos de mujer, no hay uno mayor que Juan el Bautista.
Una vez más el cielo y la tierra estaban unidos. ¡Cuán pequeña era la cadena! ¡Solamente, como lo
fue, del tamaño de un hilo, y el vínculo que lo unía, fue el corazón de una mujer! Pero en el pueblo
de Nazaret, el inferior y despreciado, vivía una joven mujer, desposada con José, un carpintero de
Galilea. Mirando hacia el futuro, un poco más que soñando con la vida y sus esperanzas, ella le-
vantó sus ojos, y contempló a un ángel. El alma anhelaba estar a tono con Dios, y eso trajo a la
hueste angélica a la tierra. Si esa añoranza fuese el anhelo de una madre, los cielos tendrían un oído
atento; la vibración es sentida en toda la creación. ¡Tan cercano está Dios del hombre! Las palabras:
"Salve, altamente favorecida, el Señor sea contigo"; asombraron a María, porque ella no esperaba
esa rápida respuesta. Ella estaba atribulada, pero el ángel dijo: "No temas, María". "El poder del Altí-
simo te cubrirá; por lo tanto aquella cosa santa que nacerá de ti, será llamado el HIJO DE DIOS".
"Ha llegado la plenitud del tiempo". Dios, habiendo esperado años para que Israel volviera a Él, ahora
llevaba a cabo el acto maestro de la Divinidad. La creación se maravilló.
El Espíritu cubrió a María; estremeció sus nervios, y tocó a vida el germen de un nuevo ser. A la
humanidad le fue dado el poder de formar un cuerpo a través de la habitación del Dios del cielo . "Me
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has preparado un cuerpo". El tesoro estaba en un vaso terrenal, para que toda la gloria le perteneciera
a Dios. "Cristo colocó Su tabernáculo en medio de nuestro campamento humano. Él colocó Su tienda
al lado de las tiendas de los hombres, para que pudiera habitar entre nosotros, y para que nos fami-
liaricemos con Su carácter divino y con Su vida". *46
Los primeros años de Cristo lo encontraron sentado en las rodillas de su madre. ¡De sus labios y de
los rollos de los profetas, Él aprendió las cosas celestiales! La naturaleza era su invariable maestro;
de ella Él reunió historias del conocimiento científico. Él estudió la vida de las plantas y de los
animales, y la vida del hombre". "Las parábolas a través de las cuales, durante Su ministerio, a Él le
gustó enseñar Sus lecciones de la verdad, mostrar cuán abierto estaba Su espíritu a las influencias
de la naturaleza, y cómo Él había reunido la enseñanza espiritual de los alrededores de Su vida dia-
ria". "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas", así clama Su alma por la intercesión es-
piritual con el Padre; y ese anhelo que Lo condujo a escuchar atentamente la voz de Dios en la natu-
raleza, desarrolló los más altos poderes en Su mente.
Su crecimiento no fue repentino, sino que gradual, tal como sucede con los demás niños; y mientras
desarrollaba un cuerpo fuerte físico, "el niño creció, y se fortaleció en espíritu, lleno de sabiduría".
El secreto de la diferencia entre Jesús y Sus compañeros está revelado en este versículo. La mayoría
de los niños se desarrollan mental y físicamente, especialmente durante sus primeros doce años; pero
la naturaleza espiritual de Cristo fue la que condujo y en su triple naturaleza, la mental y la física
siempre estuvieron bien equilibradas con la espiritual. Tal como lo dice Hinsdale: "La mente divina,
el corazón humano, y la naturaleza están íntimamente cercanas" en Él. Él no procuró la instrucción
en las escuelas rabínicas, porque habían perdido el espíritu que para Él era vida.
A temprana edad, probablemente con no más de doce años, Él reconoció la obra de Su vida, y de ahí
en adelante toda la energía fue colocada en una sola dirección. Su destino era revelar la divinidad
de Dios, mostrar las posibilidades del Dios-hombre, para probarle al mundo que es posible que Dios
se una con el hombre, de tal manera que gobierne la naturaleza espiritual; y al probar esto, mostrar
que el sistema celestial de educación no era algo fallido, aun cuando en aquel tiempo, estaba despresti-
giado.
La edad de doce años era un periodo crítico en la vida de un niño Judío, porque era entonces que la
naturaleza física se aproximaba a su madurez. Los próximos pocos años significaban mucho para
el joven, porque entonces él poseía el poder de elegir en qué plano de vida esperaba vivir. Si la
fortaleza física y la gratificación de los sentidos naturales eran la gran ambición , cediendo a
las tentaciones de esta naturaleza en esta edad, se fijan los hábitos de la vida. Tal vez en otros
países el desarrollo es un poco más lento, debido a influencias climáticas, pero desde los doce
hasta los 16 años, todo joven lucha contra las tendencias y ambiciones que unos pocos años des-
pués dejan de ser tentaciones. Así fue con Cristo; pero al observar los servicios pascuales en el
tiempo de Su primera visita al templo, "día tras día Él vio su significado cada vez más claro. Cada
acto parecía estar unido con Su propia vida. Nuevos impulsos estaban despertando dentro de Él".
Durante años, ese servicio, establecido para apelar a la naturaleza espiritual, se había degenerado
en una mera matanza de bestias. Por primera vez un alma fue tocada, e impulsos celestiales fueron
despertados. Fue entonces que la tentación de pasar una vida física tranquila fue enfrentada y ven-
cida. El cielo pareció abrírsele a los ojos del niño, y Él escuchó el llamado de Dios para una vida
con Él. Él pensó estar solo, y en el silencio Su corazón captó las vibraciones de los seres celestia-
les, y la burda naturaleza física fue abandonada para siempre.
La resolución formó una nueva luz y el poder pareció tomar posesión de Su mente, y entró en la es-
cuela que se conducía en el templo, y escuchó ávidamente de los labios de los rabinos alguna lec-
ción espiritual. "Los doctores se volvieron hacia Él con preguntas, y estaban asombrados con Sus
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respuestas". Él manifestó tal profunda piedad, y Sus preguntas abrieron las mentes de Sus oyentes
tales profundidades de la verdad, que el asombro llenó sus mentes. Un arpa tocada por una brisa
celestial estaba delante de ellos, y la música cayó en oídos no entrenados. El primer trabajo del
maestro enviado por el cielo había comenzado. "¿No sabéis que tengo que estar en los negocios de
Mi Padre?" preguntó Él, cuando José y María lo enfrentaron en la puerta del templo. Ellos Lo vie-
ron con los ojos físicos, y pensaron que lo sabían todo; pero el ojo del niño había traspasado la nu-
be que colgaba entre el cielo y la tierra.
Desde Jerusalén Él volvió con sus padres, y los ayudó en su vida de trabajo duro. "Él sintió en Su pro-
pio corazón la miseria de Su misión, esperando sumisamente para que llegara el tiempo señalado para
que Él entrara en Su obra". Aquellos 18 años fueron años de trabajo duro y de estudio. Cada día lo
acercaba más al tiempo cuando una voz del cielo lo proclamaría como maestro divino. Él no estaba
impaciente, pero como carpintero hizo su obra; como hijo, fue obediente; y como sujeto, Él fue res-
petuoso de la ley.
Él nunca perdió de vista el acto de que tenía una misión, y que era necesaria una vida espiritual para
cumplir esa misión. Él fue tentado en todos los puntos, y sufrió con la tentación; pero cada resis-
tencia fue un asalto añadido en la escalera que estaba construyendo hacia el cielo. Había una ley en
Israel que llamaba a los sacerdotes a su sagrado oficio a la edad de treinta años. Este estatuto estaba
basado sobre la ley de la naturaleza humana. El tiempo asignado a la vida de un hombre estaba di-
vidido en dos porciones. Los primeros 40 años es un tiempo de crecimiento, los últimos 30 años es
un periodo de declinio. En la primera mitad tenemos la etapa del desarrollo físico, y después un
tiempo en el cual los poderes intelectuales están en ascenso, y de los 25 a los 35 años, es el tiempo
del desarrollo especial de la naturaleza espiritual. Todo hombre tiene tres oportunidades en la vida;
y la elección hecha, ya sea para el honor mundano, por poderes intelectuales, o por una vida de fe,
depende totalmente del objetivo colocado constantemente delante del niño por sus educadores. Si
Cristo hubiese estado bajo la influencia de los maestros de sus días , la probabilidad es que Él
habría elegido vivir en el plano físico o intelectual, porque esta era la elección hecha por todos los
pupilos de esas escuelas, pero Su primer entrenamiento con María, la cual, como madre, había deci-
dido por sí misma ser la "sierva del Señor", y Su cercana comunión con Dios a través de las obras de
la naturaleza, Lo guiaron hacia los canales correctos, y en el momento adecuado Él se ofreció volun-
tariamente a Su Padre para cumplir la misión que estaba en Su poder rechazar. De Sus posteriores
batallas el registro no se pronuncia. Vino un periodo, sin embargo, cuando Él tuvo que desempeñarse
como un líder intelectual, pero Su anterior decisión lo condujo a pasar esta tentación sin mancha. Para
probar que esto es verdad, solo necesitamos estudiar la naturaleza de las tentaciones que le fueron
presentadas en el desierto. Que Él permaneció fiel a Su misión, se debió al entrenamiento que tuvo
al comienzo. Eso no iba ser controvertido, porque es una ley divina vista en todas partes en la natu-
raleza. *47

II. El Ministerio del Dios-Hombre.-


Uno de los dones del Espíritu es el de la enseñanza, y Cristo nació como maestro. Adquirió mucha
habilidad, pero muy poca comparada con lo que el Espíritu está dispuesto a dar. Cristo fue un maes-
tro tanto por virtud de Su nacionalidad, ya que todos los Judíos fueron llamados a ser maestros, co-
mo por elección directa; porque Él tenía que llevar a cabo en Su propia vida lo que la nación se hab-
ía rehusado a llevar a cabo.
Él no llevó consigo mismo ninguna credencial, ninguna declaración firmada de algún doctor de Israel,
porque ninguna de estas escuelas lo habían conocido como un pupilo; pero Nicodemo, un maestro en
Jerusalén, después de haber escuchado Sus palabras, lo buscó en las quietas horas de la tarde, y se di-
rigió a Él como Rabí, MAESTRO. Durante el transcurso de la conversación este hombre estudioso
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dijo: "Sabemos que eres un maestro divino, porque ningún hombre puede hacer lo que Tú haces, a no
ser que Dios esté dentro de él". Él fue un maestro, y más, un maestro divino, porque fue conocido
desde el mismo comienzo de Su ministerio. Su ministerio fue un ministerio de enseñanza. Él fue co-
nocido como maestro, no tanto por las palabras que Él dijo, sino por la vida que vivió, y por las obras
que hizo.

Las palabras de Bushnell son verdaderas: "Podemos ver por nosotros mismos en las simples direccio-
nes y libertad de Sus enseñanzas, que cualquier cosa que hiciera, provenía de Sí mismo". Él se esta-
ba dando a Sí mismo, y que Él tuviera un yo, un yo divino, para darlo, se debió a la educación de
niño y de la juventud. La imagen de Dios era perfecta en Él, y cuando llegó el tiempo del ministerio,
mostraron de Él lo que los años previos habían estado desarrollando en Él. ESTE ES EL
OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN CRISIANA‖. El mismo autor dice después: "Él es el sumo sa-
cerdote... de naturaleza divina, hablando como de uno que ha venido de Dios, y que no tiene nada
que tomar prestado del mundo. No es para ser detectado… que la esfera humana en la cual Él se
movió, le impartió algo a Él. Sus enseñanzas están tan llenas de la naturaleza divina, como Shakes-
peare de la humana". ¡Qué comentario de ambos sistemas de educación, uno eligiendo la inspiración
como base; el otro, es el producto del cerebro humano!
Bushnell continua: "En Su enseñanza Él no especula acerca de Dios, como profesor de una escuela,
obteniendo conclusiones debido a la práctica en las palabras, y juzgando el camino de la prueba; Él
no construye una evidencia desde abajo, a través de un proceso constructivo, tal como le gusta tan-
to a los filósofos; sino que Él simplemente habla de Dios y de las cosas espirituales como alguien
que ha venido de Él, para contarnos lo que sabe. Y Su simple relato nos trae la realidad; nos lo
prueba en su misma sublime evidencia; despierta hasta la conciencia en nuestro propio pecho; de tal
manera que los argumentos formales o las pruebas dialécticas nos ofenden debido a su frialdad, y pa-
recen, de hecho, ser apenas opacas sustancias colocadas entre nosotros y la luz. En verdad, Él hace
hasta luminoso el mundo debido a Sus palabras – lo llena con un inmediato y nuevo sentido de Dios,
que nada ha sido capaz de expulsar. El incienso del mundo superior es traído en Sus vestimentas, y
fluye por todas partes, como un perfume, en el aire envenenado". Y no es de maravillarse, porque
desde niño Él había respirado la atmósfera del cielo. Cada niño debiera tener el mismo privilegio.
Cuando ambos maestros, Cristo y Nicodemo, los representantes de ambos sistemas de educación, el
divino y el mundano, Cristo le señaló a su cuestionador los principios sobre los cuales Su sistema
estaba basado: *48.
1. Su objetivo principal es preparar a sus pupilos para el reino de Dios, un reino espiritual.
2. El primer paso es un nacimiento espiritual; porque "Dios es espíritu y los que lo adoran lo tie-
nen que adorar en espíritu". "Lo que nace de la carne es carne; y lo que nace del Espíritu es espíri-
tu".
3. Esto no lo puede entender el hombre natural, porque se discierne espiritualmente. Así como yo
puedo tratar de explicárselo, Nicodemo, explicando cómo sopla el viento; usted puede ver los resulta-
dos, pero la verdad no puede ser entendida por los sentidos. ¿Usted es maestro en Israel, y no conoce
estas cosas? "Si yo le he contado cosas terrenales, y usted no me cree, ¿cómo me creerá si le cuento
las cosas celestiales?" Yo apenas he comenzado a contarle el plan del Padre. Aun hay muchas cosas,
"pero ahora no las podéis soportar".
4. Las cosas que Yo enseño, son como luces en la oscuridad. "Todo el que comete iniquidad odia la
luz... pero el que hace la verdad viene a la luz". Es así como yo distingo a los verdaderos eruditos de
los falsos. Cuando les es ofrecida la verdad, algunos creen, y cualquiera que cree en el Hijo del
hombre, tendrá la vida eterna.
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Nicodemo dijo: "¿Cómo pueden ser estas cosas?" Él quería pruebas, demostraciones. "Las pruebas es
en verdad el método de la ciencia, incluyendo a la teología; posee, sin duda, una función en la ense-
ñanza religiosa. Las verdades fundamentales de la religión son directamente reveladas a la concien-
cia humana, y no se argumentan ni se establecen lógicamente. Las mayores verdades religiosas
están más profundas que el raciocinio formal. Esta es la razón por la cual los mayores maestros
religiosos han trabajado por debajo del nivel proposición-y-prueba; tal como lo dije antes, ellos tie-
nen algo del don profético. Puede añadirse que ningún predicador [o maestro] que trabaje princi-
palmente en esta línea, va a atraer a la mayor cantidad de mentes religiosas; él no va ni siquiera a
atraer a aquellos que poseen la piedad del intelecto, sin decir nada sobre la piedad de las afecciones
y de la voluntad. Él puede desarrollar perspicacia lógica, habilidad crítica, y poder controversial,
pero será desigual para la generación espiritual... Un ministro así, seguramente va a conducir a su re-
baño al error que ahora es tan común, de asignarle un lugar desproporcionado a la fe religiosa y a la
vida para ser entendida, con la exclusión parcial del corazón". *49
Su actual trabajo como maestro es visto en Sus tratos, primero, con los apóstoles, con Sus seguidores
inmediatos, los cuales estaban siendo entrenados en eso, y que a su vez iban a ser maestros; segun-
do, con las multitudes que llenaban Su camino; tercero, con los niños que le eran traídos por las ma-
dres, y que eran enseñados por Él, ya que las madres y los apóstoles deben conocer mejor cómo li-
diar con las mentes jóvenes. Primariamente, la de Él era una escuela de entrenamiento para obreros,
y Sus pupilos representaban cada fase de la disposición humana. Él escogió a humildes pescadores,
porque sus mentes no tenían prejuicios, y tenían menos que desaprender antes de aceptar la verdad.
"Él sabía lo que había en el hombre". Esto es, él tenía perspicacia con las mentes y corazones, y sabía
lo que era necesario para despertar el alma a la vida de cada estudiante. Este es un don necesario en
el maestro de éxito. Cuánto es eso ahora enseñado, sería dispensable, si los maestros pudiesen leer
las condiciones del alma de sus pupilos, y entonces alimentarlos solamente con aquella comida que
los alimente. Esto, también, es educación cristiana. Antes que el maestro pueda tener esa experien-
cia, sin embargo, tiene que tener una cultura del alma, y estar en ese contacto cercano con la fuente
de la verdad, para que pueda obtener todo lo que sea necesario. El pozo es profundo, y solamente la fe
puede sacar el agua de la vida a la superficie. *50 Con Sus apóstoles escogidos, Cristo "se apartó de
la confusión de la ciudad a la quietud de los campos y de las montañas, ya que estaban más en ar-
monía con las lecciones de auto-abnegación que Él deseaba enseñarles. Aquí, rodeado por las obras
de su propia creación, pudo conducir los pensamientos de sus oyentes desde lo artificial a lo natural".
Aquellas escuelas hoy que están localizadas en algún lugar quieto, tienen las mejores oportunidades
para la educación.
Los libros usados parecen ser dos, y solo dos: los escritos de los profetas y el gran libro de la natura-
leza. Hinsdale dice: "Las Escrituras suministran la base de Su enseñanza. Es imposible decir cuántos
reconocimientos diferentes de las Escrituras se encuentran en Sus enseñanzas, pero la cantidad y el
rango son largos. Uno de los más interesantes de estos [métodos] es su constante hábito de expandir
las Escrituras, o, como podemos decir, de encontrar en ellas nuevos significados. Él así no usa me-
ramente pasajes proféticos, sino que también pasajes dogmáticos; además, Sus significados a veces
son nuevos, no apenas para los maestros Judíos, sino que también para los autores de los mismos pa-
sajes". *51 Esto se debió a que el maestro fue conducido por el Espíritu de la verdad, el cual guía a to-
da la verdad. Debe recordarse que esta instrucción le fue dada a los hombres de mentes maduras, y
era para capacitarlos para que fuesen maestros de todos los hombres en cualquier estación . Proba-
blemente ninguno de los apóstoles era menor de 30 años. Ellos eran hombres que se habían acostum-
brado a una vida de trabajo. Juan, el más joven, era más susceptible a la enseñanza espiritual, y des-
arrolló su naturaleza tan completamente, que su espíritu dejó su cuerpo en visión. *52 Painter expre-
sa bien el método de instrucción seguido por Cristo. Él dice: "Él observa el orden de la naturaleza, y
busca solamente un desarrollo gradual, primero la hoja, después la espiga, y finalmente el grano
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completo en la espiga. Con Sus discípulos, Él insiste grandemente en las verdades prácticas y funda-
mentales de la religión, y que constituían una estructura sustancial al comienzo, que el Espíritu Santo
tenía que conducir después a una armoniosa y bella terminación". *53
Así fueron enseñadas todas las verdades que ahora llamamos doctrinas. La lección sobre la resurrec-
ción fue en la tumba de Lázaro; la de la observancia del Sábado fue en la sinagoga, sanando la mano
resecada, u ordenándole al mudo. "Uno encuentra en Su programa", dice un escritor Francés, "ni es-
tudios literarios ni cursos de teología. Y sin embargo, extraño como pueda parecer, cuando llega el
momento de la acción, los discípulos – aquellos pescadores iletrados – se han convertido en oradores
que mueven a las multitudes y confunden a los doctores; profundos pensadores que han escudriñado
las Escrituras y el corazón humano; escritores que le han dado al mundo libros inmortales en un len-
guaje que no fue el de su país natal". Si el valor de un sistema de educación debe ser juzgado por los
resultados, el mundo debe asegurar su paz cuando mira la obra de Cristo. El asombro va a apoderarse
de los hombres cuando los cristianos vuelvan a Sus métodos. Con respecto a la referencia a la natura-
leza no necesitamos escribir, porque Sus parábolas son la maravilla de las edades, y tienen una po-
sición única en la literatura de todos los tiempos. Cristo no era, como muchos otros maestros, un es-
critor de libros. Su escritura estaba en los corazones de los hombres. Él habló, y las ondas vibrato-
rias colocaron en movimiento continúan hasta hoy, y aun golpean contra nuestros corazones. El al-
ma de la mente espiritualizada escucha, y los hombres hoy se convierten en pupilos del Hombre de
Nazaret tan ciertamente como lo hizo Pedro, santiago y Juan.
Un estudiante estaba listo para seguir adelante con las enseñanzas de Cristo para abrirle la verdad a
otros, solamente cuando dijo: "Ahora nos hablas claramente. Ahora estamos seguros que sabes todas
las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte. A través de esto creemos que Tú viniste de Dios".
*54 Con las multitudes Él hizo un trabajo similar a aquel con los discípulos; pero debido a que ellos
iban y venían, Él no pudo hacer el mismo trabajo por completo. Su enseñanza, sin embargo, siempre
era práctica, y el agricultor volvió a su campo como un hombre mejor, viendo a Dios cuando el gra-
no crecía; el pescador volvía a sus redes con el pensamiento sonándole en su mente, de que debía ser
un pescador de hombres; la madre volvía a su hogar reconociendo a sus hijos como miembros más
jóvenes de la familia de Dios, y con un fuerte deseo de enseñar tal como Él enseñaba.
La tendencia en todas Sus enseñanzas era la de hacer surgir pensamientos, despertar los deseos del al-
ma, y hacer con que los corazones palpitaran con una nueva vida, alimentados desde arriba. Estando
entre el cielo y la tierra de la escala musical, Su vida vibró al unísono con aquellas notas más altas del
universo, que circundaban el trono de Su Padre, y con Su brazo humano Él rodeó el mundo, impar-
tiéndoles a los seres de aquí la misma vida, tratando siempre de colocarlos en sintonía con el Infinito.
"Yo, si Yo soy levantado", dijo Él, "atraeré a todos los hombres a Mí".

Capítulo IX

La Educación en la Iglesia Primitiva

"Oro no para que los saques del mundo, sino para que los protejas del mal. Ellos no son del mundo,
así como Yo no soy del mundo. Santifícalos [enséñalos] a través de Tu verdad". *55 Al levantar Sus
ojos al cielo en esos momentos de quietud, justo antes de entrar en el Getsemaní, estas palabras caye-
ron de los labios del Hijo del hombre. Mirando a la pequeña compañía de hombres que estaban a Su
alrededor, vio en ellos el núcleo de la iglesia que sería llamada por Su nombre, y Su corazón añoraba
por ese cuerpo de cristianos. Muchas serían sus luchas; porque Él había soplado en los corazones de
los hombres un sistema de instrucción que, debido a que era verdad, despertaría toda la amargura del
enemigo de la verdad; y el nuevo sistema tiene que ser apto para resistir todos los dardos que las
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mentes humanas, puestas a oscilar por el príncipe del mal, podían lanzar. La filosofía divina tiene
que enfrentar y derrotar la filosofía humana. Esa era ahora la controversia, y fue dejada a unos po-
cos hombres débiles para que iniciaran la obra. ¡Qué poder había en ese Espíritu de verdad con el
cual ellos fueron bautizados! Su comisión para esta misma compañía, mientras lo observaban a Él
alejarse de la tierra en el día de Su ascensión, fue: "Id por lo tanto, y enseñad a todas las naciones".
Ellos, el verdadero Israel, tendrían que ser ahora los maestros de las naciones.
Reconociendo las dificultades a ser enfrentadas, Él había, en otra ocasión, dicho: "Yo os envío como
ovejas entre lobos: sed por lo tanto sabios como serpientes, y simples como palomas". Sin una filo-
sofía jactanciosa, sin palabras altisonantes, sino que en la simplicidad de la verdad, tenía que radicar
su fortaleza. De las obras de los apóstoles y de aquellos que creían en Cristo a través de Su ense-
ñanza, tenemos este testimonio divino: "Conozco tus obras, tu trabajo, tu paciencia, y que no puedes
tolerar a los malos. Probaste a los que dicen ser apóstoles y no lo son, y los hallaste mentirosos. Has
perseverado y soportado pruebas por mi nombre, y no has desfallecido". *56 Es por lo tanto evidente
que fue hecha una gran obra, y muy rápidamente; porque la Inspiración la describe así: "Miré, y vi un
caballo blanco. Su jinete tenía un arco. Le fue dada una corona, y salió vencedor, para seguir vencien-
do". *57 Los hombres, aun cuando fueron amonestados a ser humildes como palomas, fueron sin em-
bargo, cuando se convirtieron en maestros de la verdad, capacitados para que fuesen sentidos en el
mundo.

El aceptar el cristianismo en aquellos primeros días, significaba apartarse de todo lo que se había acari-
ciado anteriormente; significaba no solo la separación del paganismo en la adoración, o de Babilo-
nia, sino que también del paganismo en pensamiento y en la educación, o Egipto. Era un segundo
éxodo. Justino Mártir, un cristiano nacido cerca del término del primer siglo, es citado por Painter, al
describir él la vida de un seguidor de Cristo: "Nosotros que una vez nos deliciamos con la lascivia,
ahora abrazamos la castidad; nosotros que una vez abrazamos las artes mágicas, nos hemos consa-
grados al buen y no engendrado Dios; nosotros que amábamos por sobre todo el dinero y las pose-
siones, ahora traemos todo lo que tenemos para un bien común, y le damos una porción a todo aquel
que lo necesita; nosotros que una vez odiamos y matamos, ahora oramos por nuestros enemigos".
Con este espíritu en la iglesia no nos sorprende encontrar esto en las palabras de Coleman: "La tierna
solicitud de estos primeros cristianos por la instrucción religiosa de sus hijos es una de sus caracterís-
ticas más bellas. Ellos los enseñaron, hasta el albor de la inteligencia, de los sagrados nombres de
Dios y del Salvador. Ellos trataron de conducir las mentes de los infantes hacia Dios, a través de
narrativas familiares de las Escrituras, de José, del joven Samuel, de Josías, y del santo niño Jesús.
La historia de los patriarcas y profetas, de los apóstoles, y hombres cuyas vidas están narradas en el
volumen sagrado, donde las historias en el cuarto de los niños, era lo que ellos trataban de formar en
las jóvenes mentes de sus hijos. A medida que la mente del joven se expandía, los padres convertían
su sagrado deber y deliciosa obra el de ejercitar diariamente el recital de los pasajes s eleccionados
de las Escrituras relacionados con las doctrinas y deberes de la religión. La Biblia era la entreten-
ción al lado del fuego. Era el primero, el último, y casi el único libro de los niños; y los sagrados
salmos, el único canto con el cual el llanto de sus niños era silenciado, mientras era colocado para
descansar en los brazos de su madre. El canto sagrado y la ruda melodía de su música, fue, desde
los primeros periodos del cristianismo, un importante medio de impresionar el corazón del infante
con sentimientos de piedad, y para embeber las mentes susceptibles de los jóvenes con el conoci-
miento y la fe de las Escrituras".
Painter escribe: El propósito de estos primeros padres cristianos, con respecto a los antiguos Judíos,
era el de entrenar a sus hijos en el temor de Dios. Para que los niños fuesen expuestos lo menos po-
sible a la corruptora influencia de las asociaciones paganas, su educación era conducida dentro de
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los sanos recintos del hogar. COMO RESULTADO, ellos crecían sin el deseo de los placeres de-
gradantes; ellos adquirían gustos domésticos simples; y cuando llegaba el tiempo, tomaban su lugar
como sinceros y consistentes obreros en la iglesia". *58 Estas palabras hacían muy prominentes los
siguientes hechos:

1. La educación cristiana debía comenzar en el hogar.


2. Las historias de la Biblia debían ser la base para los cuentos y los cantos de los infantes.
3. Los cristianos debían llevar a cabo el plan de educación que los Judíos fallaron en obedecer, y
que Cristo reveló en una nueva luz.
4. Los resultados de esa educación cristiana en la escuela del hogar elevaría los caracteres y
obreros en la causa de Dios.
¡Si eso pudiera decir de las madres cristianas de hoy, como una vez exclamó un orador pagano con-
cerniente a aquellos primeros seguidores de Cristo: "Qué esposas poseen estos cristianos!"
Uno de los antiguos Padres expresó así el peligro de los hijos y de los jóvenes en las escuelas del
mundo, y que muestra el carácter de la educación necesaria: "Las madres deberían cuidar los cuer-
pos de sus niños, pero también es necesario que inspiren su prole con amor por el bien y con temor
a Dios. Y los padres no limitarán a sí mismos a darles a sus niños una vocación terrenal, sino que
los interesarán también en su llamado celestial.
"La más bella herencia que se le puede dar a los niños, es enseñarlos a gobernar sus pasiones... Tenga-
mos para con nuestros niños el mismo temor que tenemos por nuestras casas, cuando siervos van con
una luz a un lugar donde hay material inflamable, como heno o paja. No se debiera permitir ir donde
el fuego de la impureza pueda encenderse en sus corazones, ocasionándoles un daño irreparable. UN
CONOCIMIENTO DEL ANTÍDOTO DE LAS ESCRITURAS CONTRA LAS
IRRAZONABLES INCLINACIONES DE LA JUVENTUD Y CONTRA LA LECTURA DE
AUTORES PAGANOS, en cuyos héroes, los esclavos de toda pasión, son elogiados. Las lecciones
de la Biblia son arroyos que mojan el alma. Así como nuestros hijos están rodeados por todas partes
por los malos ejemplos, las escuelas monásticas [lo que correspondería hoy a las escuelas de iglesias]
son lo mejor para su educación. Los malos hábitos, una vez contraídos, no consiguen librarse de
ellos. Esta es la razón por la cual Dios condujo a Israel al desierto... para que los vicios de los Egip-
cios pudiesen ser desaprendidos... Ahora nuestros niños están rodeados de vicios en nuestras ciudades
y son incapaces allí de resistir los malos ejemplos... Cuidemos las almas de nuestros niños, para que
puedan ser formados para la virtud, y para que no sean degradados por el vicio".
Este escritor se puede dirigir muy bien a una audiencia moderna, porque reconoce la influencia de
los autores paganos, y declara que solamente la Biblia puede oponerse a esa influencia; él recono-
ce, a las escuelas mundanas como siendo Egipto, y dice que los cristianos debieran sacar a sus
hijos de ellas; y finalmente él reconoce el valor de tener escuelas localizadas en el campo, y le
advierte a las personas a que salgan de las ciudades juntamente con sus hijos.
Mosheim dice: "No debe haber dudas que los niños cristianos fueron cuidadosamente entrenados des-
de su infancia, y muy temprano se los ponía a leer los libros sagrados y a aprender los principios de
la religión. Porque estas escuelas, fueron erigidas en todas partes desde el comienzo". *59 De es-
tas escuelas para niños, tenemos que distinguir aquellos seminarios de los primeros cristianos, eri-
gidos extensamente en las grandes ciudades, en las cuales los adultos, y especialmente aquellos que
aspiraban a ser maestros públicos, fueron instruidos y educados en todas las ramas del aprendizaje,
tanto divino como humano. Esos seminarios, en los cuales los jóvenes devotados al sagrado oficio,
fueron enseñados en todo lo que fuese necesario para calificarlos adecuadamente para eso, los
apóstoles de Cristo, sin duda, se prepararon a sí mismos y dirigieron a otros a prepararse también.
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*60 San Juan, en Éfeso, y Policarpo, en Esmirna, establecieron esas escuelas. Entre estos semina-
rios, en tiempos subsiguientes, nadie fue más celebrado que aquel de Alejandría; el cual es normal-
mente llamado de escuela catequética". *61 Además, entonces, fuera de las escuelas de hogar y de
iglesia para niños, la iglesia cristiana primitiva estableció seminarios para la educación de los obr e-
ros. Al leer la historia del curso de la instrucción, se ve que se acercó a las Escrituras, y que estable-
ció una clara distinción entre la ciencia de la salvación y la filosofía Griega y Oriental tal como era
enseñada en las escuelas paganas.
La educación cristiana fue a menudo vista como estrecha y limitada por parte de aquellos que les gus-
taba estudiar los misterios de la sabiduría Griega; pero a medida que se adherían a sus simples estu-
dios, y que hicieron de la fe la base de su obra, hubo un poder en las verdades enseñadas por los es-
tudiantes de estas escuelas, lo cual hizo temblar al mundo pagano, con todos sus grandes hombres.
Es un hecho interesante que tan tarde como el cuarto siglo, después que las escuelas cristianas hab-
ían perdido mucho de su poder, a través de la mezcla de los métodos cristianos con los paganos, y a
la adopción de algunos de los estudios paganos, ellos eran aun vistos como la fortaleza del cristia-
nismo. Cuando Juliano, el apóstata, comenzó a reinar, fue llevado a cabo un intento para revivir el
paganismo a lo largo del Imperio Romano. Uno de sus primeros actos fue cerrar las escuelas de los
cristianos. "Él observó despreciativamente", dice Gibbon, "que los hombres que exaltaban el mérito de
la fe implícita no estaban preparados para afirmar o para disfrutar de las ventajas de la ciencia; y él
contendió en vano que si se rehusaban a adorar a los dioses de Homero y Demóstenes, tendrían que
contender ellos mismos exponiendo a Lucas y Mateo en la iglesia de los Galileos.

"En todas las ciudades del mundo Romano, la educación de la juventud le fue confiada a los ma-
estros de gramática y retórica; los cuales eran elegidos por los magistrados, mantenidos a expensa
pública, y distinguidos con varios privilegios lucrativos y honorables... Tan luego como ocurrió la
renuncia de los más obstinados maestros que habían establecido el dominio sin rival de los sofistas
paganos, Juliano convidó a la generación que venía surgiendo a que recurriese con libertad a las
escuelas públicas, en una justa confianza que sus tiernas mentes recibirían las impresiones de la lite-
ratura y de la idolatría. SI LA MAYOR PARTE DE LA JUVENTUD CRISTIANA DEBIERA
SER IMPEDIDA POR SUS PROPIOS ESCRÚPULOS, O POR AQUELLOS DE SUS PADRES,
DE ACEPTAR ESTE PELIGROSO MODO DE INSTRUCCIÓN, ELLOS TIENEN, AL MISMO
TIEMPO, RENUNCIAR A LOS BENEFICIOS DE UNA EDUCACIÓN LIBERAL. Juliano tenía
razón para esperar que, en el espacio de un par de años, la iglesia iría a recaer en su primordial
simplicidad, y que los teólogos, los cuales poseían un adecuado compartimiento de los estudios y
elocuencias de esa época, serían seguidos por una generación de ciegos fanáticos e ignorantes, in-
capaces de defender la verdad de sus propios principios, o de exponer las diversas facetas del poli-
teísmo". *62
Juliano no puede ser tenido por un tonto; porque, queriendo hacer con que el mundo fuese pagano, él
procedió para que así fuese, (1) cerrando las escuelas cristianas donde los "méritos de la fe implícita"
eran enseñados; (2) haciendo obligatoria la asistencia a las escuelas públicas, enseñadas por maes-
tros paganos, y DONDE SE COMBINABAN LA LITERATURA Y LA IDOLATRÍA.
Tal como lo dice Gibbon, él tenía razón para esperar que en el transcurso de una generación, los cris-
tianos así educados perderían su fe, dejarían de oponerse al paganismo, y se hundirían en la insigni-
ficancia. Si un emperador pagano esperaba esto en el siglo cuarto, ¿es de maravillarse que los Pro-
testantes de hoy, que permiten que sus hijos continúen en las escuelas públicas, donde precisamente
se enseñan las mismas cosas, en principio tal como Juliano tenía sus instructores públicos enseñan-
do, dejarían de tener poder y cesar de ser Protestantes? De las palabras de Gibbon uno inferiría que en
los días de Juliano había padres que se rehusaban a enviar a sus hijos a las escuelas públicas; siendo
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que algunos hijos, "debido a sus propios escrúpulos", se rehusaban a asistir; y algunos maestros que
dejaron de enseñar en vez de enseñar literatura e idolatría en las escuelas estatales.
Se hace una mención especial de la escuela de Alejandría, ya que estaba localizada en una ciudad
Egipcia a la cual fluían muchos notables eruditos paganos. Triste como pueda parecer, es, sin em-
bargo, necesario ver cómo estas escuelas, y especialmente esta de Alejandría, perdió su simplicidad
al entrar en contacto con los eruditos paganos, y que trataron de enfrentárseles en su propio terreno.
Mosheim dice: "Esta filosofía [la de Platón] fue adoptada por los estudiosos de Alejandría que querían
ser tomados en cuenta como cristianos, pero que también querían retener el nombre, las vestiduras y
el rango de filósofos. En particular, todos aquellos que en este siglo presidieron en las escuelas de los
cristianos en Alejandría... se dice que aprobaron eso. Estos hombres estaban persuadidos que la ver-
dadera filosofía, el mayor y más saludable don de Dios, estaba diseminado en fragmentos entre todas
las sectas de filósofos; y por lo tanto, era el deber de todo hombre sabio, y especialmente de un ma-
estro cristiano, recoger esos fragmentos por todos lados, y usarlos para la defensa de la religión y de
la refutación de la impiedad". *63
La lección tan querida para Pablo – que el evangelio de Cristo es el "poder de Dios para la salvación"
– se perdió de vista cuando estos maestros cristianos asumieron estas vestiduras de filósofos, y usaron
el vocabulario de los filósofos para refutar la impiedad. "Tengo algo contra ti", escribe el historiador
divino de esa época, "porque has dejado tu primer amor. Recuerda por lo tanto de adónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras; o vendré a ti rápidamente, y removeré tu candelero de su lu-
gar". *64 El decrecimiento gradual de la educación cristiana en su pureza, estaba comenzando a oscu-
recerse. Su llama tenía que tener una alimentación de la verdad, o, al igual que la vela sin oxígeno,
comienza apagarse, y finalmente desaparece. Pablo, escribiéndoles a los Corintos, los cuales fueron
colocados en circunstancias similares a aquellas de la escuela de Alejandría, esto es, fueron presio-
nados por todos lados por la filosofía pagana, dijo: "He venido a ti con debilidad y temor y gran timi-
dez. Y mi pensamiento y mi declaración no estaba vestida con razones filosóficas cautivantes; sino
que en el demostrado espíritu y poder, de tal manera que vuestra confianza no esté en la filosofía
humana, sino que en divino poder... Lo que nosotros decimos no está en una discusión artificial de
una filosofía humana, sino que por enseñanzas espirituales, comparando espiritualidades con lo espi-
ritual". *65
Nuevamente, la "Dialéctica", o lógica, era la ciencia de la cual Aristóteles, el discípulo de Platón, se
jactaba de ser el padre. Dice un escritor de la iglesia después que el declinio ya había comenzado,
"es la reina de las artes y de la ciencia. En su razón habita, y se manifiesta y se desarrolla. Es sola-
mente la dialéctica la que puede dar conocimiento y sabiduría; solo ella muestra LO QUE SOMOS
Y NOS ENSEÑA NUESTRO DESTINO [filosofía humana y evolución]; a través de ella aprende-
mos a conocer el bien y el mal. ¡Y cuán necesaria es para un clérigo, para que él pueda ser capaz de
enfrentarse y vencer a los herejes!" Los hombres, más de una vez, han invertido la lógica para ven-
cer a los herejes, pero fue solo cuando el Espíritu de verdad estaba faltando.
El error estaba deslizándose rápidamente en la iglesia, y vino especialmente de estas escuelas, co-
mo ya se ha visto antes. Sin embargo, la verdad no fue abandonada por el error sin una lucha. Mos-
heim dice: "La estimación en la cual el estudio humano debía ser guardado, fue una cuestión en la cual
los cristianos estaban igualmente divididos. Porque aun cuando muchos pensaban que la literatura
y los escritos de los Griegos merecía recibir atención, había otros que contendían que la verdadera
piedad y religión estaban siendo colocadas en peligro por esos estudios". *66 Las personas entonces
y ahora, miraron a los líderes en la iglesia para obtener una guía; y fue duro, cuando estos estudios
fueron hechos populares, por la conciencia de retirar totalmente lo que otros llamaban una educa-
ción estrecha y limitada. Eso a menudo condujo a contenciones entre miembros de la misma iglesia,
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y a menudo hasta padres e hijos fallaron en concordar sobre este asunto. "Pero gradualmente", con-
tinua Mosheim, "los amigos de la filosofía y de la literatura consiguieron la ascendencia. En este
asunto Orígenes contribuyó mucho; porque habiendo tempranamente embebido los principios del
NUEVO PLATONISMO, él los aplicó desfavorablemente a la teología, y sinceramente se lo reco-
mendó a la numerosa juventud que asistía a su instrucción. Y mientras mayor era la influencia de es-
te hombre, que rápidamente se diseminó por todo el mundo cristiano, más fácilmente era propagado
su método de explicar las sagradas doctrinas".
Los días cuando el papado debía ser reconocido como la bestia de Apocalipsis 13 se estaban aproxi-
mando rápidamente. Esas experiencias en la historia de la educación en la iglesia cristiana, muestran
cuán rápido la vida del Maestro, el Espíritu de la verdad, le estaba dando lugar a la forma de piedad
que negaba el poder de la misma. Al leer uno las páginas de la historia no puede fallar en ver que el
papado estaba formado en las mentes de los hombres, ERA PROPAGADO EN LAS ESCUELAS, Y
REALMENTE NACIÓ EN EL SISTEMA EDUCACIONAL ENTONCES DESARROLLADO. El
poder político, que fue llamado para ayudar a la iglesia, simplemente llevó a cabo, hasta el punto de la
espada esos principios, que fueron desarrollados en las escuelas. Ambas corrientes – paganismo y el
cristianismo apostatado – unidos; y en la mala corriente que fluía de su confluencia, las almas de los
hombres se perdían para siempre.
La educación cristiana es el agua pura de la vida, clara y chispeante, que fluye del trono de Dios; pero
cuando se mezcla con las turbias aguas del valle, se la pierde de vista, y la corriente es mala. La par-
te jugada por la filosofía Platónica no puede ser menospreciada. El fundamento ya había sido colo-
cado en el tercer siglo por los escolásticos de la Edad Media, y el "mediodía del papado, que era la
media noche moral del mundo" se estaba aproximando rápidamente.

Capítulo X

El Papado – Un Problema Educacional

Los capítulos anteriores han revelado estos hechos: 1. Que la nación Judía fue colocada como luz
del mundo. Esta luz tenía que brillar a través de la educación, y los Judíos tenían que ser maestros
de las naciones. 2. La nación Judía perdió su posición de líder en la reforma educacional, y, conse-
cuentemente, en todos los demás asuntos, porque se apartó del puro sistema de educación entre-
gado a los Padres, y se mezcló con los paganos, especialmente con los Griegos y los Egipcios.
En substanciación de este hecho, tenemos las siguientes palabras de Neander: "Los Judíos, completa-
mente imbuidos con los elementos de la cultura Helénica, se esforzaron para encontrar un medio entre
eso y la religión de sus padres, a la cual no querían renunciar. Para conseguir esto ellos se aprove-
charon del sistema más en boga con aquellos que, en Alejandría, se ocupaban de los asuntos reli-
giosos – aquellos de la filosofía Platónica, la cual ya había conseguido una poderosa influencia sobre
su propia vida intelectual... Por otro lado, se adhirieron firmemente a la religión de sus padres... Por
otro lado, sus mentes estaban poseídas por una cultura filosófica que divergía con estas conviccio-
nes. Ellos mismos no estaban inconcientes con los elementos conflictivos que llenaban sus mentes, y
se deben haber sentido constreñidos a buscar algún método artificial de combinarse ellos mismos
en un todo armonioso. Así, ellos serían conducidos involuntariamente a intercalar en los antiguos
registros de la religión, que para ellos poseía la más alta autoridad, un sentido extraño a su verdadero
espíritu, suponiendo siempre que a través de eso, ellos estaban realmente exaltando su dignidad como
siendo la fuente de toda sabiduría". *67 3. Esta intercalación de la filosofía Griega con la verdad entre-
gada a la nación Judía, condujo a las escuelas de los Hebreos a una posición tal, que el Hijo del hombre,
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cuando recibió Su educación, la evitó totalmente, y en Su enseñanza pública advirtió a Su pueblo


contra las escuelas de los doctores, los cuales, con la Palabra de Dios, enseñaban las tradiciones de
los hombres. Esta mezcla de educación significó entonces la crucifixión de Cristo y la ruina de la
nación Judía. 4. La iglesia cristiana primitiva, compuesta por miembros llamados de las escuelas Jud-
ías y de puras doctrinas paganas, al comienzo enseñaron a sus hijos las verdades basadas en las Escri-
turas; pero antes del cierre del primer siglo, la tendencia de mezclar las enseñanzas cristianas y la fi-
losofía pagana, ya era evidente. Pablo, escribiéndoles a los Tesalonicenses, refiriéndose a este hecho,
dijo: "El misterio de la iniquidad ya opera".
Esta tendencia, vista en los días de Pablo, creció hasta un hábito; y mientras la juventud cristiana se
preparaba para la obra del evangelio asistiendo a las escuelas de Alejandría y a otras escuelas, un
cambio total se hizo presente.
Ahora se vuelve nuestro deber seguir este sistema cambiado de educación, el cual es en verdad una
mezcla de lo cristiano con lo pagano, y por lo tanto no es un sistema distinto y separado. Fue desig-
nado por el apóstol de los Gentiles como "el misterio de la iniquidad". Tal como se encuentra en el
siglo tercero, Mosheim lo describe así: "Es necesario, sin embargo, observar que los métodos ahora
usados para defender el cristianismo, y para atacar el Judaísmo y la idolatría, degeneró mucho de la
primitiva simplicidad, y de la verdadera regla de la controversia. Los doctores cristianos, que hab-
ían sido educados en las escuelas de los retóricos y sofistas, y rápidamente emplearon las artes y
evasiones de sus sutiles maestros en el servicio del cristianismo; e, intentaron solo para derrotar al
enemigo, y eran demasiado pequeños para conseguir la victoria, indiferentemente si lo adquirían por
artificio o por un trato claro. Este método de disputa, que los ancianos llamaron económico, y que
consiguieron la victoria, en vez de la verdad, fue, como consecuencia del gusto prevaleciente por la
retórica y sofistería, casi universalmente aprobado". *68
El efecto de las escuelas cristianas de literatura Griega, la sofistería y la retórica estaba llevando sus
frutos de una manera incontestable. La simplicidad del evangelio y del hombre de Dios, que era la
verdad, estaba pasando rápidamente. Aun en esta fecha temprana encontramos el germen de la orden
de los Jesuitas, el cual, en la Edad Media, llevó la teoría de los Platonistas, y afirmó "que no era pe-
cado que una persona emplee la falsedad y las falacias para apoyar la verdad, cuando estaba en peli-
gro de ser eliminada". Fue en este tiempo, y bajo la influencia de estos mismos doctores y maestros,
que ellos usaron la práctica de atribuir la escritura de ciertos libros a autores ilustres; "así, los libros
canónicos, que ciertos hombres ingeniosos atribuyeron falsamente a los apóstoles... y muchas otras
producciones de esa naturaleza, las cuales, por mucho tiempo, fueron muy estimadas por los hom-
bres crédulos". *69 Cuán lejos se han alejado los hombres de la simplicidad del evangelio, es evidente.
La diseminación de ideas contrarias a la pureza del evangelio comenzó casi universalmente en las es-
cuelas que profesaban ser cristianas; y los maestros eran, casi sin excepción, los líderes en estos
movimientos intelectuales, los cuales, en realidad formaron la base de todo cambio en el gobierno o
en la religión. A lo largo de toda la historia de los siglos, han surgido hombres que fueron notables
debido a su destreza intelectual, hombres de fuertes mentes, los cuales buscaban la verdad. Al tra-
zar la obra de unos pocos maestros representativos en los primeros tres o cuatro siglos, vemos al pa-
pado apareciendo como el resultado directo de los principios educacionales.
Para dejar esto claro, comencemos con las enseñanzas de Clemente en la escuela de Alejandría. Pue-
de ser difícil distinguir entre la verdad y el error, al trazar los sinuosos caminos de la filosofía en los
días de la iglesia primitiva; pero es necesario encontrar el origen de esos principios guiadores del pa-
pado, contra los cuales contendió la Reforma. Para hacerlo, vamos a la fuente de la corriente, la cual
se encuentra normalmente en Alejandría, en las escuelas conducidas por los maestros cristianos, o
doctores, como a menudo son llamados. La primera, la doctrina más absorbente del papado, es la
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sustitución de la fe por las obras. La primera lección de Cristo, ilustrada en cientos de maneras, a
las multitudes y a unos pocos individualmente, fue la sabiduría a través de la fe, la vida eterna por
la fe. La iglesia primitiva fue fundada sobre este principio, y la fe en la Palabra de Dios fue la pri-
mera máxima en la escuela del hogar, en la escuela de la iglesia, y en los seminarios de los prime-
ros cristianos. La fe produce un oído que escucha, como en el caso de Salomón; esto otorga la habi-
lidad para estudiar, lo cual trae la verdadera sabiduría.
Cómo y dónde se perdió la fe no puede ser establecido en términos positivos. Así como la madera, bajo
condiciones favorables, cambia, poco a poco, en una piedra sólida, siendo que un átomo de madera
le da lugar a un grano de arena, y así sucesivamente hasta que la forma del árbol, una vez la personi-
ficación de la vida, ahora es una roca dura y sin vida, reteniendo, sin embargo, cada cicatriz de ramas
y hojas, cada arruga de su corteza, si, hasta las marcas anuales de crecimiento y la fibra de la made-
ra; así se perdió la fe en la Palabra de Dios, átomo tras átomo, y la fe perdida fue reemplazada por la
filosofía humana. Alejandría fue para la escuela cristiana lo que el pantano es para el árbol caído.
Mucho de la filosofía Griega contenía elementos de la verdad; muchas verdades fueron colocadas por
los Griegos en brillantes engastes. El mismo Dios le había evidentemente revelado a las mentes de
los hombres, tales como Platón, Pitágoras, Aristóteles, y otros, principios de la verdad; pero se su-
ponía que los hombres, a los cuales se les había abierto los tesoros de la sabiduría y del conocimien-
to a través de Su Palabra y a través de Su Hijo, encontraran necesario buscar unas pocas gemas de la
verdad entre una masa de error. Al volverse de esta luz pura para buscar estos descarriados pensa-
mientos en la filosofía Griega, los hombres perdieron su fe en Dios, fallaron en darle a Su palabra
el debido lugar, y en poco tiempo el árbol del fruto vivo no era nada más que una imagen de su pro-
pio yo, moldeado en piedra.

Que el lector pueda ver que esta mezcla de verdad y error fue adoptada en lugar de la palabra pura, y
que se refiere a la descripción de Neander con respecto a Clemente y a sus citas del raciocinio de este
eminente erudito. *70
Sin tomar el espacio necesario para dar esas citas, vemos que Clemente introdujo esta filosofía
Griega en la escuela en que él estaba enseñando, y a través de sus discípulos pavimentó el camino
para que el papado obtuviera su poder. De la escuela de Alejandría leemos: "¿Cuál fue el objetivo
original de esa escuela? ¿Fue meramente una institución para comunicarle instrucción religiosa a
los paganos, o había existido durante mucho tiempo en Alejandría una escuela para educar a los ma-
estros para la iglesia cristiana, una especie de seminario teológico para el clero?... Encontramos que
originalmente una única persona fue elegida por el obispo de Alejandría para que desempeñara el
oficio de catequista, cuyo objetivo era darles instrucción religiosa a los paganos y probablemente
también a los hijos de los cristianos en aquel lugar... Fueron requeridos hombres para este oficio
que poseyeran un perfecto dominio de la religión Griega, Y ESPECIALMENTE QUE HUBIESEN
RECIBIDO UNA EDUCACIÓN FILOSÓFICA, PARA QUE FUESEN CAPACES DE
CONVERSAR Y DISPUTAR CON CUALQUIERA DE LOS PAGANOS ESTUDIOSOS, los cua-
les, después de una larga investigación en otras áreas, debían volver su atención al cristianismo.
"No era suficiente enseñar aquí, como en otras iglesias, las principales doctrinas del cristianismo...
CON ESTOS ILUMINADOS CATECÚMENOS, fue necesario volver atrás a las fuentes primitivas
de la religión en las mismas Escrituras, y tratar de iniciarlos en el entendimiento de ello, porque eso
requería una fe que permanecería firme ante la prueba del examen científico". *71 Para enfrentar las
demandas hechas por los filósofos Griegos, la escuela se rebajó de su exaltada posición de enseñar
una sabiduría adquirida por la fe, y sustituyó un curso de estudio que "pasaría la prueba del examen
científico". Clemente, uno de los primeros maestros en esta escuela, "señala la necesidad de altos y
ricos talentos en el sostenimiento del oficio catequético de Alejandría". "El rango de instrucción impar-
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tido por estos hombres", dice Neander, "se extendió gradualmente a sí mismo, porque ellos fueron los
primeros que trataron de satisfacer una necesidad profundamente sentida por muchos: la necesidad
de una exposición científica de la fe, y de la ciencia cristiana". He aquí, tal vez, el mejor lugar para
uno atribuir el cambio de la fe hacia una demostración científica de las verdades del universo. He aquí
un tiempo marcado, desde que uno esté dispuesto a señalarlo definidamente, del tránsito de la edu-
cación por la fe a la educación por los sentidos, de lo espiritual a lo intelectual y físico. El fruto y la
total tontería de la sabiduría Griega y Egipcia (?) de este sistema intelectual, son vistas en su estado
maduro en la Edad Media.
El mismo párrafo continua en el relato de: "A su escuela fueron atraídos no solo aquellos paganos
educados, los cuales, habiendo sido convertidos al cristianismo por su enseñanza, y habiendo sido
apoderados con un deseo de devotarse a sí mismos, y con todo lo que poseían, a su servicio, eligie-
ron... a los catequistas Alejandrinos para que fuesen sus guías, pero también aquellos jóvenes, los
cuales, habiendo sido traídos dentro del pálido cristianismo, estaban sedientos de un conocimiento
más profundo, para prepararse a sí mismos para el oficio de maestros de iglesia". *72
Esta escuela no siempre anduvo en un camino color de rosa; porque había maestros de iglesia de la
clase primitiva "los cuales miraban con malos ojos lo práctico y lo real... y que estaban en continua
aprensión de una corrupción del cristianismo debido a la mezcla de elementos filosóficos foráneos", y
estos ofrecían alguna oposición al tránsito de una educación por la fe en la Palabra de Dios, a una
investigación científica y de la razón.
Esos eran días de continuos debates, y los defensores de la educación cristiana contendieron más de
una vez por sus principios. "'De esta manera', observa Clemente, 'yo les diría a aquellos que les gusta
tanto quejarse: si la filosofía no es aprovechable, el estudio de ella es aprovechable, si algún bien se
puede obtener de poder demostrar cabalmente que es algo no aprovechable'". Este argumento es
permitido en estos tiempos, por aquellos que exponen la causa de la educación moderna, y que quie-
ren defender el estudio de los clásicos y la doctrina de la evolución.
Las palabras de Clemente en estos argumentos no suenan claramente como notables, cuando recor-
damos que hoy el sentimiento que la educación de los sentidos finalmente va a tender a aferrarse de
la verdad eterna por la fe, está apenas siendo sostenida tan firmemente como entonces, a pesar del
hecho que una cuidadosa investigación muestra que esto jamás será el caso, y que la única avenida
hacia la verdad es a través de la fe, en primer lugar, en último lugar, y todo el tiempo. Él dice: "Tal
vez esta última [filosofía] le fue dada a los Griegos en algún sentido especial, como algo preliminar
al llamado de nuestro Señor a los Gentiles, ya que los educó como la ley lo hizo con los Judíos, para
el cristianismo; y la filosofía fue un paso preparatorio para aquellos que debían ser conducidos a
través de Cristo a la perfección". *73
De acuerdo con esto, encontramos a Clemente perpetuamente inclinándose hacia la posición gnóstica
o platónica. "Con una idea de fe que fluyó de la misma esencia del cristianismo, estaba asociada en
su mente la aun persistente noción, derivada de la filosofía platónica, de una oposición entre una reli-
gión de mentes cultivadas, que llegó a través de la ciencia, y una religión de muchos, los cuales fue-
ron atrapados por los sentidos y enredados en meras opiniones". *74
Aquí se ve de manera distinta el comienzo de ese sistema de educación que eleva a unos pocos y man-
tiene a las masas en sujeción. Aquí radica la fuente de un gobierno monárquico y de una jerarquía
papal. Fue la propagación del sistema de educación introducido en la escuela Alejandrina por Cle-
mente lo que formó el papado. No nos sorprende el leer en la historia sobre la contienda entre las
iglesias de Alejandría, Constantinopla y Roma. Roma como árbitro fue llamada a decidir entre los
católicos Griegos y los Alejandrinos; y de la caída de ambos sus rivales, ella ganó el trono pontifi-
cal; pero solo fue para coronar las ideas educacionales de la escuela Alejandrina, y para ejercer in-
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fluencia en el mundo a través de la obligatoriedad de los principios de ese sistema de instrucción


que sustituye la investigación científica por la fe.
Dios había llamado una vez a su pueblo para que saliera de Egipto; pero la iglesia, abandonando la
pureza del evangelio, volvió allá para su educación. La Reforma fue su segundo llamado, y hoy está
sonando el tercer llamado. Habiendo seguido con algún cuidado las ideas introducidas primeramente
por Clemente, y encontrando que el resultado de la posición tomada por este maestro, fue que la fe
había sido destruida y que la había sustituido la razón científica, nos volvemos hacia el posterior desa-
rrollo de esta idea educacional, tal como fue apoyada por uno de los mayores pupilos de Clemente y su
sucesor en la escuela de Alejandría. Me refiero a Orígenes.
Orígenes nació en el año 185 d.C., en Alejandría; él recibió una educación muy liberal, y fue ini-
ciado a una temprana edad en la ciencia Helénica y en los principios del cristianismo; y fue insti-
lado en su mente por esos maestros como Clemente de Alejandría. *75 "Él dice que fue un motivo
externo que primero lo condujo a estar ocupado con el estudio de la filosofía Platónica, y a hacerse a
sí mismo más familiarizado en general con los sistemas de aquellos que diferían de los de él mi s-
mo. La causa principal fue su contacto con los herejes y paganos, los cuales habían recibido una
educación filosófica".
"Atraídos por su gran reputación, esas personas venían a menudo a él, y entonces él se defendía a sí
mismo por concederle su tiempo a la filosofía Griega: "Cuando había devotado completamente mi
tiempo a la promulgación de las doctrinas divinas, y la fama de mi habilidad en ellas comenzó a di-
seminarse, de tal manera que tanto los herejes como los demás, que habían conversado con los
científicos Griegos, y especialmente hombres de las escuelas filosóficas, vinieron a visitarme, y me
pareció necesario que yo debía examinar las opiniones doctrinales de los herejes, y lo que los filóso-
fos pretendían conocer de la verdad". *76
Estos hechos relacionados con Orígenes son dados porque el argumento es notablemente similar a
aquel usado por muchos ministros y maestros de hoy, y porque muestra cómo la filosofía Platónica
obtuvo tanto éxito en las así llamadas escuelas cristianas, y llegó a convertirse en el papado.
Hay tres individuos que aparecen como representantes de los tres sistemas de educación. PLATÓN
personifica a la filosofía pagana; CRISTO dijo de Él mismo: "Yo soy la... verdad"; ORÍGENES per-
sonifica la mezcla de ambas, - la verdad y el error – y aquí están, desde un punto de vista educacio-
nal, como el padre del papado, el cual es el misterio de la iniquidad. Nos conviene ahora seguir
cuidadosamente la obra de este hombre. Después de hacerlo, uno puede entender mejor por qué la
bestia es representada como teniendo varias cabezas". *77
Cito extensivamente de Mosheim: "Las principales doctrinas del cristianismo fueron ahora explicadas
a las personas en su pureza y simplicidad nativa, sin ninguna mezcla de raciocinios abstractos o sutiles
invenciones; ni tampoco las mentes débiles de la multitud fueron cargadas con una gran variedad de
preceptos. Pero los DOCTORES CRISTIANOS que se habían aplicado a sí mismos al estudio de las
letras y de la filosofía, luego abandonaron los caminos frecuentados, y se fueron por los tortuosos
senderos de la fantasía. Los Egipcios se distinguieron en este nuevo método de explicar la verdad.
Ellos lo buscaron como algo noble y glorioso para traer las doctrinas de la sabiduría c elestial a
cierta sujeción a los preceptos de su filosofía, y para hacer profundas investigaciones de la íntima
y oculta naturaleza de esas verdades que el divino Salvador les había liberado a sus discípulos.
ORÍGENES ERA LA CABEZA DE ESTA TRIBU ESPECULATIVA. Este gran hombre, encantado
con las seducciones de la filosofía Platónica, la colocó como la prueba para toda religión, e imaginó,
que las razones de cada doctrina tenían que ser encontradas en esa filosofía favorita, y que su natu-
raleza y extensión tenían que ser determinadas por ella. Tenemos que confesar que él condujo este
asunto con modestia y cuidado; pero aun así él les dio un ejemplo a sus discípulos, cuyo abuso no
dejó de ser pernicioso, y bajo cuya autoridad, ellos iban a consentir naturalmente sin restringirse en
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cada fantasía desenfrenada. Y así, en verdad, fue lo que ocurrió; porque los discípulos de Orígenes,
quebrando los límites fijados por su maestro, interpretaron, de la manera más licenciosa, las verda-
des divinas de la religión, de acuerdo al tenor de la filosofía Platónica. De estos maestros derivó el
origen de la teología escolástica o filosófica". *78
Mosheim dice: "Orígenes está incuestionablemente a la cabeza de los intérpretes de la Biblia en este
siglo. Pero con dolor debemos añadir, que él fue el primero entre aquellos que habían encontrado en
las Escrituras un seguro retrato para todos los errores y fantasías ociosas. Como este hombre muy
ingenioso no consiguió ver ningún método para vindicar todo lo que se dice en las Escrituras
contra las cavilaciones de los herejes y de los enemigos del cristianismo, ENTONCES ÉL
INTERPRETÓ EL LENGUAJE DE LA BIBLIA LITERALMENTE, y concluyó que tenía que ex-
poner el sagrado volumen de la manera en que los PLATONISTAS ESTABAN
ACOSTUMBRADOS A EXPLICAR LA HISTORIA DE SUS DIOSES". *79
Murdock, en sus observaciones, dice: "Orígenes convirtió perversamente una gran parte de la historia
bíblica en fábulas morales y muchas de las leyes en alegorías. Probablemente él aprendió eso en la
escuela de Ammonius, el cual explicó a Hesiod, Homero, y toda la fabulosa historia de los Griegos
en forma alegórica. Los antecesores de Orígenes, que buscaron un sentido místico de las Escrituras,
aun tienen un alto valor con respecto a la gramática, o al sentido literal, pero a menudo él se expresa
como si eso no tuviese ningún valor para él. Antes de él, las alegorías eran usadas solo para descu-
brir predicciones de eventos futuros y reglas de conducta moral; pero él recurrió a las alegorías para
ESTABLECER LOS PRINCIPIOS DE SU FILOSOFÍA en una base escriturística. Su inclinación por
las alegorías debe adjudicársele a la fertilidad de su invención, a la costumbre prevaleciente de los
Egipcios, a su educación, a las instrucciones que él recibió de sus maestros, y al ejemplo tanto de
los filósofos, de los cuales él era un admirador, y a los Judíos... Él esperaba, a través de sus alegorías,
convencer más fácilmente a los Judíos, confundir a los gnósticos, y silenciar las objeciones de am-
bos. Pero no debemos olvidar su unión a ese sistema de filosofía que él abrazó. Esta filosofía no
puede ser reconciliada con las Escrituras... y por lo tanto las Escrituras tienen que ser interpretadas
alegóricamente, para que no contradijeran su filosofía... Así como el cuerpo es la parte más básica
del hombre, así lo literal es la parte menos valiosa de las Escrituras; y así como el cuerpo a menudo
traiciona a los hombres buenos llevándolos al pecado, así el sentido literal a menudo nos conduce al
error".
El mismo Mosheim nos cuenta como Orígenes decidía si un pasaje tenía que ser interpretado lit e-
ralmente y cuando alegóricamente: "Cada vez que las palabras, si eran entendidas literalmente, pro-
ducían un entendimiento de valor, que fuesen de valor para Dios, útiles a los hombres, y de acuerdo
con la verdad y con un correcto raciocinio, entonces había que retener el significado literal; pero
cuando las palabras, si eran entendidas literalmente, expresaran un absurdo, o algo falso, o contrario
al correcto raciocinio, o si fuesen sin valor, o que no fuesen de valor para Dios, entonces el sentido
literal tenía que ser descartado, y solo se tenía que guardar el significado místico y moral. Esta regla
él la aplicaba a cualquier parte, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo". Este raciocinio
es suficientemente fuerte para cualquiera de nuestros representantes de la alta crítica moderna . Si
conduce directamente a la remoción de la Palabra de Dios de la gente común de la Edad Media,
debido a que los maestros consideraban que ninguna mente, a no ser la de ellos mismos, era capaz
de decidir si cierto pasaje debía ser interpretado literal o alegóricamente. ¿A qué nos conduce ahora
ese mismo tratamiento de las Escrituras? Y si los discípulos de Orígenes no tenían el cuidado del
gran maestro, eran conducidos a las grandes licenciosidades de los paganos. ¿Cuánto de la impiedad
de la sociedad moderna debería ser atribuido al espíritu de la alta crítica, que hace eco desde el
púlpito, y que sopla de la sala de clases?
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Mosheim continua: "Él [Orígenes] le asigna dos razones por las cuales las fábulas y los absurdos li-
terales son admitidos en el volumen Sagrado. La primera es, que si el significado literal era siempre
racional y bueno, el lector estaría apto para descansar en él, y no buscaría el sentido moral ni místi-
co. La segunda es, que las representaciones de fábulas incongruentes a menudo permiten instruccio-
nes morales y místicas, las cuales no pueden ser bien llevadas a hechos y representaciones sobrias".
Tal vez esto sea suficiente para demostrar que el escolasticismo, o una interpretación filosófica de las
Escrituras tuvo su origen en las escuelas cristianas. Así resulta claro el por qué la juventud se vol-
vió papista, en vez de seguidores del humilde e inferior Galileo. No había otra teoría que pudiese,
tan efectivamente como esta, que haya pisoteado tanto la fe. Ninguna otra enseñanza, que esta alta
crítica, pudo haber más verdaderamente desarrollado ese poder que "dice grandes palabras contra el
Altísimo, y que piensa cambiar los tiempos y las leyes". Formó a la bestia en el siglo tercero; está
formando la imagen de la bestia en este siglo. Los estudiantes que están bajo esa instrucción, hab-
ían recibido una amplia preparación para una creencia en el derecho de la iglesia para interpretar
las Escrituras, y una creencia en la infalibilidad del papa.
Hemos visto el origen de dos corrientes que, al unirse, ayudaron a que el torrente del papado se hin-
chara. Aun existen otros tributarios de este poderoso río. Cada uno surgió en algún lugar del paga-
nismo, fluye en un curso desviado, pero finalmente, como si estuviese de acuerdo con alguna gran
ley natural, se une con aquellas otras corrientes para formar el misterio de la iniquidad. Cada co-
rriente es un principio educacional, opuesto en sí mismo al cristianismo; pero en vez de perderse
en las profundidades del canal principal, parece desarrollar un mayor poder para hacer el mal, y
conduce a sus adherentes a una más completa degradación, después de la mezcla, que antes.
El tercer principio que presenta para análisis, se conoce como misticismo. Tanto las enseñanzas de
Clemente como el escolasticismo de Orígenes exaltaron la razón por sobre la fe. El misticismo fue
apoyado por Orígenes y después por Agustín. Se define como "aquella facultad de la razón, de la
cual proceden la salud y el vigor de la mente... una emanación de Dios al alma humana, y comprende
en ella los principios y elementos de toda la verdad, humana y divina". *80 Hay una chispa de divi-
nidad en cada hombre. Es el objeto de la educación cristiana el desarrollar la imagen de Cristo en
el ser humano; pero con los místicos, se mantuvo que "el silencio, la tranquilidad, el reposo y la so-
ledad, acompañada con esos actos de mortificación, pueden tender a extenuar y a agotar el cuerpo,
donde los medios por los cuales las palabras ocultas e internas, podían excitar y producir sus laten-
tes virtudes e instruir a los hombres en el conocimiento de las cosas divinas".
No es tanto con la doctrina, sino con los resultados que fueron obtenidos a través de las enseñanzas de
esa doctrina, donde nosotros estamos preocupados. Con una adherencia a este método de raciocinio
surgió todo el sistema de los monjes; porque, dice Mosheim: "Este método de raciocinio produjo ex-
traños efectos, y condujo a muchos a las cavernas y al desierto, donde ellos maceraron sus cuerpos
con hambre y sed, y se sometieron a todas las miserias de la más severa disciplina que una imagina-
ción lúgubre puede prescribir". Egipto muy luego se llenó con estos fanáticos, y toda la historia de la
Edad Media giró alrededor de ellos. Ellos quebraron las uniones afectivas de la familia, trastornaron
gobiernos, y establecieron papas. Draper, hablando de los monjes, dice: "Se dice que en un tiempo
había en ese país [Egipto] de estos reclusos religiosos, no menos de 66.000 hombres y 27.000 muje-
res. Con una infinidad de otras formas toscas, bajo el sol caliente de ese clima, ellos parecían haber
sido engendrados del barro del Nilo". "Desde Egipto y Siria, el monasticismo se diseminó como una
epidemia". "Fue significativamente observado que el camino hacia la elevación eclesiástica pasaba por
el porche del monasterio, y a menudo la ambición llevaba la capucha durante una estación, para poder
sostener en una forma más segura la mitra". *81
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Debiéramos estudiar el sistema monástico como los depositarios de los estudios en la Edad Media, y
que por lo tanto daban apenas una ojeada al origen del orden en la doctrina del misticismo. Sus ma-
les no pueden ser descritos sin sonrojarse, y fue contra este sistema, que tomó en sus garras la edu-
cación de las masas, que la Reforma colocó su peso. Hemos visto la verdad luchando contra el error.
Fue en la escuela de los primeros cristianos que la sabiduría por la fe fue enseñada. Fue en estas
mismas escuelas que la filosofía pagana se infiltró. Fue el maestro el que expuso esta filosofía, y
también el maestro el que se opuso a ella. Los estudiantes se embebieron con las ideas de los educa-
dores líderes, y se convirtieron en maestros de iglesias. Las mentes más fuertes, se alejaron de la Pa-
labra, y así se convirtieron en expositores de filosofía y de ciencias.
Gradualmente el error prevaleció, hasta que en las escuelas, casi todas en las manos de los monásti-
cos, la verdad estaba tan encubierta, que la descripción de D'Aubigne del trabajo de los hombres de
las escuelas en la Edad Media es asombroso. Él dice: "Estos industriosos artesanos del pensamiento
habían deshecho de toda idea teológica, y con todos sus hilos tejieron una red, bajo la cual habría sido
difícil para personas más hábiles que sus contemporáneos, reconocer la verdad en su pureza prísti-
na".
No es del alcance de este capítulo el lidiar con controversias teológicas. Es solamente cuando estas
controversias tomaron posesión y moldearon los cursos de estudio en las escuelas ; solamente
cuando encontraron a sus más altos apoyadores en las personas de los maestros, y que fueron co n-
ducidos al mundo por los estudiantes, que nuestra atención es conducida a otra línea de argumento,
la cual, tal como sucedió, hizo el trabajo del papado, y le dio su poder sobre las mentes de los hom-
bres.
Citando nuevamente a D'Aubigne: "La doctrina Pelagiana, enseñada por Agustín desde la iglesia,
cuando fue presentada osadamente, se insinuó a sí mismo como semi-Pelagianismo, y bajo la másca-
ra de las formas de expresión de Agustín. Este error se diseminó con una rapidez asombrosa por todo
el cristianismo. El peligro de la doctrina fue especialmente manifestado en esto, que al colocar la
bondad afuera, y no adentro, que es el corazón, coloca un gran valor en las acciones externas, obser-
vancias legales, y obras penitenciales... Mientras el Pelagianismo corrompió la doctrina cristiana, for-
taleció la jerarquía. Cuando colocó una doctrina que el hombre podía alcanzar un estado de perfecta
santificación, afirmó también que los méritos de los santos y de los mártires pueden ser aplicados a
la iglesia. El Pelagianismo multiplicó los ritos y las ceremonias.
"Pero fue especialmente por el sistema de penitencias, que fluyó inmediatamente del Pelagianismo,
que el cristianismo fue pervertido. Al comienzo, las penitencias habían consistido en algunas ex-
presiones públicas de arrepentimiento... Gradualmente se extendió a cada pecado, aun hasta los más
secretos... En vez de mirar a Cristo por el perdón, y solamente por la fe, fue buscado principalmente
en la iglesia a través de obras de penitencia. Los flagelos fueron añadidos a estas prácticas. Ellos i n-
ventaron aquel sistema de trueque celebrado bajo el título de Indulgencias. Una bula de Clemente
VII lo declaró en un artículo de fe. Los filósofos de Alejandría habían hablado de un fuego en el cual
los hombres eran purificados. Muchos antiguos doctores habían adoptado esta noción; y Roma declaró
esta opinión filosófica como un principio de la iglesia. El papa, a través de una bula anexó el purga-
torio a su dominio". *82 "La Iglesia Católica no era el papado", dice D'Aubigne. "Este último era el
opresor, la anterior el oprimido". Draper define concisamente al papado como "LA TIRANÍA DE LA
TEOLOGÍA SOBRE EL PENSAMIENTO".
Los hombres se alejaron de la simplicidad de un evangelio por la fe. La razón y la investigación cientí-
fica tomaron el lugar de la fe en la Palabra. La educación volvió las mentes de los hombres de Dios
al yo, y la razón fue exaltada. El papado fue así formado. Si buscamos una unión visible de la iglesia
con el estado, antes de reconocerlo como el papado, podemos encontrarnos entrampados; porque es
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el resultado de un sistema de educación basado en la filosofía humana lo que forma el papado; y el


santo que adopta este sistema de educación, naturalmente se vuelve hacia el estado por apoyo .
Es debido a la verdad de esta declaración que el papado maneja su influencia a través de sus escue-
las; esta es la razón por la cual siempre ha temido un reavivamiento a través del estudio, más que
todas las fuerzas combinadas de los ejércitos del mundo. Una herida mortal al papado puede serle
dada solamente por la introducción de un sistema de educación fundado sobre las enseñanzas de
Cristo, colocando la Palabra de Dios como guía, e inspirando la fe como la única avenida de la
sabiduría.

Capítulo XI

La Educación en la Edad Media

El desarrollo del papado condujo directamente a la Edad Media, porque "el apogeo del papado fue la
media noche moral del mundo". El papado fue el resultado lógico de un esquema educacional; por lo
tanto, las tinieblas morales que se diseminaron por todo el mundo durante el periodo profético de
1260 años, se debió a métodos errados de educación. Las personas no piensan en la degradación y
en el pecado cuando son adecuadamente educadas. La verdad eleva, y, cuando se incorpora en el
hombre, lo conduce más cerca de su Hacedor. La fe es la escalera a través de la cual él va escalan-
do, y cuando ese elemento ha estado faltando en un sistema educacional, las masas se hunden cada
vez más.
La mente es algo maravilloso, el estudio más profundo del universo. Fue diseñada para ser libre, pa-
ra entender las poderosas leyes de su propio Creador, y fue suplido un medio a través del cual eso
podía lograrse: "Si a alguien le falta sabiduría, que… se la pida a Dios... pero pídasela en fe, no du-
dando en nada".
Para mantener la supremacía así obtenida, era necesario que la educación del joven estuviese total-
mente dentro del control de la jerarquía papal; y es con sus instituciones educacionales y con sus
métodos educacionales que ahora tenemos que lidiar. Se espera que el estudio de la Edad Media
venga a acentuar la importancia de los Protestantes, manteniendo sus propias escuelas, que la ten-
dencia ahora tan fuerte en la dirección opuesta, pueda recibir una verificación. La educación co-
menzó en las escuelas de los primeros cristianos y ha sido seguida en las instituciones monásticas
de la Edad Media. La vida y el poder del cristianismo desapareció, y solo permaneció la forma. Se
ha dicho que el "paganismo con la ropa del cristianismo entró en la iglesia", y se puede añadir en
verdad que logró su entrada a través de las escuelas.
Para seguir cuidadosamente la educación ofrecida por el papado – y eso comprende todo lo que fue en-
tonces ofrecido – las primeras citas están relacionadas con la instrucción primaria. Laurie dice: "La
instrucción comenzó aproximadamente a los siete años. El alfabeto, escrito en tablas u hojas, era
aprendido de memoria por los niños, y después venían las sílabas y las palabras. El primer libro de
lectura era el Salterio Latino, y éste era leído una y otra vez, hasta que se pudiese decir que se lo
habían aprendido de memoria; y muchos sacerdotes, y hasta monjes, se contentaban con solo oír las
palabras dichas en Latín, que ellos podían tanto leer como recitar, pero que no las entendían". *83
Observe cuidadosamente que ese trabajo para estos niños era casi totalmente un trabajo aprendido de
memoria. Tenían que aprender de memoria y repetirlo sin entenderlo. Este fue el primer paso en el
gran sistema que ató las mentes de las masas a la voluntad de una mente soberana.
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"Se siguió la escritura". "También se enseñaron los elementos de aritmética, pero apenas con una vi-
sión para calcular los días de la iglesia y de sus festivales." *84 "El Latín comenzó muy temprana-
mente (aparentemente inmediatamente después que fue conocido el salterio), con el aprendizaje de
memoria de las declinaciones y conjugaciones y las listas de vocablos. La regla era usar el Latín en
la escuela en la conversación... En el siglo XI, si es que no fue antes, los libros de conversación en
Latín... no solo eran leídos, sino que, como todo lo demás, eran aprendidos de memoria". *85 Su
método de estudio del Latín enfatiza el pensamiento con la manera abstracta formal de enseñar, lo cual
tendía hacia el conservadurismo y a la sujeción mental. "La memoria es la facultad que subordina el
presente bajo el pasado, y su entrenamiento extensivo desarrolla el hábito de la mente que guarda lo
que es prescrito, y retrocede de lo nuevo y no tratado. En resumen, el currículo educacional que co-
loca un gran estrés en la memorización, produce una clase de personas conservadoras". *86 Las escue-
las papales emplearon métodos que, en sí mismos, en el transcurso de unas pocas generaciones, des-
arrollarían un pensamiento dependiente en vez de uno independiente; por lo tanto, los métodos son tan
importantes como los asuntos enseñados. Nuevamente, es bueno recordar que había un profundo di-
seño de hacer del Latín una lengua universal. Fue una de las maneras a través de la cual el papado
mantuvo su control sobre todas las naciones y lenguas. Draper lo explica así:
"La unidad de la iglesia, y, por lo tanto, su poder, requería el uso del Latín como un lenguaje sagrado.
A través de esto, Roma había estado en una actitud estrictamente Europea, y fue capaz de mantener
una relación internacional general. Le dio a ella más poder que su afirmada autoridad celestial... Sus
oficiales podían pasar sin dificultad a cada nación, y comunicarse sin problemas con cualquier otra
persona, desde Irlanda hasta Bohemia, desde Italia hasta Escocia". *87
Fue formado el carácter de la juventud, dice Painter, memorizando "las fábulas de Esopo y las colec-
ciones de máximas y proverbios. Después de esto, Virgilio fue normalmente el libro-texto, y fue usa-
do en el mismo estilo".
De las escuelas monásticas Mosheim dice: "En la mayoría de las escuelas, eran enseñadas las así
llamadas sietes artes liberales. El pupilo comenzaba con gramática, después pasaba a la retórica, y
por último a la lógica o dialéctica. Habiendo así aprobado el Trivium, como era llamado, aquellos
que aspiraban a logros mayores, procedían a pequeños pasos a andar por el Quadrivium [un curso
que incluía aritmética, música, geometría y astronomía] y obtenía el honor de un hombre estudioso
perfecto". *88
Dice Painter: "Siete años eran devotados para completar el curso en las artes liberales [el Trivium y el
Quadrivium Dialéctico o lógica] y estaba basado en una forma remota en los escritos de Aristóteles.
En un periodo posterior, la lógica era rígidamente aplicada al desarrollo de la teología, y daba lugar
a una clase de eruditos llamada los hombres de la escuela... La aritmética era imperfectamente ense-
ñada, y la importancia le era adjudicada a las supuestas propiedades secretas de los números. La geo-
metría era enseñada en una forma resumida, mientras que la astronomía no difería materialmente
mucho de la astrología. El estudio de la música consistía principalmente en aprender a cantar los
himnos de la iglesia". *89
Mosheim continúa su descripción de la obra de las escuelas en el siglo XI. "Este curso de estudio,
adoptado en todas las escuelas del Occidente, no fue cambiado hasta la mitad del siglo. Porque la
lógica, habiendo sido mejorada a través de la reflexión y de la habilidad de algunos pensadores cerca-
nos, y siendo enseñada más completa y perspicazmente, adquirió una ascendencia tal en las mentes de
la mayoría, que negligenciaron la gramática, la retórica y las otras ciencias, tanto las elegantes como
las abstrusas, y devotaron todas sus vidas a la dialéctica, o a la lógica y a las discusiones metafísicas.
Porque el que estuviese bien familiarizado con la dialéctica, o con lo que nosotros llamamos lógica
y metafísica, se suponía que poseía suficiente educación, como para no perder nada siendo ignora n-
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te de todas las demás ramas del aprendizaje... En esta era, la filosofía de los Latinos estaba confinada
totalmente a lo que ellos llamaban dialéctica; y las otras ramas de la filosofía eran desconocidas, hasta
de nombre. Además su dialéctica era miserablemente seca y estéril". *90
Esto es suficiente, tal vez, con respecto al uso del lenguaje y de la lógica, y nos vamos a la geografía
y otras ciencias. Hasta los niños de hoy se sonreirían con las enseñanzas de algunos de los Padres de
la Iglesia con respecto a la geografía. Dice Draper: "En la Geografía Patrística, la tierra es una su-
perficie plana rodeada por las aguas del mar, y en su apoyo descansa el cristalino domo del cielo.
Estas doctrinas eran en su mayor parte apoyadas por pasajes de las Escrituras, arrancadas perversa-
mente de su significado correcto. ¡Así Cosmas Indicopleustes, cuya Geografía Patrística había sido
una autoridad durante casi 800 años, triunfantemente desechó la esfericidad de la tierra demandando a
sus abogados, para que explicaran cómo, en el día del juicio, los hombres que estuvieran al otro lado
del globo iban a ver al Señor descendiendo por el aire!" *91
Fue con la oposición a esas teorías, y cientos de absurdos relacionados con el océano, las aguas que
hierven en el ecuador, las serpientes en el Occidente, etc., que Colón, Da Gama, y otros explorado-
res tuvieron que contender; y uno de los efectos más maravillosos del trabajo de estos navegantes,
fue la embestida que le dieron a la educación papal. Se recibió entonces una herida que era incura-
ble.
Si, en la mente del lector, surge la pregunta: ¿Por qué enseñaban esas cosas en las escuelas papales?
Considere simplemente que todo el sistema de la teología papal quería que las personas sintieran
que el mundo era el centro del universo, y que el papa era el centro del mundo. Cristo y su posición
en la creación fueron usurpados por la cabeza de la iglesia. ESTO ERA EL PAPADO.
Esto solo se podía conseguir a través de la educación, y solo podía ser mantenido si generación tras
generación era enseñada desde la infancia hasta la edad adulta, para que tuvieran fe en el hombre y
no en Dios. No solo los asuntos importaban, sino que la manera de enseñarlos, servían bien al
propósito del papado. Solamente en los últimos pocos años, comparativamente hablando, nuestras
propias escuelas han visto la necesidad de deshacerse de algunas de esas antiguas reliquias del sis-
tema educacional de la Edad Media.
Al trabajo de la memoria, pura y simple, se le ha dado cabida en gran medida para la investigación y la
experimentación, aun en los grados primarios. El alfabeto ya no es introducido en la mente del niño
a través de la contera, ni tampoco es guardada allí a través de la mera fuerza de la repetición. Los
métodos avanzados para lidiar con la mente, son un paso en la dirección correcta. La pena es que
los educadores, mientras buscan la luz a tientas, mientras arrojan fuera algunas de las vestiduras más
viejas de las épocas pasadas, han fallado en ver la causa del mal, y se preocupan largamente con los
resultados en vez de remover la causa. El mal comenzó al renunciar a las Escrituras y a la fe en el
Sagrado Volumen como parte de la educación. El espíritu y el poder va a acompañar a la reforma,
solo cuando estos sean reemplazados en su ajuste adecuado. Mientras los educadores del mundo
están entendiendo la necesidad de un cambio en los métodos, es tiempo ya para que vean también la
necesidad de un cambio en la materia y en los libros textos. Los Protestantes en particular debieran
levantarse en estos tiempos. Si el estudio del paganismo, en vez del cristianismo o la verdad, produjo
la Edad Media, y si los métodos errados se adueñaron de las mentes de los hombres y prolongaron
esas tinieblas, impidiendo que la luz brillara, es tiempo para que los métodos y el material sean re-
construidos en las escuelas de hoy.

Nosotros podemos con provecho observar la actitud de las escuelas papales hacia algunas de las cien-
cias, tomando por ejemplo la más práctica de las ramas modernas, la ciencia de la medicina. ¿Cuál fue
la obra de los médicos durante la Edad Media? Draper dice: "Los médicos eran vistos por la iglesia
con disgusto, y eran tenidos por ateos por el pueblo, el cual se mantenía firme a las lecciones con las
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cuales habían sido enseñados, que las curas tienen que conseguidas a través de las reliquias de
mártires y huesos de santos, y de oraciones e intercesiones". *92
Es bueno recordar que Cristo fue el Gran Médico, sanando no solo las enfermedades del alma, sino
que también las enfermedades físicas; y a los apóstoles se les dio la comisión de sanar al enfermo y
restaurarle la vista al ciego. Gradualmente, sin embargo, a medida que el poder del evangelio se iba
perdiendo en su pureza, a través de la sustitución de la verdad por el error, los líderes de la iglesia in-
trodujeron curas milagrosas, y predicaron la eficacia de los huesos santos, etc., en la cura de la en-
fermedad. Esto se volvió popular, y aumentó durante la Edad Media.
Draper describe el fanatismo de las escuelas monásticas, y al final le asigna una razón para la exclu-
sión de ellas del estudio de la fisiología y anatomía y la ciencia de la medicina. "El cuerpo", dice él,
"estaba bajo alguna carga espiritual; la primera junta del pulgar derecho estaba al cuidado de Dios el
Padre, la segunda bajo la bendita Virgen, y así seguía con otras partes del cuerpo. Para cada enfer-
medad había un santo. Un hombre con los ojos adoloridos tenía que invocar a santa Clara, pero si
hubiese cualquier otra inflamación en otra parte del cuerpo, tenía que invocar a san Antonio... Para
la propiciación de estos seres celestiales, era necesario que se pagasen emolumentos, y así la prácti-
ca de la medicina fraudulenta se convirtió en una gran fuente de ganancias. En todo esto no había
ninguna otra intención, que conseguir dinero". *93
Mientras esas eran las enseñanzas del papado, los Judíos y los Mahometanos estaban alcanzando un
gran éxito, y estaban haciendo descubrimientos de muchos beneficios para la humanidad en Espa-
ña y en Asia Menor. "Obispos, príncipes, reyes y papas tenían, en forma privada, a un doctor
Hebreo; aun cuando todos entendían, que eso era un lujo contrabandeado, en muchos países estaba
prohibido por la ley. En el siglo XI, casi todos los médicos en Europa eran Judíos". Una razón para
esto era: "La iglesia no toleraría ninguna interferencia con sus métodos espirituales para tratar en-
fermedades, las cuales formaban una de sus más productivas fuentes de ingresos; y el estudio de
la medicina había sido formalmente introducido en las escuelas rabínicas". *94
El amargo odio del papado hacia la independencia de mentes está bien ilustrado en el trato que los
médicos Judíos recibían de los papas. Draper dice: "La escuela de Salerno aun estaba enviando a
sus doctores. En Roma, los médicos Judíos eran numerosos, los mismos papas los empleaban...
En este periodo España y Francia estaban llenas de estudiosos Judíos; y tal vez parcialmente
por ejercer demasiada influencia sobre las clases altas con las cuales ellos entraban en contacto
(porque los médicos de un príncipe cristiano eran muy a menudo los rivales de su confesor), y
parcialmente debido a la práctica de la medicina, ya que la perseguían, interfería con las ganan-
cias de la iglesia, el clero se alarmó, e hizo con que fuesen re-promulgadas o que fuesen obligato-
rias las antiguas leyes. El Concilio de Beziers (A. I. 1246) y el Concilio de Alby (A. I. 1254)
prohibieron a todos los cristianos que eligieran los servicios de un médico Israelita". *95
Para demostrar que esto era un asunto que le concernía a las escuelas, y como prueba de la declaración
de que las escuelas papales aun se adherían al formalismo, a la cura milagrosa y a la adoración de
reliquias, solo tenemos que observar que "la facultad de Paris [la universidad], despertando finalmente
al peligro de esta causa, hizo un decreto en el año 1301 d.C., que tenía que ser publicado, prohibiendo
a todo hombre o mujer de la religión de Moisés, la práctica de la medicina sobre cualquier persona de
la religión católica. Un curso similar se siguió en España. En este tiempo los Judíos estaban abierta-
mente a la cabeza de la medicina en Francia. Fue la designación de uno de sus persuadidos, Profa-
tius, como regente de la facultad de Montpellier, 1300 d.C., el que atrajo sobre ellos la ira de la facul-
tad de Paris".
"La animosidad de los eclesiásticos Franceses contra los médicos Judíos, condujo finalmente al destie-
rro de todos los Judíos de Francia, A. V. 1306". *96 Las universidades papales no querían enseñar
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medicina, y como encontraron que las escuelas de ciencias de los Judíos estaban debilitando gran-
demente la autoridad papal en Francia, esta raza fue desterrada completamente.
Al comparar esta historia con la actual obra de la fraternidad médica, y especialmente con aquella
clase de estudiantes de medicina cuya obra es diseminar el evangelio mientras se olvidan del cue r-
po, uno entiende mejor que la fisiología debería ser la base de todo esfuerzo educacional, y el pues-
to que ella y otras ciencias semejantes deberían ocupar en los cursos de instrucción, buscados por
nuestros niños, jóvenes y mentes maduras; y también la causa de las tinieblas espirituales que aun
hoy cubren el mundo, y que durante siglos mantuvieron a Europa en sus garras; pero que tenían
que ser traspasadas por la educación cristiana.
El papado, en caso de alguna oposición que amenazara su autoridad, tenía dos métodos para pro-
ceder. El primero era un intento de aniquilar tanto el problema como los que causaban el proble-
ma. Así, ella simplemente desterró a todos los Judíos de Francia, para que sus propias univers i-
dades no fuesen oscurecidas con la luz de la verdad. Su segundo método de proceder era una contra
reforma; esto es, si surgía una reforma fuera de la iglesia que amenazara socavar sus doctrinas,
podía ser enfrentada con una reforma parcial dentro de sus fronteras, y la reforma seguía adelante
solamente hasta donde fuese absolutamente necesario para satisfacer los anhelos de las mentes
que se atrevieron a pensar por sí mismas. No siempre era posible aplastar completamente una re-
forma, o a los reformadores; y como era a menudo el caso en las escuelas, los estudios que no pod-
ían ser completamente desterrados, eran enseñados, pero de tal manera que se pudieran conservar
las necesidades de la iglesia. Esa medicina, y también la ley, eran enseñadas en las altas escuelas
papales, y eso no se puede negar. Dice Mosheim: "Las siete artes liberales [El Trivium y el Quadri-
vium] fueron gradualmente incluidos bajo el término filosofía, al cual fueron añadidos la teolog-
ía, la jurisprudencia y la medicina. Y así, estas cuatro facultades, como son llamadas, en el
próximo siglo se llevaron a cabo en las universidades". *97 Pero en el estudio de la medicina, y
también en la filosofía y en la ley, el estudio de memoria careció del entendimiento – la forma sin el
espíritu – era la característica. Como los santos y los mártires en teología habían tomado el lugar
de los dioses y diosas Griegas, así en el estudio de otras ramas, se creó una multitud de términos
paganos, vestidos con lo que entonces se conocía como el "espíritu cristiano", para satisfacer el de-
seo de una real cultura mental. La simplicidad del evangelio fue dejada a un lado. Lo que Dios
había revelado fue hecho aparecer como muy complicado para la mente humana, y las cosas secre-
tas, que solo son conocidas por Dios, fueron introducidas. En teología, dialéctica o lógica, se con-
virtió en un estudio de interminables dudas, silogismos difíciles, sutilezas sin significado… Los
hombres se deleitaban en proponer cuestiones como: "¿Cuántos ángeles pueden estar en la punta de
una aguja?" y otros se enorgullecían con los poderes de sus agudos raciocinios al hacer ese tipo de
preguntas. Lo mismo sucedió en la medicina, el estudio de las simples necesidades del cuerpo y el
tratamiento racional de la enfermedad fue oscurecido por cientos de términos Latinos, y estos fue-
ron memorizados negligenciando la simple filosofía de la ciencia. Es con esta multitud de nom-
bres, vetustos con la edad, y que tenían un fuerte sabor a su origen pagano, que el estudiante de
medicina aun se ve compelido a luchar.
La historia del surgimiento de las universidades Europeas arroja luz con respecto a la actitud del papa-
do hacia la educación. Mientras Europa estaba cubierta de tinieblas espirituales e intelectuales, Dios
usó a otras personas para diseminar la verdad. Cuando la fe en Dios se perdió, y en su lugar fue sus-
tituida por una fe ciega en el hombre y por una obediencia a la iglesia, lo cual es conocido en la
historia Europea como la edad de la fe, el estudio fue propagado por los Árabes. Aquel poder que
había fallado en conquistar el mundo por la espada, ahora tenía a través de la cultura intelectual, lo
que las armas de Mahoma y de sus sucesores inmediatos, no pudieron conseguir. España, mientras es-
tuvo en las manos de los Moros, contribuyó más a la civilización Europea que en cualquier otro
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tiempo en su historia; y fue como un educador y a través de la influencia de sus escuelas que el pa-
pado recibió el golpe del sur, lo cual lo hizo sucumbir más rápidamente a la revuelta de Alemania
bajo el liderazgo de Lutero. Con los Árabes "florecieron escuelas en todas las ciudades principales,
especialmente en Bagdad y Damasco en el Oriente, y en Córdova, Salamanca y Toledo en el Occi-
dente. Aquí, la gramática, las matemáticas, la astronomía, la filosofía, la química y la medicina fue-
ron enseñadas con gran ardor y éxito. Los Árabes originaron la química, descubrieron el alcohol y
los ácidos nítrico y sulfúrico. Ellos le dieron al álgebra y a la trigonometría su forma moderna;
aplicaron el péndulo para calcular el tiempo; determinaron el tamaño de la tierra midiendo un grado,
e hicieron mapas de las estrellas". *98 Y todo esto fue hecho cuando Europa, como un todo, estaba en
tinieblas, cuando la química era considerada una hechicería, cuando la astronomía era meramente la
astrología, y cualquier estudio que existiese, era formal y sin espíritu.
Pero los descubrimientos de los maestros Árabes no pudieron continuar siendo solo de ellos, y es con
la diseminación de sus ideas a través de las escuelas por medio de los estudiantes, que nosotros es-
tamos preocupados. "Durante algún tiempo [los Árabes] fueron los líderes intelectuales de Europa.
Sus escuelas en España fueron grandemente asistidas por jóvenes cristianos de otros países Euro-
peos, los cuales se llevaron a sus hogares la ciencia Árabe, y así estimularon la actividad intelectual
en las naciones [papales] cristianas". *99
La especialización de los estudios, tales como la teología, la medicina o la filosofía, juntamente con el
impulso derivado de los Mahometanos en África y de los Árabes en España, condujo al estableci-
miento de las universidades, las cuales estaban, tal como se dijo anteriormente, compuestas por cua-
tro facultades o colegios. "Ellas surgieron independientemente de la iglesia y del estado". La Universi-
dad de Paris "fue el sitio más distinguido de aprendizaje en Europa. De una sola vez asistían allí más
de 20.000 estudiantes".
El crecimiento de las universidades fue muy rápido, y amenazaron rápidamente con revolucionar la
sociedad de Europa y con derrocar la jerarquía papal. "La influencia y el poder de las universidades
fue rápidamente reconocido", dice Painter; "y aun cuando originalmente eran asociaciones libres,
muy luego fueron traídas bajo la dirección de la iglesia y del estado, a través de los cuales fueron
oficialmente autorizadas y dotadas". Si el estudio no podía ser suprimido, entonces tenía que ser
controlado por la iglesia; y la "iglesia trató de anexarlas [a las universidades] a sí misma, para unir el
poder de la fe con el poder del conocimiento. Los primeros privilegios que recibieron las universi-
dades vino de los papas". "Aun cuando Roma no era la madre, era, sin embargo, la enfermera de las
universidades". La investigación científica había recibido en ese tiempo, un impulso muy grande
por parte de la juventud que había estudiado en las escuelas Árabes, que la iglesia no podía esperar
aplastarlos. La única esperanza para el papado, fue la de rodear de tal manera la verdad con las
fábulas y los misterios, y así conducir a las escuelas, que nuevamente el espíritu de progreso se per-
dería en esos laberintos, vagando a través de formas vacías. El monopolio en la educación produjo el
caos, de la misma manera en que el monopolio comercial conduce a la opresión. Y así fue.
"Los estudiantes tenían una vida libre y no controlada, buscando y obteniendo protección en sus
propias autoridades universitarias, y hasta del poder civil". *100 Los jóvenes de la edad de 12
años y más, asistían a estas universidades, haciendo necesario enseñarles los estudios secundarios,
los cuales terminaban con un grado de bachiller. "Los muchachos... asistían a la universidad de Pa-
ris meramente para recibir instrucción en... gramática, retórica y dialéctica; y después de unos tres
o cuatro años de estudio recibían el título de Baccalaureus". "Cuando llegaba… a la edad de 17 o
18 años, entonces comenzaba a estudiar para la maestría". *101
Se recordará que las escuelas establecidas por la iglesia primitiva, estaban marcadas por la simplicidad
de sus métodos, y por su sencillez de propósito. Su objetivo era el de educar obreros para la disemi-
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nación del evangelio. Para poder llevar a cabo este objetivo, fue elaborado el curso de instrucción, y
los estudiantes fueron enviados al mundo comisionados por Dios, así como fueron los discípulos
después de su ordenación. Este no era un llamado para obtener un grado. Esto, es verdad, fue usado
en las escuelas paganas, e indicaba que el receptor había sido iniciado, después de años de estudio,
en los ocultos misterios de la sabiduría Griega. Entre los paganos, en verdad, el principio de los gra-
dos y de los diplomas viene desde los días de la supremacía de los Egipcios y de los Babilonios, donde
era un indicador de fraternidad con las más groseras formas de licenciosidad.
Grecia, el país que unió el estudio de Babilonia con la sabiduría de Egipto, y se lo ofreció a Europa
en la forma del Platonismo, hizo naturalmente suficiente uso de diplomas y grados. Y el hecho que
su sabiduría era tan complicada en su naturaleza, hizo necesario gastar muchos años para lograr
superar sus ciencias.
El paganismo, además, tiene un solo modelo para todos los hombres; su objetivo es siempre aplas-
tar la individualidad y moldear todos los caracteres por igual. Para conseguir este propósito, las es-
cuelas organizaron sus estudios en cursos, exigiendo que cada estudiante pasase por el mismo te-
rreno. Esto es característico de todos los sistemas educacionales, fuera de aquel, la verdadera edu-
cación, la cual proviene de Dios. Si usted mira a China, usted lo encuentra allí, porque así fueron
desarrollados los discípulos de Confucio; India educa a sus Brahmanes de la misma manera; los sa-
cerdotes y los hombres sabios de Egipto eran enseñados en escuelas de un tipo similar. Los Judíos
habían imitado la moda del mundo pagano, y fue de esta costumbre que Cristo llamó a sus discípu-
los. Una de las más seguras señales de que las escuelas establecidas en los días de la pureza cristia-
na había perdido el espíritu que caracterizaba a la enseñanza apostólica, es el hecho que las escuelas
de la Edad Media habían adoptado esta costumbre pagana.
Los estudiantes eran llamados a las universidades cuando eran apenas unos muchachos, y por cientos y
miles los hacían pasar por el "esmeril", al cual nosotros le llamamos "curso de instrucción", y del
cual salían al final de diez, veinte, y algunas veces hasta cuarenta años, con un grado, el cual, en dig-
nidad, correspondía a los años gastados en completar el curso.
Esta costumbre es papal. Se opone al verdadero espíritu del cristianismo; y cualquiera institución de
enseñanza que se digne aceptar la aprobación del estado, mientras que al mismo tiempo pasa como
una institución cristiana, no solo se está vinculando a sí misma con el papado, sino que también con
el paganismo. De sus seguidores Cristo dice: "Ellos no son del mundo, así como Yo no soy del mun-
do".
"Los estudiantes antiguos, especialmente aquellos en la facultad de teología, con sus 15 o 16 años de
curso, alcanzaban en este respecto, una mucho mayor notoriedad. A la edad de 30 o 40 años, el estu-
diante en la universidad era aun un escolar". *102 La idea de cursos largos no es, entonces, algo mo-
derno, y los colegios Americanos pueden verdaderamente señalar a la Universidad de Paris con res-
pecto a este precedente y a otras. En el garantizar grados encontramos otro interesante asunto. Laurie
continua: "Hasta mediados del siglo XII, cualquiera podía enseñar en las universidades de infantes y
donde ellas creían que él reunía los requisitos en cuanto a conocimiento... En la segunda mitad del
siglo XII, cuando los obispos y abades, que actuaban, personalmente o a través de sus delegados, co-
mo cancilleres de las escuelas universitarias que surgían, querían asumir para sí mismos en forma
exclusiva los derechos para garantizar la licencia... El papa Alejandro III se los prohibió, bajo la pre-
misa de que la facultad de enseñanza era un don de Dios". *103 Esto, sin embargo, debe haber sido la
obra de un papa liberal, porque antes, – esto es, en 1219 – "El papa Honorius III interfirió en la garan-
tización de grados; y para imponer una revisión contra los abusos, dijo que ellos debían ser conferidos
no por, sino que por el permiso de, el archidecano de la catedral, y bajo su presidencia". *104
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La iglesia había ganado el control de las universidades, y a través de su representante, normalmente


el canciller, garantizaba los grados. Ahora, para mantener bien la autoridad en sus propias manos, a
nadie se le permitía enseñar si no tenía una licencia garantizada por la universidad después de
haberle efectuado un examen. Así se desarrolló la custodia educacional, y la mano de hierro de
Roma, aun cuando encubierta en un guante de seda, afianzó sus victorias, y luchó para aplastar a
todos los oponentes.
Nuestros modernos grados, B.S., M.A., LL.D., D.D. etc., fueron adoptados en las universidades en
esta etapa de la historia educacional. "Itter nos informa", dice Laurie, "que... un curso completo en la
universidad era representado por cuatro grados – bachiller, maestría, licenciatura, y finalmente docto-
rado, el cual normalmente se obtenía a la edad de 30 o 35 años". "El próximo desarrollo del sistema
de grados fue la introducción de los grados de bachiller y maestría, o licenciatura, en cada una de las
facultades superiores – teología, leyes y medicina. Así, un hombre que hubiese terminado sus es-
tudios preliminares de artes, generalmente a la edad de 21 años, y que quisiese especializarse en
teología, medicina o leyes, tenía que pasar por las etapas de bachiller en teología, o de medicina, o
de leyes, y después el de maestro o licenciado, antes de obtener el título de doctor. El bachillerato de
medicina o leyes se obtenía en tres años, el de teología en siete. En cuatro años más de estudio se
conseguía el grado de doctor". *105 "El conferir grados se originó a través del papa". *106 El mo-
nopolio educacional parecía ser bastante completo; y habiendo ganado la forma de bondad y el po-
der civil, el antiguo esquema de matar la vida y de sustituir esas cosas que reconocerían la jerarquía
papal, fueron nuevamente introducidas. Los educadores líderes están despertando a la verdadera si-
tuación. Solamente la educación cristiana puede liberar.
"El tono moral de las universidades era bajo", dice Painter; "había peleas, tumultos y abominables in-
moralidades. 'Los estudiantes', dicen los estatutos de Viena, 'no deben gastar más tiempo bebiendo,
pelando y tocando guitarra que en los cursos de física, lógica, y en los cursos regulares de lectura; y
no deben bailar públicamente en las calles. Peleadores, personas sin piedad, borrachos, aquellos que
dan serenatas en la noche, o los que gastan su tiempo en seguir a mujeres lujuriosas; ladrones, aque-
llos que insultan a los ciudadanos, jugadores de dados, habiendo sido adecuadamente advertidos y
que no se han reformado, además del castigo normalmente provisto por la ley por esas fechorías, de-
ben ser privados de sus privilegios académicos y deben ser expulsados'. Estas prohibiciones nos dan
un claro vislumbre sobre la vida en la universidad en aquellos tiempos, porque no era peor en Viena
que en Paris o que en cualquier otra parte". *107

Si alguno de esos estudiantes medievales pudiese ser resucitado y colocado en alguna de las universi-
dades del siglo XIX, se sentirían casi en casa, no tanto debido a los cursos de estudio y a la garantiza-
ción de grados, sino que debido a las juergas, fiestas, etc., a juzgar por los informes de las chanzas,
borracheras y jaranas de los estudiantes en los pueblos de nuestras universidades". *108 La conducta
de los estudiantes es el reflejo de la instrucción dada. No es, por lo tanto, de admirarse con la instruc-
ción de las universidades, que contienen la forma sin la vida, cuando estas fallan en desarrollar la es-
tabilidad de carácter en sus estudiantes.
"La verdadera actitud católica en toda investigación era, y es, el admitir un gran avance en cada de-
partamento del aprendizaje, mientras verifican toda verdadera libertad de pensamiento". *109
La RH de Octubre de 1842, expresa en un lenguaje conciso la relación de los estudiantes y escuelas
con el gobierno en general y el consecuente estado de la sociedad. Dice: "En los colegios se deter-
mina el carácter de la mayoría de las personas que van a ocupar las profesiones, enseñar las escuelas,
escribir los libros, y hacer la mayor parte de los negocios de legislación para todo el conjunto de per-
sonas. La dirección general de literatura y políticas, los hábitos y modos de pensar que prevalecen en
todo el país, están en las manos de hombres cuya posición social y ventajas, les han dado una in-
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fluencia, y de cuya magnitud y permanencia los mismos poseedores no están plenamente concie n-
tes".
Al reconocer este hecho, el papado controló la educación en la Edad Media, y hoy está tratando de
hacer lo mismo. Lutero y otros reformadores, también reconocieron este hecho, y trataron de derrocar
la tiranía del papado estableciendo nuevas escuelas, donde la libertad de pensamiento fuese promovi-
da a través de fe en la Palabra de Dios.
Los Protestantes hoy, al mirar el sistema de educación que ahora existe, y que tiene los mismos cur-
sos largos en los clásicos y en las ciencias; los mismos grados garantizados de una manera similar a
la de la Edad Media, el libro texto que contiene las mismas teorías, los mismos términos, las mismas
doctrinas de filosofía; la misma tendencia hacia el monarquismo, o el monopolio de la educación por
ciertas universidades, y a través de ellas por el mismo poder que ha ejercido influencia, debieran,
por amor a su gobierno, y por amor a su fe, establecer escuelas de ellos mismos. Así como el papado,
a través de la sujeción del pensamiento, construyó una monarquía en lugar de una democracia; así
como ella derrocó la fe en Dios, colocando la fe en el hombre o en la iglesia, así las escuelas Protes-
tantes debieran educar a los niños en los puros principios de aquella libertad del evangelio, que re-
conoce la igualdad de todos los hombres a la vista del cielo, y que hace posible que el gobierno sea
de, para y por el pueblo, desarrollando el carácter cristiano a través de la fe en Jesucristo .

Capítulo XII

La Reforma del Siglo XVI: Una Reforma Educacional

Mientras hemos seguido la historia de la educación durante la Edad Media, a menudo hemos sido
compelidos a reconocer que una influencia estaba operando, lenta pero segura, y estaba socavando
la estructura que era el papado, con la mayor perseverancia, y el propósito de ese poder resistiría to-
dos los ataques que surgieran contra él. El papado había calculado bien; había, al absorber el sis-
tema educacional de sus tiempos, colocado su mano en la misma cima de la sociedad, y, tanto en
su educación como en sus doctrinas, tejió alrededor de la raza humana redes que solamente el
Príncipe del cielo podía destruir con la espada de la eterna verdad.
El mundo nunca había visto un sistema tan duradero como el papado. Tan cercano a la verdad de
Dios, pareciendo estar cerca, tanto en el gobierno de la iglesia como en los principios educaciona-
les, el plan otorgado a la nación escogida, que solo un experto, guiado por el Espíritu de verdad, pod-
ía juzgar entre la verdad y el engaño, ya que había, tal como lo hicieron los Judíos antes de ellos,
reemplazado la vida por la mera forma. Sin embargo, el fundamento había sido colocado tan firme-
mente, y las murallas habían sido construidas tan substancialmente, que durante siglos confundió
todos los intentos para derrocarla.
Esta estructura tenía su fundamento en un sistema educacional; el mortero que mantenía los ladrillos en
la pared fueron los métodos educacionales, y para que el edificio cayera, había que atacar su mismo
fundamento.
Como un poder civil, el papado era periódicamente atacado por reyes y príncipes ambiciosos; pero
estos golpes apenas perturbaban la serenidad de la cabeza papal, tan firme estaba su trono. La es-
pada de los Mahometanos fue quebrada en Tours; y el Creciente, en vez de avanzar totalmente y
rodear el Mediterráneo, vio declinar su luz al volver a las costas de África y al occidente de Asia.
Lo que los Turcos no pudieron hacer por la fuerza de las armas, él lo hizo de otra manera. En 1453
Constantinopla cayó en las manos del Califa, pero esto no afectó la fortaleza de la jerarquía papal. Pe-
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ro cuando los Turcos llegaron a Grecia, el arte y la literatura Griega huyó hacia Italia. Ese fue el ata-
que al papado que vino del Este. Painter dice: "El reavivamiento del estudio clásico, que tenía en su
punto central la caída de Constantinopla en 1453, ejerció una favorable influencia. Abrió los tesoros li-
terarios de Grecia y Roma, proveyó una nueva cultura para la mente, despertó la insatisfacción para
con la enseñanza escolástica de la iglesia, y tendió a emancipar el pensamiento de la sujeción a la au-
toridad eclesiástica". *110 La toma de Constantinopla hizo aun más hacia el apresuramiento de la Re-
forma. Venecia había controlado el comercio del Mediterráneo Oriental, pero la supremacía Turca en
esas aguas transfirieron ese poder a su rival, Génova, al otro lado de Italia; y desde este último centro
comenzó la búsqueda de un paso occidental hacia las Indias Orientales, lo cual condujo al accidental
descubrimiento de América.
Nuevamente: "El reavivamiento del estudio estuvo tan íntimamente relacionado con la Reforma, y
con el avance educacional de esos tiempos, que merece la consideración en algunos detalles. Tuvo
su origen en Italia... Ansiosos eruditos de Inglaterra, Francia y Alemania se sentaban a los pies de
los maestros Italianos, para después cruzar los Alpes con la preciosa semilla de la nueva cultura".
*111 Sin embargo, esta cultura Griega, o nuevo estudio, era nada menos que un reavivamiento del
estudio del paganismo Griego. A pesar de ese hecho, un vivo y entusiasmado grupo de estudiantes
asistía a las universidades papales, lo cual incluía a hombres que tenían que viajar cientos de
kilómetros por el amor a sentarse a los pies de maestros de los clásicos Griegos.
Esta fue la reforma del papado hecha con la literatura clásica. Sus resultados tienen que interesarnos.
Painter dice: "El reavivamiento de cartas produjo diferentes resultados en diferentes países. En todas
partes contribuyó a la emancipación de la mente humana, pero en Italia tendió a paganizar fuerte-
mente a sus adherentes".
Tenga en mente que los clásicos estaban tratando de reformar el papado. He aquí el resultado en Italia.
Las escuelas Italianas sin duda necesitaban una reforma, porque las palabras de Lutero describiendo
las escuelas de Alemania, son aplicables a todas las instituciones papales. Sobre esto, él dice: "¿Qué
es lo que ellos han estado enseñando en las universidades y conventos, a no ser a ser tontos? Un
hombre ha estudiado 20, 40 años, y no ha aprendido ni Latín ni Alemán. Pero en cuanto a la re-
forma, los clásicos Griegos "en Italia tendieron fuertemente a paganizar a sus adherentes". No pode-
mos entonces mirar los clásicos, para cristianizar a los papistas Italianos.
Pero mientras "en Italia el nuevo estudio se convirtió en un ministerio de infidelidad, en Alemania [se
convirtió en un ministerio] de la religión". ¿Por qué esta diferencia? La obra de Erasmo, Lutero y Me-
lancton, al introducir el estudio de las Escrituras en Griego y en Hebreo, en las escuelas Alemanas, va a
responder a esto.

Los Italianos estudiaron los clásicos Griego por el pensamiento, y eso paganizó a sus adherentes;
los Alemanes estudiaron el Nuevo Testamento Griego, traduciéndolo a su lengua materna, y se
convirtió en una de las mayores ayudas en la diseminación de la Reforma del siglo XVI. Eso es lo
que consiguieron los clásicos Griegos. Ellos hicieron su parte, pero no pudieron derrocar el papado.
¿Y por qué debiéramos esperar eso, cuando la educación papal estaba, en primer lugar, construida
sobre los mismos clásicos y sobre la filosofía de los escritores Griegos?
Ahora veamos el ataque del sur sobre el sistema papal. Este también fue un ataque educacional. Ya
hemos visto las escuelas Árabes en España. Antes del siglo XI, la juventud cristiana asistía a estas
escuelas, llevando por los Pirineos la ciencia de los Moros. El papado se acobardó ante este ataque,
y para disminuir su fuerza, fueron adoptadas las ciencias de los Árabes en las universidades papales.
Esto, como ya lo hemos visto, fue hecho en medicina y en matemáticas. Pero nuevamente las for-
mas fueron retenidas sin la vida. Francia, debido a su celo de los médicos Judíos, a través de la in-
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fluencia de la Universidad de Paris, desterró a todos los Judíos de sus fronteras. Un ataque científico
no habría podido derrocar el papado.
Sin embargo, los Moros prosiguieron calmadamente con sus descubrimientos científicos; y
cuando la caída de Constantinopla cerró la ruta Oriental hacia el Océano Índico, y Génova quería
una ruta occidental, España estaba preparada para ofrecerle a los navegantes los mapas, cartas,
compases y otros instrumentos marinos, necesarios para navegar. Sus estudios astronómicos,
sus mapas celestiales, y sus medidas de los grados de la superficie terrestre, hicieron posible
viajes tanto hacia el Sur como hacia el Occidente, en directa contradicción a las teorías de las
geografías patrísticas. Cuando Colón le pidió ayuda a la corte Española, para que le pasaran bar-
cos para cruzar el Atlántico, es extraño observar que la esposa del rey de España, el cual tomó de
los Moros las llaves de Granada, y que arrojó fuera de Europa a los Árabes y sus estudios, era la
misma mujer que le pasó sus joyas a este hombre, un hombre, que, dependía de la investigación
científica Árabe, y que descubrió un mundo donde esas mismas verdades podían ser plantadas, y
madurar sin trabas por parte de la tiranía papal. Yo digo que esto fue más que una coincidencia.
La mano de Dios estuvo en esto; y, tal como lo dice D' Aubigne: "Él prepara lentamente y desde
lejos lo que quiere llevar a cabo. Él tiene eras en las cuales trabaja".
Aun cuando el conocimiento científico no pudo derrocar al papado, tuvo su parte que jugar junta-
mente con los clásicos. Cuando los hombres estaban espiritualmente muertos, y la Palabra de Dios
estaba oculta, las mentes estaban libres de la servidumbre papal debido al trabajo de los científicos
y a los estudiantes de clásicos. Tenga en mente, sin embargo, que los clásicos ayudaron solamente
cuando ofrecieron las Escrituras; y la ciencia ayudó solo al abrir las mentes a la recepción de las
verdades de la Palabra de Dios. Poderosas fuerzas estaban en operación: la misma tierra tenía que
ser movida, y el apoyo de la palanca descansaba en la palanca a través de la cual tenía que ser c o-
locado en órbita, y ese era el trono de Dios, y la Palabra del Eterno era el poder que la movía. Los
hombres, débiles en sí mismos pero resueltos en propósito, fueron los instrumentos en la mano de
Dios para llevar a cabo una tarea por la cual las edades habían esperado, y los príncipes y los po-
deres en los lugares celestiales habían deseado ver.
La Reforma no era la obra de un año, ni tampoco de un solo hombre, aun el Alemania fue una obra
gradual de un sistema de educación, y ese sistema era el mismo que antes se le había dado a Israel,
tal como ejemplificado y amplificado por Cristo, y que fue revelado en el tiempo de la Reforma, po-
co a poco, en la medida que las mentes humanas, largamente oscurecidas por la opresión, fuesen ca-
paces de entenderlo.
Agrícola, conocido como el padre del humanismo Alemán, fue uno de los primeros reformadores, y
su actitud como maestro y sus expresiones relacionadas con la educación, prueban que la Reforma
comenzó en las instituciones educacionales. Este hombre fue durante un tiempo "un pupilo de Tho-
mas a Kempis; él pasó varios años en la universidad de Louvain; después estudió en Paris, y después
en Italia", de tal manera que él estaba bien familiarizado con las instituciones de aquella época. Él se
convirtió en un profesor en Heidelberg. A la edad de 41 años comenzó a estudiar Hebreo, para poder
leer la Biblia en Hebreo.
Se le pidió que se hiciera cargo de una escuela en Antuerpia, pero rehusó, expresando su opinión sobre
la escuela en su consejo enviado a las autoridades: "Es necesario ejercitar el mayor cuidado para esco-
ger a un director para vuestra escuela. No toméis ni un teólogo ni un retórico, que piensan que son
capaces de hablar sobre cualquier cosa sin entender nada sobre elocuencia. Esas personas hacen lo
mismo en las escuelas, de acuerdo con el proverbio Griego, que el perro hace en una tina. Es necesa-
rio buscar un hombre que recuerde al phoenix de Aquiles; esto es, que sepa cómo enseñar, hablar y
actuar al mismo tiempo. SI USTEDES CONOCEN A UN HOMBRE ASÍ, CONTRÁTENLO A
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CUALQUIER PRECIO; porque el asunto envuelve el futuro de vuestros niños, cuya tierna juventud
recibe con las misma susceptibilidad la impresión de los buenos y malos ejemplos".
Sus ideas relacionadas con los métodos eran tan claras como aquellas expresadas sobre el asunto de
las escuelas y el carácter del maestro. Él era evidentemente capaz de ver cosas avanzadas con res-
pecto a su edad, y con el espíritu de un visionero que podía ser verdaderamente clasificado como
precursor de la Reforma. En otra carta él escribe: "El que quiera estudiar con éxito tiene que ejercitar-
se a sí mismo en estas tres cosas: en tener claras las cosas sobre un asunto; en fijar en su memoria lo
que ha entendido; y en producir algo de sus propios recursos". Cada una de las tres cosas especifica
cortes directamente contra los métodos empleados en las escuelas papales, y que eran tan necesa-
rios para la estabilidad de esa jerarquía. Este fue el comienzo de la Reforma con respecto a la edu-
cación.
Una cita más de la carta de Agrícola que enfatiza el pensamiento de que las escuelas eran entonces
conducidas por las formas secas y el trabajo de memoria abstracta en lugar de darle cabida al pensa-
miento, al pensamiento original. "Es necesario", dice él, "ejercitarse uno mismo en la composición;
cuando no hemos producido nada, lo que hemos aprendido permanece muerto. El conocimiento que
adquirimos tiene que ser como la semilla arrojada a la tierra, la cual germina y lleva fruto". *112
Reuchlin, uno de los maestros de Melancton, reconoció los mejores medios de ganar oponentes para
la verdad, y dijo: "La mejor manera para convertir a los Israelitas sería establecer dos profesores del
idioma Hebreo en cada universidad, los cuales les enseñarían a los teólogos a leer la Biblia en
Hebreo, y así refutar a los doctores Judíos". El hecho que esa posición expuso a Reuchlin a una
violenta oposición de los monjes y de los maestros papales que decían que él adivinaba rígidamen-
te el remedio para la opresión papal; en su significado de una reforma cuando él recomendó que la
Biblia fuese colocada en las universidades para que fuese estudiada por los teólogos.
Hay una escisión en las nubes, y luego aparecerá el sol. Pero "a los hombres les encanta las tinie-
blas en vez de la luz". ¿Por qué?
Erasmo, reconocido por todos como un reformador, hizo su trabajo publicando el Nuevo Testamento
en Griego. "La obra fue llevada a cabo en el interés de un cristianismo puro". "Es mi deseo", dijo él,
"conducir aquella antigua disputa acerca de las palabras llamadas teología a su real significado. Ojala
que este trabajo pueda llevar tanto fruto para el cristianismo como a mí me ha costado tanto trabajo
duro y aplicación". He aquí que había un golpe directo con respecto al estudio de dialécticas en las
universidades. Las disputas sin significado que constituyeron el curso en teología tenían, por Eras-
mo, que ser reemplazadas por la viva palabra de Dios. Se acercaba la Reforma, y el papado se es-
tremeció con el prospecto. Gradualmente el Espíritu estaba volviendo, y esto se puede ver cada vez
más al ver la vida de Lutero. La carretera había sido aclarada por esos precursores que ya han sido
mencionados.
"Los principios fundamentales del Protestantismo son favorables a la educación", dice Painter.
*113. Con las Escrituras y su conciencia como guía, todo hombre es elevado hacia la libertad y la
dignidad para ordenar su propia vida religiosa. El sentimiento de responsabilidad individual es des-
pertado, y el espíritu de preguntar es promovido. La inteligencia se convierte en una necesidad.
La Biblia tiene que ser estudiada; tienen que haber maestros; tienen que ser establecidas escuelas.
EL PROTESTANTISMO SE CONVIERTE EN LA MADRE DE LA EDUCACIÓN POPULAR".
Nuevamente, el mismo autor dice: "El [Cristianismo] no le quita al hombre sus llamados normales ni
sus relaciones con la vida; lo convierte en un mayordomo de Dios en el mundo, y exalta sus labores
diarias en el hogar, en la sala de clases, en el lugar de trabajo, en el campo, en un servicio divino. El
Protestante restaura la naturaleza, como un asunto de investigación, a sus derechos. Todo el círculo
de conocimiento – todo lo que sea elevador, todo lo que prepare para una vida útil – es mantenido en
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honor. Las escuelas primarias y secundarias son promovidas; los mejores métodos de instrucción,
basados en un estudio de la naturaleza del hombre y no en los intereses de la iglesia, son buscados. El
Protestantismo es un amigo del estudio universal". Un erudito Francés dijo: "La Reforma contrae la
obligación de colocar a cada uno en una condición de salvarlo al leer y estudiar la Biblia. La instruc-
ción se convierte entonces en el primero de los deberes de la caridad; y todo aquel que está a cargo de
almas, desde el padre de una familia hasta el estado soberano, fueron llamados... a favorecer la edu-
cación popular". *114
No es de maravillarse, entonces, que mucho del tiempo y de la ambición de Lutero fuese gastado en la
causa de la educación. "Las necesidades de la Reforma le dieron a Lutero", dice Painter, "un intenso in-
terés en la educación. Las escuelas de aquel tiempo, ya inadecuadas en número y defectuosas en méto-
do, fueron estropeadas durante las primeras etapas de la Reforma, debido a la excitación y a las in-
estables condiciones de la sociedad. Una nueva generación estaba creciendo sin educación. El esta-
blecimiento de escuelas se convirtió en una medida necesaria para el éxito y permanencia de la Re-
forma. El apelo había sido hecho para la Palabra de Dios, y era necesario enseñarle a las masas para
que la lean. Predicadores y maestros fueron necesarios para la promulgación y defensa del evangelio.
Tan temprano como en 1524, Lutero hizo un apelo de una maravillosa energía a las autoridades de
las ciudades Alemanas para el establecimiento de escuelas. Si consideramos su carácter pionero, en
conexión con su declaración de principios y admirables recomendaciones, debemos verlo como el más
importante tratado educacional jamás escrito". *115 Dios lo había entrenado para esa posición.
He aquí las palabras del Reformador. ¡Juzgue usted mismo si no van a tocar los sentimientos de todo
verdadero Protestante de hoy! "Él les escribió", dice D' Aubigne, "a los consejeros de todas las ciuda-
des de Alemania, llamándolos a fundar escuelas cristianas". "Estimados señores", dijo Lutero,
"anualmente gastamos mucho dinero en arquebuses, caminos y diques. ¿Por qué no gastar un poco pa-
ra contratar a uno o dos maestros para nuestros pobres niños? ¡Dios está a la puerta y llama; seremos
bendecidos si le abrimos! Ahora abunda la Palabra de Dios. Oh mis queridos Alemanes, compren,
compren, mientras el mercado está abierto delante de vuestras casas. La Palabra de Dios y Su gracia
son como una ducha que cae y se va. Estuvo entre los Judíos, pero pasó y se fue, y ahora ya no la
tienen. Pablo la llevó hasta Grecia; pero en ese país también ya se fue, y los Turcos reinan ahora ahí.
Vino a Roma y al imperio latino; pero también ya se fue, y Roma ahora tiene al papa. Oh Alemanes,
no esperen que esta Palabra esté aquí para siempre. El enfrentamiento que hay aquí la va a alejar. Por
esta razón, todo aquel que la quiera tener, que la tenga y la mantenga.
"Ocúpense USTEDES MISMOS CON LOS NIÑOS; porque muchos padres son como avestruces,
son duros con sus pequeñuelos, y, satisfechos por haber puesto un huevo, no se preocupan más con
ellos... La verdadera riqueza de una ciudad, su seguridad, y su fortaleza, es tener ciudadanos estudia-
dos, serios, de valor, y bien educados. ¿Y a quién vamos a culpar, debido a que hay tan pocos ac-
tualmente, a no ser a vuestros magistrados que han permitido que vuestra juventud crezca como
árboles en un bosque?" *116
D'Aubigne dice verdaderamente: "No fue solo la adoración pública lo que a la Reforma se le ordenó
cambiar. La escuela fue colocada tempranamente al lado de la iglesia, y estas dos grandes institucio-
nes, tan poderosas para regenerar a las naciones, fueron igualmente reanimadas por ella. Fue a
través de una alianza cercana con los estudiados que la Reforma entró en el mundo; en la hora de
su triunfo no se olvidó de su aliado". *117 Lutero "sintió que para fortalecer la Reforma ERA
REQUISITO TRABAJAR CON LOS JÓVENES, PARA MEJORAR LAS ESCUELAS, y para pro-
pagar por todo el cristianismo el conocimiento necesario para un profundo estudio de las Santas Es-
crituras. ESTE FUE UNO DE LOS RESULTADOS". *118
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Painter, describiendo la obra educacional del gran Reformador, dice: "Con Lutero, la educación no
era un fin en sí misma, sino que un medio para un servicio más efectivo en la iglesia y en el estado.
Si las personas o los gobernadores negligenciaban la educación de los jóvenes, infligían una herida
tanto para la iglesia como para el estado; se convertían en ENEMIGOS DE DIOS Y DEL
HOMBRE; hacían avanzar la causa de Satanás, y hacían caer sobre ellos mismos la maldición del
cielo. Este es el pensamiento fundamental que está por debajo de todos los escritos de Lutero sobre
educación". *119

Lutero expresa sus puntos de vista brevemente con estas palabras: "El hombre común, no piensa que
está bajo la obligación de Dios y del mundo, de enviar a sus hijos a la escuela. Todos piensan que son
libres para hacer lo que quieran con sus hijos, sin importar lo que diga la Palabra de Dios y Sus
mandamientos. Si, hasta nuestros gobernantes actúan como si estuvieran exentos del divino manda-
to. Nadie piensa que Dios nos ha ordenado que los niños sean llevados a su alabanza y obra, y que esto
NO PUEDA SER HECHO SIN ESCUELAS. Al contrario, todos se apresuran para que sus hijos va-
yan tras las ganancias del mundo". *120 Las palabras de Lutero resuenan a lo largo de los siglos y de-
ben sonar en todos los verdaderos Protestantes de hoy. ¿Adónde están los hombres con el coraje de re-
formadores educacionales?
"Lutero no se preocupó él mismo solamente con la educación del clero, era su deseo que el conoci-
miento no estuviese confinado a la iglesia; él propuso extenderlo a los laicos, los cuales, hasta ese
entonces, habían sido privados de éste... Él emancipó el estudio de las manos de los sacerdotes, los
cuales lo habían monopolizado, al igual que aquellos de Egipto en los tiempos antiguos, y lo habían
colocado al alcance de todos". *121 Lutero entendió con una maravillosa claridad el real significado
de la educación cristiana, y casi no hay ninguna fase de ella que él no haya tocado.
"Si investigamos", dice Dittes, "la pedagogía de Lutero en toda su extensión, y la imaginamos total-
mente realizada en la práctica, ¡qué espléndido cuadro presentarían las escuelas y la educación del
siglo XVI! Deberíamos tener cursos de estudio, libros textos, maestros, métodos, principios, y mo-
dos de disciplina, escuelas y normas de escuela, que debieran servir como modelos para nuestra
propia época".
El Reformador escribe: "¿De adónde provendrían los predicadores, abogados y médicos si no fuesen
enseñadas las artes liberales? Ellos tienen que provenir de esta fuente. Esto, digo yo, nadie puede
jamás remunerar suficientemente al industrioso y pío maestro que educa fielmente... ¡Pero las perso-
nas desprecian vergonzosamente este llamado entre nosotros, como si no fuera nada, y al mismo
tiempo pretenden ser cristianos! Si yo fuera obligado a dejar la predicación y otros deberes, yo no
me dedicaría a otra cosa, sino a ser maestro de escuela; porque se que esta obra es, juntamente con
la predicación, la más útil, grande y mejor; y yo no se cuál de las dos debe ser preferida. Porque es
difícil hacer con que los perros viejos sean dóciles, y que los pícaros sean píos, pero es ahí adonde
opera el ministerio y tiene que operar, en gran parte, en vano; pero los árboles nuevos, aun cuando
algunos se puedan quebrar, se inclinan y se entrenan de una forma más fácil. Por lo tanto, que una
de las mayores virtudes sea hecha fielmente en la tierra, la de educar a los niños de otros, los cuales
negligencian hacerlo por sí mismos". *122

Alemania se había levantado. "En 1525 él fue comisionado por el Duque de Mansfield para estable-
cer dos escuelas en su pueblo natal... una para la instrucción primaria y otra para la instrucción se-
cundaria". Ellas no fueron conducidas de la manera en que lo eran las escuelas papales, difiriendo
solamente en el hecho que el maestro era un Protestante. "Tanto en el curso de estudio como en los
métodos de instrucción, estas escuelas se convirtieron en modelos para el establecimiento de muchas
otras escuelas... En pocos años, la porción Protestante de Alemania estaba llena de escuelas. Ellas
aun tenían defectos... pero, al mismo tiempo, eran muy superiores a cualquiera que las haya prece-
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dido. Aun cuando ningún sistema completo de instrucción popular había sido establecido, el fun-
damento para ello sí había sido colocado. A este gran resultado, Lutero contribuyó más que cual-
quier otro de su tiempo; y este hecho lo convierte en el reformador educacional líder del siglo
XVI". *123
Los cambios introducidos por Lutero no fueron apenas superficiales, o cambios formales; sino que la
Reforma, como un movimiento religioso, golpeó fuertemente al papado y cortó directamente los
métodos educacionales establecidos para la educación popular. Eso significó un cambio en los cur-
sos, una idea diferente de graduación, un cambio en los libros textos, en métodos de enseñanza,
métodos de estudio, y carácter de los maestros.
Él fue tal vez el primero de los reformadores en reconocer el valor del estudio de la naturaleza. Él dijo
una vez: "Estamos en el nacimiento de una nueva era; porque estamos comenzando a recuperar el co-
nocimiento del mundo externo, que hemos perdido desde la caída de Adán. Erasmo es indiferente a
eso; él no se preocupa en saber cómo se desarrolla el fruto desde la semilla. Pero por la gracia de
Dios, ya reconocemos en la más delicada flor las maravillas de la bondad divina y la omnipotencia
de Dios. Vemos en Sus criaturas el poder de Su Palabra. Él mandó, y la cosa estaba ahí. Vemos esa
fuerza mostrada en el cuezco de un durazno. Es muy duro, y la semilla que lleva dentro es muy de-
licado; pero, cuando llega el momento, el cuezco tiene que abrirse para permitir que la nueva planta
entre a la vida, conforme Dios lo ha planificado". *124 Al comienzo puede parecer extraño que el
hombre osado, que agitó al mundo con sus tesis clavadas en la puerta de la iglesia, haya tenido un
carácter al cual la bondad de su naturaleza, haya efectuado un apelo tan fuerte. Pero Lutero era un
verdadero predicador y un verdadero maestro. ¡No es de admirarse que su trabajo fuese perdurable!
Permanece cerca de la obra de su Maestro, Jesús, el Maestro enviado por Dios.
Antes de continuar analizando la obra de Lutero, es necesario presentar un nuevo personaje, nacido,
al parecer, en un momento en que sus cualidades mentales especiales fueron más necesitadas y ca-
pacitadas por el cielo para estar al lado de Lutero como una ayuda y como un confort en la poderosa
tormenta que él tuvo que pasar. Me refiero a Melancton; Dos lo eligió como un maestro, y le impar-
tió, en gran medida, el don del Espíritu. Unos pocos extractos de D'Aubigne mostrarán claramente
cómo fue guiado por los caminos de la Reforma, para convertirse en uno de los mayores obreros de esa
causa.
Él nació en 1497; por lo tanto, cuando Lutero comenzó su obra en 1517, Melancton era un muchacho
de 20 años. "Él era extraordinario debido a la excelencia de su entendimiento, y por su facilidad para
aprender y explicar lo que había aprendido". "A los 12 años de edad, Melancton fue a la Universidad
de Heidelberg... y sacó su grado Bachiller a los 14 años de edad". "En 1512, Reuchlin [el reformador
al cual hemos hecho referencia en la página anterior] lo convidó a Tubingen... Las Santas Escrituras
llamaron especialmente su atención... Rechazando los sistemas vacíos de los estudiosos, él se adhirió
a la clara palabra del evangelio". *125
Erasmo escribió: "Yo tengo las más distinguidas y espléndidas expectativas de Melancton. Dios
quiera que este hombre joven nos sobrepase largamente en edad. Él va a eclipsar totalmente a
Erasmo".
"En 1514 fue hecho doctor en filosofía, y entonces comenzó a enseñar. Tenía apenas 17 años de
edad. La gracia y el encanto que él le impartía a sus lecciones, formaron el más notable contraste
con el método sin sabor que los doctores, y por sobre todo, los monjes, habían usado hasta ento n-
ces".
Frederick les solicitó a Erasmo y a Reuchlin un instructor para la Universidad de Wittemberg. Me-
lancton fue recomendado. Al llegar a la universidad, no hizo ninguna impresión favorable en Lu-
tero ni en otros profesores, "cuando vieron su juventud, su timidez y sus maneras tímidas". Des-
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pués que él dio su primera charla, sin embargo, Lutero y otros se convirtieron en sus ardientes
admiradores. Lutero escribió: "No pedí ningún otro maestro de Griego. Pero me temo que esta de-
licada estructura no va a ser capaz de soportar nuestra manera de vivir, y que no vamos a ser ca-
paces de mantenerlo por mucho tiempo debido a la pequeñez de su salario".
El espíritu del cristianismo y de la educación cristiana, había juntado a dos almas, y el éxito de la obra,
a partir de este instante, dependió largamente de esta unión. Dice D'Aubigne: "Melancton fue capaz
de responder al afecto de Lutero. Él encontró muy luego en él una buena disposición, una fortaleza
de mente, un coraje y una discreción, que jamás había encontrado, hasta entonces, en ningún otro
hombre... No podemos admirar demasiado la bondad y la sabiduría de Dios, al juntar a dos hombres
tan diferentes, y sin embargo, tan necesarios el uno para el otro. Lutero poseía calor humano, vigor y
fortaleza; Melancton poseía claridad, discreción y suavidad. Lutero le dio energía a Melancton; Me-
lancton moderaba a Lutero. Ellos eran como sustancias en un estado de electricidad positiva y nega-
tiva, las cuales actuaban mutuamente el uno sobre el otro. Si Lutero hubiese estado sin Melancton,
tal vez el torrente habría sobrepasado sus riberas; Melancton, cuando le fue retirado Lutero debido a
su muerte, dudó, y cedió, donde no debía haber cedido".
Si usted me pregunta por qué me he detenido en la vida y en el carácter de Melancton, yo le respondo:
Porque de esta unión de dos almas fluyó la gran reforma educacional del siglo XVI. Ambos hicie-
ron lo que ninguno de los dos podría haber hecho solo; y el estudio de sus vidas revela el secreto
del éxito de la educación cristiana hoy.
Fue un día notable en Wittemberg cuando Melancton llegó. "La esterilidad que el escolasticismo
había arrojado sobre la educación había llegado a su fin. UNA NUEVA MANERA DE ENSEÑAR
Y DE ESTUDIAR COMENZÓ CON MELANCTON. 'Gracias a él', dice un ilustre historiador
Alemán, 'Wittemberg se convirtió en la escuela de la nación'".
"El celo de los maestros [Lutero y Melancton] fue muy luego comunicado a los discípulos. Se decidió
reformar el método de instrucción. Con el consentimiento de los electores, CIERTOS CURSOS QUE
POSEÍAN MERAMENTE UNA IMPORTANCIA ESCOLÁSTICA FUERON SUPRIMIDOS; y al
mismo tiempo el estudio de los clásicos recibió un nuevo impulso. [Recuerde, sin embargo, que este
estudio de los clásicos era el Griego y el Hebreo de las Escrituras]. LA ESCUELA EN
WITTEMBERG FUE TRANSFORMADA, Y EL CONTRASTE CON OTRAS UNIVERSIDADES
SE VOLVIÓ CADA DÍA MÁS VISIBLE". *126
Los resultados de estos cambios no fueron menos maravillosos que los mismos cambios en sí. El autor
últimamente citado dice: Wittemberg "floreció diariamente más y más, y eclipsó a todas las demás
escuelas. Una multitud de estudiantes fluyó hacia allá de todas partes de Alemania, para escuchar a
este hombre extraordinario, cuyas enseñanzas parecían abrir una nueva era en religión y aprendizaje.
Estos jóvenes, que llegaron de todas las provincias, se detenían tan luego como descubrían las to-
rrecillas de Wittemberg a la distancia; levantaban sus manos al cielo, y alababan a Dios por haber
hecho que la luz de la verdad brillara fuertemente desde esa ciudad, tal como sucedió con Sión en la
antigüedad, cuando fue diseminada hasta los países más distantes. Una vida y una actividad, hasta
entonces desconocida, animaba la universidad".
Esa escuela no llamaba a toda una clase de estudiantes descuidados en hábitos y en estudio; porque la
comida era magra, tal como se dijo anteriormente, y no había un gran despliegue externo. Los que
asistían venían buscando la verdad; y a medida que sus almas eran llenadas con comida espiritual,
ellos volvían a sus hogares, "hasta los países más lejanos", para diseminar las verdades de la educa-
ción cristiana. El mismo Lutero escribió: "Nuestros estudiantes aquí están tan ocupados como las
hormigas". Dos mil estudiantes de todas partes de Europa atestaban la sala de clases de Melancton".
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La vida y obra de esos dos espíritus animados en Wittemberg no pueden ser medidas a través de una
norma terrenal. Melancton dijo: "Yo me aplico solamente a una cosa, la defensa de las letras. Por
nuestro ejemplo tenemos que excitar a la juventud hacia la admiración del estudio, e inducirlos a
amarlo por su propio bien, y no por la ventaja que puedan obtener de ello. La destrucción del estu-
dio trae con él la ruina de todo lo que es bueno, religión, moral, y todas las cosas humanas y divinas.
Mientras mejor sea un hombre, mayor será su ardor por la preservación del estudio; porque él sabe
eso, de todas las plagas, la ignorancia es la más perniciosa". "Negligenciar al joven en nuestras escue-
las es como sacar la primavera del año. Ellos, en verdad, sacan la primavera del año, lo cual permite
que las escuelas declinen, porque la RELIGIÓN NO PUEDE SER MANTENIDA SIN ELLOS".
Lutero había declarado que era necesaria una reforma en los métodos y en los cursos. Melancton
había apoyado ese trabajo.
Él hizo aun más. Alejándose, como loo hicieron, del sistema educacional de las universidades d el
mundo, y basando la instrucción en la Palabra de Dios, se hizo necesario tener nuevos libros textos.
Melancton se dispuso él mismo, con gran diligencia, a este deber. Él era un estudiante ardoroso, y a
menudo se levantaba a las 3 de la mañana, y muchos de sus trabajos fueron escritos entre esa hora y
al amanecer. Fuera de sus gramáticas de Griego y de Latín, él es el autor de obras de lógica, retórica,
física y ética. "Estas obras, escritas en una forma clara y científica, muy luego se volvieron popula-
res, y algunas de ellas conservaron su lugar en las escuelas durante más de cien años".
EL ESTUDIO DE LA TEOLOGÍA se había degradado en la búsqueda de argumentos sutiles y con-
troversias ociosas. Melancton escribió una obra de teología dogmática, publicándola en 1521. De esta
obra, Lutero escribió: "Quienquiera convertirse en un teólogo, ahora disfruta de grandes ventajas; por-
que, primero, posee la Biblia, la cual es tan clara que la puede leer sin dificultad.
Y además puede leer Loci Communes de Melancton... Si él tiene estas dos cosas, es un teólogo, de
quien ni el diablo ni los herejes serán capaces de desviarlo".

La vida de Melancton no estaba dedicada solamente a la educación de los estudiantes que asistían a
Wittemberg, ni tampoco eran sus cambios del sistema educacional solo aplicables a las altas escuelas y
universidades. Stump dice: "Entre todas las distracciones y ansiedades de este periodo, Melancton di-
rigió firmemente sus esfuerzos al avance de la educación y a la construcción de buenas escuelas
cristianas. Durante un periodo que cubrió muchos años, encontró tiempo, a pesar de sus numerosos
compromisos, para darles una instrucción elemental a varios jóvenes que habían vivido con él en su
propia casa. Él hizo esto a cuenta de la lamentable falta de adecuadas ESCUELAS
PREPARATORIAS.
Él no perdió oportunidad, sin embargo, para proveer a esta falta, cada vez que él encontraba
posible hacerlo.
"En la primavera de 1525, con la ayuda de Lutero, él reconoció las escuelas de Eisleben y Magde-
burg. Él fue a Nuremberg, y asistió en el establecimiento de un gimnasio [escuela superior] en esa
ciudad; y en la primavera siguiente él volvió a Nuremberg, y abrió formalmente la escuela. Él hizo
una charla en Latín, en la cual destacó la importancia de la educación, y el crédito que merecían los
que estaban efectuando los cambios. Él declaró que... 'la causa de la verdadera educación es la causa
de Dios'". *127
Tanto las escuelas de iglesia y las escuelas superiores, aquellas que ofrecían instrucción para
que los estudiantes se prepararan para las universidades, fueron organizadas por Melancton.
Esta obra no se llevó adelante sin amargos ataques de los hombres de escuela y de los representantes
papales de la educación. Para ilustrar este hecho, tenemos las palabras de D' Aubigne: "Las escuelas,
que durante cinco siglos habían dominado sobre el cristianismo, lejos de darle cabida en primera ins-
tancia al Reformador [Lutero], se levantaron altivamente para aplastar al hombre que se atrevió a de-
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rramar sobre ellos el diluvio de su desprecio". "El Doctor Eck, el celebrado profesor de Ingolstadt...
era un doctor de las escuelas, pero no de la Biblia; bien versado en los escritos escolásticos, pero no
en la Palabra de Dios... Eck representaba a los hombres de la escuela". "Eck era un adversario mucho
más formidable que Tetzel [el vendedor de indulgencias], Prierio, o Hochstraten; mientras más sobre-
pasaba su obra la de ellos en el estudio y en sutilidad, más peligroso era". *128 Así los más amargos
enemigos de Lutero fueron aquellos que una vez eran sus más calorosos amigos, y los que ofrecieron
la mayor oposición en contra de su obra, fueron los maestros de las universidades de Alemania. A
veces Lutero era casi vencido en espíritu por la ingratitud mostrada, y del Doctor Eck escribió una
vez: "Si yo no conociese los pensamientos de Satanás, me asombraría con la furia que ha mostrado es-
te hombre para quebrar una amistad tan dulce y tan nueva, y eso, también, sin advertírmelo, sin es-
cribirme, sin decir una sola palabra".
Fue para enfrentar la oposición ofrecida por los hombres de la escuela, y para colocar a la Reforma so-
bre una base firme, que Lutero y Melancton formularon el plan de la escuela de Sajonia, y reorganiza-
ron las escuelas de Alemania.
Stump dice: "En el año 1527, Melancton tomó parte con Lutero en la visita a las escuelas e iglesias de
Sajonia. Ya era más que tiempo para que se diera ese paso. Los asuntos estaban en una condición
miserable. En muchos lugares no se daba ninguna instrucción religiosa, o porque no había pastores ni
maestros establecidos allí, o los que estaban establecidos eran realmente ignorantes... El mayor des-
orden imaginable reinaba casi en todas partes... La condición financiera de muchas iglesias era
igualmente mala... El objetivo de la visita era el de colocar orden en ese caos. Melancton fue encarga-
do de iniciar algo en Turingia. La agonía espiritual que descubrió rasgó su corazón, y a menudo se
hizo a un lado, y lloró con lo que vio". "En 1528 Melancton llevó a cabo el ‗plan escolar de Sajonia‘,
el cual sirvió como base para la organización de muchas escuelas a lo largo de Alemania".
De acuerdo con este plan, los maestros tenían que evitar "sobrecargar a los niños con una multiplici-
dad de estudios, que no solo no producía frutos, sino que eran dañinos". Nuevamente: "El maestro no
debe sobrecargar a los niños con muchos libros", y "es necesario que los niños sean divididos en cla-
ses". "Las clases, o grados, son recomendados", y los asuntos enseñados debieran ser adaptados a la
edad y a la condición del pupilo. Así, evite muchos estudios para los niños y para la juventud; no co-
loque muchos libros en sus manos; agrúpelos de acuerdo a sus habilidades. Este "plan" parece resis-
tir el atiborrado sistema tan universalmente seguido hoy casi tan vigorosamente como se opone a las
escuelas papales del siglo XVI.
Se estaba realizando una gran obra, una revolución que iría a afectar a las siguientes edades. En el
poco espacio de la vida de un hombre, fueron elaborados planes, especialmente en la obra educacio-
nal, los cuales, si fuesen llevados adelante por sus sucesores, habría colocado a Alemania en una po-
sición de gobernante del mundo. En vez de volver al pozo de la cual había sido excavada, sus escue-
las y universidades podrían haber sido modelos dignos de ser imitados en toda Europa y en América.
Lutero murió, y Melancton, su colaborador, fue incapaz de llevar adelante la obra. Los teólogos, pas-
tores, ministros, en cuyas manos cayó la obra de la Reforma, en vez de multiplicar las escuelas cris-
tianas, y llevar a la perfección los métodos de instrucción introducidos por Lutero y Melancton, de-
jaron a un lado la gran obra de la época, y debido a luchas internas y disputas teológicas, perdieron
la batalla que había costado tanto ganar. Las semillas de la verdad habían sido sembradas en el repu-
blicanismo y Protestantismo, y estas dos instituciones debieron haber sido sostenidas en Alemania.
Solo la EDUCACIÓN CRISTIANA podía haber hecho eso. Pero eso fue negligenciado; y como
hijos perdidos, ambos se fueron de la mano a Holanda, a Inglaterra, y finalmente a América, en bus-
ca de una madre que los criara, un puro sistema de educación. El espíritu y vida así manifestado en
la enseñanza de los grandes Reformadores, continuó adelante, dejando a Europa con la forma. Una
casa vacía, barrida y adornada, no permanece así por mucho tiempo. La forma fue ocupada por el
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espíritu del papado, y Europa recayó a una posición de la cual ella solo puede ser restaurada solamente
renovando los planes de los Reformadores del siglo XVI, un sistema de EDUCACIÓN CRISTIANA.

Capítulo XIII

La Reacción Después de la Reforma Educacional

El evento más importante de la historia del mundo, exceptuando solamente el nacimiento del Reden-
tor, fue la Reforma del siglo XVI. Han ocurrido grandes movimientos religiosos antes y después,
pero son eclipsados por el brillo y por los resultados de largo alcance de este otro evento. Muchos
más hombres han sido alcanzados, muchas más vidas han sido revolucionadas, que por las fuerzas
combinadas de todos los cambios en los círculos domésticos y civiles desde aquel tiempo. El
hecho es, que cuando son consideradas las causas de los cambios políticos en el mundo moderno ,
todo pensador cándido tiene que reconocer que estos cambios se deben, de una u otra manera, a la
actitud asumida por las personas preocupadas con esa Reforma, la cual fue colocada en movimie n-
to por el monje de Wittemberg. Cristo había sido olvidado, y Él vino delante del mundo nuevamente
en los días de Lutero.
Unas pocas citas de Ranke nos muestran cuánto se extendió la Reforma en el breve espacio de 40
años; y ya que estamos lidiando con las causas de esta rápida diseminación, es gratificante ver
que este autor le da de la forma más natural, el debido crédito a la influencia de las escuelas. Dos co-
sas, entonces, debieran ser observadas al leer estas selecciones; primera, la extensión de territorio
cubierto por los principios Protestantes; segundo, la parte llevada a cabo por las escuelas y por los
maestros en la conversión de las naciones. Estamos en el año 1563.
"En el reino de Escandinavia, ellos [los Protestantes] se habían establecido de una forma muy in-
vulnerable, porque allí su introducción fue coincidente con el establecimiento de nuevas dinastías ,
y el remodelamiento de todas las instituciones políticas. Desde el comienzo, ellos fueron aclama-
dos con alegría, como si hubiese en su naturaleza una afinidad primitiva con sus sentimientos n a-
cionales".
"En el año 1552, sucumbieron los últimos representantes del catolicismo en Islandia".
"En las costas del Sur, también, el Luteranismo del Báltico había alcanzado un predominio comple-
to, por lo menos entre la población de habla Alemana".
En Polonia se decía: "Un noble Polaco no está sujeto al rey. ¿Tendría que estarlo al papa?"
En Hungría: "Ferdinand, yo no podría obligar a la dieta que aprobara una resolución desfavo-
rable para el Protestantismo".

"El Protestantismo no solo reinó en forma notable en el Norte de Alemania, donde se había origina-
do, y en los distritos de Alemania superior donde siempre se había mantenido a sí misma, sino que
su dominio se había extendido mucho más ampliamente en todas direcciones".
"En Wurzburg y Bamberg, lejos la mayor parte de la nobleza y de los funcionarios episcopales, los
magistrados y los burgueses de los pueblos, por lo menos la mayoría de ellos, y el grueso de la
población rural, había pasado por encima del partido de la reforma".
En Baviera "la gran mayoría de la nobleza había adoptado la doctrina Protestante, y una considerable
porción de los pueblos están decididamente inclinados a ella".
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"Mucho más que esto, sin embargo, había sido hecho en Austria. La nobleza de ese país estudió en
Wittemberg; todos los colegios del país se llenaron de Protestantes".
Por lo tanto, no estamos sorprendidos, de leer que "se decía, que con certeza, no más que la 30ava parte
de la población permaneció siendo Católica: paso a paso, se desarrolló una constitución nacional,
formada bajo los principios del Protestantismo". "En el Rauris, y en Gastein, en St. Veit, Tamsweg, y
Radstadt, los habitantes exigían abiertamente la copa sacramental, y si esta era rehusada [para obli-
garlos a que permanecieran Católicos], ellos dejaban de recibir totalmente los sacramentos. Ellos reti-
raban también a sus hijos de las escuelas [Católicas]".
"La nobleza del Reno había abrazado tempranamente el Protestantismo... En todos los pueblos ya
existía un partido Protestante. Los habitantes de Mainz, también, no dudaron en enviar a sus hijos a
las escuelas Protestantes. Muy luego, desde el Oriente al Occidente, y desde el Norte al Sur, a lo lar-
go de toda Alemania, el Protestantismo había ganado incuestionablemente la preponderancia".
"Las nociones Protestantes extendieron sus energías vivificadoras hasta las más remotas y olvidadas
esquinas de Europa. ¡Qué inmenso dominio habían conquistado dentro del espacio de 40 años! Des-
de Islandia hasta los Pirineos, desde Finlandia hasta las alturas de los Alpes Italianos. Hasta más allá
de estas últimas montañas, opiniones análogas prevalecieron. El Protestantismo abrazó a toda la
iglesia Latina. Ya había ingresado en la vasta mayoría de las clases altas, y en las mentes que toma-
ron parte en la vida pública; naciones enteras se allegaron a ella con entusiasmo, y los estados fueron
remodelados por él. Esto es lo más asombroso de nuestra maravilla, ya que el Protestantismo no era
de ninguna manera una antítesis, una negación del papado, o una emancipación de su gobierno; fue
en un alto grado positivo, una renovación de las nociones y principios cristianos, que ejerció in-
fluencia en la vida humana, hasta los más profundos misterios del alma". *129 Observe nuevamente
que esto se debió a las ideas educacionales propagadas por los Protestantes, y la razón por la cual el
papado estaba perdiendo tan rápidamente terreno, fue porque aun no había aprendido que esta Refor-
ma, que comenzó en las escuelas, y que fue llevada hacia adelante por las escuelas cristianas, tenía
que ser derrotada en las escuelas y por los maestros. Durante 40 años los Protestantes siguieron el
camino correcto en la educación, y los resultados fueron estupendos". El Protestante Ranke dice:
"Las opiniones Protestantes había triunfado en las universidades y en los establecimientos educaciona-
les. Los antiguos campeones del Catolicismo [los maestros] que se habían opuesto a Lutero y que de-
cían que él estaba muerto o que era de edad avanzada: los jóvenes capaces de ocupar sus lugares aun
no se habían presentado. Veinte años habían pasado en Viena desde que un único estudiante de la
universidad había aceptado las órdenes sacerdotales. Hasta en Ingoldstadt, pre-eminentemente Cató-
lica como era, no se presentó ningún candidato a la facultad de teología para ocupar los lugares que,
hasta ahí, habían sido siempre ocupados por los eclesiásticos. La ciudad de Colonia, fundó una es-
cuela; pero cuando todos los arreglos estuvieron listos, se encontró que el director era un Protestante.
El Cardenal Otto Truchess estableció una nueva universidad en su ciudad de Dilligen, con el expreso
designio de resistir el progreso del Protestantismo. El crédito de esta institución fue mantenido du-
rante algunos años por unos pocos distinguidos teólogos Españoles; pero así que estos se fueron,
NO SE PUDO ENCONTRAR A NINGÚN ERUDITO EN TODA ALEMANIA QUE PUDIERA
HACERSE CARGO DE ESAS VACANTES, y hasta estas vacantes fueron ocupadas por Protestantes.
ACERCA DE ESTE PERIODO, LOS MAESTROS EN ALEMANIS ERAN TODOS, casi sin excep-
ción, Protestantes. TODO EL CUERPO DE LA GENERACIÓN QUE SURGÍA, ESTABA A SUS
PIES, y se embebían con un rechazo hacia el papa con sus primeros rudimentos de aprendizaje". *130
La angustia no se colocaba sobre el papa, sino que en el hecho que la generación que venía estaba a
los pies de los maestros Protestantes por toda Alemania; esos padres retiraron a sus hijos de la escuela
papal, aun cuando fuese necesario al hacerlo, enviarlos del hogar para que fuesen educados; y fi-
nalmente, que el papado estaba muriendo, y el Protestantismo se estaba diseminando a través de la
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obra de las escuelas. Ojala esas escuelas hubiesen retenido su pureza prístina y su simplicidad.
Ningún poder en la tierra hubiera podido retardar el progreso del Protestantismo, y en vez de solo mo-
dificar la historia de muchos países, eventualmente habría barrido de la tierra todas las formas de ti-
ranía, tanto civil como religiosa, porque exhaló la libertad del evangelio y ninguna opresión podía
subsistir delante de él. Es tan imposible resistir la pura educación cristiana como es resistir a Cristo,
cuyo poder es su vida y fortaleza. Es con un dolor agudo que uno es obligado a trazar en este movi-
miento aquel repetido capítulo de la historia de la humanidad. Así como al líder de Israel se le permi-
tió ver la tierra prometida desde la cumbre del Pisga, pero tuvo que dejar a un lado su armadura y
dormir el sueño de los muertos, debido a un alejamiento de los principios justos, así el Protestantis-
mo, a través de sus escuelas, miró del otro lado del Jordán, pero falló en mantener el principio de fe,
el cual podía, en el momento crucial, ordenar que las aguas se separaran.
Una razón para el declinio es declarada de la siguiente manera por Painter: "En sus esfuerzos para dar-
le a la doctrina cristiana una forma científica [esto es, formularla], ellos perdieron su espíritu.
PERDIERON SU LIBERTAD Y VIDA TEMPRANA, y el Protestantismo degeneró en gran medida,
en lo que se ha llamado 'ORTODOXIA DE LA MUERTE'... La vida cristiana importaba poco, y el
mundo Protestante se fraccionó en facciones opuestas. Dice Kurtz, el cual está dispuesto a pedir dis-
culpas por este periodo, tanto cuanto sea posible: 'Al igual que el escolasticismo medieval, en su pre-
ocupación por la lógica, la teología casi perdió su vitalidad. La ortodoxia degeneró en ortodoxismo;
externamente, no solo discerniendo las diversificaciones esenciales, sino que negligenciando la am-
plia base de una fe común, y corriendo hacia una controversia odiosa y no restringida; internamente,
mantuvo la forma de la doctrina pura, pero negligenció cordialmente abrazarla y vivir consistente-
mente con ella'". *131
¡Cuán estrecha es la línea entre la verdad y el error! ¡Cuán fácil es para aquellos que se les ha dado de
comer del árbol de la vida, es volverse hacia el árbol del conocimiento del bien y del mal ! ¡Qué pe-
na que los educadores Protestantes no hayan permanecido leales a lo que les fue confiado! Cuando
estuvieron en el umbral del éxito, se volvieron hacia el camino antiguo, y "llamaron a la existencia al
escolasticismo dialéctico, el cual de ninguna manera era inferior a aquel del periodo más floreciente de
la Edad Media". *132 Los principios papales son papales, ya sea si son apoyados por Católicos o Pro-
testantes; habiendo abandonado la fuente de las aguas puras de la fe, ellos se volvieron hacia la única
otra fuente accesible de conocimiento: el mundo pagano. El sistema de educación introducido por
Lutero y Melancton, fundado sobre las Santas Escrituras, y viendo a través de ellas las ciencias, las
matemáticas y la literatura, usando la última solo como un medio para ilustrar la Palabra de Dios, fue
reemplazado por el escolasticismo de la Edad Media. Uno pregunta involuntaria: "¿Cuántas veces, oh
Israel, vas a volver a Egipto?".
Este declinio es descrito en las siguientes declaraciones tomadas de Painter, y no es necesario ningún
comentario: "Durante el periodo que se extiende de mediados del siglo XVI hasta el comienzo del si-
glo XVIII, tres tendencias principales aparecen en la educación. Estas pueden ser caracterizadas
como la teológica, la humanista y la práctica... Una gran parte de la fortaleza intelectual de esa
época se fue hacia la teología. Cada fase de la verdad religiosa, especialmente en sus aspectos doc-
trinales y especulativos, fue colocada bajo investigación. La teología fue elevada a una ciencia, y
fueron desarrollados sistemas doctrinales con una precisión lógica, y eso se extendió a sutilidades
frívolas". *133
En la figura de la Biblia, se muestra que cuelan los mosquitos pero dejan pasar los camellos. La vida
se perdió así en el púlpito y en las escuelas de teología. Era nuevamente la "enseñanza de doctrinas
de mandamientos de hombres". Painter dice además: "Las escuelas, las cuales estaban en una estre-
cha relación con la religión, fueron naturalmente influenciadas en gran medida por las tendencias te-
ológicas de la época. Los intereses teológicos impusieron sobre las escuelas un estrecho rango de
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asuntos, un método mecánico de instrucción, y una cruel disciplina. El principio de autoridad, exi-
giendo una sumisión ciega del pupilo, prevaleció en las escuelas en todos los grados. Los jóvenes no
fueron mirados como tiernas plantas, las cuales tenían que ser cuidadosamente nutridas y desarrolla-
das, sino que como animales a ser reprimidos o quebrados". *134
Observe el deslizamiento de las características de la educación papal tan a menudo referidas hasta aquí:
1, angosto rango de asuntos; 2, instrucción mecánica, trabajo de memoria sin entendimiento; 3, go-
bierno arbitrario, tal como se ve en el asunto de la disciplina. A esto tenemos que añadir lo que es el
acompañamiento natural en la instrucción papal, la enseñanza del Latín. Dice Painter, citando a Di-
ttes: "'En las instituciones superiores, y hasta en las miserables escuelas de pueblos, el LATÍN ERA
EL MOLOC al cual innumerables mentes le ofrecían una ofrenda como pago de una bendición ga-
rantizada para unos pocos. Un conocimiento muerto de palabras tomó el lugar de un conocimiento vi-
vo de las cosas. Los libros de Latín de las escuelas suplantaron al libro de la naturaleza, el libro de la
vida, el libro de la humanidad. Y en las escuelas populares, las mentes jóvenes fueron torturadas con
el libro del deletreo y el catecismo. El método de enseñar estaba casi en todas partes, tanto en la es-
cuela primaria como en las escuelas superiores, un taladro mecánico y compulsorio en fórmulas in-
inteligibles. Los pupilos fueron obligados a estudiar, pero no fueron educados a ver y a escuchar, a
pensar y a probar, y no fueron conducidos a una verdadera independencia y a una perfección personal.
LOS MAESTROS ENCONTRARON SU FUNCIÓN EN ENSEÑAR EL TEXTO PRESCRITO, no
en un desarrollo armonioso del joven ser humano de acuerdo a las leyes de la naturaleza, un proceso,
además, que estaba bajo la proscripción de la ortodoxia eclesiástica'". *135

Que había un proceso de atiborramiento seguido por cualquier escuela del siglo XX, es evidente. "La
disciplina respondió al contenido y espíritu de la instrucción. El principio era el de domesticar a los
pupilos, no a educarlos. Ellos tenían que mantenerse quietos, para que los ejercicios escolares no fue-
sen perturbados. Lo que ingresó en sus mentes, y cómo sus diversos caracteres fueron constituidos,
las escuelas pedantes no lo entendieron ni lo apreciaron".
Para apreciar la rapidez con que sucedió la recaída, del sistema educacional introducido por Lutero a
los principios y métodos medievales, nuestra atención es dirigida a la escuela de John Sturm. Este
hombre, "visto como el mayor educador que produjo la Iglesia de la Reforma durante este periodo",
murió en 1589, menos de 70 años después de la Dieta de Worms; por lo tanto, su obra cayó dentro
del medio siglo después de aquellos 40 años de inusual prosperidad del Protestantismo, que ya ha
sido observado. Su obra es contemporánea con la primera escuela Jesuita en Alemania. El declinio es
visible en cada característica de su obra.
John Sturm presidió durante 40 años el colegio de Estrasburgo, y su jactancia era que su institución
"reproducía los mejores periodos de Atenas y Roma; y, de hecho, él tuvo éxito en darle a su ciudad
adoptiva el nombre de Nueva Atenas". La escuela de Sturm estuvo a medio camino entre las escuelas
cristianas y las escuelas papales de los Jesuitas, pero como el compromiso siempre coloca a una per-
sona o a una institución al lado del error, al sopesar el valor de su escuela, el equilibrio necesaria-
mente se inclinó a favor del papado.
Que esto era una mezcla de la literatura medieval clásica con una delgada parte de las Escrituras, para
causar efecto, se puede ver en el curso de estudio delineado por Painter. La escuela estaba dividida en
diez clases, las cuales cubrían diez años, pero solo vamos a dar lo necesario para que puedan ver el
carácter de los estudios: "Clase diez: el alfabeto, lectura, escritura, declinaciones y conjugaciones en
Latín, catecismo en Alemán o Latín". "Clase nueve: continuación de declinaciones y conjugaciones
en Latín. Memorización de palabras en Latín". Las clases ocho y siete son casi lo mismo. En la sexta,
se comienza con Griego. La quinta clase es como sigue: "Estudio de palabras... versificación, mito-
logía, las églogas de Cícero y Virgilio, vocabulario Griego. Los Sábados y domingos, una de las
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epístolas de Pablo". *136 Las restantes cuatro clases tenían mucho "aprendizaje de corazón", retórica,
las epístolas de Pablo, las oraciones de Demóstenes, la Ilíada y la Odisea; memorizar y recitar la
Epístola a los Romanos, dialéctica y continuación de la retórica; Virgilio, Horacio, Homero, Tucídi-
des; Sallust, entretenimientos dramáticos semanales, y nuevamente una lectura de las epístolas de
Pablo.
Ese curso de instrucción era muy adecuado para cruzar el abismo entre el papado y el Protestantismo.
Tal vez, estaba embebiendo inconcientemente el espíritu de las nuevas escuelas papales. "Historia,
matemáticas, ciencia natural, y la lengua materna, son ignoradas. Se deja un gran vacío entre el co-
legio y la vida, un vacío que no podía ser llenado ni siquiera en la universidad. Al querer reprodu-
cir a Grecia y a Roma en medio de la moderna civilización cristiana, el esquema de Sturm envuelve
un vasto anacronismo". *137
El colegio de Strasburg, educó de una vez varios miles de pupilos que representaban a Dinamarca,
Polonia, Portugal, Francia e Inglaterra. "La influencia de Sturm se extendió a Inglaterra y desde ahí a
América". Un escritor Inglés dice: "Nadie que esté familiarizado con la educación dada en nuestras
escuelas principales clásicas, Eaton, Winchester y Westminster, hace 40 años, puede fallar en ver que
su currículo estaba estructurado en un alto grado, de acuerdo con el modelo de Sturm". *138 Y sin
embargo, se reconoce que su "esquema envuelve un vasto anacronismo". Para mostrar que Sturm es
el padre de gran parte de la instrucción dada ahora en nuestros colegios y universidades, Rosenkranz
dice: "John Sturm, de Strasburg, mucho antes de Comenius, había colocado el fundamento de lo que
se ha convertido en el curso tradicional de instrucción y métodos de estudio en las escuelas clásicas de
preparación para el colegio". *139 El declinio en asuntos de instrucción fue acompañado por un co-
rrespondiente retroceso en las morales de los estudiantes de las universidades. Painter nos cuenta
que "el estado de las morales en las universidades de los siglos XVI y XVII, era muy baja. La ociosi-
dad, la embriaguez, el desorden y la licenciosidad prevalecían de una manera generalizada. La
práctica de someter a ritos de iniciación era universal, y los nuevos estudiantes eran sometidos a
tremendas indignidades". Duke Albrecht, de la Universidad de Jena, escribió en 1624: "'Las costum-
bres antes inexistentes de inexcusable e irrazonable barbarie, han llegado a la existencia'". Entonces él
habla de los nombres insultantes, las costosas cenas, y las jaranas de los estudiantes, hasta que los
"'padres en lugares distantes decidían o no enviar a sus hijos a esa universidad... o sacarlos nuevamente
de ahí'". *140
EL PROTESTANTISMO PERDIÓ MUCHO PORQUE DEJÓ DE EDUCAR A SUS NIÑOS. Si el
Protestantismo hubiese permanecido fiel a sus primeros principios de educación, habría sido imposi-
ble derrocarlo. Él pavimentó el camino para su propia caída al apartarse gradualmente del evange-
lio, y por inclinarse cada vez más hacia los clásicos y hacia el escolasticismo. Fue este declinio de
su propia parte, causado por las insidiosas obras de los Jesuitas, lo que hizo posible las grandes victo-
rias de este tipo en los años posteriores. Fue cuando Roma vio a su juventud durmiendo en las escue-
las Protestantes, y como resultado, un par de años después, encontró que todas las naciones se rehu-
saban a obedecer, y que construían para ellas mismas nuevas formas de gobierno, que, en su angus-
tia, aceptó la oferta hecha por Loyola. Y mientras el poder que él representaba en su organización,
se colocó a sí mismo por sobre el papa, convirtiéndose, tal como sucedió, en un papado del papa-
do, aun así ella aceptó su oferta, y así comenzó el contra movimiento educacional. LOS JESUITAS
DECIDIERON COMBATIR LA REFORMA EN LAS LÍNEAS EDUCACIONALES. Hablando de
los Jesuitas, Painter dice: "Esta orden, establecida por Ignacio Loyola [en 1534], encontró su misión
especial en combatir la Reforma. Como el medio más efectivo de contrarrestar el progreso del Pro-
testantismo, decidió controlar la educación, especialmente entre los ricos y los nobles. En rivalidad
con las escuelas de los países Protestantes, desarrolló una inmensa actividad educacional, y consi-
guió para sus escuelas una gran reputación". Nuevamente, el mismo escritor dice: "Más que cual-
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quier otra agencia que detuvo el progreso de la Reforma, tuvo hasta éxito en ganar de vuelta territorio
ya conquistado por el Protestantismo. Aun empleando el púlpito y el confesionario, trabajó espe-
cialmente a través de sus escuelas, a través de las cuales estableció y controló a muchas de ellas.
La educación en todos los países Católicos gradualmente pasó a sus manos".
Para poder entender la razón para el éxito de los Jesuitas como maestros, es necesario darle un vista-
zo al plan de estudios preparado en 1588 de un bosquejo hecho por el mismo Loyola. "Cada miem-
bro de la orden", dice Painter, "se convirtió en un competente y práctico maestro. Él recibía un curso
completo en los antiguos clásicos, filosofía y teología. Durante el progreso de sus últimos estudios,
se le exigía que enseñara". Las escuelas Jesuitas poseían dos cursos, el inferior correspondía muy
cercanamente a la obra de Sturm. Rosenkranz nos da una excelente descripción del sistema educacio-
nal de los Jesuitas. Él dice:
"En instrucción ellos desarrollaron un mecanismo tan exacto que ganaron la reputación de tener
normas de educación modelo, y hasta los Protestantes les enviaron a sus niños. Desde fines del siglo
XVI hasta hoy, ellos han basado su enseñanza sobre la ‗Ratio et institutio studiorum Societatis Jesu‘
de Claudio de Aquaviva. Siguiendo eso, ellos distinguieron dos cursos de enseñanza, uno superior y
otro inferior. El inferior incluía solo un conocimiento externo del idioma Latín, y algún conoci-
miento fortuito de historia, de antigüedades y de mitología. La memoria era cultivada como un me-
dio de mantener una actividad de pensamiento y claridad de juicio. El curso superior comprendía
dialéctica, retórica, física y moral. La dialéctica era expuesta como el arte de la sofistería. En retóri-
ca, ellos favorecían el estilo polémico y empático de los Padres Africanos de la iglesia y su esplén-
dida fraseología; en física, ellos seguían en forma cercana a Aristóteles, y recomendaban especial-
mente la lectura de los libros ‗De Generatione et Corruptione' y 'De Coelo', en los cuales ellos hacían
comentarios de acuerdo a su manera de pensar; finalmente, en moral, el escepticismo casuístico era
su punto principal. Ellos hicieron mucha retórica, para sus sermones, y le prestaron mucha atención.
Ellos le dieron importancia a la declamación, y la introdujeron en sus exámenes públicos a través
del desarrollo de las comedias en las escuelas de Latín, y así entretenían al público, el cual estaba
dispuesto a aprobarlos, y al mismo tiempo, casi inocentemente, el pupilo practicaba en el arte de
asumir un carácter fingido.
"La conducta diplomática les fue hecha necesaria a los pupilos de los Jesuitas, y también su disciplina
estrictamente militar, y su sistema de mutua desconfianza, espionaje e información. La obediencia
implícita liberaba a los pupilos de toda responsabilidad con respecto a la justificación moral de sus ac-
tos. Este seguimiento exacto de todas las órdenes y el abstenerse de cualquier criticismo con respecto a
los principios, creó una indiferencia moral; y, de la necesidad de tener consideración por las peculiari-
dades y caprichos del superior, del cual todos los demás eran dependientes, surgió el servicio del ojo.
La frialdad de la mutua desconfianza surgió de la necesidad que cada uno sentía de estar en guardia
contra todos los demás, como un soplón. La más deliberada hipocresía y placer en la intriga, mera-
mente por el placer de la intriga – este sutil veneno de corrupción moral – fue el resultado. El Jesui-
tismo no solo tenía un interés en el lucro material, el cual, cuando había corrompido las almas, lo
compartía con las demás, sino que también tenía un interés en el proceso educativo de la corrupción.
Con absoluta indiferencia en cuanto a la idea de moralidad... o a la cualidad moral de los medios
usados para conseguir sus fines, se regocijaban en la eficacia del secreto, y en conseguir un calcula-
do entendimiento, y en engañar a los crédulos a través de su lenguaje moral gracioso, y aparent e-
mente escrupuloso". *141
He aquí un cuadro de este papado del papado. Nuevamente digo, si el Protestantismo hubiese perma-
necido fiel a su principio, ni siquiera este sistema habría conseguido derrocarlo; pero como la ver-
dad fue negligenciada por las escuelas Protestantes, este sistema de los Jesuitas fácilmente condujo
a cada país donde fue introducido. "El sistema Jesuita de educación… estaba diseñado para enfren-
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tar la activa influencia del Protestantismo en la educación. Fue extraordinariamente exitoso, y du-
rante un siglo [después de 1584] casi todos los hombres más importantes del cristianismo, venían
de las escuelas Jesuitas. En 1710 ellos tenían 612 colegios, 157 escuelas normales, 24 universidades,
y un inmenso número de escuelas menores. Estas escuelas colocaron mucha importancia en la
emulación. Sus experimentos en este principio son tan extensos y de largo alcance, que suministra-
ron una valerosa fase en la historia de la pedagogía, solamente en este aspecto. En el asunto de la
supervisión también son dignos de estudio. Ellos poseen un sistema quíntuplo, siendo que cada uno
es obediente a su superior. Fuera de esto, había un completo sistema de espionaje por parte de los
maestros en el monitoreo de los pupilos. *142
Sobre el asunto de la emulación, que se usaba en las escuelas de los Jesuitas, Painter nos da esta in-
formación: "Los Jesuitas hicieron mucho en la emulación, y en su ávido deseo de promoverla, adop-
taron medios que no fallan para excitar el celo y la envidia. Dice el Plan de Estudios: 'Aquel que sa-
be cómo excitar la emulación ha encontrado el más poderoso auxiliar en su enseñanza. Que el maes-
tro, entonces, aprecie altamente esta valiosa ayuda, y que estudie para que haga el uso más sabio
de ella. La emulación despierta y desarrolla todos los poderes del hombre. Para mantener la emula-
ción, es necesario que cada pupilo tenga un rival para controlar su conducta y para criticarlo; tam-
bién los magistrados, cuestores, censores y decuriones deberán ser escogidos como estudiantes. Nada
será tenido como más honorable que sobrepasar a un estudiante, y nada será más deshonorable que
ser sobrepasado. Serán distribuidos premios a los mejores pupilos con la mayor solemnidad pos i-
ble. Fuera de la escuela, el lugar de honor le será dado a los pupilos más distinguidos'". *143
Así como el Coloso de Rhodas estaba en pie sobre las aguas de Grecia, así las escuelas de los Je-
suitas atravesaron el golfo de la educación. Un pie estaba en Grecia entre los clásicos (porque
"Aristóteles suministraba los principales libros textos"), y el otro estaba en suelo cristiano, teniendo
la forma de piedad; pero al igual que los semidioses de Grecia, no era ni humano ni divino. Los re-
sultados del sistema educacional de los Jesuitas están bien resumidos en otro párrafo de Painter:
"El sistema Jesuita de educación, no basado en un estudio del hombre, sino que sobre el interés de la
orden, era necesariamente estrecho. Buscaba los resultados llamativos con los cuales deslumbrar al
mundo. Un desarrollo bien redondeado no era nada. El principio de la autoridad, suprimiendo toda li-
bertad e independencia de pensamiento, prevaleció desde el comienzo hasta el fin. El orgullo religioso
y la intolerancia fueron fomentados. Aun cuando nuestros sentimientos básicos fuesen altamente es-
timulados, el lado noble de nuestra naturaleza fue totalmente negligenciado. El amor al país, la fi-
delidad a los amigos, la nobleza de carácter, el entusiasmo por los bellos ideales, fueron insidiosa-
mente suprimidos. Para el resto, adoptamos el lenguaje de Quick: 'Los Jesuitas no quisieron desarro-
llar todas las facultades de sus pupilos, sino que apenas las facultades receptivas y reproductivas.
Cuando el joven había adquirido un buen conocimiento del idioma Latín para todos los propósi-
tos; cuando estaba bien versado en las opiniones teológicas y filosóficas de sus preceptores; cuando
era hábil en las disputas, y podía hacer un brillante despliegue de los recursos de una memoria bien
alimentada, había alcanzado el lugar más alto al cual los Jesuitas querían conducirlo. Originalidad e
independencia de mente, amor por la verdad por amor a ella, el poder de reflejar y de formar juicios
correctos, no eran apenas negligenciados, sino que eran suprimidos en el sistema Jesuita. Pero en lo
que querían, tenían un éxito eminente, y su éxito los acompañó grandemente para asegurar su popu-
laridad'". *144
Uno no puede condenar sin reservas el sistema Jesuita de educación; porque todos los falsos sistemas
contienen algo de verdad, y la fortaleza de todos estos sistemas radica en su contrahechura de la
verdad. Por lo tanto podemos concordar con estas palabras: "Cualquiera que fuesen los defectos de un
sistema de educación general, estaba admirablemente bien para los propósitos Jesuitas, y en algunos
particulares tenía principios valiosos". Como el progreso del papado a través de las escuelas Jesuitas
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se siguió de un país a otro, uno admira la constancia y el auto-sacrificio de aquellos que han com-
prometido sus vidas a la orden. Si los Protestantes hubiesen sido la mitad de diligentes en apoyar los
principios de la educación cristiana, como los maestros Jesuitas lo hicieron para contrarrestar la in-
fluencia de la Reforma, hoy se verían resultados muy diferentes en el mundo. Al seguir el creci-
miento de las escuelas de los Jesuitas, comenzamos con Alemania, el corazón del movimiento de la
reforma, y seguimos cuidadosamente la historia dada por Ranke: "El Obispo Urban se familiarizó con
Le Jay y escuchó de él, por primera vez, del colegio que los Jesuitas habían fundado en diversas uni-
versidades.
"Con esto el obispo le avisó a su maestro imperial [Ferdinand I] para que fundara un colegio similar
en Viena, viendo cuán grande era decaimiento teológico Católico en Alemania. Ferdinand abrazó
calurosamente la sugerencia; en una carta que él le escribió a Loyola sobre el asunto, él le declara su
convicción que la única manera de elevar la decaída causa del Catolicismo en Alemania, era darle a
la generación que estaba surgiendo, estudiados y píos maestros católicos". Podemos entender los
fundamentos para esta decisión cuando nos acordamos de la declaración de 1563 en que decía que
"veinte años se han pasado en Viena desde que un único estudiante de la universidad ha tomado las
órdenes sacerdotales". "Los preliminares", dice Ranke, "fueron fácilmente arreglados. En el año 1551
trece Jesuitas, siendo que el propio Le Jay estaba entre ellos, llegaron a Viena, y estaban en primera
instancia, teniendo su habitación, una capilla y una pensión, por parte de Ferdinand, hasta un poco
después que él los incorporó en la universidad, y hasta les aseguró su propia visita". "Luego después
de esto, ellos fueron considerados en Colonia, "pero durante algún tiempo tuvieron poco éxito. En
1556 la referida escuela anteriormente gobernada por un regente Protestante, "les dio una oportuni-
dad de obtener una base más firme. Porque desde que había un partido en la ciudad, este se inclina-
ba, por sobre todas las cosas, en mantener el carácter Católico de la universidad, el consejo dados
por los patrocinadores de los Jesuitas de ceder el establecimiento a esa orden, fue enfrentado con
atención". "En el mismo periodo también ganaron una firme base en Ingoldstadt". "De estos tres cen-
tros metropolitanos, los Jesuitas se diseminaron en todas direcciones". Estas escuelas fueron, por lo
menos algunas de ellas, escuelas de entrenamiento para maestros Católicos; porque Ranke nos cuen-
ta de un cierto hombre en Hungría, de nombre Olahus, y que fue dedicado en la infancia a la igle-
sia, el cual, "contemplando la decadencia generalizada del Catolicismo en Hungría, vio que la última
esperanza que quedaba, era la de mantener su atención en la gente común, que aun no habían caído
de su regla. Para esto, sin embargo, había falta de maestros de principios Católicos, y para formar-
los, encontró un colegio de Jesuitas en Tyrnau en el año 1561". "Dos consejeros privados del elector
Daniel, de Mainz... llegaron igualmente a la conclusión que la admisión de los Jesuitas era la única
manera que prometía una recuperación de la Universidad de Mainz. A pesar de la oposición hecha
por los cánones y por los propietarios feudales, ellos fundaron un colegio de la orden en Mainz, y
una escuela preparatoria en Aschaffenburg".
Los Jesuitas avanzaron en el Rin. "Ellos codiciaron especialmente un poblado en Spires, porque...
había tantos hombres distinguidos [reunidos allí] y que poseían influencia; y también para estar en el
momento extraordinario cerca de la Universidad de Heidelberg, que en aquellos días poseía la más
alta reputación debido a sus maestros Protestantes. Ellos llevaron gradualmente sus puntos de vis-
ta". Es interesante notar cómo ellos eclipsaron las escuelas Protestantes, como si, al igual que un
parásito, que succiona de ellas la vida. "Para conseguir que la Universidad de Dillingen volviese a su
propósito original, el Cardenal Truchess resolvió dimitir a todos los profesores que aun enseñaban
ahí, y comprometer el establecimiento totalmente con los Jesuitas".
Para mostrar la rapidez con que trabajaron los Jesuitas, Ranke dice: "En el año 1551 aun no tenían
ninguna posición fija en Alemania"; "en 1556 se habían extendido sobre Baviera y el Tirol, Franco-
nia y Swabia, una gran parte del país del Rin y Austria, y habían penetrado a Hungría, Bohemia y
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Moravia". Fieles al propósito de la orden, "sus labores estaban, por sobre todo, devotadas a las univer-
sidades. ¿Eran ellos ambiciosos de rivalizar en fama con los Protestantes? "Los Jesuitas mostraron no
menos asiduidad en la conducción de sus escuelas de Latín. Era una de sus primeras máximas en
Lainez, que las clases inferiores de gramática debían ser suplidas con buenos maestros, para poder
exclamar: "¡Como eres tan noble, me gustaría verte de nuestro lado!" Y así "antes de mucho, los ni-
ños, que frecuentaban las escuelas de los Jesuitas en Viena, fueron distinguidos por su resuelta rehú-
sa a participar en días de ayuno de carnes prohibidas que sus padres comían".
Los maestros tenían más peso con los niños que los propios padres, y se convirtieron en líderes de los
miembros de mayor edad de la familia, de tal manera que "los sentimientos así engendrados en las es-
cuelas se propagaron a lo largo de la masa de la población a través de la predicación y de la confesión".
Los resultados finales en Alemania, nos lo da Ranke: "Ellos ocuparon las sillas de los profesores, y en-
contraron pupilos que aceptaron sus doctrinas... Conquistaron a los Alemanes en su propio suelo, en
su propio hogar, y les arrebataron una parte de su propio país natal". *145 Así sucedió en Alemania
con las escuelas Jesuitas.
En relación con la captura de Francia por los Jesuitas, no es necesario decir mucho. Ranke nos da
unos pocos párrafos fuertes, mostrándonos la obra de la obra como maestros. Los Protestantes de
Francia hicieron una gran ―primera impresión y ejercieron una gran influencia sobre toda la vida futura
del individuo". Los Jesuitas estaban dispuestos a devotar toda una vida a una fase de la educación.
"Se encontró que las personas jóvenes aprendían más bajo ellos en medio año, que con otros en dos
años; hasta los Protestantes llamaron a sus hijos de las escuelas distantes, y los colocaron bajo el
cuidado de los Jesuitas". De esta última sentencia, tenemos que observar dos cosas. Los Protestantes
habían perdido de vista la importancia de la educación, y sus escuelas se habían deteriorado grande-
mente, porque sino, no le habrían confiado sus hijos a los Jesuitas. Mientras los Jesuitas comenzaron
trabajando en las universidades, "se siguieron escuelas para los pobres, modos de instrucción adapta-
dos para los niños y catecismo"... "La instrucción de los Jesuitas fue comunicada totalmente en el
espíritu de aquella entusiasta devoción que desde el comienzo había caracterizado peculiarmente su
orden". Esto tuvo su efecto; porque una obra sincera y de todo corazón por parte de los maestros,
aun cuando los métodos pudiesen estar errados y el material ser falso, ciertamente reaccionaría en la
vida de los pupilos. Viendo la obra de los maestros Jesuitas, uno siente el error, y conduce su causa al
descrédito, especialmente en Paris, tomando las armas en un tiempo de conmoción, y Ranke dice:
"Amparados por este estado de sentimiento público, los Jesuitas se establecieron en Francia. Allí co-
menzaron a pequeña escala, siendo constreñidos a contentarse a sí mismos con colegios que les
fueron dados en forma abierta, por unos pocos eclesiásticos. Ellos encontraron al comienzo la más
obstinada resistencia en las grandes ciudades, especialmente en Paris, pero al final forzaron su cami-
no a pesar de todos los impedimentos, y fueron admitidos en el año 1564 con el privilegio de poder
enseñar. Lyons ya los había recibido. Si fue el resultado de una buena fortuna o de mérito, fueron
capacitados para producir algunos hombres de con brillantes talentos entre ellos... En Lyons, espe-
cialmente, los Hugonotes fueron totalmente perseguidos, sus predicadores fueron exiliados, sus igle-
sias fueron demolidas, y sus libros fueron quemados; mientras que por otro lado, fue erigido un
espléndido colegio para los Jesuitas en 1567. Ellos también tenían a un distinguido profesor, cuya
exposición de la Biblia atrajo a multitudes de encantados y atentos jóvenes. De estos pueblos pe-
queños ellos ahora se expandieron por el reino en todas direcciones". *146 A través de su influencia
obtenida como educadores, 3.800 copias del Catecismo de Angler fueron vendidas en el espacio de
ocho años, solamente en Pads. Francia no siguió aprendiendo del Protestantismo. Ella había sido
ganada nuevamente por las escuelas de los Jesuitas.
Con relación a la obra en Inglaterra, se dice más, y nuestra propia conexión con ese reino le añade pe-
so a nuestros ojos a la historia de su educación. Thompson dice: "Durante el reinado de Elizabeth las
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autoridades papales renovaron sus afirmaciones de detener el Protestantismo en Inglaterra, y enviaron


más Jesuitas hacia allá con ese propósito". *147 Lo que no pudieron llevar a cabo a través de la intriga
y de la política civil, lo obtuvieron a través de las escuelas; así dice Thompson: "Ellos consiguieron
algo, y fue convencer a varios nobles Ingleses jóvenes, para que fuesen educados por los Jesuitas en
Flanders, para prepararlos a que traicionaran a su propio país, repitiendo en esto el experimento que
Loyola había hecho en Alemania. Los Jesuitas se esforzaron para ser los educadores de la juventud
Inglesa, tal como lo habían hecho en Alemania... El papa, por lo tanto, estableció un colegio Inglés en
Roma, para educar a los jóvenes Ingleses".
De este colegio, Ranke nos cuenta más: "William Allen concibió primero la idea de unir a los jóve-
nes Ingleses Católicos que residían en el continente, para la prosecución de sus estudios, y, a través
del apoyo del papa Gregorio, estableció un colegio para ellos en Douay. Esto, sin embargo, no le pa-
reció adecuado al papa, debido al propósito que tenía en vista. Él quería proveerles a esos fugitivos
un lugar más tranquilo y menos peligroso que el que se podía encontrar en la perturbada Holanda; de
acuerdo con esto, él fundó un colegio Inglés en Roma, y se lo consignó al cuidado de los Jesuitas.
Nadie era admitido en el colegio si no lo había solicitado, para completar sus estudios, para volver a
Inglaterra, y para predicar allí la fe de la Iglesia Romana". *148
América fue asignada cuando el poder Jesuita estaba en su ápice. Aquellos maestros que penetraron
Alemania sin temor, y que secretamente entraron en Inglaterra, cuando era inseguro para ellos el
ser identificados, siguieron de cerca los pasos de descubrir y de asignar. ―Al comienzo del siglo
XVII encontramos", dice Ranke, "la majestuosa fábrica de la Iglesia Católica en Sudamérica, total-
mente en sus comienzos. Los Jesuitas enseñaban gramática y las artes liberales, y un seminario te-
ológico fue conectado con su colegio de San Ildefonso. Todas las ramas del estudio teológico eran
enseñadas en las universidades de México y Lima". *149
En Norteamérica su vigilancia no fue menos marcada. "En 1611 vinieron misioneros Jesuitas para
trabajar con un extraordinario celo y éxito para convertir a los Indios". *150 En Maryland, una colonia
Católica, ellos la dominaron totalmente. Hablando del tiempo de Lord Baltimore, Thompson dice:
"En aquel tiempo, en Inglaterra, los papistas estaban bajo la influencia de los Jesuitas, cuya vigilancia
era muy activa como para que se les escapara la oportunidad de plantar su sociedad en el Nuevo
Mundo". *151 Su obra había sido efectuada tranquilamente desde el comienzo, y algunos piensan que
debido al decreto papal de 1773, suprimiendo la orden, ellos dejaron de trabajar. Esto, sin embargo,
es un error; porque "Gregorio XVI, cuyo pontificado comenzó en 1831, fue el primer papa que
alentó la idea de que el papado se establecería finalmente en los Estados Unidos. Su gran confian-
za, estaba sobre los Jesuitas, sobre cuya devoción a los principios del absolutismo, él podía confia-
damente descansar". *152 Pero los Jesuitas siempre llevaron a cabo su trabajo, especialmente a
través de la educación, por lo tanto podemos esperar que usen las mismas tácticas en nuestro país, el
cual ha probado ser tan eminentemente exitoso a su causa en Inglaterra y Alemania.
"Lo principal con los Jesuitas", tal como lo expresa Gressinger, "era obtener la dirección de la educa-
ción, de tal manera que teniendo a los jóvenes en sus manos, podían transformarlos a su propio
padrón". Ha sido el reconocido blanco de los Jesuitas eliminar el Protestantismo, y con eso, el repu-
blicanismo.
En este país, donde estos dos principios han sido prominentemente conspicuos, y que han estado tan
asociados, que cualquiera que mate uno, también mata al otro, es dudoso que al obtener el control del
sistema educacional, la orden pueda trabajar para el papado, para que éste opere la ruina de América,
tanto desde un punto de vista religioso como civil. Desde el comienzo de nuestra historia ha habido
desde el interior de nuestras fronteras, una mezcla con nuestros ciudadanos leales, una clase de edu-
cadores que llevan a cabo este principio descrito por Thompson. "La juventud Católica Romana está
prohibida por el sistema papal de aceptar como verdaderos los principios de la Declaración de la Inde-
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pendencia o de la Constitución de los Estados Unidos". *153 León XIII, que fue educado como Jesui-
ta [Thompson], permanece fiel a sus principios. Su biógrafo dice: "Que la ‗falsa educación‘ y el ‗en-
trenamiento anti-cristiano‘ de los jóvenes que prevalecen en los Estados Unidos y entre las personas li-
berales y progresistas del mundo, hay que eliminarlas, abandonarlas, y 'Tomás de Aquino (un Católico
del siglo XIII] tiene que ser una vez más entronizado como el "ángel de las escuelas"; sus métodos y
doctrinas tienen que ser la luz de toda enseñanza superior, porque sus obras solo son verdad revela-
da delante de la mente humana en su forma más científica'". *154
Es innecesario declarar el número de escuelas establecidas por los Católicos en los Estados Unidos, las
cuales han sido colocadas bajo el control de los Jesuitas; ni tampoco es necesario seguir los intentos
que se han hecho por el papado, en periodos irregulares en nuestra historia, para obtener el control de
nuestro sistema público de escuelas. Los problemas en Stillwater, Minn., y en Farabault, en el mismo
Estado, aun cuando no tuvieron éxito, fueron veletas al viento mostrando la dirección del viento,
fueron poses para probar el pulso público, y muestra en forma segura la política del papado en asun-
tos educacionales. De mucho mayor importancia para nosotros como Protestantes es el hecho que
los principios de los Jesuitas pueden y prevalecen en nuestro sistema popular de educación, y estos
principios, ya sea que sean llevados a cabo por los Jesuitas, o por maestros comunes, que no están
concientes de su situación, y que no ven los resultados de sus métodos, pueden producir la caída del
Protestantismo y del republicanismo. Nuestra nación ha repudiado sus principios fundamentales;
¿nuestras iglesias Protestantes están haciendo lo mismo? La historia de las instituciones educacio-
nales de los Estados Unidos, las cuales son analizadas en los próximos capítulos, mostrarán cómo el
plan de trabajo ahora seguido en nuestras universidades, colegios y escuelas de grado inferior, están
siguiendo el padrón de Sturm, y cómo están retrocediendo, conectando el siglo XX con el escolasti-
cismo de la Edad Media. Es sin el menor sentimiento de animosidad hacia los Jesuitas o al papado,
que estos hechos han sido colocados. Estos hacen por su causa lo que es mejor para levantarlos. Sus
métodos, desde que lleven a cabo su objetivo final, tienen que ser elogiadas, y su celo tiene que ser
siempre admirado. El problema que los Protestantes tienen que resolver es si aceptan la educación Je-
suita, papal, y así se transforman en papales, formando "una imagen de la Bestia" – para usar el len-
guaje del Apocalipsis – o si van a seguir los principios de la educación cristiana, y van a permanecer
fieles al nombre PROTESTANTE. El lector puede olvidar los nombres; pero acuérdese que hay dos
principios en el mundo, cuando la norma de la eterna verdad es reconocida; uno exalta a Cristo, y da
vida eterna; el otro exalta al hombre, y su vida es solamente para este mundo. La educación de acuer-
do al segundo, posee en sus métodos, el empequeñecimiento, el debilitamiento y el menosprecio. Co-
loca agonía en lo que no es importante, y pasa por la verdad sin un pestañeo siquiera. Prepara la
mente para el absolutismo tanto en el gobierno como en la religión. La educación de acuerdo al pri-
mero, se basará en métodos que desarrollan, en todo, al ser humano. Es una educación mental, mo-
ral y física, y su objetivo es educar de tal manera, que eventualmente cada una de estas tres natural e-
zas va a asumir la correcta relación con las otras dos, y nuevamente, tal como sucedió en el Monte de
la Transfiguración con el Hijo de Dios, "la divinidad interior va a brillar para encontrarse con la divini-
dad externa".

Capítulo XIV

América y el Problema Educacional

EL PROTESTANTISMO Y EL REPUBLICANISMO, NACIDO DE LA REFORMA,


ALIMENTADO POR LAS ESCUELAS. Como si hubiese sido levantada de la profundidad del
abismo por la poderosa mano de Dios, América se dispuso a recibir los principios de la libertad reli-
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giosa y civil de la Reforma en suelo Alemán. Al gobierno Alemán, se le ofreció primero la oportu-
nidad de desarrollar a su plenitud el movimiento de reforma. Este desarrollo total y completo signi-
ficaba la libertad religiosa para todos, y un gobierno del pueblo, Protestantismo y republicanismo.
Estos dos sistemas van de la mano, y están más cercanamente conectados que cualquiera otros
principios que existan. La muerte de uno significa la muerte del otro, porque la misma sangre ali-
menta a ambos.
Alemania comenzó bien. Se encontraría con príncipes liberales de mente y de gobierno, los cuales
aceptaron la nueva religión, y se colocaron al lado de los reformadores en toda su tormentosa carre-
ra. Dios había levantado a estos hombres para ese tiempo y lugar, tan ciertamente como Él llamo a
Nabucodonosor, o le señaló una obra a Ciro. El Protestantismo estaba firmemente enraizado, y, co-
mo ya lo hemos visto, durante los primeros 40 años de su existencia, su vitalidad fue tan fuerte que
los hombres y las naciones se doblegaban delante de él. Los primeros Reformadores, especialmente
Lutero y Melancton, conectaron el movimiento con la fuente de la vida cuando introdujeron un sistema
de educación cristiana. Los capítulos anteriores dejan clara la verdad que la vida de todo el movi-
miento en ambos aspectos – Protestantismo y republicanismo – dependían de un correcto sistema
educacional. Cuando la masa de la juventud Alemana se sentó a los pies de los maestros Alemanes,
y esos maestros eran fieles a los principios de la educación cristiana, la influencia de Roma dismi-
nuyó, y su propia vida fue amenazada. Fue entonces que el propio papado tomó el asunto de la edu-
cación, y a través de la obra de los Jesuitas tuvo éxito en matar la Reforma en Alemania, en realidad,
en toda Europa.
"Un día de grandes tinieblas intelectuales ha sido mostrado como si fuese favorable al éxito del papa-
do. Pero será demostrado que un día de gran luz intelectual es igualmente favorable para su éxito".
Los Jesuitas establecieron escuelas propias a la sombra de las escuelas Protestantes; entraron en
las escuelas Protestantes como maestros; succionaron la sangre de la vida de los niños, y ellos
desfallecieron y murieron. Los principios de la Reforma encontraron corazones honestos en
Holanda. Los Holandeses tomaron el asunto de la educación; pero los Jesuitas estaban nuevamen-
te a la saga, y, tal como lo dice Ranke, "Ellos gradualmente consiguieron su objetivo". La Reforma
cruzó el Canal, para encontrar los corazones de los Ingleses, los cuales deseaban una mayor liber-
tad. Los Lolardos, comenzando con Wyclif doscientos años antes, saltaron nuevamente a la vida
en los corazones de los Puritanos, hasta que, en el reinado de Enrique VIII, más de la mitad de la
población Inglesa era Protestante. Finalmente fue establecida la Comunidad Británica.
A Inglaterra se le ofreció la oportunidad de mostrarle al mundo los perfectos frutos de la Reforma en
su religión Protestante y en un gobierno republicano. ¡Pero ay! La historia se repite. La juventud In-
glesa cayó en las manos de los Jesuitas. Un colegio Inglés fue fundado en Roma, y maestros, minis-
tros y colportores volvieron a su país natal con el declarado propósito de sus educadores, los Jesuitas,
de derrocar la Reforma. ¡E Inglaterra cayó!
Aquellas palabras familiares de la pluma de Lutero, que aparecen en su carta apelando por ayuda en
el establecimiento de las escuelas Protestantes, hacen eco también por toda Inglaterra: "La Palabra de
Dios y Su gracia son como una catarata que cae, y desaparece. Estuvo entre los Judíos; pero desapa-
reció, y ahora ya no la tienen. Pablo la llevó a Grecia; pero en ese país también ha desaparecido, y
los Turcos reinan ahora allí. Vino a Roma y al imperio Latino; pero también ha desaparecido, y Ro-
ma tiene ahora al papa. Oh, Alemanes, ¡no esperen que esta Palabra la tengan para siempre!" Si este
hombre de Dios se hubiese levantado de su tumba un siglo después, y hubiese mirado sobre su ama-
da Alemania, y sobre Inglaterra, habría añadido estos nombres sobre aquellos donde la Palabra de
Dios y Su gracia habían estado, pero habían desaparecido. ¿El nombre de América debiera ser aña-
dido a esa lista? ¡Que los Protestantes se levanten antes que sea demasiado tarde!
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Al encontrar que Inglaterra cerró sus puertas contra el progreso, los Puritanos buscaron una mayor li-
bertad en Holanda. Ellos estaban desilusionados, porque no podían educar a sus hijos, como el Pro-
testantismo les había enseñado que debían educarlos. Como Peregrinos buscaron nuevos hogares en
América, y encontraron un retiro en las costas de Nueva Inglaterra. Esa ahora nuestro deber seguir el
crecimiento y el declinio del Protestantismo en nuestro propio país. Su prosperidad en todos los de-
más países ha sido en proporción a su adherencia a los correctos principios de educación; su declinio,
sin excepción, ha sido el resultado de un sistema de educación errado. ¿Cómo ha sido en los Estados
Unidos?

Ningún estudiante de historia, y especialmente de historia profética, duda por algún momento, que el
camino fue divinamente preparado para que el Protestantismo cruzara el Atlántico, y es igualmente
evidente que la misma Mano estaba sosteniendo esos principios, después que alcanzaron esas playas.
La Palabra de Dios le habla a menudo a los corazones de los hombres, conduciéndolos a inventar
planes, aprobar leyes, establecer instituciones, y de diversas maneras a trabajar de tal manera que Sus
verdades pudiesen crecer hasta una perfección que jamás habrían alcanzado en el país donde estaban
antes. Por otro lado, aquellas enseñanzas que han frustrado los principios del Protestantismo en Euro-
pa, se ve que están funcionando en América desde que se instauró una colonia hasta hoy. Ese ele-
mento que produce fortaleza fue la educación cristiana; esa influencia que se opone era una educa-
ción falsa o papal. Ambas forman el asunto de este capítulo.
La historia de los Estados Unidos se entreteje con la historia de la educación. Sus fundadores, espe-
cialmente en las colonias de Nueva Inglaterra, siguieron su origen hasta un centro de educación en
Inglaterra, y los círculos de la historia de Nueva Inglaterra se concentran en Harvard, así es que los
padres y los que apoyaron esa institución siguieron su origen en la Antigua Inglaterra hasta los paí-
ses de Anglia Oriental, donde la Universidad de Cambridge ejerció influencia. "De los 600 que llega-
ron a Massachusetts, se dice que, uno en treinta era un graduado Inglés de Cambridge. Estos y sus
compañeros eran hombres raros. Ellos poseían la escuela de un servicio al igual que su ejecución,
en el sentido más completo y bueno, como el mundo jamás lo ha igualado". *155
"Con una sabiduría sin igual, ellos unieron la libertad y el aprendizaje en una alianza perpetua y santa,
atando la última para bendecir a todo niño con instrucción, y los anteriores fueron investidos con
los derechos y deberes de ciudadanos. Ellos hicieron con que la educación y la soberanía co-
existiesen, haciendo ambas universales". *156
John Fiske aumenta más este pensamiento. *157 La "gran hospitalidad de Cambridge [la Universidad
de Inglaterra] hacia las nuevas ideas "es proverbial, y los mismos nombres, Lincolnshire, Norfolk,
Suffolk y Essex, Cambridge y Huntingdon, son familiares en la geografía de Nueva Inglaterra, y nos
están contando una historia de la educación Protestante.
Tal como los Puritanos fueron fuertes para denunciar a la Iglesia de Roma, y para aceptar el Protes-
tantismo, el cual, a comienzos del siglo XVII, más que nunca antes, significaba una separación de
la iglesia establecida y de las formas establecidas de gobierno, ellos no estaban unidos en pensa-
miento. Había dos clases: los Puritanos, y una clase de que estaba representada por hombres como
Richard Hooker. De los Puritanos, dice Fiske: "Algunos deben haberse parado en seco con el Pres-
biterianismo, mientras que otros sostenían que el nuevo presbítero era apenas un antiguo sacerdote
con una gran orden, y así presionaron hacia la Independencia". *158 Esta diferencia de opinión so-
bre asuntos religiosos es discernible cuando los representantes de ambas clases, mezclados en la so-
ciedad cerca de Boston, comenzaron la obra educacional en América. Aquellos que estaban incli-
nados a permanecer bajo la bandera del Presbiterianismo se burlaban de los demás, los cuales eran
conocidos como Brownistas, o Separatistas, y que siguieron a William Brewster a América, con
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anarquía, meramente porque creían en llevar a cabo completamente los principios por los cuales to-
dos estaban listos para pelear.
Así es que desde el comienzo nuestra obra educacional ha caído en las manos de dos clases de hombres,
una clase queriendo comprometerse para mantener la paz, y una clase atrevida y arriesgada, que
apoyaba el salirse de la verdad sin importar lo que viniera.
Había un gran problema educacional delante de la iglesia. Los Episcopales habían fallado en llevar a
cabo esa obra en Inglaterra; fue de su medio que William Brewster, un graduado de Cambridge,
John Robinson, que también era un graduado de Cambridge en el 1600, y William Bradford, que
posteriormente fue gobernador de Plymouth durante 30 años, se apartó para formar el núcleo de la
Iglesia Congregacional, la cual tuvo su origen en Scrooby, Inglaterra, y terminó en Plymouth. Lo
que los Episcopales habían menospreciado sobre el asunto de la educación en Inglaterra, ahora se
convirtió en el deber y privilegio de la nueva iglesia que comenzaba en el suelo virgen de América.
El lector está familiarizado con el hecho que los Puritanos, dejaron Inglaterra debido a la opresión ci-
vil y religiosa, el resultado de una unión de iglesia y estado, y vino a América en busca de libertad, y,
contrario a lo que uno podría esperar, especialmente con una mirada casual, aquí ellos desarrollaron
una teocracia. "El objetivo de Winthrop y sus amigos al venir a Massachussets, era la construcción de
un estado teocrático el cual sería para los cristianos... todo lo que la teocracia de Moisés y Josué y de
Samuel había sido para los Judíos... En un esquema así, no había espacio para una libertad religiosa...
El estado que ellos iban a construir consistía en un cuerpo unido de creyentes; la ciudadanía en sí
misma tenía que ser co-extensiva para con la membresía de la iglesia". *159
También es igualmente conocido, sin embargo, que esta forma teocrática se quebró muy luego; y
mientras los Estados Unidos está comenzando a encontrarse nuevamente en este modo de gobierno,
es un hecho extraordinario, y uno bien merecedor de nuestra más cercana consideración, que la an-
tigua teocracia de Nueva Inglaterra fue quebrada debido al poder del sistema educacional allí intro-
ducido. Cuando esto se lee en las páginas siguientes, que el lector responda la pregunta si el rep u-
dio de los principios Protestantes y los principios del republicanismo por los Estados Unidos, en el
siglo XIX, también se debió al actual sistema. Tenga en mente esa pregunta mientras proseguimos.
La historia educacional de los Estados Unidos puede ser convenientemente estudiada en tres secciones;
1, colonial; 2, revolucionaria; 3, siglo XIX.

1.- El Periodo Colonial.-


Desde el Colegio de Harvard, el Cambridge Norteamericano, "logró", tal como lo expresa Boone,
"una obra más necesaria, con variadas reacciones sobre la sociedad y sobre el gobierno, de tal ma-
nera que se ha afirmado, que 'la fundación del Colegio de Harvard apresuró la Revolución medio si-
glo'". *160 Nuestro estudio de las escuelas del periodo colonial se centrará alrededor de esta institu-
ción. De puede declarar con seguridad que la historia de Harvard, sus hombres líderes, y su variada
actitud hacia los diferentes problemas coloniales, arroja luz sobre el desarrollo sobre la cuestión de
la educación en el tiempo en que eran colocados los fundamentos de nuestro gobierno nacional.
Cuando Boston tenía apenas seis años de edad, fueron elaborados planes para el primer colegio de
América. "Entre los primeros líderes educacionales", dice Boone, "había hombres como el Rev.
Thomas Shepherd, John Cotton, y John Wilson, Jr.; todos clérigos y todos colegiados; Stoughton;
Dudley, el delegado-gobernador, y, por sobre todo, 'Winthrop, el gobernador, el guía y buen genio
de la colonia'. Esos fueron los hombres... de la naciente colonia.
Aquí había aprendizaje y carácter; sabiduría mundana y refinamientos de corazón; aliento y totalidad
de cultura, lo que podía justificar el atrevimiento de sus intentos". *161 La institución comenzó en
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la pobreza, 400 libras fueron donadas por el pueblo. El alto motivo que quería la empresa era "un
ilimitado celo para una educación, que para ellos parecía no tanto deseada como necesaria, que la
luz del aprendizaje no se extinga, ni perezca el estudio de la Palabra de Dios'".
El objetivo de la escuela, tal como lo sostuvieron los fundadores, está bien descrito por un ciudada-
no de Boston, el cual escribió esto en 1643 a uno de sus amigos: "Después que construimos nuestras
casas, providenciamos lo necesario para nuestras vidas, establecimos lugares convenientes para ado-
rar, y establecimos el gobierno civil, una de las próximas cosas que deseábamos y buscábamos, era
hacer avanzar el aprendizaje y perpetuarlo para la posteridad, temiendo dejar un ministerio iletrado
para las iglesias, cuando nuestros actuales ministros ya estén en el polvo. Y mientras estábamos
pensando y consultando cómo llevar a cabo esta gran obra, le pareció bien a Dios agitar el co-
razón de un Sr. Howard, (un hombre de Dios y un amante del aprendizaje, que entonces vivía entre no-
sotros) para que donara la mitad de su terreno para erigir un Colegio, y su librería".
En la contemplación de un colegio por esos nobles hombres, el pensamiento más elevado era cómo
conseguir un ministro educado. Este asunto se perdió de vista.
"Se debe recordar", escribe Boone, "que durante 60 años la institución no fue más que una escuela de
entrenamiento para ministros, dirigida como un seminario teológico, teniendo religión, de un tipo
más o menos bien definido, como su base y objetivo principal. Pero, tal como lo ha descrito el Profe-
sor Emerson: 'Es una de las cosas más extraordinarias en la historia de Harvard, que, en todas las
constituciones del colegio no hay nada que sea liberal o sectario; nada que pueda ser una persecución
de la verdad en cuanto a opiniones teológicas, y en cualquier otra cosa; y esto, también, porque los
fundadores del colegio eran severa y estrictamente ortodoxos, a menudo exclusivos en sus propias
opiniones, y aun cuando su objetivo era incuestionablemente proveer para una total educación de los
ministros del evangelio, en puntos de vista iguales a los suyos mismos'". "La idea fundamental del
colegio", dice Boone, en otro párrafo, "era la voluntad teológica".
"Los presidentes y miembros de la corporación eran generalmente los prominentes eruditos, los teó-
logos y los líderes políticos de la comunidad. El colegio fácilmente llegó a ser la arena sobre la
cual, o el interés alrededor del cual, fueron peleadas aquellos terribles altercados sobre dogmas y
doctrinas. Habiéndose conseguido esto, tal como lo consiguieron, fue el mejor aprendizaje, la me-
jor visión interna, las mentes más políticas de la época".
Esto tal vez explica aquella declaración anterior, que la educación de ministros en Harvard tenía más
que cualquier otra cosa que ver con el derrocamiento de la teocracia establecida en Boston. Es inte-
resante, también, observar el espíritu de democracia que esta institución promovió. Hablando de la
recaudación del fondo para erigir el edificio, Boone dice: "La colonia tomó su [el del Sr. Harvard]
espíritu, y todos hicieron algo, hasta los indigentes. Uno donó unas ovejas; otro nueve chelines de
ropa; otro, diez chelines de un jarrón grande; otros, una fuente para frutas, una cuchara para azúcar,
una jarra de plata, etc. ... No había rangos, no había clases de hombres, no había nada de eso. La es-
cuela era del pueblo". *162 "Fue alimentada por la democracia", y ella a su vez alimentó a la demo-
cracia. Ciertamente el Espíritu de Dios estaba suplicándoles a los hombres para que arreglaran su
institución educacional líder, para que fuesen perpetuados los principios de la Reforma.

El curso de estudio de esta escuela de ministros, tal como es descrita por Emerson, fue extraordina-
riamente libre de sectarismo, y de pensamiento liberal. "La Biblia era sistemáticamente estudiada du-
rante tres años completos, siendo que Esdras, Daniel y el Nuevo Testamento eran específicos. Era con-
cedido un año al estudio de la divinidad". *163
A los estudiantes se les exigía que asistiesen dos veces al día a la adoración, donde las Escrituras eran
leídas en Hebreo y en Griego, y se les exigía que tradujeran la selección leída. La historia recibía cier-
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ta atención, pero las ciencias eran prácticamente desconocidas, y "toda literatura profana estaba exclui-
da".
A través de todo esto se puede discernir el intento de educar para la causa de Cristo. ¡Con este co-
mienzo, cuánto no se habría podido conseguir, si el plan, con una verdad no adulterada, hubiese s i-
do seguido! El trabajo hecho en días posteriores por las escuelas, bajo la dirección del Estado, es
apenas una indicación del amplio campo que está delante de Harvard en instituciones similares, si la
iglesia hubiese permanecido en su provincia como el educador de sus propios niños.
Desde la misma fundación de Harvard se pueden ver indicaciones que fue juntamente con estos prin-
cipios de educación cristiana, de alguna manera la educación medieval, la cual, a menos que sea
descubierto y desterrado, actuaría como levadura, penetraría toda la masa. Por ejemplo, cuando el co-
legio tenía menos de 20 años de edad, encontramos este requerimiento anunciado para la admisión:
"Cuando cualquier erudito esté capacitado para leer Tully o cualquier otro clásico semejante de autor
Latino, improvise, y hable verdadero Latín en verso y en prosa, y defina perfectamente los paradig-
mas de sustantivos y de verbos en la lengua Griega, entonces él podrá ser admitido al Colegio; ni
habrá tampoco ninguna afirmación de admisión con tales calificaciones". Tiffs, desde luego, estaba
siendo normalizado de acuerdo con las universidades Europeas, y el de ellos era un sistema papal.
Este era el Harvard de los tiempos coloniales. Al entrar en el periodo Revolucionario, podemos ver
cambios como resultado tanto de los principios correctos como de los incorrectos. ¿Está Harvard,
con todas sus maravillosas instalaciones, entrenando a muchos para el servicio evangélico hoy, tal
como lo hizo antiguamente? Yale, la segunda escuela Congregacional, siguió de cerca los planes y
objetivos de Harvard.
William y María, el segundo colegio en los Estados Unidos, fue fundado bajo circunstancias dife-
rentes. Nació en medio de la riqueza, y entabló amistad con caballeros y cortesanos. "Las raíces",
dice Boone, "fueron profundas en el gran sistema eclesiástico Inglés", pero el objetivo declarado era
"que el colegio, cuando estuviese establecido, debería ser un 'seminario para la educación de buenos
ministros'". A pesar de sus buenas intenciones, mezclaron las enseñanzas escolásticas; porque, dije-
ron que "en la orden de Oxford de humanidades; lo abstracto es el fundamento de lo concreto; la
disciplina es todo; las lenguas antiguas antes que las modernas". Jefferson fue un graduado de esta
escuela, y posteriormente se verá cómo este hombre, cuya mente comprendía tan claramente los
principios de la libertad religiosa, luchó para alejarse de esta mezcla en la educación, y apoyó una
educación decididamente secular en escuelas que estaban siendo apoyadas por el Estado, evitando
así en esas instituciones la mezcla del entrenamiento secular y religioso.
Hasta aquí, vemos la escuela Episcopal, William y María, profundamente enraizada en el sistema
eclesiástico Inglés, e incapaz de recibir los puros y simples principios de educación de la Reforma.
Las dos escuelas Congregacionales, Harvard y Yale, se aproximaron más al ideal Protestante, pero
fueron incapaces de quebrar totalmente la atadura del escolasticismo, ellos hicieron mucho de la
obra preparatoria en los clásicos.
Uno de los problemas educacionales que nuestros Padres Coloniales tuvieron que enfrentar, fue el de
la "responsabilidad de los padres, la maliciosa indolencia general, el oficio educativo del trabajo, la
relación del Estado con la necesidad del individuo, el empleo compulsorio y la escuela, la posesión
del estado de la vida del niño", y por sobre todo, e incluyendo todo, la relación que sostenía la iglesia
con las escuelas, cuán lejos se podía ofrecer la educación secular en las escuelas cristianas, y cuán
lejos la iglesia podía pedirle ayuda al estado en relación a la conducta de las escuelas de iglesia. Eran
preguntas muy serias sobre las cuales dependía, y aun depende, el destino de la nación.
No se puede establecer una clara línea divisoria entre los periodos Colonial y el Revolucionario. El
trabajo comenzó en el periodo Colonial y preparó a hombres para efectuar una parte noble en el pe-
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riodo Revolucionario. La verdad del sistema educacional daría fruto, pero el error que ya hemos ob-
servado, estaba en un gran peligro de ganar suficiente fortaleza como para sofocar los puros princi-
pios. Las meras acusaciones no ayudaron mucho. Es suficiente seguir la historia del progreso edu-
cacional en el próximo siglo. Los resultados hablan por sí solos.

II.- El Periodo Revolucionario.-


Adicionalmente a la instrucción dada por píos padres Puritanos al rebaño en sus propios hogares, un
número limitado de escuelas comunes o de iglesia, fueron establecidas en el periodo Colonial. La po-
sición de las academias, que se desarrollaron en el periodo Revolucionario, es significativa. Encon-
tramos que "juntamente con cada uno de los primeros colegios, frecuentemente anteriores a ellos, al-
gunas veces formando parte de la organización, había una escuela de gramática".
Esas escuelas, sujetas a Harvard, Yale, Princeton, William and Mary, y otras, prepararon para las uni-
versidades, y suplementaron el trabajo de las escuelas elementales o comunes. Aquí hay un punto vi-
tal. Ellos tenían escuelas de hogar, escuelas elementales y colegios. Era imposible que estas escuelas
elementales preparasen estudiantes para la vida universitaria, cuando esas escuelas requerían, para
que entraran los estudiantes, que estos "leyeran Tully o cualquier otro autor clásico extemporáneo en
Latín, y que escribiera y hablara verdaderamente Latín en verso y en prosa, y que declinara perfec-
tamente los paradigmas de los sustantivos y verbos en el idioma Griego", como ya ha sido citado
desde un anuncio anterior de Harvard. Las universidades fundadas por la iglesia estaban, entonces,
formando un curso de estudio para estas escuelas de gramática, o academias, como muy luego fue-
ron llamadas; y como la demanda era de escuelas preparatorias clásicas, sus cursos fueron natural-
mente ocupados por el currículo del colegio. Ellos enseñaron mucho Latín y Griego, tenían un exten-
so curso de matemáticas, y eran generalmente fuertes en las humanidades". Esto fue un modelo de
acuerdo con Rugby, Eton, y otras notables escuelas Inglesas, o de las clásicas escuelas repetitivas de
Alemania, las cuales, como ya lo hemos visto, eran [Nota del Traductor: el original está cortado en
este punto].
Si un joven quería seguir sus estudios más allá de la escuela elemental, su única oportunidad de hacer-
lo era en una de las academias donde los clásicos formaban la suma y la sustancia de la instrucción.
La tendencia de volver a las formas establecidas en la educación Europea, o al sistema papal, es cla-
ramente visible.
Los primeros colegios habían sido establecidos para dar un entrenamiento cristiano, y sin lugar a du-
das tuvieron un inicio que podría haber resultado en la mayor fortaleza para la iglesia, y para la na-
ción de una manera secundaria; pero la introducción de estas escuelas de gramática o academias,
con un curso de estudio en los clásicos, hizo necesario que las universidades, enviaran a la mayoría
de los jóvenes hacia los clásicos en vez de enviarlos hacia una línea práctica de instrucción. Obser-
vando eso desde un punto de vista, no se podría haber hecho un movimiento más sabio para hacer
con que la marea de la reforma educacional se volviese nuevamente hacia la educación papal. ¿Po-
demos aquí seguir las pisadas de los Jesuitas, cuya política, desde los días de Loyola, había sido la
de derrocar el Protestantismo por un falso sistema de educación?
El efecto de la mezcla de los métodos puros e impuros, seguido en líneas distintas desde el mismo
comienzo, ahora asumió proporciones más definidas. El crecimiento de las academias fue extraor-
dinariamente rápido, y cuando la atención fue dirigida hacia esos hombres como Franklin, los
Adams, John Hancock, y la generación del "'76", los cuales recibieron la mayor parte de su educa-
ción en estas escuelas, se podría ver como pura presunción para condenar su obra. Los resultados,
sin embargo, que se vieron en años posteriores, garantizan el cargo que en ese tiempo se dio un
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gran paso desde los principios de la Reforma, lo cual significa para este país, un debilitamiento
tanto en el Protestantismo como en el republicanismo.
Estas academias fueron denominacionales, es verdad; pero aun ofrecían sus prescritos cursos de ins-
trucción. Casi inmediatamente aparecieron señales del resultado de esta unión de la educación cris-
tiana con el escolasticismo. Por ejemplo, leemos que la "Universidad de Brown, aun cuando fue fun-
dada como una institución Bautista, fue, sin embargo, una de las primeras escuelas del periodo en en-
fatizar el creciente sentimiento de un entrenamiento colegiado totalmente no denominacional". ¿Por
qué debería un colegio denominacional dar un curso no denominacional de instrucción, y por qué,
sobre todas las denominaciones, debieran hacerlo los Bautistas, a quienes se les dio una gran canti-
dad de luz, y que siempre habían señalado con orgullo a Roger Williams y al Estado de Rhode Island
como los ancestros y la encarnación de todo lo que es Protestante y republicano? Pero esta no es la
única indicación de este declinio con respecto a los primeros principios.
Alrededor de 1793 Harvard asumió el nombre de universidad. Boone dice: "También aparecieron seña-
les de Catolicismo; a los estudiantes ya no se les requería asistir a los cultos, a menos que se estuviesen
preparando para el ministerio... Se multiplicaron las sociedades literarias, las asociaciones voluntarias
para la cultura social y para la cultura general".
"La primera fraternidad Griega, la Phi Beta Kappa, el padre de las organizaciones fraternales secretas
y abiertas de América", fue formada en 1776 en William and Mary. Esta es otra indicación de la fur-
tiva introducción de principios opuestos a la democracia, y que tienden a quebrar el prejuicio exis-
tente contra las organizaciones secretas del papado.
Nuevamente, "Yale, también, aun cuando nominalmente era una fundación Congregacional, recibió
ayuda (1792) del estado, y eso dio lugar en su corporación a representantes estatales". La apostasía
educacional estaba comenzando; tenía que seguir el declinio religioso.
Boone nos da otro párrafo, el cual, en pocas palabras, nos cuenta una historia muy significativa, más,
tal vez, que lo que el autor entendía; porque él estaba apenas siguiendo la historia de la educación, y
no estaba investigando su filosofía. Él dice: "El colegio, que fue una vez un apéndice de la iglesia,
fue visto, en vista de los inminentes peligros estatales, como teniendo el mismo valor que la Comuni-
dad [Británica]". Esto, desde luego, es verdad, porque la Comunidad [Commonwealth] dependía para
ayuda, para su propia existencia, de las ideas educacionales propagadas en sus escuelas. Pero el escri-
tor continúa: "Fue animada primero, porque proveía un ministerio educado, e iba a ser reconocida
una opinión, a pesar de las deficiencias en la cultura, que la educación es algo más, que posee un va-
lor en sí misma; que las escuelas podrían muy bien ser mantenidas separadas de la iglesia como una
organización, y que de ninguna manera menoscabaría su utilidad". *164 He aquí el desafío.
Dios había colocado en las manos de su iglesia el derecho y el privilegio de educar a los jóvenes. Al
hacerlo, había hecho más; porque al educar a los jóvenes, la iglesia estaba a la mano derecha de
Dios para guiar a la nación por caminos de rectitud. Esto no se puede lograr uniendo las manos, por-
que la iglesia y el estado tienen, para que ambos sean libres, estar siempre separados. El pilar bajo el
cual la nación tiene que estar, el único sobre el cual tiene que estar, es un verdadero sistema de edu-
cación, y este es un don divino de la iglesia, el cual nació de la Reforma.
Para la Iglesia Luterana, el mensaje fue predicado por Lutero. La Iglesia Episcopal recibió esta "pala-
bra y gracia de Dios", tal como lo expresa Lutero; pero pasó de ellos, y ellos volvieron al escolasti-
cismo. Oxford, Cambridge, Eton, Rugby, todas las escuelas de Inglaterra testifican de esto. El men-
saje pasó a la Iglesia Congregacional, y Harvard, Yale, y otras, comenzaron en el camino correcto,
pero debido a las glorias del mundo perdieron de vista su objetivo original. Harvard, fundado para
educar ministros, formó en el año 1896, de una clase de 400 graduados, solamente seis ministros".
La Iglesia Presbiteriana tuvo su oportunidad, y lo mismo sucedió con los Bautistas y Metodistas. La
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educación rápida, el escepticismo con que América iba a ser gobernado, se estaba deslizando en las
iglesias. "De los cuatro colegios establecidos durante la guerra, dos eran no sectarios, tal como lo fue-
ron tres cuartas partes de los 16 colegios fundados en los 20 años después de 1776".
Se llegó a un momento todo especial. No solo las colonias tenían que organizar un gobierno que
asombrara al mundo, sino que las personas de estas colonias estaban al borde un precipicio educa-
cional, y poderosos intereses estaban colgando de la balanza.
Hemos visto que de las academias clásicas salieron las mentes que, durante una o dos generaciones,
ejerció influencia mientras la nación pasaba su periodo crítico. Ahí estaban los Adams y Jefferson,
Franklin, Webster, De Witt Clinton, Horace Mann, Joseph Henry, Everett y Story; Guilford, de Ohio;
Grime, de Carolina del Sur; Frelinghuysen, de Nueva Jersey; Wayland, en Rhode Island; y Shaw, en
Virginia; fuera de Kent, Clay, Marshall y Randolph, los cuales estaban, muchos de ellos, no solo re-
solviendo problemas políticos, sino que ejerciendo una influencia en los sistemas escolares planifica-
dos para los diferentes Estados.
Muchos de ellos eran hombres de academias clásicas, y podemos ver que la educación recibida en
estas escuelas afectaron los sistemas que irían a funcionar en los diversos Estados. Si los colegios
hubiesen permanecido fieles a su confianza en la educación cristiana, las academias habrían sido
escuelas preparatorias para los colegios cristianos, y los hombres enviados desde sus estableci-
mientos habrían estado firmemente aferrados en los principios de la educación cristiana, y habrían
salido a todos los Estados de la Unión para fundar escuelas cristianas, las cuales a su vez habrían
formado valientes y sinceros jóvenes, leales al Protestantismo y al republicanismo.
CUANDO LAS IGLESIAS FALLARON EN EDUCAR, LOS HOMBRES SE VOLVIERON AL
ESTADO. Estos hombres "difirieron en sus puntos de vista acerca de la Constitución, y se aventura-
ron por los peligros de la centralización; los mejores hombres se metieron en las sendas de la escla-
vitud y en los peligros del comercio", dice Boone, "pero todos concordaron que la inteligencia era ne-
cesaria para la ciudadanía". Washington dijo: "En proporción a la estructura que el gobierno le da
fuerza a la opinión pública, es necesario que la opinión pública sea iluminada", y Jefferson presionó pa-
ra que "la difusión de la luz y de la educación son los recursos que deben ser fiables en el mejora-
miento de la condición, promoviendo la virtud, y haciendo avanzar la felicidad del hombre".

Los Hombres Se Vuelven Hacia el Estado.-


Hay una demanda por el más alto y práctico tipo de educación. Los hombres de estado, ven que
son necesarios los hombres de estado y los ciudadanos. Los colegios denominacionales dejaron de
educar a los cristianos, y los ciudadanos tuvieron que ser educados en otra parte. "En 1805 se
formó la Sociedad de Escuelas Públicas, en la ciudad de Nueva York; las afirmaciones de la
educación primaria pública, fueron establecidas en Boston en 1818; y Nueva York proveyó para
el país la supervisión de las escuelas de los condados. A comienzos del siglo XIX fueron intro-
ducidos o discutidas las primeras escuelas superiores, las escuelas de entrenamiento manual, y
los institutos de mecánica, las asociaciones de maestros, las publicaciones de maestros, las es-
cuelas profesionales, y las librerías públicas libres. Hemos entrado en el tercer periodo.
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Capítulo XV

América y el Problema Educacional (Continuación)

III.- El Siglo XIX.-


El problema de la educación preparatoria elemental salió de las manos de las iglesias, y fue tomado
por el estado. ¿Cuál es el carácter de esa educación que el estado puede proveer? Realmente, una
gran pregunta; pero antes de considerarla, investiguemos las escuelas que el estado ha organizado, y
que apoyó y aun apoya. Había una urgente demanda de educación liberal, y varios Estados se apro-
piaron de tierras para fundar escuelas. Tan temprano como 1786 "el Estado de Nueva York separó
dos lotes en un lugar no ocupado, con propósitos evangelizadores y escolares'"; y por un voto de
cerca de 1800, dedicaron cerca de medio millón de acres como tierra vacante para apoyar las escuelas
comunes. Otros Estados siguieron el mismo plan general, algunos en rápida sucesión, otros más len-
tamente. Una cosa fue cierta, la educación de las personas comunes, pasó de las iglesias, y fue toma-
da por el gobierno.
Bajo tales circunstancias, no es sorprendente que en 1837, Horace Mann, presidente del Senado de
Massachusetts, se interesó en el asunto de la educación. De este hombre se dice: "Raramente se ha
unido la gran habilidad, la devoción no egoísta y el éxito brillante en el transcurso de una sola vi-
da". Este hombre se convirtió en el padre del sistema de escuela pública de los Estados Unidos, y co-
menzó una obra, que debió haber sido comenzada mucho antes por las iglesias populares de Améri-
ca. Pero fue neglienciada por ellas, y va a ser provechoso para nosotros observar el desarrollo del
gran sistema de escuelas jamás organizado, un sistema que, si el asunto de la educación cristiana
pudiera ser aislado, y ser visto solamente desde el punto de vista político, ha conducido a los Esta-
dos Unidos a un lugar de prominencia como centro educacional entre las naciones del mundo. Sin
embargo, como el republicanismo descansa en la cuenca del Protestantismo, y el Protestantismo es la
cuna de la educación cristiana, en el momento en que la característica de la educación cristiana es de-
jada a un lado, y el sistema pretende ser civil (pero en realidad nunca lo es), en ese momento pierde
su verdadera vitalidad y su genuina fortaleza. Pero volvamos al Sr. Mann y a su maravillosa obra.
Boone dice: "Los nudos del crecimiento de un siglo iban a ser suavizados; no todo de los grandes
números de las escuelas privadas estaban de acuerdo con el nuevo movimiento, y las iglesias estaban
naturalmente observando las invasiones de la educación no sectaria". *165 Esta expresión describe
a las escuelas sectarias estando casi en la misma actitud asumida por la iglesia cristiana debilitada
en los días de Constantino; y así como la iglesia de aquellos días alzó sus manos en busca de una
ayuda más poderosa, y porque había perdido su fuente individual de fortaleza – el Espíritu de Dios
– así ahora estas escuelas sectarias observaban con ojos celosos el progreso de las escuelas no secta-
rias, e, incapaces de mantener su anterior y su asignada posición, en virtud de la fortaleza inherente,
ellos alzaron sus manos hacia los cofres del estado, y recibieron ayuda. Yale lo hizo antes de los
días de Horace Mann; muchas otras lo han hecho desde entonces. Boone continua: "Los maestros in-
competentes eran temidos, los políticos eran criticados, y el conservadorismo general se escondía"
debido a los avances del Sr. Mann. "Mucho tenía que ser llevado a cabo, también, dentro de la es-
cuela. Los maestros tenían que ser mejorados, los intereses tenían que ser despertados, los métodos
racionalizados, y todo tenía que ser ajustado a los recursos disponibles. Además, la arquitectura de
las escuelas tenía que ser estudiada. Todo esto lo hizo el Sr. Mann. "¡Cuán grande fue la oportunidad
perdida por las sectas religiosas de América! Algunas de las cosas que fueron conseguidas en los
pocos años siguientes, son informadas aquí: "Se originó un sistema de escuelas normales. Se duplicó
la apropiación anual de escuelas; se gastaron dos millones de dólares en casas y amoblados; au-
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mentó el número de mujeres maestras; se introdujeron los institutos y estos fueron sistematizados;
las librerías de escuela se multiplicaron; se aprobó la educación para los dependientes, y para las
jóvenes clases ofendidas, y se aprobó la primera ley compulsoria de escuelas estatales".
Henry Bernard, un joven abogado de Connecticut, hizo por su estado una obra similar a la que realizó
Horace Mann en Massachusetts. Él fue un hombre de aguda visión, y golpeó la raíz de muchos males.
Encontrando que el dinero público era mal aplicado, y que muchos niños primarios eran negligen-
ciados, él se dispuso a efectuar una reforma. "Los maestros fueron despertados, fueron formadas
asociaciones para el mejoramiento mutuo... Estableció un periódico educacional", totalmente a sus
propias expensas. En 1843 este hombre fuerte y de buen corazón, fue llamado por el Estado de Rhode
Island para que solucionara los enredos en su sistema educacional. De este comienzo, ha crecido el
sistema de escuelas públicas, tal como se ve hoy. Está entrelazado en las mallas de nuestra historia
nacional desde Boston hasta San Francisco, y desde St. Paul hasta New Orleans. Los colegios han
hecho con que fuesen necesarias las academias, las escuelas preparatorias clásicas; y estas enviaron
hombres que modelaron las escuelas superiores de acuerdo con el curso académico. Los colegios
cristianos dieron el primer paso para comenzar; entonces, encontrándose que estaban fuera de la ca-
rrera, para enfrentar las necesidades, el siglo XIX ve un cambio gradual pero decidido en sus cursos de
instrucción. He aquí algunos pocos cambios, con las razones para ellos. Dice Boone:
"El actual y creciente aumento de las humanidades, el creciente reconocimiento de un espíritu al-
truista y cooperativo en la vida civil y social y política, la creciente complejidad de las fuerzas
sociales, los nuevos aspectos de gobierno, la unidad fundamental de toda la vida, la consecuente
idea de la solidariedad de la sociedad humana, han creado para el estudiante, nuevas líneas de in-
vestigación". *166
¡Cuán verdadero! Cuán grande separación entre el ideal sostenido por la antigua Harvard y aquel de
la Harvard de hoy. "La consiguiente idea de la solidariedad de la sociedad humana" como una nueva
línea de investigación para los estudiantes, parece una burla cuando vemos los principios fundamen-
tales del gobierno soltándose, y listos para desmoronarse bajo la aplicación de alguna fuerza inespe-
rada.
La misma separación del estudio de la Palabra de Dios y el registro de su lidiar con los hombres y con
las naciones – Dios en la historia y en la política – es observable en el currículo de todo colegio y
universidad moderna. Citamos nuevamente de Boone: "La historia de costumbres e instituciones, el
crecimiento de opiniones y sentimientos que son cristalizados en formas sociales, el estudio de go-
biernos y religiones, de arte e industria, están clamando por un lugar en el currículo. La filología
comparativa, con el aumentado interés en los idiomas modernos, corresponde al periodo actual". Ese
currículo posee un peso que moldea las mentes de los hombres, y la historia que estamos haciendo
hoy es apenas el resultado de los pensamientos inculcados en nuestros colegios modernos.
La cátedra de ciencia ha sido grandemente aumentada: las ideas de evolución tal como fueron expues-
tas por Darwin, Huxley y Dana han ingresado en los cursos, y al ser recibidas, piden para permanecer.
Dice Boone: "Se ha dicho que el estudio biológico [en las universidades] comenzó con Huxley en In-
glaterra, y posteriormente en este país". "De los diversos cursos en Harvard, 30% son en ciencias, y en
la mayoría de las demás instituciones contemporáneas, se obtiene una proporción similar. Esto ha te-
nido su influencia sobre el currículo aceptado". Esta ciencia sería definida por el apóstol Pablo como
la "así llamada falsa ciencia".
"Han ocurrido grandes cambios en los 20 años [desde 1868] en la multiplicación de cursos y en las
especializaciones de estudio que los acompañan". Tal vez los números sean más impresionantes en
este punto que las meras palabras. Boone declara que "de las 47 instituciones superiores que son in-
cluidas en el informe del Dr. Adams, y que incluyen a Harvard, Columbia y Brown, y 10 universida-
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des estatales líderes, 46 informan un aumento de 189 cursos en historia y en estudios correlaciona-
dos". Cornell ofrece ahora tantos cursos, que el estudiante debiera tomar, que requeriría más de una
vida para que un hombre los completara todos.
No es con ningún espíritu de condenación que estas cosas son declaradas, pero se puede ver que hay
un significado inevitable anexado a todos estos cambios. La multiplicidad de asuntos enseñados ha
conducido a un maravilloso libro de estudio, y toda la vida de un estudiante es gastada en intentar
colocar en su propia cabeza los pensamientos que otros han escrito para él. El espíritu de las uni-
versidades fue capturado por las academias, y por las escuelas superiores, y eso se ve reflejado aun
en los grados inferiores. Es el comienzo del proceso atiborrador ahora tan fuertemente denunciado
por unos pocos verdaderos educadores. Los lectores de nuestras revistas están familiarizados con
las ideas expresadas por la Sra. Lew Wallace en "El Asesinato de los Modernos Inocentes", por el
editor del Diario Damas del Hogar, y otros. Creo que es suficiente citar del Sr. Edward Bok, el cual
inició Hogares Americanos declarando que "en cinco ciudades solo de nuestro país había, durante
el último curso, más de 16.000 niños entre 8 y 14 años de edad, siendo retirados de las escuelas
públicas, porque sus sistemas nerviosos estaban destrozados, y sus mentes eran incapaces de conti-
nuar adelante en el infernal sistema destructivo que existe hoy en nuestras escuelas... Fue planifi-
cado por la naturaleza que entre los 7 y los 15 años de edad, el joven debería descansar, no un des-
canso que detenga todo crecimiento mental y físico, desde luego... pero el paso del joven debería ser
verificado de tal manera a permitirle que se recupere del cansancio que su sistema ha recibido.
"¿Pero qué es lo que realmente le sucede al joven a la edad de 7 años? ¿Se le da su periodo de descan-
so? ¡Ciertamente no! Él entra a la sala de clases, y se convierte en una víctima de largas horas de
confinamiento, la primera aplicación mental, que el joven ha conocido. Ahí comienza la deteriora-
ción nerviosa y comienza la angustia; el joven es justamente lanzado sobre su gozo (¡Dios nos prote-
ja!) del gran sistema educacional de América... Sistemas especiales de 'notas', que conducen a pre-
mios, son iniciados, los cuales sirven solo para estimular el brillo natural del joven, el cual necesita
relajarse, y que desanima al joven que ha permanecido por debajo del promedio de inteligencia. ¡Es
destruidor, destruidor, destruidor! Cierta cantidad de 'terreno tiene que ser transpuesto', como es
normalmente llamado. Si el joven es físicamente capaz de trabajar la tierra, entonces no entra en esa
cuestión. ¡Y ni siquiera nos detenemos ahí! Los jóvenes son compelidos a llevar para casa un
montón de libros para estudiar, normalmente después de la cena, y justo antes de irse a dormir, y esa
es la parte más bárbara de todo el sistema". *167

Esto es suficiente para mostrar que el sistema es reconocido como métodos de práctica que no están de
acuerdo con las leyes de la naturaleza, las cuales son las leyes de Dios. Esos métodos son el resultado
del sistema que está en la cabeza de aquellos que están dirigiendo los colegios y las universidades y
que planifican el trabajo para todos los que están debajo de ellos.
Los padres leen estas declaraciones maravillándose y con un sentimiento de horror, pero solo unos
pocos entienden que las escuelas primarias y las escuelas de gramática, y hasta las escuelas sup e-
riores, son responsables por la destrucción de la salud, por los métodos de entorpecimiento del ce-
rebro empleados en nuestras escuelas públicas. La causa para el actual sistema y métodos tiene que
ser buscada en los cambios que el tiempo ha traído en aquellas escuelas simples implementadas por
los padres Puritanos que buscaban la libertad. Se puede decir, que el Protestantismo ofreció un sis-
tema de educación cristiana que, si hubiese sido seguido, habría impedido lo que tenemos hoy en
día.
Es gratificante encontrar que el declinio no ha procedido sin disturbios. Su historia no ha sido como
la de un río apacible. De tiempo en tiempo han surgido hombres ofreciendo ideas educacionales
avanzadas para la época. Esos hombres fueron Comenius y Pestalozzi, los cuales introdujeron el
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estudio objetivo en lugar de la obra de la memoria; y Froebel, cuya paciente labor por los niños
del kindergarten no solo lo ha encariñado con el corazón del verdadero maestro, sino que lo han
hecho un benefactor de la humanidad en que levantó dudas con relación a los métodos para instruir
a la mente humana. Estos hombres, que buscaban verdades consiguieron vislumbres de los prin-
cipios de la verdadera educación tal como fue enseñada por Cristo. Los discípulos de estos hom-
bres, en vez de tomar emprestada de ellos la luz, han tenido el privilegio de ir nuevamente a la fuente
de la verdadera sabiduría, "el Maestro viene de Dios". He aquí el secreto del éxito para las reformas
educacionales del siglo XX.
La marea nos ha mantenido en un constante flujo y reflujo. Cuando estaba creciendo la tendencia
hacia los clásicos, la ciencia natural revivió, y el espíritu de investigación quebró la cinta que el tra-
bajo de la memoria estaba entrelazando. La ciencia, no contenta con los campos lícitos de explora-
ción, ahora está hurgando en la metafísica, y está enviando al mundo una raza de escépticos y de in-
fieles; o, si los profesos estudiantes cristianos, son confirmados como evolucionistas, dejando a un la-
do la Palabra de Dios por las teorías de la geología, astronomía o biología. El estrecho sistema de
destrucción de enseñanza por la memoria, está matando la vida intelectual de los niños, cuando fue
introducido el estudio de la naturaleza. Esto en realidad fue una mejora, porque estos estudios son
productores de pensamientos; pero aquí la marea entró en la dirección opuesta, y la fe en un Creador
es destruida.
ASÍ COMO SUCEDIÓ EN JERUSALÉN, ASÍ SUCEDE AHORA CON LAS IGLESIAS; ELLAS
ESTÁN SIENDO DESTRUIDAS PORQUE ES NEGLIGENCIADA LA EDUCACIÓN DE LOS
NIÑOS. ¿Adónde reside la seguridad de los padres cristianos y de sus hijos? El niño tiene dere-
cho a una educación cristiana. ¿Adónde se la puede obtener? ¿El estado la puede otorgar? No
puede darla. ¿Las iglesias Protestantes están educando a sus propios niños? Pocas son en verdad,
las escuelas cristianas, y hoy las iglesias están cosechando los resultados de su largo periodo de
retroceso. Las palabras del Dr. James M. Buckley, editor del Christian Advocate, el órgano líder
del Metodismo, expresa el sentimiento generalizado. Él dice en parte:
''Que la Iglesia Metodista Episcopal, con cerca de 3 millones de miembros y un vasto ejército de
eruditos de escuelas dominicales, añadiera menos de siete mil miembros en 1899, es sobresaltante.
Que en el mismo periodo mostrara un declino de 28.595 en su membresía, es ominoso. Una situa-
ción así no ha sido frecuente en nuestra historia... Ninguna persona reverente puede imputarle el
declinio a Dios el Padre Todopoderoso, a Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, o al Espíritu San-
to, en quien la iglesia incesantemente declara su creencia. Por lo tanto tiene que radicar en las
puertas de cada iglesia". *168
Esta declaración es muy verdadera; pero, aun cuando exonera a Dios, a Cristo, y al Espíritu Santo de
cualquier culpa en el asunto, es triste observar que hombres prominentes en el ministerio, fallan en
ver que las iglesias están perdiendo su influencia sobre la humanidad, porque han renunciado a su
derecho como Protestantes de educar a sus niños. Las iglesias tienen que ser lastimosas; pero solo
hay un remedio, y aquella iglesia que acepta su deber negligenciado en educación, recibirá su re-
compensa. A los estudiantes de profecía es un hecho significativo que este estado de asuntos ha es-
tado creciendo deplorablemente desde cerca de 1843 o 1844. Las fluctuaciones que han ocurrido en
el currículo de nuestras escuelas líderes, que se han referido anteriormente, pero que es enfatizado
por una vislumbre en la introducción de los cursos electivos. Cuando el curso de instrucción se
convirtió decididamente en algo complejo, requiriendo años para completarlo, y cuando la multipli-
cación de asuntos lo hizo impracticable para la mayoría de los estudiantes, para que completaran el
curso tal como estaba proyectado, allí surgió el privilegio de opción en la elección de los estudios en
muchos cursos. Esto también fue necesario en los colegios con la organización de muchas escuelas
técnicas a lo largo del país. "Los primeros esfuerzos para establecer institutos de trabajos mecánicos
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y manuales, son interesantes en la manera que marcan una reacción contra el dominio del lenguaje y
de la metafísica, y un ingenioso apelo para el largo reconocimiento de las ciencias físicas". Esto ha
conducido en algunos casos a la sustitución del Alemán, o de otro idioma moderno, y en un aumen-
to en las matemáticas en lugar de los clásicos, y el estudiante es libre para elegir.

Este espíritu de libertad, que casi siempre ha sido torcido, uno puede decir, de muchas de las insti-
tuciones de estudio superior, es ocasionalmente encontrado en que ha influenciado los corazones de
los primeros educadores. Uno lee con agudo placer la historia de la fundación de la Universidad de
Virginia, el espíritu activo de Thomas Jefferson. El lector se va a interesar en un párrafo de Boone:
"Ya en 1779, mientras el Antiguo Dominio, con su hermana Estado, estaba enredado en una dudosa
guerra; y nuevamente en 1814, después de numerosas derrotas y constante oposición del recién es-
tablecido Colegio William and Mary, de las iglesias Protestantes, y de la mayoría de los líderes
políticos de aquel tiempo, el Sr. Jefferson y sus amigos trataron de proveer para el estado, junta-
mente con el sistema general de educación, la universidad, en la cual se enseñaría en el mayor gra-
do, toda la rama del conocimiento, que había sido calculado para enriquecer, estimular y adornar el
entendimiento, o para ser útil en las artes y en los negocios prácticos de la vida. Cinco años después
(1819) fue obtenido un acto de la Asamblea estableciendo la Universidad de Virginia. Cuando fue
abierta, seis años después, después de una amplia familiarización y un cuidados estudio de las más
progresistas instituciones en los Estados Unidos, se encontró que en disciplina e instrucción, en
constitución y medios, difería mucho de todas las demás". *169
La visión de largo alcance del promotor jefe de la empresa, es vista cuando vemos dónde radica esta
gran diferencia. "Hay una práctica", escribió el Sr. Jefferson, "de la cual ciertamente podemos alejar-
nos, aun cuando ha sido copiada por casi todos los colegios y academias en los Estados Unidos, es-
ta es, el mantener a todos los estudiantes en un solo curso prescrito de lectura, y prohibiendo la apli-
cación exclusiva a aquellas ramas que solo los van a calificar para la particular vocación a la cual
ellos están destinados. Nosotros tenemos, al contrario, permitirles una elección no controlada en las
lecturas que vayan a elegir para asistir, y requerir solamente calificaciones elementales, y una edad
suficiente". *170
Este fue un maravilloso paso para el tiempo en que ocurrió, e indica la dirección dada a las mentes de
los hombres por el Espíritu de Dios. La gran libertad ocasionada por la adopción del sistema electivo
se siente a lo largo de los centros educacionales de nuestro país. La Universidad de Johns Hopkins
garante el grado B. A. en cuatro de seis de sus cursos sin los clásicos. Esto nos conduce, sin embar-
go, a una consideración efectuada en varias páginas más atrás: ¿Qué asuntos pueden ser correcta-
mente enseñadas en escuelas apoyadas por los fondos públicos? La educación, pura y simple, en la
extensión de su significado, es el desarrollo del carácter. El estado, como tal, no puede juzgar los mo-
tivos, por lo tanto, no puede educar al hombre interior. Estas dos fases de la Reforma fueron el Pro-
testantismo y el republicanismo; el primero lidia con la naturaleza espiritual, y a través de éste, al-
canza a todo el hombre, creando un carácter simétrico; la parte gubernamental lidia solamente con
lo mental y físico, las manifestaciones externas. A la iglesia le fue comisionado el cargo del hombre
espiritual, y la comisión de "enseñar a todas las naciones" dadas a la pequeña compañía que observó
la ascensión del Señor, le fue repetido a la iglesia en el siglo XVI; y con un peso especial esta carga
fue colocada sobre las espaldas de los hombres y mujeres Americanos. El estado necesita hombres
para llevar a cabo sus negocios; y para el entrenamiento puramente secular de esos individuos, tiene
el perfecto derecho a hacerlo, y hasta el deber, de proveer del fondo común. Un curso puramente
mecánico, secular o financiero, puede por lo tanto ser ofrecido en nuestras escuelas estatales; pero
con una educación así, pocos padres estarían contentos. La naturaleza moral necesita entrenamiento;
para ser buenos ciudadanos, se argumenta, tienen que ser inculcados, en alguna parte del sistema de
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ética, lo cual está basado en las doctrinas de Cristo. Las escuelas cristianas, y solamente ellas, pue-
den dar una educación espiritual. Este es el dilema en el cual el sistema educacional se encuentra a
sí mismo en el tiempo de la Revolución, y el asunto, en vez de alcanzar una solución satisfactoria, ha
crecido constantemente hacia lo peor. Las iglesias fallaron en proveer para el entrenamiento cristia-
no; y el estado sintió que algo tenía que ser hecho por los niños. Las escuelas públicas fueron esta-
blecidas; pero estas, por derecho, no pueden enseñar moralidad ni cualquier cosa que pertenezca a
eso. Pero lo hacen. Por lo tanto, la iglesia, debido a su falla, ha obligado al estado a tratar de hacer
su obra, una tarea imposible. Nuevamente, las iglesias y las escuelas denominacionales, no queriendo
ser superadas por las instituciones estatales, han extendido sus estacas y han alargado sus cuerdas hasta
que han llegado a ofrecer, no aquellos asuntos que son la construcción del carácter, sino que aquellos
que los capacitará para competir con las instituciones estatales. Aquí nuevamente hay un alejamiento
de la educación cristiana, y una mezcla que será difícil de designar, a no ser como papal. Nuevamente,
el estado coloca su sello sobre la obra hecha en instituciones que él apoya, y las escuelas cristianas –
aquellas por lo menos de nombre – no solo aceptan el dinero público, sino que permiten que el estado
coloque su sello en su obra al garantizar los grados y diplomas. Este es un resultado natural de la
unión de la educación mundana y los principios de la educación cristiana, que hemos seguido duran-
te dos siglos, pero hoy casi no hay una escuela afirmando ser cristiana en sus principios, que se atre-
va a elevar su voz contra las costumbres de sus instituciones hermanas.
"Dadle, por lo tanto, a Cesar las cosas que son de Cesar, y a Dios las cosas que son de Dios", será re-
petido, si el autor de esas palabras entra en persona en las instituciones de estudio que afirman llevar
su nombre. Una unión de iglesia y estado es descrita como el papado; una unión de educación (el
fundamento de la iglesia) con el estado es aprobada casi sin voces que disientan.
Hasta aquí en este capítulo, la obra educacional de la Iglesia Católica en los Estados Unidos ha sido
aprobada sin decir una palabra; no porque esa organización haya sido menos activa aquí que en los
países Europeos, sino que porque la idea es tan común, que para que un sistema de educación sea
papal, tiene que emanar de la Iglesia Católica. Ideas contrarias han sido enfatizadas una y otra vez en
estas páginas. En nuestro propio país no podemos fallar en ver que, fuera de la obra de la Iglesia
Católica, se ha desarrollado un sistema papal de instrucción. El trampolín hasta el presente, pro-
veniente de las edades pasadas, cuando Egipto o Grecia influenciaron el mundo a través de la cien-
cia y de la filosofía, en algunos lugares pudo estar escondida; pero los productos de la filosofía
Griega y de la sabiduría Egipcia, sazonados con las ideas del escolasticismo medieval, o la mezcla
más sutil de la educación cristiana moderna y el sistema papal tal como fue ejemplificado por
Sturm, al cual se le anexó el sello de aprobación del Estado, nos encuentra de estación en estación
en la medida en que nuestras escuelas envían a sus graduados. Los Católicos, sin embargo, no han
observado el crecimiento de nuestro sistema educacional sin colocar en ello un vigoroso esfuerzo.
Desde los días Coloniales, cuando los Jesuitas llegaron hasta estas costas, y establecieron las escue-
las y las misiones, hasta el día de hoy, cuando la nueva universidad para la educación de la juventud
Católica está en plena operación en nuestra capital nacional, esta organización no ha ahorrado
ningún esfuerzo. Tal como lo dice Boone: "Todo otro servicio denominacional en educación es par-
cial e irregular comparado con la captura comprensiva de la Iglesia Católica. Su objetivo es todo in-
clusivo, y no asume ninguna otra agencia. Ignorando la escuela pública, su plan es coextensivo con
su membresía. Con un quinto de todos los seminarios teológicos, y con un tercio de todos sus es-
tudiantes; con un cuarto de los colegios, cerca de 600 academias, y 2600 escuelas parroquiales (ele-
mentales), instruyendo más de medio millón de niños, la iglesia es vista como una fuerza que, educa-
cionalmente considerada, no es igualada por ninguna otra agencia, sino que por el mismo gobierno".
*171
El sistema a través del cual esta obra es llevada adelante, es descrito así: "Las doce provincias Católicas
están subdivididas en 79 diócesis. El último promedio fue de 35 a 40 parroquias, siendo que cada
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una de ellas se supone que posee un colegio para el entrenamiento básico de sus niños . De hecho,
93% de ellos mantienen escuelas parroquiales, en las cuales son educados, generalmente por el sa-
cerdocio... los 511.063 pupilos. Fuera de estas, hay 588 academias, normalmente para las niñas, y 91
colegios". Esto fue escrito hace unos 6 o 7 años atrás, pero las cifras hablan por sí solas. Con la na-
ción llena de escuelas, las cuales tienen como su objetivo principal, la aniquilación del Protestantismo
y del republicanismo; con nuestro propio sistema de escuelas públicas, tan grande en muchos aspec-
tos, pero comprometido hasta que es realmente papal, no es raro que las congregaciones Metodistas
y Presbiterianas estén lamentando sus disminuidos números.
¿Los Protestantes debieran educar a sus propios niños? La historia habla en un lenguaje enfático:
¡Si! El papado dice: Si ustedes quieren que nosotros eduquemos a vuestros niños, decimos ¡No!
"Dios está a la puerta y llama; seremos bendecidos si le abrimos". Lutero.

Capítulo XVI

La Educación Cristiana

Después de observar la lucha educacional, la cual ha permanecido durante siglos, entre la verdad y el
error, y observando que apenas se ha pasado un siglo que no ha testimoniado una controversia más o
menos severa entre los métodos cristiano y papal de instrucción, uno está preparado para creer este
asunto está inseparablemente relacionado con la historia de las naciones. Si esto es verdad, tene-
mos que esperar encontrarnos a nosotros mismos en medio de la controversia de hoy. Se necesita
apenas una mirada ocasional a la historia actual, para confirmar este hecho; porque las mentes están
aproblemadas debido a los males existentes, y los corazones están abiertos hacia la verdad educa-
cional.
Si estamos inclinados a pensar que los principios de la educación cristiana son nuevos y que no se
habían escuchado antes, solo tenemos que coger los pensamientos que han influenciado a los verdade-
ros educadores, desde el tiempo de Cristo hasta hoy día, para saber que el mismo espíritu ha estado
trabajando en todas las épocas, para conducir los corazones de los hombres a Dios.
El advento de Cristo fue un maravilloso evento. "La Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros".
Para que el hombre pueda, a través de Cristo, efectuar las obras de Dios en carne humana, y ver las
manifestaciones de la verdad, para eso nació Cristo. La de Él fue prominentemente una obra de
educación, y Su sistema fue la educación cristiana. Esto significa, que el cielo alcanzó nuevamente
a la tierra, y la apretó contra su pecho. Los hombres, en su corta visión, eran incapaces de com-
prender las enseñanzas espirituales del Hijo de Dios, y a menudo Sus más poderosas lecciones ca-
yeron inapreciadas en los oídos de las multitudes, y aun en los oídos de los apóstoles.
La vida de Cristo ha hecho mucho por el mundo, y nunca ha habido un hombre o una nación de
hombres, que hayan seguido totalmente sus enseñanzas. El error se ha mezclado siempre con la
verdad, y los educadores del mundo han fallado en ver la realización de sus esperanzas debido a
su entendimiento parcial de la verdad.
Cristo, cuando fue rechazado por el mundo, no fue retirado por completo, y dejó al hombre suje-
to a su propio destino; pero envió a Su Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad, como un educador,
conduciendo a las mentes a la verdad. Esta obra del Espíritu es claramente vista, porque un
hombre ha sido dirigido a una fase de la verdadera educación, mientras que otro, tal vez un obrero
contemporáneo, o tal vez un sucesor, puede ser un compañero del mismo país, o alguien que esté
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a una gran distancia, ha recogido otra hebra en la madeja, y desarrolló otro pensamiento para el
mundo.
El mundo nunca ha sido dejado sin algún representante de la educación cristiana. Al tratar de definir el
término que aparece como el asunto de este capítulo, se llama la atención a la obra parcial de refor-
ma que se ha llevado a cabo por los hombres, que el mundo reconoce como educadores. Los errores
de una falsa educación, tan común en los tiempos pasados, y que aun son reconocidos como una par-
te de los sistemas de educación que ahora están en boga, están en un fuerte contraste con las ideas
correctas apoyadas por estos hombres en los diversos tiempos.
Los hombres cuyas ideas son mencionadas en este capítulo, vivieron y trabajaron después de la Re-
forma; y para poder revelar el error contra el cual ellos trabajaron, es necesario considerar los
métodos de instrucción que se encuentran en las escuelas papales. Pensamientos similares se en-
cuentran en las páginas anteriores, pero, por amor al contraste, las repetimos aquí.
Painter dice: "Cuando un hombre joven ha adquirido un pleno conocimiento del idioma Latín, para
todos los propósitos; cuando él estuvo bien versado en las opiniones teológicas y filosóficas de sus
preceptores; cuando llegó a ser hábil en la disputa, y pudo hacer una brillante presentación de los
recursos de una memoria bien alimentada, él ha alcanzado la más elevada altura a la cual los Jesui-
tas querían conducirlo. Originalidad e independencia de mente, amor por la verdad por su propio
bien, el poder de reflejar y de formar juicio correctos, no solo eran negligenciados, sino que eran su-
primidos en el sistema Jesuita". *172 Karl Schmidt testifica igualmente con estas palabras: "Libros,
palabras, han sido los asuntos de instrucción... El conocimiento de cosas era deseado. En vez de las
cosas en sí mismas, fueron enseñadas palabras acerca de las cosas". "Aprender haciendo" es la regla
en la educación cristiana. Una gran cantidad de Latín y Griego, fue y aun es, la regla en el sistema
de educación papal, y estos idiomas eran enseñados, no por amor al pensamiento, sino que meramen-
te por las palabras.
El mundo, durante un siglo, había estado atado al estudio de los clásicos. Esta esclavitud fue quebra-
da por la Reforma, pero el mundo volvió nuevamente a lo mismo. Milton, el poeta del siglo XVII,
escribió: "El idioma es apenas el instrumento para que conozcamos las cosas útiles. Aun cuando un
lingüista debiera enorgullecerse a sí mismo de saber todas las lenguas que Babel le dio al mundo, pe-
ro si él no ha estudiado las cosas sólidas que hay en ellas, como también las palabras y el vocabulario,
él no podrá ser tan estimado como un hombre estudioso, como un oficinista o negociante competiti-
vamente sabio solo en su lengua materna... No nos gusta gastar 7 u 8 años en rozar mucho Latín y
Griego, como el que se puede aprender de otra manera fácil y entretenidamente en un año". *173
Ratich, un educador Alemán del siglo XVI, dijo: "Estamos, atados al Latín. Los Griegos y Sarrace-
nos jamás habrían hecho tanto por la posteridad, si hubiesen gastado su juventud en aprender una
lengua extranjera. Debemos estudiar nuestro propio idioma, y después las ciencias". "Todo debe ser
primero en la lengua materna", y "nada por mera autoridad‖ eran las reglas en su sala de clases. Co-
menius, el renombrado maestro, acostumbraba decir: "Si se debe gastar tanto tiempo solo en el idio-
ma, cuando, el muchacho tiene que conocer las cosas, ¿cuándo va a aprender filosofía, religión, y
otras cosas? Él va a consumir su vida preparándose para la vida".
¡Cuán exactamente se aplica esto al estudio de las palabras de nuestros muchachos y niñas de hoy! No
importa si es Latín o gramática Inglesa; en verdad, puede ser aquel otro modo de expresión – algu-
na forma de matemáticas – donde el tiempo y la energía son devotados meramente al proceso. Una fa-
lla en hacer el desarrollo del pensamiento – de hecho, en algo independiente – el asunto principal de
la instrucción, hace con que cualquier método de enseñanza se convierta en papal, no importa cuál
sea el nombre a través del cual sea conocido, o por quién lo enseñe. La vida de trabajo de Come-
nius fue la de oponerse a esta tendencia, tal como lo muestran los siguientes principios. Él insistió
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que "no se debía enseñar nada que no fuese de sólida utilidad". No se debe estudiar nada de corazón
que no sea primero totalmente entendido". "Los teólogos y los médicos debieran estudiar Griego". "El
hacer algo solo se aprende haciéndolo". Que los reformadores educacionales de hoy están apoyando
los mismos principios, lo vamos a ver más tarde. Esto es una parte de la educación cristiana.
John Locke, un educador Inglés del siglo XVII, tenía la verdad sobre el asunto de la educación. So-
bre los idiomas, él dice: "Cuando considero cuánto alboroto se hace con un poco de Latín y Griego,
cuántos años son gastados en eso, y cuánto ruido y negocio se hace sin ningún propósito, casi no
puedo dejar de pensar que los padres de los niños aun viven temiendo la vara del maestro , la cual
ellos vieron como el único instrumento de educación; como si un idioma o dos, fuese todo lo que
importa".
El carácter fue valorado por este hombre, y su declaración en cuanto a la relativa importancia del es-
tudio es de valor para los padres y maestros. "Yo creo que es necesario el leer, escribir y estudiar, pero
no es lo más importante. Yo imagino que usted lo considera como alguien muy tonto, porque no va-
loriza a un hombre virtuoso o sabio por sobre un erudito. Yo creo que estudiar es una gran ayuda
para ambos, en mentes bien dispuestas; pero tenemos que confesar que en otras no tan bien dispues-
tas, las ayuda a ser más tontas o a ser hombres peores. ''Yo digo esto, que cuando usted considera la
educación de su hijo, y está buscando a un maestro, o a un tutor, usted no va a tener, como es normal,
solo Latín y lógica en sus pensamientos. El estudio debía tenerlo, pero en segundo lugar, solo como
subordinado a las cualidades mayores. Busque a alguien que conozca cuán discretamente se estructu-
ran sus maneras; colóquelo en las manos de alguien que, tanto cuanto sea posible, asegure su in o-
cencia, acaricie y nutra el bien, y corrija cariñosamente y elimine todas las malas inclinaciones, y
coloque en él buenos hábitos. ESTO ES LO PRINCIPAL; y si esto ha sido provisto, el estudio vendrá
por añadidura".
¿Hasta adónde están siguiendo este excelente consejo los Protestantes? ¿En qué escuelas para niños y
niñas Protestantes son acariciados inocentemente? ¿Adónde se nutre el bien? ¿Adónde se eliminan
las malas inclinaciones cariñosamente, y adónde se inculcan los buenos hábitos? ¿Adónde se colo-
can estas cosas por sobre el estudio de los libros?
"La virtud", continua Locke, "como la primera y más necesaria cosa de esas dotaciones que le pertene-
cen a un hombre o a un caballero, estaba basada en la religión. Como fundamento de esto, tenía que
ser impresa muy temprano en su mente, una verdadera noción de Dios". Aquí encuentra uno una cla-
ra concepción de la educación cristiana, y que los padres de hoy harían muy bien en estudiar.
El estudio de los clásicos, juntamente con la obra de memorizar, que era la principal característica de
estos estudios, no fue el único defecto en la educación papal; y por lo tanto tampoco es el único error
que los educadores, condujeron, como uno podría creer, por el espíritu de la verdad, y que de tiem-
pos en tiempos se alejaron. El sistema de atiborramiento, tan justamente denunciado por las mentes
pensantes, como uno de los mayores defectos del actual sistema escolar, es una marca de la educa-
ción papal, adonde quiera que se la encuentre. Y probablemente ninguna generación ha pasado sin
haber escuchado una voz que se ha levantado contra esta perniciosa práctica en las salas de clases. El
Dios del cielo reconoce que la mente humana contiene las más altas posibilidades de la tierra ; el
niño es una parte de sí mismo; y cuando son usados métodos errados de educación para lidiar con el
desarrollo de las mentes, Él, la cabeza del cuerpo, de la cual nosotros somos miembros, siente el do-
lor; así es como la educación cristiana es una emanación de la mente de Dios.
Montaigne, hablando de educación en el siglo XVI, dijo: "Es la costumbre de los maestros de escuela
ser atronadores en los oídos de sus pupilos, como si estuvieran hablándoles por un embudo, cuando el
asunto de los pupilos es solo repetir lo que sus maestros les han dicho". Él ha sido enseñado que un
"tutor debiera, de acuerdo con la capacidad que tiene para lidiar con, colocarla [la mente del niño] a
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prueba, permitiendo que su pupilo pruebe las cosas y le gusten, y que por sí mismo elija y discierna
las cosas... El mucho estudio sofoca el alma, así como las plantas son sofocadas con mucha hume-
dad, y las lámparas con mucho aceite. 'Nuestro pedante conocimiento saqueador de los libros, y que
lo llevamos en la punta de los labios, así como los pájaros llevan las semillas para alimentar a sus
hijos... Nosotros trabajamos duro solo para llenar la memoria, pero dejamos la conciencia y el en-
tendimiento vacíos".
Ya en Enero del 1900, Edward Bok, editor del diario Ladies' Home Journal, escribió con relación al
atiborrante proceso de las escuelas populares: "¿Los hombres y mujeres Norteamericanos entienden
que solo en cinco ciudades de nuestro país había, durante el último término escolar, más de 16.000
niños entre 8 y 14 años de edad, siendo retirados de las escuelas públicas porque sus sistemas ne r-
viosos estaban destruidos, y que sus mentes eran incapaces de de continuar adelante en el infernal
sistema de atiborramiento que existe hoy en nuestras escuelas? ... Los hombres médicos conserva-
dores que han dado sus vidas al estudio de los niños, informan que el número de niños, cuya salud
ha sido dañada por el exceso de estudio, en más de 50.000 cada año... Es atiborrante, atiborrante,
atiborrante. Se tiene que andar cierta cantidad de terreno, como se dice normalmente. Si el niño es
capaz de trabajar físicamente ese terreno, eso no entra en la problemática".
El escritor escribe sobre los males del estudio nocturno, y continua: "La verdadera reforma siempre co-
mienza en la raíz de todos los males, y la raíz del mal del estudio hogareño radica en el sistema atibo-
rrante".
La Sra. Lew Wallace dice: "Vaya a cualquier escuela pública, y verá a niñas pálidas como lirios y a
muchachos con el pecho plano y con pieles color cera, y a eso se le llama aspecto escolar. Cada in-
centivo y estímulo es mantenido; pavor a la culpa, amor a la alabanza, a los premios, medallas, dis-
tintivos, el ansiado adulamiento en los diarios, la tendencia nunca disminuye. La carga son los li-
bros. La tarea impuesta sobre los jóvenes es temerosa. El esfuerzo parece ser que los libros sean tan
difíciles y complicados como sea posible, en vez de suavizar la montaña que es tan alta y el escalar-
la tan duro".
En su estilo tan característico, la Sra. Wallace condena los métodos normales de enseñar aritmé-
tica y lenguaje:
"Dijo una mamá, '¿Cuánto es dos más dos? ... "El muchacho titubeó. "'Ciertamente sabes que dos más
dos son cuatro‖.

"'Si, mamá; pero estoy tratando de acordarme del proceso'". ¡Realmente proceso!...
"Un día maría estaba inclinada sobre una tabla escribiendo palabras a ambos lados de una línea dere-
cha, como si hubiesen numeradores y denominadores.
"'¿Qué estás haciendo ahora?' le preguntó la abuela.
―María respondió con orgullo, 'estoy diagramando'"'. En el nombre del buen sentido, ¿qué es diagra-
mar?"
"'Es disciplina mental. La señorita Cram dice que yo tengo una buena mente que necesita ser
desarrollada. Mira aquí, abuela, este es el lugar correcto para los elementos. Ochenta y siete está
unido con la palabra, y una conjunción copulativa conectiva subordinada. Eso modifica los años,
el atributo de la preposición. Antes era un verbo modal del pasado. La raíz de la primera cláusula
es:
"'¿Por qué? Ese es el discurso de Lincoln en Gettysburg. Yo lo mantengo en mi archivo de trabajo
y me lo se de memoria'.
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"'¡Realmente! Bien, eso es para nosotros algo simplemente personal'.


"'Suficiente. Si el Presidente Lincoln hubiese usado todo eso, ese discurso jamás habría sido escrito.
Él llamó al sustantivo de sustantivo, y así estuvo bien'". *174
Montaigne no pudo haber dado una descripción más vívida, si hubiese visto la trituradora de la
educación moderna, donde los grados son estrictamente guardados, y todos los niños, tanto los
fuertes como los débiles, son obligados a pasar por el mismo proceso. No hay un alivio seguro en
usar el camino alternativo, cuando la enfermedad echa sus tentáculos sobre el cuerpo humano.
Contra este sistema, han luchado todos reformadores educacionales, pero aun está con nosotros. Si
los padres cristianos, pudiesen ver el valor relativo del alma y de la cultura mental, le exigirían al es-
tablecimiento un nuevo orden de cosas. Solamente la educación cristiana puede asegurar una cura.
Comenius luchó para corregir este error con la introducción del estudio de la naturaleza. Él dice:
"La correcta instrucción de la juventud no consiste en atiborrarlos con una masa de palabras, frases,
sentencias y opiniones recolectadas de autores, sino que en abrir el entendimiento, para que muchas
pequeñas corrientes puedan fluir desde ahí como si fuesen una fuente viva... ¿Por qué no podría-
mos nosotros, en vez de abrir libros muertos, abrir el libro vivo de la naturaleza? No las sombras de
cosas, sino que las mismas cosas, las cuales efectúan una impresión en los sentidos y en la imagina-
ción, eso tiene que ser colocado delante de la juventud. A través de la observación actual, no por
una descripción verbal de las cosas, tiene que comenzar la instrucción... Los hombres tienen que ser
conducidos, tanto cuanto sea posible, a obtener su sabiduría, no de los libros, sino que de una consi-
deración del cielo y de la tierra, robles y hayas; esto es, ellos tienen que conocer y examinar las co-
sas por sí mismos, y no simplemente contentarse con las observaciones y con el testimonio de
otros".
Sus principios fundamentales eran: "La educación es un desarrollo de todo el hombre", y "Muchos
estudios pueden ser evitados porque disipan la fortaleza mental".
Un largo camino fue recorrido por Comenius para quebrar la enseñanza mecánica del papado. El
error en el cual cayeron sus seguidores fue el de hacer un todo de la naturaleza, fallando en reco-
nocer la Palabra de Dios como la única guía e interpretador del fenómeno natural. Este error ha
conducido a las escuelas modernas a adoptar la posición en el estudio de las ciencias, que es
descrito con las siguientes palabras por Frank S. Hoffman, profesor de filosofía en una de las es-
cuelas teológicas líderes de América: "Todo hombre, porque es un hombre, está dotado con pode-
res para formar juicios, y él es colocado en este mundo para desarrollar y aplicar esos poderes a
todos los objetos con los cuales él entra en contacto". *175 En esas palabras él dice claramente que
la razón humana es el medio por el cual el hombre tiene que obtener su sabiduría. Después sigue su
explicación del método de procedimiento cuando la razón ha sido así exaltada. Estas son sus pala-
bras: "En cada esfera de investigación, él [el hombre] debiera comenzar con la duda, y el estudiante
hará el más rápido progreso, porque habrá adquirido EL ARTE DE DUDAR BIEN.
Suponga, ahora, que el asunto bajo consideración sea un nuevo descubrimiento de un fenómeno
natural, y el estudiante de la naturaleza quiere investigarlo. De acuerdo con el Profesor Hoffman,
un moderno teólogo, y por lo tanto un maestro, él tiene que "comenzar con la duda, y el estudiante
hará el más rápido progreso porque ha adquirido el arte de dudar bien". La educación cristiana, en
contraste con este método, dice que "entendemos a través de la fe".
Que este método de estudio – para comenzar con la duda – no solo es aplicable a las ciencias natura-
les, sino que también al estudio de las verdades espirituales, continua el Profesor Hoffman: "Noso-
tros pedimos que todos los estudiantes de teología tomen el asunto exactamente como lo harían con
cualquier otra ciencia: que comiencen con la duda, y que pesen cuidadosamente los argumentos de
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cada doctrina, aceptando o rechazando cada afirmación, de acuerdo al equilibrio de las probabilidades,
si está de acuerdo o no con ellas...

Nosotros creemos que aun las enseñanzas de Jesús debieran ser vistas desde este punto de vista, y
que debieran ser aceptadas o rechazadas de acuerdo con sus inherentes razonamientos".
Así, el espíritu de duda con el cual es enseñado el niño para estudiar la naturaleza, continúa con él du-
rante todos los años de escolaridad; crece juntamente con él; y si él entra en una escuela de teolog-
ía, para prepararse para el ministerio, él se enfrenta con el mismo método en la investigación de las
enseñanzas de Cristo. ¿Qué nos maravilla que los resultados de la educación moderna sean una
clase de infidelidades y de escepticismos?
Vale la pena repetir las palabras del Presidente Harper, de la Universidad de Chicago: "Es difícil pro-
fetizar cuáles serán los resultados de nuestro actual método de educar a la juventud de aquí a 50 años.
Estamos entrenando la mente en las escuelas públicas, pero el lado moral en la naturaleza del niño
es casi totalmente negligenciado". No solo es negligenciado, sino que la fe es pisoteada hasta el pi-
so, y la razón humana es exaltada sobre su forma postrada. "Cuando venga el Hijo del hombre, en-
contrará fe en la tierra?" Esta es una pregunta pertinente, en verdad, para que la respondan los
educadores.
Este método de duda es papal, y puede ser seguido directamente de Sócrates, el Griego. De él, lee-
mos: "Sócrates no fue un 'filósofo', ni un 'maestro', sino que más bien un 'educador', teniendo para su
función que subir, persuadir y reprender... la teoría de Sócrates sobre educación tenía en su base una
PROFUNDA Y CONSISTENTE CONCEPCIÓN". *176
Al lidiar con sus estudiantes, la misma autoridad declara su método de proceder: "Apartándose de
algún aparente principio remoto o proposición, a la cual el respondedor consentía, Sócrates obtenía de
ahí una inesperada pero innegable consecuencia, la cual era claramente inconsistente con la opinión
impugnada. De esta manera él conducía a su interlocutor a juzgarse a sí mismo, y lo reducía a un es-
tado de duda o de perplejidad. 'Antes de encontrarme con usted', dice Meno, en un diálogo con Platón
llamado por su nombre, 'se me dijo que usted gastó su tiempo dudando, y conduciendo a otros a du-
dar: y es un hecho que sus brujerías y dichos me han conducido a esa condición; usted es como el
torpedo; así como entorpece a cualquiera que se acerca y lo toca, así es usted".
Podemos seguir rápidamente la conexión entre el método Socrático de dudar y el mismo método que
apoya el profesor de la escuela de teología, porque "su práctica (la de Sócrates) conduce al reaviva-
miento Platónico", y el sistema Platónico de educación y su introducción en las escuelas modernas ha
sido totalmente analizado en las páginas previas, como para que no sea necesario repetirlo aquí.

El método Socrático de enseñar – el desarrollo de la duda – parece caracterizar mucha de la enseñan-


za de hoy, si podemos juzgar un artículo que apareció en Outlook, escrito por el editor, Lyman Ab-
bott. La obra educacional se describe así:
"El proceso educacional de nuestro tiempo – posiblemente de todos los tiempos – es grandemente
analítico y crítico. Consiste principalmente en analizar los asuntos que le son llevados al estudian-
te para que los examine, separándolos en sus partes constituyentes, considerando cómo han sido co-
locadas juntas, y sentándose en juicio sobre la estructura del proceso a través del cual ha sido cons-
truido.
"Así, todo o casi todo, el estudio es analítico, crítico, un proceso de preguntar e investigar. El proceso
presupone una pregunta, sino un humor escéptico. La duda es el pedagogo que conduce al pupilo al co-
nocimiento.
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"¿Estudia él el cuerpo humano? La disección y la anatomía son los fundamentos de su estudio.


¿Química? El laboratorio le provee los medios de análisis y de preguntas, en las sustancias físicas.
¿Historia? Él cuestiona las declaraciones que no han sido cuestionadas hasta aquí, registra las librer-
ías buscando a las autoridades de antaño en los antiguos volúmenes y en los documentos más anti-
guos. ¿Literatura? El poema que él lee solo para disfrutar, ahora se sujeta al escalpelo, pregunta si re-
almente es bello, por qué es bello, cómo debiera ser clasificado, cómo han sido construidas sus fi-
guras. ¿Filosofía? Él sujeta su propia conciencia a un proceso de vivisección en un intento para deter-
minar la fisiología y la anatomía del espíritu humano; trae a su alma al laboratorio para que pueda
aprender sus constituyentes químicos.
"Mientras tanto el proceso constructivo y sintético es relegado a un segundo plano, o lo pierde com-
pletamente de vista. ¿Estudia él medicina? Él le da más atención al diagnóstico que a la terapéutica;
al análisis de la enfermedad que cómo vencer el problema. ¿Leyes? Él gasta más tiempo analizando
casos que desenvolviendo poder para entender grandes principios y aplicarlos en la administración de
la justicia para modificar las condiciones. ¿Los clásicos? Es extraño si en la graduación no ha gasta-
do más semanas en la sintaxis y en la gramática del lenguaje, que las horas que ha gastado en adquirir
y apreciar el pensamiento y el espíritu de los grandes autores clásicos. Se ha dicho bien y es verdad
del estudiante moderno que él no estudia gramática para entender a Homero, sino que él lee a
Homero para entender la gramática Griega. Su estudio histórico le ha dado datos, eventos, una carta
histórica mental; tal vez, también, le ha dado un poder erudito para discriminar entre la verdad y lo
falso, lo histórico y lo mítico en las antiguas leyendas: pero no a todo se le ha dado un entendi-
miento del significado de los eventos, una comprensión de, o aun nueva luz, sobre el real significa-
do de la vida del hombre en la tierra. ¿Ha estado estudiando filosofía? Él es feliz si, como resultado
de su análisis de auto-conciencia, no se ha vuelto mórbido con respecto a su propia vida interna, o
cínicamente escéptico con relación a la vida interna de otros.
"Es dudoso en el reino de la ética y de la religión, que los desastrosos resultados de un proceso analí-
tico demasiado exclusivo y de un espíritu crítico demasiado exclusivo, sean vistos. Al llevar el
mismo espíritu, aplicando los mismos métodos, a la investigación de la religión, la Biblia se con-
vierte para él en una simple colección de literatura antigua, cuyas fuentes, estructura, y formas que
él estudia, cuyo espíritu, él, por lo menos durante algún tiempo, olvida; la adoración es un ritual cu-
yo origen, surge, y cuyo desarrollo él investiga; cuyo real significado como una expresión de peniten-
cia, gratitud, y consagración él pierde totalmente de vista. La fe es una serie de principios cuyo desa-
rrollo biológico él sigue; o una forma de conciencia cuya relación con la acción del cerebro él inves-
tiga; o cuyo crecimiento por procesos evolucionistas proveniente de estados anteriores, él intenta
volver a seguir.
"La vivisección se convertirá más luego o más tarde en algo post-mortem; y la importancia de ello, si es
una flor, un cuerpo, un autor, o una experiencia, generalmente muere bajo el escalpelo. Es por esta
razón que tantos estudiantes en la escuela, en la academia, y en el colegio pierden no solo su teolog-
ía, lo cual tal vez no es una gran pérdida, sino que su religión, lo cual es una pérdida irreparable,
mientras adquieren una educación". *177
Este espíritu de dudar caracteriza las enseñanzas de la alta crítica. El estudio crítico de la Biblia, nos
dice el Dr. Newton: "ha dispuesto para siempre la afirmación de que es ese tipo de oráculo de Dios al
que podemos someter nuestros intelectos incuestionablemente". "El Dr. Briggs dice que existen tres
autoridades coordinadas: la iglesia, la Biblia y la razón. 'Pero cuando no están de acuerdo, ¿cuál será
la corte final para apelar?' pregunta el Dr. Newton. 'Ellas no están de acuerdo en gran manera hoy en
día'. El Dr. Newton cree que la última corte para apelar es la razón, no la razón de Thomas Paine ni
los actuales racionalistas realistas, sino que más bien la 'Divina Razón' de Sócrates y la Razón de
Platón, que en este sentido no apenas significa la facultad racionalizadora, sino que la naturaleza
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moral, todo el ser espiritual del hombre. Es lo que enseña la conciencia, y también lo que afirma el
intelecto, que juntamente con la voz del corazón, forma la trinidad de la verdadera autoridad, la
razón'". *178

Esta es realmente la exaltación de la razón. No existe, en ese sistema, ningún espacio para la fe. W. T.
Harris, Comisionado de los Estados Unidos para la Educación, escribiendo acerca de las escuelas
dominicales, atribuye su declinio a la adopción, por parte de los maestros de las escuelas dominicales,
de los métodos empleados en las escuelas seculares. Unas pocas palabras de él serán suficientes. Él
dice: "Con el espectáculo de la organización sistemática de las escuelas seculares y el mejoramiento de
los métodos de enseñanza anteriores, los líderes en la iglesia han intentado perfeccionar los métodos
de la instrucción religiosa de la juventud. Ellos han enfrentado los siguientes peligros que están
en su camino; esto es, primero, el peligro de adoptar métodos de instrucción en religión que eran
apropiados y eran buenos solamente para la instrucción secular; segundo, la selección de materias
religiosas para el curso de estudio que no condujo de una manera más directa hacia la religión vital,
aun cuando tomara una forma pedagógica". *179
Para mostrar la razón por qué los métodos que son perfectamente adecuados para dar una educación se-
cular, no están adaptados para la instrucción religiosa, el Sr. Harris explica: "Las escuelas seculares
dan una instrucción positiva. Enseñan matemáticas, ciencia natural, historia e idiomas. El conoci-
miento de los hechos puede ser preciso y exacto, y se puede llegar a un conocimiento similar de los
principios. La auto-actividad del pupilo es... exigida por el maestro de la escuela secular. El pupilo no
tiene que tomar las cosas debido a la autoridad, sino que debe probar y verificar que él puede obtener
las demostraciones matemáticas y que tiene que aprender el método para investigar los hechos . El
espíritu de la escuela secular, por lo tanto, viene a ser uno iluminador, aun cuando no es del primer
orden".
Toda la tendencia de la educación secular, de acuerdo con el Sr. Harris, es desarrollar un espíritu de
investigación y prueba. Esto, dice él, es un medio de iluminar, pero no de primer orden. Lo más al-
to significa iluminar la mente por la fe. Ese es el método de Dios. Las escuelas cristianas tienen
que evitar los métodos seculares de instrucción, y adoptar en su lugar la más alta forma de ilumi-
nar, la fe. Eso separa a las escuelas cristianas de las escuelas seculares tanto en métodos como en la
materia enseñada.
Este método secular de investigación socava la vida espiritual, y es responsable por el declinio en el
Protestantismo moderno. El Sr. Harris continua: "La educación religiosa, es obvio en darle los más al-
tos resultados de pensamiento y vida a los jóvenes, pero tiene que aferrarse a la forma de autoridad,
y no intentar emprestar los métodos de las matemáticas, ciencias e historia de las escuelas seculares.
Ese emprestar va a resultar solo en darles a los jóvenes un exceso de confianza en sus juicios inma-
duros. Ellos se van a volver vanidosos y de mente superficial... Contra este peligro de socavar toda
autoridad en la religión a través de la introducción de los métodos de las escuelas seculares, las cua-
les colocan agonía en la auto-actividad del niño, la escuela dominical no ha sido suficientemente
protegida en los años más recientes de su historia".
Si la adopción de los métodos seculares de enseñanza en la escuela dominical, donde los niños son ins-
truidos solo un día en la semana, ha debilitado tanto el Protestantismo, cual será el resultado cuando
los niños sean diariamente enseñados en las escuelas públicas por métodos que siempre tienden a
exaltar la razón humana por sobre la fe. No es de extrañarse que una instrucción de cinco días no
pueda ser detenida con la mejor instrucción del Sábado, aun en aquellas escuelas que no han ado p-
tado los métodos seculares para enseñar la Biblia.
Los Protestantes debieran aprender de esto, que al iniciar escuelas cristianas, los métodos se-
guidos en las escuelas seculares, no pueden ser adoptados. Esta es la piedra de tropiezo sobre la
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cual muchos están dispuestos a caer. La instrucción religiosa exige métodos de enseñanza que
desarrollen la fe.
No puedo impedir que recurra a las enseñanzas de Comenius, ya que ellas se oponen tan fuertemente
a los métodos de educación seguidos por aquellos que, hoy, afirman ser sus discípulos. James H.
Blodgett dice: "Comenius, anticipándose más a los líderes modernos en la filosofía y en el arte de la
educación, preparó un perfil de la Escuela Panasófica cerca del año 1650, en el cual la obra de una
completa educación fue dividida en siete clases. La escuela general tenía que gastar la primera hora
de la mañana en himnos, lectura bíblica y oraciones". *180 "La Clase III, el Atrial", se nos informa
por el mismo autor, tenía que tener la inscripción, 'Que no entre nadie que no pueda hablar'. En esta
clase los muchachos tenían que comenzar a leer la Biblia... La historia de esta clase son los famosos
hechos de la narrativa bíblica". De la Clase IV leemos: "Una colección especial de himnos y salmos
tiene que ser conseguida para esta clase; también una personificación del Nuevo Testamento, la cual
debía contener una vida continua de Cristo y de Sus apóstoles, compilada de los cuatro Evangelios...
El estudio accesorio es el Griego. Es comparativamente fácil aprender a leer el Nuevo Testamento [en
Griego], y esta es la gran utilidad del estudio". El estudio de la Biblia formaba una característica im-
portante del trabajo de la Clase V, porque relacionado con su trabajo leemos: "Un manual de la Biblia,
también, llamado la Puerta del Santuario, tiene que ser colocado en las manos del pupilo. Esto para
contener toda la historia de las Escrituras en las palabras de la Biblia, pero tan digerido, que pueda
ser leído en un año".
La Clase VII era teológica; y el lector va a observar rápidamente la diferencia entre el curso de
instrucción marcado por Comenius, y el sugerido por el Profesor Hoffman para los estudiantes de
teología en el siglo XX. "Inscripción sobre la puerta: 'Que no entre nadie que no sea religioso'... El
libro de clase debía ser una obra que lidiara con la última etapa de la sabiduría en la tierra, es de-
cir, la comunión de las almas con Dios. Se debía estudiar la historia universal, y en particular la
historia de la iglesia por cuyo amor existe el mundo... El futuro ministro tiene que aprender cómo
dirigirse a la congregación, y debe enseñársele las leyes de la sagrada oratoria".
Recordemos que Comenius fue un obispo de los Hermanos de Moravia una denominación destaca-
da por su extensa obra misionera, y sus misiones llenaban la tierra. Su actividad en esa obra se
puede ver por su sistema de educación. Cualquier iglesia Protestante que quisiera sobrevivir, y que
deseara diseminar sus principios, tiene que ver que sus niños sean educados espiritualmente y
también mental y físicamente.
Ahora vamos a considerar otra fase muy importante de la educación, la relación entre el entrenamiento
mental y el físico. Los falsos sistemas siempre han exaltado lo anterior para negligenciar lo último.
Cristo combinó ambos, y los educadores a partir del siglo XVII han presentado los puntos de vista co-
rrectos sobre este asunto.
Locke comienza sus "Pensamientos Sobre Educación" con estas palabras: "Una mente sana en un
cuerpo sano es una breve pero plena descripción de un estado feliz en este mundo". "El lograr esta
condición feliz", observa Painter, "es el fin de la educación... En la mente [de Locke], la función de
la educación era formar hombres nobles bien equipados para los deberes de la vida práctica". *181
UN ALMA PURA EN UN CUERPO SANO DEBIERA PRECEDER EL ESTUDIO DE LOS
MEROS HECHOS. Las ideas de Locke de educación son así descritas por Quick: "Su objetivo era el
darle a un muchacho una mente robusta en un cuerpo robusto. Ese cuerpo tenía que resistir la dureza,
su razón le tenía que enseñar la auto-negación. Pero este resultado tenía que ser conseguido lideran-
do, no siendo conducido. Él tenía que ser entrenado, no para la universidad, sino que para el mundo.
Los buenos principios, las buenas maneras, y la discreción tenían que ser cuidadas más que cualquier
otra cosa; la inteligencia y la actividad intelectual venían después; y el conocimiento venía al final...
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los ejercicios repetitivos en la gramática de los idiomas clásicos tenían que ser abandonados, y el
idioma materno tenía que ser cuidadosamente estudiado... En todo, la parte que el pupilo tenía que
desempeñar en la vida, tenía que ser siempre mantenida a la vista".
Y aun hoy, cuando el editor de una de nuestras revistas propuso que nuestros estudiantes universita-
rios analizaran el asunto: "¿Qué tipo de estudios están mejor calificados para formar a hombres pro-
medio para sus deberes en el mundo de hoy?" o, "¿Cuál es la importancia relativa de las diversas ra-
mas de la educación para formar a un hombre, de tal manera que asegure su propia felicidad y que lo
convierta en un ciudadano útil y en un buen vecino?" el presidente de la Universidad de Yale res-
pondió: "Algunos hombres dudaron en darle la sanción oficial a la universidad para un debate sobre
preguntas, sobre las cuales la mayoría de los participantes no sabían casi nada. ¿Por qué nuestros es-
tudiantes universitarios no debieran saber y elegir los estudios prácticos? Si no los conocen, ¿por
qué no?" *182
Hay educadores, sin embargo, que están dispuestos a alejarse del conservadurismo del pasado, y
que apoyan un cambio de métodos en las escuelas elementales. Esos son los pensamientos presen-
tados por el superintendente de la instrucción pública en el Estado de Michigan, en un manual que
salió en Mayo de 1900. Hay un sentido sano en los siguientes párrafos, los cuales van a apelar a
todos los que consideran las necesidades de la mente de un niño. Él dice:
"Es el deber de las escuelas producir crecimientos paralelos en todas las facultades, dejando al pupilo
libre de poder elegir sin gustos distorsionados ni con poderes disminuidos. El entrenamiento de los mi-
nistros manuales con este desarrollo paralelo [Nota del Traductor: el original está cortado en este
punto].
"Recordamos cuando las ciencias provenían totalmente del texto. Posteriormente, entraron los princi-
pios de Pestalozzi a la sala de clases, y nosotros estábamos con los ojos bien abiertos y con la mente
bien abierta, mientras las verdades de la ciencia eran demostradas con los aparatos adecuados en las
manos del maestro, pero hoy ha tomado posesión la idea de los antepasados, y el pupilo ejecuta el
experimento. Es su mano la que crea las condiciones; es su ojo el que observa los cambios, su mano
es la que los nota. La enseñanza de la ciencia ha adoptado la idea del manual de entrenamiento; y
entonces los resultados son que el Latín, el Griego, y las matemáticas ya no son consideradas como
los únicos asuntos intelectuales para el entrenamiento del colegio.
"Lo que la idea del entrenamiento manual ha hecho para la enseñanza de la ciencia, lo va a hacer pa-
ra las matemáticas y para otros asuntos semejantes. La falta de satisfacción entre los hombres profe-
sionales y los hombres de negocios, en relación a la enseñanza de las cosas prácticas en nuestras e s-
cuelas, es muy amplia. Esto es especialmente verdadero con la aritmética, caligrafía, ortografía y
lenguaje. Cualquiera que dude sobre esto, necesita apenas entrar en los lugares donde hay negocios,
en su propia ciudad y comenzar a hacer preguntas. Hay un sentimiento bien fundado, que la ense-
ñanza de la aritmética es una disciplina muy cercanamente aliada a la necesidad de las act ividades
de la vida; y cuando un padre descubre que su hijo, de 16 o de 17 años de edad, no tiene ninguna
idea sobre negocios prácticos y muy poca habilidad en procesos analíticos, él termina por culpar a la
escuela de ineficiencia. La dificultad, sin embargo, es que el pupilo no tuvo ninguna oportunidad de
sentir la aritmética. Para él, medidas y valores son ideas indefinidas. Él lleva hechos a la memoria, y
ciegamente trata de resolver los problemas. Si su memoria y su imaginación son buenas, se sale
bien, y recibe una buena nota. Pero aun así, el trabajo es vago; no toca su vida ni su experiencia; no
tiene ningún significado. Coloque a ese pupilo en una escuela de entrenamiento manual, el mucha-
cho en el taller, la niña en la cocina [la experiencia práctica ha demostrado que la niña también puede ir
al taller], y de inmediato los hechos matemáticos se convierten en ideas distintas.
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"Entre en el taller de una escuela de entrenamiento manual [o entre en una cocina bien ordenada], y
observe al muchacho con un proyecto delante de él. ¿Cuáles son los pasos a través de su mente,
que lo conducirán a la perfección final de su trabajo?
"Primero, tiene que estudiar cuidadosamente el proyecto.
"Segundo, tiene que diseñarlo y tiene que hacer un dibujo del mismo. Esto coloca inmediata-
mente las matemáticas en sus manos y también en su cabeza. Tiene que usar la escuadra, el
compás, la regla T y el lápiz. Tiene que hacer mediciones exactas, tiene que efectuar divisiones
y subdivisiones, y tiene que dibujar cuidadosamente las líneas.
"Tercero, tiene que seleccionar material con las dimensiones apropiadas, y después tiene que sa-
ber aplicarlos en el dibujo hecho, de tal manera que no haya material mal usado o que no sirve .
"Cuarto, él tiene que cortar exactamente de acuerdo con la línea, correcta y precisamente; en re-
sumen, tiene que crear el proyecto que tenía existencia en su mente y que estaba solamente en el
papel. Es entonces que su aritmética comienza a cobrar vida, su juicio comienza mandar, y su sen-
tido de ética comienza a desarrollarse".
Este es el testimonio de los maestros que han hecho una aplicación práctica de aritmética y geometría
en el taller de carpintería. Los niños de 12 y 14 años de edad resuelven problemas de proporciones,
raíz cuadrada, mediciones y de números, los cuales confunden a los graduados de las escuelas supe-
riores. Esto, también, hace parte de la educación cristiana. Sin lugar a dudas, que Cristo obtuvo la
mayor parte de sus conocimientos de matemáticas en el taller de carpintería.
"La educación más práctica", dice Hiram Corson "(pero la así considerada edad prominentemente
práctica parece no conocerla), es la educación del hombre espiritual; porque es esta, y no la educa-
ción del hombre intelectual, la que, tiene que ser (o el cristianismo ha cometido un gran error), la
base del carácter individual, y al carácter individual... es que la humanidad le debe su sustento". La
combinación adecuada, entonces, de entrenamiento religioso y trabajo manual práctico para enseñar
matemáticas o lenguaje va a desarrollar la estabilidad del carácter, y este es el fin de la educación
cristiana.

Hay, sin embargo, en este siglo XX, diversos otros caminos de obtener la educación práctica; y
como estos caminos son un factor en el entrenamiento cristiano de la juventud, ellos debieran re-
cibir atención. Dios no cometió ningún error cuando le dio a Adán el trabajo de labrar la tierra.
Desde los días de Edén, aquellos hombres que han rehuido las ciudades, y que escogieron vivir en
distritos rurales, han, como regla, llegado más cerca del corazón del Creador. El verdadero camino
para estudiar las ciencias es llegar bien cerca de la naturaleza.
Para esto, también, tenemos el ejemplo de Cristo. "Al entrenar a Sus discípulos, Jesús eligió apartar-
se de la confusión de la ciudad, hacia la tranquilidad de los campos y colinas, lo cual estaba más en
armonía con las lecciones de auto-abnegación que Él deseaba enseñarles. Y durante Su ministerio
le gustaba reunir a las personas junto a Él debajo de los cielos azules, en alguna colina con césped,
o en la playa al lado de un lago. Ahí, rodeado de las obras de Su propia creación, podía conducir los
pensamientos de Sus oyentes desde lo artificial hacia lo natural. En el crecimiento y desarrollo de la
naturaleza se revelaban los principios de Su reino. A medida que los hombres elevaban sus ojos hacia
las colinas de Dios, y contemplaban las maravillosas obras de Sus manos, podían aprender las pre-
ciosas lecciones de la verdad divina. Las enseñanzas de Cristo se les repetirían en las cosas de la
naturaleza... Las cosas de la naturaleza toman las parábolas de nuestro Señor, y repiten Sus conse-
jos".
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El maestro que tiene el deseo de ennoblecer el carácter de sus pupilos, va a buscar un lugar donde la na-
turaleza, en su lenguaje silente, provea lecciones que ninguna lengua humana puede pronunciar. Los
padres que desean lo mejor para sus hijos e hijas, querrán, cuando la luz de la educación cristiana bri-
lle en sus mentes, apresurarse para irse al campo, para que las alegres mentes que ellos están cuidan-
do, puedan ser influenciadas por lo natural y no por lo artificial. No es sorprendente que los mejores
educadores, que han abierto sus mentes a la verdad, hayan enseñado que el cultivo de la tierra, junta-
mente con el entrenamiento del ojo y de la mano en el taller, debieran acompañar la disciplina men-
tal. El Prof. James R. Buchanan, dice: "Bendito será el joven que vive en el campo... La característica
industrial, no limitada a la destreza manual, sino que abraza toda forma de empleo útil, es la base
esencial de la verdadera educación, porque asegura, si es correctamente conducida, un carácter de
valor, una constitución sana, un sólido intelecto, y una capacidad para obtener un éxito práctico; por-
que le da vigor a todo el cerebro, y una mejor disciplina mental que la que jamás se puede obtener
de los libros de texto. El muchacho que ha construido un vagón, o una oficina, o que ha cosechado
una pequeña plantación, tal como se le ha instruido a hacerlo, posee más independencia de mente y
originalidad que aquel que solo ha estudiado libros de texto. Los muchachos de Lancaster, Ohio, que
han dado la mitad de su tiempo a la industria útil, hicieron mejores progresos en los estudios escola-
res que los pupilos comunes de las escuelas que tuvieron todo el tiempo para estudiar, y que al
mismo tiempo presentaron un modelo de conducta, en todos los aspectos, inigualable con respecto a
cualquier escuela que no tenga entrenamiento manual en este país". *183
Una cercana adherencia a los libros de texto, es el método papal de enseñanza, y es un acompaña-
miento necesario de los cursos prescritos, mientras que la tendencia humanista es bien desarrolla-
da. Las escuelas cristianas, debido a las verdades que ellas apoyan, son obligadas a desviarse del
orden establecido en el mundo educacional, y su educación es más bien práctica, uniendo el campo
con la escuela.
Este método de enseñanza ya es seguido en algunos lugares, mostrando que ese sistema tan a menu-
do designado como educación cristiana, no es algo reciente, ni tampoco es el producto de la mente
de algún hombre. Sus principios se han hecho conocidos de tiempo en tiempo, y estos principios
han sido seguidos más o menos cuidadosamente en todos los periodos de la historia del mundo .
Que la combinación del cultivo del suelo y el estudio es algo práctico, y no una mera teoría, es atestado
por las palabras del Cónsul General de los Estados Unidos, John Karel, el cual informa lo siguiente
en relación a las "Escuelas Jardines en Rusia": "En muchos países de Europa occidental, especialmente
en Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Suiza y parcialmente en Suecia, las escuelas públicas de las vi-
llas poseen secciones de tierra asignadas a ellas, las cuales son usadas o por los maestros, los cuales
sacan provecho de ello, o sirven para el establecimiento de escuelas jardines. Las escuelas jardines en
Europa occidental poseen, en cierta medida, un carácter científico. Los niños son llevados a obtener
en la práctica aquello que han aprendido en forma teórica.
"En Rusia... se sabe muy bien que los dueños de tierras y los campesinos estaban en gran necesidad
de instrucción en la agricultura; consecuentemente fueron establecidas escuelas de todo tipo por el
ministerio de agricultura, a lo largo de todo el país. Fueron fundadas escuelas para la industria de la
huerta, primero en Penza, en Besarabia... y en 1869 se fundó una escuela de horticultura en Nikitsk.
La obra de la escuela de Nikitsk fue dividida de la siguiente manera: Durante el semestre del invier-
no había tres horas de lecciones diarias y cuatro horas y media de estudio práctico en la huerta, en la
viña y en la bodega. Durante el semestre del verano las lecciones en la clase duraban solamente una
hora, o a veces dos horas, pero el estudio práctico ocupaba seis o hasta ocho horas diarias". *184
Los maestros en estas escuelas eran capaces de sostenerse a sí mismos, por lo menos parcialmente, de
las ventas de frutas, bayas, vegetales, miel, etc., pero este no era el incentivo principal para iniciar las
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escuelas de huerta. El escritor últimamente mencionado continua: "El deseo de añadir algo a los
bajos salarios de los maestros de las escuelas de villas, y, por otro lado, el familiarizar tanto cuanto
fuese posible, no solo a los niños, sino que también a las personas adultas, con la huerta, la sericultura
y la apicultura, ha ocasionado un incremento durante los últimos diez años, en el número de escuelas
de huerta, apiarios, y en los criaderos de gusanos. En 1892 había cerca de dos mil escuelas de horti-
cultura en Rusia. Hoy en día [1897] hay 7.521, con 532 apiarios, y 372 criaderos de gusanos".
"El Sr. Mescherski, el cual es el jefe de los departamentos de agricultura, y uno de los principales
apoyadores de las escuelas de horticultura en Rusia, ha declarado el objetivo de las escuelas de hor-
ticultura y su importancia de la siguiente manera: "Las escuelas de horticultura... son de importancia
en los siguiente. (1) Higiene, ya que es un lugar para labor física al aire libre, así es que es necesaria
para los maestros y para los pupilos... (2) Educación científica, para familiarizar a los niños con la
vida de las plantas útiles, desarrollando sus mentes a través del estudio de la naturaleza, y promovien-
do en la generación que se está desarrollando, una consideración por el trabajo y un sentimiento más
moral y estético con respecto a los árboles. (3) Economía en general… y (4) economía personal", lo
cual se refiere al apoyo hacia los maestros.
¡Si el gobierno Ruso, en la liberación de sus siervos y de sus campesinos, encontró tan ventajoso es-
tablecer escuelas de horticultura, de qué gran beneficio serían para los cristianos! Los Protestantes,
en vez de apiñarse en las ciudades, donde el hombre que trabaja está sujeto a los sindicatos laborales,
confederaciones y monopolios, deberían buscar por sí mismos unas pocas hectáreas de terreno, y
debieran ver que se establezcan escuelas para la educación de sus hijos, donde el triturador libro de
texto mecánico es reemplazado por el estudio de la voluntad de Dios, tal como ha sido revelada en
Su Palabra y en Sus obras. Los estudios de la naturaleza así conducidos, en vez de desarrollar la
duda, van a fortalecer la fe del pupilo, y los estudiantes de esas escuelas estarán adecuados para ser
ciudadanos, no solo en los gobiernos de la tierra, sino que en el Reino de Dios. Esto también hace
parte del sistema de instrucción conocido como educación cristiana.

Capítulo XVII

La Educación Cristiana (Continuación)

El siglo XIX no ha estado exento de mentes que han logrado entender, por lo menos en parte, los prin-
cipios de la educación cristiana. Así escribe Pestalozzi: "La sana educación está simbolizada delante
de mí por un árbol plantado cerca de aguas fertilizantes... En el niño nacido de nuevo estás escon-
didas esas facultades que tienen que desarrollarse durante la vida. Los órganos individuales y separa-
dos de su ser lo conforman gradualmente en un todo armonioso, y construyen a la humanidad a la
imagen de Dios". *185
Con esto concuerda la definición de Milton sobre la educación. "El fin, por lo tanto, de estudiar", di-
ce él, "es restablecer las ruinas de nuestros primeros padres al volver a conocer a Dios, en forma
correcta, y fuera de ese conocimiento de Él, imitarlo, ser como Él, tal como podemos serlo, en la
forma más cercana, poseyendo nuestras almas con verdadera virtud, siendo unidos a la gracia celes-
tial por la fe, eso produce la más alta perfección". Esto es similar a la definición dada por el autor de
"Educación Cristiana", que "el verdadero objetivo de la educación es restaurar la imagen de Dios en
el alma".
La educación cristiana, entonces, es una educación espiritual. En este sentido las palabras de Pesta-
lozzi, en la tumba de su esposa, son patéticas, pero llenas de significado. Volviéndose hacia el ataúd,
él dijo cariñosamente: "Fuimos rehuidos y despreciados por todos; la enfermedad y la pobreza nos
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aplastó; y comimos pan seco con lágrimas. ¿Qué fue lo que en aquellos días de severa prueba nos
dio, a ti y a mí, fortaleza para perseverar y para no perder la esperanza?" Colocando una copia de la
Palabra de Dios en su pecho, él continuó: "De esta fuente tú y yo obtuvimos coraje y fortaleza y paz".
*186
Los que apoyan hoy la educación cristiana pueden encontrar el mismo tipo de rechazo del mundo;
pero la Palabra de Dios permanece como un guía, expresando los principios a ser seguidos por el
educador.
Charles W. Dabney, Jr., presidente de la Universidad de Tennessee, en un discurso dijo estas pala-
bras. "La Biblia es el mejor libro texto para la educación, y para muchas otras ciencias. En él lee-
mos cuando Pablo le dice a Timoteo, su amado hijo en la fe, ‗que toda escritura es dada por
inspiración de Dios, y que es beneficiosa para la doctrina, para reprobar, para corregir, para ins-
truir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, totalmente equipado para toda buena obra‘.
En ninguna parte en la literatura o en la filosofía, hay una mejor o más clara expresión del verd a-
dero propósito de la educación, que esta. El objetivo de la educación no es el placer, o el confort,
o la ganancia, aun cuando todo esto pueda provenir de ella. El verdadero propósito de la educa-
ción es preparar al hombre para 'buenas obras'. Es algo noble desarrollar un alma perfecta, des-
arrollar totalmente un cuerpo, una mente y un corazón.... La construcción del carácter, la forma-
ción de conciencia, entonces, es el principal objetivo de la educación. El maestro no se atreve a
negligenciar el carácter, ni el colegio a proveer para su desarrollo. Debemos proveer siempre y en
todas partes, en cada curso y esquema de estudio, aquellos métodos y agencias que desarrollen el
carácter del pupilo juntamente con otros poderes. ¿Cómo, entonces, debemos desarrollar el carác-
ter en nuestros pupilos? ¿Cuáles son los métodos y las agencias para hacer esto? Esta es la pre-
gunta crucial de esta época, y de todas las épocas. A esta pregunta todas las épocas dan apenas una
respuesta, y esa es el cristianismo. El mundo ha tenido muchos maestros de ciencia, artes y filosof-
ía, pero solamente un maestro de justicia, y ese fue Jesucristo, el Hijo de Dios".
Los muchos maestros de ciencia, arte y filosofía, han, a través de sus sistemas de educación, conduci-
do a muchos hombres a alejarse del conocimiento de Dios, la sabiduría que es vida eterna. Si la edu-
cación de Cristo ha de ser aceptada, tal como lo sugiere el Profesor Dabney, Su palabra, la Biblia,
tiene que ser reconocida como el Libro de los libros, el guía en toda investigación, el intérprete de
todos los fenómenos.
Mucho se ha dicho con relación a la educación moral que todo niño debiera recibir. Los padres en-
tienden que el niño o la niña que crece hasta la madurez, solo con una educación física o intelectual,
o es un pugilista o un sujeto listo para entrar en la penitenciaría, y por lo tanto ellos insisten en que la
naturaleza espiritual debiera recibir cierta atención. ¿Pero adónde se obtiene esta educación espiri-
tual? Las escuelas estatales no tienen derecho a dar ese entrenamiento; en verdad, no pueden hacer-
lo. Es verdad, ellos lo han intentado, pero ha sido una tremenda falla. Los Protestantes ya no debi-
eran exigirla. Al caer Israel, le fue hecha la oferta a la iglesia cristiana. Época tras época, ese cuerpo
se rehusó a vivir la vida espiritual, o, al aceptar el don proferido, ha tratado de surgir sin cumplir con
las condiciones necesarias, absoluta fe en la Palabra de Dios y estricto acatamiento de sus mandamien-
tos. La Reforma nuevamente volvió los ojos de los hombres hacia una educación espiritual, y los
Protestantes Americanos tuvieron la mejor oportunidad jamás ofrecida al hombre, para volver al de-
signio original del Creador. La falla es nuevamente el veredicto del ángel registrador. El tiempo
apremia, y el último mensaje del evangelio está siendo enviado al mundo; pero antes que un pue-
blo pueda estar preparado para el reino de Cristo, tiene que ser educados de acuerdo a los princi-
pios de la educación cristiana, porque esta es la base de todo gobierno y de toda religión.
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¿Qué es educación cristiana? Como su objetivo es entrenar a un ser humano para la vida eterna, y
como esa existencia es una vida espiritual, lo espiritual tiene que ser la característica predominante
de la educación. Cuando lo espiritual guía, lo intelectual y lo físico toman sus propias posiciones. El
hombre interior o espiritual se alimenta solamente de la verdad, la verdad absoluta; no la teoría ni la
especulación, sino que la verdad. "Tu palabra es verdad". La Palabra de Dios tiene entonces que ser
la base de toda la educación cristiana, la ciencia de la salvación tiene que ser el tema central.
Ya que Dios revela su carácter de dos maneras, en su Palabra y en sus obras, la Biblia tiene que ser el
primer libro en la educación cristiana, y el libro de la naturaleza tiene que ser el siguiente. Muchos
educadores han visto el valor del libro de la naturaleza, y hoy el estudio de la naturaleza forma una
gran parte del curso de instrucción en todos los grados de las escuelas. Se puede preguntar: ¿No es
esto, entonces, educación cristiana? Respondemos: ¿Restaura eso en los hombres la imagen de Dios?
Si lo hace, pasa la prueba. Pero no se puede decir que esto lo sea, y por lo tanto no pasa la prueba.
¿Adónde, entonces, radica la dificultad en la enseñanza moderna de la naturaleza, o de las ciencias
en general? Lea algunos de nuestros modernos libros texto de ciencia. Ellos muestran rápidamente la
respuesta.
La Astronomía General de Young dice: "Sección 908. Origen de la Hipótesis Nebular.– Ahora esto [la
actual condición] es evidentemente una buena disposición para el sistema planetario, y por lo tanto
algunos han inferido que la Deidad así lo hizo, perfecto desde el comienzo. Pero para alguien que
considera la manera en que otras obras perfectas de la naturaleza llegan normalmente a la perfe c-
ción – sus procesos de crecimiento y desarrollo – esta explicación parece improbable, es mucho más
probable que el sistema planetario haya crecido en vez de que haya nacido ya perfecto... En si idea
principal, de que el sistema solar existió alguna vez como una masa nebulosa, y que haya alcanzado
su actual estado, como resultado de una serie de procesos puramente físicos, eso parece estar correc-
to, y forma la base de toda la actual especulación sobre ese asunto.
"Sección 909. La Teoría de LaPlace (a) Él supuso que en un tiempo pasado, que puede ser tomado
como un punto de inicio de la historia de nuestro sistema... la materia reunida en el sol y en los planetas tenía
la forma de una nebulosa. (b) Esta nebulosa era una nube de gas intensamente caliente, tal vez más ca-
liente, tal como él lo supuso, que el mismo sol de ahora. (c) Esta nebulosa, bajo la acción de su pro-
pia gravedad, asumió aproximadamente una forma globular, con una rotación alrededor de su eje",
etc., etc.
El estudiante tiene que decidir si va a basar su estudio de los planetas y de la tierra – el estudio de la
astronomía, la geografía, la árida geología y la zoología, y la botánica indirectamente – sobre esta
hipótesis, la cual se nos dice, "forma la base para todas las especulaciones sobre este asunto"; o si se
va a alejar de todas estas explicaciones razonables para la existencia de las cosas, y va a aceptar la
clara Palabra de la verdad, que dice: "Por la Palabra del Señor fueron hechos los cielos"; "Él habló y
apareció; él mandó y estuvo ahí", juntamente con la explicación dada en Génesis y en otras partes
de las Escrituras.
La fe y la razón finita se contraponen la una con la otra; la educación del mundo usa la razón; la
educación cristiana está basada en la fe en la Palabra de Dios. ¿Cuál va a desarrollar el carácter?
¿Por qué el estudio de la ciencia moderna no conduce a Dios? EN LA ENSEÑANZA DE LA
EVOLUCIÓN DE LA HIPÓTESIS DE LA NEBULOSA USTED TIENE UNA RESPUESTA.
Tomando un libro texto normal de zoología, leemos: "El primer miembro de la serie de los equinos fue
eohippus, una antigua forma de eoceno casi tan grande como un zorro, el cual tenía cuatro bien des-
arrollados dedos y el rudimento de un quinto en cada pata delantera, y tres dedos más atrás. En la
parte posterior del eoceno aparecieron animales de tamaño similar, pero con solo cuatro dedos adelan-
te y tres atrás. En capas más recientes, esto es, en el mioceno inferior, se encuentran los restos del
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mesohippus, el cual era tan grande como una oveja y tenía tres dedos y la tablilla de otro en cada pa-
ta delantera... Las siguientes formas fueron cada vez más parecidas al caballo". *187 Después encon-
traron a un animal parecido al burro, y después "a un verdadero equino, tan grande como los caballos
de ahora, que aparecen justo en el horizonte, y la serie está completa". *188
Si la tribu del caballo ha evolucionado de un animal parecido al zorro, no es de admirarse que el
hombre siga sus huelas a partir de la tribu del mono; pero aquellos que desean tener el carácter de
Dios, toman por la fe la declaración que "a imagen de Dios lo creó".
Esas teorías forman la base para la clasificación generalmente adoptada de todos los mundos vegetales
y animales. La educación cristiana exige nuevos libros texto, basada en las verdades de la Palabra de
Dios. De Dana, la reconocida autoridad en geología, son citadas las siguientes declaraciones: "La
vida comenzó entre las plantas, en semilleros en el mar; y terminó con las palmeras, robles, olmos, la
naranja, la rosa, etc. Y entre los animales comenzó con la lingulae (moluscos que están en un tallo al
igual que una planta), crinoideos, gusanos, y tribolitos, y probablemente algunos simples protozoarios;
y terminó con el hombre". Para este desarrollo, dice él, "el tiempo es largo".
En un párrafo de "El Progreso Siempre Sigue el Desdoblamiento Gradual de un Sistema", están las
palabras: "Hubo especies superiores e inferiores que aparecieron en todas las épocas, pero las pobla-
ciones sucesivas eran aun, en su rango general, de un grado cada vez mayor; y así el progreso fue
siempre hacia arriba. El tipo o plan de vegetación, y los cuatro grandes tipos o planes de vida ani-
mal, los radiados, moluscos, articulados y vertebrados, cada uno fue mostrado bajo multitudes de
tribus y especies, surgiendo en rangos con el progreso del tiempo... Su progreso debiera ser, tal co-
mo lo muestra la historia zoológica, un desarrollo, un despliegue, una evolución".
En el estudio de esta evolución en la vida animal, él dice: "El progreso en el sistema de vida es un pro-
greso en cefalización", y él da varias ilustraciones, como el paso de renacuajo a sapo; de langosta a
cangrejo, de gusano a insecto, etc.. Esos maestros siempre hablan de la evolución de las formas infe-
riores a las formas superiores de vida, pero dejan al retroceso totalmente fuera de sus cálculos.
Para aquellos que ofrecen el Registro Sagrado en oposición a sus así llamadas pruebas geológicas,
Dana dice: "Los estudiantes bíblicos encuentran, en el primer capítulo del Génesis, declaraciones
positivas con relación a la creación de seres vivos. Pero estas declaraciones son, a menudo, mal en-
tendidas; porque realmente dejan la cuestión a la operación de causas naturales abiertas, tal como lo
afirmó Agustín, entre los Padres de la iglesia y por algunos intérpretes bíblicos actuales.
En vista del estudio completo, lo siguiente parece ser la conclusión más probable a ser sostenida por
las actuales investigaciones: La evolución del sistema de vida avanzó a través de la derivación de
las especies de otras especies, de acuerdo con los métodos usuales, que hasta aquí no han sido cla-
ramente entendidos, Y EN POCAS OCASIONES, DEBIDO A UNA INTERVENCIÓN
SOBRENATURAL", etc.
Así, las verdades del gran libro de Dios de la naturaleza, han sido mal interpretadas. Fue un paso en la
dirección correcta, cuando fue eliminado el aplastamiento mecánico de los clásicos, y cuando fueron
sustituidos los estudios de la naturaleza; pero la Palabra de Dios tiene que tomar su lugar como el
intérprete de la naturaleza y de los fenómenos naturales, o la teoría de la evolución es el resultado na-
tural, y esto formará parte de la educación cristiana.
Para los padres Protestantes: ¿Están vuestros hijos estudiando para ver en las cosas visibles los em-
blemas de lo invisible, aun el poder eterno y de la Divinidad? Si no es así, ¿por qué no lo coloca
usted donde corresponda? Esta es su salvación [la de ellos].
La exaltación del detalle y el menosprecio de los principios es un error común en los sistemas edu-
cacionales. Esto se puede ver en todos los departamentos de aprendizaje. No solo es ejemplificado
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en la exaltación de lo mental y de lo físico por sobre lo espiritual, sino que el mismo método es
empleado en el trabajo de detalle de la sala de clases. Esto es en esencia una educación papal. La
educación cristiana requiere maestros que puedan ver siempre los límites a lo largo de todo el curso
de instrucción.
Para ilustrar el pensamiento: Hay unos pocos principios fundamentales que gobiernan el universo.
Esa es la declaración de la verdad: "El amor de Cristo nos constriñe", el cual contiene dentro de sí
toda la explicación de la fuerza de gravedad, la adhesión, la cohesión, la atracción molecular, la afi-
nidad química, el amor humano, y la ley del sexo, y por lo tanto está ilustrado en la física, en la
química, en la mineralogía, en la biología, de hecho, en todas las ciencias. Nuevamente el segundo
gran mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", es la declaración de un principio que se
extiende por toda la historia, por el gobierno civil, y por la ciencia política y social. Si es seguido, va
a resolver todas las dificultades internacionales, y también va a impedir la animosidad personal; va a
borrar los males de la soledad, quebrando las barreras entre la pobreza y la riqueza; nunca existirían
los grandes conglomerados, los sindicatos serían innecesarios, y los monopolios serían desconocidos,
si tan solo la ley de Jehová fuese estudiada. De cuán más alto valor, entonces, es el estudio de esos
principios que todas las teorías que pueden ser propuestas por los hombres para arbitrios internaciona-
les, o todas las leyes que pueden ser aprobadas en las cámaras legislativas, relacionadas con los de-
rechos de igualdad de los hombres y con los medios adecuados para gobernar Estados, Territorios, o
posesiones adquiridas.
Pero esta es la educación cristiana, y lecciones como esta son estudiadas solamente cuando la verdad
es escrita en el corazón por la pluma del Espíritu. Es así como una educación espiritual, el nacimien-
to superior del cual habló el Salvador, surge por sobre la educación del mundo, así como el cielo
está más alto que la tierra. Cuando estos principios y otros similares, se convierten en el pensamien-
to central, todos los hechos que el pupilo esté capacitado para aprender en el transcurso de una v i-
da, servirán para imprimir la verdad más firmemente en su vida. Todos los hechos que un hombre
puede reunir en una vida, añadido a todo lo que es reunido generación tras generación, son apenas
ilustraciones de unos pocos principios. La enseñanza moderna lidia casi exclusivamente con hechos;
requiere de niños, desde el tiempo en que entran a la escuela, hasta que se gradúan, para amontonar
juntos los hechos. El proceso es el gran tema en las matemáticas; hechos, hechos, hechos, son las co-
sas buscadas en todo el reino de la ciencia natural. "La historia es apenas el estudio de aun más
hechos, y donde se hacen generalizaciones o clasificaciones, esas son teorías formuladas de los hechos
reunidos. Pero el hombre no es capaz de coleccionar todos los hechos; él nunca está seguro que sus
conclusiones hayan alcanzado la verdad absoluta. La verdad sobre el asunto es, la clasificación así
formada está solo parcialmente correcta, y el descubrimiento de unos pocos hechos más sobrepasa
las finas teorías del mejor de los científicos. Así es constantemente en astronomía, en botánica, en
zoología, y en biología. Debido a los nuevos descubrimientos, el médico de ayer está totalmente
errado a los ojos del médico de hoy. Mañana la brillante luz de hoy va a ser suplantada por otra lu-
minaria. Este es el resultado del raciocinio inductivo basado en la percepción sensorial.
Este pensamiento está bien expresado por Hinsdale, el cual dice: "Nosotros observamos y registramos
fenómenos, clasificamos hechos, deducimos conclusiones y leyes, y construimos sistemas; pero en
ciencia y en filosofía volvemos al objeto una y otra vez; buscamos verificar nuestros hechos y probar
nuestras conclusiones, y cuando hemos terminado, no estamos seguros, salvos en una esfera limitada,
de nuestros resultados. Algunas de las ciencias más bien conocidas han sido largamente reorgani-
zadas dentro de los últimos pocos años. Tenemos la 'nueva química', la "nueva astronomía', la ' nueva
economía política', y hasta las ‗nuevas matemáticas‘. Especialmente en el campo de la conducta
humana, donde la voluntad del hombre es la facultad gobernante, a menudo estamos inseguros de
nuestro camino y a veces estamos totalmente perdidos". *189
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El cambiante fundamento sobre el cual se basa la siguiente declaración: "El descanso del conocimien-
to está bien ilustrado en el hecho que el ser humano es capaz de hacer con los órganos sensoriales. El
agua a 98° es caliente para la mano que se ha acostumbrado a una temperatura de 45º, pero es fría
para la mano que recién se ha sacado del agua a 112°. Una naranja es dulce para el hombre que ha
estado comiendo algo fuertemente ácido, pero es amarga para el paladar acostumbrado al azúcar. El
ojo que ha estado siendo usado en una pieza oscura, es deslumbrado por el resplandor del medio día,
y al juzgar el tamaño de una estrella por la vista, no concebimos que pueda ser un sol . El conoci-
miento obtenido por los sentidos es solo parcialmente verdadero, y no es una verdad absoluta; y las
teorías científicas propuestas por mentes que han razonado con estos datos no exactos, no pueden
llegar a la verdad absoluta. Puede ser conocimiento, pero no es sabiduría.
La educación cristiana se aproxima a la naturaleza desde la dirección opuesta. Con una mente abierta
para recibir la verdad, se aferra por la fe de la declaración del principio universal. La ley espiritual
es lo que se busca, y la correspondiente ley física es comparada con ella. Una vez encontrada, todo
hecho que es aprendido, toda observación hecha, muestra cada vez en forma más clara la manera
en que esa ley opera en el mundo espiritual. Para una enseñanza así, la fe es un atributo indispen-
sable. El experimento no es desanimador, sino que es fuertemente apoyado; la razón no es dejada
a un lado, sino que la mente es llamada a razonar sobre asuntos grandes y nobles, de tal manera
que cualquier deducción posible resulte de la manera opuesta de aproximarse a la verdad.

Este es el ideal en la educación cristiana, el punto hacia el cual el maestro cristiano guía a sus pupi-
los. En el caso que exista incredulidad, o al lidiar con los paganos, la mente tiene que aproximarse
primero por las avenidas de los sentidos, hasta que el Espíritu de Dios surja en el ojo interior de la
fe. Esto es meramente preliminar, y no debiera durar mucho tiempo. A los niños no se les da crédi-
to por tener la fe que realmente poseen, y por lo tanto se sostienen del método inductivo por parte
de sus educadores, mucho después que sus mentes y corazones son capaces de aferrase a la verd ad, y
se vería que el método deductivo produce un crecimiento mucho más rápido del poder mental y e spi-
ritual que el que se ve ahora.
Esto sugiere las calificaciones necesarias por parte del maestro. Recuerden que esta educación es de
una naturaleza espiritual, y el mismo maestro tiene que estar conectado con la verdad a través de una
fe inquebrantable. Cuando Nicodemo, el representante de una educación superior en las escuelas de
Jerusalén, entrevistó a Cristo, el nuevo Maestro que había aparecido en su medio, y cuya enseñanza
era asistida por un poder desconocido para los educadores de aquella época, el estudiado hombre di-
jo: "Rabí, sabemos que Tu eres un Maestro enviado por Dios". "¿Pero CÓMO pueden ser estas co-
sas?" El Maestro celestial le mostró los secretos de Su sistema educacional, diciéndole a Nicodemo
que no estaba basado en la vista, sino que en la fe; que lo espiritual venía primero, y, cuando fuese
así, el resto seguiría por sí solo. Entonces vino la pregunta: "¿Cómo puede ser?" A lo cual Cristo re-
plicó: "Si Yo les digo las cosas terrenales, y ustedes no las creen, ¿cómo creeréis si os digo las cosas
celestiales?" "¿Tu eres un maestro en Israel, y no sabes estas cosas?"
En vista de estos pensamientos, no es entraño que el estudio de las ciencias en una escuela cristiana di-
fiera ampliamente del curso ofrecido en el mismo departamento de estudio, en una institución donde el
objetivo de la educación es totalmente diferente.
Descartando la teoría de la evolución, la cual invade la enseñanza de todas las instituciones, donde la
educación no está totalmente basada en la Palabra de Dios, el hombre, creado a la imagen de Dios, es
reconocido como la mayor manifestación del poder creativo. La vida de Dios es el primer estudio; esa
vida, como es manifestada en el hombre, es lo siguiente, y la fisiología toma su lugar como el centro
de estudio de toda ciencia. Este es un estudio de la vida en todas sus manifestaciones, comenzando
con lo espiritual, y extendiéndose a lo mental y físico. Aquí, como en todas partes, las leyes que
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gobiernan la naturaleza espiritual, poseen sus tipos en las otras dos naturalezas; cuando la verdad
central de la vida, una abundancia de vida, es entendida, el estudio de la fisiología se convierte, no en
el estudio de formas muertas, meros hechos, sino que en un estudio del alma, lo cual incluye el hogar
del hombre interior y toda la maquinaria que manipula el alma. Así considerada, desde este centro
(la fisiología) extiende sus rayos, como los radios de una rueda, siendo que cada uno representa otra
ciencia, hasta que dentro de ese amplio círculo representado por estos radios, están incluidas todas
las ciencias físicas y metafísicas.
Se verá que este modo de correlacionar las ciencias cura inmediatamente el error de esta época – el sis-
tema atiborrador – el cual resulta de negligenciar el manual de entrenamiento y del estudio de una infi-
nidad de libros, llenos de hechos que tienen que ser almacenados en la mente del estudiante.
Al colocar la fisiología como el centro del círculo, y haciendo coincidir con ella las demás ciencias,
surge otra ventaja, porque ese círculo incluye dentro de sí mismo los idiomas y las matemáticas. Es-
tas últimas son ayudas en el estudio de los asuntos del pensamiento – la Biblia y las ciencias – y en
vez de ser estudiados como asuntos primarios, deberán ser usados como medios para conseguir un
fin. Leer, escribir, ortografía, gramática, retórica y literatura, y matemáticas, desde la aritmética hasta
la geometría y el cálculo, son apenas medios para expresar verdades obtenidas en el estudio de la
Palabra revelada y del libro de la naturaleza. La simplicidad del sistema apelará a la mente de cual-
quier educador, porque es un plan largamente meditado. Lo que falta entre aquellos que han experi-
mentado estos métodos, ha sido el asunto central, la Palabra de Dios. Teniendo a la verdad como ba-
se para la correlación, el problema, en cuanto a los métodos se refiere, está prácticamente resuelto.
La gran necesidad son los maestros que tienen que ejecutar este plan. Ninguna mente estrecha será
adecuada para esta obra. Nuevamente, como nos aproximamos a un verdadero sistema de educa-
ción, se verá la exaltada posición a la cual los que van a enseñar, son llamados.
Antes de pasar por el asunto de la fisiología, es bueno considerar el significado de la expresión de este
asunto: "Debiera ser la base de todo esfuerzo educacional". El libro texto para estudiar la fisiología,
está claro, no puede cubrir este requerimiento. El hecho es que el libro de estudio es apenas una pe-
queña parte de la educación cristiana. La verdadera educación es la vida, y aquel que aprende mu-
cho, tiene que vivir mucho. El alimento ingerido, la manera en que vestimos el cuerpo, el estudio, el
ejercicio, los hábitos mentales, los hábitos físicos, el entrenamiento manual, de hecho, cada fase de
la vida es una parte del estudio de la fisiología y de la higiene, y estos asuntos tienen que recibir su
debida consideración por parte del educador cristiano.
El entrenamiento manual se está volviendo popular en muchas de nuestras escuelas de la ciudad,
pero el trabajo ofrecido en una escuela cristiana diferirá de aquel ofrecido en una escuela mun-
dana, en esto: esta última está entrenando solamente la mano o el ojo, y la anterior está formando
un carácter dando una ocupación que capacita al estudiante a ser de sostén propio y a ser ind e-
pendiente. En eso los objetivos son diferentes, los métodos tiene que diferir, aun cuando la mate-
ria enseñada pueda ser, en muchos casos, idéntica.
Una vida saludable está recibiendo atención en muchas escuelas. La escuela cristiana, aun cuando en-
seña el mismo asunto, tendrá como su objetivo una preparación para la vida eterna. El asunto, enseña-
do sin fe, solo obtendrá un aumento en la actividad física y mental. La naturaleza espiritual puede ser
alcanzada solamente por una educación basada en la fe.
Una simple investigación casual sobre el asunto de la educación cristiana, revela la necesidad de li-
bros para guiar a los maestros que se dediquen a dirigir el crecimiento del niño. Con los libros ade-
cuados de estudio, basado en los eternos principios de la verdad revelada en las Escrituras, el traba-
jo que ahora está en su infancia, sería mucho más rápido y haría un progreso más sustancial.
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Los padres que sienten la responsabilidad que descansa sobre ellos, en criar hijos para el reino celes-
tial, están ansiosos de conocer cuándo y cómo pueden ser llevados adelante los principios de la edu-
cación cristiana. La belleza del sistema está vívidamente retratada en el reconocimiento que le es
dado al hogar y al deber de los padres hacia sus hijos en el asunto de la educación.
A pesar del hecho que mucho se ha dicho relacionado con la importancia de educar para el estado, las
palabras de Herbert Spencer nos dan una clara idea del hogar como el centro del verdadero sistema.
Él dice: "Así como la familia viene antes del estado en cuanto al tiempo, así como el traer niños es
posible antes que exista el estado, o cuando ha dejado de ser, cuando el estado es posible solamente
para traer niños, se deduce que los deberes de los padres exigen una mayor atención que las de los
ciudadanos". El plan de la educación cristiana va un poco más allá, y reconociendo a la familia te-
rrenal como un tipo de la celestial, eso coloca a los padres en el lugar de Dios, con respecto a los
hijos; por lo tanto, el hogar deberá ser la única escuela y "los padres debieran ser los únicos maestros de
sus hijos, hasta que ellos hayan alcanzado ocho o diez años de edad".
"La madre debiera encontrar tiempo para cultivar en ella misma y en sus hijos, un amor por los bellos
brotes y por las flores abiertas... La única sala de clases para los niños de ocho hasta diez años de
edad, debiera ser al aire libre, entre las flores abiertas y las bellezas del escenario de la naturaleza.
Y su único libro texto debieran ser los tesoros de la naturaleza.

Con un entrenamiento así, en los primeros diez años, el niño debiera desarrollar un cuerpo fuerte y una
mente fuerte. Entonces tendría que ser capaz de pasar los próximos cinco o seis años bajo la instruc-
ción de un consagrado maestro cristiano, en una escuela elemental, donde el maestro y los padres de-
ben cooperar. La triple naturaleza tiene que ser desarrollada de tal manera, que cuando se alcance la
edad de la madurez, la fortaleza de carácter también haya sido obtenida.
El joven debiera continuar su cultura mental en alguna escuela industrial, localizada en el campo, don-
de no existan los males de la ciudad, y donde el rápido desarrollo de la naturaleza física pueda ser
correctamente guiado en las líneas del deber práctico, lo cual lo va a preparar para la vida real .
Mientras tanto, la cultura mental y el entrenamiento espiritual continúan, porque el carácter está
siendo formado para la eternidad. El muchacho o la muchacha de 20 o de 22 años, debiera ser pre-
parada para tener un trabajo, y el entrenamiento especial necesario, puede ser recibido en una escuela
de entrenamiento, que en una educación cristiana, será para obreros cristianos. Esa escuela, será ne-
cesaria para la educación así señalada, y se va a extender desde la infancia hasta los 20 años, y no
puede fallar en desarrollar un carácter que elija el trabajo cristiano como una ocupación para la v i-
da. Un corto entrenamiento en una institución superior, que en el carácter es una escuela de los pro-
fetas, debiera redondear la naturaleza ya formada, de tal manera que la joven persona pueda salir
como embajador de Cristo, dispuesta a ser usada en cualquier capacidad por el Comandante de la
hueste celestial, ya sea en un campo, o en el banco de algún carpintero, o en el púlpito; porque esta
alma está tejida para el Rey del cielo, así como lo fue David para Jonathan. Ese estudiante está prepa-
rado para el servicio activo, ya sea en la tierra o en el reino de nuestro Dios; porque él es uno con el
Padre y con Su Hijo.
"Comenius dividió los primeros 24 años de vida, en cuatro periodos, y a cada uno de ellos le
asignó una escuela especial, así:
"1. Para la infancia, la escuela debiera ser las rodillas de la mamá.
"2. Para la niñez, la escuela debiera ser la escuela vernacular.
"3. Para la infancia, la escuela de Latín o el gimnasio.
"4. Para la juventud, la universidad y el viajar.
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"Debiera haber una madre en cada hogar, una escuela vernacular en cada aldea y villa, un gimnasio
en cada ciudad, y una universidad en cada reino o en cada provincia... La madre y la escuela verna-
cular abrazan a todos los niños de ambos sexos. La escuela de Latín les da una educación más com-
pleta a aquellos que aspiran a algo más que el taller de trabajo; mientras que la universidad entrena
a los maestros y a los hombres estudiosos del futuro, que nuestras iglesias, escuelas, y estados jamás
pueden dejar de tenerlos como líderes".
En el sistema conocido como educación cristiana, la división es parecida, los años de la vida de estu-
diante se extienden tal vez, hasta los 30 años, en vez de 24 años; con esta división: los primeros diez
años son gastados en la escuela del hogar; desde ahí hasta los 15, en la escuela de la iglesia; desde
los 15 hasta los 20 años, en la escuela industrial, y desde los 20 hasta los 25 años, o aun hasta los 30
años, son devotados al estudio y al trabajo activo en la escuela de entrenamiento para los obreros.
Ahora es el tiempo para que los que son verdaderos Protestantes exijan una educación cristiana, y
cuando no sea considerado ningún sacrificio demasiado grande como para llevar a cabo este gran ob-
jetivo. La profecía de Zacarías, registrada en el capítulo nueve, nos dan las palabras de Dios con rela-
ción a la contienda que va a surgir cerca del tiempo del fin, entre los hijos de Grecia y los hijos de
Sión. "Porque entesé para mí a Judá como un arco, e hice de Efraín su flecha. Despertaré a tus hijos, oh
Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente‖.
Grecia es reconocida en las Escrituras como un emblema de la sabiduría del mundo, *190 pero por esa
sabiduría el mundo no conoció a Dios; de hecho, por esa sabiduría el mundo se ha alejado de Dios.
Dios va, entonces, a levantar a los hijos de Sión, los representantes de Su sabiduría – la filosofía di-
vina – contra los hijos de Grecia, o los estudiantes de la sabiduría del mundo; y en el conflicto final,
cuando gane la verdad, será evidente que aquellos que son contados con los victoriosos han olvidado
la sabiduría de Grecia y han aceptado la sabiduría de Dios. No es una teoría, sino que el más solemne
hecho, que la preparación para la vida con Dios exige que nosotros y nuestros hijos reciban una edu-
cación muy diferente que la que ha sido ofrecida en el pasado. Si deseamos la más alta cultura, si de-
seamos el desarrollo del alma, nuestra educación tiene que ser espiritual en naturaleza; tenemos que
abandonar las aguas no profundas, turbias del valle, por las aguas del Líbano. Esto es educación cris-
tiana.
Los Protestantes de hoy, ven que sus hijos se deslizan fuera del rebaño. Cada atracción en forma de
entretenimientos, formas, ceremonias y oratoria, es usada para atraer a la juventud a la iglesia, pero
aun así el mundo los fascina. Los ministros están comenzando a buscar la razón, y lo están atribu-
yendo al carácter de la educación ahora dada en nuestras escuelas; al decir esto, ellos golpean a la
raíz del problema. El Protestantismo está muriendo; la forma de piedad, que niega el poder de ella
misma, está diseminando su manto oscuro sobre la tierra. Es en vano que señalemos los grandes edi-
ficios o las notas divinas; si no podemos reconocer la dificultad, eso apenas prueba que nosotr9os
mismos estamos debajo de la nube, y la recuperación es totalmente imposible.
Hablamos de la diseminación del cristianismo; damos nuestros medios para la conversión de los pa-
ganos, mientras nuestros hijos perecen dentro de nuestros mismos hogares. El espíritu y el poder de
Elías, que tenía que acompañar la predicación del reino de Cristo, iba a "conducir a los corazones de
los padres al de los hijos". Dice el profeta Joel: "Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los
ancianos, congregad a los niños y a los niños de pecho, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la
novia. Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del Eterno, y digan: "Perdona, oh
Eterno, a tu pueblo, y no entregues tu heredad al oprobio, para que las naciones se burlen de ella‖.
Ministros, padres, madres, busquen el bienestar de sus hijos, o la causa del Protestantismo estará
perdida en América. Tomad vuestros primeros deberes, y dadles a vuestros hijos una educación cris-
tiana, y en vez de haber un declinio en los miembros de la iglesia, tal como sucede hoy, habrá un
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aumento; en vez de un formalismo, habrá vida. Este será el medio de traer a los paganos hasta
vuestra puerta, y a un conocimiento del evangelio.
"Levanta tus ojos alrededor, y mira; todos estos se reúnen a sí mismos, y viene a ti. Así como yo vi-
vo, dice el Señor, ciertamente te vestirás con todos ellos, como si fuera un ornamento, y se unirán a
ti, tal como lo hace una novia. Porque tu desperdicio y tus lugares desolados y la tierra de tu des-
trucción, serán muy angostas debido a sus habitantes. Los hijos que tendrás, después que hayas perdi-
do a los otros, dirán nuevamente en tus oídos, el lugar es muy estrecho para mi; dame un lugar para
que yo pueda habitar. Entonces dirás en tu corazón, ¿quién me ha dado estos, si he perdido a mis
hijos, y estoy desolado? ... ¿Quién ha traído a estos? He aquí, que he quedado solo; estos, ¿adónde
han estado? Así dice el Señor Dios, he aquí que levantaré mi mano a los Gentiles, y colocaré mi nor-
ma en el pueblo; y ellos van a traer tus hijos en sus brazos, y a tus hijas traerán sobre sus espaldas.
Y reyes serán los padres que los alimenten, y sus reinas serán las madres que las alimenten; ellos se
inclinarán delante de ti con sus rostros puestos en tierra, y lamerán tus pies... Porque voy a contender
con aquel que contiende contigo, Y YO VOY A SALVAR A TUS HIJOS". *191
¿Cómo va él a salvar a los hijos? "TODOS TUS HIJOS SERÁN ENSEÑADOS POR EL SEÑOR".
¿Cuándo vendrán los Gentiles trayendo a sus hijos para ocupar los lugares de aquellos que ahora
están perdidos? Cuando los Protestantes les puedan mostrar a los Gentiles que poseen un sistema de
educación que está libre de los errores que ahora son tan comunes; cuando ellos puedan enseñarles a
los Gentiles la VERDAD.

"¡Alégrate, estéril, que no daba a luz! Prorrumpe en canciones y en voces de júbilo, la que nunca estu-
vo de parto; porque la desamparada tendrá más hijos que la casada —dice el Eterno—. Ensancha el si-
tio de tu cabaña, extiende las cortinas de tus tiendas. No seas escasa, alarga tus cuerdas, refuerza tus
estacas. Porque a la derecha y a la izquierda has de crecer. Y tu semilla la heredarán los Gentiles".
*192
¿Cuándo sucederán estas cosas? El mismo capítulo de Isaías responde. Cuando "todos tus hijos sean
enseñados por el Señor". Cuando los Protestantes eduquen de acuerdo con los principios del verdade-
ro Protestantismo, entonces las palabras del mismo profeta, registradas en el capítulo sesenta, serán
cumplidas. "¡Levántate, resplandece, que ha venido tu lumbre... Los Gentiles vendrán a tu luz, y los
reyes al resplandor de tu amanecer... Tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán traídas en brazos y
alimentadas a tu lado". *193
Cristo vino, cumpliendo en todo aspecto las profecías citadas. "Así como Tú me has enviado al
mundo, así yo también los he enviado al mundo", son las palabras de Cristo a Su iglesia. Así como
Cristo fue un maestro, así esa iglesia que hace la obra que la iglesia cristiana tiene que hacer, tendrá
un sistema de educación, y sus miembros serán educadores en verdad.
De Cristo como maestro está escrito: "Él se levantó por sobre todos los demás, a quienes millones hoy
en día miran como sus grandes maestros. Buda, Confucio, Mahoma, sin decir nada de los sabios Grie-
gos ni de los Romanos, los cuales no son dignos de ser comparados con Cristo". Dice Paroz: "Jesu-
cristo, al fundar una nueva religión, ha colocado el fundamento de una nueva educación en el seno de
la humanidad".
"En humildad", escribe el Dr. Schaff, "en la forma de un siervo con respecto a la carne, pero res-
plandeciente con la gloria divina, el Salvador vino desde una esquina despreciada de la tierra; des-
truyó el poder del mal en nuestra naturaleza; realizó en Su vida sin mancha, y en Sus sufrimientos, la
más alta idea de virtud y de piedad, levantó al mundo con Sus manos traspasadas, fuera de su angus-
tia; reconcilió a los hombres con Dios, y le dio una nueva dirección a toda la corriente de la histo-
ria".
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Es la educación que Él enseñó, que fue Su misma vida, aun en las cortes celestiales, que los Protes-
tantes ahora están dispuestos a aceptar. "Hoy, si escuchareis su voz, no endurezcáis vuestros corazo-
nes".

¿Adónde están los Protestantes leales a su nombre? ¿Adónde están las escuelas que van a enseñar las
cosas de Dios? ¿Adónde están los maestros que han abandonado los métodos seculares, tal como lo
hicieron los Reformadores, para convertirse en maestros para Cristo?
La tierra con sus habitantes, es para el corazón de Dios, la más preciosa parte de la creación. Así como
el niño se aprovecha de la simpatía del padre, así el mundo, debido a la pecaminosidad del pecado,
ha colocado al cielo y a la tierra en contacto. El universo ve saliendo del trono rayos de luz y de
amor, indicando al único lugar manchado de toda la creación, donde abunda el pecado. Ellos cuen-
tan la historia de la cruz. La perfecta armonía que forma la "música de las esferas", que fue mancha-
da cuando el hombre cayó, va a invadir nuevamente todo el espacio, cuando el plan de salvación
esté completo, y nuestra tierra nuevamente se una al gran coro de los hijos de Dios. Durante seis mil
años, la creación ha gemido, esperando por nuestra redención. La terminación del plan se acerca, y
para la batalla final, todo ahora está asumiendo una intensidad nunca antes vista. Los principios de
la verdad, escondidos durante siglos, o conocidos solo parcialmente, van a brillar nuevamente en su
esplendor original. La sabiduría de las épocas será manifiesta en la época final de la historia del
mundo. Es verdad, esta sabiduría a menudo aparecerá como "tontería" a los ojos de aquellos que se
oponen a la verdad; pero las cosas espirituales son discernidas espiritualmente, y el Espíritu del San-
to, una vez más va a brillar sobre toda la tierra, habitando en aquellos corazones que laten al unísono
con la melodía del cielo. La educación cristiana une la tierra con el cielo. El sabio de corazón va a
volver al sistema de educación dado por Dios, eligiendo "las fuentes de aguas vivas" en vez de con-
formarse con "las cisternas rotas, que no pueden sostener el agua". *194

Autoridades Referidas o Citadas en Este Libro

BUCKLEY, editor of Christian Advocate. BOONE, "Education in the United States". BOK, editor of
Ladies' Home Journal D'AUBIGNE, "History of the Reformation." DANA, "Geology".
DRAPER, "Intellectual Development of Europe".
DABNEY, presidente de la Universidad de Tennessee.
EMERSON, "Representative Men".
FISKE, "Beginnings of New England".
FENTON, "Epistles of Paul".
GIBBON, "Decline and Fall of the Roman Empire".
HINSDALE, "Jesus as a Teacher".
HARRIS, U. S. Commissioner of Education.
HARPER, president of Chicago University.
HARTMAN, "Religion or No Religion in Education".
KAREL, U. S. Consul-General to Russia.
LAURIE, "Rise and Constitution of Universities".
MOSHEIM, "Church History".
MESCHERSKI, of the Department of Agriculture of Russia. NEANDER, "Church History".
119

Pág. 119

PAINTER, "History of Education".


RANKE, "History of the Popes".
ROSENKRANZ, "Philosophy of Education".
STUMP, "Life of Melancthon".
THOMPSON, " Footprints of the Jesuits".

Notas
*1 Job 28.
*2 1 Cor. 2:6, R. V., margen.
*3 Salmo 33:9.
*4 Eze. 28:12-14.
*5 Eze. 28:14, 17.
*6 Isa. 14:13, 14.
*7 Salmo 33:9.
*8 Gén. 1:2, R. V.
*9 Gén. 1:20, R. V., margen.
*10 Gén. 21:26-28.
*11 Gén. 2:17.
*12 Apoc. 2:7.
*13 2 Pedro 3:5-7.
*14 Luc. 17:26.
*15 Heb. 11:8-10; Rom. 4:20.
*16 Gén. 15:2-3.
*17 Gál. 4:22, 25.
*18 Deut. 4:5-6.
*19 "History of Education", página 29.
*20 "Jesus as a Teacher", páginas 28-30.
*21 "Jesus as a Teacher", página 31.
*22 "History of Education", página 28.
*23 "Jesus as a Teacher", página 30.
*24 "Jesus as a Teacher", página 31.
*25 "History of Education", página 29.
*26 "History of Education", página 27.
*27 Deuteronomio 28.
*28 Proverbios 31.
*29 Ver 2 Crón. 17:6-13.
*30 Daniel 10.
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*31 Deut. 4:20.


*32 Mat. 2:15.
*33 Rom. 1:18-20, traducción de Fenton.
*34 Idem, versículos 21-25.
*35 1 Cor. 1:18-26, traducción de Fenton.
*36 "History of Education", páginas 32, 34.
*37 "History of Education", página 65.
*38 Emerson, "Representative Men".
*39 1 Cor. 2:1-5, traducción de Fenton.
*40 Col. 2:8.
*41 Heb. 11:13.
*42 Isa. 11:12.
*43 "History of Education", página 121.
*44 Heb. 11:3.
*45 2 Reyes 17:15-17; Jer. 19:4-5.
*46 Ver Juan 1:14, R. V., margen.
*47 Prov. 22:6.
*48 Juan 3.
*49 "Jesus as a Teacher", páginas 48-49.
*50 Juan 4.
*51 "Jesus as a Teacher", página 72.
*52 Apoc. 1:10.
*53 ―History of Education‖, página 84.
*54 Juan 16:29, 30.
*55 Juan 17:15-17.
*56 Apoc. 2:2-3.
*57 Apoc. 6:2
*58 ―History of Education‖, página 90.
*59 “Church History‖, cent. 1, parte 2 capítulo 3, sección 7
*60 2 Tim. 2:2.
*61 Idem.
*62 ―Decline and Fall of the Roman Empire‖, capítulo 23, párrafo 21.
*63 "Church History", cent. 2, parte 2, capítulo 1, párrafo 6.
*64 Apoc. 2:4, 5.
*65 1 Cor. 2:3-5, 13, traducción de Fenton.
*66 "Church History", cent. 3, parte 1, capítulo 1, párrafo 5.
*67 "Church History", traducción de Torrey, volumen 1, páginas 71, 73.
*68 "Church History", traducción de Maclain, cent. 1, parte 2, capítulo 3, párrafo 10.
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*69 Idem.
*70 Ver la traducción de Torrey, volumen 2, página 237.
*71 "Church History", volumen 2, páginas 224-225.
*72 Idem, página 226.
*73 Idem, página 238.
*74 Idem, página 242.
*75 Ver la Enciclopedia Chambers.
*76 Citado por Neander, "Church History", volumen 2, páginas 463-464.
*77 Apoc. 13:1.
*78 "Church History", traducción de Maclain, cent. 3, capítulo 3, párrafo 1.
*79 Idem, traducción de Murdock, cent. 3, parte 2, capítulo 3, párrafo 5.
*80 Mosheim, "Church History", traducción de Maclain, cent. 3, capítulo 3, párrafo 2.
*81 "Intellectual Development of Europe", volumen 1, página 432, 434.
*82 "History of the Reformation", libro 1, capítulo 1.
*83 "Rise and Constitution of Universities", página 55.
*84 Idem, página 56.
*85 W.T. Harris, U.S. Commissioner of Education.
*86 Idem.
*87 "Intellectual Development of Europe", volumen 2, página 191.
*88 "Church History", cent. 11, parte 2, capítulo 1, sección 5.
*89 "History of Education", página 100.
*90 "Church History", cent. 11, parte 2, capítulo 1, sección 5.
*91 "Intellectual Development of Europe", volumen 2, página 159.
*92 "Intellectual Development of Europe", volumen 2, página 121.
*93 Idem.
*94 Idem.
*95 Idem, página 125.
*96 Idem, páginas 125-126.
*97 "Church History", cent. 12, parte 2, capítulo 1, párrafo 4.
*98 "History of Education", página 114
*99 Idem.
*100 Laurie, "Rise and Constitution of Universities", página 168.
*101 Idem, páginas 219-220.
*102 Idem, página 169.
*103 Idem, página 222
*104 Idem, página 227.
*105 Idem, página 220.
*106 Rev. B. Hartman, "Religion or No Religion in Education", página 43.
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*107 "History of Education", páginas 115-116.


*108 (Ver "Students in Riot", en la Universidad de Chicago, Chicago Record, Diciembre 2, 1899.
*109 "Rise and Constitution of Universities", página 288.
*110 "History of Education", página 119.
*111 Idem, página 121.
*112 "History of Education", páginas 125-128.
*113 "History of Education", página 138.
*114 Idem, páginas 139-140.
*115 "History of Education", páginas 142-143.
*116 "History of the Reformation", libro 10, capítulo 9.
*117 Ibid.
*118 Ibid.
*119 "History of Education", página 143.
*120 Idem.
*121 D'Aubigne, libro 10, capítulo 9.
*122 Citado en "History of Education", página 145.
*123 "History of Education", página 149.
*124 Idem, página 135.
*125 "History of the Reformation", libro 4, capítulo 3.
*126 "History of the Reformation", libro 4, capítulo 3.
*127 "Life of Melancthon", página 81.
*128 "History of the Reformation", libro 3, capítulo 9.
*129 "History of the Popes", traducción de Kelley, libro 5, páginas 132-135.
*130 Idem, página 134.
*131 "History of Education", página 155.
*132 Idem.
*133 "History of Education", páginas 154-155.
*134 Idem.
*135 Idem, página 156.
*136 "History of Education", página 160.
*137 Idem, página 162.
*138 Idem, página 163.
*139 "Philosophy of Education", página 267.
*140 "History of Education", páginas 165-166.
*141 "Philosophy of Education", página 270.
*142 Idem, páginas 271-272.
*143 "History of Education", páginas 171-172.
*144 Idem, páginas 172-173.
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Pág. 123

*145 "History of the Popes", libro 5, páginas 134, 137-139.


*146 Idem, página 146.
*147 "Footprints of the Jesuits", página 133.
*148 "History of the Popes", libro 5, página 152.
*149 Idem, página 252.
*150 Fiske, "United States History", página 54.
*151 "Papacy and Civil Powers", página 685.
*152 Idem, página 98.
*153 "Footprints of the Jesuits", página 419.
*154 Idem, página 408.
*155 Boone, "Education in the United States", página 8.
*156 "Beginnings of New England", páginas 62-63.
*157 E. E. White, "Proceedings of National Educational Association', 1882.
*158 Idem, página 66.
*159 "Beginnings of New England", página 146.
*160 "Education in the United States", página 30.
*161 Idem, página 20.
*162 "Education in the United States", páginas 23-24, 29.
*163 Idem, página 25.
*164 "Education in the United States", páginas 76-77.
*165 "Education in the United States", página 104.
*166 "Education in the United States", páginas 158-159.
*167 Ladies' Home Journal, Enero, 1900.
*168 The Christian Advocate, Febrero, 1900.
*169 "Education in the United States", página 190.
*170 Idem.
*171 "Education in the United States", páginas 267-268.
*172 "History of Education", página 173.
*173 Citado por Painters, "History of Education", página 191.
*174 "The Murder of the Modern Innocents", Ladies' Home Journal, February, 1900.
*175 North American Review, April, 1900,
*176 "Encyclopedia Britannica", Artículo Sócrates.
*177 Outlook, Abril 21, 1900.
*178 Literary Digest, Mayo 26, 1900.
*179 Informe para 1896-97, volumen l, Introducción.
*180 Report of the Commissioner of Education, 1896-97, volumen I, página 369.
*181 "History of Education", página 217.
*182 Ver Cosmopolitan, Febrero, 1900.
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*183 Arena, Octubre, 1894.


*184 Report of Commissioner of Education, 1897-98, volumen 2, páginas 1632-1633.
*185 "History of Education", página 1.
*186 Idem, página 274.
*187 Packard's "Brief Course", página 277, (publicado por Henry Holt & Co.) de Nueva York.
*188 Marsh.
*189 "Jesus as a Teacher", página 48.
*190 1 Corintios 1.
*191 Isa. 49:18-25.
*192 Isa. 54:1-3.
*193 Isa. 60:1-4, margen.
*194 Jer. 2:13.

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