Sei sulla pagina 1di 7

CONFERENCIAS

¿POR QUÉ LOS ALUMNOS NO APRENDEN LA CIENCIA QUE LES


ENSEÑAMOS?: EL CASO DE LAS CIENCIAS DE LA TIERRA1
Why students do not learn the science we teach them?: The case for the Earth Sciences

Juan Ignacio Pozo (*)

RESUMEN:
Hay datos abundantes que muestran que los alumnos no aprenden muchos de los contenidos científi-
cos que les enseñamos. Entre las muchas causas de ese fracaso está la gran distancia entre el conoci-
miento cotidiano de esos alumnos y el conocimiento científico que queremos que aprendan en el dominio
de las Ciencias de la Tierra, que se diferencian en (a) las actitudes que requieren y promueven; (b) los
procedimientos en que se basan y (c) los conceptos y principios desde los que interpretan los fenómenos
geológicos. En este artículo se analizan las diferencias en los principios epistemológicos, ontológicos y
conceptuales que subyacen a ambos tipos de conocimiento. Se defiende que el aprendizaje de la Ciencia
requiere un cambio representacional en los alumnos desde los principios del conocimiento cotidiano a
los principios del conocimiento científico y que ese cambio debe apoyarse en tres procesos de aprendiza-
je relacionados: reestructuración teórica, explicitación progresiva e integración jerárquica del conoci-
miento cotidiano en el científico. Y para ello se requiere cambios sustanciales en la forma en que se or-
ganizan los currículos de Ciencias de la Tierra.
ABSTRACT:
We have a great number of studies showing that students do not learn many of the scientific contents
we teach them. In order to explain this educational failure we must identify three essential differences
between everyday and scientific knowledge in the Earth Sciences: (a) the attitudes they require and pro-
mote; (b) the procedures they use; and (c) the concepts and principles in which they are based to inter-
pret geological phenomena. This paper analyses the differences in the epistemological, ontological and
conceptual principles underlying both kinds of knowledge. We argue that Science learning require a re-
presentational change in these principles, from everyday to scientific knowledge. This change will be ba-
sed on three related learning processes: theoretical reestrcturing, progressive explicitation and hierar-
chical integration. The paper concludes discussing some changes we must introduce in the Earth Science
curricula in order to promote these learning processes.
Palabras clave: educación científica; conocimiento cotidiano; teorías implícitas; cambio conceptual
Keywords: science education; everyday knowledge; implicit theories; conceptual change

INTRODUCCIÓN cífico de las Ciencias de la Tierra, a juzgar por la


propia experiencia de muchos profesores avalada
¿Por qué los alumnos no aprenden la Ciencia por los datos de las investigaciones (por ej., Ault,
que les enseñamos? 1994; Baxter, 1995; Marques, 1998; Pedrinaci,
Sin duda es esta una pregunta que con frecuen- 1996), habría una gran distancia entre el currículo
cia ronda por la cabeza de todos los profesores de que se propone, se enseña y se aprende, por usar
Ciencias –cada vez más en Educación Secundaria y una distinción de Richard Duchsl, uno de los princi-
sin duda mucho menos de lo debido en la enseñan- pales investigadores en la enseñanza de las Ciencias
za universitaria- habituados a ver cómo sus alum- de la Tierra (Duchsl y Hamilton, 1992).
nos apenas aprenden algunas pocas cosas de las que Si la justificación y estructuración de los conte-
les enseñan. Si aceptamos que aprender es cambiar nidos muchas veces viene avalada por criterios
los conocimientos o conductas de los alumnos de epistemológicos y disciplinares, su enseñanza en el
una forma duradera y funcional (Pozo, 1996), debe- marco de un currículo concreto suele verse constre-
mos admitir que en general la enseñanza logra me- ñida por numerosos factores que hacen que el currí-
nos cambios de los que se propone. En el caso espe- culo enseñado sea en realidad menos ambicioso que

(*) Departamento de Psicología Básica. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid. 28049 Madrid.
(1) Las investigaciones que se describen en este artículo han sido posibles gracias a la concesión del Proyecto PB98-095 del MEC,
del que el autor es investigador principal.

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2000 (8.1) 13-19 13


I.S.S.N.: 1132-9157
el propuesto, pero sobre todo, finalmente, que el cu- un problema, ha sido refrendada por diferentes in-
rrículo aprendido por los alumnos sea considerable- vestigaciones (ver por ej., Koballa, 1995; Simpson
mente más exiguo que el currículo enseñado por los et al., 1994). Pero lo que también muestran esas in-
profesores. Dejando de lado otros factores que po- vestigaciones es que esas actitudes de los alumnos,
drían explicar la distancia entre lo que se propone y además de ser causa de su escaso aprendizaje –los
lo que realmente se enseña, en las próximas páginas alumnos no interesados no aprenden- son también
intentaremos analizar algunas causas por las que, tal consecuencia del tipo de enseñanza que reciben
como señala el título de este trabajo, los alumnos no –los alumnos que no aprenden no están interesados.
aprenden las Ciencias de la Tierra que se les ense- De hecho, en las aulas suele presentarse muchas ve-
ñan, esperando que este análisis nos permita encon- ces el conocimiento científico como un saber aca-
trar formas de reducir esa distancia entre el currícu- bado, cerrado, difícilmente criticable por los alum-
lo enseñado y el aprendido. nos, por lo que sería raro que los alumnos
desarrollaran actitudes propias de los científicos
cuando el formato en el que reciben la Ciencia está
LAS DIFICULTADES EN EL APRENDIZAJE tan alejado de las formas de hacer de los científicos.
DE LA CIENCIA Incluso cuando va al laboratorio, en “Laboratorilan-
dia” según el sarcástico análisis de Claxton (1991),
Obviamente, dada la naturaleza de la pregunta
las metas y los hábitos de un alumno se parecen
formulada en el título del artículo y las limitaciones
muy poco a las de un científico.
de espacio con las que contamos, sería ingenuo el
lector que esperara una respuesta concluyente, defi- En suma, la forma en que se enseña la Ciencia
nitiva, pero sí podemos apuntar algunas respuestas contribuye, aunque sea muchas veces de modo im-
y, sobre todo, presentar una propuesta de análisis de plícito, a consolidar actitudes poco deseables con
las dificultades de aprendizaje de los alumnos basa- respecto a la propia Ciencia y sus implicaciones
da en los recientes desarrollos de la psicología cog- sociales (Pozo y Gómez Crespo, 1998). Esa pre-
nitiva del aprendizaje (una versión más desarrollada sentación del conocimiento científico como un
de esta propuesta puede encontrarse en Pozo y Gó- producto, más que como un proceso (Duchsl,
mez Crespo, 1998). De hecho, si el lector ha vivido 1994), como un saber ya establecido más que co-
en carnes propias esta experiencia –la de intentar mo una forma de acceder a ciertos saberes, contri-
enseñar ciertos contenidos a los alumnos con éxito buye a una segunda dificultad, la que los alumnos
dudoso, o la de intentar aprenderlos con parecido tienen para utilizar los procedimientos y estrate-
éxito, o incluso por qué no ambas- tendrá sus pro- gias propios del conocimiento científico y su
pias respuestas intuitivas o personales, fruto de sus aprendizaje. Hacer y aprender Ciencia requiere
propias concepciones implícitas sobre el aprendiza- ciertos procedimientos que, lejos de ser intuitivos,
je (Pozo et al., 1999). Así muchos profesores podrí- deben ser enseñados. Sin embargo, las formas tra-
an responder preguntándose a su vez: dicionales de enseñar esos procedimientos han
tendido a reducirlos a meras rutinas –la parodia
- ¿No será que a los alumnos no les interesa la
del método científico como una técnica infalible
Ciencia y no se esfuerzan por aprenderla?
para llegar a establecer ciertas leyes- muy alejadas
- ¿No será que la Ciencia es necesariamente
de la verdadera complejidad cognitiva del pensa-
compleja y abstracta y esos alumnos aún no
miento científico (Pozo y Gómez Crespo, 1998).
tienen capacidad intelectual para entenderla?
Sin confundir la enseñanza de estos procedimien-
- ¿No será que no tienen conocimientos de base
tos con la verdadera investigación científica, se
suficientes?
trataría de hacer que los alumnos, en condiciones
De hecho estas distintas preguntas hacen refe- restringidas y bajo la tutela del profesor, se acer-
rencia a diferentes dificultades de aprendizaje de quen a la forma en que los científicos construyen y
los alumnos, acreditadas por la investigación psico- someten a prueba sus modelos, ya que sólo así po-
pedagógica y didáctica. Si partimos de la diferen- drán comprender la verdadera naturaleza del cono-
ciación entre los tres tipos de contenidos principales cimiento científico.
del currículo (Coll et al., 1992; Pozo, 1999b), pode-
Finalmente, como es sobradamente conocido,
mos pensar, tal como apuntan esas preguntas, que el
los alumnos tienen graves dificultades para com-
aprendizaje de la Ciencia requiere de los alumnos
prender los conceptos y principios en los que se ba-
adquirir nuevas actitudes, nuevos procedimientos y
san las teorías científicas. De hecho buena parte de
nuevos conceptos, cuyo aprendizaje resulta muy
la investigación didáctica en las dos últimas déca-
problemático (ver Pozo y Gómez Crespo, 1997).
das ha estado centrada en identificar algunas de es-
Así, la falta de interés de los alumnos está vin- tas dificultades conceptuales de los alumnos, carac-
culada a sus dificultades para asumir las actitudes y terizadas por la existencia de fuertes y muy
valores propias del trabajo científico y del aprendi- extendidas concepciones alternativas en los alum-
zaje de la Ciencia, bastante alejadas de las que ca- nos sobre numerosos fenómenos científicos, que se
racterizan al conocimiento cotidiano que los alum- muestran además muy resistentes al cambio en la
nos usan en otros contextos. La actitud pasiva, enseñanza. Aunque en el área de las Ciencias de la
acrítica y escasamente reflexiva con la que muchos Tierra estas concepciones no han sido tan investiga-
profesores perciben que sus alumnos reciben sus das como en otros dominios científicos, dispone-
conocimientos científicos, en las antípodas de lo mos ya de suficientes estudios que acreditan algu-
que debería ser la forma en que un científico aborda

14 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2000 (8.1)


nas de estas concepciones en los alumnos, como incorporar a un sistema cognitivo que, aunque a mu-
por ejemplo, las ideas de los alumnos sobre la for- chos profesores de Ciencias les cueste creerlo vien-
mación de las montañas, la aparición de fósiles en do los niveles de aprendizaje de sus alumnos, tiene
las rocas o la organización de diferentes estructuras tras de sí una larga historia filogenética y cultural
geológicas (Ault, 1994; Pedrinaci, 1996). Tal como que le hace muy eficaz en el mundo cotidiano aun-
veremos más adelante, estas concepciones o ideas que restrinja seriamente su capacidad de representar
de los alumnos son consecuencia de los principios el mundo mediante los modelos y teorías de la Cien-
en los que implícitamente se sustentan sus represen- cia, en este caso de las Ciencias de la Tierra.
taciones intuitivas del mundo, que están muy aleja- ¿Pero cuáles son los principios y las formas de
dos de los que asumen las teorías científicas que les procesamiento que organizan el conocimiento intui-
son enseñadas. Sólo trabajando sobre esos princi- tivo de los alumnos y que generan representaciones
pios en que se sustenta el conocimiento lograremos alternativas a las de la Ciencia? Desde nuestro pun-
que los alumnos comprendan el significado de los to de vista los alumnos, como todos nosotros, man-
conceptos científicos. tienen teorías implícitas, en este caso sobre la Tie-
De hecho, estas tres dificultades de aprendiza- rra, su composición, estructura y evolución, que se
je, que se conectan con las tres supuestas carencias apoyan en una serie de supuestos subyacentes, de
antes esbozadas -la falta de motivación, de capaci- naturaleza implícita, diferentes cuando no contra-
dad intelectual y de conocimientos previos- están puestos a los que de modo explícito o implícito sos-
muy relacionadas y cobran un nuevo significado si tienen las teorías científicas que se les enseñan
se analizan en términos positivos en vez de negati- (aunque en ocasiones muy similares a los que las
vos. No es que los alumnos carezcan de intereses, propias Ciencias de la Tierra han mantenido hasta
inteligencia o conocimientos para aprender Cien- tiempos muy recientes, como señala Pedrinaci,
cia, sino que la Ciencia requiere de ellos asumir 1998). Así, la comprensión de esas teorías científi-
unos motivos, una lógica y unos modelos que son cas, como por ejemplo entender la dinámica interna
muy diferentes de los que se requieren en la vida terrestre, o el origen y formación de las rocas y las
cotidiana, y por tanto el aprendizaje de la Ciencia montañas, implicaría superar las restricciones que
requiere que los alumnos construyan una nueva imponen esas teorías implícitas, que desde nuestro
mentalidad o racionalidad diferente de la que rige punto de vista se podrían analizar a través de tres
el conocimiento cotidiano. En términos cognitivos, dimensiones principales: epistemológica, ontológi-
diríamos que el aprendizaje de la Ciencia requiere ca y conceptual (Pozo y Gómez Crespo, 1998).
de los alumnos no tanto adquirir nuevos conceptos, La comprensión de los conceptos esenciales
habilidades y actitudes como un cambio represen- de las Ciencias de la Tierra, al igual que en otras
tacional, una verdadera revolución en la forma en Ciencias, requeriría un cambio en la naturaleza
que conciben y representan el mundo en que viven del conocimiento y los procesos mediante los que
y del que forman parte. se adquiere y modifica (cambio epistemológico),
un cambio en las entidades desde las que se inter-
EL APRENDIZAJE DE LA CIENCIA COMO pretan los fenómenos (cambio ontológico) y final-
CAMBIO REPRESENTACIONAL mente un cambio en la forma en que se estructu-
ran y organizan esas entidades en el marco de las
Frente a quienes creen que las formas de hacer y teorías (cambio conceptual). De esta forma, cons-
pensar de la Ciencia no son sino una prolongación truir el conocimiento científico implicaría un
de la forma natural y espontánea en que los seres cambio radical en la forma de concebir cada uno
humanos nos enfrentamos al mundo, que los niños y de estos principios que subyacen a las representa-
también los adultos resuelven sus problemas como ciones. En vez de ante una comparación dicotómi-
científicos intuitivos (Dunbar, 1995; Gopnik y Melt- ca entre formas cotidianas y científicas de cono-
zoff, 1997), de forma que la mente del niño y del cer el mundo, nos hallaríamos ante un continuo a
científico están formateadas de la misma manera, lo largo del cual habría que ir profundizando con
nosotros pensamos que la Ciencia requiere nuevos el fin de acercarse al sentido del conocimiento
formatos representacionales para la mente humana, científico. O dicho de otro modo, superar cada
de modo que los programas de la Ciencia no corren uno de estos principios implicaría trascender las
en la mente humana si ésta no se reestructura -o no restricciones o tendencias del procesamiento cog-
se reformatea- y que esto sólo es posible, aunque no nitivo natural, ir más allá de nuestro equipamien-
probable, a través de una instrucción cuidadosamen- to cognitivo de serie (Pozo y Gómez Crespo, en
te diseñada (Pozo, 1999a; Pozo y Gómez Crespo, prensa) en dominios concretos, como pueden ser
1998). O, dicho en otras palabras, una de las causas las Ciencias de la Tierra. Se trataría de tendencias
principales de la escasa comprensión de la Ciencia que no sólo aquejarían al pensamiento de los
por los alumnos es que las capacidades necesarias alumnos, sino al de todos nosotros en numerosas
para hacer Ciencia no formarían parte del equipa- situaciones en las que tendemos a usar el conoci-
miento cognitivo de serie de los seres humanos, sino miento cotidiano. Ese conocimiento cotidiano, y
que es un costoso extra cultural y educativo (Pozo y los supuestos en que se basa, se puede reestructu-
Gómez Crespo, en prensa). Y que por tanto aprender rar o reinterpretar a partir de otras formas de co-
Ciencia requiere dotar al alumno de unas capacida- nocimiento más complejas, pero raramente se
des, de unas formas de pensar, que son difíciles de abandona o se elimina de la mente del alumno, ya

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2000 (8.1) 15


que resulta de una gran eficacia cognitiva y adap- aún que el cambio se generalice o transfiera auto-
tativa. Por tanto, aunque esos diversos principios máticamente a otros principios o a otros dominios
se re-construyen de modo relacionado y solidario, de conocimiento (Pozo, 1999a).
ya que se exigen mutuamente, cambiar esos prin- Tal como muestra la Tabla 1, esa progresión des-
cipios en un dominio dado no necesariamente im- de los principios del conocimiento cotidiano hacia
plica abandonar las formas más simples, intuiti- los principios del conocimiento científico, que sin
vas, de conocimiento en ese dominio, y menos

Tabla 1, Tres dimensiones de cambio en el aprendizaje de las Ciencias de la Tierra (a partir de Pozo y Gómez
Crespo, 1998). Explicación en el texto.

16 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2000 (8.1)


duda requeriría un tratamiento igualmente progresivo comprensión de los cambios geológicos, responde-
en el currículo (Pedrinaci, 1998), puede analizarse a rían a una tendencia común, o natural, en nuestro
través de las tres dimensiones descritas en términos conocimiento cotidiano a interpretar las situaciones
de cambio epistemológico, ontológico y conceptual en términos de estados sucesivos o desconectados
(para una justificación más detallada de estas dimen- entre sí (Pozo y Gómez Crespo, 1998). Los alum-
siones véase Pozo y Gómez Crespo, 1998). nos perciben los diferentes estados de la materia
En un primer término, comprender la Ciencia (sólido, líquido, gas) como realidades diferentes, de
implicaría un cambio en la lógica a partir de la cuál la misma forma que sus profesores les perciben a
el alumno organiza sus teorías. Desde el punto de ellos en términos de estados (“los alumnos no están
vista epistemológico, en nuestro conocimiento co- motivados”, o “Laura es inteligente pero vaga”).
tidiano solemos asumir una posición realista, se- Interpretar un fenómeno en términos estáticos
gún la cual, el mundo es tal como lo percibimos o implica atribuir sus propiedades a ese estado (sea la
se muestra ante nosotros. Es así como los alumnos inteligencia o motivación del alumno, la dureza de
perciben la materia en Química como algo estático un líquido o una roca, o la altura de una montaña)
y continuo y también como perciben la Tierra co- más que explicar esas propiedades en función de
mo algo estático e inmutable, una de las mayores ciertos procesos causales. La aparición de estos pro-
dificultades para la comprensión de los cambios cesos en el conocimiento cotidiano se hace necesa-
geológicos (Pedrinaci, 1996), haciendo que la iden- ria cuando se hacen observables ciertos cambios en
tidad asumida entre la representación (el modelo los estados (el líquido se evapora, el alumno que
geológico) y el mundo observable sea una de las hasta ahora iba bien de pronto fracasa, se produce
mayores dificultades en el aprendizaje de estas dis- un terremoto, la capa de ozono se reduce…) que re-
ciplinas (Marques, 1998). Sólo asumiendo que quieren ser explicados. Dadas las dimensiones es-
nuestro conocimiento no es real, que, volviendo a paciales y temporales de los cambios geológicos, es
la feliz metáfora de Borges, nuestros mapas no son muy difícil que los alumnos lleguen a percibirlos y
nunca iguales a los territorios que representan, a sentirse necesitados a explicarlos, pero si logra-
pueden los alumnos entender adecuadamente la mos inducir esa necesidad a través de la enseñanza,
Ciencia que se les enseña. es probable que, lejos de adoptar explicaciones en
Los alumnos pueden suavizar este realismo in- términos de sistemas como los que propone la Cien-
genuo, asumiendo un realismo interpretativo según cia –sistemas en continuo movimiento, sin principio
el cual el mundo no sería tal como lo vemos direc- ni fin, basados en relaciones de equilibrio y conser-
tamente pero ciertos instrumentos o técnicas elabo- vación- los alumnos recurran a procesos causales
radas por la Ciencia nos permitirían verlo tal como lineales, que actuando en un momento dado y en un
realmente es, nos permitirían acceder a los verdade- solo sentido, den cuenta de la diferencia entre el es-
ros “mapas” del mundo geológico. Pero resulta mu- tado inicial y final. De ahí que les resulte más fácil
cho más difícil que asuman que lo que la Ciencia asumir un “catastrofismo ingenuo” o percibir la ac-
nos proporciona son modelos construidos para dar ción inmediata de agentes externos localizados (los
respuesta a los diferentes problemas que los cientí- efectos de una inundación o la erosión del viento)
ficos han tenido que ir resolviendo, pero que cada que comprender la dinámica de los sistemas terres-
uno de los modelos representa una perspectiva dife- tres (Marques, 1998; Pedrinaci, 1998). Al fin y al
rente, nunca completa, del mundo, al igual que los cabo, uno puede ver en televisión cada cierto tiem-
diferentes mapas de Londres que podamos imaginar po los efectos de ciertas catástrofes causadas por
representan diferentes perspectivas de Londres, pe- agentes identificables (el viento, la lluvia, la acción
ro ninguno de ellos es Londres. Aprender Ciencia humana) pero no puede ver ese fluir continuo de los
no es saber cómo son las cosas realmente, sino ser sistemas en acción.
capaz de imaginar o representarse de formas diver- Ahora bien, la conjunción e interacción de dife-
sas, cada vez más completas y complejas, los pro- rentes procesos en el marco de un sistema de interac-
blemas de los que se ocupa la Ciencia. ciones y equilibrios permite redescribir el significado
Pero para comprender esos modelos científicos de cada uno de esos procesos, que formarían parte de
se requeriría no sólo una determinada concepción nuevas estructuras conceptuales, cada vez más com-
epistemológica sobre su naturaleza, sino también, plejas (ver tabla 1). Desde la interpretación inicial de
utilizar ciertas entidades mentales, ciertas categorí- hechos aislados, centrada en lo observable y basada
as ontológicas, para representarse los fenómenos en acercamientos cualitativos, el conocimiento cien-
estudiados, y en eso también, como refleja la Tabla tífico requerirá de los alumnos interpretar los fenó-
1, las teorías implícitas de los alumnos se hallan menos en términos de procesos de creciente comple-
bien lejos de las formalizaciones explícitas de los jidad –en dimensiones espacio/temporales
científicos que se les exige aprender. Mientras que crecientes, con mayor precisión en la medición y la
los alumnos tienden a representarse el mundo en cuantificación–, que a su vez suelen ser un requisito
términos de estados, que describen cómo son o se para la comprensión de las relaciones en términos
ven las cosas, las Ciencias de la Tierra proponen de sistemas, tal como hace la Ciencia, donde lo re-
modelos basados en sistemas complejos y dinámi- levante no son sólo los procesos inmediatos que han
cos. Las interpretaciones fijistas o estáticas que ca- producido ese cambio en el estado de la materia si-
racterizan el pensamiento de los alumnos sobre los no el conjunto de interacciones que tienen lugar en
fenómenos geológicos y que dificultan tanto su el marco de un sistema en equilibrio dinámico.

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2000 (8.1) 17


LAS METAS Y LOS MÉTODOS DE LA EN- En suma, si parte de las dificultades de los
SEÑANZA PARA EL CAMBIO REPRESEN- alumnos para acercarse a las Ciencias de la Tierra
TACIONAL se deben a que estas proporcionan mapas del mun-
do bien diferentes de los que ellos perciben diaria-
Una característica esencial del cambio represen- mente, si queremos que los alumnos den a esos mo-
tacional es por tanto que cada nivel de análisis re- delos o representaciones un sentido cercano al que
presentacional no abandonaría los conocimientos del le atribuyen los científicos y sus profesores, la ense-
nivel anterior, sino que los integraría, o en términos ñanza de las Ciencias de la Tierra debe asumir co-
de Karmiloff-Smith (1992) los redescribiría, en nue- mo una de sus metas fundamentales ese cambio re-
vas categorías o niveles de análisis representacional, presentacional y como uno de sus métodos
de una mayor complejidad. Al igual que los diferen- fundamentales el acercamiento progresivo de am-
tes estados pasaban a relacionarse por medio de pro- bos tipos de conocimiento, el cotidiano y el científi-
cesos, los diferentes procesos se relacionan entre sí co (Pozo y Gómez Crespo, 1998). Se trataría de
dentro de un sistema. El cambio representacional no partir de lo concreto para, a partir de ello, ir cons-
tiene por qué suponer el abandono de las interpreta- truyendo una nueva forma de representar la Tierra
ciones más simples, sino más bien su reinterpreta- en la que viven.
ción o integración en otras más complejas (Pozo,
1999a, Pozo y Gómez Crespo, 1998). A determina- Pero al hacerlo debemos recordar el viejo dicho,
dos niveles de análisis un fenómeno puede represen- nunca más preciso que en este caso, de que si Ma-
tarse como un proceso lineal, o incluso como un es- homa, o en este caso Manolo o María, no acude a la
tado o un hecho, pero obviamente ello empobrece su Montaña, debe ser la Montaña la que acuda a Ma-
significado. Frente a la idea de que el conocimiento homa, a Manolo y María, a los alumnos, acercándo-
científico debe sustituir al conocimiento cotidiano, se a su forma de ver el mundo para a partir de ella ir
hoy debemos asumir que la función de la enseñanza construyendo nuevas estructuras conceptuales, ba-
de la Ciencia es promover una redescripción o expli- sadas en nuevos principios epistemológicos y onto-
cación de ese conocimiento cotidiano –tal como lo lógicos. Porque si seguimos esperando que sea Ma-
hemos analizado anteriormente a partir de la tabla 1- homa, o Manolo, o María, quienes vayan a la
en términos de modelos científicos más complejos y Montaña, será difícil conseguir que inicien alguna
potentes, lo cual requiere considerar también ese vez el feliz viaje del conocimiento.
cambio representacional como un sistema complejo
en el que al menos deberemos de considerar tres BIBLIOGRAFÍA
procesos de aprendizaje interrelacionados (Pozo y
Gómez Crespo, 1998): Ault, Ch. (1994). Research on problem solving: Earth
Science. En D. Gabel (ed.) Handbook of research on
• Una reestructuración teórica: frente a las es- science teaching and learning. N. York: Macmillan.
tructuras simplificadoras del conocimiento cotidia-
Baxter, J. (1995). Children’s understanding of astro-
no, basado en reglas asociativas de aprendizaje im-
nomy and the Earth Sciences. En: S. M. Glynn y R. Duit
plícito (covariación, contigüidad, semejanza, etc.) (Eds.) Learning science in schools. Hillsdale, N.J.: Erlbaum.
que se basan en una causalidad lineal, el conoci-
Claxton, G. (1991). Educating the inquiring mind.
miento científico requiere interpretar los fenómenos The challenge for school science. London: Harvester.
en términos de relaciones de interacción y conser- (Trad. Cast. de G. Sánchez: Educar mentes curiosas. El
vación dentro de sistemas tendentes a ciertos esta- reto de la Ciencia en la escuela. Madrid: Visor, 1994).
dos de equilibrio dinámico. Coll; C.; Pozo, J.I.; Sarabia, B. y Valls, E. (1992). Los
• Una explicitación de los conocimientos pre- contenidos en la reforma. Enseñanza y aprendizaje de
vios de los alumnos así como de las estructuras que conceptos, procedimientos y actitudes. Madrid: Santillana.
a ellos subyacen, diferenciándolos de las estructuras Dunbar, R. (1995). The trouble with science. Trad.
y modelos utilizados por las teorías científicas. Ello cast. de M. Ferrero: El miedo a la Ciencia. Madrid:
implica no sólo una reflexión o toma de conciencia Alianza, 1999.
del alumno sobre sus conocimientos implícitos, si- Duchsl, R.A. (1994). Research on the history and philo-
no también el dominio de los lenguajes y sistemas sophy of science. En D. Gabel (ed.) Handbook of research
conceptuales que permiten explicitar o redescribir on science teaching and learning. N. York: Macmillan.
esos conocimientos en términos de sistemas con- Duchsl, R.A. y Hamilton, R.J. (Eds) (1992). Philosophy
ceptuales más potentes. of science, cognitive psychology and educational practice.
Albany, N.Y.: State University of New York Press.
• Una integración jerárquica de las diversas for- Gopnik , A. y Meltzoff, A.N. (1997). Words, thoughts
mas de conocimiento cotidiano y científico. Frente and theories. Cambridge, Mass.: Cambridge University
al supuesto de que la enseñanza de la Ciencia debe Press. Trad. cast. de María Sotillo: Palabras, pensamien-
estar dirigida a que el alumno abandone su Ciencia tos y teorías. Madrid: Visor, 1999.
intuitiva, sus teorías implícitas, parece que la fun- Karmiloff-Smith, A. (1992). Beyond modularity.
ción de la instrucción científica debería ser más Cambridge, Mass.: Cambridge University Press. Trad.
bien ayudar al alumno a reconstruir y redescribir cast. de J.C. Gómez y María Nuñez: Más allá de la modu-
sus intuiciones, situándolas en un nuevo y más po- laridad. Mdrid: Alianza, 1994.
tente marco conceptual, pero sin abandonarlas, ya Koballa, T.R. (1995). Children’s attitudes toward le-
que forman parte no sólo de su sentido común sino arning science. En: S. M. Glynn y R. Duit (Eds.) Lear-
de su acervo cultural. ning science in schools. Hillsdale, N.J.: Erlbaum.

18 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2000 (8.1)


Marques, L. (1998). De la distribución de los conti- explicaciones y propuestas para la enseñanza. En L. del
nentes a la tectónica de placas: concepciones de los alum- Carmen (Ed.) Cuadernos de Formación del Profesorado
nos. Alambique, 18, 19-29 de Educación Secundaria: Ciencias de la Naturaleza.
Pedrinaci, E. (1996). Sobre la persistencia o no de las Barcelona: Horsori.
ideas del alumnado en geología. Alambique, 7, 27-36. Pozo, J.I. y Gómez Crespo, M.A. (1998). Aprender y
Pedrinaci, E. (1998). Procesos geológicos internos: en- enseñar ciencia. Del conocimiento cotidiano al conoci-
tre el fijismo y la Tierra como sistema. Alambique, 18, 7-17. miento científico. Madrid: Morata.
Pozo, J.I. (1996). Aprendices y maestros. La nueva Pozo, J.I. y Gómez Crespo, M.A. (en prensa) Más
cultura del aprendizaje, Madrid: Alianza allá del “equipamiento cognitivo de serie”:la comprensión
de la naturaleza de la materia. En: M. Benlloch (ed.) Ide-
Pozo, J.I. (1999a.) Sobre las relaciones entre el cono- as para una cultura científica. Barcelona: Tusquets.
cimiento cotidiano de los alumnos y el conocimiento cien-
tífico: del cambio conceptual a la integración jerárquica. Pozo, J.I.; Scheuer, N.; Pérez Echeverría, M.P. y Ma-
Enseñanza de las Ciencias, núm extra, junio 1999, 15-29. teos, M. (1999). El cambio de las concepciones de los
profesores sobre el aprendizaje En: J.M. Sánchez; Oñor-
Pozo, J.I. (1999b). Aprendizaje de contenidos y desarro- be, A y Bustamante, I. (Eds.) Educación Científica Ma-
llo de capacidades en la Educación Secundaria. En C. Coll drid: Ediciones de la Universidad de Alcalá
(ed.) Psicología de la instrucción: la enseñanza y el aprendi-
zaje en la Educación Secundaria. Barcelona: Horsori. Simpson, R.D.; Koballa, T.R.; Oliver, J.S. y Crawley
III, J.E. (1994). Research on the Affective Dimension of
Pozo, J.I. y Gómez Crespo, M.A. (1997). ¿Qué es lo Science Learning. En D. Gabel (ed.) Handbook of research
que hace difícil la comprensión de la ciencia? Algunas on science teaching and learning. N. York: Macmillan. 

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2000 (8.1) 19

Potrebbero piacerti anche