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Al fin, desde medio camino divisaron la ermita con las debidas precauciones se fueron aproximando, era que
temían ver salir, de un momento a otro, al solitario con el fusil en la mano o a su temible perro.
Pero, nada de esto sucedió. Al acercarse los aldeanos a la puerta, ésta permaneció vacía
Ya rendido ante el destino, Tupaete habló a sus hijos. Todos morirían. Sin embargo, para salvar la raza los mandó
a elegir entre todos sus hijos a los dos más fuertes, para meterlos en un mate gigante.
Así, los dos hermanos se mantuvieron protegidos hasta que Aguara-tumpa creyó extintos a todos lo chiriguanos
y dejó que los campos se secaran. Los niños crecieron y salieron de su escondite.
Los niños se encontraron a Cururu, un sapo gigante que les dio el fuego y les permitió sobrevivir hasta que fueron
suficientemente grandes para reproducirse y recuperar la raza chiriguana.
LEYENDAS RELIGIOSAS
LEYENDA E HISTORIA
El origen exacto de la imagen de la Virgen de Cotoca es desconocida, y como en tantos otros casos, la imaginación
popular la ha convertido en leyenda. Se conocen muchas leyendas sobre esta Virgen, aunque la más conocida
cuenta cuando dos leñadores se disponían a cortar un majestuoso y robusto árbol, encontraron en medio del
tronco la imagen de la Virgen María.
Cotoca probablemente nació como una poblacion pequeña formada espontáneamente por agricultores que
habitaban las praderas de la zona, en donde como puntos blancos en medio de la llanura surgen pueblitos y
caseríos como Paurito, Pailas, Tarope y otros. Cotoca fue en tiempos pasados pascana obligada de los viajeros a
la Chiquitanía y al Brasil y estuvo muy cerca del lugar a donde se trasladó por segunda vez la ciudad de Santa
Cruz, "la Vieja". Fue poblada por negros y mulatos, que trabajaron como esclavos en las haciendas vecinas, siendo
ellos la mayoría de la población hasta bien entrado el siglo 19
Mural que representa la leyenda sobre la aparición de la Virgen de Cotoca, construido por el escultor Germán
Miguel García Miranda.
Existen varias leyendas que explican la aparición de la Virgen de Cotoca. Una de las más populares la conocemos
por la pluma de Aquiles Gómez, quien relata que unos esclavos injustamente acusados por su patrón -un señor
de apellido Cortez- de haber asesinado a un hacendado, escaparon a los vecinos montes de Azuzaquí, y mientras
descansaban encontraron la imagen de la Virgen, escondida en el hueco del tronco de un árbol. La familia
fugitiva, de apellido Barroso, rezó para que la Virgen los ayudara, milagro que se produjo al descubrirse en el
pueblo a los verdaderos asesinos.
La imagen fue instalada en la casa rústica de los Barroso, en la parte norte del pueblo actual, y de allí fue venerada
en pequeños altares por propios y extraños. Al morir doña Elvira Barroso, el hijo y el viudo entregaron la imagen
a un rico ganadero, don Manuel Redentor Roca, quien le construyó el primer velatorio. "Es en esta forma que se
construyó el santuario de la Virgen María, de adobe y techo cubierto de canales de palma, en los terrenos de
don Redentor Roca, que en aquellos días ocupó la vereda sur con relación a la plaza del pueblo. Aquí, en este
mismo sitio y pasando los años, los familiares del hacendado, levantaron el segundo oratorio, de mayor
capacidad y de fachada más grande adonde llegaban los cientos de promesantes a pedir consuelo y en parte a
dar las gracias por las infinitas concesiones y milagros otorgados por la madre de nuestro señor jesus".